Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Luis Oliveros
Luis_cesar_13@yahoo.com
En días recientes fuimos testigos de una generalizada ola de ventas en los mercados internacionales de activos financieros considerados de alto riesgo (acciones en general y bonos de países emergentes, etc) que llevó a que las primas de riesgo en estos mercados a su máximo en cuatro meses y causó la caída más grave en Wall Street desde la caída de la Bolsa china (en marzo pasado). Es así como la combinación de una recesión en el Imperio, hizo a los grandes inversores visualizar un posible cambio en el ciclo económico positivo global por primera vez en casi un lustro.
Sin embargo de todos los mercados emergentes, Argentina y Venezuela son los que han sufrido la caída más grande en las cotizaciones de sus bonos de deuda, tanto externas como internas, lo que trajo entre otras consecuencias el retraso en la salida de la emisión del Bono del Sur III, debido a que Argentina quiere esperar un mejor clima para sus bonos, y no tener que salir a emitir un título con un cupón de interés mas alto del estipulado.
Ahora bien, ¿Por qué de estas caídas?, al analizar el caso argentino (que no se diferencia mucho del caso venezolano) nos encontramos con un débil resultado fiscal para los meses de junio y muy posiblemente también en julio, elevada posibilidad de una disminución en la alícuota del impuesto a las ganancias y los crecientes subsidios energéticos, agrícolas e industriales; han disparado la percepción de que la principal ancla de la administración del Presidente Kirchner, el superávit fiscal, se está contrayendo aceleradamente. Además los índices de confianza del sector privado hacia las políticas gubernamentales están bajando. Y si todo esto parecía grave, la inflación (fuerte demanda y muy poca oferta, además de que los precios de los insumos están subiendo), el tipo de cambio (se habla que el Gobierno impulsó la corrección alcista del tipo de cambio, para recibir más ingresos fiscales vía retenciones a las exportaciones) y las tasas de interés han estado siendo víctimas de fuertes presiones al alza. Y esto ocurre en medio del comienzo de la carrera por la presidencia de la República, en la cual da la casualidad está la esposa del Presidente Kirchner.
Oliveros, L. : "Argentina: ¿Cambia para seguir en la continuidad?" en Observatorio de la Economía Latinoamericana Nº 90, enero 2008. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/ve/
Y como siempre, la idiosincrasia del latinoamericano está presente, ante los problemas económicos que podría tener Argentina en el futuro, llama la atención el slogan de la candidata Cristina Kirchner: “el cambio será la continuidad, lo que va a garantizar la novedad del cambio es seguir en una misma dirección”. Todos sabemos que es evidente la necesidad de cambio en Argentina y más en su economía para irse amoldando a la dinámica económica mundial, pero ¿cambiar continuando el mismo camino?, ¿necesidad de cambio cuando tu esposo e integrante de tu mismo partido sería tu predecesor?, suena como extraño.
Lo cierto es que la confianza empresarial, tanto nacional como internacional en Venezuela y Argentina no atraviesa sus mejores días, en ambos países se ciernen dudas sobre el manejo de sus recursos públicos y sobre la sostenibilidad de ese gasto en el futuro, la cual cada día es más difícil de mantener y que ante cualquier sacudida en el mercado de las materias primas (los principales productos de exportación y de ingresos de estos países son materias primas), sus frágiles equilibrios fiscales pueden experimentar serios problemas.