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Trueque y Economía Solidaria
Susana Hintze (Editora)

2. Los estudios sobre el trueque en la Argentina

Las investigaciones empíricas sobre el trueque

c) Estrategias de supervivencia y de reinserción social y laboral (nodo de Bernal)

 

Javier Parysow y Javier Esteban Bogani (2002) analizan el trueque en términos de estrategias de supervivencia y de reinserción social y laboral de mujeres pobres de larga data y de sectores medios empobrecidos, que participan en los nodos del Club del Trueque ‘La Bernalesa I’ y ‘La Bernalesa II’ (Red Global del Trueque, Bernal) y se interrogan sobre los efectos del trueque sobre los procesos de desafiliación social y laboral en que están inmersas.1

 

Como resultado del estudio, y a partir de los testimonios de las entrevistadas, los autores encuentran que el trueque es vivido como una actividad transitoria, cuyo desenlace no pueden anticipar: “El trueque funciona a modo de una economía entre paréntesis, en el decir de sus participantes como un ‘mientras tanto’, en el sentido en que se instala en una trayectoria de inserción económica y laboral de sus participantes permitiéndoles no quedar desocupados al mismo tiempo que les brinda la oportunidad de adquirir servicios y/o bienes e incrementar saberes y resignificar competencias. Esto ocurre, claro está, a la espera del final de la actual recesión económica. Es decir, al cierre de ese paréntesis que se inició con la pérdida del empleo. De la pertenencia a cada uno de los grupos de mujeres dependerá la forma en que sea resuelto ese cierre de paréntesis, es decir, en el caso de las mujeres empobrecidas quizá signifique una nueva participación en la economía formal; para las mujeres pobres quizás esto tome otro tiempo y, ese cierre, se demore aún un poco más”.

 

En relación con los procesos de desafiliación social, el estudio rescata los aspectos regenerativos del tejido social que contiene el trueque, no sólo en lo referido al acceso a bienes y servicios, sino también a la “dignidad de producir u ofrecer algo propio” (y lo que esto implica en la valorización del propio trabajo), refundar vínculos, posibilitar intercambios sociales, e incluso constituyéndose, a partir de ello, en un “antídoto contra el aislamiento y la depresión”: “En todo caso, queda clara la profunda utilidad social y económica del Club del Trueque, no sólo como ámbito donde las mujeres pobres y empobrecidas pueden acceder a bienes y servicios básicos –y no tan básicos–, donde pueden ejercitar la solidaridad y la ayuda mutua, sino también como una plataforma formativa y de actualización de conocimientos previos que será de utilidad para el desarrollo de nuevas pequeñas empresas al momento de la recuperación económica [..] no es menos cierto que el acceso a ciertos bienes y servicios brinda la oportunidad de recobrar un sentido de pertenencia a una comunidad reconstituyendo, al menos en parte, una posición social perdida.

 

[…]Otro aspecto igualmente importante es el hecho de que muchas de las mujeres entrevistadas consideran y utilizan al Club del Trueque como un ámbito de intercambio social. Finalmente, es de suma relevancia el aspecto emocional, sobre todo en lo relativo a cómo enfrentar ciertos tipos de depresión, que le otorgan las mujeres a los intercambios que se desarrollan en el Club del Trueque. Observan en él la posibilidad de evitar el aislamiento que conlleva toda falta de trabajo [..]En un espacio en el que tienen lugar nuevas prácticas comerciales también puede tener lugar, en un sentido más amplio, a la refundación de vínculos sociales básicos como, por ejemplo, el sentimiento de pertenencia a una comunidad de iguales. En este sentido su importancia es fundamental. Son cada vez menos los espacios donde la gente se siente entre iguales y más los espacios a los cuales no pueden acceder”.

 

Junto con ello encuentran, a su vez, casos en donde las actividades desarrolladas por las mujeres pobres y empobrecidas implican estrategias de carácter defensivo, que sólo alcanzan para detener los procesos de desafiliación social y laboral, acceder a medios de supervivencia, pero sin lograr salir del contexto de pobreza en el cual se hallan inmersas.

 

De ese análisis surgen los límites del trueque para constituirse, por sí mismo, en una respuesta a la pobreza: “Es claro que el trueque no brinda ni impulsa las condiciones macroeconómicas necesarias para la recuperación económica, pero sí colabora en construir las condiciones microeconómicas básicas para apoyar dicha recuperación sobre un terreno sólido y fértil: el desarrollo del capital social y las habilidades de gestión económica y producción por parte de los sectores pobres y empobrecidos de la población, y en este caso específico de las mujeres pobres y empobrecidas”.

 

También registran en el trueque problemas como el aumento desmesurado de precios o ciertas prácticas deshonestas, la estafa, el engaño comercial, semejantes a los hoy predominantes en el mercado formal: “La fragilidad del Club del Trueque como mercado es extrema, hemos visto la facilidad con que se dan aspectos nocivos del mercado formal o ‘afuera’ como la inflación pronunciada y la competencia desleal (como ser el caso de estafar vendiendo un producto adulterado). Al mismo tiempo la capacidad de ahorro e inversión es mínima, en tanto uno de los principios básicos del trueque es que los créditos no se pueden ni deben acumular2. Junto a esta limitación interna encontramos otra limitación fundamental de carácter externo, como es el caso de los ‘cuellos de botella’ para conseguir ciertos insumos. Si bien ha habido ciertos intentos para expandir las cadenas de valor hasta las materias primas estas experiencias son puntuales y relativamente aisladas. “Estas limitaciones (de ahorro e inversión, y de ‘cuellos de botella’ en la cadena de valor) nos llevan a afirmar que difícilmente las mujeres pobres y empobrecidas puedan salir del contexto de pobreza del cual generaciones de su propia familia vienen sufriendo o al cual fueron empujadas por el crecimiento de la desocupación en los años noventa y la recesión de fines de la década del noventa y principios del dos mil”.

 


1. El estudio se realizó con una metodología de estudio de caso con entrevistas y observación participante (17 entrevistas personales a una muestra intencional integrada por 8 mujeres pobres y 9 empobrecidas). También se entrevistó a un socio fundador de la Red Global del Trueque como informante clave y a otros 4 participantes del trueque (‘prosumidores’ hombres e integrantes de apoyo a la organización de los nodos estudiados). La muestra se elaboró en base a tres criterios a partir de los que cada mujer entrevistada pasó a integrar uno u otro grupo. Estos criterios fueron: a) su trayectoria socioocupacional, b) su anterior y actual acceso a distinto tipo de consumos y c) la anterior y actual inserción educativa, social y laboral de su grupo familiar.

2. En este punto parece que el ensayo propone que exista acumulación de capital (vía ahorro e inversión) en el intercambio, dónde sólo se realiza valor. Es a su vez una proposición contradictoria con la que demanda –correctamente– la expansión de las cadenas productivas.


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