Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Fabricio Vázquez
Universidad Nacional de Asunción
Facultad de Ciencias Agrarias
Resumen
La noción de mundialización se convierte en una de las más válidas
para comprender las grandes modificaciones territoriales que se
producen actualmente en el Chaco paraguayo. Los procesos de
integración regional y transfronteriza, así como la aceleración en
las actividades productivas y la implantación de nuevos actores son
las primeras manifestaciones de un fenómeno que aun no ha alcanzado
su punto de inflexión.
Los diferentes actores socioeconómicos del Chaco (menonitas,
ganaderos paraguayos y brasileños, grupo Moon) invierten, modifican,
proyectan e implementan diversas acciones con objetivos, medios y
tecnologías diferentes, los cuales producen una nueva configuración
espacial que invita al estudio de las implicancias territoriales,
afectando de igual manera tanto las zonas urbanas «activas» como las
zonas repulsivas.
Durante la mayor parte de la historia de la ocupación del espacio
paraguayo, centrada sobre la Región Oriental y principalmente de la
capital Asunción, el Estado ha concedido a los actores privados un
amplio margen de maniobra. Este estudio demuestra que las
transformaciones territoriales de una gran periferia reestructura y
dinamiza el espacio chaqueño como resultado de las aceleraciones
propias de la mundialización, la cual produce experiencias de
integración inéditas dando un nuevo perfil a las regiones
marginadas. El Chaco paraguayo se encuentra así ante una encrucijada
mayor: la de integrarse al Mercosur de los Estados o a la Zicosur de
las regiones.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Vázquez, F. “Las reconfiguraciones territoriales del Chaco paraguayo: Entre espacio nacional y espacio mundial" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 88, 2007. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/py/fv.htm
Se ofrece a continuación parte del
texto del artículo sin cuadros, mapas, tablas ni imágenes.
El texto completo es accesible en
formato PDF pulsando aquí.
1. Introducción
Las transformaciones territoriales que afectan a todos los espacios
regionales y nacionales son innegables. En este contexto, el espacio
paraguayo sigue siendo concebido como un dispositivo productivo
agropecuario en el que el movimiento de la frontera agrícola es el
fenómeno creador de nuevos territorios. La mayoría de las
reconfiguraciones territoriales han sido estudiadas como elementos
secundarios de las transformaciones económicas, debido sobre todo a
la inexistencia de centros de investigación geográfica en el país.
Sin embargo, las dinámicas territoriales que se producen en las dos
regiones del país, la Oriental y la Occidental, exigen una nueva
mirada espacial, donde se pueden encontrar nuevos elementos de
comprensión y análisis a los problemas económicos y territoriales de
Paraguay.
La situación geográfica particular de país, su centralidad
continental, que la paga con la mediterraneidad, y sus dos grandes
vecinos que le rodean, ya no son hoy las barreras insalvables al
desarrollo. El espacio paraguayo polarizado por la Región Oriental
no es el único territorio activo del país, el Chaco aparece y se
inserta en los procesos de integración regional con actores,
actividades y formas diferentes.
Entender la encrucijada y los desafíos del Chaco exige una serie de
innovaciones metodológicas importantes, sobre todo en las escalas de
análisis, ya que las interacciones entre los actores locales,
regionales y mundiales no respetan fronteras e imprimen una gran
aceleración a los intercambios y procesos de integración regional.
2. Estructura territorial de Paraguay
El territorio paraguayo se caracteriza por la división
administrativa, ecológica y cultural en dos regiones separadas por
el río Paraguay. La primera de ellas, la Región Oriental, constituyó
desde el período colonial el espacio de preferencia de los
paraguayos. Antes de la llegada de los españoles, los indígenas de
ambas márgenes mantenían una rivalidad legendaria. La fundación del
fuerte de Asunción, en 1537, fue aprovechada por los de la Región
Oriental para establecer una defensa ante los ataques devastadores
de los ocupantes del Chaco. A lo largo de todo el proceso colonial,
e incluso durante la independencia, la expansión territorial se
produjo hacia los alrededores de Asunción; la parte Sur de la
región, por ejemplo, fue ocupada y controlada por las misiones
jesuíticas.
Actualmente, la Región Oriental concentra el 97% de la población
total del país, aunque representa solo el 39% del territorio
nacional (159.000 km² aproximadamente). En esta región se encuentran
las principales ciudades del país, que constituyen, en el caso
paraguayo, concentraciones urbanas de más de 100.000 habitantes.
Estas ciudades, Asunción, Ciudad del Este y Encarnación, las dos
últimas fronterizas, son resultado de proyecciones platinas y
lusitanas, que continúan ejerciendo sus influencias seculares.
La Región Oriental fue integrándose lentamente, siendo el extremo
Este el último en ser ocupado, fenómeno que se produce entre las
décadas de 1970 y 2000 a causa de la centralización económica y
política sobre Asunción. Las ciudades intermedias como Villarrica,
Coronel Oviedo y Concepción mantuvieron siempre un rol secundario en
la producción de la riqueza nacional, considerada esta como uno de
los agentes dinamizadores de la integración de los espacios
periféricos a través de la agricultura.
Del otro lado del río Paraguay se extiende una gran llanura, la
Región Occidental o Chaco, que forma parte del Gran Chaco
Sudamericano. Esta región natural, caracterizada por un clima
semiárido y una estructura geológica particular, contrasta
diametralmente con la Región Oriental, que se caracteriza por un
clima subtropical. Las diferentes conformaciones florísticas y
faunísticas aumentan las diferencias entre ambas regiones. Solo el
3% de la población paraguaya, aproximadamente 150.000 personas,
habita esta región cuya extensión es de más de 240.000 km².
Esta estructura birregional es la primera característica del
territorio paraguayo, donde se combinan y refuerzan diferencias
geológicas, climáticas y humanas. Nada parece integrar estas
regiones opuestas, pero la misma tampoco ha sido una prioridad
nacional, ya que la Región Oriental, centrada sobre Asunción,
polariza la capacidad de intervención territorial. De esta forma, la
Oriental es la receptora de una amplia mayoría de obras de
infraestructura y de otros proyectos de inversión, lo que margina a
la región chaqueña.
Otro indicador del enclaustramiento del Chaco son las
infraestructuras de comunicación, que permiten a Paraguay vencer el
encierro geográfico. La Región Oriental dispone de las mejores rutas
y los dispositivos adecuados para la conexión con los países
vecinos. La Ruta Transchaco, construida por los menonitas a inicios
de los años 1960, es el único medio de comunicación con la Región
Oriental, lo que permite asegurar un cierto intercambio entre el
Chaco y la Región Oriental.
Esta dicotomía espacial no es neutra, si la Región Oriental es
llamada por los geógrafos Klienpenning, Gaignard y Souchaud como el
«Paraguay verdadero» o como el «Paraguay útil», el Chaco puede ser
considerado como un «ángulo muerto» o una periferia no controlada,
un espacio marginal, marginado y repulsivo, o simplemente como el
«falso Paraguay».
Sin embargo, el Chaco está experimentando, especialmente a partir de
la década de 1980, un conjunto de dinámicas espaciales que están, en
su mayor parte, desconectadas del Paraguay verdadero (Región
Oriental).
3. Breve historia de la implantación humana en el Chaco
Los primeros habitantes del Gran Chaco fueron un conjunto de pueblos
indígenas cazadores, recolectores, seminómadas, considerados como
paleolíticos. Sus vecinos de la Región Oriental de Paraguay, los del
grupo Tupí-Guaraní, eran sin embargo neolíticos.
La llegada de los conquistadores españoles no va a modificar la vida
de los grupos indígenas del Chaco ya que el descubrimiento del Perú
por Pizarro se realiza por el norte, teniendo como vía de acceso el
océano Pacífico. Ante esta realidad, los conquistadores españoles
que habían llegado por el Río de la Plata y pretendían llegar al oro
del Perú navegando por el río Paraguay y luego continuando por el
Chaco, deben transformarse en agricultores y abandonar las
esperanzas de El Dorado. El cierre de esta vía de acceso al Perú
mantuvo al Chaco lejos de todo juego de poder y se convirtió pronto
en un espacio repulsivo, especialmente a partir de los relatos de
indígenas Tupí-Guaraní y españoles sobre los encuentros, nunca
amistosos, con los indígenas del Chaco.
Aparte de algunas experiencias de misiones jesuíticas en el Chaco,
pero en las proximidades de Asunción, este espacio se mantuvo
aislado hasta la mitad del siglo XIX, cuando Paraguay comienza a
definir sus fronteras luego de la Guerra contra la Triple Alianza.
Antes, en 1855, el gobierno paraguayo intenta establecer una colonia
agrícola con inmigrantes franceses en la parte Sur del Chaco, pero
esta experiencia se convierte en un conflicto importante entre los
gobiernos de Paraguay y de Francia. Uno de los principales motivos
del fracaso de la instalación de los colonos fue que los franceses
no eran agricultores ni tenían vocación agrícola; además, estos
«venían al Paraguay, no al Chaco». Los colonos lograron al final
instalarse en la Región Oriental y las provincias del norte
argentino.
Una vez terminada la Guerra contra la Triple Alianza, el gobierno
paraguayo decide la venta de terrenos fiscales, que son adquiridos a
bajo precio por empresas brasileñas, argentinas, inglesas y
francesas. La venta de tierras fue acompañada de una tímida política
de llamado a inmigrantes europeos que tendrían que repoblar e
impulsar el desarrollo del país, pero Paraguay no pudo competir con
los puertos de Buenos Aires ni Montevideo. A falta de un
conocimiento cartográfico y catastral exacto, la venta se realizó
sobre un plano realizado por Fontana, el explorador argentino que
demostró la no navegabilidad del Pilcomayo.
a. La era del quebracho
El descubrimiento de bosques de quebracho en la zona norte del Chaco
fue la clave de la expansión del dispositivo empresarial argentino
de quebracho y tanino más allá de sus fronteras. De esta forma, las
empresas que extraían el quebracho en el norte argentino se
posicionaron en el Chaco paraguayo, el cual se convirtió en un
espacio que funcionaba según el modelo económico argentino. Las
empresas tanineras estaban exoneradas de todo impuesto en Paraguay,
de manera a fomentar la industrialización y el poblamiento de las
zonas periféricas. Este fue el comienzo del fin del sistema
territorial indígena y donde surgen las primeras superposiciones
territoriales. Una de las responsabilidades de las empresas, ante el
pedido expreso del gobierno paraguayo, era la asimilación de los
indígenas a la nación paraguaya.
Ante las ventajas nada despreciables, las compañías argentinas,
entre ellas La Forestal, controlaban la producción de quebracho y
tanino en Paraguay. Pero es Carlos Casado quien edifica todo un
imperio en el Chaco y se convierte en uno de los mayores
propietarios del mundo, lo que le permitía jactarse indicando que
«su propiedad contenía una superficie equivalente a los reinos de
Bélgica y Luxemburgo juntos». Ante la falta de mano de obra para los
trabajos de campo y de las industrias tanineras, las empresas
utilizaron a los indígenas, quienes no solo habían perdido su
territorio sino además trabajaban en condiciones de esclavitud
solapada en sus antiguas tierras. Para el efecto, la religión fue el
elemento facilitador de la integración industrial de los indígenas.
La Misión Anglicana se encargó del desafío y trabajó en la
aculturación de los indígenas.
Los elevados costos de transporte que implicaba mantener las
explotaciones en el Chaco paraguayo estaban totalmente compensados
con los bajos costos de la tierra en comparación a la Argentina.
Para ello, la mayoría de la empresas disponía de barcos propios que
aseguraban el trayecto entre el Chaco paraguayo y el puerto de
Buenos Aires.
Una vez pasadas las dos guerras mundiales, período de elevada
demanda de tanino destinado en gran parte a la confección de
calzados para los soldados, así como el descubrimiento de un
producto sustituto en África, «la mimosa» hizo que, a partir de
1950, la producción se desplazara del Chaco argentino y paraguayo
hacia África, donde La Forestal también estaba instalada. El Chaco
paraguayo demostró no ser más que un dispositivo industrial
argentino en Paraguay.
En términos espaciales, la producción de tanino constituye la
primera puesta en valor de los recursos del Chaco. Sin embargo, el
funcionamiento interno de las empresas impidió la formación de un
frente pionero o de un polo urbano atractivo, debido en su mayor
parte al dominio exclusivo de la empresa en los servicios a sus
trabajadores. La formación de verdaderas ciudades privadas, en
algunos casos más modernas y con más servicios que Asunción, como
Puerto Casado por ejemplo. La empresa proveía todos los productos y
servicios necesarios a los trabajadores y no permitió la entrada de
otros comerciantes.
La ganadería tomó la posta del quebracho y gradualmente se fue
expandiendo en las cercanías del río Paraguay, único medio de
comunicación y comercialización con Asunción y el resto del país.
b. Petróleo y guerra en el Chaco (1932-1935)
La falta de definición fronteriza y la pérdida boliviana del litoral
marítimo (guerra del Pacífico) son elementos claves para explicar el
conflicto armado entre Paraguay y Bolivia, que comienza en 1932. El
descubrimiento y la explotación de petróleo en el sur de Bolivia, en
el espacio que se autoatribuían paraguayos y bolivianos, así como la
suposición de que todo el Chaco sería un campo petrolero,
encendieron esperanzas económicas especialmente en Paraguay, lo que
convirtió al Chaco en una zona de importancia estratégica.
Sin embargo, la lucha comercial entre las empresas petroleras Exxon,
instalada en Bolivia, y Royal Dutch (Shell) con fuertes intereses en
el Río del Plata y en todo el continente, jugaron un rol geopolítico
importante aunque solapado en el conflicto.
La victoria militar paraguaya luego de tres años de intensos
combates definió la frontera actual con Bolivia. En el plano
exclusivamente militar, esta guerra fue un campo de experimentación
de armamentos y equipos que fueron utilizados más tarde en la
Segunda Guerra Mundial. Bolivia contrató los servicios de un general
alemán quien organizó el ejército de ese país. Así también, recibió
una misión militar checa, ya que la República Checa le proveía de
armamentos, en especial unos tanques de combate que fueron probados
en el Chaco y que los checos pensaban vender a Alemania, que
comenzaba a equipar sus fuerzas armadas.
c. Iglesia Católica y colonias menonitas
A partir de 1920, Paraguay y Bolivia intentan demostrar su soberanía
sobre el Chaco a través del establecimiento de fortines, misiones
religiosas y de colonos. En 1921, el gobierno paraguayo otorga
ciertos privilegios para el establecimiento de colonias menonitas en
el Chaco con la intención de reforzar su presencia en la región. Los
menonitas, grupo protestante que nace en Suiza en 1525, se
caracterizan por su tradicionalismo religioso, sus valores morales
estrictos y por el rechazo de la modernidad. Estos han podido
conservar varios elementos culturales, como el idioma utilizado –una
variante del alemán-, comunes a través los casi 500 años de diáspora
por todo el mundo.
Al tener conocimiento de la instalación de los menonitas, el
gobierno boliviano, en 1925, hace un llamado al Vaticano pidiendo el
envío de misioneros católicos a la misma región. Ante el riesgo de
que los habitantes de la zona, especialmente los indígenas, fuesen
adoctrinados e incorporados a la fe menonita, el Vaticano envía a
misioneros alemanes de la congregación Oblatos de María Inmaculada.
De esta forma se echan las bases de una confrontación confesional
entre actores extranjeros en idioma alemán. Sin duda alguna, estos
grupos religiosos fueron instrumentalizados por los gobiernos de
Paraguay y de Bolivia en la búsqueda de obtener una legitimidad
territorial sobre el disputado Chaco.
De forma paradójica, los menonitas fueron los que más aprovecharon
la coyuntura económica de la guerra del Chaco. Los soldados
paraguayos fueron clientes directos de las incipientes colonias
menonitas, que aprovisionaron al Ejército paraguayo con rubros
agrícolas. Para la institución militar resultaba más práctico y
económico abastecerse de las colonias menonitas que transportarlos
desde Asunción. Una vez finalizada la guerra, todo el material
bélico fuera de servicio (municiones, armas, vehículos de combate,
etc.) es aprovechado por los menonitas, quienes construyen los
primeros arados y carretas de los metales obtenidos.
A partir de la década del ´60 las colonias menonitas experimentan un
crecimiento sostenido gracias al apoyo recibido del Comité Central
Menonita de Estados Unidos. Los motores del desarrollo productivo e
industrial son los préstamos de inversión, mejoramiento de
condiciones de trabajo y sobre todo la construcción de la ruta
Transchaco que une las colonias menonitas del Chaco con Asunción, la
primera vía de comunicación terrestre en la Región Occidental. Esta
ruta es construida gracias a las gestiones de los menonitas
norteamericanos, quienes lograron convencer a su gobierno de apoyar
el desarrollo en Paraguay. El gobierno paraguayo aceptó el proyecto,
pero indicó que tenía otras prioridades, como por ejemplo el
mejoramiento de la ruta Asunción-Encarnación, por lo que las obras
contaron con poco apoyo estatal. La ruta Transchaco fue construida
con capital financiero y humano proveniente de Estados Unidos, que
proveyó inclusive algunas máquinas sobrantes de la guerra de Corea,
que el gobierno norteamericano cedió a la comisión constructora de
la ruta.
4. Emergencia y reestructuración territorial en Paraguay: Rupturas y
aceleraciones (1980-2003)
Las décadas de los ´80, los ´90 y principios de la del 2000 son
prolíficas en aceleraciones, continuidades y rupturas espaciales en
todo el territorio. Los principales ejes del desarrollo siguen
siendo el crecimiento demográfico, la concentración de la población
urbana, el éxodo rural, la expansión de la frontera agrícola y la
integración regional. Aunque la mayoría de estos fenómenos ha sido
estudiado a la luz de varias disciplinas, la magnitud territorial no
ha sido tenida en cuenta quizás por el peso de los estudios sobre
los recursos naturales, que pretende incluir el aspecto espacial.
La evolución espacial que prima en este periodo, 1980-2000, es la
aceleración de la ocupación de la Región Oriental, así como el
crecimiento urbano y la descompresión rural por el éxodo interno,
dirigido en su mayor parte a Asunción, y el externo, principalmente
a Buenos Aires. La valorización del extremo Este del país, que
comienza con la construcción de represa hidroeléctrica Itaipú y
continúa con la lenta penetración de colonos brasileños, rediseña el
nuevo espacio fronterizo con el Brasil. La política estatal del
gobierno paraguayo, conocida como “marcha al Este” se reveló más
tarde como una política brasileña de “marcha al Oeste” con la
llegada de colonos brasileños a la Región Oriental. Los cultivos de
renta, primero el algodón y luego la soja, fueron los rubros
agrícolas claves en el proceso de esta expansión.
En el plano geopolítico, el gobierno de Stroessner (1954-1989) da un
golpe de timón en las relaciones internacionales paraguayas. Así, a
partir de la década del ´70, la salida al mar, es decir el
rompimiento del aislamiento geográfico, ya no se hace por la vía
natural e histórica, el Río de la Plata (eje Sur), sino por la red
rutera brasileña y el nuevo puerto franco paraguayo en Paranaguá
(eje Este). Antes, Paraguay dependía económicamente en exclusividad
de los puertos argentinos para la entrada y salida de mercancías. La
dependencia política del puerto de Buenos Aires se rompe recién con
la independencia de Paraguay en 1811, que, según Rodríguez Alcalá,
fue realmente una independencia de una Buenos Aires amenazante que
de la lejana y débil España.
Este cambio del eje Sur por el eje Este tendrá consecuencias
políticas, económicas y espaciales relevantes. En el plano político
significa la integración de Paraguay a la órbita brasileña en
detrimento de Argentina, lo que posibilitó que los intercambios
comerciales crecieran con el Brasil a partir de la década del ´70.
En términos espaciales, es la Región Oriental de Paraguay la que
evoluciona. El eje Sur, fluvial, rutero y ferroviario hacia Buenos
Aires, donde la ciudad fronteriza de Encarnación era el dispositivo
de interfase con Argentina, fue paulatinamente perdiendo importancia
ante el surgimiento del eje Este hacia Brasil y la creación de la
ciudad de Puerto Presidente Stroessner, luego Ciudad del Este.
Pero en el Chaco, el espacio que nos interesa, no se produjeron
modificaciones relacionadas con los eventos ocurridos, pues esta
región era, y lo es aun hoy, un espacio reservado y secundario. Sin
embargo, otros tipos de evoluciones se producen y están
representadas por el éxito agroindustrial de los menonitas, quienes
encarnan la victoria sobre “el infierno verde”. La reconversión
agrícola que se opera en este período, del énfasis en la agricultura
a la ganadería dirigida a la producción láctea, constituye el punto
de inflexión económica y territorial de todo el Chaco. Si hasta la
década del ´60 el centro económico y social de la Región Occidental
se situaba en los pueblos tanineros de la margen del río Paraguay, a
partir de los ´80 el centro se desplaza hacia las colonias menonitas,
coincidiendo por primera vez el centro geográfico y el centro
económico del Chaco. La producción láctea de esta región fue
totalmente absorbida por el mercado paraguayo, es decir la Región
Oriental, hasta mediados de la década de los ´90. Luego comienzan
las exportaciones de leche y sus derivados a Bolivia y Brasil, en
clara demostración de la buena salud de esta actividad
agroindustrial.
La pérdida de rentabilidad de la actividad lechera, causada
principalmente por la recesión de la economía paraguaya que se
tradujo en la disminución de la demanda interna de productos
lácteos, obligó a los menonitas a una reconversión productiva. A
mediados de los ´90, estos se concentran en la producción de ganado
vacuno sin descuidar la producción lechera, ya que son los líderes y
proveedores más importantes del país, con alrededor el 75% del
mercado lácteo nacional .
Cuadro N° 1. Las colonias menonitas del Chaco paraguayo
Colonia Menno Ferheim Neuland
Origen Canadá (Manitoba y Saskatchenwan) Rusia (Siberia) Rusia (Siberia)
Año de instalación 1927 1930 1947
Centro urbano Loma Plata Filadelfia Neuland
Producción (2002)
• Leche
• Ganado
• Agricultura
82.975.649 lts. año
243.620 cabezas
algodón, sorgo y maní
16.175.882 lts. año
207.603 cabezas
algodón, sorgo y maní
8.736 lts. año
101.055 cabezas
algodón, sorgo y maní
Productos claves Lácteos « Trébol »
Cárnicos « Chorti » Lácteos « Coop » Cárnicos « Neuland »
Fuente : Elaboración propia.
El éxito menonita fortaleció e integró a los ganaderos paraguayos de
la parte Sur del Chaco que hasta entonces producían de forma
extensiva y no comercial. Los ganaderos paraguayos, actores
secundarios del sistema de actores económicos del Chaco, se
convierten así en componentes importantes de un nuevo dispositivo
productivo que tendrá que esperar los primeros años del 2000 para
emerger y afirmarse como región ganadera de calidad y de
exportación. En el año 2002 se inauguran dos modernos frigoríficos
pertenecientes a las cooperativas menonitas, acorde a los
requerimientos europeos de calidad.
El crecimiento de la producción bovina, así como de la
industrialización láctea y cárnica, atraen aun más a la población
indígena de varias etnias, que ofrece su mano de obra barata, pero
sobre todo abundante, para las actividades menos calificadas del
proceso productivo. Otros productores, ganaderos paraguayos y
colonos europeos llegados al Chaco en las décadas de los ´80 y ´90,
también se concentraron en torno a la zona de las colonias menonitas,
que constituye el único polo urbano e industrial de esta región. La
posibilidad de poder contar con servicios diversos como
comunicaciones, restauración y sobre todo servicios de producción
como ferreterías, maquinarias y veterinarios hace aun más atractiva
a la zona central del Chaco como espacio para nuevas implantaciones
de actores.
Sin embargo, nuevos actores se implantan en el Chaco a finales de la
década de los ´90 en la antigua zona taninera, lo que agrega un
elemento más a la estructura territorial. Para comprender la llegada
de nuevos actores, sus lógicas y actividades es imperativo
introducir análisis a escalas nacionales, fronterizas,
transfronterizas y hasta mundiales.
El nuevo actor que hace irrupción en el año 2000 es la Iglesia de la
Unificación de las Familias y la Paz del Mundo, más conocida como
secta Moon, que adquiere más de 600.000 Ha. de la empresa taninera
Casado, sobre el río Paraguay, bajo el nombre de “Empresa La
Victoria”. A efectos prácticos, designaremos a este actor como una
empresa sin connotaciones religiosas pues las actividades
confesionales de la misma no se comparan con la vitalidad
empresarial y económica del grupo Moon en el mundo. La empresa ya ha
comenzado a implementar proyectos de producción agrícola, forestal y
de turismo destinados principalmente al mercado asiático .
El escenario se completa con los actores brasileños que comienzan a
comprar grandes extensiones de tierra en el Noreste del Chaco. La
instalación de nuevas estancias de producción ganadera intensiva
responde a la demanda del mercado regional brasileño, centrado sobre
el estado de Mato Grosso do Sul y la ciudad de Campo Grande. Si bien
los propietarios brasileños viven en el Brasil, la aviación privada
permite administrar las explotaciones a distancia. La gran mayoría
de los obreros y encargados de estas estancias son también
brasileños. Esto demuestra que la penetración brasileña y la
dinamización del espacio paraguayo no se reduce solo a la Región
Oriental, sino que se expande también al Chaco.
Si la zona central del Chaco, poblada por los menonitas, sigue
siendo el centro neurálgico de esta región por las actividades
industriales y por estar conectada a la capital Asunción por la
única ruta pavimentada, los actores recién llegados no parecen estar
interesados ni en la zona central ni en la ruta Transchaco como
elementos estructurantes de sus actividades.
Cuadro N° 2. Tierras de propietarios extranjeros en el departamento
de Alto Paraguay (Noreste), lista no exhaustiva
A falta de políticas públicas y de una presencia efectiva del
aparato estatal sobre el territorio, el Chaco es un espacio
privilegiado para la implantación de actores privados nacionales y
extranjeros, los cuales disponen de medios y objetivos diferentes y
contradictorios. Es innegable también que estos actores implementan
sus diversas estrategias territoriales a escalas diferentes.
Ante este estado de “ebullición” territorial sobre un espacio
considerado difícil, marginal y repulsivo, es válido cuestionarse
sobre los tipos de intereses en juego y de las razones de la nueva
“atracción” del Chaco. Las respuestas no serán sencillas ni
tendremos que buscarlas dentro de los debilitados límites del Estado
paraguayo, aunque sea este el primer administrador del territorio.
Las escalas regionales, continentales y mundiales podrían ser los
hilos conductores que expliquen, en parte, la nueva configuración
regional del Chaco paraguayo y hasta del Gran Chaco Sudamericano.
Las estrategias de los actores antiguos y nuevos del Chaco obligan
asimismo a integrar el enfoque de la mundialización, entendido como
una aceleración de los flujos crecientes de hombres, capitales,
bienes y servicios entre las diferentes partes del mundo.
Esquema N° 1. Ubicación de los principales actores socioeconómicos
del Chaco paraguayo
5. La integración regional en dos modelos, complementación y
competencia
a. Del Mercosur al Atlántico.
Uno de los vectores más importantes del proceso de mundialización es
la figura de la integración regional . En el caso de Paraguay, la
emergencia del Mercosur ha acelerado la integración interna dentro
de este, o como lo indica Rodríguez Alcalá, “mientras que Paraguay y
Uruguay se integran al Mercosur, Argentina y Brasil se integran al
mundo”.
En efecto, el nacimiento del Mercosur se produce casi al mismo
tiempo que el retorno a la vida democrática, producido este en 1989
y aquel en 1991. Para el Paraguay, el Mercosur tiene una
significación particular, especialmente en materia de relaciones
internacionales, relacionada directamente al fin del antagonismo
entre Brasil y Argentina . Visto desde Paraguay, el Mercosur es un
dispositivo económico y comercial de fuerte vocación atlántica
–todos los puertos brasileños y argentinos están sobre el océano
Atlántico-, producto de la historia e influencia platina.
Las estadísticas demuestran que el Mercosur no hace más que reforzar
esta tendencia de integración paraguaya y de rompimiento del
encierro geográfico gracias y a través sus dos grandes vecinos,
especialmente Brasil. El cambio de la orientación de los
intercambios paraguayos, del eje Sur -Argentina- al eje Este
-Brasil-, mantuvo y reforzó la salida al Atlántico, que incluía el
monitoreo de la economía paraguaya por los dos vecinos al controlar
los flujos de entrada y de salida.
No es sorprendente que dos de las tres ciudades más importantes en
términos demográficos y de producción de riqueza de Paraguay sean
fronterizas. De esta forma, Asunción, Ciudad del Este y Encarnación
son los polos urbanos, económicos y comerciales más dinámicos del
país o, siendo más precisos, de la Región Oriental.
Pero es esta región -el Paraguay verdadero- la que se integra al
Mercosur; el Chaco sigue siendo una gran periferia dentro del
esquema paraguayo. Pero si incluimos en la escala de análisis al
Gran Chaco percibimos que se trata de una gran isla periférica y
secundaria de Argentina, Paraguay y Bolivia. Esta gran región no
forma parte del área de influencia directa del Mercosur, muy
centrado sobre la costa atlántica y sobre las metrópolis -Buenos
Aires, Sao Paulo, Río de Janeiro-.
b. De la Zicosur al Pacífico
La Zicosur - Zona de Integración del Centro Oeste Sudamericano- es
una instancia de integración regional cuyo aire de acción coincide
prácticamente con el ecosistema del Gran Chaco -Suroeste de Bolivia,
Noroeste de Argentina, el Chaco paraguayo y el norte de Chile-, pero
con una salida marítima en el norte chileno. A diferencia del
Mercosur, la Zicosur agrupa a los actores locales y regionales, mas
no nacionales, en el sentido de los poderes ejecutivos de los
Estados-Nación. El objetivo principal de la Zicosur es el desarrollo
del comercio con los mercados de la cuenca del Pacífico y
especialmente con los países asiáticos. Las regiones miembros de la
Zicosur definen a esta como “unión de las periferias del centro Sur
del Cono Sur”.
La iniciativa de la conformación de la Zicosur nace en la región de
Antofagasta, Chile, con la intención de generar un desarrollo
regional basado en la infraestructura portuaria de toda la franja
costera chilena y al mismo tiempo atraer a los actores
socioeconómicos de la macrorregión andina, en donde se agrega el
Gran Chaco Sudamericano.
La característica principal de la Zicosur radica en que los actores
miembros provienen de las zonas periféricas de cada uno de los
países, lo que nos lleva a considerarla como el “Club de los
periféricos”, frente al Mercosur como “Club central”. Otro factor
que caracteriza a la Zicosur es su formato “regional”, donde son las
regiones interrelacionadas por una historia y una geografía comunes,
ante un Mercosur articulado por los Estados-Nación.
Las primeras acciones de la Zicosur han sido dirigidas a la creación
y el mejoramiento de las infraestructuras de comunicación, con
énfasis en los pasos andinos entre Argentina y Chile, así como los
trechos entre Bolivia y Argentina, Bolivia y Paraguay, y Paraguay
con Argentina. Si bien todas las regiones interiores del Cono Sur
esperan poder lograr niveles crecientes de integración regional, son
los países mediterráneos, especialmente Bolivia, los más
esperanzados en poder romper el aislamiento mediante esta nueva
instancia.
Entre las regiones de la Zicosur, el Chaco paraguayo presenta los
niveles más bajos de densidad poblacional, lo que le incide
considerablemente en la integración regional. Por su parte, el
gobierno paraguayo no manifiesta un interés fuerte en la Zicosur,
quizás porque tiene otras áreas de acción prioritarias y porque
históricamente el Chaco ha sido dejado en manos de actores privados
y, como lo indicamos antes, con fuerte componente extranjero.
Mapa N° 1. Modelos de funcionamiento de la integración regional para
Paraguay : Entre el Mercosur de los Estados y la Zicosur de las
regiones
b. Los corredores de integración, las nuevas venas de la economía
continental
La idea de unir los océanos Atlántico y Pacífico tiene una larga
historia que se remonta incluso antes de los años ´50, cuando la
mayoría de los países del continente intentaba integrar sus espacios
periféricos a través de la colonización interna que se acompañaba
casi siempre de infraestructura de comunicaciones. Cada país
implementó políticas diferentes privilegiando la red rutera o el
ferrocarril, según un conjunto de condiciones físicas y económicas
de las regiones en cuestión.
A mediados de los años ´90, el Banco Interamericano de Desarrollo se
involucra en los proyectos relacionados a los corredores bioceánicos
mediante el financiamiento de las obras. Se definen además tres
corredores principales, uno al Norte, otro al Sur y el Central, con
un énfasis en la articulación de los dispositivos de comunicación
entre los países, mientras que la Corporación Andina de Fomento
(CAF) y el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del
Plata (FONPLATA) se convierten en las instituciones regionales de
gestión.
En Paraguay, el territorio directamente afectado por el Corredor
Central es el Chaco, que logrará por este medio romper la
dependencia de la Región Oriental de Paraguay e integrarse mejor a
la macrorregión del Gran Chaco, que se unirá a su vez por múltiples
vías a los sistemas andinos y platinos. La ruta Transchaco tendrá
que ser conectada a las rutas argentinas y bolivianas que a su vez
ya están conectadas a las chilenas, orientadas casi todas a los
puertos de Mejillones, Antofagasta, Iquique y Arica en el norte
chileno. Cuando se disponga de esta red caminera, Paraguay contará
con una nueva vía de salida exterior, a la cual denominamos «Eje
Noroeste». La particularidad reside en que esta nueva vía de quiebra
del aislamiento no responderá, al menos de forma explícita, a los
intereses argentinos ni brasileños que, en el caso de Paraguay, han
estructurado siempre el territorio.
Existen muchos trechos que no son aun funcionales, lo que indica que
los corredores están en el estadio de proyectos, pero con avances
prometedores, así como los discursos de sus actores, en su mayoría
utópicos, que los conciben como el soporte de entrada al mercado
asiático, donde el Cono Sur aparecería como proveedor de alimentos a
más de «mil millones de asiáticos».
Pero la realización de las obras de infraestructura de los
corredores bioeceánicos, y por ende el soporte básico de la Zicosur,
pasa indefectiblemente por las instituciones públicas, para las
cuales, en el caso de Paraguay, no constituyen aun una prioridad
nacional ni regional. Contrariamente a lo que podría esperarse, los
actores privados del Chaco, que hasta hoy supieron movilizar sus
propios recursos para comunicarse con las otras regiones, hacen un
llamado al Estado paraguayo para la materialización de las
infraestructuras debido a que la envergadura de las mismas impide
que sean integradas como costes de los actores privados.
6. La nueva configuración territorial: Marginalización nacional y
centralidad regional
El Chaco paraguayo se encuentra viviendo un período de intensas en
modificaciones espaciales debido en mayor medida a la gran dinámica
económica y a la diversificación de sus actores. Las colonias
menonitas constituyen el centro agroindustrial de todo el Chaco; sin
embargo, la llegada de nuevos actores, sobre todo en la franja del
río Paraguay, podría originar competencia por el centro económico
del Chaco, manteniendo siempre las antiguas tendencias
territoriales, lo que podríamos llamar “el resurgimiento de la
franja del río Paraguay”, luego de su período de gloria con la
explotación del quebracho y la producción industrial de tanino.
La estrategia menonita parece orientarse hacia la diversificación
productiva y la ampliación de los mercados internacionales, ante el
casi copamiento del mercado lácteo paraguayo. Los dos modernos
frigoríficos que poseen, de los cuales uno está ubicado en las
afueras de Asunción, constituyen el nuevo producto clave para
imponerse en el mercado nacional, pero orientado sobre todo al
mercado externo.
La cuota Hilton, que permite le exportación de productos cárnicos a
Europa y Chile , es el condicionante del éxito de los ganaderos
menonitas y paraguayos del Chaco. Con una lógica contraria, los
ganaderos brasileños del Noreste chaqueño dirigen la producción
hacia el mercado del estado de Mato Grosso. Para estos productores,
el Chaco paraguayo no sería otra cosa que un dispositivo productivo
más allá de la frontera brasileña, con un funcionamiento
financiero-tecnológico similar al de la soja en la Región Oriental .
Los proyectos de las empresas pertenecientes a la secta Moon tienen
una estrategia de implantación continental privilegiando dos ejes de
comunicación. Por un lado, la Cuenca del Plata y la proyectada
Hidrovía, donde las empresas de la secta disponen de tierras en las
adyacencias de los ríos Paraná y Paraguay, así como complejos
portuarios en Uruguay y Argentina. El otro eje parece constituirse
en torno a los corredores bioceánicos. En efecto, la secta dispone
de tierras en Bolivia, Brasil y Paraguay en las áreas de influencia
de las rutas de integración y pretendería disponer y controlar el
megapuerto de Mejillones.
No es sorprendente que gran parte de los actores socioeconómicos del
Chaco sean extranjeros, a excepción de los ganaderos nacionales, ya
que el espacio de la Región Oriental sigue siendo la zona de
predilección de los paraguayos. En el caso de los menonitas, los
mismos poseen la nacionalidad paraguaya, pero funcionan con un
fuerte sentimiento solidario y comunitario que los mantiene unidos a
sus raíces culturales.
7. Conclusión
La conjunción de los procesos de integración regional, con el
gigante Mercosur y la incipiente Zicosur, a la que se agregan los
corredores bioceánicos y los nuevos actores recientemente
implantados, modifican radicalmente la lectura tradicional de las
evoluciones territoriales, inclusive de aquellas regiones más
aisladas y marginadas, como el Gran Chaco Sudamericano.
Las estrategias productivas y comerciales de los actores del Chaco
demuestran que se trata de un territorio activo y dinámico, que sin
embargo sigue representando una periferia para el Estado paraguayo.
Esto nos lleva a concluir que esta región está inmersa en un proceso
de mundialización, con sus aceleraciones y reconfiguraciones
espaciales propias, pasando de una región marginal y repulsiva a una
región dinámica, en vías de integración transfronteriza y
transregional. Intereses económicos, religiosos y geopolíticos hacen
que el Chaco paraguayo emerja como un espacio en transición. En el
caso de los menonitas, los mismos representan una experiencia de
adaptación constante a los nuevos desafíos económicos, comerciales y
hasta territoriales, y sorprenden por el carácter religioso
tradicional y comunitario que poseen.
La simple sumatoria de actores y actividades demuestra la aparición
de nuevos centros productivos -menonitas en la zona central,
ganaderos paraguayos en el Sur, secta Moon y ganaderos brasileños en
el Noreste- con diferentes lógicas, capitales y mercados,
produciendo un equilibrio relativo de la región. La misma ya no se
encuentra centrada ni articulada por los menonitas de la zona
central, sino que cada actor maneja escalas diferentes donde se
conjugan las actividades locales con las infraestructuras regionales
y los mercados mundiales, convirtiendo a todo el Chaco en un espacio
mundializado, a pesar de la visión que siguen teniendo los
paraguayos de la Región Oriental.
A escala nacional, el Chaco aparece entonces como un espacio no
integrado al “Paraguay propiamente dicho”, un espacio reservado y
secundario. Pero si el análisis se efectúa a una escala regional o
continental, este territorio aparece como un espacio dinámico, en
franca emergencia y pilotado por actores económicos privados.
La historia de la ocupación y del aprovechamiento de los recursos
del Chaco se caracteriza por un fuerte componente externo: empresas
argentinas, inglesas y norteamericanas dedicadas a la producción de
tanino, colonos menonitas de origen europeo, ganaderos brasileños y
la secta Moon, considerada como una multinacional de origen coreano.
A escala nacional, el espacio paraguayo aparece conformado por dos
territorios desarticulados y con un desarrollo a velocidades y
lógicas distintas, sin dejar de ser elementos espaciales de la misma
unidad territorial. Se produce entonces una disyunción espacial y
económica que produce un Paraguay bicéfalo, aunque esto siga siendo
aun imperceptible para la Región Oriental o el “Paraguay verdadero”,
que no conoce ni valora los recursos y desafíos que porta en sí el
Chaco. El nuevo territorio del Chaco surge entonces como una
conjunción de fuerzas económicas y geográficas entre actores
antiguos y nuevos, por un lado, y entre espacios activos y
repulsivos, por el otro.
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