Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Karen E. Requena M. (CV)
José F. Muñoz R. (CV)
Rodríguez Emira1
Universidad de Oriente, Venezuela
Olarte, María 2
Universidad de la Rioja – España
mscmrek@yahoo.es
Karen E. Requena M. y otros: "El comercio electrónico en Venezuela" en Observatorio de la Economía Latinoamericana Nº 57, marzo 2006. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/ve/
RESUMEN
Una de las facetas importantes de Internet en la actualidad es la de redefinir el comercio y los modelos tradicionales de consumo. El comercio electrónico ha incidido en el manejo financiero, en los negocios y en los consumidores. No ha resultado sencillo convencer a muchos de que comprar por la red es seguro, pero, la avalancha informativa y el nacimiento de una oferta interesante por parte de las empresas han obligado a muchos a dejar atrás los tabúes y lanzarse a explorar este maravilloso mundo de compras electrónicas. Venezuela no escapa a esta situación y por ello la investigación se orientó a determinar la situación del comercio electrónico en nuestro país, para lo cual se utilizó una metodología de carácter descriptiva y de tipo documental. Las estadísticas señalan que más del 50% de las empresas cuentan con infraestructura para hacer comercio electrónico, los negocios mediados por redes superan 800 millones de dólares, los internautas locales realizaron compras al detal por Internet de 14 millones de dólares en el año 1999, y en la empresa-consumidor hubo un potencial crecimiento de 300% para los años 2000-2001. A pesar de este crecimiento, persisten muchas contradicciones, lo cual obstaculiza el desprendimiento total de la venta en línea. Así mismo la falta de culturización digital y un marco legal estable impiden un mayor desarrollo del mismo, sin embargo, sin embargo, algunos autores consideran que Internet y comercio electrónico es y será de quienes entiendan la importancia de apostar por el futuro.
PALABRAS CLAVES: Internet, comercio electrónico, compras electrónicas
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INTRODUCCIÓN
Aunque las primeras iniciativas referentes a la utilización de Internet surgieron a finales de la década de los 60, en los últimos años es cuando se ha desarrollado con fuerza la utilización de la misma como un claro mecanismo alternativo para la comercialización de productos y, por tanto, como una vía opcional para la realización de muchas actividades económicas.
A través de la red se pueden realizar muchas operaciones, entre ellas se encuentran las transacciones comerciales, dando origen a lo que se denomina hoy en día “comercio electrónico”, el cual se ha ido desarrollando intensamente gracias a las nuevas corrientes innovadoras. Si se tiene que buscar algún motivo que explique el crecimiento del mismo en los últimos años, no se podría encontrar un único factor que justifique el fenómeno ya que, en realidad, ha sido un conjunto de ellos los que han fomentado este desarrollo. Entonces es posible deducir que el crecimiento del comercio electrónico no es un fenómeno aislado, sino que en realidad, se produce como consecuencia, por lo menos, de la conjunción de 3 aspectos fundamentales: cambios tecnológicos, cambios en la mentalidad de la sociedad y determinado comportamiento favorable por parte de legisladores y políticos (De la Guardia, 2003).
Son ya notables los cambios que se han producido en el nuevo milenio. Es por ello que vender a través de la red se ha convertido en la línea de negocios que las grandes y medianas empresas están siguiendo rápidamente y que representa una gran oportunidad para las pequeñas, aún cuando no ha resultado sencillo convencer a muchos que comprar por la red es seguro, confiable e incluso más económico que hacerlo en la forma tradicional. Sin embargo, se debe destacar que las ventas a través de Internet deben hacerse como un canal alterno y no como la única vía, ya que de esta manera se continuarían aprovechando las experiencias de las empresas en su forma tradicional de ventas, más el apoyo que ahora puedan tener a través de la red.
MATERIALES Y MÉTODOS
La investigación es de carácter descriptivo, se usó la técnica documental y los datos fueron analizados a través del método de análisis – síntesis, el cual consiste, según Muñoz (1998), en la separación de las partes de un todo para estudiarlas en forma individual (Análisis), y la reunión racional de elementos dispersos para estudiarlos en su totalidad (Síntesis).
RESULTADO
Aunque el éxito de los negocios en la red es inminente, muchas compañías no se atreven a dar aún el primer paso necesario para abrir sus puertas al mundo del comercio electrónico. Sin embargo, a pesar de todos los temores que se tejen en torno a la seguridad, la consistencia de las ganancias o la efectividad real de ofertar todo tipo de productos a un público que sigue siendo exclusivo, hoy en día, muchas empresas tienen la visión, tienen el sitio (o están haciendo el esfuerzo para tenerlo cuanto antes) y están dispuestos a mantenerse sin percibir grandes sumas, para cuando la ola de las compras en línea logren participación en el mercado a través de este importante canal alternativo de ventas.
Existen diversas formas de definir el comercio electrónico, al respecto, Liscano (1997), lo define como “la forma mediante la cual se efectúan transacciones comerciales a través del ciberespacio”; por su parte BT Electronic Commerce Innovation Center (2004) la refiere como "la disponibilidad de una visión empresarial apoyada por la avanzada tecnología de información para mejorar la eficiencia y la eficacia dentro del proceso comercial"; mientras que para Requena (2004) no es más que “cualquier forma de transacción comercial, en la que las partes interactúan electrónicamente en lugar de por intercambio o contacto físico directo”. Agrupando estas definiciones se tiene entonces que el comercio electrónico es una metodología moderna para hacer negocios, en la cual las partes involucradas interactúan de manera electrónica en lugar de hacerlo de la manera tradicional con intercambios físicos o trato físico directo.
Ahora bien, el comercio electrónico, señala De Rivera (2000), puede subdividirse en cuatro modalidades diferentes según los agentes implicados:
Empresa – Empresa (B2B): compañías que usan una red para ordenar pedidos a proveedores, recibiendo los cargos y haciendo los pagos. Esto es, cuando la compra-venta de productos y servicios se realiza entre empresas.
Empresa – Consumidor (B2C): se puede comparar con la venta al detal de manera electrónica. Esta modalidad ha tenido gran aceptación y se ha ampliado sobre manera, gracias a la llegada de la World Wide Web. En resumen, es la venta realizada al usuario final, la cual se ha expandido debido a la existencia de galerías comerciales o portales sobre Internet, ofreciendo todo tipo de bienes consumibles.
Empresa – Administración: cubre todas las transacciones entre las empresas y las organizaciones gubernamentales. Esta modalidad está comenzando, pero puede crecer rápidamente si los gobiernos la usan para sus operaciones.
Consumidor – Administración: a la vez que crecen tanto las categorías empresa–consumidor y empresa–administración, los gobiernos podrán extender interacciones electrónicas a áreas tales como: pagos de pensiones, autoasesoramiento en devoluciones de tasas, pagos de impuestos, entre otros servicios a empleados públicos.
En este mismo orden de ideas y tras el dominio .com, rasgo que caracterizó a los nuevos actores con fines de lucro, ha surgido toda una avalancha que hoy abre paso a la economía digital del futuro, con transacciones que superarán, según IDC (International Data Corporation), el trillón de dólares en la próxima década (Dohuane, 2001).
Para tener una idea al respecto, Tendencias (2004) señala que en los próximos años, el predominio de Estados Unidos en las proporciones de población conectada a Internet disminuirá, al tiempo que un mayor número de asiáticos, europeos y sudamericanos entrarán en la red. A pesar de esa disminución, Estados Unidos continuará dominando el comercio electrónico en el futuro cercano, tanto el comercio entre las compañías y consumidores como el comercio entre empresas. Esto implica 2 aspectos para las compañías y consumidores que operan en línea: por una parte, es imperativo adoptar una perspectiva global, y por otra, el principal mercado para el comercio electrónico continuará siendo Estados Unidos. Las compañías con modelos comerciales basados primordialmente en la compra y venta de mercancías se verán obligadas a moverse con mayor rapidez si desean captar y mantener la atención de los nuevos consumidores que van a ingresar a la red.
En tal sentido, Doupovec (2002), expone que la diligencia con la cual las sociedades de América han asumido el reto de expandir a velocidad de bits la evolución en los servicios de ventas en línea, ha demarcado fronteras muy evidentes, dando lugar a “tres grupos” con fortalezas muy desiguales.
En primer lugar se ubica Estados Unidos, que en transacciones negocios-consumidores invierte un poco más de doce mil millones de dólares ($12.000 mm), y las proyecciones indican que para el año 2005, sesenta y un mil millones de dólares ($61.000 mm) se invertirán en algunos paquetes turísticos, adquisición de hardware o compra de libros en Internet.
Un segundo grupo, muy relegado del primero, lo conforman Brasil, México, Argentina y Chile. Por si fuera poco, entre ellos hay grandes diferencias. En Brasil se realizan más del 88% de las ventas en sitios de origen latinoamericano. El resto de las desiguales porciones de la torta quedan en manos de México, segundo en discordia 6%, mientras que Argentina y Chile no alcanzan el 2% y 1% respectivamente. El grupo restante (3%) se distribuye entre aquellos países (incluida Venezuela) que deben convivir con duras realidades socioeconómicas y escasa cultura digital, cuyas consecuencias implican posiciones no alentadoras en el tren del comercio electrónico.
Por otra parte, en Latinoamérica, actualmente las compras on-line están concentradas en pocos rubros. Las ventas de libros, computadoras, productos electrónicos y alimentos representan el 77% de las ventas domésticas en línea. Curiosamente, Latinoamérica se ha guiado por un esquema idéntico al de los mejores sitios estadounidenses, más su reto ahora es aupar la formación de más comercios dirigidos a nuevos nichos de mercado, donde puedan colocar una variedad de productos poco explorados para diversificar la oferta. Así que, para que Latinoamérica realice las proyecciones estimadas en la modalidad negocio-consumidor, algunas trabas deben ser superadas en el corto tiempo (Engler, 2003).
Venezuela, que se suele identificar en el ciberespacio con la nomenclatura .ve, apenas despierta a esta nueva realidad. Las estadísticas suelen ser menos precisas: más de 50% de las empresas cuentan con infraestructura para hacer comercio electrónico, los negocios mediados por redes superan 800 millones de dólares, los internautas locales realizaron compras al detal por Internet de 42 millones de dólares en el año 2003, y en la empresa-consumidor existe un potencial crecimiento de 300% para el 2003, liderizado por el sector bancario que ha encontrado en la red un fuerte aliado para hacer llegar sus productos (nóminas, publicidad, etc.) hasta sus clientes a muy bajos costos (Gómez, 2004).
No obstante, que algún empresario venezolano invierta en comercio electrónico y espere grandes utilidades a corto plazo es tan parecido a jugar y a ganar el primer premio de la lotería. Como en todo negocio se necesita un poco de suerte y mucha visión, además de superar el miedo a los diferentes obstáculos que actualmente impiden el desarrollo exitoso de esta nueva alternativa de mercado, entre los cuales se pueden citar: a) La masificación de plataformas de seguridad y transacción financiera en las que el bolívar sea la denominación aceptada por todos los bancos; b) Una expansión de una tienda con productos y ofertas más interesantes que las ofrecidas en el mundo físico; c) Un esquema jurídico que proteja al usuario y; d) La imposición de una cultura que haga tangible un mercado ganado al consumismo. De éstas, algunas se han saltado con la reciente inclusión del bolívar dentro de la economía de Internet. Las entidades Mercantil Banco Universal y Banesco Banco Universal, están transando en moneda nacional por la red a través de lo que ellos han denominado monederos electrónicos; y otras tantas van por esta vía. Mientras tanto la ebullición de tiendas locales aún no sucede, pese a la existencia de muchas ofertas a punto de salir al mercado. Y no porque técnicamente no se puedan realizar, sino porque es un proceso complejo que implica, entre otras cosas, una consolidación de servicios y una cultura digital.
Abrir una tienda virtual, no es simplemente diseñar una página, hay que contratar los servicios de una empresa para que provea la tecnología, el hospedaje para el site en servidores de alta disponibilidad, la solución de pago, manejo del inventario y además brinde servicios de consultoría. Adicionalmente, el cliente que aspira abrir la tienda debe contar con una solución de pago confiable, segura y manejable. En Venezuela, lo ofrece la empresa NetCommerce, representantes exclusivos de Cybersource en el país, esta empresa ofrece la solución de pago Global Pay, la cual trabaja con el protocolo de seguridad Secure Sockets Layer (SSL) y la solución de IBM DANSKE BANK. El funcionamiento es relativamente sencillo, una vez que los usuarios realizan la transacción, la información se aloja en los servidores de Cybersource (que hace las funciones del software de servicios de pago) y no en los de la tienda virtual, lo que permite ahorro en costos y seguridad, sin embargo una alternativa opcional sería adecuar las tiendas tradicionales al comercio electrónico por medio de equipamiento óptimo tanto de hardware como de software.
Lara (1999) afirma, que las regulaciones establecidas por el Código del Comercio vigente en Venezuela encuentran un escenario natural para la actividad del comercio electrónico, pero a la vez tocan la atención de leyes en materia de protección al consumidor, régimen aduanal, fiscal y tributario, propiedad intelectual, así como las obligaciones que sugieren los acuerdos suscritos por Venezuela en materia de comercio internacional.
Las variables tecnológicas que impone el comercio electrónico incorporan una nueva naturaleza electrónica y no tangible en el contrato comercial que se establece entre las partes. En estas relaciones donde no hay un cara a cara entre quien vende y quien compra, produce un problema sobre la certeza del trato, tal situación no encuentra respuesta ante la carencia en Venezuela de disposiciones que reconozcan las prácticas del comercio electrónico y capaciten el manejo legal de controversias. No se cuenta en el país con un sistema legal de arbitraje comercial para resolver disputas en esta materia. Es así como se ha generado una corriente jurídica que ya encuentra eco en la Cámara Venezolana de Comercio Electrónico (Cavencom-e), y que se enfoca en el diseño de un reglamento que dicte normas básicas de entendimiento y práctica del comercio electrónico en Venezuela y como una solución a esta circunstancia de vacío jurídico se erige la propuesta de reglamentación planteada, la cual se concentra en un modelo tecnológico de factura electrónica.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
La chispa del comercio electrónico se ha encendido y es evidente que la tecnología ha transformado el modo en que las compañías hacen negocios y atienden a sus clientes. El maravilloso mundo de las computadoras conjuntamente con el nuevo mundo “virtual”, una vez más establece la diferencia. El advenimiento del comercio electrónico es hoy una realidad insoslayable. Al igual que en otras áreas, la combinación de lo que se denomina Nuevas Tecnologías está transformando el comercio de tal manera que resulta indispensable comenzar a imaginar los distintos campos en que estos cambios influirán en un futuro muy próximo. Una de las características que hace más atractiva la oferta en línea es la diversidad de la oferta. Actualmente, es posible comprar cualquier producto desde la red, ya que existen sitios globales que ayudan al comprador a encontrar lo que quiere. La diferencia entre las tienda radica en la costumbre de las personas de palpar la mercancía, la atención personalizada, la seguridad de la compra, los tiempos de respuesta y la anticipación a los gustos e inquietudes del comprador.
Para que Latinoamérica efectivamente realice las proyecciones estimadas en la modalidad negocio-consumidor, muchas trabas deben ser superadas, desconfianza, inseguridad, infraestructura, entre otras. No se debe olvidar que si bien es cierto que la palabra tecnología suena a “altos costos”, no es menos cierto que las posibilidades de contar con un sitio en la red y ofrecer un catálogo atractivo de productos, es más económico que alquilar unos cuantos metros cuadrados en un centro comercial, pagar una elevada nómina de empleados, costear los precios de alquiler y servicios públicos (electricidad, agua, teléfono) de la tienda física.
En Venezuela persisten muchas contradicciones que impiden el desprendimiento total de la venta en línea, por una parte, es común encontrar preocupaciones de las compañías de tecnologías alrededor de temas como la falta de un marco jurídico en la actividad y una escasa y poco publicitada infraestructura financiera que soporte los pagos en línea; y por otra, existe la desconfianza del usuario, ante el desconocimiento de los mecanismos de despacho así como la seguridad misma de las transacciones. Sin embargo, existe la plena confianza sobre las proyecciones que se están generando, ya que la banca y algunas empresas han develado sus progresos en materia de procesamiento de pagos en línea (y en bolívares) así como la seguridad al momento de la compra.
La banca venezolana en línea es un negocio que está en sus inicios, y el desarrollo de esta práctica requiere de un cambio en la mentalidad de la gente, para que lo asuma como una herramienta fundamental. Recordemos que la tecnología se acrecienta a pasos agigantados y en base a ello, se podría decir, que los bancos que no tengan un domicilio en la superautopista perderán participación en el mercado, pues los nuevos clientes son exigentes por el mismo cambio, y no perdonan que haya servicios que no les sean ofrecidos, y que estén disponibles en la competencia.
La compra electrónica se convertirá en la comercializadora inevitable a través de la red, en definitiva, Internet y comercio electrónico es y será de quienes entiendan la importancia de apostar por el futuro. ¿La meta final?, simplificar las vidas cotidianas de quienes tienen que lidiar con negocios cada vez más complicados.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Currículum:
Karen Elisa Requena Mago
Candidato a Doctor en Gerencia – Universidad de Yacambú (2006-2008). MSc. en
Ciencias Administrativas, mención Finanzas (2002). Lic. en Matemáticas.
Investigadora PPI-I. Investigadora Activa Nivel V de la Universidad de Oriente.
Profesora Agregada de la Universidad de Oriente, Núcleo de Sucre, Escuela de
Administración, Departamento de Contaduría, Cumaná. Estado Sucre. Venezuela.
E-mail: mscmrek@yahoo.es. Tlf: 0293-4513665; Fax: 0293-4331730.
José Francisco Muñoz Rengel
Candidato a Doctor en Ciencias Sociales – Universidad Central de Venezuela
(2005-2007). MSc. en Ciencias Administrativas, mención Finanzas (2002).
Economista. Vicepresidente Regional, Zona Oriente del Banco República
(1996-2000). Investigador PPI-I. Investigador Activo Nivel V de la Universidad
de Oriente. Profesor Instructor de la Universidad de Oriente, Núcleo de Sucre,
Escuela de Administración, Departamento de Administración, Cumaná. Estado Sucre.
Venezuela. E-mail: jfmunozr@yahoo.es. Tlf: 0293-4518641.
Emira Josefina Rodríguez Ducallín
Dra. en Ciencias Económicas y Empresariales, con especialización en Mercadeo
(2002) . MSc. en Ciencias Administrativas, mención Gerencia. Lic. en
Administración Comercial. Investigadora Novel de la Universidad de Oriente,
Profesora Titular de la Universidad de Oriente, Núcleo de Sucre, Escuela de
Administración, Departamento de Contaduría, Cumaná. Estado Sucre. Venezuela.
E-mail emijosefard@yahoo.es. Tlf: 0293-4672178.
Cristina M. Olarte Pascual
Dra. en Ciencias Económicas y Empresariales. Premio Extraordinario de Doctorado.
Profesora e Investigadora de la Universidad de la Rioja – España. E-mail.
cristina.olarte@dee.unirioja.es