Alejandro A. Tagliavini
Esta página muestra parte del texto pero sin formato.
Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP
(336 páginas, 1949 kb) pulsando aquí
Las fuerzas de 'seguridad'
Obviamente, la consecuencia directa de cualquier institución cuyo principio sea la 'organización' violenta, coactiva, es que necesita tener fuerzas armadas (ejércitos, policía y otras) que le permitan ejercer este 'poder'. Necesariamente, en la medida en que el principio de 'existencia' social sea la violencia, éstas serán represivas y nunca preventivas. Porque, de lo que se trata, es de forzar un 'orden' contra natura, una sociedad racionalista, artificial y no prevenir un ataque a la verdadera moral, a la que (por ser artificiales), más allá de la retórica, no adhieren.
Sabemos que las guerras son producidas por los Estados coercitivos (23). Efectivamente, en la medida en que son organizaciones que se imponen violentamente, muchas veces, lo que sucede es que esta imposición toma envergadura de guerra, ya sea contra 'enemigos' internos o externos, ya sean activos o pasivos. Activos cuando, por las razones que fueran, deciden iniciar una. Pasivos cuando son 'víctimas' (la violencia atrae a la violencia), porque otro grupo violento, extraño al que actualmente ejerce el poder sobre el territorio en cuestión, decide, por las razones que fueran, intentar tomarlo. Así, en rigor de verdad, estas instituciones significan la violencia del más fuerte, esto es así de hecho y lo es históricamente (24), tema que ya hemos analizado al estudiar 'La violencia institucional', en el Capítulo IV de la Parte Primera.
El caso más curioso es el del terrorismo y la guerrilla, que no significa más que otro grupo violento que pretende arrebatar el poder a los que actualmente lo ostentan. En la medida en que la estructura estatal coercitiva no exista, la guerrilla y el terrorismo, no existirán sencillamente porque no tendría ningún sentido. Efectivamente, lo que les interesa a los violentos es la toma de las instituciones, estructuras, recursos y modos que permiten el ejercicio del poder por medio de la fuerza física. Si éstas no existen, sencillamente, por un lado, no tiene sentido intentar tomar lo que no existe y, por el otro, no tiene sentido, tampoco, tomar violentamente algo que se les da pacíficamente. No tiene sentido que Usted le saque a su madre un vaso de agua utilizando una ametralladora automática, si lo más probable es que su madre se lo diera, sin tanto despliegue cómico. En una sociedad sin Estado violento, cualquier persona tiene la posibilidad cierta y efectiva de obtener lo que quiera en forma pacífica, de modo que carece de sentido (y hasta haría el papel de ridículo) tomar las cosas violentamente.
Como el principio fundacional de la policía, por caso, de cualquier institución violenta (y en la medida en que lo sea) es corruptor, en el sentido de que es un cuerpo creado a los fines de ejercer la violencia, no extraña, por el contrario, es previsible, que buena parte de los delitos sean cometidos directamente por su personal, o por sus 'amigos', o por personas que pagan el 'derecho' correspondiente.
Como es imposible que mente humana alguna pueda adelantar el futuro y, en consecuencia, planificar a la sociedad, no sé como serían las fuerzas de seguridad en una sociedad sin Estado violento. Pero hay algunas cosas que sí están claras y que nos permiten concluir algunas generalidades.
Lo que surge clarísimamente es que, en una sociedad gobernada por el orden natural, las fuerzas armadas represivas no tienen ningún sentido. Por otro lado, lo que sí sabemos es que existen múltiples experiencias de policía 'privada' dentro de territorios privados (clubes de campo, barrios cerrados, y demás) y que ésta ha demostrado ser únicamente defensiva-preventiva y nunca represiva (me refiero, claro está, a policía efectivamente privada y no, lo que muchas veces sucede, a contubernio entre estatal coercitiva y 'privada'). Y ha demostrado ser mucho más eficiente y mucho más económica. Nuevamente, insisto, no se trata de 'privatizar' a las fuerzas de 'seguridad' en el sentido de entregarlas a una persona u organización egocéntrica, sino de dejar que la sociedad, sin ser coercionada, se organice bajo la imperancia del orden natural. En consecuencia, lo que sí podemos afirmar es que, de existir distintos tipos de fuerzas de seguridad, tanto internas como externas, éstas serían verdaderas fuerzas preventivas y defensivas, nunca represivas, y serían mucho más eficientes y económicas. Y no serían corruptas.
Sin olvidar, por cierto que, en una sociedad sana, la fuerza física no tiene sentido. Si bien a algunos puede parecerles muy ideal la posibilidad de que existan sociedades sin fuerzas de seguridad, lo cierto es que, en micro escala, estas sociedades existen. Nadie tiene, por ejemplo, un policía en su casa para evitar que los hijos maten a los padres. Existen muchas empresas, edificios, clubes, y otros micro territorios, en donde conviven permanentemente muchas personas y, sin embargo, no tienen personal de seguridad. En cuanto a la seguridad externa, el caso de Suiza es sintomático. Este pequeño país, prácticamente no tiene fuerzas armadas. Aun así, durante la Segunda Guerra Mundial (SGM), a pesar de que, poderosas fuerzas, capaces de invadirlo como quien pasea por un parque, pasaron por su alrededor, nadie se atrevió a violar un centímetro de su territorio. Esto, ciertamente, no fue casual, sino el resultado, por un lado, de su política de relativa libertad que consigue que todos tengan intereses allí y, por tanto, estén interesados en mantener su neutralidad y, por el otro, a su acción externa no asociada a ninguna política coercitiva, ni a la moderna OTAN, ni a las Naciones Unidas, ni a ningún otro organismo multinacional estatal coercitivo dedicado a la 'seguridad' internacional.
Por otro lado, esto prueba que una sociedad, en la medida en que es gobernada por el orden natural, sin fuerzas de 'seguridad', no sólo no corre el riesgo de ser invadida, externa o internamente, sino que su fuerza moral, teórica y de hecho, resulta tan grande que a nadie se le ocurriría violarla haciendo uso de la violencia. Aún más, resulta obvio que corre mayor riesgo de violencia quien tiene mayores fuerzas de 'seguridad' violentas que quien no las tiene.
En cuanto a la 'utilidad' de las guerras, y ya que mencioné a la SGM, me parece interesante citar el siguiente testimonio del actor Charlton Heston "... recuerdo estar volviendo desde ultramar en una mañana soleada de victoria al final de la Segunda Guerra Mundial;... pensábamos que la libertad rápidamente se esparciría por todo el mundo. El mundo quedaría libre de guerra y tiranía. Estábamos equivocados. Fue la tiranía la que prosperó, por más de cuarenta años. Es importante recordar: existió un Imperio Demoníaco, hubo una Guerra Fría... y ganamos" (25). Es decir que, la SGM, en lugar de acabar con una tiranía, como se decía pretender, en realidad, dio lugar y hasta legitimó a otra, la estalinista, quizás peor. Pero, ¡oh paradoja!: esta última dictadura luego fue vencida, ¿cómo?, sin guerras, a través de la paz, en lo que Juan Pablo II, sin duda, tuvo mucho que ver (26).
"Parecía como si el orden europeo, surgido de la segunda guerra mundial y consagrado por los Acuerdos de Yalta, ya no pudiese ser alterado más que por otra guerra. Y sin embargo, ha sido superado por el compromiso no violento de hombres que, resistiéndose siempre a ceder al poder de la fuerza, han sabido encontrar, una y otra vez, formas eficaces para dar testimonio de la verdad. Esta actitud ha desarmado al adversario, ya que la violencia tiene siempre necesidad de justificarse con la mentira y de asumir, aunque sea falsamente, el aspecto de la defensa de un derecho o de respuesta a una amenaza ajena", asegura Juan Pablo II (27).
Lo que malograron los 'poderosísimos' ejércitos aliados, luego fue resuelto, de acuerdo con el orden natural, sin violencia, por la paz y la fe. Ahora, la gran pregunta es ¿qué hubiera ocurrido si los Aliados no le hubieran presentado batalla al régimen Nazi? Como dije ya muchas veces, el cerebro humano no puede predecir el futuro, es decir, que no puede adivinar, consecuentemente, tampoco puedo saber con certeza que hubiera ocurrido (nótese que el cerebro humano es tan débil que ni siquiera podemos 'predecir' el pasado, es decir, que no podemos saber que hubiera ocurrido en el pasado dadas otras hipótesis, por la misma razón por la que no podemos predecir el futuro). Pero sí puedo 'proyectar' el futuro. De modo que, siendo estrictos en la aplicación del orden natural, podemos afirmar que, de no haber atacado los Aliados, lo que hubiera ocurrido es que el régimen Nazi hubiera caído, más tarde o más temprano, de modo inexorable y, seguramente, provocando menos daño que la SGM. De hecho la SGM le prolongó la vida y le dio más poder y 'autoridad', por cuanto todo el pueblo germano se unió debido a que había que 'defender a la Nación Alemana'. Además, no se hubiera 'legitimado' al régimen estalinista, ni se le hubieran entregado tantos territorios y poder. Lo que hubiera provocado una caída más rápida del 'muro de Berlín', más aún, este muro difícilmente hubiera existido.