Revista acad�mica de econom�a
con
el N�mero Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Organismos de integraci�n latinoamericanos
El ALBA, mucho m�s que un amanecer
Lic. Mgter. Eduardo Rivas (*)
CREDAL - IHEAL
eduardo-rivas@advancedsl.com.ar
A lo largo de la historia latinoamericana, hubo numerosos proyectos de integraci�n de los diferentes Estados surgidos tras las guerras de independencia, aunque sin lugar a dudas el caso del MERCOSUR fue el que m�s avanz�.
Hoy en d�a, muchos son dilemas a los que el proceso de integraci�n sure�a se enfrenta, fundamentalmente porque como bien se�ala M�nica Hirst, �el avance del MERCOSUR no depende solamente de las iniciativas intra-MERCOSUR� sino de varios factores, entre ellos �los movimientos de Estados Unidos en relaci�n al ALCA�. Sin lugar a dudas la irrupci�n del proyecto del �rea de Libre Comercio de las Am�ricas (ALCA) busc�, entre otros objetivos, el desarticular la integraci�n sudamericana.
Para citar este art�culo puede utilizar
el siguiente formato:
Eduardo Rivas: "El ALBA, mucho m�s
que un amanecer " en Observatorio de la Econom�a Latinoamericana N� 79
mayo 2007. Accesible a
texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/oel/
El ALCA
Sin embargo ambos procesos tienen diferentes objetivos, puesto que �la din�mica del MERCOSUR tiene una inspiraci�n bastante distinta a la del ALCA, que en su origen parti� de los intereses de los Estados Unidos de crear un �rea de libre comercio a lo largo de las Am�ricas que permitiese la expansi�n de sus inversiones y del comercio de bienes y servicios, consolidando su hegemon�a en una gran zona de influencia continental�. Adem�s, �al confrontar los modelos de integraci�n expresados en el MERCOSUR y el ALCA, se observa que, desde sus or�genes, el proceso de construcci�n de MERCOSUR fue caracterizado por el gradualismo, para, de esta manera, buscar adaptar las econom�as de los pa�ses integrantes a la apertura de los mercados. Esta perspectiva gradualista se contrapone claramente al proceso de constituci�n del ALCA, cuyo ritmo de las negociaciones viene siendo marcado por la tentativa de los Estados Unidos en acelerar la consolidaci�n del acuerdo, bajo el formato del single undertaking, es decir, el principio de que nada estar� acordado hasta que todo est� acordado�.
El promotor de la iniciativa fue el ex presidente de EUA George Bush. El argumento esgrimido a favor del ALCA es que a trav�s de esta �rea de libre comercio se lograr� tambi�n �el fortalecimiento de la democracia en el continente y la creaci�n de prosperidad y desarrollo humano�.
El precedente m�s claro de un acuerdo de este tipo es el Tratado de Libre Comercio de Norteam�rica (NAFTA, por su nombre en ingl�s), acuerdo suscrito por EUA, Canad� y M�xico, que entr� en vigencia el 1 de enero de 1994, fecha en que en el sur de M�xico comenzaba una rebeli�n ind�gena encabezada por el Ej�rcito Zapatista de Liberaci�n Nacional (EZLN) que ten�a, entre otros objetivos, la lucha en oposici�n al NAFTA.
Ahora bien, el ALCA supone ampliar el modelo NAFTA a todo el continente ignorando la situaci�n de desigualdades desde las que se parte, y sin contemplar ninguna medida de redistribuci�n regional de la riqueza al estilo del fondo de cohesi�n creado en la Uni�n Europea.
De los 800 millones de personas que integran la poblaci�n afectada por el ALCA, quinientos millones viven en Am�rica Latina y la mitad de ellas se encuentran en situaci�n de pobreza. Frente a ello, el ochenta por ciento del peso econ�mico del continente lo tienen Estados Unidos y Canad�, quienes poseen el capital, la tecnolog�a y las patentes. S�lo el PBI de EUA representa el 71 % de todo el hemisferio. Am�rica Latina no s�lo no posee infraestructura ni tecnolog�a, sino que cuenta con una deuda externa de 792.000 millones de d�lares.
�Pero qu� elementos contiene el ALCA que generan esa preocupaci�n en los pueblos latinoamericanos?, �cu�les son esos contenidos que tanto les angustian?
La creaci�n del ALCA forma parte de una agenda global de liberalizaci�n del comercio que ha tenido, en donde se ha aplicado, a las grandes corporaciones transnacionales como grandes ganadores, a expensas de la gran mayor�a de la poblaci�n, el medio ambiente, y la equidad social.
La experiencia del NAFTA ha demostrado c�mo los derechos laborales m�s b�sicos y los intereses de los trabajadores son agredidos por estos acuerdos de libre comercio. El objetivo de asegurar la m�s absoluta libertad al capital para moverse a nivel continental significar�, como lo se�ala la experiencia m�s reciente, una tendencia a la baja de los salarios y el deterioro de las condiciones laborales.
Por otra parte el ALCA, como el NAFTA, impedir�, bajo el pretexto de otorgar seguridad absoluta a las inversiones, cualquier regulaci�n estatal a�n cuando �sta se apoye en consideraciones de bienestar general, de defensa de la salud p�blica o del medio ambiente. Los gobiernos no podr�n impulsar estrategias de desarrollo y, acentuar�n su pol�tica de seguir compitiendo por bajar m�s los salarios, degradar las condiciones de trabajo o los est�ndares ambientales con la esperanza de atraer las deseadas inversiones.
Lo que est� detr�s del ALCA, seg�n ha denunciado el economista uruguayo Daniel Olesker, es �reducir las posibilidades de los Estados del sur de comprar a qui�n le ofrezca mejores precios, marginando en los negocios a la Uni�n Europea y a la totalidad de los Estados del Asia, cuyas producciones ser�n aceptadas solo si sortean fuertes aranceles, pero que los har�an igualmente no competitivos con los fabricados por las empresas inversoras norteamericanas. Por supuesto que tambi�n, con el ALCA en marcha, se liquidar�n las alianzas que se est�n intentando desde Europa con diversas �reas econ�micas que est�n en proceso de formaci�n en Am�rica Latina, como el MERCOSUR�.
Sin embargo, la alternativa del ALCA fue dejada de lado tras la IV Cumbre de las Am�ricas realizada en enero de 2005 en Mar del Plata, donde los 5 pa�ses miembros del MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela) se opusieron firmemente a esta propuesta tras lo cual Estados Unidos opt� por una pol�tica de �ndole bilateral, proponiendo Tratados de Libre Comercio (TLC) a diferentes pa�ses de la regi�n, llegando incluso a concretarlos con algunos de ellos (Per�, Colombia y Ecuador son ejemplos de ello).
El ALCSA
Frente a esta realidad, hubo Estados que se opusieron al proyecto. Uno de los opositores fue Brasil, quien propuso la creaci�n de un �rea de Libre Comercio Suramericana (ALCSA).
Paralelamente a la propuesta de ALCA se plante� la de crear un �rea de Libre Comercio Suramericana (ALCSA). La idea fue lanzada por Brasil en 1993 y su primera reuni�n formal se realiz� durante el mes de agosto del 2000, fecha en la que el Presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, convoc� la Primera Cumbre Suramericana. Esta iniciativa no es un proyecto elaborado como el ALCA, pero se ha ido concretando a trav�s de negociaciones parciales que bien pudieran avanzar a un ritmo m�s acelerado que las hemisf�ricas.
El punto crucial para el avance del ALCSA lo constituir�a las negociaciones entre la Comunidad Andina y el MERCOSUR, puesto que un desenlace positivo de estas negociaciones pr�cticamente cubrir�a toda la geograf�a de Am�rica del Sur.
Este proyecto subraya una diferencia notable entre las propuestas de ALCA y ALCSA. Mientras la primera se basa en flujos de comercio significativos e intenta vincular a Estados con grados de desarrollo muy dis�miles, la segunda se basa en una mayor afinidad en cuanto a niveles de desarrollo, pero desfavorablemente tiene como punto de partida lazos comerciales d�biles.
La ASC
Existe adem�s la propuesta de la Alianza Social Continental (ASC). La ASC es una coalici�n de grupos laborales, campesinos, ind�genas, de mujeres y organizaciones y redes ciudadanas que a lo largo del continente americano se han comprometido para elaborar una alternativa al proyecto del ALCA. El proyecto borrador de esta propuesta es la llamada �Alternativas para las Am�ricas� y centra su propuesta sobre la base de un proyecto de car�cter m�s social que el del ALCA, que tiene mayor componente economicista, y refuerza del rol del Estado, frente a la propuesta del ALCA que refuerza el rol del mercado. El ASC propone la construcci�n de nuevos caminos de integraci�n continental basados en la democracia, la igualdad, la solidaridad, y el respeto de los derechos humanos y el medio ambiente frente a la propuesta del ALCA, que a su juicio, s�lo propone la liberalizaci�n del comercio y las inversiones, de la desregulaci�n y la privatizaci�n, puesto que es un proyecto neoliberal racista, sexista, injusto y destructor del medio ambiente.
El ALBA
A partir de lo trabajado por la ASC, y sobre la idea de la unidad latinoamericana y no solo la integraci�n, el presidente venezolano Hugo Chavez lanz� la Alternativa Bolivariana para Am�rica Latina y El Caribe (ALBA) que, como se�al� en numerosas oportunidades, es un planteo sumamente diferente que el de la integraci�n porque apuesta a una unidad de los pueblos y no a una integraci�n de mercados. Es decir, no se trata s�lo de una diferencia sem�ntica entre integraci�n y unidad.
Como se se�ala en sus objetivos, el ALBA �se fundamenta en la creaci�n de mecanismos para crear ventajas cooperativas entre las naciones que permitan compensar las asimetr�as existentes entre los pa�ses del hemisferio. Se basa en la cooperaci�n de fondos compensatorios para corregir las disparidades que colocan en desventaja a los pa�ses d�biles frente a las primeras potencias. Por esta raz�n la propuesta del ALBA le otorga prioridad a la integraci�n latinoamericana y a la negociaci�n en bloques sub-regionales, abriendo nuevo espacios de consulta para profundizar el conocimiento de nuestras posiciones e identificar espacios de inter�s com�n que permitan constituir alianzas estrat�gicas y presentar posiciones comunes en el proceso de negociaci�n. El desaf�o es impedir la dispersi�n en las negociaciones, evitando que las naciones hermanas se desgajen y sean absorbidas por la vor�gine con que viene presion�ndose en funci�n de un r�pido acuerdo por el ALCA. El ALBA es una propuesta para construir consensos para repensar los acuerdos de integraci�n en funci�n de alcanzar un desarrollo end�geno nacional y regional que erradique la pobreza, corrija las desigualdades sociales y asegure una creciente calidad de vida para los pueblos.�
En este sentido se encolumnan los principios rectores del ALBA:
1. La integraci�n neoliberal prioriza la liberalizaci�n del comercio y las inversiones.
2. La Alternativa Bolivariana para Am�rica Latina (ALBA) es una propuesta que centra su atenci�n en la lucha contra la pobreza y la exclusi�n social.
3. En la propuesta del ALBA se le otorga una importancia crucial a los derechos humanos, laborales y de la mujer, a la defensa del ambiente y a la integraci�n f�sica.
4. 4. En el ALBA, la lucha contra las pol�ticas proteccionistas y los ruinosos subsidios de los pa�ses industrializados no puede negar el derecho de los pa�ses pobres de proteger a sus campesinos y productores agr�colas.
5. Para los pa�ses pobres donde la actividad agr�cola es fundamental, las condiciones de vida de millones de campesinos e ind�genas se ver�an irreversiblemente afectados si ocurre una inundaci�n de bienes agr�colas importados, a�n en los casos en los cuales no exista subsidio.
6. La producci�n agr�cola es mucho m�s que la producci�n de una mercanc�a. Es la base para preservar opciones culturales, es una forma de ocupaci�n del territorio, define modalidades de relaci�n con la naturaleza, tiene que ver directamente con la seguridad y autosuficiencia alimentaria. En estos pa�ses la agricultura es, m�s bien, un modo de vida y no puede ser tratado como cualquier otra actividad econ�mica.
7. ALBA tiene que atacar los obst�culos a la integraci�n desde su ra�z, a saber:
a. La pobreza de la mayor�a de la poblaci�n;
b. Las profundas desigualdades y asimetr�as entre pa�ses;
c. Intercambio desigual y condiciones inequitativas de las relaciones internacionales;
d. El peso de una deuda impagable;
e. La imposici�n de las pol�ticas de ajuste estructural del FMI y el BM y de las r�gidas reglas de la OMC que socavan las bases de apoyo social y pol�tico;
f. Los obst�culos para tener acceso a la informaci�n, el conocimiento y la tecnolog�a que se derivan de los actuales acuerdos de propiedad intelectual; y,
g. Prestar atenci�n a los problemas que afectan la consolidaci�n de una verdadera democracia, tales como la monopolizaci�n de los medios de comunicaci�n social
8. Enfrentar la llamada Reforma del Estado que solo llev� a brutales procesos de desregulaci�n, privatizaci�n y desmontaje de las capacidades de gesti�n p�blica.
9. Como respuesta a la brutal disoluci�n que �ste sufri� durante m�s de una d�cada de hegemon�a neoliberal, se impone ahora el fortalecimiento del Estado con base en la participaci�n del ciudadano en los asuntos p�blicos,
10. Hay que cuestionar la apolog�a al libre comercio per se, como si s�lo esto bastara para garantizar autom�ticamente el avance hacia mayores niveles de crecimiento y bienestar colectivo.
11. Sin una clara intervenci�n del Estado dirigida a reducir las disparidades entre pa�ses, la libre competencia entre desiguales no puede conducir sino al fortalecimiento de los m�s fuertes en perjuicio de los m�s d�biles.
12. Profundizar la integraci�n latinoamericana requiere una agenda econ�mica definida por los Estados soberanos, fuera de toda influencia nefasta de los organismos internacionales.
Poco a poco, y estimulado por el arribo de gobierno progresistas en Am�rica Latina, la propuesta del ALBA que lanzara solitariamente el Presidente Chavez hace ya un lustro comienza a sumar adeptos y sin prisa pero sin pausa comienza a consolidarse como una opci�n cierta de uni�n latinoamericana.
Como se ve, los principios en los cuales se basan los dos principales proyectos de integraci�n y unidad continental difieren mucho entre s�, y mientras el ALCA fue sepultado en Mar del Plata, el ALBA comienza a abrirse paso de a poco. Hoy en d�a el acuerdo incluye a Venezuela, Cuba y Bolivia, pero no es de sorprenderse que poco a poco se vayan incorporando nuevos integrantes. Prueba de ello son los acuerdos alcanzados entre Argentina y Venezuela en la Faja Petrol�fera del Orinoco el 21 de febrero de 2007, en ocasi�n de inaugurar el primer pozo petrolero a explotar conjuntamente por parte de PdVsa (Petr�leos de Venezuela S. A.) y ENARSA (Energ�a Argentina S. A.). En el mismo sentido se deben considerar el acuerdo firmado en Kingston - San Vicente y las Granadinas, el 17 de febrero de 2007 por el que se establece la Plataforma Caribe del ALBA.
Sin embargo, mucho queda por hacer, los pr�ximos a�os configurar�n claramente el porvenir de los Estados de Am�rica Latina. Como hace 200 a�os, los pueblos latinoamericanos se encuentra ante la disyuntiva de ser o no independientes, de ellos depende el escribir su propia historia o ser meros espectadores de la misma.
(*) Licenciado en Ciencia Pol�tica (UBA) - Rep. Argentina y Mag�ster en Estudios da Uni�n Europea (UdC) - Espa�a. Investigador corresponsal en Argentina del equipo de investigaci�n �Int�grations dans les Am�riques Latines� del Centre de Recherche et de Documentation sur l'Am�rique latine (CREDAL) y del Institut des Hautes �tudes de l'Am�rique latine (IHEAL) - Universit� de Paris III - Sorbonne Nouvelle.". E-mail: eduardo-rivas@advancedsl.com.ar