Alejandro A. Tagliavini
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Notas al Capítulo V
(1) Probablemente fue el franciscano Jean Buridan de Bethune (1300-1358) el primero que explicitó la teoría del dinero, de modo realista, como fenómeno del mercado, es decir, que la moneda nace naturalmente como mercancía (cfr. 'Historia del Pensamiento Económico', Murray N. Rothbard, Unión Editorial, Madrid 1999, Vol. I, pp. 104-5), teoría que luego es desarrollada por varios escolásticos. Así "El valor de la moneda, indudablemente, es como el valor de todo lo que hay bajo el sol; queda determinado de acuerdo con el precio que ellos (la gente) están dispuestos a asignar", aseguró J. M. Dominguez ('Discursos Jurídicos', Madrid 1732, aprobado por la Inquisición "por no contener cosa que se oponga a nuestra Santa Fe Catholica y buenas costumbres"). En fin, en cualquier caso, es interesante notar que "... aunque habitualmente supongamos que existe una línea determinada para distinguir lo que es dinero de lo que no lo es -y la ley generalmente intenta hacer tal distinción- en lo que se refiere a los efectos causales de los eventos monetarios no se aprecia una diferencia clara. Nos encontramos más bien con una continuidad en la que objetos con distintos grados de liquidez, o cuyos valores fluctúan independientemente de los demás, se confunden unos con otros en la medida en que funcionan como dinero (ver J. R. Hicks, 'A Suggestion for Simplifying the Theory of Money', Económica, Febrero 1935)", según asegura Friedrich A. Hayek en 'La Desnacionalización del Dinero', Ediciones Folio, Barcelona 1996, p. 55.
(2) Los métodos electrónicos para la transferencia de fondos, que hoy se están empezando a utilizar (con un costo muy bajo), parecieran perfilar una sociedad en la cual el dinero estatista podría caer en desuso. Y, quizás, ser reemplazado por dinero emitido privadamente en forma de saldos inscritos en 'tarjetas inteligentes', o cargados en computadoras personales. Estos podrían transferirse mediante 'billeteras electrónicas' o computadoras conectadas a través de Internet. Los saldos de las tarjetas inteligentes, que pueden transferirse sin que sea imprescindible la participación de bancos, podrían convertirse, en el futuro, en el equivalente del billete de banco privado (ver Frank Browne y David Cronin, 'How Technology is Likely to Mould the Future Shape of Banking', Irish Banking Review, Autumn 1994, 3-29; ver también Steven Levy, 'E-Money (That's What I Want)', Wired, December 1994, p. 174; y Lawrence H. White, 'Spending Money Freely', The Freeman, May 1995, p. 296). En este sentido, sin duda resulta sugestiva la siguiente afirmación de Andy Kessler según quien "El dólar está respaldado, al menos sentimentalmente, por el oro sentado en Fort Knox. Este papel de Internet, en cambio, está respaldado por empresarios inteligentes que trabajan como perros a lo largo de la noche para cambiar al mundo. Un poco bizarro, sin duda. Pero aquí es adonde el mundo, y todos nosotros, estamos siendo dirigidos". Sin olvidar que la apreciación de estos papeles (stocks) de Internet "puede desafiar la ley de gravedad, inducir el sangrado nasal y provocar vértigo. Pero esto no significa que sea muy alta", 'The Upside-Down World of High-Tech', The Wall Street Journal, New York, July 19, 1999.
(3) Quizás, el hito histórico más significativo, en Occidente, se produjo en el siglo V antes de Cristo cuando Atenas conquistó el dominio del área mediterránea imponiendo el curso forzoso de su moneda. Luego, el líder ateniense Solón, debasó las monedas provocando la primera inflación registrada de la historia.
(4) Un dominico y escolástico español, Martín de Azpilcueta Navarro (nacido en 1493), en su 'Comentario Resolutorio de Cambios' (1556), escribió que "el dinero vale más donde y cuando ay falta del, que donde, y cuando ay abundancia". Por su parte, otro escolástico español, Luis de Molina, afirmó que "...siempre que la moneda sea más abundante será menos valiosa con el propósito de comprar bienes...pero donde es escasa...será más valiosa...Siempre que la demanda de moneda sea mayor, ya sea para comprar o transportar bienes...o para cualquier otra razón, allí su valor será más alto", 'De Iustitia et Iure' (Moguntiae, 1614), disp. 406, cols. 704-705 (citado por Alejandro A. Chafuén, 'Christians For Freedom', Ignatius Press, San Franciso, USA, 1986, p. 77). En fin, según lo que podríamos llamar la 'escuela clásica' de la teoría monetaria, la curva de oferta y demanda simplificada tiene que ver con que: "Las presiones inflacionarias están positivamente relacionadas con la velocidad de las transacciones y la liquidez de los bienes medio de intercambio del modo representado por los modernos índices 'divisia' de oferta monetaria. Aceptando que los bienes tienen una 'premia' diferencial por liquidez, los bienes con alta liquidez tienen un mayor impacto sobre los precios que los bienes con baja liquidez", Tyler Cowen & Randall Kroszner, 'Explorations in the new monetary economics', Blackwell Publishers, Cambridge, Mass. 1994, p. 51. Nótese que no necesariamente tiene que ser dinero sino, también, certificados por especies o especies. De hecho, hoy en día, a ningún economista se le ocurriría hablar de dinero sin incluir los depósitos bancarios a la vista redimibles en dinero corriente a la par (M1). En una definición más amplia, se suelen incluir los depósitos de ahorro de bancos comerciales, los depósitos en cajas de ahorro, las acciones o participaciones en bancos de ahorro y préstamo y los valores de rescate en efectivo de compañías de seguros de vida, todos redimibles en dinero corriente a la par. Ahora, lo que confunde, en la cita anterior, es que se refiere al 'impacto sobre los precios', dando la idea de que queda impactado el precio de los bienes en general, cuando está claro que estos no cambian, en principio, ni su 'situación objetiva' ni su 'situación subjetiva', por algo que les es extraño como la liquidez (o velocidad) de los bienes medios de intercambio. Está claro, pues, que lo que queda impactado es el precio de los bienes medios de intercambio. Si éste es único (existe una sola moneda 'legal' en el mercado), entonces sí puede decirse que existe 'impacto sobre los precios' (inflación o deflación) en general, por cuanto, los 'precios' dejan de reflejar la situación propia ('objetiva' o 'subjetiva') de cada bien, en particular, en relación al proceso distributivo (que es para lo que sirven los precios en el mercado natural, según vimos) para reflejar la relación que con ellos tiene el único modo de intercambio.
(5) El sistema monetario natural tiene un buen precedente histórico. Efectivamente, durante la primera mitad del siglo pasado, un sistema bancario 'libre' existió en Escocia. Bancos privados, en competencia, emitían notas bancarias que eran convertibles en especies, y las personas tenían el derecho de usar la moneda de su elección (ver Lawrence H. White, 'Free Banking in Britain: Theory, Expirience, and Debate 1800-1845', New York: Cambridge University Press, 1984).
(6) Recordemos que, en definitiva, al igual que en cualquier actividad empresaria, es el mercado natural el que manda, el que decide las cosas. Y el empresario será exitoso en la medida en que sepa adaptarse a estas demandas. Ante una oferta de oro determinada, éste tendrá un precio al cual, por ejemplo, un banquero puede comprar una determinada cantidad, con el fin de establecer una moneda convertible en el metal amarillo. Si, el empresario en cuestión, luego emite certificados, billetes, por más oro del que compró, lo que habrá hecho es 'aumentar' la oferta del metal en el mercado. Con lo que, el precio del oro tenderá a bajar y, entonces, en principio, habrá perdido dinero, porque habrá bajado el precio de su capital real. Pero, quizás haya logrado, en el ínterin, colocar la suficiente cantidad de certificados a buen precio, de modo de garantizarse una buena ganancia. Aun corriendo el riesgo de que ocurra una corrida y se le demande todo el oro de los certificados, que no tiene. Pero, en este caso, podría haberse cubierto con un seguro bancario. En fin, lo que quiero significar con esto es que, por un lado, podrían ocurrir malos manejos empresarios, pero que, en definitiva, quedarán siempre autorregulados y controlados por el mercado natural. En definitiva, que cuando el mercado opera intrínsecamente, es él el absoluto soberano y no los empresarios. Para una teoría que intenta explicar cuales son los límites económicos, para la cantidad de billetes rescatables, que puede crear voluntariamente un emisor privado, en un sistema bancario 'libre', puede verse Lawrence H. White, 'Free Banking in Britain', Cambridge University Press, UK, 1984; también George A. Selgin, 'The Theory of Free Banking', Rowman and Littlefield, Totowa N.J., 1988.
(7) Entre quienes veían con simpatía el patrón oro, están los liberales Ludwig von Mises (cfr. 'Theory of Money and Credit', Yale University Press, New Haven, 1953) y Jacques Rueff (cfr. 'The Monetary Sin of the West', Macmillian Co., New York, 1972). Ver también Michael A. Heilperin, 'Aspects of the Pathology of Money', Michael Joseph, Ginebra 1968.
(8) Ver Lawrence H. White, 'La privatización de los sectores financieros', en 'Privatización y Desarrollo', Editorial Trillas, México 1989.
(9) Sin olvidar, por cierto, que el desarrollo de la economía ha ido de la mano de un sustancial mejoramiento en los servicios financieros y bancarios. Ver, por ejemplo, Goldsmith, R. W., 'Financial Structure and Development', Yale University Press, New Haven 1969; y Drake, P.J., 'Money, Finance and Development', John Wiley & Sons, New York 1980.
(10)"...aproximadamente el 35 por ciento de los activos bancarios (en América Latina) corresponde a entidades públicas (estatales)... En estos casos es prácticamente imposible que tengamos un sector financiero eficiente cuando existe un peso tan alto de bancos que no se manejan con criterios estrictamente comerciales y que jamás se han podido manejar así", Guillermo Perry, del Banco Mundial (irónicamente, un banco estatal, multinacional), conferencia pronunciada el 20 de mayo de 1997 en Buenos Aires durante la convención de ADEBA. Aunque éstos datos no tienen validez como argumentación científica estricta, ni necesariamente están relacionados entre sí, veamos algunos ejemplos ilustrativos: en 1997, en la Argentina, la banca estatal sobre el patrimonio total de los bancos, representaba casi el 33 por ciento, mientras que en los EE. UU. era sustancialmente menor; en la Argentina, los prestamos incobrables sobre los prestamos totales, representaban casi el 12 por ciento, en el país del norte menos del 1 por ciento; los depósitos bancarios argentinos en relación al PIB, en 1995, eran de alrededor del 13 por ciento, los norteamericanos alrededor del 49 por ciento. En fin, lo cierto es que los bancos centrales (la Reserva Federal en los Estados Unidos), por ejemplo, pueden garantizar que todos los bancos se expandan de manera conjunta, proporcionar a las entidades bancarias de todo el país las reservas que necesitan y prestar dinero a aquellas que se encuentran en dificultades, con lo cual pueden originar una expansión mucho mayor, y coordinada centralmente, de la oferta monetaria (para un interesante análisis de la naturaleza inflacionaria de la Reserva Federal puede verse C. A. Phillips, T. F. McManus y R. W. Nelson, 'Banking and the Business Cycle', Macmillan, New York 1937. pp. 21 y ss). Algunos banqueros privados suelen beneficiarse, por cierto, porque obtienen dinero sin más que pedírselo al burócrata. Así, Oscar B. Johannsen, criticó en los siguientes términos un informe de una Comisión de la Asociación de Banqueros Norteamericanos: "... la Comisión aparentemente acepta sin cuestionamiento el principio fundamental de que la moneda, la banca y el crédito giran en torno al estado y que... éste debe controlar los asuntos monetarios a través de la acción política... es un sistema bancario socializado, desde que la esencia del socialismo es el control y la dirección gubernamental de lo que tendrían que ser empresas privadas", 'Advocates Unrestricted Private Control over Money and Banking', The Commercial and Financial Chronicle, 12 de junio de 1958.
(11) De aquí la importancia de la libertad de precios, en este caso, de fijar las tasas de interés (ver, por ejemplo, Ronald I. McKinnon, 'Money and Capital in Economic Development', Brookings Institution, Washington 1973).
(12) "Puede suceder que sobrevengan problemas y que no tenga el dinero que prestó. ¿No tiene todo este sufrimiento debido a privación que merecer una recompensa, y no tiene algún valor?", Felipe de la Cruz, escolástico español, 'Tratado Unico de Intereses Sobre si se Puede LLevar Dinero por Prestallo', Madrid: Francisco Martinez, 1637, p.8. "...que si un comerciante deposita efectivo en un banco, el banco le garantizará la paga de una suma mayor...porque es muy rentable para un banquero el tener efectivo disponible. No hay maldad en esto", Domingo de Soto, escolástico español, 'De Iustitia et Iure' (Madrid: IEP, 1968) bk. 6, qu. II, art. 1 (citados por Alejandro A. Chafuén, 'Christians For Freedom', Ignatius Press, San Franciso, USA, 1986, pp. 145-146). En fin, de cualquier modo "El ingreso es una serie de eventos. De acuerdo con la moderna teoría de la relatividad la realidad elemental no es materia, electricidad, espacio, tiempo, vida o mente, sino eventos... El puente o ligadura entre el ingreso y el capital es la tasa de interés... es sólo dinero que es negociado entre el presente y el futuro", Irving Fisher, 'The Theory of Interest', Porcupine Press Inc., Philadelphia, Pennsylvania 1977, pp. 3 y 13. Recordemos que el mundo está gobernado por fuerzas no materiales que provocan eventos.
(13) 'Dinero, Crédito Bancario y Ciclos Económicos', Unión Editorial, Madrid 1998, p. 219.
(14) No faltan quienes justifican el 'control' (descontrol, en rigor) coercitivo estatal, sobre el sistema bancario, con el supuesto de que, un sistema natural, puede resultar peligroso debido al egoísmo de los banqueros que no tendrían escrúpulos a la hora de estafar a los clientes. Y, también, con el argumento de la supuesta inestabilidad propia de un sistema 'desprotegido' (como si los burócratas pudieran protegernos más que la Providencia). Evidentemente esto no resulta así. Una discusión interesante al respecto puede leerse en 'Banking Before the Federal Reserve: The U.S. and Canada Compared', Donald R. Wells, The Freeman, vol. 37 no. 6, Ed. The FEE, Irvington-on-Hudson, New York June 1987, p. 231. Sin duda que, en un sistema natural, la banca sería mucho más estable debido a la inercia equilibrante del mercado. Pero, aun las quiebras que pudieran sobrevenir, no significarían un gran problema social, dado que las compañías aseguradoras ofrecen una muy eficiente solución para este tipo de problemas. Resultan sorprendentes, los servicios que ofrecen los aseguradores, cuando tienen oportunidad de trabajar sin ser coartados por interferencias extrínsecas al mercado. Es notable, por ejemplo, un producto, que ya lleva varios años, que consiste en asegurar los fondos que los inversores vuelcan en las Bolsas de valores: a cambio de una prima, le aseguran su capital contra las bajas de los papeles que se negocian en los mercados bursátiles, es decir que, el inversor mantiene siempre, por lo menos, el capital invertido (ver, por ejemplo, 'Les nouveaux attraits des fonds garantis', François Simonnot, Le Figaro Economie, Paris, 3 Novembre 1997, p. 21). Por otro lado, resulta muy alentador el poder comprobar que, en la medida en que lo dejen hacer, el mercado (las personas) agudizan su ingenio de modo asombroso a la hora de conseguir dinero de los lugares (antes) más insospechados (ver, por ejemplo, 'Credit derivatives get cracking', Euromoney, London, March 1996, p. 28). Lo que significa una verdadera multiplicación de los recursos sociales. Lo que, por otro lado, confirma que los recursos sociales no son escasos, de hecho, la misma cantidad de 'dinero efectivo', en base a ingeniosísimos instrumentos de ingeniería financiera, puede multiplicar asombrosamente su efecto creador de riqueza.
(15) Como factor secundario es de notar que, según Rudiger Dornbusch, "En un upgrade (en el riesgo país que confeccionan las calificadoras privadas y que tiene que ver directamente con la inestabilidad propia del estatismo) cada punto vale un 20 por ciento de reducción en el spread" (conferencia pronunciada en Buenos Aires el 20 de mayo de 1997, durante la convención de ADEBA), ya que influye directamente sobre la tasa de interés vigente en el exterior para el país, que repercute directamente sobre la tasa interna. Recordemos que el riesgo país tiene que ver, entre otras cosas, con el presupuesto de gastos y recursos del Estado, siendo, obviamente, mejor la calificación en la medida en que el presupuesto resulta ser equilibrado (serio, controlado).
(16) Por caso, Julian R. Franks, Stephen M. Schaefer y Michael D. Staunton ('The Direct and Compliance Costs of Financial Regulation', Journal of Banking and Finance, 1997, Vol. 21, pp. 1547-72) estimaron que los costos anuales 'intencionales' directos de las 'regulaciones' (excluida la banca), en los Estados Unidos, fueron de 589,7 millones de dólares. Pero, además, los costos indirectos probablemente sean mayores. En cualquier caso, los verdaderos (por las cifras que importan) costos son los 'no intencionales', que incluyen, entre otras cosas, la inestabilidad del sistema financiero (debido a que las regulaciones coercitivas, descoordinadoras, impiden un desarrollo eficiente del sistema, la tendencia equilibrante), los costos derivados de la falta de productos financieros más baratos que han sido impedidos por la burocracia coactiva y otros (ver George J. Benston, 'Regulating Financial Markets', IEA, London 1998, p. 86 y ss).