El ámbito conjetural de las ciencias sociales

 

En las ciencias sociales en general, el ámbito conjetural está dado fundamentalmente por la comprensión como fuente de hipótesis generales. Nos habíamos referido a esta cuestión al explicar la posición de K. Popper al respecto (cap. 1, punto 1). Eso era así dada la estructura formal básica de dichas hipótesis generales: dado un conjunto de circunstancias X, el comportamiento humana tenderá a ser X1. La relación entre el conjunto de circunstancias y el comportamiento no es necesaria, tanto por razones metodológicas como por razones ontológicas. La razón metodológica es que la relación así concebida es conjetural. La razón ontológica es el libre albedrío, como tesis tomada prestada de la antropología filosófica.

Esto último implica que la contingencia típica del método de conjeturas y refutaciones presenta en ciencias sociales la siguiente peculiaridad: mientras que en las ciencias naturales se podría hablar de una contingencia de re por el el lado del objeto (en la medida que, por razones metafísicas, se acepte cierto  indeterminismo en el mundo físico)94, en las ciencias sociales tenemos certeza de que tenemos una contingencia que realmente proviene de su objeto de estudio (las interacciones humanas), pero esa contingencia está causada en este caso por una perfección del objeto (el libre albedrío del ser humano)95, mientras que la eventual contingencia de re (real) del mundo físico proviene de una privación del mismo (la posibilidad de falla de la causalidad física).

Pero hay otro motivo por el cual las ciencias sociales presentan una contingencia no sólo metodológica -en el ámbito conjetural- sino también ontológico: en cuanto que se podría decir también -como ya hemos visto- que su objeto de estudio, en cuanto a procesos, puede ser caracterizado como diversos tipos de órdenes espontáneos en el ámbito social. Y ya hemos visto que esos órdenes espontáneos presentan un resultado final que no necesariamente se alcanza. Ese "no necesariamente" no alude a una cuestión metodológica, sino a algo presente intrínsecamente en la acción humana: nuevamente, su libre albedrío, a parte de la limitación del coocimiento, no del investigador social -que también la padece- sino por parte de cada persona que interactúa. Esta limitación del conocimiento ya no es una perfección en sí misma, si bien la mayor parte de las veces deriva de que ningún humano puede preveer con certeza el curso de acción futura de una acción libre.

En la economía política en particular, hemos visto que el nivel de conjeturalidad de su programa de investigación deriva del conjunto de sub-hipótesis auxiliares (de nivel universal) que NO son deducibles del sub-núcleo central praxeológico (ver cap. 3ro., punto 1). Ellas eran: las antropológicas, sociológicas e institucionales. No volveremos a describirlas. Pero destacaremos ahora con más detalle qué tipo particular de conjeturalidad presentan.

En el caso de las antropológicas -la alertness y la maximización monetaria- su contingencia onotológica es tanto por el lado esencial como existencial. Esto es, no sólo no hay necesidad ontológica de la existencia de un determinado grado de ambos factores, sino que tampoco son propiedades necesarias -accidentes propios- de la conducta humana una vez que existe al menos un ser humano; excepto que se sostenga que un grando mínimo de "alertness" es condición necesaria para la subsistencia del sujeto actuante96.

En el caso de las sub-hipótesis auxiliares "sociológicas" aumenta su necesidad ontológica, en cuanto que es posible realizar una descripción fenomenológica y por ende de atributos esenciales de lo que es la cooperación sociales en sí misma y cuáles son sus implicaciones necesarias. Desde luego, la presencia de la cooperación social sigue siendo contingente desde un punto de vista existencial.

En el caso de las sub-hip. de tipo jurídico, se puede decir que en la medida que sean las necesarias para el funcionamiento del mercado, son contingentes a partir de la noción misma de cooperación social; esto es, puede haber cooperación social en ausencia de mercado y, por ende, de las condiciones juríricas para el mismo. De todos modos, y como en el caso anterior, puede efectuarse un análisis fenomenológico de las esencias jurídicas que describen. Empero, en cuanto a programas de investigación que expliquen mediante un órden espontáneo el origen de instituciones juríricas favorables al mercado, esa descripción será afectada por la contingencia ontológica y metodológica descripta en el punto anterior.

Como ya hemos dicho, el hecho de que ninguna de estas sub-hipótesis auxilares se desprenda del sub-núcleo central praxeológico es lo que constituye a la economía política en un programa de investigación que describe un órden espontáneo denominado mercado. Por ello, como dijimos en otra oportunidad, "la ciencia -como dice Mises- no es mera gimnasia mental; aspira a buscar la verdad, lo cual implica buscar una descripción del mundo que se acerque a éste tal cual es. Y para ello debemos saber si las condiciones no-praxeológicas están efectivamente presentes o no. Y, como hemos dicho, no hay modo de saberlo, sino con el testeo empírico indirecto tal cual lo hemos explicado"97. Todo lo cual de ningún modo obsta a la presencia de los factores no-conjeturales -fenomenología y praxeología- que son necesarios en la elaboración a priori (a priori del testeo) del programa de investigación.


94 Hemos desarrollado este tema en nuestro libro Popper: búsqueda con esperanza (op. cit.), parte II, cap. 5.

95 Ver Santo Tomás, Suma Contra Gentiles, libro III, cap. 73.

96 Ver al respecto nuestra tesis "Fundamentos...", op. cit., parte III, punto 3, c).

97 Ver nuestro art. "Machlup: un puente entre Mises y Lakatos", op. cit., p. 181.