Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Marcos Tulio
Álvarez
Economista UCAB
marcostulio@economista.com
http://www.marcos-alvarez.com/
Frecuentemente surge la pregunta de si el desarrollo económico está determinado por el clima y otras variables geográficas. Esta apreciación surge básicamente porque existe cierta correlación ente el grado de desarrollo de un país y su proximidad a la línea ecuatorial. Por el contrario, los países que se ubican en zonas templadas tienden a tener un ingreso per cápita más elevado que los países tropicales.
Ahora bien, ¿es ésta una relación determinística? Porque de ser así, entonces no queda sino tirar la toalla en nuestros países y aceptar que no podemos cambiar la evolución económica en el trópico. Sin embargo, algunos economistas han tratado de explicar como la dotación geográfica afecta el desarrollo económico. Principalmente, se ha encontrado que la dotación geográfica (como el clima) puede afectar directamente el desarrollo económico (la llamada hipótesis geográfica) o a través de las instituciones particulares de cada país (hipótesis institucional).
La hipótesis geográfica sostiene que el ambiente condiciona directamente el
desarrollo económico al influir en los factores de producción como la tierra y
el trabajo, así como en la función de producción en sí misma (por ejemplo, no
se pueden aprovechar eficientemente los avances tecnológicos generados en las
zonas templadas).
Por otra parte, la hipótesis institucional mantiene que el principal impacto
de la dotación geográfica se transmite a través de instituciones que perduran
en el tiempo. Por ejemplo, los países donde los cultivos se producen más
eficientemente empleando grandes plantaciones desarrollan rápidamente
instituciones legales que protegen a los terratenientes en detrimento de los
campesinos. Así mismo, en las colonias donde el ambiente era inhóspito, los
colonizadores tendían a establecer instituciones extractivas que requiriesen
poca mano de obra europea. Por el contrario, en zonas con ambientes y climas
más benignos, se propició el establecimiento de colonizadores permanentes. Tal
fue el caso de Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda.
En el caso de América Latina, las dotaciones de tierra se prestaban para
cultivos con economías de escala que incentivaban la concentración del poder
en pocas manos. En contraste, las dotaciones de tierra en Norteamérica eran
más compatibles con el modelo de granjas familiares y permitieron el
florecimiento de una amplia clase media. Así mismo, en América Latina, una vez
que el poder se concentró en unas pocas manos, las élites crearon
instituciones que preservaban su hegemonía. Lamentablemente, la restricción
institucional de oportunidades no permitió una estrategia de desarrollo, como
la industrialización, que requiere la participación de la mayoría de la
sociedad.
Recientemente, los economistas William Easterly y Ross Levine publicaron un
estudio (2003) donde analizaban la relación entre la dotación geográfica, el
desarrollo institucional y el ingreso per cápita para 72 excolonias europeas.
Los resultados econométricos del modelo apoyan la hipótesis institucional y no
encuentran evidencia para la hipótesis geográfica. Las dotaciones explican a
las instituciones y éstas explican el desarrollo económico. La data permitió
concluir que las dotaciones geográficas sólo pueden explicar las variaciones
de desarrollo económico a través de su influencia en el desarrollo
institucional. Estos resultados permiten inferir que si un país logra mejorar
sus instituciones, éste puede romper el círculo vicioso entre clima y nivel de
ingreso.