Alejandro A. Tagliavini
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CAPITULO IV. EL DESARROLLO DE LOS ESTADOS, DE LAS INSTITUCIONES RELIGIOSAS Y DE LA FAMILIA.
"Conviene añadir que la aspiración a la liberación de toda forma de esclavitud, relativa al hombre y a la sociedad, es algo noble y válido", Juan Pablo II (1).
INTRODUCCIÓN
No se trata de denigrar al Estado, y mucho menos de pretender que, la sociedad, no conviva en forma organizada o sin autoridad, sino todo lo contrario. La idea es encontrar el modo en que pueda organizarse mejor, entendiendo por mejor aquello que es el verdadero bien.
Resulta difícil, históricamente, trazar una línea bien clara, no de los hechos (que van por lado separado), sino de la justificación filosófica del Estado (2). Pero, podemos convenir en que existen dos conceptos con los que, más o menos ambiguamente, se lo define. Uno clásico, que podría escribirse como 'la comunidad organizada'. Y otro moderno, que comienza a formarse con Maquiavelo y termina de imponerse con la Revolución Francesa, llegando hasta la actualidad, que podríamos definir como 'el aparato político institucional que se arroga el derecho de, vía monopolio de la fuerza, organizar a la sociedad'. Por cierto que, fuerza es un eufemismo para significar violencia, porque no se trata de fuerza moral sino física.
Esta última concepción, cuya característica fundamental consiste en el monopolio de la fuerza que utiliza como medio para 'organizar' a la sociedad (3), es la que ha fracasado y debe ser replanteada a partir de la vieja idea, es decir, la comunidad organizada. Teniendo en cuenta al orden natural, a la naturaleza de las cosas, particularmente del hombre.
J. P. Mayer, no exento, por cierto, de su carga racionalista, dice que: "Así vio el historiador Tucídides la constitución mixta realizada en el Estado de Pericles (es preciso tener presente a este respecto que la 'constitución' en el sentido griego de la palabra comprende la totalidad de la vida de la polis), y este descubrimiento ... Fue recogido por Polibio y transmitido por él a Cicerón. De Cicerón pasó la idea a Santo Tomás de Aquino con la adición, es cierto, de ideas tomadas de la Política de Aristóteles...". (4)
Sin duda es muy sintomática la siguiente cita (quizás falsamente, pero no por eso menos interesante) atribuida a Aristóteles: "La amistad civil y política descansa en el interés, en cuya vista principalmente se ha formado. Los hombres se han reunido porque no podían bastarse a sí mismos en el aislamiento, si bien el placer de vivir juntos ha sido capaz por sí solo de fundar la sociedad. La afección que los ciudadanos se tienen mutuamente bajo un gobierno de forma republicana y de las derivadas de ésta tiene el privilegio de descansar, no sólo en la amistad ordinaria, sino en que los hombres se reúnen en este caso como amigos verdaderos, mientras que en las otras formas de gobierno hay siempre una jerarquía de superior a inferior. Lo justo debe establecerse, sobre todo, en la amistad de los que están unidos por interés, y esto es, precisamente, lo que realiza la justicia civil y política... Indagar cómo debe uno conducirse con un amigo es, en el fondo, indagar lo que es la justicia. De una manera general, la justicia sólo se aplica a un ser amigo... El hombre es un ser formado para asociarse con todos aquellos que la naturaleza ha creado de la misma familia que él, y habría para él asociación y justicia, aun cuando el Estado no existiese" (5).
Queda claro que, la constitución griega, en principio, no se preocupa por construir un Estado coercitivo, un aparato político institucional violento, sino que se refiere a la sociedad en su 'integralidad'; y su preocupación básica consiste en encontrar el mejor modo de funcionamiento, de ordenamiento de la comunidad. De hecho, para los griegos lo 'social' y lo 'político' eran la misma cosa. Así, Aristóteles llama al hombre 'animal sociable o político' (6). La polis y la sociedad son la misma cosa.
George H. Sabine asegura que, para santo Tomás, la ley humana se "... subdividía en ius gentium y ius civile..." y "...no introduce ningún principio nuevo; no hace sino aplicar a la especie humana los principios superiores de orden que prevalecen en todo el universo" (7).
Es decir que, por lo menos hasta el Aquinate, la preocupación era comprender la organización de la comunidad, en base al estudio de algo anterior al hombre, en el sentido de metafísicamente preexistente. La palabra 'aplicar' utilizada por Sabine, me parece poco oportuna, porque puede dar la idea de que santo Tomás pretendía encontrar leyes superiores y luego imponerlas a la sociedad humana, lo que no era así, personalmente hubiera escrito 'aclarar'.
Pero Maquiavelo asegura que "... quienquiera que compare el presente con el pasado, se dará cuenta enseguida de que en todas las ciudades y en todas las naciones prevalecen los mismos deseos y pasiones que han prevalecido siempre; por cuya razón sería tarea fácil para quien examine cuidadosamente los acontecimientos pasados prever los que van a ocurrir en toda la República, y aplicar los remedios utilizados por los antiguos en casos parecidos; o, de no encontrar ninguno utilizado por ellos, emplear otros nuevos que hubiesen podido utilizarse en circunstancias similares" (8).
Ya la (pre) constitución, en sentido griego, de una sociedad no es el tema, lo importante ahora son las 'soluciones'. Es decir, las políticas ('decisiones') que imponga la República que, por cierto, serán diseñadas por el gobernante de turno, en base a experiencias humanas pasadas o a remedios nuevos sobre "los mismos deseos y pasiones que han prevalecido siempre". El orden objetivo y anterior al hombre, si es que existe, sirve para tenerlo estudiado de manera de saber como imponer la subjetividad del príncipe.
Por otro lado, ya se ve qué clase de opinión tiene acerca del principio fundacional de la sociedad: "Porque en toda ciudad se encuentran estas dos fuerzas contrarias, una de las cuales lucha por mandar y oprimir a la otra, que no quiere ser mandada ni oprimida" (9). En fin, para que no queden dudas acerca de las ideas de este personaje, notemos que afirma (muy coherentemente, a mi modo de ver) que "...los cimientos indispensables a todos los Estados... son las buenas leyes y las buenas tropas; y como aquéllas nada pueden donde faltan éstas, y como allí donde hay buenas tropas por fuerza ha de haber buenas leyes, pasaré por alto las leyes y hablaré de las tropas" (10).
Pero volvamos al punto clave de todo esto que es la violencia, la coerción institucionalizada.