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Trueque y Economía Solidaria
Susana Hintze (Editora)4. Valores y funciones de las comunidades de trueque
Un mercado es una red de intercambio material. Sin embargo, es también una red de intercambios simbólicos (incluido el mismo carácter simbólico del dinero), afectivos, etc. En el caso de las redes de trueque, se pretende que la motivación por el contenido simbólico sea mucho más fuerte que por el material. Esa red de intercambio entre los excluidos del mercado capitalista debe facilitar la circulación creando su propia unidad de cuenta y medio simbólico de cambio: un dinero local.
El dinero, como convención social, cumple su función en tanto los miembros de la red lo acepten como representante de valor de cambio y base de los contratos. Pero a esto se agrega que los impulsores de las comunidades de trueque marcan la diferencia entre una comunidad voluntaria y movida conscientemente por objetivos trascendentes y un mercado que se impone a las espaldas de los participantes.
Sin embargo, dado el pragmatismo predominante es probable que el sentido económico individual de participar en la red de trueque no sea constituir o reproducir una comunidad, sino resolver las propias necesidades mediante el intercambio de trabajos particulares. Por supuesto que otros significados o relaciones morales pueden ser sobreimpuestos como condición para participar, y en algunos casos ser lo que motiva la participación, pero conviene distinguir ambos aspectos.
Por lo demás, en el trueque per se, como en el mercado capitalista, puede haber intercambio desigual (como cuando alguien aprovecha la extrema necesidad de otro para forzarlo a aceptar proporciones no equitativas de intercambio, o bien por falta de información adecuada respecto al valor de los bienes o servicios intercambiados), o ser vehículo de relaciones de explotación de clase, género o generacional (en las relaciones de producción de los productos intercambiados), valores considerados negativos (droga, prostitución, etc.). Lo que nos indica que desde una perspectiva moral hay que vigilar tanto las relaciones de intercambio como las de producción y consumo.
La definición de la tasa de intercambio o precio relativo lleva a plantear la cuestión del precio justo o adecuado.1 La primera noción (precio justo) tiene una connotación moral. Se puede argüir que la relación de precios justa responde a un tratamiento igualitario de los trabajos incorporados en cada bien o servicio, igualando horas de trabajo y, por tanto, a las personas, independientemente de la calificación o eficiencia de los trabajos realizados, o bien ponderando los estados de necesidad de los participantes. La segunda noción (precio adecuado) se refiere a precios que aseguren la reproducción simple o ampliada de las capacidades (calidad de vida) y sus portadores individuales y del sistema en su conjunto. Pero no se trata de un precio monetario que cubra costos de insumos y un salario equivalente al que paga el capital, sino de un valor compensado con trabajos o productos de otros miembros de la comunidad.
En consecuencia, la reproducción ampliada (incluyendo un nivel de calidad de vida culturalmente adecuado y motivador para seguir participando en la red) del trabajo de unos no puede realizarse sin tener en cuenta la de otros. Esto contribuye a desarrollar la conciencia de solidaridad orgánica (la función y reproducción de una parte es objetivamente dependiente de la de los otros) que se ha perdido en la alienación de la sociedad de mercado. Para impedir que el objetivo de mejoría personal tienda a imponer la ley de la competencia y el juego de suma-cero, la clave es aumentar la productividad del trabajo de todos sin caer en bloqueos externos, al requerir recursos que no puedan obtenerse dentro de la comunidad o mediante el intercambio con otros sistemas. Sin embargo, siempre es necesario vincularse con esos sistemas, sobre todo en sociedades urbanas.
La red insume de su medio externo (es decir, de agentes que no participan de la red) recursos que no puede proveer o que no puede proveer en condiciones ventajosas: medios de consumo, insumos y medios de producción para la producción de los medios de consumo, y el dinero para acceder a ellos lo obtiene mediante el trabajo asalariado, o la venta por dinero de bienes y servicios al mercado externo, o bien temporalmente mediante préstamos (pero los préstamos deben ser pagados en la misma moneda en que se reciben).
1. El concepto de precio de mercado supone mecanismos que tienden a que un mismo producto tenga un mismo precio en las diversas transacciones. Tal como en el mercado, en las redes de trueque reales debe admitirse cierta variación al respecto. Por ejemplo, cuando hay limitación de oferta, la demanda compra todo a diversos precios (las tartas a 4C$ desaparecen primero, pero después las de 8C$), sin formase un precio normal o que refleje la equivalencia del trabajo gastado. 268
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