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La economía española y el PIB
Por primera vez en la historia económica de España, durante el año 2001, el Producto Interior Bruto (PIB), ha pasado la barrera de los 100 billones de pesetas o 600 mil millones de euros (Gráfico XV). Esta cifra, la sitúa como la octava potencia mundial dentro de los países desarrollados, mientras que la renta per cápita de sus ciudadanos, alcanza el puesto número 26 en términos de poder de compra, que es el mejor instrumento para medir la capacidad real de gasto (Gráfico XVI).
España aporta el 1.75% de lo que se produce cada año en el mundo, muy lejos del líder indiscutible, Estados Unidos, cuyo peso en la capacidad de generar riqueza es enorme, nada menos que el 21.66% del PIB mundial en términos de poder de compra (datos del FMI correspondientes a 1998). Comparando estas magnitudes con EE.UU., comprobamos el enorme esfuerzo inversor y lo mucho que está en juego local y globalmente para nuestro país, al situarnos (como se verá más adelante) como primer inversor mundial en América Latina durante los años 1999-2000, y europeo durante la década pasada 1990-2000. Es como si la economía y las empresas españolas hubiesen avanzado en la historia inversora mundial con botas de setenta y siete leguas.
Para situar la gran importancia que adquiere para la economía española haber traspasado la barrera de los 600 mil millones de euros (el año 2001 se cerrará con un PIB próximo a los 637 mil millones) hay que tener en cuenta que hace tan sólo 40 años, la riqueza generada por España representaba 719.000 millones de pesetas (4.331 millones de euros), lo que supone que el PIB nominal (con inflación) se ha multiplicado casi por 14 en un período de tiempo tan corto.
El enorme desarrollo que se ha dado en la riqueza nacional es consecuencia de factores como el crecimiento de la población activa pero, sobre todo, por el aumento de la productividad del factor trabajo. La población total en 1960 era de 30 millones de personas, pasando en el 2000, según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), por primera vez, la barrera de los 40 millones de españoles. De esta cifra, 16,94 millones componen la población activa6 (ocupados y parados), lo que supone cuatro millones más que en 1970.
La productividad, del mismo modo, ha avanzado notablemente debido a las nuevas técnicas de producción, la incorporación sistemática de las nuevas tecnologías y la organización más eficiente en términos económicos del factor trabajo. Respecto a la productividad por persona ocupada, ésta ha pasado de 1,4 millones de pesetas durante 1970 a 4,25 millones en 2000, lo que significa multiplicar casi por tres el valor de lo producido por un mismo trabajador en menos de 30 años. Este aumento productivo ha sido especialmente relevante en sectores como el agrícola, que pese a tener actualmente casi la cuarta parte de los ocupados en 1970 (un millón frente a 3,7 millones), aumentó su capacidad de crear riqueza debido a la mecanización que han sufrido las tareas agrícolas. La productividad por ocupado en el campo español se ha multiplicado por 5,3 veces en los últimos 30 años, pasando de 383.800 pesetas a los 2,09 millones del año 2000.
El aumento del PIB, también tiene mucho que ver con el enorme esfuerzo inversor que se ha hecho durante los últimos 40 años, a lo que ha ayudado, sin duda, el aumento de la inversión pública en infraestructuras, lo cual, en parte, explica el fuerte crecimiento de la deuda del Estado. Se da la circunstancia de que en el año 2000, también por primera vez, el endeudamiento público ha roto la barrera de los 50 billones de pesetas. Su ascenso ha sido espectacular en los últimos 10 años, ya que si en 1990 la deuda del Estado en circulación equivalía a 19.240 billones, 10 años más tarde la cifra asciende a 50.580 billones de pesetas.
Ciertamente, el aumento del PIB durante estos años se ha producido en un contexto de cambios radicales en su composición. El sector servicios, por ejemplo, representaba en 1970 el 46% del PIB, 20 puntos menos de lo que pondera actualmente (ha sido este sector en donde se han realizado los grandes desembolsos en América Latina).
Situada la economía española, en sus grandes cifras, con su vector más destacado como es el PIB, se podrá comprobar, a lo largo de estas páginas, lo importante y trascendente de la posición en términos económicos y empresariales que España ha tomado en América Latina.GRÁFICO XIV. EVOLUCIÓN DEL PIB EN ESPAÑA. CUARENTA AÑOS DE HISTORIA ECONÓMICAPIB en moneda nacional a precios corrientes.
Billones de pesetasGRÁFICO XV. EL PIB MUNDIAL EN EL 2001
* Previsión de la Comisión EuropeaFuente: Comisión Europea y OCDE.
Cifras en miles de millores de euros.GRÁFICO XVI. RENTA PER CÁPITA MUNDIAL en el 2001
* En dólares según paridad de poder de compra, 1008.
Fuente: Comisión Europea y OCDE.Fuente: Las propias Agencias y elaboración propia.
RECUADRO VIII. ESPAÑA, PAÍS DE MÁXIMA SOLVENCIA España ya pertenece al selecto club de los países más solventes del mundo, entre los que figuran EEUU y Alemania, tras la decisión de la Agencia de Calificación Moody“s de conceder a la deuda pública española la máxima nota: Aaa.
Esta nueva situación no sólo supone una gran carga simbólica; también tiene trascendencia práctica. Las consecuencias inmediatas son un fortalecimiento de la confianza de los mercados, um mayor prestigio económico internacional, y, sobre todo, un abaratamiento de los intereses para el erario público. Aunque a corto plazo sus efectos serán más bien marginales .el diferencial de la deuda a diez años con Alemania, hasta hace poco, eran 25 puntos básicos., se ha estrechado hasta menos de 17 (enero del año 2002), a largo plazo generará importantes ahorros para el Estado y las empresas públicas. En conjunto, puede entenderse que esta calificación es un respaldo a la sólida trayectoria de la economía española en el último lustro, que actualmente ofrece uno de los cuadros económicos más saneados de Europa. En particular, Moody“s hace hincapié en dos puntos: el buen comportamiento de las finanzas públicas y las mejores perspectivas de inflación. No cabe duda de que el Gobierno ha saneado las cuentas públicas hasta el punto de que España es el primer país grande de la zona del euro en alcanzar el equilibrio presupuestario, como ha sucedido en 2001.
Junto a ello, la aprobación de la Ley de Estabilidad Financiera, que permitirá la utilización más eficiente de los fondos públicos, evitando que no se repitan la «fácil» utilización de estos como se manejaron durante primera mitad de los noventa, uniéndose la negativa del Ejecutivo a combatir la actual crisis internacional recurriendo al gasto público. Por ello, la economía española se encuentra en una excelente disposición para reducir la deuda pública, que se situaba en el 60 por ciento del PIB en 2001. Moody“s, también resalta que el fuerte repunte de la inflación durante los últimos dos años (2000-2001), responde al «shock» típico de los países que históricamente han tenido tipos de interés muy altos, que a su vez registran un fuerte crecimiento del crédito y la demanda interna. Cabe recordar que la economía española lleva durante los últimos años, creciendo por encima de la media europea y tiene todos los visos de seguir haciéndolo.
España, con un sistema productivo más flexible que los tiempos pasados .aunque obviamente queda mucho por hacer. y con la cuentas saneadas, está en una buena posición para afrontar la crisis internacional. Además, pertenecer al restringido club de los países más solventes del mundo acerca España a los países del G-7.
Por su parte, la Agencia Fitch, ha reafirmado igualmente los ranting de España a largo plazo de divisas y moneda local, situando en AA+, y el de corto plazo, que permanece en F1+, debido a la gradual reducción de la deuda y a la «competente» gestión de las finanzas públicas.
Destaca que durante el año 2001 continuó la consolidación fiscal, lo que permitió un presupuesto equilibrado y una reducción de la deuda equivalente a casi el 3% del PIB. No obstante la Administración española «debería ser capaz de equilibrar los presupuestos del 2003», ayudada por la Ley de Estabilidad Presupuestaria. También pone de manifiesto el retraso en las reducciones de impuestos prometidas por el Gobierno, una situación similar a la de otros países europeos, aunque en España los ingresos públicos ascienden al 39% del PIB, una cifra por debajo de la media del 45% de la Eurozona.
A pesar de los cambios positivos, la agencia considera que la economía española es «menos competitiva» que la de muchos de sus socios europeos, debido a la superior tasa de inflación y un déficit de cuenta corriente que es «significativamente superior» a la media comunitaria. Sobre este particular el, Informe 2001 sobre la Libertad Económica en el Mundo, que analiza las economías e instituciones de un total de 123 países, destaca en este ranking, que España ocupa el puesto 29 en el mundo y el 13 en la UE, teniendo detrás tan sólo a Francia (7.5) y Grecia (7.3). El primer puesto lo vuelva a ocupar Hong Kong (9.4), seguido de Singapur (9.3), Nueva Zelanda (8.9) y el Reino Unido (8.8), que se ha situado en la edición de este año por delante de los Estados Unidos (8.7), que pasa a la quinta posición7.
Finalmente la Agencia Standard & Poors, indica que los ratings de los reinos soberanos han reflejado una evolución positiva en 2001. La calificación del Reino de España se sitúa en el AA+, encontrándose a la cabeza de los rating en Europa. No obstante, en el largo plazo, considera que debido al envejecimiento de la población y el sistema de las pensiones, pueden tener un impacto negativo en esta calificación.
6 Datos correspondientes al año 2000. Instituto Nacional de Estadística (INE).
volver7 El Índice de Libertad Económica en el mundo es un proyecto que lidera el Fraser Institute de Canadá y que publica en España el Círculo de Empresarios.
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