Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Luis Oliveros
luis_cesar_13@yahoo.com
Siempre es agradable observar los correos que todas las semanas varios lectores
de este prestigioso medio me escriben para debatir sobre algunos puntos que
abordo, y es que además de agradecer la crítica constructiva, siempre son
interesantes las distintas interpretaciones que hacen las personas sobre el
mensaje que uno quiere transmitir. Sin embargo y a raíz de lo escrito la semana
pasada (con similar título al de estas líneas), mi correo electrónico recibió un
número inusual de entradas, y en las cuales la gran mayoría era para expresar su
molestia hasta podríamos decir su indignación por la actual situación de PDVSA.
¿Qué por que toda Venezuela debe pagar los errores de un grupito?, ¿que hasta
cuando vamos a seguir culpando al Imperio de nuestros problemas?, y como esas
una gran cantidad de preguntas que hoy se hacen los venezolanos sobre la
delicada pero misteriosa situación de nuestra industria petrolera.
Oliveros, L.: "PDVSA (II Parte)" en Observatorio de la Economía Latinoamericana Nº 103, octubre 2008. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/ve/
Otras personas me atacaron por criticar las ayudas a otros países, las cuales van en pro en la Integración Latinoamericana. Es bastante obvio que no tengo nada en contra de la integración con nuestros vecinos, al contrario me parece una estrategia lógica en cualquier programa de políticas coherente de desarrollo, pero toda integración debe traer beneficios para ambas partes, y soy de los que piensa que no todas las ayudas que realizamos como país traen provechos a los reales dueños de los recursos de este país, como lo es el pueblo venezolano, el cual ya tiene suficientes deficiencias y problemas como para desviar recursos importantes a otros países.
Por otra parte alguien me preguntó que en que me basé para afirmar que la caída de los precios petroleros del año 1998 se debió en gran parte a la mala gestión de la administración de PDVSA de esa época. Debemos recordar que en la coyuntura de 1998, Venezuela como integrante de la OPEP, desafía a Arabia Saudita y decide elevar su producción al máximo. Aunque Venezuela tenía una cuota de producción en la OPEP de 2.3 millones de b/d (cifra que por cierto es bastante cercana a nuestra actual producción), se embarcó en una ambiciosa política destinada a triplicar su capacidad de producción. PDVSA sabía que no podía hacer esto sin ayuda, por lo que reabrió su sector productivo nacionalizado a la inversión extranjera. En el invierno de 1996-1997, Venezuela estaba produciendo 3 millones de b/d y hacía peligrar el puesto de Arabia Saudita como principal abastecedor de Estados Unidos. Cuando se hace el ejercicio de comparar la producción total de la OPEP vs. la que se tenía establecida como cuotas, se observa como Venezuela es responsable de entre el 45% al 50% de los excedentes en las cuotas de producción de la Organización. PDVSA atribuyó la caída de los precios petroleros a la crisis asiática, sin embargo cuando comparamos la demanda de petróleo de estos países entre 1997 y 1998, se observa que esta cae en apenas 614.000 barriles (pasando de 10.9 MM b/d a 10.3 MM b/d), cifras que luego repuntan (aunque la “crisis continuaba”) para 1999. Por lo tanto se ve claramente que los famosos tigres asiáticos no tienen ninguna capacidad para afectar el mercado petrolero internacional, mientras que una competencia entre productores si la tiene.
Es indudable que caer en nacionalismos extremos no es la solución a ningún problema, y menos cuando existen aspectos legales muy claros que pareciera que no se cumplieron a cabalidad. Como dijimos antes, este problema al final del día se solventará y todos debemos desear que sea con el menor sacrificio económico posible para la nación, porque como venezolanos nos debe importar mucho más nuestro país y PDVSA que quien lo maneje, y debemos recordar siempre que esta Revolución seguro pasará, pero el país quedará.