Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Luis C. Oliveros B.
Economista
luis_cesar_13@yahoo.com
Después de más de dos meses, CADIVI no ha entregado un solo dólar, lo cual
ha llevado a las empresas a entrar en fases críticas de inventarios. La
cantidad de trabas para la adquisición de divisas crece con los días, por lo
que pensar en una posible fecha para la normalización de las entregas de
dólares parece imposible. Hasta los momentos CADIVI ha recibido más de 1.800
solicitudes para importaciones, 2.290 para estudiantes en el exterior y 350
para casos especiales (enfermos, etc.). En total, casi 4.500 solicitudes
reposando en la institución, sin que todavía sepamos que se está haciendo
con ellas.
Las consecuencias de esto son bien importantes, y si además recordamos los
dos meses de paro, se llega a la conclusión que nuestro país tienen más de 4
meses en los cuales la actividad económica ha estado atravesando por caminos
muy desfavorables. Las empresas en Venezuela cuentan con una alta presencia,
en sus estructuras de costos de bienes importados, si a la devaluación
experimentada en el último año, le agregamos la imposibilidad actual de
conseguir las divisas para adquirir los insumos necesarios, lo cual genera
una fuerte escasez (porque la producción nacional no representa una opción
de calidad en la gran mayoría de los rubros), tendremos como resultado una
fuerte presión en los precios, los cuales no han terminado de explotar (a
pesar de los incrementos observados en los primeros meses de este año), en
vista de la precaria situación de la demanda interna.
A pesar de los intentos por demostrar que la situación está en total
normalidad, la realidad es sustancialmente diferente. Con la capacidad de
PDVSA mermada, con informaciones de que al parecer no se ha cobrado desde
diciembre la totalidad de las facturas petroleras y que el gobierno piensa
reestructurar deuda externa (lo que produjo inmediatamente una caída de casi
2 puntos en los bonos Brady’s), la salida no parece estar a la vuelta de la
esquina.
Debido a todo esto, en los resultados macroeconómicos para este año se
vislumbra un record de caída en el PIB, de aproximadamente un 15% (más de
35% en el PIB petrolero y de 9% en el PIB no petrolero). En cuanto a la
inflación, estaría bordeando el 50% y el déficit fiscal cerca del 10%. Por
otra parte las apuestas sobre la tasa de cambio indican una devaluación del
1005, lo cual llevaría al tipo de cambio a niveles de Bs. 3.200 por dólar.
Parece que existe suficiente consenso de que los controles no son la mejor
manera de arreglar delicadas situaciones financieras, pero peor aún
pareciera colocar al frente de los organismos encargados de llevar el
control, a personas no capacitadas y con intereses políticos. Todo indica
que estamos ante la presencia de un muerto sin nacimiento.