Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Luis Oliveros
luis_cesar_13@yahoo.com
Desde hace unos días el debate económico en nuestro país ha estado marcado
fuertemente por nuestra eventual salida del Fondo Monetario Internacional y la
creación para suplirle del Banco del Sur. Las razones para la salida son que las
políticas recomendadas por el Fondo han sido severamente cuestionadas como
causantes de regresiones en la distribución del ingreso y perjuicios a las
políticas sociales, resultados que suenan paradójicos si tomamos en cuenta que
sus estatutos declaran como objetivos principales la promoción de políticas
cambiarias sustentables a nivel internacional, facilitar el comercio
internacional y reducir la pobreza, objetivos que claramente no se han cumplido.
Oliveros, L.: "Hasta la vista FMI" en Observatorio de la Economía Latinoamericana Nº 104, octubre 2008. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/ve/
Lo cierto es que en la actualidad una gran cantidad de economistas y expertos en la materia responsabilizan a los principales organismos financieros internacionales, entiéndase al BM y al FMI, de aplicar un conjunto de medidas de política económica que lejos de mejorarles la situación económica a los países que recurrían a ellos por graves problemas, estas veían como sus problemas se agravaban y sus niveles de deuda externa también se incrementaban. Y es que parte de las críticas tienen que ver con que independientemente del país que fuera y de sus particularidades y problemas, el FMI les diagnosticaba siempre la misma receta en políticas económicas: reducir el déficit (fiscal y comercial); incrementar los impuestos; aumentar la tasa de interés, reducir la inflación; flexibilizar el mercado laboral y liberalizar el comercio. Luego de la receta venía la presión, si ese país no adoptaba esas medidas, el FMI limitaba tanto la posibilidad de obtener recursos financieros, y se le dificultaría el acceso a los mercados financieros internacionales.
Sin embargo, ¿es la mejor vía salirnos del FMI?, ¿gastar en la constitución del Banco del Sur es la alternativa que necesitamos?, recordemos que el FMI cumple una función importante y es que el Fondo es conocido como el Banco Central de los bancos centrales, y como tal aplica una serie de controles que los países cumplen y los inversiones extranjeros revisan como manera de verificar al situación de determinado país a la hora de realizar sus inversiones. Además debemos tener presente que existen emisiones soberanas de deuda que obligan a pertenecer al Fondo, sobre las cuales los tenedores de bonos pueden declarar default técnico y reclamar el pago de 100%, por lo cual pareciera que la salida de este ente no puede ser tomada a la ligera y debe ser consultada y analizada.
Pareciera claro que la salida del FMI no puede verse como algo de corto plazo y menos sin tomar en cuenta las implicaciones que podría tener.
Es evidente que el FMI necesita un cambio, necesita tratar de mejorar su imagen y aprender de sus garrafales errores, pero al mismo tiempo nuestros países deben aprender a gestionar sus recursos con un mejor criterio, pensando en el futuro y sin fines netamente políticos. Poniendo como ejemplo a nuestro país, ¿los venezolanos podemos culpar al FMI por nuestra crisis de 1982?, ¿o por la de 1998?. Es muy difícil pensar que con el cambio del FMI por el Banco del Sur las desigualdades en la región se acabarán, y los problemas de corrupción, delincuencia y pobreza pasarán al olvido. Los cambios deben empezar por la propia casa, y los gobiernos deben tratar de mejorar sus desempeños económicos para no depender de organismos internacionales.