Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Luis C. Oliveros B.
(CV)
Economista
luis_cesar_13@yahoo.com
El planeta tiene 6.000 millones de seres humanos. De ellos, 3.000 millones sobreviven con menos de 2 dólares diarios, de los cuales 1.200 millones sobreviven con menos de un dólar. Las 475 personas más ricas del mundo poseen tanto dinero como la mitad del mundo. La FAO estima que, en 1999, más de 30 millones de personas murieron por inanición. Y ante este panorama, yo me pregunto: ¿Es la globalización la gran culpable de todo esto?, hago esta pregunta en vista de la nueva moda de varios “intelectuales trasnochados”, que han adoptado la bandera antiglobalización, y al enarbolarla, intentan culpar a esta de los graves males que como nación y mundo estamos padeciendo, calamidades que no son nada nuevas y con las cuales tenemos ya un tiempo viviendo.
Estos intelectuales dicen luchar contra la globalización, debido a que genera pobreza en los países del tercer mundo y amplia las diferencias económicas entre clases. Sin embargo, sus aportes al debate mundial sobre como lograr una mejor distribución del ingreso, son totalmente nulos. Estos críticos anti -globalización parecen no estar conscientes de los efectos sociales positivos de ésta. Hablemos por ejemplo del efecto que está teniendo la globalización cultural, el turismo y los movimientos migratorios sobre el papel de la mujer (en donde nuestro país, gracias a los últimos acontecimientos vividos, podemos dar fé del nuevo rol heroico de la mujer) y los derechos de los niños en las sociedades más tradicionales.
Los beneficios de la globalización casi siempre superan a los perjuicios, pero hay perjuicios y, para contrarrestarlos, se necesitan instituciones adecuadas. Cuando las empresas de capital extranjero causan contaminación en los países en desarrollo, la solución no es impedir la inversión extranjera o cerrar esas empresas, sino diseñar soluciones puntuales y sobre todo organizar la sociedad, con ministerios, normas medioambientales y un aparato judicial eficaz que las imponga. El reforzamiento de las instituciones debe producirse también a nivel internacional. Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía y famoso crítico del FMI, no habla (al contrario de lo que han entendido algunos) de eliminar el FMI. El concluye que las crisis financieras en Asia y más recientemente en Argentina, “nos han recordado la apremiante necesidad de reformar el sistema financiero global, y por donde debemos empezar es por una profunda reforma del FMI”. El FMI, junto al Banco Mundial y al BID, deben diseñar medidas mas eficientes en cuanto a previsión y control de los perjuicios causados por los movimientos espasmódicos de capital a corto plazo y actuar de forma más coherente. Sin embargo no creemos que una solución al problema de la pobreza sea eliminar estos Organismos.
James Tobin, creador del famoso impuesto a las transacciones especulativas de capital, le preguntaron su opinión sobre el uso de su nombre por asociaciones antiglobalización, rápidamente respondió ser un ferviente admirador del libre mercado y sostiene que estas asociaciones están abusando de su nombre. Por otra parte, otro famoso economista Xavier Sala-i-Martín la difícil situación económica africana, declara que “los males que han contribuido a devastar a la África postcolonial son, precisamente, el socialismo y la antiglobalización”, agregando que “decir que el Congo, Chad, Burundi, Tanzania y Etiopía son los estados más pobres del mundo por culpa del capitalismo neoliberal y de la globalización es una aberración histórica y un escarnio intelectual. No digo que los mercados libres y la globalización vayan a curar mágicamente a África. No es tan simple. Ahora bien, que no quepa la menor duda que sin éstos, el continente negro nunca dejará de ser pobre”. Pareciera que tal comentario, podríamos trasladarlo a la realidad latinoamericana, donde actualmente existe una cruzada encabezada por nuestro distinguido Presidente y su maestro Fidel Castro para atacar duramente la globalización. Una prueba más de no han entendido que la Globalización es un hecho irreversible, es un tren que está en marcha, y el que no lo aborde tendrá problema graves en el futro inmediato. Ojala siguiéramos los ejemplos de México y Chile, dos países que están creyendo en la globalización y están insertadas en el camino correcto, los invito a revisar sus logros económicos en los últimos años, y comparen con Venezuela y Cuba.