Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Dr. Orlando Torres Campos
Instituto de Investigación y Postgrado.
Universidad Autónoma de Centroamérica/ASJOP PERU.
Proyecto de Cooperación Internacional del Corredor del Huacaran
Ancash-Perú
Para citar el artículo puede utilizar el siguiente formato:
Torres Campos, O. "¿Es posible derrotar a la alegre pobreza?…Cabana en los andes de Perú puede ser el ejemplo" en Observatorio de la Economía Latinoamericana nº 69, 2006, accesible a texto completo en www.eumed.net/cursecon/ecolat/
Después de haber pasado más de cinco años entre la comodidad de las aulas universitarias de Costa Rica, un día decidí conocer el país más especial del mundo (el de mi padre): Perú. Para hacerlo, había que conocer sus adentros y, en especial, sus zonas más pobres y la forma en que ellas pueden luchar contra la pobreza.
Pues bien; enrumbé al sur y a los dos días de haber llegado a Perú, cambie las aulas universitarias, alumnos con traje y corbata, por campesinos deseosos de poder aprender y poder lograr, al menos dentro de esa miseria, ver una luz; una salida al final del túnel.
La primera experiencia fue de lo más emocionante. En una tarde de Agosto, me esperaban treinta y cinco alumnos, todos humildes campesinos, en el local municipal de Cabana, y en un improvisado salón de clase, brindé la primera de las cátedras que debía dar: “la formalización de empresa”.
Nunca olvidaré aquella experiencia, donde la mirada agradecida de esa gente y un tronador aplauso llegó a mis más profundos sentimientos. Pero no sólo estuvo esa experiencia, pues una semana después, en un pueblo llamado Hualay, me esperaba la segunda cátedra. Esta vez el tema era “el control de costos” y, a pesar de un sabotaje de la autoridad local, ello no impidió que la clase se diera.
Haciendo un análisis introspectivo, medito: ¿qué es lo que aprendí de esta gente? Mi disciplina de ingeniero económico me indicaba que el pueblo no vive con más de dos o tres dólares diarios y básicamente sobreviven en una economía primaria, donde la mayoría de los ingresos devienen del sector público, habiendo un desequilibrio en los mismos que se traduce en una proporción de siete personas con ingresos independientes por cada tres ingresos dependientes, el cien por ciento de estos provenientes del sector publico.
Lo que más me impresionó es que, a pesar de la pobreza, la gente conserva algo que poco se ve en los países desarrollados: la sonrisa… y ello me lleva a suponer que la gente se amoldó a lo que llamé alegre pobreza.
¿Es pues posible definir ese término como algo real? ¿Es posible que pueda haber “alegre pobreza”? ¿Es posible que podamos ser impacientes ante ella? Al parecer sí. Pero si la gente no perdió la sonrisa entonces ¿cuál es la posibilidad de que incrementen sus ingresos en forma sostenible? Ahí radica el reto.
Cabana, la mítica ciudad cuna de un expresidente de Perú, Bolognesi, y Hualalay son tres poblados andinos de la provincia de Pallasca ,departamento de Ancash, que conforman , en parte, el llamado “micro corredor socio-económico Huascarán” , y es en estos pueblos donde se gesta , dentro del programa gubernamental “A producir” , un proyecto que pretende no sólo desarrollar las capacidades en los productores de leche , sino también crear uno de los primeros modelos de desarrollo sostenible que, mediante la aplicación de un modelo económico basado en los Kibutz israelíes y mejorado este, pueda crear un sistema económico sustentable que logre inyectar liquidez a la economía de esta zona y en algo contribuya a luchar contra la “alegre pobreza”.
Entonces ¿cuál es el misterio del negocio que se pretende en esta titánica e idealista misión?
Pues bien; resulta que los poblados mencionados tienen una característica común: generan ingresos en efectivo diariamente por el concepto de la venta de leche de más de 150 pequeños agricultores zonales, los cuales producen entre cinco y nueve litros que, traducido al costo de noventa céntimos por litro, implica un ingreso de ocho soles en promedio para cada beneficiario del programa. El problema radica en que la interacción entre la demanda y la oferta de la leche no es constante ni con alguna tendencia al crecimiento. Por el contrario, esta interacción presenta deformidades intrínsecas que distorsionan un balance sostenible de la misma y, como manifestación de este problema, los beneficiarios de esta actividad presentan ingresos promedios por mes muy bajos; del orden de los ochenta dólares. Un análisis más profundo detectó que, de más de cuarenta productos potenciales de la zona, ninguno de ellos presenta valor agregado y, por lo tanto, se traducen en productos de autoconsumo y de generación primaria.
Es en este sentido que un alivio de la alegre pobreza habría de pasar por resolver, en forma imaginativa, rentable y sobre todo sustentable, el problema de la malformación de la demanda/oferta actual. Entonces, ¿cuál es la receta que daría solución a este problema?
Si la teoría de la ingeniería económica no falla, este problema se solucionaría con una simple aplicación del EVA (economic valor agregate), que permita generar valor agregado a la leche de los productores.
La idea, entonces, sería crear la llamada “regional brand” (marca regional), la cual identificaría a la producción de la zona y se posicionaría en la mente del consumidor .En forma imaginativa, se podría aprovechar para difundir la misma a través de medios electrónicos de Internet y rápidamente ganar terreno con un plan de mercadeo agresivo y de penetración directa. Ahora bien; para posicionar una marca, es necesario tener un producto de alta calidad, y para lograr esto hay que integrar la producción de estas zonas. A su vez, para ello se hace necesario la creación de un centro de manufactura y de producción láctea que acopie la leche de los productores zonales, procese bajo los mejores estándares de calidad y comercialice los mismos en forma efectiva y rentable. ¿Cómo lograrlo? Aquí entra en acción el “Project Finance”.
El primer paso sería la creación de una asociación de productores zonales que aglutine a los productores de las zonas de Cabana, Hualay y Bolognesi. Esta asociación daría lugar a la creación de una empresa que se denominaría “Cabanalac S.A”. La asociación, con un bussines plan (plan de negocios) en la mano de Cabanalac bajo un régimen de derecho privado, buscaría mediante la aplicación expertica de un “Project Finance” los agentes necesarios que intervengan en este proyecto.
Resulta increíble que una solución aplicando las técnicas del “Project Finance” pueda solucionar un problema de décadas. Hay un marco legal aprobado por el gobierno actual para impulsar las zonas andinas, hay un mercado para estos productos… luego, ¿qué hace falta? Tan sólo dar una solución técnica a este problema.
UN EXPERIMENTO DE UN PROCESO IRREVERSIBLE Y NECESARIO.
Puede sonar atrevido, pero la Ingeniería Industrial Comercial y la aplicación en ella del “Project Finance” puede lograr que la gestión y administración de muchos proyectos en Latinoamérica y en países del tercer mundo se puedan reducir a trámites y cálculos simples, y que sólo dependan de la voluntad de los intereses políticos y de la visión de futuro de los hombres que participan en ellos.
Sin embargo, lo cierto es que, si bien el gobierno tiene que garantizar el marco legal para que un proyecto se dé y asimismo garantizar la prestación de servicios públicos, no existe razón alguna, válida y metrificada, que justifique que deba ser él quien siempre asuma los proyectos de desarrollo (pues a veces acaba haciéndolo en forma ineficiente y torpe.)
Las experiencias exitosas de estructuración de este tipo de negocios económico-sociales con métodos de Ingeniería Industrial aplicando “Project Finance” entre asociaciones, entre éstas y el Estado, y empresarios privados en Chile, Costa Rica y Madagascar (entre otros países) dan luz a modelos de negocios donde los gobiernos han ahorrado dinero y mejorado el nivel de vida de las poblaciones, y no solamente esto, sino que los avances en el desarrollo del “Project Finance” como herramienta de ingeniería industrial denotan que los gobiernos acentúan su responsabilidad política.
El proceso de redactar los términos técnicos de los contratos, establecer métricas de desempeño, medir costos y resultados, desarrollar procesos y procedimientos, controlar la calidad de los mismos, medir los indicadores económicos, y medir la prodúctica (todos ellos procesos de ingeniería industrial), generarían unos niveles significativos de responsabilidad y confianza entre una asociación y el gestor interesado del proyecto. En la opinión pública, a su vez, se producirían reacciones que no existían antes.
Hay un nuevo mercado naciente, un mercado potencial que se hará cinético resolviendo problemas microeconómicos de poblaciones rurales, las mismas que cuentan con infraestructura hecha por el gobierno en Perú. Este mercado ofrece un amplio horizonte a la Ingeniería Industrial Comercial, a las empresas audaces, a los gobiernos locales con visión de futuro… y es un mercado tan basto como América Latina entera.
Las autoridades, los funcionarios públicos, las asociaciones de productores…se deben preguntar ¿qué tan lejos puede llegar la Ingeniería Industrial Comercial ayudándoles a realizar negocios sostenibles?
La respuesta es, sin duda, que se trata de un experimento irreversible pero necesario.
Las oportunidades de desarrollar negocios sustentables donde sólo se conoce la pobreza como tal, así como la capacidad del libre mercado para innovar y aplicar la imaginación en toda su potencialidad, son infinitas y están a la espera de los audaces. Por eso Cabana puede dar el ejemplo. Que así sea.