Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Luis Oliveros
Luis_cesar_13@yahoo.com
Debido a la solicitud de Reforma Constitucional que adelanta el Ejecutivo, nuevamente entra en el debate público el tema de la hasta ahora supuesta “independencia” del Banco Central. Y es que pareciera que con la reforma se pondrá por escrito y con carácter constitucional algo que todos en este país sabemos que viene ocurriendo en los últimos años, y es la pérdida paulatina de autonomía del ente emisor. Ya el BCV no es quien administra las Reservas Internacionales, publica cifras diferentes al Ministerio de Finanzas en cuanto a endeudamiento, etc., en fin, pareciera que cada día sus funciones son menos reconocidas y autónomas.
Oliveros, L. : "Out la Independencia del BCV" en Observatorio de la Economía Latinoamericana Nº 90, enero 2008. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/ve/
Como todos sabemos la función primordial de un banco central es controlar el mercado monetario, teniendo como norte la estabilización de la inflación. Esta tarea debe ser desarrollada en clara concordancia con los otros organismos económicos y financieros del país, para que de una manera conjunta puedan generar tasas estables de crecimiento económico, y con esto incrementar el nivel de vida de la población. En tal sentido, parece necesario evocar las palabras del Premio Nóbel de economía en 2001 Joseph Stiglitz, quien afirma que para los bancos centrales el controlar la inflación no debería ser un fin en sí mismo: debe ser visto como un simple medio para lograr un crecimiento más rápido y más estable y con menor desempleo. Teniendo presente todo esto, ¿es conveniente que el BCV pierda su independencia?, ¿qué sus metas sean definidas más por una agenda política que por una necesidad económica?, ¿garantiza un mejor comportamiento económico tener un banco central “títere”?, o ¿sería mejor para el país un sólido banco central, con autonomía e independencia?.
Es evidente que si el banco central no es capaz de cumplir con su parte del “plan económico”, y deja que la inflación se mantenga a altas tasas, esto será sumamente peligroso para la nación, debido en primer lugar a que erosiona el valor real de los ingresos de los trabajadores, que no pueden renegociar sus salarios al ritmo que sigue la inflación. Recordemos que la inflación además distorsiona el mecanismo de asignación de recursos del sistema de precios, con pérdidas en eficiencia y crecimiento. Afecta a la inversión, porque dificulta el cálculo económico sobre los posibles niveles de rentabilidad, lo que induce la postergación de proyectos de inversión y afecta al consumo, porque las familias se ven obligadas, ante la incertidumbre, a modificar sus patrones de gasto y la relación entre gasto y ahorro se ve deteriorada.
En mi opinión, lo mejor que puede hacer un banco central para promover el crecimiento y mejorar la equidad es mantener la inflación baja y estable (teniendo mucho cuidado con la escogencia de los instrumentos y el efecto distributivo que su aplicación conlleva). Es por esto que debe gozar de autonomía e independencia, pero obviamente ambas deben tener límites, y al mismo tiempo estar sujeto a la rendición de cuentas, teniendo muy presente el concepto de transparencia, especialmente cuando formule y ponga en práctica la política monetaria.