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LAS CLASES DE EFICIENCIA
Roberts distingue tres tipos de eficiencia (véase Brealey y Myers, 1988, pág. 297, donde se cita el trabajo inédito de Roberts, 1967):
Eficiencia débil; es cuando el precio refleja toda la información histórica, las series de datos históricos no contienen información que pueda ser usada para obtener rentabilidades extraordinarias.
Eficiencia semifuerte; cuando el precio refleja toda la información pública, tal es el caso del anuncio de los beneficios anuales o de los tipos de interés. En este caso sólo sería posible obtener rentabilidades extraordinarias mediante la utilización de informaciones privilegiadas, si éstas existen.
Eficiencia fuerte; el precio refleja toda la información existente, en tal caso nadie puede obtener una rentabilidad extraordinaria mediante la utilización de informaciones privilegiadas, bien porque no existen, bien porque son públicas.
Resumiendo, un mercado es eficiente, cuando utilizando información no podemos lograr rentabilidades extraordinarias por estar esa información contenida en el precio. Veamos algunos ejemplos:
Si los precios de un valor se mantienen estables y suben sistemáticamente todos los años en la misma fecha, por ejemplo cuando se publica la memoria de la empresa, los especuladores podrán comprar antes de la subida y vender después, obteniendo rentabilidades extraordinarias. No todos los años ganarán lo mismo, algunos podrán perder, pero aplicando esa política normalmente ganarán y consecuentemente la aplicarán. Si esto sucede el mercado no será eficiente en su forma débil, pues el uso de la información histórica permite obtener rentabilidades extraordinarias. Pero, tal como antes comentábamos, será precisamente la actuación de los que no creen en la eficiencia la que propiciará que ésta se cumpla; la actuación generalizada de especuladores en el sentido expuesto llevará a que los precios suban antes de la publicación de la memoria y bajen después de ella, con el tiempo esta irregularidad se irá mitigando y se dará una subida paulatina que es lo que aconseja la marcha de la empresa.
El denominado análisis técnico trata de aprovechar la información histórica mediante el uso de sistemas como gráficos, filtros, etc. Si la eficiencia débil se da, estos sistemas carecen de fundamento.
Si el mercado utiliza incorrectamente la información pública, o no la utiliza, nos encontraremos ante una situación de ineficiencia semifuerte. Supongamos que una empresa hace público que va a cambiar el sistema de valoración de sus activos (sin que esto tenga incidencia fiscal), evidentemente esto no afectará a las expectativas de flujos de caja a recibir por los accionistas, luego no debe afectar a la valoración de las acciones (bastante similares a este caso son las ampliaciones de capital con cargo a reservas, los dividendos en acciones, etc.); si lo hace habrá una ineficiencia. Lo mismo sucede si no utiliza correctamente informaciones que sí afectan (p.ej. una variación en los precios del petróleo). Tales ineficiencias permitirán a los que se den cuenta de ellas obtener rentabilidades extraordinarias, y si son muchos llevarán al mercado hacia la eficiencia.
Cuando se pueden obtener informaciones privilegiadas y con ellas lograr rentabilidades extraordinarias, nos encontramos ante una ineficiencia en su sentido fuerte. Pensemos en las carteras gestionadas por profesionales, éstos normalmente poseen informaciones que no llegan al público general. Si el precio no tiene en cuenta tales informaciones, se pueden lograr rentabilidades extraordinarias, y esas carteras serán más rentables que la media del mercado. Sólo si tal tipo de información llega a mucha gente será posible que el juego del mercado lleve a éste a la eficiencia en su forma fuerte. Como esto es difícil suele regularse la utilización de la información privilegiada (sobre el "insider trading" véase Mora del Río, 1988).