Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Martín Carlos Ramales Osorio
mramales@mixteco.utm.mx
Resumen: por efectos de la crisis financiera y económica internacional, así como por la aplicación de políticas monetarias y fiscales sumamente restrictivas, a casi tres años de la gestión calderonista los saldos en materia de crecimiento económico y empleo son absolutamente negativos. De cumplirse las previsiones de crecimiento del FMI para este año, que lo ubica en -7.3 por ciento, durante los tres primeros años de la actual administración la economía mexicana estaría creciendo a una tasa promedio interanual del -0.9 por ciento. A pesar de que la inflación se mantiene baja y estable según el Banco de México, el salario mínimo real se ha seguido deteriorando durante el actual gobierno. A septiembre de 2009, el desempleo afectaba a casi tres millones de mexicanos a nivel nacional; en tanto que a nivel de las 32 principales ciudades del país, a poco más de 3.6 millones de personas. Así, el desempleo y la caída del salario real, se han traducido en un incremento significativo de la pobreza durante la primera mitad del autodenominado “gobierno del empleo”.
Palabras clave: inflación baja y estable, salario mínimo, pérdida de poder adquisitivo, crecimiento del PIB a precios de 2003, desempleo voluntario, desempleo involuntario, desempleo nacional, desempleo urbano, subocupación, pobreza alimentaria, pobreza patrimonial, pobreza de capacidades, política fiscal, política monetaria.
Para ver el artículo completo en formato pdf comprimido zip pulse aquí
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Ramales Osorio, M.C.: "¿Macroeconomía mexicana sana? A tres años del “gobierno del empleo”" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 123, 2009. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/mx/2009/mcro.htm
Se dice y se establece con cierto aire de contundencia y de autoridad, que una economía está sana cuando su crecimiento económico es rápido y elevado, cuando sus niveles de producción son altos, cuando su generación de empleos es elevada y cuando su inflación es baja y estable. Adicionalmente, cuando su balance presupuestario está más o menos equilibrado, o en el mejor de los casos es superavitario; y cuando su balance externo, las cuentas económicas con el exterior, también están más o menos equilibradas, o en el mejor de los casos son superavitarias (las cuentas con el exterior, hay que aclararlo).
¿Cuál es el diagnóstico para la economía mexicana al respecto? Veamos: según el autónomo Banco de México, mismo que dirige el mismísimo Guillermo Ortiz Martínez, economista experto en teoría y política monetaria, el área que cultivara el fallecido Milton Friedman (sí, el controvertido y polémico economista de la Universidad de Chicago, apologista de la economía de libre mercado, experto en ideología, y profesor y gurú de economistas mexicanos en el gobierno como el mismísimo Agustín Carstens, formados y hechos más para la estabilidad y el auge que para la inestabilidad y la crisis, al fin y al cabo teóricos del equilibrio económico general en un mundo en permanente desequilibrio), la inflación en México, a pesar de todo, se mantiene baja y estable, similar y cercana a la de los Estados Unidos (¡pobre de México y de los mexicanos, Dios nos agarre confesados, tan lejos de Dios pero tan cerca del imperio gringo que lo mismo legitima gobiernos ilegítimos que encabeza golpes de Estado contra gobiernos que no se ciñen a sus intereses, que se cuiden Hugo y Evo!).
Pero si bien es cierto que la inflación se mantiene baja y estable según el Banco de México, y recalcamos y enfatizamos “según el Banco de México”, porque el ama de casa se enfrenta con una situación completamente distinta en el día a día cuando va a comprar al mercado: precios inestables y en continuo ascenso (al respecto, según el índice del salario mínimo real 1994 = 100, calculado y estimado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, hacia el último año de la gestión foxista el salario mínimo promedio anual había perdido el 25 por ciento de su poder adquisitivo con respecto a 1994, en tanto que el índice promedio respectivo a julio de 2009 indicaba que el salario mínimo ya había perdido el 27.6 por ciento de su poder de compra con respecto a 1994, 2.6 puntos porcentuales más con respecto a 2006); en contrapartida, el crecimiento económico es casi inexistente, luce muy escaso, por lo que el desempleo en vez de disminuir aumenta continua y persistentemente, y no tiene los menores signos de ser desempleo voluntario sino que es estrictamente involuntario. Aun las estadísticas oficiales muestran que la situación es grave y preocupante al respecto.
Según el Banco de Indicadores Económicos (BIE) del INEGI (www.inegi.org.mx), durante los cuatro trimestres de 2007, en los hechos, el primer año de gobierno de Felipe Calderón, el PIB a precios de 2003 promedió un crecimiento de apenas 3.3 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior (2006); para 2008 el crecimiento económico fue todavía más escaso, ya que para los cuatro trimestres del año anterior el PIB promedió un raquítico crecimiento del 1.4 por ciento; y para los dos primeros trimestres del año en curso (2009), y que está por concluir, el PIB a precios constantes de 2003 muestra una estrepitosa caída de la actividad económica al promediar un decrecimiento del -9.2 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior. De manera tal que de cumplirse las previsiones de crecimiento del FMI para el presente año, que lo ubica en -7.3 por ciento, durante la primera mitad del gobierno del autodenominado presidente del empleo se tendría un severo déficit en materia de crecimiento económico, para ser precisos una tasa de crecimiento promedio interanual del -0.9 por ciento. El peor desempeño de la economía mexicana en años; más bien, desempeño nunca antes experimentado.
En consecuencia, y como bien lo predice la macroeconómica keynesiana a través de la ley o curva de Phillips, al escaso o nulo crecimiento económico y a la baja inflación les ha correspondido un incremento alarmante del desempleo involuntario. Al respecto, y según información preliminar de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, en diciembre de 2006, al inicio de la presente administración, la tasa de desocupación a nivel nacional representaba 3.47 por ciento de una población económicamente activa (PEA) de 44.4 millones de personas, equivalente a 1.54 millones de personas sin empleo; 2007 cerraba, por su parte, con 1.55 millones de desempleados de una PEA de 45.6 millones de personas, o sea, con una tasa de desocupación del 3.40 por ciento; un año después, en diciembre de 2008, cuando la economía mexicana resentía ya el embate de la recesión, la tasa de desempleo llegaba a 4.32 por ciento de una PEA de casi 45.2 millones de personas, equivalente a 1.95 millones de desempleados; y, finalmente, hacia septiembre del presente año (2009) la desocupación a nivel nacional alcanzó una cifra histórica: 6.41 por ciento de una PEA de 45.7 millones de personas, o sea, que hacia septiembre del presente año casi tres millones de mexicanos se encontraban desempleados, sin ingreso alguno y, por tanto, sin nada que llevarse a la boca.
En materia de desempleo urbano la situación es todavía más preocupante, y deja entrever, de un lado, el enorme impacto de la crisis financiera y económica internacional, con epicentro principal en los Estados Unidos, sobre una economía mexicana muy vinculada y muy dependiente de la economía estadounidense y, del otro lado, lo restrictivo de las políticas fiscal y monetaria por parte de un gobierno más preocupado por los equilibrios macroeconómicos que por la gente. Según la ENOE del INEGI, la tasa de desocupación urbana agregada de 32 ciudades que en diciembre de 2006 afectaba a 4.3 por ciento de la PEA, o sea, a cerca de 1.91 millones de personas; para diciembre de 2007 se ubicó en 4.4 por ciento, afectando a 2 millones de mexicanos; en diciembre de 2008 dio un gran salto al ubicarse en 5.5 por ciento de una PEA de 45.2 millones de personas, o sea, afectando a cerca de 2.5 millones de compatriotas y, finalmente, hacia septiembre de 2009, dato más reciente disponible, la tasa de desocupación urbana representó el 7.9 por ciento de una PEA nacional de 45.7 millones, o en términos absolutos a poco más de 3.6 millones de citadinos sin empleo. La política económica de Calderón, el autodenominado presidente del empleo, un absoluto y rotundo fracaso.
De esa manera, y por efectos del aumento del desempleo y de la caída del salario real, la pobreza se ha incrementado de manera significativa en lo que va del actual gobierno. Según información más reciente del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) después de que la pobreza en sus tres vertientes (patrimonial, de capacidades y alimentaria) disminuyó entre 2005 y 2006, durante los dos primeros años del actual gobierno ésta se ha vuelto a incrementar.
Así, entre 2006 y 2008 el número de pobres alimentarios a nivel nacional pasó de 14 428 436 a 19 459 204 personas; o sea, aumentó del 13.8 al 18.2 por ciento de la población total del país. En términos absolutos la pobreza alimentaria, entendida y definida como la carencia de ingresos suficientes para adquirir una canasta básica de alimentos, incluso si éstos se destinaran exclusivamente para ese fin, aumentó en poco más de cinco millones de mexicanos; para ser precisos, en 5 millones 30 mil 768 personas. A razón de 2.5 millones de mexicanos por año, que hacia el año anterior, 2008, apenas si disponían de 949.38 pesos mensuales en el área urbana, o menos de 706.69 pesos en el ámbito rural.
En segundo lugar destaca el aumento de la pobreza de capacidades, definida como la insuficiencia de ingreso disponible para adquirir el valor de la canasta básica y efectuar los gastos necesarios en salud y educación, aun dedicando el ingreso total de los hogares nada más que para estos fines (ingresos inferiores, hacia 2008, a 1 164.41 pesos mensuales en el área urbana, y a 835.52 pesos mensuales en el área rural), que se incrementó, en términos absolutos, en 5 107 847 personas. Hacia 2006, 21 657 375 mexicanos eran pobres de capacidades (o el 20.7 por ciento de la población total del país), y para 2008 la cifra se incrementó a 26 765 222 personas (equivalentes al 25.1 por ciento de la población total que el país tenía en el año anterior).
Destaca, por último, el significativo aumento de la pobreza patrimonial (definida por el CONEVAL como la insuficiencia del ingreso disponible para adquirir la canasta alimentaria, así como realizar los gastos necesarios en salud, vestido, vivienda, transporte y educación, aunque la totalidad del ingreso del hogar fuera utilizado exclusivamente para la adquisición de estos bienes y servicios), que pasó de 44 677 884 personas en 2006 (el 42.6 por ciento de la población total), a 50 550 829 personas en 2008 (el 47.4 por ciento del total de la población); o sea, un incremento, en términos absolutos, de 5 872 945 mexicanos, que hacia el año anterior apenas si disponían de 1 904.84 pesos mensuales en el ámbito urbano, o menos de 1 282.36 pesos en el área rural.
¿Economía mexicana sana? No, más bien profundamente enferma y en postración, agónica y a punto del colapso por culpa de un grupo de médicos que se niegan a reanimarla, a revitalizarla, a través de la aplicación de políticas contracíclicas efectivas y eficaces, consistentes en aumentos del gasto público en infraestructura, en la disminución de impuestos y de tasas de interés, y en aumento de transferencias, a fin de estimular los componentes internos de la demanda agregada, básicamente el consumo y la inversión, que impulsen nuevamente el crecimiento económico como requisito necesario (más no suficiente) para disminuir los elevados niveles de desempleo, pobreza y marginación. Algo que se antoja difícil en presencia de un grupo de fundamentalistas ortodoxos que actualmente conducen la economía y las finanzas de la nación. Urge cambiar de modelo de desarrollo, dado que el actual es insostenible desde todos los puntos de vista: Moral, éticamente, económicamente, social, política y ecológicamente, el actual modelo de desarrollo es simple y sencillamente insostenible e insustentable. ¿Hasta cuándo será posible lo anterior?
Referencias
Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CNSM): “Salario Mínimo Real (Cuadro Índice de Salario Mínimo Real 1994 = 100)”, en www.conasami.gob.mx/formatestimonios.aspx?ID=10&int=0, consultado el miércoles 11 de noviembre de 2009.
“En Septiembre, Casi 3 Millones de Desempleados, Reporta Inegi”, La Jornada Edición Electrónica Sección Economía, jueves 22 de octubre de 2009, en www.jornada.unam.mx/2009/10/22/index.php?section=economia&article=027n1eco, consultado el miércoles 11 de noviembre de 2009.
INEGI: “Cuentas Nacionales. Banco de Indicadores Económicos (BIE): Indicadores Mensuales de Ocupación y Empleo: Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) Nacional (Tasa de Desocupación, Serie Unificada)”, en http://dgcnesyp.inegi.org.mx/cgi-win/bdieintsi.exe/Consultar, consultado el miércoles 11 de noviembre de 2009.
INEGI: “Cuentas Nacionales. Banco de Indicadores Económicos (BIE): Indicadores Mensuales de Ocupación y Empleo (ENOE) Urbana, Agregado de 32 Ciudades (Tasa de Desocupación, Serie Unificada)”, en http://dgcnesyp.inegi.org.mx/cgi-win/bdieintsi.exe/Consultar, consultado el miércoles 11 de noviembre de 2009.
INEGI: “Cuentas Nacionales: Banco de Indicadores Económicos (BIE): Producto Interno Bruto Trimestral Base 2003 (A Precios de 2003, Variación Anual)”, en http://dgcnesyp.inegi.org.mx/cgi-win/bdieintsi.exe/Consultar, consultado el jueves 12 de noviembre de 2009.
“Perspectivas de la Economía Mundial. Sustentar la Recuperación. Octubre de 2009”, Fondo Monetario Internacional (FMI), 226 pp., en www.imf.org/external/spanish/pubs/ft/weo/2009/02/pdf/texts.pdf, consultado el miércoles 11 de noviembre de 2009.
“Reporta Coneval Cifras de Pobreza por Ingresos 2008”, Coneval (Dirección de Información y Comunicación Social, Comunicado de Prensa No. 006/09), Distrito Federal a 18 de julio de 2009, en www.coneval.gob.mx/contenido/med_pobreza/3494.pdf, consultado el viernes 13 de noviembre de 2009.
Stiglitz, Joseph E.: “Macroeconomía”, Editorial Ariel Economía, Segunda Edición, Barcelona, octubre de 2004, 703 pp.