Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Enrique R. González Porras (CV)
enriquergp@yahoo.es
La jornada de paro nacional ha resultado ser una lección de
economía de mercado extraordinaria para la actual gestión de gobierno. Aún
así, prejuicios y desconocimiento continúan motivando acciones y declaraciones
erraras en lo que a políticas públicas ha ser acometidas para subsanar las
distorsiones y fallas coyunturales de mercado se refiere.
La especulación, acaparamiento e incremento de precios que el propio INDECU ha
comprobado en el mercado nacional, es producto de la aparición de poderes de
mercado, de monopolios y regiones exclusivas para algunos detallistas, de la
elevación sustancial de costos transaccionales, de la baja contestabilidad
coyuntural de mercado, la desatomización de la venta al detal, etc.
Más allá de la coyuntura actual, lo anterior constituye una lección en el
corto plazo, de lo que a mediano plazo la actual gestión ha estado
potenciando: reducción del parque industrial, cierre de empresas, caída de la
actividad económica y por tanto de la producción y la variedad de productos,
lo que sin duda ocasionará depauperación de la economía, caída de la demanda
interna, incremento de precios, entre otras.
Sin embargo, destaca el hecho de que personeros del ejecutivo, así como de
entes como el INDECU, apoyados en una Resolución Conjunta N°. DG-19410, 497,
DM/129, 674, DM/078 y 335.16 del Ministerio de la Producción y el Comercio, se
pronunciaran a favor de acciones contra productores e industriales sin
investigación previa o procedimiento administrativo alguno.
De ser ciertas las evidencias encontradas por el INDECU de acaparamiento e
incremento de precios aguas abajo, se hace obvio que las fallas, distorsiones
e incentivos especulativos se fortalecen a lo largo de la cadena, y
particularmente se hacen más fuerte mientras más cerca se este del consumidor
final.
De hecho, en condiciones normales la venta final se acercará a la producción
óptima del productor, ya que la inexistencia de poderes de mercado aguas abajo
y la reducción sustancial de los costos transaccionales, permitirán precios al
detal que no destruyan demanda, ni que depreden, por parte de los detallistas
(o mercados negros), el excedente del consumidor y del productor.
La lección es buena ya que las distorsiones del paro bien pueden desaparecer
inmediatamente al levantarse el mismo, pero las consecuencias de cuatro años
de señales de desincentivo de inversión privada por parte del gobierno, del
lanzamiento de leyes inconsultas, la vulneración de la propiedad privada,
entre otras, requieren definitivamente de otra visión de país, de gobierno, de
la forma de hacer políticas públicas y de la participación del Estado en la
actividad económica.
Colateralmente, las instancias y entes encargados de hacerle seguimiento a las
cadenas de comercialización interna, como la Dirección de Comercio Interno del
Ministerio de la Producción y el Comercio, el INDECU, entre otros; tendrán que
ponderar que en Venezuela existe una inflación represada, posiblemente
explicada por la caída sistemática de la demanda agregada interna y el
deterioro de la capacidad de compra del venezolano. Lo anterior llega al punto
de acumular un diferencial relativo entre la inflación al mayor y al
consumidor final de 146% aproximadamente desde enero de 2000 hasta noviembre
de 2002.