Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Luis Oliveros
luis_cesar_13@yahoo.com
Motivado en gran medida al elevado crecimiento económico que ha experimentado
nuestro país en los últimos meses la tasa de desempleo, según el Instituto
Nacional de Estadísticas de Venezuela, ha disminuido desde enero de este año
hasta el mes de agosto cerca de un 2.5% (pasando de 11.1% a 8.6%). Esta cifra
quiere decir que aproximadamente 500.000 personas que estaban buscando trabajo,
lo consiguieron.
Oliveros, L.: "Delincuencia y Empleo" en Observatorio de la Economía Latinoamericana Nº 103, octubre 2008. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/ve/
Evidentemente un incremento en la cantidad de personas empleadas trae mejoras no solamente en la calidad de vida de estas personas, sino también en los niveles de consumo nacional, más impuestos, etc. Adicionalmente existen estudios que hablan que la disminución de personas desocupadas tiene relación con descensos en las tasas de criminalidad, esto debido en parte a que estas personas al tener un trabajo no deberían tener la necesidad de “incurrir en delitos” para paliar necesidades básicas (pareciera algo lógico pensar que cuando los individuos viven en situaciones de pobreza producto de la falta de empleo, una de las pocas formas de satisfacer sus necesidades es aplicar conductas delictivas para resolverlos). Claro está que es utópico pensar que la disminución de la violencia se producirá de manera instantánea y de igual proporción al descenso del desempleo, debido entre otras cosas a que no todos los delincuentes están buscando trabajo, sino prefieren seguir cometiendo sus fechorías, las cuales para ellos deben ser más rentables. No obstante lo importante de resaltar en el caso venezolano es que en medio de un boom petrolero, un enorme gasto público, altas tasa de crecimiento y descensos en la tasa de desempleo, los índices de criminalidad y violencia lejos de disminuir están cada día en aumento, y prueba de ello son los “partes de guerra” que se emiten los días lunes sobre los sucesos de los fines de semana en las principales ciudades del país. Entonces, ¿Cómo se explica que aumente la delincuencia, en medio de una situación económica tan buena?.
La clave pareciera estar en que problemas tan comunes en nuestra región y por supuesto en nuestro país, como la pobreza, la creciente inequidad en la distribución del ingreso, el desempleo y la falta de expectativas positivas no se resuelven únicamente con crecimiento económico, y que no necesariamente un boom económico se traduce en mejoras sociales para los habitantes de los países del tercer mundo. Diversos estudios explican que existe una estrecha relación entre el repunte de la violencia y el de la concentración de la riqueza. La pobreza y, más allá de ésta, la mala distribución de la riqueza son factores estrechamente relacionados con la violencia. Es menester tener presente la fuerte relación que guarda la violencia con la pobreza y la desigualdad, y a esto se le debe agregar los efectos de una situación política con un perfil bastante violento. Y todos sabemos que en nuestro país la distribución del ingreso no está mejorando, sino por el contrario está empeorando.
Venezuela tiene graves problemas estructurales y aunque estemos en una senda de crecimiento económico, necesitamos que ese mejor nivel de la actividad productiva produzca desarrollo, genere bienestar para toda la población, y esto nunca se logrará si las bondades de ese crecimiento económico se queda en las mismas clases sociales de siempre, o se comparta con una nueva clase social que nazca de la élite del partido político que está en el gobierno.