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El Consenso de Washington
Como se ha expuesto en el capítulo anterior, el agotamiento del modelo de ISI promulgó las bases para emprender las reformas estructurales necesarias que permitiesen cambiar el rumbo económico del continente. Al mismo tiempo que se delineaba este giro económico, algo histórico sucedió en la región entre 1982 y 1990, una quincena de países logró realizar la transición política desde la dictadura a la democracia, adoptando todos la «economía de mercado» como modelo económico.
América Latina, ante las nuevas realidades, tras la caída del muro de Berlín y próxima a iniciarse la década de los años noventa, observó la necesidad de fortalecer las recientes instauradas economías de mercado, herederas de una situación de desestabilización, de excesiva protección y regulación. Esta búsqueda de un modelo más estable, abierto, liberalizado, particularmente orientado a los países de América Latina, nace en 1989 en el llamado «Consenso de Washington», donde se trató de formular un listado de medidas de política económica para orientar a los gobiernos de países en desarrollo y a los organismos internacionales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo (FMI, BM y BID)) a la hora de valorar los avances en materia económica de los primeros al pedir ayuda a los segundos.
El Consenso, se elaboró para encontrar soluciones útiles sobre la forma de afrontar en la región la crisis de la deuda externa, y establecer un ambiente de transparencia y estabilidad económica. En las siguientes páginas expondremos, en primer lugar, el contenido y los objetivos de dicho Consenso; a continuación, veremos los efectos de la aplicación de dichas medidas, y después analizaremos los principales problemas que se derivaron de la puesta en práctica de estas políticas de reformas, para, finalmente, estudiar en qué medida un «Nuevo Consenso» que reforme y amplíe dichas reformas podría mejorar la situación actual y posibilitar un crecimiento económico estable y sostenido.