El ALCA. Implicaciones para España

El ALCA puede anticiparse si definitivamente entra en funcionamiento en el 2005, golpeando con fuerza a los tratados de la UE-México y UE-Chile. Con relación a este segundo tratado, hay que destacar su culminación durante la II Cumbre Unión Europea, América Latina y Caribe, celebrada en Madrid a mediados de mayo de 2002, con motivo del semestre de la Presidencia comunitaria española. Durante esta II Cumbre, continuación de la celebrada tres años atrás en Río de Janeiro, se cerraron definitivamente las negociaciones entre la Unión Europea y Chile. El Acuerdo de Asociación entre Europa y Chile, crea una ambiciosa zona de libre comercio (ZLC), y vuelve a poner de manifiesto el compromiso e interés de la Unión Europea por Latinoamérica.

Pero la Cumbre sirvió además para adelantar el proceso de asociación birregional. Se fijaron las líneas básicas para que, a partir del 2004, se abran las vías de negociación necesarias para alcanzar un acuerdo definitivo de carácter bilateral, basado en el libre comercio. Igualmente, los Quince hicieron hincapié en el necesario impulso institucional que el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) debe hacer para asociarse con fuerza en la Unión Europea. Mercosur representa para la Unión Europea la mitad de su comercio con América Latina, y a su vez para el Mercosur la Unión es su principal socio comercial. Las exportaciones europeas a la región pasaron de 17.000 millones de euros durante 1990 a 54.500 millones en el año 2000. Mientras que las importaciones ascendieron de 27.000 a 48.800 millones, de los cuales más de un 20% correspondieron a productos agrícolas.

La aceleración en el crecimiento de las exportaciones es fundamental para que Mercosur consolide su proceso de integración regional y de modernización. Lógicamente ello será un aliciente para atraer nueva inversión europea. Actualmente la UE es el principal inversor en la zona (38.000 millones de euros en 2000), y aporta el 60% de la ayuda mundial en Latinoamérica.

Sin embargo, este camino de negociaciones UE-Mercosur no estará exento de dificultades. La velocidad para superar los obstáculos vendrá determinado por el dinamismo del proceso ALCA, cuyo objetivo es llegar a una zona de libre cambio de las Américas, tal y como hemos mencionado con anterioridad. Igualmente, el acuerdo entre Chile y la Unión Europea estimulará el proceso UE-Mercosur.

Todos estos procesos de negociación comercial, que estimulan la integración tanto regional como birregional, la competitividad y la apertura de mercados, se encuadran, sin duda, dentro del proceso ascendente de «globalización». Efectivamente, la economía es global, el juego es abierto, las posibilidades son múltiples, sólo falta ajustar las estrategias de expansión y esperar el momento adecuado. Nuestras empresas lo saben, por pasiva y por activa, en sus planes cuentan con estas posibilidades. Tengamos en cuenta que la expansión de nuestros bancos y empresas fue más defensiva que ofensiva: necesitaban crecer, robustecerse ante la instauración del Euro, del Mercado Único, pues los grandes grupos europeos tienen la capacidad financiera y de gestión para hacerse con las empresas españolas. Queda la incógnita de si a nuestras empresas les han permitido alcanzar este liderazgo regional en sus respectivos sectores. Cabe preguntarse: ¿cuál será el siguiente paso?: fusiones amistosas, Opas hostiles, cruce de participaciones, todo ello conducente a lograr un tamaño aún mayor para hacer frente a los grandes grupos y corporaciones europeas y americanas. Pero... ¿serán estas uniones de igual a igual o simplemente se les pagará a las empresas españolas una «prima» por su buen trabajo y nuestras multinacionales financieras, eléctricas, energéticas y de comunicaciones serán llanamente absorbidas?

Como podemos comprobar, las hipótesis que se abren ante nuestro horizonte son múltiples. El ALCA representa desde este punto de vista una amenaza para nuestras posiciones. Ahora bien, la moneda siempre tiene dos caras, esto es, la y nos queda por evaluar la otra: la cara positiva.

Esta versión optimista, propiciaría aún más las oportunidades de crecimiento y expansión internacional de las empresas españolas. Se trata de que el ALCA, al entrar en funcionamiento hacia el 2005, otorga un plazo suficiente para que nuestras empresas afiancen sus posiciones en los respectivos mercados latinoamericanos. Razón suficiente para que puedan constituir grandes grupos «euroamericanos», conservando su liderazgo pero robusteciéndose en sus negocios e incluso viéndolos ampliados hacia otros sectores de la «nueva economía». Las reglas comerciales y financieras del ALCA nos serán muy favorables pues las oportunidades no se ceñirían únicamente a la América Hispana, sino que se expandiría hacia el Norte, aplicándose el ALCA en toda su intensidad comercial: desde Alaska a Tierra del Fuego, ganando en tamaño, población e ingresos, especialmente esto último por parte del mercado de EEUU, que está «hispanizándose» paulatinamente.

GRÁFICO XI. INTERCAMBIO COMERCIAL ENTRE REGIONES*

Fuente: datos del BID y elaboración propia 2000.


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