Perfeccionamiento empresarial
Realidades y retos

Introducción

El Decreto Ley No. 187 puso en vigor las Bases Generales del Perfeccionamiento Empresarial en 1998 y, aunque la experiencia es muy reciente, hay mucho que reflexionar, por lo cual es necesario promover debates constructivos que permitan ampliar la visión y enriquecer las ideas sobre qué es realmente el perfeccionamiento empresarial, su significado y cómo asimilarlo y estudiar el comportamiento de los fenómenos para extenderlo y desarrollarlo.

Pero, una aclaración. No se trata de un libro del “próximo siglo” ni de “futurismo”, sino de ahora, aunque se abordan algunos de los retos del mañana. Los hechos están dados no hay que esperar por ellos y los cursos de acción y las respuestas hay que discernirlos sobre la marcha.

Algunos de los problemas a que nos enfrentaremos tienen su origen en cuestiones de hoy. Se trata, entonces, de discutir y analizar lo que es necesario hacer en la actualidad para prepararnos para los retos del mañana.

Se trata, en lo fundamental, de establecer, cuidar y seguir los principios. Nada de lo que se plantea va a ser comprendido de una manera eficaz, a menos que el lector se sienta aludido personalmente o tenga experiencias directas; que sea un lector activo. Sería quizás una verdad de perogrullo decir que nunca antes como ahora ha tenido el perfeccionamiento empresarial tanta importancia no sólo para los empresarios, sino para todos.

Sería bueno comenzar por decir también que por los enormes cambios operados en el mundo en los últimos veinte años las expectativas, los desafíos y las oportunidades para todos —en primer lugar, para los empresarios y los trabajadores — no son las que podían haber existido veinte años atrás. Entonces había otros y se enfrentaron y resolvieron no siempre con todo el éxito que se esperaba, por lo que algunas de las formas y procedimientos no se deben repetir. Es decir, hablando en términos metodológicos y de concepción del proceso, la concepción de la propia empresa ha cambiado ahora y, finalmente, recibe un tratamiento como sistema. Cuando se habla hoy de perfeccionamiento empresarial es imprescindible concebir este proceso como la necesidad de rediseñar, reorganizar, transformar, cambiar y, desde luego, desarrollar aquello que puede potenciar todo este proceso. Esto va mucho más allá de soluciones tecno-estructurales más o menos formales y, como es natural, comprende a las personas. Se trata, entonces, de preparar a la sociedad entera, pues el perfeccionamiento empresarial es parte del necesario perfeccionamiento de nuestra sociedad.

El cambio cultural, de la cultura de trabajo, de los estilos de autoridad, del modo de participación, de la relación dirigente- dirigido, de las políticas y sistemas de gestión de los recursos humanos debe considerarse la base esencial para que este proceso no sólo se lleve a cabo con éxito en sus planteamientos actuales, sino que permita plantear nuevos objetivos para enfrentar los retos del mañana.

De ahí, la razón del título: de las realidades y los desafíos de hoy a los retos del mañana se establecen nexos no rupturas ni separaciones. Para ello es necesario combinar e integrar los esfuerzos y aportes, tanto de las Ciencias Políticas, olvidadas con frecuencia —para comprender el comportamiento en las organizaciones entendidas como unidades sociales, los conflictos, el poder, las políticas intraorganizacionales —, como de la Psicología Social —el estudio de los cambios de conducta y de las actitudes, la comunicación, la toma de decisiones grupales, la motivación, la capacitación y la satisfacción laboral, la evaluación del desempeño— y de la Sociología —la dinámica de grupos, los cambios y la cultura de la organización, entre otros— para no caer en la visión errónea de la “eficiencia como cultura” y de la racionalidad económica a ultranza.

Es necesario entender y partir del hecho que la organización, en el sentido de unidad social coordinada conscientemente para alcanzar determinadas metas, no como función genérica, es una realidad mucho más compleja que hace años atrás y causa muchos más problemas, y problemas más complejos, que no es posible resolver “desde afuera”.

Esta empresa u organización es diferente a lo que se concebía hace un siglo atrás; tiene relación con la familia, la comunidad y la sociedad. Además de propósitos económicos, la empresa es un ámbito de expresión individual, fuente de identidad de las personas en el trabajo; algo poco entendido y menos tratado en la práctica cotidiana.

Estas complejidades no debemos ignorarlas, sino enfrentarlas. Sin embargo, siguen existiendo personas que quieren ignorar estas complejidades y proponen soluciones parciales para no tener problemas o para “no complicarse más”; expresión bastante frecuente en la actualidad.

Lo cierto es que nuevos conocimientos, nuevas informaciones y el cambio de circunstancias hace reflexionar acerca de que ya no es posible resolver los complejos problemas de hoy con soluciones de ayer. Se va evidenciando que lo que pudo haber funcionado tiempo atrás ya hoy no funciona. Ante este hecho pueden haber dos actitudes y posiciones: la de lamentar que las cosas se han complicado o la de buscar nuevas soluciones. Y de eso se trata precisamente. De pensar diferente, de ser creativos.

Más veces de las necesarias se escucha: “hay que poner los pies en la tierra” cuando se hacen propuestas que alguien interpreta que van en contra de la realidad configurada. Así, se frena la generación de nuevas formas y de nuevas ideas, lo cual conduce a hacer más de lo mismo. Para alcanzar una actitud y aptitud de perfeccionamiento constante es necesario también salirse de la rutina y cuestionarse lo que se hace y cómo se hace. Esto necesita apoyo y ayuda. Creatividad es también, por tanto, crear oportunidades.

Si el poder —o el juicio que se hace de él— es la posibilidad o capacidad de emprender una acción o de establecer compromisos o de crear posibilidades específicas o de desarrollar oportunamente, entonces es necesario que dentro y fuera de la organización en el contexto actual histórico, político y cultural éste propicie por todos los medios las acciones y políticas que llevan al perfeccionamiento empresarial. Se trata de crear espacios reales y efectivos, al margen de discursos y documentos oficiales. El fenómeno es real y palpable en las empresas, pero sobre todo en los niveles superiores de dirección empresarial; es imprescindible reducir no sólo las resistencias naturales — como las corazas, los juicios negativos, el escepticismo— de manera general, sino ampliar la base social del poder; es decir, otorgar las facultades para ejercer la autonomía empresarial, para crear posibilidades específicas.

Si los métodos y estilos de dirección —conceptual y prácticamente — deben ser diferentes es esencial establecer estos propios conceptos de participación no después ni luego que estén las empresas en un paso avanzado de perfeccionamiento, sino al mismo tiempo.

En los últimos veinte años se ha comprendido —por experiencia propia y experiencia en el mundo— que la tecnología (física) y los recursos financieros necesarios no bastan para hacer que la empresa sea cada vez más competitiva y exigente. Hoy y mañana en nuestra sociedad habrá que insistir sobre la organización de las personas y las relaciones entre ellas para que así influyan también en el control de los hechos económicos, los cuales muchas veces se ven ajenos a la idoneidad del personal, ajenos al individuo, como sujeto de dirección.

No es objetivo del libro analizar y proponer alternativas a las propuestas constituidas en ley, pues hubo momentos anteriores en que la discusión y el análisis se llevaron a cabo y las propuestas de modificaciones se sometieron a consideración; marcando así diferencias con procesos anteriores.

Tampoco pretendemos hacer un análisis crítico desde el punto de vista técnico a cada elemento, concepto, definición o principio ni un análisis histórico comparativo de los procesos anteriores, históricamente condicionados. El objetivo central es reflexionar sobre evidencias, confirmaciones, distinciones y experiencias de años de investigación y asesoramiento a las empresas, analizar algunos de los desafíos más importantes que es necesario enfrentar y vencer en la actualidad y cómo preparar nuevos desarrollos para que la empresa pueda con su capacidad real y efectiva perfeccionarse y responder con eficiencia y eficacia. Cómo preparar un perfeccionamiento propio, sobre bases propias sólidas y con toda la capacidad de aprendizaje desplegada, como condición natural de su desarrollo y supervivencia. En una palabra, preparar el camino de perfeccionar lo que apenas comienza e ir creando condiciones para crear organizaciones que marquen pautas y logren resultados a través de las personas.

Todos los esfuerzos realizados en los últimos años en materia de capacitación y superación profesional —en medio de la crisis económica de los años 90— han permitido a un número importante de profesionales y directivos asimilar las mejores y más avanzadas prácticas, técnicas, métodos y conocimientos que posibiliten convertir a nuestra empresa en la empresa moderna de hoy y no en la de finales del siglo XIX. Es imprescindible extender esto en la práctica y trasmitirlo a todos los trabajadores.

A veces esto no se hace porque no todos han comprendido la magnitud de los problemas y de la revolución del pensamiento, en general, y del empresarial, en particular, y lejos de crear la posibilidad o capacidad para emprender una acción la frenan. En ocasiones, no se hace porque los propios capacitados no están realmente conscientes de lo que saben y de lo que pueden.

No es una experiencia agradable cuando en un reciclaje a un grupo de directivos de un conjunto de empresas al cabo de un año de pasar un diplomado se le pregunta qué transformaciones han podido realizar en ese tiempo y la respuesta al unísono es: ¡ninguna! Y es que es difícil hacerlo porque también hay un espacio importante de la capacitación de los trabajadores no cubierto —tanto para las categorías de obreros, como de administrativos y de servicios— y además existen nuevos contenidos que son necesarios y sin ellos sería una quimera llevar a cabo los nuevos métodos de dirección o las nuevas formas organizativas del trabajo o de la empresa. Este es un reto de todos los trabajadores. Es la única manera de que las estrategias elaboradas conduzcan a las transformaciones necesarias y que el perfeccionamiento empresarial, repetimos, sea una condición natural del desarrollo de la empresa.  


 

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