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(Esta sabrosa biografía ha sido escrita posiblemente por José Ignacio Gracia Noriega y ha sido copiada del sitio http://www.llanes.as/.)
Madoz, Pascual nació en Pamplona el 17 de mayo de 1806, hijo de una familia humilde y pobre. Recibió su primera educación con los escolapios en Barbastro y estudió Derecho en la Universidad de Zaragoza.
Activo y decidido liberal desde su juventud combatió por el triunfo de la libertad como soldado y como hombre de parlamento: ya en 1823 tomó el fusil para defenderla y hubo de pelear en Zaragoza y en el castillo de Monzón, donde el malvado francés, nuestro perverso enemigo, le tuvo como prisionero durante algún tiempo. Estas vicisitudes patrióticas interrumpieron sus estudios y, lo que son las cosas, a causa de los sucesos políticos en los que había tomado parte, tuvo que trasladarse como refugiado precisamente a Francia. Durante su forzosa emigración de 1830 a 1832, se dedicó en París y en Tours al estudio de la geografía y de la estadística. Pudo volver a España tras la amnistía decretada por María Cristina, fijando su residencia en Barcelona, donde, a principios de 1833, ya estaba al frente de las oficinas del Diccionario geográfico universal (Barcelona 1829-1834) que en aquella ciudad se publicaba, y del que se hizo cargo a partir de la letra R. Hasta 1834 no recibió el título de licenciado en Derecho, y ese mismo año, el 4 de junio de 1834, ya difundía su plan de un Diccionario geográfico de España que lograría ver culminado en 1850. Desde 1835 ejercía la abogacía en Barcelona, y ese mismo año tradujo, adicionó y publicó la obra de Alex Moreau de Jonnes, Estadística de España: territorio, población, agricultura, minas, industria, comercio, navegación, colonias, hacienda, ejército, justicia e instrucción pública (Barcelona 1835) y una interesante Reseña sobre el clero español y examen de la naturaleza de los bienes eclesiásticos. También dirigió durante algunos meses el periódico de oposición El Catalán.
Nombrado juez de primera instancia y gobernador del Valle de Aran, le cupo el honor de perseguir a varias partidas carlistas, distinguiéndose muy particularmente en la lucha contra aquella fanática modalidad del integrismo católico. La provincia de Lérida le envió a las Cortes, continuando en la capital de España su activa labor editorial y política: en sus discursos manifestó ideas muy avanzadas y fue asesor de Hacienda. En 1840 apareció en Madrid su Colección universal de causas célebres. Se puso al frente en 1843 de la coalición con la que algunos progresistas hicieron viva oposición a Espartero, pero pronto tuvo ocasión de arrepentirse de ello en un calabozo. Él mismo hizo su defensa y la de sus compañeros de prisión y amigos, quienes, aunque se ostentaban de inocentes, fueron tratados como bandidos: absuelto marchó de nuevo al extranjero, de donde volvió para publicar su Diccionario Geográfico de España, cuyos trabajos tenía bastante adelantados, obra gigantesca que sólo pudo llevar a cabo un carácter emprendedor y tenaz como lo fue el de Madoz. El primer volumen se publicó en Madrid en 1845 y el volumen 16 en 1850. Mientras tanto, en 1848, publicó Madrid: audiencia, provincia, intendencia, vicaría, partido y villa. Conviene resaltar que Madoz, para poder culminar obras tan ambiciosas, tuvo que asumir el papel tanto de editor literario como de impresor, organizando imprenta propia.
Tras la revolución de 1854, el 9 de agosto fue nombrado gobernador de Barcelona, ciudad en la que contaba con muchas simpatías. Volvió después a su escaño de diputado, presidió las Cortes, y el 21 de enero de 1855 se le confió la cartera de Hacienda. En esta ocasión presentó el famoso proyecto de ley de Desamortización, que consiguió ver aprobado, a pesar de la feroz oposición del clero católico, que veía lesionados los privilegios que seguía reconociendo a la Iglesia de Roma el Concordato de 1851. Aunque esta ley por él promovida fue sancionada el primero de mayo de 1855, al mes siguiente presentaba la dimisión, al observar que la corona le mostraba algún desvío, pasando a figurar en la oposición. Se puso Madoz a la cabeza de los milicianos nacionales, pero vencida por el gobierno la resistencia de éstos, tuvo que huir de nuevo Pascual Madoz al extranjero. Tras la revolución de 1868 fue gobernador de Madrid, cargo al que también renunció al poco tiempo. Hizo la oposición al gobierno provisional, y después de votar la candidatura del duque de Aosta para el vacante trono de España, formó parte de la legación enviada a Florencia para ofrecer a ese duque la corona, pero en Génova le sorprendió la muerte, el 13 de diciembre de 1870.
(Esta sabrosa biografía ha sido escrita posiblemente por José Ignacio Gracia Noriega y ha sido copiada del sitio http://www.llanes.as/.)
Estas fueron sus palabras
Muchos de mis amigos me han manifestado que debía publicar al fin del Diccionario la historia de esta obra. Diré sobre ello breves palabras. Durante mi emigración de 1830 a 1832, me dediqué en París y en Tours al estudio de la geografía y de la estadística: publicado el decreto de amnistía, llegué a Barcelona y a principios de 1833 me puse al frente de las oficinas del Diccionario Geográfico Universal que en aquella ciudad se publicaba. Entonces adicioné e imprimí la obra titulada Estadística de España, que había escrito en francés mi amigo el Sr. Moreau de Jonnes. La buena acogida que tuvo este mi primer ensayo así en Madrid como en Barcelona, y la venta instantánea de los 2.000 ejemplares de aquella tirada, me decidieron a emprender un Diccionario de España, mejorando, o al menos pretendiendo mejorar la publicación del Sr. Miñano, que había prestado con su obra, y a pesar de los defectos que pueda contener, un verdadero servicio a su patria.
La primera instrucción y circular dirigida después de un detenido exámen sobre el plan de mi obra y los medios de llevarla a término, tiene la fecha de 4 de junio de 1834; pero como la guerra civil se extendía por muchas provincias, y yo mismo hube de tomar una parte muy activa en ella, nombrado en el año de 1835 gobernador militar y juez de primera instancia del valle de Arán, reuní muy pocas noticias, y acaso no pasaban de 20 los colaboradores que en aquella época tenía yo en toda España. Desde las montañas de Cataluña vine a Madrid en el año de 1836, diputado de las Cortes constituyentes por la provincia de Lérida. Extendí desde luego mis relaciones, adquirí algunos datos, constando sin embargo el personal de la redacción de solos dos escribientes. La noticia de los fusilamientos de Estella me hizo creer, al concluir el mes de febrero de 1839, que estaba muy cercano el término de la guerra civil, y desde aquel instante, y sin vacilar, monté ya en grande escala mis oficinas: busqué colaboradores en todos los partidos de España, y los encontré tan entendidos como desinteresados. No soy yo el autor del Diccionario Geográfico, Estadístico e Histórico: esta gloria corresponde a tantos y tan distinguidos colaboradores que he tenido en todas las provincias y a los bueos amigos que han trabajado en las oficinas de mi redacción, cuyos nombres, los de aquellos y los de estos, figurarán con los de los corresponsales de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en lugar oportuno; corresponde a todos los Gobiernos que se han sucedido desde 1836 hasta el día, porque todos sin distinción de colores políticos, han secundado noble y lealmente mis esfuerzos.
La impresión del Diccionario principió en 27 de mayo de 1845, y ha concluido en 11 del mismo mes del año 1850. Acaso no haya ejemplar de una impresión tan rápida, de obra tan voluminosa y de letra tan reducida; y reducida ha debido ser forzosamente, para poder utilizar todos los materiales que había reunido.
Hijo de humilde y pobre familia, sin más bienes de fortuna que los que me ha proporcionado mi aplicación, después de 15 años, 11 meses y 7 días de trabajos literarios he conseguido dar cima a una obra, que todos consideraban difícil, que más de uno reputaba imposible. Miñano trazó el camino que yo he seguido: toda mi ambición se reduce hoy a ver todavía otro trabajo que oscurezca el mío, emprendido por algun jóven estudioso, que haga conocer mejor que yo todo lo que puede, todo lo que vale la muy noble, la muy generosa Nación Española.
Pascual Madoz, Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España, 1845-1850