Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Javier Campo Marquina
jcampo19@gmail.com
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Campo Marquina, J. (2005) "Orimulsión y desarrollo económico" en Observatorio de la Economía Latinoamericana Número 52.
Resumen:
La Orimulsión supuso una innovación tecnológica en materia energética y ha
tenido un notable éxito comercial. En 2003 el gobierno decidió paralizar el
“proyecto Orimulsión” alegando que se trataba de un producto que se vendía
por debajo de su valor real y que generaba pocos ingresos fiscales. Teniendo
en cuenta la fuerte dependencia que tiene Venezuela del petróleo, el
objetivo fundamental de este estudio ha sido analizar si la decisión de
cancelar el proyecto ha sido beneficiosa o no para el desarrollo económico
venezolano. Las conclusiones que se han extraído indican que el negocio sí
es sostenible y que podría contribuir al desarrollo económico de la nación.
Palabras clave: Orimulsión, Venezuela, desarrollo económico,
petrodependencia petróleo, política energética, “enfermedad holandesa”,
PDVSA, cooperación, integración, América Latina y el Caribe.
El texto completo del artículo en formato PDF puede bajarlo pulsando aquí. Presentamos en esta página parte del texto, sin tablas, gráficos ni notas, para que se pueda revisar su contenido.
I.- Introducción
La Orimulsión es un combustible fósil compuesto por una emulsión de 70% de
bitumen procedente de la región de Cerro Negro , 30% de agua y una pequeña
cantidad de surfactante (menos de un 1%), que nació en los años ochenta fruto de
las investigaciones de INTEVEP, S.A. Este desarrollo tecnológico tuvo un
considerable éxito comercial, especialmente como insumo de las centrales
eléctricas, y fue motivo de orgullo para los venezolanos, representando un
símbolo importante de la afirmación nacionalista (Vessuri y Canino, 2003b). Sin
embargo, en el año 2003 se hizo pública la decisión de cancelar el “proyecto
Orimulsión”, lo que implicó no firmar ningún contrato de suministro más ni
construir ningún módulo adicional . La decisión de abortar este proyecto generó
mucha polémica, debido principalmente a los motivos argüidos por los
responsables de la empresa estatal Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) y del
Ministerio de Energía y Minas (denominado ahora Ministerio de Energía y
Petróleo), quienes sostenían que la Orimulsión no era un buen negocio para la
nación. En declaraciones hechas en octubre de 2003, el Ministro de Energía y
Minas, Rafael Ramírez , declaró que el barril de Orimulsión se vendía como una
emulsión de bitumen y agua cuando realmente era petróleo extrapesado con agua,
por lo que se estaba vendiendo petróleo (y no bitumen) por debajo de su valor
real en el mercado.
Dada la gran cantidad de reservas de petróleos no convencionales con los que
cuenta el país en la Faja del Orinoco (estimación de reservas recuperables de
236 MMMB ), es indudable que la explotación de estos recursos puede ser de vital
importancia para el futuro de la República.
Cabe destacar que la economía venezolana es altamente dependiente de los
ingresos del petróleo, y por ende, vulnerable a la volatilidad de los precios
del barril de crudo. Esto ha supuesto el desastre económico en etapas anteriores
debido a los síntomas de la “enfermedad holandesa” . En cambio, el negocio de la
Orimulsión está enfocado principalmente hacia el sector de la electricidad,
cuyos precios son mucho menos volátiles (Rodríguez, 2004), y en consecuencia
podría suponer el desarrollo de un modelo de negocio estable que contribuyese a
ingresar divisas de forma regular y relativamente independiente de los precios
del petróleo convencional.
Por otro lado, la Orimulsión, como producto desarrollado por la industria
nacional y cuyo éxito en el mercado ha sido notable, ha representado un hecho
histórico muy relevante en la evolución de la técnica venezolana en materia de
hidrocarburos, proporcionando el reconocimiento nacional e internacional de las
capacidades técnicas de la industria petrolera venezolana.
Por los motivos expuestos, y máxime cuando se trata de un tema poco analizado
pero de gran importancia para el país , es preciso estudiar y revisar todo lo
concerniente al “proyecto Orimulsión” con el fin de dilucidar si, en primer
lugar, la estrategia de cancelar dicho proyecto por parte del Ministerio de
Energía y Minas y PDVSA ha sido acertada, y si los motivos argumentados son
sólidos desde el punto de vista del desarrollo económico (teniendo en cuenta que
el dueño del recurso es el pueblo venezolano). En segundo lugar, y bajo el
supuesto de que efectivamente la Orimulsión no sería una buena opción para
explotar los recursos de la Faja del Orinoco, habría que analizar si existe
algún modo de hacer viable la comercialización de la Orimulsión dentro del
modelo de política energética adoptado por el gobierno actual.
Con el objetivo de analizar el “proyecto Orimulsión” desde una perspectiva
global, es decir, no sólo evaluando la rentabilidad económica y fiscal que se
obtiene del mismo sino examinando también el efecto que tiene sobre el
desarrollo económico del país, en la sección II se presenta la influencia que
tiene el sector energético, concretamente los hidrocarburos, dentro del conjunto
de la economía venezolana. En la siguiente sección se analiza la política
petrolera adoptada por el gobierno actual del Presidente Chávez, comentando
también la influencia que ha tenido el cambio político sobre la misma. En la
cuarta sección se examina la estrategia adoptada con respecto a la Orimulsión,
centrando el análisis en los argumentos esgrimidos por los responsables de la
política petrolera venezolana con respecto a la paralización del “proyecto
Orimulsión”. En la última sección se recogen las conclusiones extraídas de la
investigación.
II.- La petrodependencia
Un país de contrastes
La República Bolivariana de Venezuela cuenta con enormes recursos energéticos .
Comenzando por el carbón, el país posee unas reservas probadas de 479 millones
de toneladas métricas (MMT) y es el segundo mayor productor de Latinoamérica.
Asimismo, el gran río Orinoco permite que más del 60% de la energía eléctrica
producida provenga de los recursos hidrológicos, situando de nuevo al país en el
segundo puesto en cuanto a generación de hidroelectricidad en América Latina por
detrás de Brasil. En cuanto al gas natural, el país se encuentra en una posición
privilegiada al ser el séptimo país del mundo y el primero de América Latina en
lo que a reservas probadas se refiere, contando con cerca de un total de 4,2
billones de metros cúbicos. No obstante, el recurso más importante es el
petróleo, ya que las reservas probadas ascienden a 77.800 millones de barriles (MMB);
a esto hay que añadir las reservas recuperables de petróleo no convencional de
la Faja del Orinoco, que ascienden según la última estimación ofrecida por el
Ministerio de Energía y Petróleo (agosto de 2005) a 236.000 MMB. En conjunto,
sumando las reservas probadas y las recuperables de la Faja del Orinoco, la
cifra asciende a 313.800 MMB, ¡51.900 MMB más que las reservas probadas de
Arabia Saudita!
La riqueza energética que posee Venezuela contrasta con la situación
socioeconómica del país : en cuanto al empleo, en 2003 la tasa de paro fue del
18%, y la economía informal, que además de los efectos contraproducentes es un
indicador del atraso económico, superó el 50% de la actividad económica. La
dependencia de la economía venezolana con respecto a la actividad petrolera
(Tabla 1) provoca que el crecimiento del PIB sea volátil, lo cual refleja una
gran vulnerabilidad a la inestabilidad del ingreso por exportaciones de
petróleo. Asimismo, las variaciones en los precios del crudo afectan a los otros
sectores de la economía, principalmente debido al eslabonamiento que existe
entre el sector petrolero y otras actividades como los servicios profesionales y
financieros, la producción de algunas manufacturas y la construcción (OMC,
2002).
Tabla 1: Tasa de variación porcentual del Producto Interno Bruto y de la
actividad petrolera a precios constantes.
Fuente: datos del Instituto Nacional de Estadística – Venezuela.
Cálculo del Coeficiente de correlación: elaboración propia.
Una muestra de esa dependencia sobre los hidrocarburos es que el sector
petrolero representa aproximadamente un cuarto del PIB, más del 80% de los
ingresos por exportaciones totales y alrededor de un tercio de los ingresos
fiscales.
En Venezuela se está produciendo un empobrecimiento rural (Machado-Allison,
2002) y un masivo movimiento migratorio del campo a las ciudades, provocando los
denominados “cinturones de miseria urbana”. En 2002, el número de personas que
se encontraban en situación de pobreza crítica era del 48,6%, mientras que el
número de personas en situación de pobreza extrema ascendía al 22,2% . Con todo,
en 2003 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo sitúa a Venezuela
en el puesto número 69 de países en el ranking del Índice de Desarrollo Humano
(IDH) con un valor de 0,775 (desarrollo humano medio).
¿Por qué un país que cuenta con unos recursos energéticos tan sobresalientes
tiene unos indicadores de pobreza tan altos? ¿Por qué un sector energético tan
poderoso no ha promovido un mejor desempeño económico y social? Los ingresos
procedentes del petróleo han permitido que Venezuela conociese en el pasado unos
índices de crecimiento económico muy elevados, especialmente cuando se
produjeron las dos tensiones alcistas de los precios del petróleo en los años
setenta. Los dos boom del petróleo acentuaron aún más el carácter
petrodependiente de la economía venezolana, y fue tras ellos cuando más se ha
dejado sentir la “enfermedad holandesa”.
La “enfermedad holandesa”
En 1982, Corden y Neary mostraron el modelo básico acerca de la teoría económica
de la “enfermedad holandesa” a partir de modelos estáticos simples, explicando
los efectos de una fuerte y repentina expansión de los recursos de un país sobre
el resto de la economía. El boom de los recursos puede venir dado por los
inesperados descubrimientos de petróleo, por la subida de los precios
internacionales de la energía, por el progreso tecnológico, etc. Los autores
establecen un marco teórico con una economía abierta de tamaño pequeño en el que
existen tres sectores; a saber, el sector servicios (bienes no comerciables), el
energético y el manufacturero (bienes sí comerciables). En su modelo simple, el
boom produce dos efectos principales sobre el resto de la economía: el efecto
gasto y el efecto desplazamiento de los recursos.
- Efecto gasto: el impacto del boom en el sector energético conlleva un aumento
considerable de los ingresos del país, y por consiguiente, un incremento de la
demanda de bienes comerciables y no comerciables. Como los precios de los bienes
comerciables están fijados por los mercados internacionales, se produce un
aumento en el precio de los bienes no comerciables en relación al de los
comerciables, lo que equivale a decir que se produce una apreciación real del
tipo de cambio. Esto conlleva un desplazamiento de los factores de producción
del sector de los bienes comerciables al sector de los bienes no comerciables y
del sector energético, lo que significa que se produce una contracción del
sector de los bienes comerciables.
- Efecto desplazamiento de los recursos: el boom genera un desplazamiento del
factor trabajo desde el sector de los bienes comerciables y del de los no
comerciables al sector energético, debido al aumento del producto marginal del
trabajo en este último sector. Como resultado se obtiene una contracción del
sector de los bienes comerciables provocado por una disminución en la
disponibilidad de recursos de producción en ese sector.
¿Qué incidencia ha tenido la “enfermedad holandesa” en el desarrollo económico
venezolano? Los síntomas de la “enfermedad holandesa” no son únicamente
padecidos por los países dependientes de los ingresos petroleros; Noruega no lo
es, y sin embargo en 1975 la economía de aquel país registró un fuerte aumento
del déficit por cuenta corriente, de la deuda externa y de la inflación, y fue
entonces cuando los síntomas de la “enfermedad holandesa” se dejaron sentir: el
porcentaje de participación en el PIB de la agricultura y del sector
manufacturero descendieron bruscamente. No obstante, la petrodependencia acentúa
y prolonga dichos síntomas.
Tal y como apunta Karl (1997), en el momento en que Venezuela comenzó a explotar
sus recursos petrolíferos a principios del siglo XX, se produjo un cambio en su
economía y se alteró la formación del Estado. A partir de entonces, todo proceso
de desarrollo en Venezuela estuvo marcado por la dependencia de la industria
petrolera. Los petrodólares sustituyeron en gran medida a los ingresos fiscales
(tradicionalmente, Venezuela se ha caracterizado por unos ingresos fiscales no
petroleros muy bajos, especialmente en el impuesto sobre la renta), aumentó el
poder y la centralización del Estado así como el gasto público, y se produjo una
industrialización basada en los recursos energéticos. Bajo el modelo económico
rentista se crean instituciones débiles, ineficientes y totalmente dependientes
de los ingresos del petróleo, y la ausencia de gravámenes a la riqueza o las
ganancias de la población reduce las necesidades de reformas liberales y
democráticas (Noreng, 2002). Fue durante la segunda Guerra Mundial cuando
empezaron a percibirse los problemas de la dependencia del petróleo en
Venezuela, cuando al caer la demanda de crudo, y por tanto los ingresos, el
pueblo venezolano seguía solicitando más y mejores servicios.
Tras la primera tensión alcista de los precios del petróleo en 1973-1974 (casi
se cuadruplicaron) , en 1974 los ingresos del gobierno venezolano se
incrementaron un 83%, lo que produjo un aumento espectacular del gasto público
(entorno al 75%) debido al ingreso de petrodólares y al endeudamiento externo.
El gasto público provocó un efecto multiplicador sobre el consumo privado.
Aumentó la población, los salarios se elevaron por encima de la productividad y
el mercado se saturó con productos importados; en poco tiempo los ingresos del
sector público se vieron superados por los gastos. En ese momento los síntomas
de la “enfermedad holandesa” exacerbaron todos los problemas: las importaciones
crecieron debido a que la producción doméstica no pudo atender la demanda
interna; el tipo de cambio real sobrevaluado incentivó las importaciones y
desincentivó la producción doméstica, socavando la ventaja competitiva de
productos con una gran tradición exportadora como el cacao (Campo, 2005a).
Asimismo, el déficit público se acrecentó, consecuencia de las grandes
inversiones públicas a largo plazo y de la ineficiencia del sector público. El
resultado fue una elevada tasa de inflación y un incremento en las
transferencias públicas; además, como se esperaba que el precio del petróleo
siguiera subiendo, el Estado se endeudó aún más, quedando atrapados en la
espiral de la deuda externa. A finales de la década de los setenta Venezuela
estaba sumida en una profunda crisis económica: inflación, déficit público,
deuda externa, sector público ineficiente, cuellos de botella en la producción,
etc.
El segundo choque petrolero, durante el cual los precios del petróleo se
duplicaron en el período 1978-1980 y continuaron subiendo hasta 1982, provocó de
nuevo un aumento del gasto público que retrasó los ajustes estructurales que
necesitaba la economía, potenció la desorganización estatal y la actitud de
“búsqueda de las rentas” del petróleo (rent seeking) y sentó las bases de los
agudos problemas económicos y de la crisis del sistema político que Venezuela ha
sufrido desde entonces (Karl, 1997).
Estudiar lo sucedido en el pasado nos demuestra que efectivamente Venezuela es
un país con una dependencia muy acusada de los ingresos generados por las
exportaciones de petróleo y cómo los síntomas de la “enfermedad holandesa”
pueden provocar efectos perversos sobre la economía e incluso desestabilizar a
un Estado. Esto es muy relevante dado que los precios del petróleo venezolano se
han duplicado en el período comprendido entre el año 2002 y el primer trimestre
de 2005, y que desde enero a julio de 2005 se ha incrementado el precio del
barril venezolano en 13,79$ . Isbell (2005c) afirma que estamos ante el tercer
choque petrolero, pero que la economía mundial está mejor preparada para
afrontar este boom de precios que cuando ocurrieron los dos anteriores. Esto no
está tan claro en el caso de Venezuela .
Al incremento de los precios del petróleo hay que añadir la tensión política que
se vive en Venezuela en la actualidad, que queda reflejada en el intento de
golpe de Estado en abril de 2002 , en el paro petrolero que se prolongó desde
diciembre de 2002 hasta febrero de 2003, en el proceso revocatorio del mandato
presidencial iniciado a finales de 2003 y en la acusada polarización política y
civil existente. Este conjunto de factores, precios del petróleo elevados e
inestabilidad política, tienen vinculación con el negocio de la Orimulsión. De
un parte, la Orimulsión como modelo empresarial podría contribuir al desarrollo
económico del país al proporcionar un ingreso estable de divisas desmarcándose
relativamente de la volatilidad de los precios del petróleo, y contribuyendo por
tanto a reducir la dependencia del país con respecto a los ingresos por
exportaciones de crudo. De otra parte, la Orimulsión ha sido motivo de
enfrentamiento directo entre los opositores al gobierno de Chávez y los que le
apoyan. El establecimiento de un debate público y político para determinar la
idoneidad del negocio de la Orimulsión podría contribuir a sofocar (o podría
haberlo hecho) la tensión política y civil.
III.- Política petrolera
Hechos históricos relevantes
Fue en el año fiscal 1929-1930 cuando en Venezuela, por primera vez la historia,
los ingresos procedentes de la explotación petrolera superaron al resto de
ingresos estatales. Si bien este dato refleja la prontitud con la que el
petróleo se convirtió en un factor determinante en la estructura económica del
país, existen cuatro hechos muy significativos que han marcado la política
energética venezolana en materia de hidrocarburos:
1.- La Ley de Hidrocarburos de 1943.
Esta Ley, promulgada bajo el mandato del Presidente Isaías Medina, estableció
que ninguna compañía petrolera podría obtener mayores ingresos por explotación
que los que percibiera el Estado (lo que se conoce como el principio del 50-50).
Para alcanzar este objetivo se introdujeron diversas modificaciones en la
estructura fiscal petrolera (modificaciones en los royalties, en el impuesto a
la exploración y en el impuesto superficial), que como era de esperar
proporcionaron al Estado una mayor cantidad de ingresos (se multiplicaron por
más de dos veces durante el período 1943-1945). Con esta nueva Ley, Venezuela
confirmó que era el país pionero en cuanto a la maximización de ingresos
fiscales obtenidos de la explotación petrolera que realizaban las compañías
foráneas (Karl, 1997). Si bien esta tendencia de maximización de los ingresos
petroleros continuó en años posteriores, esta Ley supuso un punto de inflexión
muy representativo en la relación comercial entre el Estado y las compañías
petroleras.
2.- La nacionalización de la industria petrolera venezolana.
La Ley de Nacionalización se promulgó en 1975 durante el período presidencial de
Carlos Andrés Pérez. Como consecuencia de la misma, el 1 de enero del año
siguiente todas las instalaciones, equipos y plantas propiedad hasta ese momento
de las compañías petroleras extranjeras (y algunos pocos activos de las
concesionarias privadas nacionales) pasaron a pertenecer al Estado. A partir de
ese momento, la República sería la encargada no sólo de maximizar, recibir y
distribuir los ingresos procedentes del petróleo, sino que, además, recaía bajo
su responsabilidad la obligación de administrar, producir y comercializar el
recurso más importante de la nación.
3.- Creación de la OPEP.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) es una organización
intergubernamental creada en 1960 por Irán, Irak, Kuwait, Arabia Saudita y
Venezuela. Sin duda la República fue uno de los catalizadores de la creación de
esta organización, cuya influencia en el mercado petrolero internacional ha sido
determinante al mostrarse como una organización capaz de defender exitosamente
los intereses de un grupo de exportadores de materia prima, que son a su vez
países en desarrollo (Noreng, 2002). Las cuotas de producción auto-impuestas por
la OPEP a los países miembros de la organización con el fin de estabilizar los
precios del recurso han influenciado la política petrolera venezolana.
Históricamente la República no ha sido uno de los socios más fieles de la OPEP
al exceder regularmente la cuota de producción establecida, si bien desde que
Chávez llegó al poder, el país ha sido un socio leal a las directrices de la
organización .
4.- Internacionalización y “apertura petrolera”.
El programa de internacionalización de la compañía petrolera estatal venezolana
comenzó a finales de 1982 con la creación de una nueva empresa llamada Ruhr Oel
GMBH, de la que PDVSA era socio al 50% junto con la empresa alemana Veba Oel .
Desde entonces y hasta 1999, se adquirieron un total de 23 refinerías y 3
terminales de almacenamiento, situadas en Alemania, Bélgica, las Antillas
Holandesas, Reino Unido, Suecia, Islas Vírgenes Americanas, las Bahamas y
Estados Unidos. Además, se creó una compleja estructura empresarial a escala
internacional con más de cien empresas cuyas sedes estaban situadas en diversos
países del mundo (incluyendo paraísos fiscales). Tal y como han demostrado otras
compañías en el pasado (Standard Oil, por ejemplo), la estrategia de integración
vertical puede resultar muy provechosa en el negocio petrolero (García-Verdugo,
2000). No obstante, el rendimiento de las inversiones internacionales de PDVSA
durante el período 1990-1998 fue únicamente del 2%, una cifra bastante mediocre
(Larotta, 2004).
Por su parte, la denominada “apertura petrolera” tuvo su mayor énfasis en la
década de los noventa, cuando se permitió la entrada de inversores privados en
el mercado de hidrocarburos venezolano. En relación al petróleo, se adoptaron
tres modalidades de participación :
a) Los convenios operativos: el objetivo consistía en reanudar la producción de
petróleo en algunos campos inactivos o que requerían de nuevas inversiones para
elevar el volumen de extracción de crudo que luego se entregaría a PDVSA para
que ésta lo comercializase o transformara. Desde 1992 se han firmado un total de
36 convenios operativos licitados en tres rondas.
b) Exploración a riesgo y ganancias compartidas: debido a los grandes costes de
exploración y al gran riesgo en el que se incurre haciéndolo, se permitió que
las empresas privadas pudieran realizar actividades de exploración en áreas
nuevas asumiendo todos los riesgos. Si la exploración resultaba exitosa, PDVSA
se reservaba el derecho a participar a través de su filial Corporación
Venezolana del Petróleo (CVP) hasta en un 25% de la empresa que se constituyese
para explotar el yacimiento.
c) Asociaciones estratégicas para crudos de la Faja del Orinoco: el objetivo
perseguido con estas asociaciones es el aprovechamiento de las cuantiosas
reservas de hidrocarburos no convencionales de la Faja del Orinoco. Por ello, se
promocionaron asociaciones verticalmente integradas para la explotación,
producción y refinación de los petróleos no convencionales. En la siguiente
tabla se presentan los cuatro proyectos de asociación de la Faja del Orinoco.
Tabla 2: Proyectos de Asociación Estratégica
Fuente: Asociación Venezolana de Hidrocarburos (AVHI) y PDVSA.
La importancia de la internacionalización radica en la propia magnitud adquirida
por PDVSA, al convertirse en una de las diez compañías petroleras más grandes
del mundo y la más grande de América Latina , permitiendo a la empresa estatal
contar con un modelo de negocio integrado verticalmente y con presencia a escala
planetaria. No obstante, el proceso de internacionalización, así como la
“apertura petrolera” han sido objeto de fuerte discusión política en los últimos
años debido a que desde el gobierno actual se mantiene que la
internacionalización ha supuesto un mecanismo de importación de costes y de
transferencias de ganancias al exterior (Boué, 2004).
Asimismo, desde la administración actual se culpa a los gerentes de PDVSA
anteriores de tratar de evadir las obligaciones fiscales de la empresa estatal y
del mal negocio que ha supuesto la “apertura petrolera” en algunos casos .
Marco jurídico e institucional de la política petrolera
Desde que Hugo R. Chávez asumió el poder en diciembre de 1998, en Venezuela se
han producido cambios muy importantes que afectan a la política energética del
país, y más concretamente a la política petrolera. El primer hito importante fue
la aprobación de un nuevo texto Constitucional en 1999 , el cual no ha estado
exento de críticas. Sirvan como ejemplo las palabras de Joaquín Marta Sosa : “en
[la Constitución] 1999 observamos el diseño de una democracia intervenida, con
fuerte impronta de estatismo presidencialista, lo cual provoca un altísimo
potencial de desequilibrio entre los poderes, con una significativa reducción
del espacio partidista y la ampliación de sedicentes formas de participación
directa que pueden llegar a asfixiar la práctica de la democracia representativa
mediante una que se nutra del refrendarismo-plebiscitario”. Tanto Marta como
Álvarez (2002) coinciden en que la nueva Constitución supone un aumento de poder
para el presidente y la marginación de los partidos políticos. Lo cierto es que
desde la adopción de la nueva Constitución han sido aprobadas un gran número de
leyes al amparo de Leyes Habilitantes , que otorgan al Presidente el derecho de
legislar en diferentes materias económicas.
En 2001, sobre la base de la Ley Habilitante de noviembre de 2000, se aprobaron
49 nuevas leyes relativas a una amplia gama de actividades económicas . Una de
las 49 leyes aprobadas en noviembre del año 2001 fue la Ley Orgánica de
Hidrocarburos, cuyas aspectos más relevantes son:
1.- Sobre la base de los principios establecidos en la Constitución de 1999, la
Ley Orgánica de Hidrocarburos establece que los yacimientos de hidrocarburos
pertenecen a la República, son bienes de dominio público y por lo tanto son
inalienables e imprescriptibles. La Ley declara las actividades relativas a
hidrocarburos de utilidad pública, dirigidas al desarrollo nacional y al
beneficio colectivo, que han de realizarse atendiendo a la defensa y uso
nacional del recurso y a la conservación del medio ambiente.
2.- Las actividades primarias (exploración, extracción, recolección, transporte
y almacenamiento inicial) deben ser realizadas por el Estado, ya sea
directamente por el Ejecutivo o mediante empresas de su exclusiva propiedad. No
obstante, la Ley permite establecer empresas mixtas en las que el Estado tenga
una participación mayor del 50% del capital social (a diferencia de la Ley
anterior, que permitía a PDVSA participar en empresas mixtas como socio
minoritario ).
3.- El Ministerio de Energía y Petróleo es el encargado de formular y ejecutar
la política y la planificación de las actividades en materia de hidrocarburos.
En la actualidad, el Ministro de Energía y Petróleo es Rafael Ramírez,
Presidente al mismo tiempo de PDVSA.
4.- Si bien la Ley reserva al Estado todo lo relativo a refinerías existentes y
al transporte principal de productos y gas, las nuevas actividades de
refinación, así como las de comercialización, están abiertas al sector privado.
5.- El Estado tiene derecho a una participación del 30% como regalía, comparada
con una regalía del 16 2/3% bajo la Ley anterior. El Ejecutivo está facultado
para reducir temporalmente el monto de la regalía al 20% para los yacimientos
maduros o de petróleo no convencional de la Faja del Orinoco si se demuestra que
no son económicamente explotables con la regalía del 30%. Asimismo, en el caso
de proyectos para mezclas de bitúmenes procedentes de la Faja del Orinoco la
regalía puede reducirse temporalmente del 30% hasta un límite del 16 2/3%.
6.- La Ley establece además los siguientes impuestos:
a) Impuesto Superficial: se aplica sobre la parte de las concesiones que no
están en explotación y se incrementa con el tiempo. El impuesto es de 100
unidades tributarias (U.T.) por cada km² o fracción del mismo por cada año
transcurrido sin explotar la superficie, incrementándose en un 2% durante los
primeros cinco años y en un 5% en los años siguientes.
b) Impuesto de Consumo Propio: grava el uso de hidrocarburos venezolanos como
insumos. Este impuesto es del 10% del valor de cada metro cúbico de productos
derivados de los hidrocarburos producidos y consumidos como combustible en
operaciones propias de las empresas del sector petrolero, calculado sobre el
precio de venta al consumidor final.
c) Impuestos de Consumo General: es el pagado por el consumidor final y se
aplica sobre cada litro de producto derivado de los hidrocarburos vendido en el
mercado interno. La alícuota se sitúa entre el 30 y el 50% del precio pagado por
el consumidor final y es fijada anualmente en la Ley del Presupuesto.
Además, la Ley del Impuesto sobre la Renta de 12 de septiembre de 1999 grava la
producción petrolera a una tasa del 50% (a diferencia de la tasa anterior, que
se situaba en el 67,7%). El aumento de la regalía ha sido acompañado por una
disminución en la tasa del Impuesto sobre la Renta con el objeto de mantener el
promedio de participación fiscal nacional de los últimos 24 años, el cual ha
sido del 54%.
Tras valorar la nueva Ley de Hidrocarburos queda patente que el objetivo del
Estado es mantener bajo su control sobre todos los proyectos de la actividad
primaria petrolera que se realicen en la República. Esto es significativo, ya
que la Ley permite la entrada del capital privado para participar en dichas
actividades pero obliga a que los inversores estén bajo el control de PDVSA, y
por tanto del Ejecutivo Nacional. Esta condición, unida a la nueva situación
fiscal, se ha percibido como un cambio que no beneficia a la inversión privada
(Departamento de Energía de los EE.UU., 2003). El hecho de que el Ejecutivo
Nacional tenga el control absoluto sobre la industria petrolera puede crear
situaciones problemáticas; los objetivos e intereses de los políticos y
funcionarios que componen el gobierno pueden no basarse tanto en elecciones
racionales que contribuyan al desarrollo económico del país como un sus propios
intereses (actitud rentista, intereses partidistas y electorales, etc.). De la
misma manera, al estar las empresas operadoras bajo el dominio del Ejecutivo
Nacional se pueden crear conflictos de intereses entre las compañías asociadas y
el gobierno. En el supuesto de que el gobierno cambiase su política con respecto
a la Orimulsión y dejase el negocio en manos de una empresa operadora (y por
tanto bajo el control estatal), es posible que la condición de estabilidad del
negocio de la Orimulsión se pudiese ver afectada debido a que el gobierno, en
épocas de descenso del ingreso petrolero o de elecciones, podría requerir el
aumento de divisas y alterar el equilibrio del negocio (por ejemplo, presionando
a los clientes con los que ha firmado un acuerdo de suministro de Orimulsión a
largo plazo para subir los precios de manera inmediata y de esa forma obtener
mayores ingresos).
Analizando la nueva legislación en materia de hidrocarburos desde la perspectiva
fiscal, cabe destacar que algunas organizaciones como la Asociación Venezolana
de Hidrocarburos (AVHI) han criticado que la Ley sea tan rígida en el
tratamiento fiscal de los proyectos, argumentando que Venezuela tiene una
composición de reservas de petróleos mucho más pesados que las de los otros
países de la OPEP, por lo que los costes de explotación y refinación son más
elevados. En este sentido, reclaman un tratamiento fiscal más flexible que el
que se propone en la Ley de Hidrocarburos para aquellos proyectos cuya
rentabilidad sea inviable bajo las tarifas fiscales establecidas. En cualquier
caso, la Ley sí recoge expresamente una rebaja del 10% en la regalía para los
yacimientos de petróleo no convencional de la Faja del Orinoco si se demuestra
que no son explotables con la regalía del 30%, y una rebaja de la regalía hasta
el 16 2/3% para proyectos de mezclas de bitúmenes (unos cuantos meses más tarde
desde la promulgación de esta nueva Ley se aseguraría desde el Ejecutivo que en
Venezuela no hay bitúmenes).
Por otro lado, González (2002e) argumenta que al no diferenciar por el tipo de
crudo al que se grava, el aumento de la regalía y la disminución del ISLR
contemplados en la nueva Ley de Hidrocarburos perjudica a los petróleos de menor
renta, es decir, los pesados y no convencionales (menos cotizados y cuyos costes
de extracción y refinación son mayores), justo los tipos de petróleo de los
cuales Venezuela tiene mayores reservas. Al respecto, y con el fin de poder
explotar todos los recursos de la Faja del Orinoco antes de que se deprecie el
valor de los mismos, una opción a tener en cuenta podría ser la de flexibilizar
en mayor grado las obligaciones fiscales de las actividades primarias
desarrolladas en dicha región.
La nueva PDVSA y la “siembra del petróleo”
Al poco tiempo de tomar el poder, el gobierno de Chávez, a través del entonces
Ministerio de Energía y Minas, comenzó a revisar la gestión de PDVSA hasta la
fecha. Desde el gobierno actual se acusa a la gerencia de la antigua PDVSA, a la
que denominan meritocracia, de haber empleado una estrategia enfocada a
arrebatar el control de los recursos petrolíferos al pueblo, de adoptar una
actitud antinacionalista y de estafar a la República . Se les acusa de diversos
casos de corrupción, de falta de transparencia y de perseguir sus propios
intereses. De ser ciertas estas afirmaciones, se cumpliría lo que Noreng (2002)
afirmaba: “las compañías estatales pueden ser selectivas en la retroalimentación
de la información y tienen el potencial para mantener al gobierno apenas
informado y perseguir intereses estratégicos distintos”.
Entre tanto, y desde que en 2001 fueron aprobadas 49 leyes que afectaban a un
amplio sector de la economía, la situación política del país se deterioró
gravemente. Una de las situaciones más lamentables tuvo lugar en diciembre de
2002, cuando se produjo la huelga en la industria petrolera que se prolongaría
hasta febrero de 2003. Este hecho afectó gravemente a la producción petrolera,
que disminuyó desde 3,3 millones de barriles diarios (MMBD) en noviembre de 2002
a 0,7 MMBD en enero de 2003, y cuyo volumen de producción ha costado mucho
restaurar hasta los niveles anteriores a la huelga , aunque sin duda lo más
grave fue el despido por parte del gobierno de 18.000 trabajadores de la
industria que habían participado en la huelga. Estos hechos acentuaron en mayor
medida la fractura civil y política en Venezuela.
Con todo, el gobierno ha emprendido una serie de medidas para que, según
afirman, “PDVSA vuelva a estar al servicio del pueblo”. El Ministerio de Energía
y Petróleo es ahora el encargado planificar, ejecutar y controlar
exhaustivamente toda la industria del petróleo. Al respecto, los responsables de
este Ministerio y de la estatal petrolera presentaron en agosto de 2005 los
Planes Estratégicos de PDVSA para el período 2005-2030, bautizados por el
Presidente Chávez como “siembra petrolera” , y cuyo presupuesto de inversiones
hasta 2012 asciende a 56.000 millones de dólares. Los lineamientos básicos del
plan en materia petrolera hasta 2012 se dividen en 5 ejes :
1.- Cuantificación y certificación de las reservas: se pretende llevar a cabo un
estudio integrado de la geología con el objetivo de administrar el recurso
natural que se agota. Se ha planteado reconocer y demostrar que en la Faja del
Orinoco no hay bitumen sino petróleo.
2.- Proyecto Orinoco, desarrollo de la Faja: se harán desarrollos de servicios y
viviendas para garantizar una explotación petrolera adecuada. Se han cambiado
los nombres de los campos de la Faja existentes a Boyacá, Junín, Ayacucho y
Carabobo (antiguos regiones de Machete, Zuata, Hamaca y Cerro Negro,
respectivamente). Además, se han seleccionado 27 bloques que se desarrollarán
por parte de PDVSA y empresas de capital privado.
3.- Refinación: en 2005 entró en vigencia una resolución que prohíbe el uso del
tetraetilo de plomo en todo el país. El aditivo será sustituido por el alcohol
etanol que se obtendrá a través de la caña de azúcar, arroz y yuca. Para ello se
ejecutará un Plan Agroenergético a desarrollar en siete años. Asimismo, se tiene
previsto fortalecer el complejo de refinación existente, particularmente las
plantas de Puerto La Cruz y El Palito, que serán ampliadas. Se prevé también la
construcción de tres nuevas refinerías para sumar una capacidad de procesamiento
de 0,7 MMBD.
4.- Infraestructura: se habilitarán mejores mecanismos de transporte para
garantizar el suministro de combustibles en todo el territorio nacional. También
se planea construir un gasoducto que cruce la frontera entre Venezuela y
Colombia.
5.- Integración energética: también en 2005 se ha suscrito Petrosur, por lo que
se avanza en la planificación de proyectos. Venezuela suplirá de forma directa
volúmenes de crudo y productos al Caribe a través de la firma de Petrocaribe,
que también prevé la ampliación de la capacidad de refinación en esa zona.
Además, se fabricarán 40 nuevos buques para lograr que al menos el 45% de las
exportaciones venezolanas de crudo sean transportadas por la flota de PDVSA.
La estrategia de PDVSA está orientada fundamentalmente a explotar los enormes
recursos de la Faja del Orinoco, hasta tal punto que se prevé la creación de una
nueva ciudad cerca de la Faja para poder explotarlos. Sin embargo, tal y como se
ha explicado anteriormente, la política de valorizar y explotar los recursos de
la Faja es algo contradictoria con respecto a la política fiscal de la Ley de
Hidrocarburos en referencia a los petróleos no convencionales. En este sentido,
quizá se debería flexibilizar más dicha Ley con el objetivo de animar a los
inversores privados a participar en el negocio, de manera que se compense, en la
medida de lo posible, la inestabilidad política que reina en el país (y que
supone un factor decisivo en los planes de inversión de los agentes privados
internacionales). Los responsables de PDVSA y del gobierno saben que sin la
inversión privada tardarían muchos más años en explotar los yacimientos, debido
principalmente a las limitaciones financieras de la empresa estatal y a que los
proyectos a realizar son altamente intensivos en capital.
En cuanto a la orientación comercial de la industria, se están produciendo
avances en materia comercial con China, mientras que las relaciones con Estados
Unidos han empeorado desde que Chávez asumió la presidencia. Tal y como afirma
Oliveros (2005e), efectivamente la diversificación de la cartera de clientes,
incluyendo al segundo mayor consumidor de petróleo del planeta, China, es una
estrategia que puede dar grandes frutos a medio y largo plazo. No obstante, ha
de tenerse en cuenta que transportar el petróleo desde Venezuela hasta China es
más caro que hacerlo desde Oriente Medio (desde donde además se suministra un
petróleo más liviano), por lo que a priori los chinos pueden tener un menor
incentivo a comprar petróleo venezolano. Amenazar a Estados Unidos con no
venderle más petróleo no parece que sea una estrategia acertada , más aún cuando
poseen las refinerías adecuadas para procesar el crudo venezolano, más pesado y
con mayor contenido de azufre que los de Oriente Medio.
Por otra parte, en materia de cooperación energética la política petrolera del
gobierno actual se ha caracterizado por el cumplimiento de no producir por
encima de la cuota establecida por la OPEP (con gobiernos anteriores esto no fue
así ), y por la integración y cooperación energética con América Latina y el
Caribe (ALC). Con respecto a las cuotas de la OPEP, es posible que el objetivo
de reclasificar las reservas de la Faja del Orinoco tenga en parte que ver con
el aumento de la cuota de producción de la OPEP, ya que al aumentar las reservas
de Venezuela, aumentaría la cuota y la nación podría vender más barriles de
petróleo. Por otra parte, Venezuela ha suscrito acuerdos diferentes de
cooperación energética con varios países para el suministro de petróleo. A
través del Acuerdo de Cooperación Energética para Países de Centroamérica y el
Caribe (Acuerdo de San José), firmado el 3 de agosto de 1980 en San José, Costa
Rica, México y Venezuela suministran 160.000 barriles de crudo y productos
(80.000 cada país) a Barbados, Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala,
Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá y la República Dominicana. En 2000,
se firmaron dos acuerdos más, el Convenio Integral de Cooperación entre
Venezuela y Cuba y el Acuerdo Energético de Caracas con países del Caribe .
Asimismo, dignatarios del Caribe decidieron en 2005 la creación de Petrocaribe,
un órgano habilitador de políticas y planes energéticos, dirigido a la
integración de los pueblos caribeños mediante el uso soberano de los recursos
naturales energéticos en beneficio directo de sus pueblos. En definitiva,
Venezuela, con el Presidente Chávez a la cabeza, está potenciando y liderando un
movimiento de cooperación energética en ALC, proporcionando petróleo en
condiciones ventajosas a un gran número de países de la región. Sin dudar de las
buenas intenciones del gobierno bolivariano ni de las de su Presidente, cabe
destacar que este impulso reciente del “paternalismo estatal a escala regional”
se produce en un contexto de precios elevados del petróleo.
La conclusión principal que se extrae de los Planes Estratégicos de PDVSA para
los próximos años es que Venezuela va a seguir concentrando todos sus esfuerzos
en materia de desarrollo económico en la industria petrolera. No se observa
ninguna política definida en materia de investigación y desarrollo, ni tampoco
se vislumbra la posibilidad a corto plazo de que PDVSA diversifique su negocio,
por ejemplo hacia el campo de las energías limpias (como por ejemplo está
haciendo BP, empresa que ha diversificado sus actividades desarrollando nuevos
negocios en el campo de las energías limpias ). Por tanto, los esfuerzos se
aglutinan una vez más en el petróleo principalmente y en menor medida en el gas,
con las nocivas consecuencias que esto puede seguir teniendo sobre la industria
manufacturera y sobre el sector agrario. De momento, PDVSA y Venezuela, tal y
como afirmaba en agosto de 2005 el propio Presidente Chávez en el discurso de
presentación del plan “siembra petrolera”, el petróleo será el eje fundamental
del desarrollo de la República. Sin duda, Venezuela seguirá siendo un país
petrodependiente por muchos años.
¿Más “enfermedad holandesa”?
En 1998, cuando Rafael Caldera todavía era Presidente de la República, se
introdujo un mecanismo de estabilización macroeconómica con el fin de evitar en
la medida de lo posible las turbulencias fiscales, monetarias y cambiarias
provocadas por la volatilidad de los ingresos procedentes del petróleo. De esta
manera se creó el Fondo de Inversión para la Estabilización Macroeconómica (FIEM),
sin personalidad jurídica y adscrito al Banco Central de Venezuela. Como se
puede observar en la tabla 3, las aportaciones en el año 2003 han sido nulas, en
el año 2002 sólo PDVSA aportó fondos (y menos de los que tendría que haber
aportado en un período normal) y en 2001 tan sólo se aportaron los fondos
correspondientes a los tres primeros trimestres del año.
Tabla 3: Flujos de entrada del FIEM
Fuente: Banco Central de Venezuela
La explicación de por qué no se han aportado los debidos fondos se debe a las
sucesivas modificaciones en la Ley del FIEM, alegando motivos de necesidad
presupuestaria o con el “fin de proveer a la aplicación de las nuevas reglas
contempladas en dicha Ley” . Desde su promulgación en noviembre de 1998 la Ley
del FIEM ha sufrido cinco modificaciones (la última en abril de 2003). En 2001
se produjo la segunda modificación del fondo, la cual establecía entre otras
cosas que no se aportaría dinero al FIEM en el último trimestre de 2001 ni
durante el ejercicio fiscal 2002. Una reforma posterior de 2002 estableció que
tampoco se ahorraría en 2003. La esterilización de saldos es un mecanismo de
lucha contra los síntomas la “enfermedad holandesa”. El FIEM bien podría ser un
buen instrumento esterilizador de saldos para reducir la vulnerabilidad de la
economía ante los vaivenes de los ingresos petroleros, sin embargo, tal y como
afirma Tulio (2002c), no es de ningún modo aceptable que cada vez que el
gobierno tenga que cubrir necesidades presupuestarias se lleve a cabo una
modificación del FIEM para evitar aportar fondos. Por tanto, si Venezuela quiere
contar con un mecanismo de defensa efectivo ante futuras perturbaciones en el
ingreso petrolero, debería cumplir con las obligaciones impuestas por el FIEM
año tras año y sin efectuar modificaciones, de manera que se promueva la
estabilidad y se recupere la credibilidad del mismo.
Puesto que se sigue apostando por una economía mono-productiva, la dependencia
del petróleo por parte de Venezuela seguirá siendo muy elevada e incluso es
posible que aumente debido a los efectos del tercer choque de precios que
estamos viviendo.
Otro aspecto preocupante es la concentración de poder. Autores como Marta y
Álvarez (2002) sostienen que el gobierno y la figura de su Presidente gozan de
mucho poder político. La realidad es que en la actualidad el Ministerio de
Energía y Petróleo tiene el control absoluto sobre la industria de la cual
depende el país. Es significativo que el Presidente de Petróleos de Venezuela,
S.A. sea al mismo tiempo el Ministro de Energía y Petróleo. Como ya se ha
indicado en párrafos anteriores, los intereses del Ejecutivo en un momento dado
pueden no ser los mismos que los de una empresa que compite en el mercado
internacional. La clase política en Venezuela a lo largo del
siglo XX adoptó tradicionalmente una actitud de perseguir las rentas del
petróleo, y a medida que aumentaba la dependencia sobre los ingresos petroleros
los incentivos al cambio y las posibles elecciones en materia de desarrollo
económico se reducían (Karl, 1997). El camino seguido por la actual
administración venezolana es continuar centrando el desarrollo del país en el
petróleo (aumentando cada año la petrodependencia), por lo que no parece que a
corto plazo exista ningún incentivo al cambio de esta política, por lo que cada
vez más se limitan las opciones para tomar una senda de desarrollo diferente. La
Orimulsión parece ser un buen ejemplo de la realidad actual, puesto que a pesar
de ser un negocio rentable, se considera que no genera suficientes rendimientos
fiscales (no maximiza el ingreso). Quizá habría que remontarse al pasado, hasta
1973, cuando se comenzó a promover la nacionalización de la industria petrolera
y existía un cierto consenso de aislar a la actividad petrolera de cualquier
interferencia política . Al respecto, cabría plantearse si sería más conveniente
para la nación que PDVSA fuese una empresa pública pero independiente de la
política (actualmente es obvio que no lo es), esto es, que actuase como una
empresa privada que compite en los mercados internacionales y que busca la mayor
rentabilidad posible colaborando al mismo tiempo con el desarrollo económico
venezolano. Simultáneamente, PDVSA podría estar sometida a un control estricto
por parte del gobierno mediante auditorías (tanto de entidades públicas como
independientes) con el fin de evitar la corrupción, el clientelismo, etc., pero
actuando libremente en los mercados. Adicionalmente, el Estado venezolano podría
recibir los ingresos del petróleo y esterilizar los saldos, evitando por Ley que
el exceso de ingresos del petróleo pueda ser utilizado ante coyunturas
políticas.
IV.- Estrategia adoptada con respecto a la Orimulsión
Cronología del “proyecto Orimulsión”
Uno de los objetivos del instituto tecnológico venezolano (INTEVEP) consistió en
encontrar la manera de transportar los crudos de alta viscosidad (no
convencionales) de la Faja del Orinoco con el fin de poder comercializarlos. Sin
embargo, los investigadores dieron con un nuevo combustible al darse cuenta de
que la emulsión de bitumen con agua podría quemarse directamente y servir como
carburante para las centrales eléctricas y otros sectores industriales . Después
de diversas pruebas y proyectos piloto en diferentes plantas, PDVSA decidió
iniciar la comercialización de la Orimulsión en 1988, creando para ello una
empresa subsidiaria: Bitúmenes del Orinoco, S.A. (BITOR). En 1991 ya había tres
centrales térmicas utilizando la Orimulsión como combustible, dos en Reino Unido
y una en Japón. Fue en 1993 cuando se terminó el primer módulo para la
manufactura de Orimulsión (MPE-1), con una capacidad inicial de producción de
5,2 millones de toneladas métricas anuales (MMTA) . Lentamente, y no sin grandes
esfuerzos tanto comerciales como técnicos, el novedoso combustible fue
penetrando en el mercado energético mundial, despertando el interés de un buen
número de operadores del sector de la energía eléctrica en todo el mundo. En
1996, siete centrales eléctricas utilizaban la Orimulsión como combustible y se
estaban realizando pruebas en otras cuatro . Se proyectó construir un total de
cuatro módulos y expandir la producción hasta 20 MMTA para el año 2006 .
En los primeros años del gobierno de Chávez, concretamente en 1999 y 2000, el
Presidente promocionó internacionalmente la Orimulsión como un combustible
revolucionario producto de la tecnología venezolana . Fue también en 1999 cuando
se desarrolló la nueva generación del combustible Orimulsión (en ocasiones
denominado Orimulsión 400), más limpio y eficiente . En el año 2001 se firmó un
acuerdo con las empresas chinas China National Oil Development Corporation (CNODC)
y Petrochina Fuel Oil, por el que se creaba la Asociación Orifuel Sinovensa para
la construcción del segundo módulo de Orimulsión (MPE-4), que produciría 6,5
MMTA para el mercado doméstico chino. Un año más tarde, el Ministerio de Energía
y Minas dio un gran impulso a la Orimulsión al establecer un plan de promoción
del combustible en el mercado eléctrico nacional, afirmando que Venezuela es
poseedora de las mayores reservas de bitumen del mundo y que el uso de la
Orimulsión en las centrales eléctricas beneficiará a los consumidores. En mayo
de 2003, BITOR firma un contrato de suministro de Orimulsión a Corea al precio
de 45 dólares por tonelada métrica ($/TM). Posteriormente, en agosto de ese
mismo año se disuelve BITOR y se anuncia la cancelación del “proyecto Orimulsión”.
A partir de entonces se generó una gran polémica en Venezuela; además, PDVSA fue
demandada por 1.700 millones de dólares por incumplimiento de contrato por parte
de la planta NB Power (New Brunswick, Canadá). Hasta la fecha, ni desde PDVSA ni
del Ministerio de Energía y Petróleo se ha vuelto a valorar la opción de retomar
el proyecto, más bien lo contrario, ya que incluso en 2004 se tomó en
consideración vender el módulo existente (MPE-1) de BITOR-PDVSA a la Asociación
Orifuel Sinovensa.
Análisis del “mito de la Orimulsión”
El único documento oficial en el que se exponen las razones por las cuales se ha
cancelado el “proyecto Orimulsión” es un estudio realizado por el Dr. Bernard
Mommer, Director-Gerente de PDVSA en el Reino Unido, a petición del entonces
Ministerio de Energía y Minas. El documento, titulado “El mito de la Orimulsión”,
fue publicado en 2004 y en el mismo se detallan las opciones existentes para
valorizar los hidrocarburos de la Faja del Orinoco, concluyendo que la decisión
de paralizar el “proyecto Orimulsión” se debe a que había que “optar por
fórmulas más rentables” . Asimismo, los responsables de la política energética,
así como el Presidente de la República, han manifestado su apoyo incondicional
al estudio realizado por Mommer, y, además, en todas las ocasiones en las que
han sido consultados por los medios de información acerca del tema de la
Orimulsión las argumentaciones han coincidido con el contenido del trabajo del
Director-Gerente de PDV (UK) S.A.
En definitiva, dado que se trata de la única publicación oficial al respecto, el
presente trabajo de investigación analizará las razones esgrimidas por Mommer
para cancelar el proyecto Orimulsión, las cuales pueden agruparse en cuatro
argumentos básicos: el tipo de hidrocarburo que se utiliza en la fabricación de
la Orimulsión, la concordancia con las políticas de la OPEP, la rentabilidad y
el régimen fiscal aplicado y la competitividad del producto respecto de otros
combustibles y su desempeño medioambiental.
¿Con qué se produce la Orimulsión?
Mommer defiende que la Orimulsión se produce a partir de la extracción de
petróleo extrapesado y no de bitumen, y que la diferencia entre uno y otro
mineral es que el crudo extrapesado es un líquido mientras que el bitumen
natural no lo es. Por tanto, al vender la Orimulsión como una emulsión de
bitumen con agua, y no como petróleo, se estaba detrayendo valor de los recursos
petroleros de Venezuela. La Faja del Orinoco, añade, sólo contiene petróleos
extrapesados y no bitúmenes.
Este argumento quizá ha sido el más discutido de todos debido principalmente a
que desde las agencias internacionales, instituciones, y hasta 2003, desde el
propio gobierno venezolano, se ha mantenido que Venezuela sí tenía reservas de
hidrocarburos bituminosos en la Faja del Orinoco. Por ejemplo, la Agencia
Internacional de la Energía (AIE) establece que Venezuela es un país con grandes
reservas de bitumen, que la Orimulsión se produce con bitúmenes naturales de la
Faja del Orinoco y que el bitumen es un hidrocarburo sólido, semi-sólido o
viscoso con una estructura coloidal . Entre otras muchas instituciones, la
Agencia de Protección Medioambiental de los Estados Unidos (EPA) , la
Organización Mundial del Comercio , el antiguo Ministerio de Energía y Minas o
el Instituto Geológico de Estados Unidos , también coinciden con la definición
que hace la AIE. Montiel (1999), venezolano especialista en materia petrolera,
afirmaba hace seis años (antes de que se cancelara el “proyecto Orimulsión) que
el bitumen es un hidrocarburo altamente viscoso con una densidad menor de 10ºAPI
, y que la Orimulsión se elaboraba a partir de este mineral. Estos son sólo
algunas referencias de las muchas que contradicen los argumentos expuestos por
el autor del estudio “El mito de la Orimulsión”. Sin embargo, Mommer afirma que
en los años ochenta la antigua PDVSA convenció al gobierno de que la Orimulsión
se elaboraba a partir de bitumen, y que, al mismo tiempo, se llegó a un acuerdo
con los países consumidores para que aceptaran el combustible como un “carbón
líquido” como excepción de las políticas “anti-OPEP” que dichos países
aplicaban. En definitiva, Mommer señala que PDVSA y BITOR mintieron tanto al
gobierno como a las agencias internacionales con el objetivo de vender petróleo
como bitumen y practicar una política antinacionalista y en contra de los
lineamientos de la OPEP. Resulta difícil aceptar que organizaciones
internacionales de reconocido prestigio definan la Orimulsión como una emulsión
de bitumen con agua simplemente porque PDVSA y BITOR ejercieron presión para que
clasificaran al combustible de dicha manera.
Por otra parte, como ya se indicó anteriormente, Mommer asevera que el bitumen
es exactamente igual que el petróleo extrapesado con la única diferencia de que
es sólido. Según las instituciones energéticas mundiales, esa definición no es
válida ya que definen al bitumen como un hidrocarburo que puede ser sólido, semi-sólido
o viscoso, y con una estructura coloidal. De nuevo Mommer contradice lo
establecido por las agencias internacionales.
Existen tres alternativas para explotar los hidrocarburos de la Faja del
Orinoco: las mezclas, la Orimulsión y los petróleos sintéticos o mejorados (el
análisis de valorización y fiscalidad de cada uno se realiza en un apartado
posterior). Desde el gobierno se mantiene que la Orimulsión no es una buena
opción porque no es lo suficientemente rentable, y por lo tanto es mejor optar
por las otras dos fórmulas de explotación (producción de crudos sintéticos y
mezclas). Si se tiene en cuenta que las reservas estimadas de hidrocarburos de
la Faja del Orinoco se sitúan en 1,2 billones de barriles de los cuales se
estiman recuperables con la tecnología actual 236.000 MMB , y que en la
actualidad sólo existen cuatro proyectos de mejoramiento de crudos en la Faja y
dos de conversión profunda (con lo que el ritmo de explotación es muy lento),
justificar la cancelación del negocio de la Orimulsión no parece tener mucho
sentido. Realizar pronósticos acerca de cuándo es el mejor momento para explotar
los recursos petrolíferos es siempre una tarea difícil (Pierce, 1996), pero
dados las extraordinarias reservas que posee Venezuela en la Faja del Orinoco
aplicar una política de conservación de las mismas no parece la mejor estrategia
debido a que es muy posible que el valor del recurso en el futuro (cuando
todavía queden muchas reservas) sea nulo o muy reducido. Desde el punto de vista
de la magnitud del recurso, los tres proyectos de explotación de los
hidrocarburos de la Faja del Orinoco podrían haber estado produciendo durante
muchas décadas. Adicionalmente, la Orimulsión tiene un mercado muy delimitado en
el que los precios son menos volátiles (Rodríguez, 2004), y por lo tanto, a
diferencia de los otros crudos transformados de la Faja, podría resultar un
negocio estable que contribuyese a reducir la vulnerabilidad de la economía ante
los choques de precios.
La Orimulsión y la OPEP
En palabras de Mommer: “[el “proyecto Orimulsión”] es un proyecto inherentemente
anti-OPEP, y más generalmente hostil a todos los países exportadores, en su afán
de atar los precios del petróleo, por la vía del crudo extrapesado, a los del
carbón”. Mommer apunta que la Orimulsión reduce el precio internacional del
petróleo al tener unos precios más bajos que el fuel oil pesado, que sirve
también como combustible para centrales eléctricas, y que por lo tanto, el
“proyecto orimulsión” es hostil a todos los países exportadores de petróleo. Si
se compara la producción de Orimulsión (71,45 MBD ) con la producción mundial de
petróleo (84,59 MMBD ) se obtiene que la producción de Orimulsión representa tan
sólo un 0,08% sobre el total de la producción mundial de petróleo. Con esta
participación en el mercado es complicado que pueda influir en los precios del
petróleo, incluso si se triplicase la producción de Orimulsión sería muy difícil
que tuviese influencia alguna sobre ellos. Por otro lado, el mercado de la
Orimulsión es diferente al de los hidrocarburos de la OPEP, ya que éstos últimos
tienen como destino principal las refinerías, si bien es cierto que de la
operación física primaria de los crudos que se hace en las refinerías se
obtienen residuales como el fuel oil pesado, que, entre otros usos, puede
utilizarse como combustible en la generación de electricidad. Sin embargo, la
producción de fuel oil pesado es una fracción pequeña (residual) del uso que se
hace de un barril de petróleo, por lo que la Orimulsión no supone un riesgo real
para el precio del petróleo. En cualquier caso, las estimaciones de demanda de
electricidad elaboradas por la Agencia de Información Energética de Estados
Unidos sitúan el incremento de la misma en un 2,6% anual hasta el año 2025; esto
es, el mercado de la electricidad va a seguir creciendo y más aún en los países
menos desarrollados (estimación de crecimiento de la demanda del 4,0%), como es
el caso de muchos países de ALC a los que Venezuela podría suministrar un
combustible eficiente y a precios razonables. Adicionalmente, dado el progresivo
aumento de las restricciones medioambientales la Orimulsión podría ser una
opción a tener en cuenta a la hora de sustituir las centrales térmicas que
utilizan carbón, un combustible más contaminante y menos eficiente.
A diferencia de estrategias pasadas, la política energética del gobierno actual
consiste en respetar las cuotas de la OPEP, lo que supone que Venezuela tiene la
producción de petróleo restringida a un volumen máximo de 3,165 MMBD . Esto es
un aspecto importante debido a que la Orimulsión no entra dentro de las cuotas
de la OPEP porque no es petróleo convencional. Un barril de mezclas o de crudo
sintético tiene un valor nulo si Venezuela supera la cuota de producción,
mientras que el barril de Orimulsión no tiene tales límites, por lo que puede
seguir generando ingresos si se supera la cuota (Guerrero et al, 2004).
Mommer sí admite que los crudos de la Faja no son convencionales debido a que no
fluyen ni se pueden transportar como los petróleos que sí lo son. Si los
petróleos no convencionales no se contabilizan en la cuota OPEP, entonces está
justificado que la Orimulsión tampoco se contabilice debido a que es una
emulsión de agua con hidrocarburos no convencionales que no han sufrido ninguna
transformación.
Venezuela es el único país exportador de la OPEP que cuenta con unas reservas de
petróleos no convencionales tan extraordinarias (las reservas de Oriente Medio
se componen básicamente de crudos livianos y medianos). Además, cuando Venezuela
ha tenido que recortar la producción de petróleo, tradicionalmente ha disminuido
los volúmenes de producción de los tipos de crudos que más tiene, los pesados y
no convencionales (Montiel, 1999), debido a que las rentas generadas por los
petróleos más ligeros son superiores (sin embargo, los crudos livianos y
medianos representan tan sólo un tercio de las reservas de la nación, y el ritmo
de extracción de éstos es más alto que el de los pesados y no convencionales).
En este sentido, quizá los responsables de la política energética debieran
plantearse afrontar su situación con la OPEP de manera diferente, negociando la
posible salida de los hidrocarburos no convencionales (transformados o no) de la
cuota OPEP. Una opción para valorizar los petróleos no convencionales de la Faja
sin tener que limitarse al techo de producción impuesto por las cuotas podría
ser crear una alianza de países exportadores de petróleos no convencionales con
Canadá, EE.UU. y Rusia, países que cuentan con abundantes reservas de esta clase
de petróleo. Esta estrategia podría resultar incómoda para la OPEP, aunque muy
beneficiosa para la República si quiere explotar los todos los recursos
petroleros que tiene. Si Venezuela no revisa su modelo de política petrolera,
cabe la posibilidad de que en el futuro se encuentren con ingentes reservas de
hidrocarburos sin valor alguno en el subsuelo.
Valorización del petróleo no convencional y régimen fiscal
Como ya se indicó, la explotación de los recursos de la Faja del Orinoco se
basan en tres posibilidades: mezclar el petróleo no convencional con otro más
ligero, producir Orimulsión y mejorar la calidad del petróleo (producir
petróleos sintéticos).
La causa principal de que se haya detenido el negocio de la Orimulsión ha sido
la baja rentabilidad y el escaso aporte fiscal que generaba para la República.
En primer lugar se analizará la rentabilidad de la Orimulsión. Según Mommer,
desde el punto de vista económico es más ventajoso producir un barril de mezcla
o de crudo sintético que de Orimulsión. Hasta ahora nadie ha puesto en duda esta
afirmación. Lo que sí ha generado mucha polémica han sido las cifras que Mommer
ha utilizado para demostrarlo. Mommer afirma que en 2002 un barril de Merey 16,
una mezcla de crudo no convencional y un Mesa 30, se vendía a 21,07$, y que el
precio del Mesa 30 era de 29,95$/B, con lo que se podía calcular el precio del
barril de petróleo no convencional a partir de esos dos precios de mercado: el
valor del barril de crudo no convencional fue de 16,31$. Mommer añade que dado
que 2002 fue un año muy favorable para las mezclas, se calcularía el precio del
petróleo no convencional para el período 1998-2002, resultando un precio por
barril de 13,76$. Por otra parte, calcula el valor net-back del barril de
petróleo no convencional cuando se mejora en la refinería (de 8,5º a 30ºAPI),
que queda en 13,95$/B. Por último, Mommer afirma que el valor net-back del
barril no convencional en la producción de la Orimulsión es de 5,07$/B, cifra
que resulta de restar 2$/B de costes de producción al valor promedio del crudo
contenido en un barril de Orimulsión y que en 2002 fue de 7,07$/B.
Tabla 4: Valorización del petróleo no convencional (2002)
Tipo producto MEZCLA CRUDO SINTÉTICO ORIMULSIÓN
VALOR CRUDO EXTRAPESADO ($/B) 16,31 / 13,76* 13,95 5,07
Diferencia respecto a la Orimulsión ($/B) 11,25 / 9,13* 8,88
Fuente: El mito de la Orimulsión
*Media para el período 1998-2002
Ahora bien, ex-dirigentes de la empresa BITOR y PDVSA han afirmado en repetidas
ocasiones que esas cifras no reflejaban la realidad , que en diciembre de 2002
el 85% de los contratos firmados para el suministro de Orimulsión ofrecía un
valor de 10$/B de petróleo no convencional. Esta cifra fue confirmada para el
caso del suministro a Italia por el Ministro de Energía y Petróleo en marzo de
2004 , cuando afirmó que (para la italiana ENEL Produzione, S.p.A.) se estaba
vendiendo la tonelada de Orimulsión por 46$, lo que significa que el precio del
barril de petróleo no convencional es de 10,46$. Por otra parte, Quiroz (2004)
afirma que en 2003 se suscribió un contrato de suministro con Corea por 45$/T
(aproximadamente 10$/B de crudo no convencional), y que la empresa Petrochina
Internacional ofreció en abril de 2004 60$/T.
En cualquier caso, incluso manejando la cifra de 10,46$/B, el valor del barril
petróleo no convencional cuando se produce Orimulsión es inferior al de las
otras dos alternativas. Sin embargo, el objetivo de valorizar los hidrocarburos
de la Faja del Orinoco mediante la supresión de la Orimulsión no resulta
justificable en un contexto de cuotas impuestas por la OPEP debido a que
Venezuela cuenta con reservas de petróleos no convencionales para más de 200
años a un ritmo de producción de 2MMBD. El resultado de esta estrategia puede
ser que en el largo plazo, la República cuente con un recurso de valor cero.
En cuanto a la participación fiscal (Tabla 5) de las tres opciones de
explotación de la Faja, Mommer aclara que tanto la Orimulsión como el
mejoramiento obtienen ventajas fiscales al pagar un ISLR del 34%, es decir, a la
tasa no petrolera (mientras que la tasa para las mezclas era del 50%), y,
además, que la regalía pagada por ambos se situaba en el 16 2/3% (para el
mejoramiento, la regalía del 16 2/3% se reducía al 1% en los nueve primeros años
de operación). La importancia de la definición de la composición de la
Orimulsión tiene su reflejo en el ISLR. Si se considera que es una emulsión de
bitumen y agua, entonces es perfectamente legal que sólo se le aplique una tasa
del 34% (no petrolera); en caso contrario, se estaría aplicando una tasa de
actividad no petrolera a un negocio que sí lo es.
Tabla 5: Participación fiscal (2002)
Tipo producto
Participación fiscal ($/B) MEZCLA CRUDO SINTÉTICO ORIMULSIÓN
9 primeros años de operaciones Producción temprana y resto de años de operación
Regalía 4,89 0,16 2,72 0,21
ISLR 8,80 3,63 6,12 0,64
Fuente: El mito de la Orimulsión
El hecho de que la regalía fuese tan reducida en el caso de la Orimulsión se
debe a que el precio se calculaba en base a un convenio establecido entre el
Ministerio de energía y Minas y Bitor en 1996. Como es lógico, si Mommer hubiese
utilizado el precio de 10$/B de petróleo no convencional, el aporte fiscal (ISLR
y regalía) hubiese supuesto el doble.
Tanto en la valorización del petróleo de la Faja como en el régimen fiscal, está
claro que la Orimulsión es menos conveniente que la opción de mezclar o mejorar.
No obstante, hay algunas consideraciones importantes que deben tomarse en
cuenta. La primera de ellas es que la Orimulsión es un modelo de negocio no tan
intensivo en capital como las otras opciones; a saber, un módulo de Orimulsión
supone una inversión de aproximadamente 350 millones de dólares, a lo que hay
que añadir otros 280 millones de dólares para poder operar durante treinta años
(Rodríguez, 2004). La diferencia con los más de 2.000 millones de dólares de
inversión (en el mejor de los casos) que cuesta una planta mejoradora es
bastante notable. Esto es importante porque en Venezuela se quiere potenciar la
entrada de inversores privados nacionales (así viene reflejado en la Ley
Orgánica de Hidrocarburos de 2001), y en principio resultará más sencillo atraer
capital al negocio de la Orimulsión ya que los requerimientos de inversión son
menores. El gobierno podría incrementar la regalía hasta el 30% y cobrar una
tasa del ISLR del 50% (tasa petrolera) y esperar a ver si los inversores
privados se interesan por el negocio. En caso afirmativo, la República obtendría
ingresos fiscales y al mismo tiempo estaría fomentando el desarrollo endógeno de
la nación al permitir que el sector privado venezolano manejase una empresa con
una tecnología única en el mundo, desarrollada por la República, que fomenta el
empleo y que tiene efectos positivos sobre las industrias conexas (como las de
proveedores de equipos y servicios). Merece la pena resaltar que al ser
tecnología nacional el negocio estaría exento de pagar royalties por patentes y
modelos de utilidad.
Por otro lado, Mommer no afirma que BITOR haya arrojado pérdidas, y esto se debe
a que la empresa obtuvo ganancias desde 1999 hasta 2002. Saúl Guerrero,
ex-dirigente de comercio y suministro de BITOR afirma que desde 2002 la empresa
obtuvo unas ganancias de 200 millones de dólares anuales (esto no ha sido
desmentido por parte de ningún dirigente de PDVSA ni del Ministerio de Energía y
Petróleo). Esto es un hecho muy importante, ya que si bien la Orimulsión no
genera tantos ingresos fiscales para la nación, el 100% de las ganancias que
obtiene del negocio pertenecen enteramente a la República, a diferencia de las
asociaciones estratégicas, en las cuales PDVSA tiene una participación
minoritaria (ver tabla 2). Además, teniendo en cuenta el interés despertado por
este combustible, no parece que hubiera sido muy difícil renegociar los precios
de los contratos de suministro al alza, de manera que se pudiera aumentar la
participación fiscal.
Mommer sin duda tiene muy claro que la opción de la Orimulsión es inaceptable, y
así lo refleja en el documento “El mito de la Orimulsión”. Con una contundencia
y sencillez explica los motivos por los cuales el negocio no es válido: que se
vende como bitumen cuando no lo es, que aporta pocos ingresos fiscales, etc. Lo
sorprendente es lo mucho que han tardado en darse cuenta de algo que ellos
consideran tan sencillo y contundente (en diciembre de 1998 Chávez toma el poder
y es en 2003 cuando se paralizó el “proyecto orimulsión”).
Desempeño medioambiental y competitividad con otros combustibles
En julio de 2001 la Agencia de Protección del Medioambiente (EPA) elaboró un
informe a petición del Congreso de los Estados Unidos con el objetivo de proveer
más y mejores datos científicos acerca de la Orimulsión y su impacto
medioambiental como combustible. Las principales conclusiones que la EPA obtuvo
de la investigación se resumían en cuatro puntos :
1.- Las emisiones de contaminantes producidas por la combustión de la Orimulsión
son similares a las de otros combustibles fósiles, con el distintivo de que las
emisiones de plomo y mercurio son menores en la Orimulsión que en el fuel oil y
en el carbón, siendo estos dos metales dos de los más peligrosos para la salud y
el medio ambiente, si bien estos valores están basados en mediciones de
emisiones no controladas, y que con el uso de métodos de control se reducen en
gran medida los contaminantes producidos en la combustión. Donde la Orimulsión
presenta desventaja es en la emisión de trióxido de sulfuro, debido a que
contiene más cantidad de sulfuro y de vanadio, pero ésta se puede controlar con
métodos convencionales de control de polución.
2.- Los resultados de los experimentos realizados indician que las emisiones de
la combustión de la Orimulsión pueden ser reducidas utilizando tecnologías de
control de contaminación del aire disponibles en el mercado. Nada indica que
deban desarrollarse nuevas tecnologías específicas para asegurar un rendimiento
adecuado.
3.-El combustible Orimulsión se comporta de manera diferente ante un posible
vertido del mismo (la Orimulsión se transporta en buques de doble armazón).
Cuando la emulsión entra en contacto con agua se rompe y el bitumen se separa.
La Orimulsión se dispersa formando columnas dentro del agua, a diferencia de
otros hidrocarburos que suelen flotar en el agua formando manchas. Esto hace que
los métodos de limpieza que existen no sean aplicables. En cuanto al surfactante,
éste tiende a disolverse en el agua, pero este puede ser descompuesto por
bacteria hasta desaparecer.
4.- Una variable que cuyo comportamiento habrá que estudiar en el futuro será la
contaminación de partículas finas procedentes de la combustión de la Orimulsión.
Cuando la combustión no es controlada este combustible produce una mayor
cantidad de partículas finas en comparación con el fuel oil. Usando mecanismos
existentes de control de emisiones se pueden reducir las emisiones por debajo de
los niveles del fuel oil. Por otro lado, el agua que compone la emulsión (30%)
sirve de reguladora de la producción de gases de óxido de nitrógeno, presentando
una menor cantidad de compuestos de nitrógeno en los gases de combustión.
Mommer afirma que el gobierno estatal de Florida negó los permisos ambientales
para quemar Orimulsión en la planta Florida Power & Light debido a que éste
combustible iba a sustituir al fue oil, sobre el cual la Orimulsión no tiene
ventaje desde un punto de vista medioambiental. La EPA contradice la afirmación
de que la Orimulsión es más contaminante que el fuel oil, ya que usando los
controles de emisiones disponibles en el mercado el desempeño medioambiental de
la Orimulsión es básicamente el mismo que el del fuel oil, mucho mejor que el
del carbón e inferior al del gas natural (con diferencia el combustible más
limpio de todos). Ramírez (2003) apunta que la presión social y política
ejercida por los grupos ambientalistas de EE.UU. y por la Asociación Americana
del Carbón (más de la mitad de las centrales eléctricas de EE.UU. utilizan
carbón como combustible y, además, este país es el segundo mayor productor del
mundo por detrás de China ) obstaculizaron la introducción de la Orimulsión en
este país. Los resultados obtenidos por la EPA acerca de las emisiones generadas
por la combustión de Orimulsión son claros, además, este combustible ha sido
utilizado en otros países cuya reglamentación ambiental es estricta, tales como
Canadá, Dinamarca o el Reino Unido (todos ellos firmantes del protocolo de
Kyoto).
En el “Mito de la Orimulsión” su autor asegura que la Orimulsión no compite con
el carbón, más contaminante pero a su vez mucho más barato, ni con el gas, más
caro pero limpio y eficiente en plantas de ciclo combinado), sino con el fuel
oil. Mommer asevera que “en la mayoría de los casos la Orimulsión vino a
sustituir el consumo del combustible pesado y en otros el consumo de gas
natural, pero muy rara vez el consumo de carbón.” Documentación de la EPA y de
PDVSA-BITOR reflejan que, de las catorce centrales térmicas que quemaban
Orimulsión a diciembre del año 2000, cuatro de ellas operaban previamente con
carbón, seis con fuel oil, dos quemaban ambos combustibles (carbón y fuel oil) y
las dos restantes se diseñaron originalmente para utilizar Orimulsión. Mommer
tiene razón al afirmar que en la mayoría de los casos la Orimulsión suplantó al
fuel oil en la generación de energía eléctrica, pero no al decir que “muy rara
vez sustituyó al carbón”. En cualquier caso, el hecho de que la Orimulsión
desplazase al fuel oil en la generación de electricidad en seis centrales (8 si
se cuentan las dos que quemaban carbón y fuel oil) difícilmente tendrá
influencia en los precios del petróleo (devaluando el valor del crudo a escala
internacional), especialmente en los de la OPEP. De todas formas, si lo que se
desea es impedir que la Orimulsión sustituya al fuel oil, una opción podría ser
restringir la venta de Orimulsión a aquéllas centrales de nueva construcción o
que utilicen carbón.
Orimulsión y desarrollo económico
Desde un punto de vista económico, los crudos sintéticos y las mezclas son
mejores estrategias de valorización del petróleo no convencional que la
Orimulsión. Sin embargo, a la hora de juzgar el “proyecto Orimulsión” deben
evaluarse otros aspectos de gran importancia. Para realizar esa evaluación hay
que tener presente que la Orimulsión es un combustible mucho más limpio que el
carbón y que las reservas de petróleos no convencionales de Venezuela son
prácticamente ilimitadas.
La cooperación e integración energética en ALC es un asunto al cual el
Presidente Chávez está dando una gran importancia. Mediante acuerdos de
cooperación en materia energética Venezuela está suministrando petróleo en
condiciones preferentes de financiación a varios países. En este sentido, la
contribución del país al desarrollo económico de ALC podría ser mayor mediante
el suministro de la Orimulsión.
La electricidad promociona y es necesaria para el crecimiento económico. A su
vez el crecimiento del consumo de electricidad en ALC ha sido constante incluso
en etapas de económicas desfavorables, sin embargo, en países como Honduras,
Haití o Nicaragua, los índices de electrificación están muy por debajo de
niveles satisfactorios (especialmente preocupante en las regiones rurales y
marginales de las grandes ciudades, donde muchos países carecen de cobertura
eléctrica) . Herrera (2001) afirma que en ALC el consumo de energía eléctrica es
a escala general poco eficiente y muy contaminante (sirva como ejemplo que en
Venezuela, de las 36 centrales térmicas con las que cuentan, no hay ninguna
planta de ciclo combinado ). Por otro lado, el consumo de energía eléctrica
eficiente y limpia hace posible un mayor desarrollo económico .
El mercado de la Orimulsión, al estar orientado hacia la generación de
electricidad, puede mantener precios estables. Las centrales eléctricas son
transformadoras de energía que dependen de otros combustibles (carbón, gas,
orimulsión, HFO), y por tanto de los precios de éstos. Al ser Venezuela el único
productor de Orimulsión el precio de este combustible no depende de los mercados
sino del que se establezca en los contratos de suministro. Por ello la República
podría suministrar Orimulsión a los países de ALC de manera estable y a precios
asequibles con el objetivo de proporcionar un combustible con un buen
rendimiento medioambiental y muy eficiente en la generación de electricidad.
Venezuela tiene grandes reservas de gas natural, combustible con el cual también
podría cooperar en la integración energética y en la ayuda al desarrollo
económico (Campo, 2005b), sin embargo, el gas presenta mayores dificultades de
transporte y suministro debido a que debe hacerse por gasoductos o licuándolo
(en ambos casos la inversión en capital es muy elevada). La Orimulsión se
presenta como una alternativa interesante para contribuir al desarrollo del
sistema eléctrico de ALC, y consiguientemente, al desarrollo económico de la
región.
Si bien la Orimulsión permitió el reconocimiento nacional e internacional de de
la industria venezolana de hidrocarburos, el hecho de haber cancelado
repentinamente el “proyecto orimulsión” puede haber debilitado la confianza por
parte de los mercados y sus clientes en Venezuela, un país que tradicionalmente
ha sido un suministrador seguro y confiable de petróleo (Rivas, 1995). Las
demandas internacionales (NB Power) no ayudan a promover la confianza de los
inversores, lo cual unido a la inestabilidad política que caracteriza a la
República, puede hacer que la atracción de inversión directa extranjera sea más
complicada. En el caso de la Orimulsión la confianza de inversores y clientes es
básica puesto que se trata de un combustible producido en exclusiva por la
industria venezolana, lo que hace que la probabilidad de un corte de suministro
o el cambio de estrategia repentino por parte del suministrador aumenten
notablemente el riesgo del negocio. En este sentido, quizá los clientes
potenciales se sintieran más confiados si el control del negocio de la
Orimulsión estuviese en manos privadas.
El abandono del “proyecto Orimulsión” ha sido motivado principalmente por las
escasas contribuciones fiscales que aportaba y por que se consideraba que no
valorizaba lo suficiente los recursos de la Faja. No se ha observado sin embargo
la importancia que este negocio tiene para PDVSA en lo que a diversificación se
refiere. Empresas de todo el mundo y que operan en todos los sectores tienden a
la diversificación como forma de evitar el riesgo. PDVSA y la nación están
expuestos a la volubilidad de los precios del barril de petróleo; si caen o se
elevan en exceso se puede producir una situación de crisis. Por ello, la
Orimulsión, como modelo de negocio independiente de los precios del petróleo,
puede generar ingresos estables para la nación. Otro aspecto interesante puede
ser la integración vertical de PDVSA en el mercado de la energía eléctrica. Al
respecto, el recurso abundante y eficiente de la Orimulsión podría suponer un
combustible barato para PDVSA si optase por introducirse en el mercado de
generación de energía eléctrica, de modo que podría valorizar aún más los
recursos de la Faja al vender energía de más valor añadido.
Si desde PDVSA se considera que, dados los recursos financieros de la empresa,
es preferible destinar los fondos que se invierten en la Orimulsión a otras
operaciones, siempre es factible ofrecer el negocio al sector privado nacional
(es muy probable que con una rentabilidad de 200 millones de dólares anuales los
inversores mostrasen interés).
V.- Conclusiones
En la introducción de este documento se indicaba que la investigación acerca de
lo sucedido con el “proyecto Orimulsión” se iba a enfocar desde la perspectiva
del desarrollo económico. A tal efecto, se planteaban dos hipótesis con el
objetivo principal de contrastar si la decisión de abortar el negocio de la
Orimulsión fue un acierto o no. Las conclusiones que se han extraído del estudio
apuntan a que la Orimulsión sí es un negocio rentable para la República si se
observan todos los factores y no únicamente los económicos.
El aporte fiscal y el valor del petróleo convencional en la Orimulsión es menor
que en el caso de las mezclas o de los crudos sintéticos. No obstante, dados los
enormes recursos de petróleo no convencional que tiene Venezuela, la Orimulsión
no es un negocio excluyente de los otros dos.
La Orimulsión es un combustible eficiente que contamina igual que el fuel oil y
mucho menos que el carbón, que tiene su propio mercado y que no se ve afectado
por las variaciones en los precios del petróleo, lo cual podría ayudar a reducir
la vulnerabilidad de Venezuela ante variaciones en los ingresos petroleros y a
evitar los síntomas de la “enfermedad holandesa”. Además, la contribución del
combustible venezolano en el proceso de integración y cooperación energética en
América Latina y el Caribe pude ser muy beneficiosa.
No parece sin embargo que en la política energética seguida por el gobierno de
Chávez tenga cabida la Orimulsión debido al lineamiento con las políticas de la
OPEP y al objetivo de reclasificar de todos los recursos de la Faja del Orinoco
como petróleo y no bitumen, ya que entonces la producción de Orimulsión podría
estar sujeta a las cuotas de la organización, y entonces sí que sería más
eficiente aprovechar los recursos mediante mezclas y crudos sintéticos. Como
alternativa a esta situación se propone que PDVSA privatice el negocio de la
Orimulsión y que se revise la estrategia de colaboración con la OPEP.
Referencias bibliográficas
Administración de Información Energética (2004): “Country analysis brief –
Venezuela”, Washington, D.C., EE.UU.
Agencia de Protección Medioambiental, (2001): “Report to Congress on Phase 1 of
the Orimulsion® Technology Assessment Program”, Washington: EPA.
Agencia Internacional de la Energía, (2003): “Oil market report”, Paris: IEA.
Asociación Venezolana de Hidrocarburos, (2001): “Proyecto de Decreto con fuerza
de Ley Orgánica de Hidrocarburos – Consideraciones y sugerencia”, Caracas: AVHI.
Boué, J.C., (2004): “La internacionalización de PDVSA: una costosa ilusión”,
Caracas: Fondo Ed. Darío Ramírez.
Campo Marquina, J. (2005) "Venezuela, dale gas" en Observatorio de la Economía
Latinoamericana Número 47.
Campo Marquina, J. (2005): "Venezuela se olvida del cacao" en Observatorio de la
Economía Latinoamericana Número 46.
CEPAL, (2004): “Anuario estadístico para América Latina y el Caribe”, Chile:
Documento de las Naciones Unidas.
Chávez, C. (1990): “El petróleo en Venezuela”, Caracas: Ed. Torino.
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, (2002), Gaceta Oficial
Extraordinaria Nº 5.453, Caracas.
Corden, W.M. & J. P. Neary (1982): “Booming sector and de-industrialisation in a
small open economy”, The Economic Journal, Vol. 92, Nº 368, 825-848.
Del Bravo, R. (2001): “The strategy of Enel Produzione for fuel diversification
and technological innovation”, World energy Council, 18th Congress, Buenos
Aires, octubre de 2001.
Departamento de Energía de los EE.UU., (2003): “An energy overview of
Venezuela”, Washington, D.C.
Dirección de Planificación y Economía de Hidrocarburos (2003): “PODE 2002 -
Petróleo y otros datos estadísticos”, Ministerio de Energía y Minas. Caracas.
Fabris, A., et al, (1996): “Promoción de tecnologías energéticas limpias en los
mercados de energía eléctrica”, Tecnologías energéticas limpias para las
Américas, OLADE.
García-Verdugo, J. (2000): “Los mercados de futuros petrolíferos: una revolución
silenciosa en el sector”, capítulo 3 “Mercados abiertos y mercados de futuros
petrolíferos”, Madrid: UNED Ediciones, Colección Varia.
Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela (1998): “Ley del fondo de
inversión para la estabilización macroeconómica”, Decreto Nº 2.991 4/11/1998,
Caracas.
Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela (2001): “Ley Orgánica de
Hidrocarburos”, Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº
37.323 de fecha, 2/11/2001. Caracas.
Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela (2002): “Examen de las
políticas comerciales. Venezuela (Informe del gobierno)”, Ginebra, Organización
Mundial del Comercio.
González, E. (2002): “La economía política de la nueva Ley de Hidrocarburos”,
Observatorio de economía Latinoamericana.
Guerrero, S. et al., (2005): “The optimal use of Venezuela’s hydrocarbon
reserves: a critical analysis”, Caracas: Sunday’s Feature, Petroleumworld News,
13 de marzo de 2004.
Herrera, J. (2001): “Liberalización y regulación: camino a seguir”, documento de
trabajo, Caracas.
Karl, T., (1997): “The paradox of plenty – Oil booms and petro-states”, Berkeley
y Los Ángeles, California, EE.UU.: University of California Press.
Larotta, J. (2004): “Constituyente petrolera III: PDVSA internacional”, Caracas:
Soberanía.
Marrufo, F., et al., (1999): “Orimulsion a clean and abundant energy source”,
Londres: World Energy Council.
Marta, J., Álvarez, A. et al, (2002): “Venezuela: rupturas y continuidades del
sistema político – 1999-2001”, Salamanca: Ed. Universidad de Salamanca.
Meyer, R., (2002): “Natural bitumen and extra-heavy oil”, U.S. Geological Survey,
EE.UU.
Mommer, B., (2004): “El mito de la Orimulsión”, Caracas: Fondo Ed. Darío
Ramírez.
Montiel, L. (1999): “Guía para estudiantes sobre petróleo y gas”. Caracas: Arte.
Noreng, O., (2002): “El poder del petróleo”, Noruega: Ed. El Ateneo.
Oficina Comercial de España en Caracas (2004): “Informe económico y comercial –
Venezuela”, Caracas: ICEX.
Oliveros, L., (2005): “Diversificación petrolera”, Caracas: Observatorio de
economía Latinoamericana.
PDVSA (2004): “Informe del comisario de PDVSA”, Caracas, Venezuela: Fondo
editorial Darío Ramírez.
PDVSA, (2005): “Discursos del Presidente Chávez y del Ministro Rafael Ramírez –
Planes Estratégicos de PDVSA”, 18 y 19 de agosto de 2005, Caracas.
PDVSA-BITOR, (2000): “Orimulsión new generation, new commercial tests results”,
2000 International Joint Generation Conference, Miami Beach, Florida, 23-26 de
Julio de 2000.
PDVSA-BITOR, (2001): “Bitúmenes Orinoco, S.A., - The power of sustainable
development”, Caracas.
Pierce, William S. (1996): “The economics of the energy industries”, capítulo 9
“The oil industry”. Westport, Connecticut: Praeger.
Quiroz, R., (2004): “Cronología de una coartada numérica”, Caracas: Soberanía.
Ramírez, A. (2003): “La Orimulsión: propiedades y problemática”, Bárbula.
Rivas, R. (1995): “Venezuela, petróleo y la segunda Guerra Mundial (1939-1945):
un ejemplo histórico para las nuevas generaciones”, Mérida: Revista Nº 10,
Instituto de investigación económica y social, Universidad de los andes.
Rodríguez, C., (2004): “Orimulsion is the best way to monetise the Orinoco´s
bitumen”, Caracas.
Secretaría de la OMC (2002): “Examen de las políticas comerciales. Venezuela”,
Ginebra: Organización Mundial del Comercio, pp. 99-106 y 139-166.
Telesz, R. & Sanabria, J., (1996): “Orimulsión at Dailhouse”, 11th CEPSI
Conference, Kuala Lumpur, 21-25 de octubre de 1996.
Tulio, M., (2002): “La nueva reforma del FIEM”, Caracas: Observatorio de
economía Latinoamericana.
Tulio, M., (2003): “La OPEP y la política petrolera venezolana”, Caracas:
Observatorio de economía Latinoamericana.
Úslar, A. (1936): “Sembrar el petróleo”, Caracas, Venezuela: Diario Ahora, 14 de
julio de 1936.
Vessuri, H, Canino, M., et al., (2003): “Venezuela: el desafío de innovar”
Capítulo 10: “Restricciones y oportunidades en la conformación de la tecnología:
el caso de la Orimulsión”, Caracas: Fundación Polar/CENDES.
Además de las referencias señaladas se han consultado más de 200 artículos
publicados en los principales diarios de Venezuela, así como numerosas páginas
Web de organizaciones internacionales.
El texto completo del artículo en formato PDF puede bajarlo pulsando aquí.