Banco Mundial (BM)56

Las perspectivas económicas del Banco Mundial, analizadas en su informe «Global Economic Prospects 2001», pronostican un decenio de crecimiento moderado y sostenido en el contexto económico internacional, con un incremento previsto del 4,1% del PIB en el año 2001 y un potencial para duplicar el crecimiento per cápita de la pasada década, gracias a la estabilización de los mercados financieros internacionales y al florecimiento del comercio mundial. Para América Latina, el pronóstico de crecimiento del PIB es del 4,1% en el año 2001 y del 4,3% en el 2002, mientras que el crecimiento per cápita en los próximos diez años se estima entre el 3 y 3,3%, el doble del experimentado en la pasada década.

Las previsiones económicas a largo plazo, según indica el informe, están sustentadas en la tendencia hacia la aplicación de políticas de mercado en las economías más grandes, la posibilidad de aprovechar los avances tecnológicos y el incremento de la inversión extranjera directa. No obstante, estas economías en desarrollo continuarán enfrentándose a serios peligros en los años venideros, en especial, la posibilidad de una mayor inestabilidad de los mercados financieros, una abrupta desaceleración del crecimiento estadounidense, cambios bruscos en los precios del petróleo y pérdida del impulso al proceso de reformas internas.

Se ha experimentado una mejora sostenida de indicadores macroeconómicos tales como inflación, desempleo, capital humano, flujos de inversión y tasas de cambio. La inflación declinó del 24% al 6% en promedio durante la última década, a excepción de Ecuador. El desempleo cayó y los salarios reales aumentaron en Brasil, Chile y México, en comparación con las tasas promedio de 1999, pero el desempleo sigue siendo alto en Argentina y Colombia. En cuanto a la inversión real experimentó un incremento del 2%, sustentado en sólidos flujos de inversión extranjera directa, los cuales subieron del 1% a casi el 4%, mientras que la apertura e integración hicieron que el flujo comercial se duplicara en los últimos diez años.

Aunque en términos reales las tasas de cambio se han apreciado en el año 2000, todavía son lo suficientemente bajas para facilitar el rápido crecimiento de las exportaciones en países como Brasil, Chile, Colombia y Perú, produciendo una mejora en la balanza comercial de la mayoría de los países, incluidos los importadores de petróleo. En el informe se refleja que las exportaciones de mercancías, en términos de dólares, han experimentado una fuerte recuperación desde la fuerte bajada de 1998 en las economías más grandes de la región, con un crecimiento de más del 17% entre el período de enero a junio del 2000 y el de 1999, a excepción de México, donde crecieron un 25%.

La pujanza del comercio internacional ha sido un motor fundamental en la recuperación económica de la región. En efecto, el comercio se aproximó al 51% en proporción al PIB, durante el período de 1998 al 2000, en comparación al 26,7% que representó en el período de 1988 a 1990.

También se señala en el documento que los flujos de capital privado cayeron en forma dramática y Argentina resultó particularmente afectada, dado que coincidieron con un fuerte ajuste fiscal y una crisis política que debilitó la confianza de los inversionistas, demorando la recuperación económica.

La consolidación de la recuperación entre 2001 y 2002 es esperada, dado que el ajuste en Brasil ha sido muy considerable y los nuevos gobiernos de Argentina y México parecen estar dispuestos a embarcarse en un camino de reformas en profundidad. Se espera que las condiciones mundiales sigan apoyando el crecimiento de la región57, con un incremento del comercio mundial por encima del promedio; una recuperación gradual de los precios de productos básicos no petroleros, un precio del petróleo a la baja pero aún moderadamente alto y un modesto incremento de los flujos de capital privado. Los fuertes flujos de Inversión Extranjera Directa de los últimos años en áreas como telecomunicaciones, servicios de utilidad pública y puertos habrán de producir dividendos durante la presente década.

Mención especial requiere el último apartado de este informe que trata del comercio electrónico58 y su repercusión sobre el desarrollo y la competitividad de estos países. En él se describe a Internet como la nueva representación de la globalización, la cual fomentará la eficiencia y mejorará la integración de los mercados nacionales e internacionales, especialmente en los países que se encuentren en situación más desventajosa por tener escaso acceso a la información. Bien es cierto que sobre los países que no pueden acceder a ella de manera eficaz se cierne el peligro de marginación económica.

El documento señala que bajará el coste de acceso a los mercados de los países industriales, de modo que el comercio podrá generar importantes ingresos. Las empresas de los países en desarrollo que vendan productos diferenciados, con gran intensidad de mano de obra, experimentarán una mayor demanda.

Sin embargo, como el acceso a Internet varía enormemente de un país a otro, existe el grave peligro de que los países donde no se implante eficazmente queden aislados económicamente. En los Estados Unidos, más del 30% de la población dispone de acceso en línea, frente a sólo el 0,6% en los países en desarrollo. Aunque durante los próximos diez años, el uso de Internet en estos países, aumentará proporcionalmente con mayor velocidad que en los países avanzados.

Es probable que el acceso a Internet por habitante siga siendo limitado, especialmente en los países más pobres. Quizá las empresas de los países en desarrollo aumenten notablemente el uso de Internet, pero en los países más pobres la competitividad podrá verse perjudicada por la falta tanto del capital humano como de los servicios complementarios, necesarios para una eficaz participación en el comercio electrónico.

El informe concluye sosteniendo que «los países en desarrollo deben permanecer abiertos al comercio y a la inversión extranjera directa, a fin de recibir las últimas innovaciones tecnológicas. Los países que no se mantengan a la par del progreso técnico corren el riesgo de quedar marginados, pues la función de Internet en el comercio mundial cobra cada vez más importancia. Los países en desarrollo tienen ante sí la difícil doble tarea de hacer realidad la promesa de Internet; impulsar el crecimiento económico; y al mismo tiempo, deben impedir que se profundice la brecha digital59».


56 Datos y previsiones realizados con anterioridad a los atentados del 11 de septiembre de 2001.
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57 Condiciones que se volvieron adversas para el comercio y crecimiento de la región, desde los precios de las materias primas, hasta un descenso importante de la IED.
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58 Para aprovechar los beneficios del comercio electrónico, se requieren políticas innovadoras capaces de capitalizar estas oportunidades; mayor coordinación regional, una economía abierta que promueva la competencia, la difusión de las nuevas tecnologías y de Internet, así como nuevas infraestructuras particularmente en el sector de las telecomunicaciones.
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59 Véase para más detalle: Casilda, R., La nueva economía después del 11 de septiembre, Cuadernos Prospectia, enero 2002. Madrid,
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