Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Genaro Sánchez Barajas (CV)
RESUMEN
Antecedentes y marco de referencia: Desde la colonia en que Veracruz se convirtió en la entrada a la Nueva España y, posteriormente, cuando Porfirio Díaz autorizó la traza de las vías férreas con destino hacia los Estados Unidos, se gestó un desarrollo industrial en áreas geográficas que aun hoy perduran como de gran incidencia del sector, en virtud de que las principales actividades de la industria manufacturera continúan realizándose en la macrocefalia generada por el Distrito Federal y su zona de influencia como son Puebla, Veracruz, Jalisco, Michoacán y Guanajuato; sin embargo también es notoria la presencia de más empresas en la franja fronteriza de México con los Estados Unidos.
El problema: las políticas públicas no han logrado incorporar significativamente al resto del país, como tampoco a las micro y pequeñas empresas a las innovaciones tecnológicas aplicadas en las cadenas productivas, comerciales y de servicios de las grandes empresas, las cuales continúan normando el desarrollo empresarial en espacios adecuados para garantizar su productividad y rentabilidad.
Objetivo: Cuantificar la magnitud de la macrocefalia en el altiplano como también la magnitud del cambio que ha provocado la reubicación de las grandes empresas en territorio mexicano propicio para su operación exitosa en el TLC, entre otros.
Método: Será el método comparativo aplicado al análisis descriptivo de las estadísticas regionales de INEGI.
Resultados: Se verifican fehacientemente las hipótesis de la macrocefalia y de la relocalización industrial en el norte de México, principalmente.
Conclusiones:1.- Es preocupante que en mas de cien años el gasto público aplicado mediante políticas de desarrollo regional no haya podido igualar oportunidades de inversión en el desarrollo industrial significativo de la mayoría de las entidades que integran la federación mexicana, 2.- Es preocupante que sea la gran empresa consolidada prácticamente como monopolio ( maquiladoras y transnacionales) sea la que induzca las oportunidades de inversión y no las micro y pequeñas empresas que generan la mayor parte del empleo, que son la principal escuela en la formación de empresarios y que hacen realidad los sueños de los emprendedores que aspiran a crear su propio negocio; 3.- Es necesario revisar la política de desarrollo industrial, no hacerlo es conducir al país a un típico centro de consumo de las grandes empresas extranjeras dentro de su estrategia de operación global.
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Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Sánchez Barajas, G.: “¿Relocalizacion de las empresas industriales de 1998 a 2003?" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 102, 2008. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/mx/2008/gsb2.htm
En mis presentaciones anteriores sobre el tema, los datos que he utilizado los he obtenido aplicando los criterios de estratificación empresarial de INEGI, vigentes en 1998. Ahora estoy usando los criterios de 2003 para medir entre otras cosas, la magnitud del sector en la economía mexicana y para conocer la evolución de los principales indicadores que lo caracterizan con un doble propósito: 1.- Verificar si las empresas manufactureras cambiaron de espacio geográfico y, 2.- Verificar si con los nuevos criterios de estratificación empresarial cambió su composición por tamaño de empresa.
En este contexto es útil recordar que la información que cada cinco años proporciona el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, INEGI, a través de los Censos Económicos, permite evaluar el impacto de las políticas públicas y privadas de orden federal, estatal, municipal y local en la evolución que experimentan indicadores tan importantes como el número de establecimientos, el personal ocupado, su localización, inversión realizada, niveles de producción, etc., así como su efecto en la economía por medio del análisis sectorial, regional y por tamaño de empresa, principalmente. Por su repercusión en el uso del espacio nacional sustentando la dinámica de la economía he creído conveniente estudiar dicha evolución en el periodo 1998-2003, con objeto de avaluar las políticas implementadas y de sugerir cuando proceda, ajustes que favorezcan el arraigo de la población con empleos bien remunerados y permanentes en momentos en que la economía de los Estados Unidos enfrenta serios problemas de crecimiento, los cuales inciden en los empleos y el trato que reciben nuestros compatriotas en ese país.
Así, dicho estudio tiene como objetivo analizar el desarrollo de la economía regionalmente, entendiéndolo como el equilibrio qué debe guardar su crecimiento con el de la población en un territorio determinado. Por consiguiente los ejes rectores de análisis son el espacio, los sectores económicos y el tamaño de las empresas asentadas en él, por entidad federativa, con base en los siguientes indicadores:
Número de establecimientos;
Personal ocupado;
Remuneraciones:
Activos fijos; y
Valor agregado censal bruto.
Para obtener los datos necesarios se usó como referencia la estratificación empresarial basada en los criterios descritos en la Ley para el Desarrollo de la Competitividad que el H. Congreso de la Unión promulgó en el Diario Oficial del 13 de diciembre de 2002.
Criterios de estratificación empresarial
Con esta referencia oficial se pudo acceder a la base de datos de INEGI para clasificar los datos y obtener con ellos los indicadores mencionados para todos los tamaños de empresa en el periodo 1998-2003.
Al respecto, es importante decir que se tuvo especial cuidado en el agrupamiento de la información, situación que me orilló a solicitar la orientación y asesoría correspondientes del personal de INEGI, quienes “nos capacitaron sobre cómo localizar y clasificar los datos, además de que imprimieron y me proporcionaron los “totales” de los conceptos en estudio del Censo Económico de 2003, con objeto de usarlos como guía para que sirvieran de hilo conductor en el vaciado de la información, de manera que se evitaran las distorsiones y no se obtuvieran datos erróneos que, en el análisis e interpretación de los mismos, condujeran hacia conclusiones equivocadas sobre la tipificación y evolución de las empresas y de sus características, sectorial y regionalmente.
En este sentido es interesante saber que INEGI ahora dispone de una base de datos de los sectores, cuyos datos pueden clasificarse con los criterios de estratificación empresarial que el investigador juzgue conveniente, lo cual es un gran avance porque se pueden construir series históricas. Antaño los resultados de cada Censo se elaboraban con ciertos criterios de estratificación que (INEGI, 2001:11) por lo general eran distintos a los del Censo anterior o los del posterior. Lo anterior hacia incompatibles los datos e impedía hacer análisis de estructura, dinamismo y predicción, en virtud de que no se podían construir series de tiempo de los conceptos económicos para un periodo prolongado. Esa limitación se eliminó en INEGI con la base de datos actual que se puede trabajar con los criterios que más convengan a los objetivos de la investigación; sin embargo, al no publicarse los resultados en papel, obligan a las personas a clasificar bajo su responsabilidad los datos. Con ello se corre el riesgo de omitir o de sobre representar la información, ya que además de ser voluminosa, exige conocimientos de informática y preferentemente, que se conozca al sector con el fin de reducir las desviaciones que inciden en la conformación numérica equivocada de los indicadores bajo estudio, cuyo análisis e interpretación pueden ser erróneas y conducir a toma de decisiones diferentes de la problemática que se pretende resolver. En este contexto se es conciente de que eventualmente podrían existir algunas inexactitudes que pueden superarse si se considera que éste es un estudio de diagnóstico general que identifica y describe grandes directrices, que por ser real es importante y se difunde para que los interesados al enterarse de determinada situación, profundicen y hagan sus propias clasificaciones acordes con sus objetivos regionales específicos: mercadotecnia, planes de negocios, oportunidades de inversión, disponibilidad de trabajadores, etc.
Por consiguiente, el estudio se desarrolla con el siguiente orden temático: Introducción; Marco teórico; El problema; Hipótesis; Verificación de hipótesis; Conclusiones y recomendaciones; Bibliografía.
MARCO TEÓRICO DEL DESARROLLO REGIONAL
El ideal de toda administración pública es armonizar el crecimiento de la economía con el de la población en un territorio determinado para que los satisfactores que proporciona la primera mejoren la calidad de vida de la segunda. Para ello instrumenta políticas públicas que aumenten la competitividad de las regiones en términos de infraestructura básica ( presas, carreteras, etc.), social ( educación, salud, etc. y productiva ( parques industriales, formación de empresarios, capacitación de trabajadores, fomento del desarrollo tecnológico, etc.), mismas que fomentan las oportunidades de inversión, que debidamente instrumentadas con planes de negocios de inversionistas visionarios, generan un círculo virtuoso al construirse la planta productiva en la que los trabajadores transforman las materias primas y sus insumos adecuados en productos, que consume la sociedad que, al contar con un empleo, tienen ingresos y bienestar que influyen en su asentamiento prolongado en espacios en los viven más y mejores años.
Lo anterior no siempre es posible. En México los estudiosos de la materia indican que la macrocefalia que engendró el Gobierno Federal con el centralismo de sus acciones administrativas, se expresó en el uso desigual del espacio en que se realizaron las actividades económicas, las cuales se concentraron en unas cuantas regiones, algunas de las cuales se especializaron e hicieron competitivas, en tanto que la mayor parte del territorio nacional recibió exiguos recursos presupuestales, y se descuidó la optimización de sus recursos al aplicarse técnicas de producción rudimentarias. Esta dicotomía dio lugar a un desarrollo económico asimétrico, con un crecimiento concentrado que a la postre fue insuficiente para enfrentar las crecientes demandas de una población que experimentó una dinámica de crecimiento significativa. Esta inadecuada distribución del gasto público en la promoción del crecimiento económico en determinados espacios tuvo orígenes en la administración de Porfirio Díaz que autorizó la traza ferrocarrilera con una clara tendencia hacia el norte del país, para satisfacer al mercado de los Estados Unidos. Después de la revolución, en lo que se ha dado en llamar “Modelo de Crecimiento con Estabilidad”, que se caracterizó por impulsar el desarrollo económico a partir de una prolongada política de sustitución de importaciones, con la que se pretendía industrializar la economía, haciendo que este sector fungiera como la bujía del crecimiento económico. Con esta política de sustitución de importaciones se esperaba “Lograr una Tasa de Crecimiento del PIB elevada y sostenida en el largo plazo, mediante la concentración de recursos de capital para estimular el ahorro privado y las inversiones internas, utilizando para ello la inversión pública para impulsar la formación de capital privado”.
La promoción de la industrialización exigió la protección de la planta productiva nacional de la competencia extranjera, lo cual se logró con el alto intervencionismo del Gobierno en la economía. Con este propósito, de 1940 a 1970, se fomentó el Desarrollo de Regiones identificadas como Polos de Desarrollo, las cuales experimentaron la profundización del modo de producción capitalista, cuya especialización requirió de cuantiosos recursos presupuestales, contribuyó a la concentración de las actividades económicas y al fracaso del desarrollo económico equilibrado espacialmente.
I.1 El Desarrollo Regional
Como consecuencia de esta política es que el Desarrollo Regional se convirtió en el objetivo principal de la política económica, en virtud de que a través de el se consideraba que se lograría la mejor redistribución de la población y de las actividades económicas en el espacio nacional. En este contexto es que durante ese periodo el gasto público se convirtió en el instrumento vital para realizar especialmente las acciones del Gobierno Federal; con ello el Estado interventor pasó a ser ejecutor directo en muchas actividades económicas, asumiendo un papel protagónico en la evolución de la economía al canalizar grandes recursos en infraestructura y en actividades productivas que, en su opinión eran prioritarias para el Desarrollo Regional. El Desarrollo Regional experimentó un cambio de matiz en el periodo 1970-1982, en el que se empezaron a privilegiar las regiones que contaban con Centros Urbanos significativos. Estos últimos desempeñarían las funciones de promover el desarrollo económico y reordenar los asentamientos humanos hacia dentro a través del mejor aprovechamiento del territorio nacional.
En 1978 el sustento de esta estrategia lo constituyeron los Planes Nacional de Desarrollo Urbano e Industrial; tanto a nivel federal como estatal y municipal. El primero “pretendía guiar a partir de la creación, impulso y/o consolidación de las llamadas “Ciudades de Equilibrio”, cuyo cometido era convertirse en polos de atracción de las nuevas actividades industriales y de servicios que iniciaran la desconcentración de la Ciudad de México. El segundo en gran parte se sustentaba en el impulso que recibirían los cuatro grandes puertos industriales: en el pacífico, Lázaro Cárdenas y Salina Cruz; en el Golfo de México, Altamira y Coatzacoalcos. De esta manera, se consideró que el desarrollo de las diversas regiones era una urgente necesidad ante el crecimiento explosivo y desordenado de las Ciudades y Regiones del país, había que redistribuir mejor la población con un sustento económico. Debía reducirse la polarización: grandes concentraciones urbanas sobre todo en el Valle de México y, en contraste, regiones semi pobladas sumamente dispersas.
Las acciones de esta política, contenidas en el segundo Plan, se expresaron en el “otorgamiento de subsidios en el consumo de energía, en estímulos para quienes compraran y usaran maquinaria, equipos e insumos nacionales para el establecimiento competitivo de empresas en los cuatro puertos industriales, así como también al ingreso y al consumo de la población; la creación masiva de empleos en dependencias públicas y entidades paraestatales, así como el suministro altamente subsidiado por parte del Estado de satisfactores tales como alimentos, vivienda, agua potable, gasolina, electricidad y transporte”.
La evaluación hecha en retrospectiva indica que estos esfuerzos tuvieron un alcance limitado porque no se contuvo la concentración de las actividades económicas, con el agravante adicional de que frustraron la Reforma Fiscal ( quizás el avance más importante fue la regulación de potestades tributarias, la nueva Ley de Coordinación Fiscal que regulaba las relaciones fiscales entre los tres órdenes de gobierno y la Coordinación Administrativa para el cobro de los gravámenes en vigor) que era necesaria para aumentar los ingresos tributarios que debidamente aplicados, en turno, debían generar un efecto multiplicador de la inversión. La consecuencia fue que en lugar de incrementar los precios y tarifas de los bienes y servicios públicos, se recurrió al endeudamiento externo, que si bien es cierto que incrementó la capacidad de explotación de los recursos petroleros, también lo es que hizo inmanejable el endeudamiento con el exterior, además que el desempleo empezó a mostrar signos preocupantes.
Esta situación demandó que a partir de 1983, se optara por corregir los excesos ocasionados por el fuerte intervencionismo del Estado en la actividad económica. Para ello la nueva política económica se elaboró a partir de las teorías neoliberales que coyunturalmente recomendaban la menor participación del Estado de la economía, dejando en manos del mercado ajustes necesarios para impulsar el desarrollo de los países. Estas teorías fueron impulsadas en Inglaterra por Margaret Tatcher y, en Estados Unidos, por el Presidente R. Reagan.
Los resultados de su aplicación fue la transformación del Estado intervencionista en el Estado promotor; ahora la inversión privada sería fomentada para que actuara como el motor de la economía. Con este enfoque se gestaron: la apertura de la economía mexicana al comercio y la inversión internacional, así como la privatización de las empresas paraestatales , que redundaron en el aumento del desempleo.
I.2 El Neoliberalismo en el Desarrollo Regional
Algunos estudiosos del tema opinan que el neoliberalismo identifica la planeación con políticas excesivamente rígidas y generalizadoras, motivo por el que se empezó a abandonar la idea de planificar el Desarrollo Regional. Es `por esta razón que el Estado Mexicano renunció a ejercer una política regional, entendida como la lucha contra las desigualdades regionales introduciendo en su lugar, la preferencia por fomentar la identificación “de condiciones diferenciales y competitivas entre las diversas regiones que conforman aún el estado político administrativo”.
Con este enfoque se pretendía la inserción competitiva de la economía mexicana en el ámbito Internacional, mostrando sus fortalezas regionales para promover la inversión extranjera en las mismas. En este sentido es que durante la Administración del Presidente Salinas se indicó que la modernización se fincaría en:
1. La vinculación del desarrollo económico en función del mercado externo, para lo cual se privilegiaron las exportaciones a fin de que detonaran el crecimiento del país, es decir, se hizo énfasis en el “crecimiento hacia afuera”. Con este propósito se fomentó la exportación de las manufacturas con respecto a la exportación tradicional basada en productos primarios y el petróleo.
La vinculación del desarrollo económico en función del mercado externo, para lo cual se privilegiaron las exportaciones a fin de que detonaran el crecimiento del país, es decir, se hizo énfasis en el “crecimiento hacia afuera”. Con este propósito se fomentó la exportación de las manufacturas con respecto a la exportación tradicional basada en productos primarios y el petróleo.
El reordenamiento territorial y la desconcentración económica significan encauzar la actividad económica hacia lugares óptimos por su disponibilidad de recursos.
Con base en estos postulados en particular los del punto anterior, para lograr una rápida inserción en el contexto mundial, se empezaron a promover las ventajas comparativas del país, a saber: los salarios bajos que se pagan a los trabajadores y la vecindad con el mercado más grande del mundo, los Estados Unidos. Con ello se brindaba a las empresas multinacionales, en particular, la plataforma suficiente para descentralizarse y exportar competitivamente desde México.
Al respecto, como señala el señor Jaime Ornelas , “para los aparatos Gubernamentales Mexicanos la adecuación de nuevas regiones y el énfasis en ambas “ventajas comparativas”, resulta esencial para llevar a cabo la política de modernización. Desregularización en materia ecológica, cambios en la Ley de Inversiones Extranjeras, facilidades para el establecimiento de las plantas industriales, contención salarial, flexibilización de las relaciones laborales e inversión en infraestructura, por ejemplo, son acciones gubernamentales encaminadas a servir a las empresas extranjeras y a la industria maquiladora de exportación, que encuentran condiciones óptimas de localización en las regiones del norte del país, que se han convertido en verdaderos polos de atracción para el capital extranjero”.
I.3 Redistribución Económica en el Territorio Nacional
En esta se establecieron nuevas acciones en el proceso de ocupación del territorio, que dejo de ser guiado por el Gobierno, para obedecer incondicionalmente a las necesidades de integración económica de la economía mexicana con la estadounidense y a la revalorización del capital privado como bujía de crecimiento económico y social.
Con lo anterior si históricamente la estructura del territorio nacional tenía como único polo ordenador a la Ciudad de México, en la actualidad un nuevo polo localizado externamente, empieza a ser determinante en la reorientación del territorio nacional. Así, las nuevas regiones de concentración, sobre todo las fronterizas del norte y las costeras, lo son en tanto han empezado a concentrar y centralizar la producción y el capital y se convierten en polos de atracción de la fuerza de trabajo, constituyéndose así en ciudades que crecen desordenadamente y padecen ya de todas las desventajas de su apresurado crecimiento. La población llega hasta estas ciudades en flujos continuos que demandan vivienda y servicios urbanos que el Gobierno no está dispuesto a otorgar, como no sea a partir de su privatización con el propósito de elevar las ganancias del Sector Privado. Estas nuevas regiones de concentración capitalistas ofrecen algunas ventajas sobre las regiones de concentración tradicional, en tanto que su necesidad de desarrollo las hace tratar de ofrecer un mayor número de ventajas al capital privado. Con ello se flexibilizan las relaciones laborales al suprimirse cualquier ventaja laboral y se ofrecen infraestructura y servicios urbanos a bajo costo con el fin de atraer las inversiones que modernicen la estructura productiva de esas regiones.
En este sentido por ejemplo, las maquiladoras de exportación encuentran en la frontera norte nuevos espacios de localización que les facilitan el acceso al mercado norteamericano.
Durante la administración de Ernesto Zedillo se publicó el Programa para un Nuevo Federalismo: 1995-2000, que pretendió corregir esta tendencia concentradora al impulsar la descentralización incidiendo fuertemente en el Municipio, mediante: a) la transformación del Sistema Nacional de Coordinación Fiscal en un Sistema Nacional de Coordinación Hacendaría en lo que se refiere al ingreso, gasto y deuda pública. Fueron sonados los fracasos de las reuniones de 1997 y 1999 en este sentido, por lo que no se logró mucho. Las recomendaciones de la Cuarta Convención Hacendaria dadas a conocer en agosto del 2004, no gestaron correcciones sustantivas al crecimiento asimétrico de las regiones económicas del país. La reforma fiscal de 2007 fue eminentemente recaudatoria y escasamente promotora del mejor uso del territorio en actividades productivas con alto valor agregado por parte de las micro y pequeñas empresas, fuentes principales de empleo y de la distribución del ingreso en México.
EL PROBLEMA
La experiencia señala que se mantiene la macrocefalia espacial al continuar concentrándose el desarrollo económico en los tradicionales polos de desarrollo ( Distrito Federal, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Puebla y Veracruz ) sin que se haya impulsado significativamente al resto de las entidades federativas y, por consiguiente, no se han igualado oportunidades espacial, regionalmente y por tamaño de empresa: se mantienen la generación y la concentración de la riqueza y del empleo en prácticamente las entidades federativas de siempre. Es preocupante que el impulso institucional a la franja fronteriza norte del país para el establecimiento de empresas maquiladoras y transnacionales, haya reducido la participación de las pequeñas y medianas empresas en las cadenas productivas, comerciales y de servicios, dado que se han consolidado como grandes empresas que son y que por consiguiente, con un enfoque global y obedeciendo a sus oficinas matrices no usan significativamente las materias primas y los insumos de origen nacional, como tampoco transfieren abierta y sustancialmente el “know how” de sus desarrollos tecnológicos a las empresas mexicanas.
HIPÓTESIS
1.- Ha sido diferente el impacto de las políticas públicas en el desarrollo regional y ha ocasionado por una parte, la concentración económica en unos espacios impulsados por las grandes empresas y, por la otra, la reducción del resto de estratos empresariales y del empleo que generaban, en el periodo 1998-2003. .
2.- Se observa una relocalización geográfica de las grandes empresas: sectorial y regionalmente en el periodo 1998-2003.
VERIFICACIÓN EN EL SECTOR INDUSTRIAL
I.-Macrocefalia
Los censos económicos de 1998 y 2003 muestran que no se avanzado mucho en la redistribución espacial de las actividades económicas y en productos que se derivan de su operación, dado que en este lustro se observó lo siguiente
Las ocho entidades federativas son: Distrito Federal, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Puebla y Veracruz. De conformidad con estos registros estadísticos del INEGI, alrededor del 60% de los establecimientos industriales, del personal que ocupan, de las remuneraciones que perciben, así como del valor agregado que producen con los activos fijos que determinan la capacidad de su aparato productivo, se localizan en las ocho entidades federativas antes descritas. El resto se localiza en el resto del territorio nacional, en particular en la frontera norte que en los últimos años ha manifestado un gran dinamismo en su crecimiento económico. Lo anterior es preocupante porque esta es una tendencia histórica que no ha cambiado sustantivamente. Como antes se indicó, todo indica que el área de influencia del imperio azteca, que la importancia concedida a Veracruz durante la colonia “como entrada al país desde Europa” o, posteriormente, la traza de las vías del tren en la época del porfiriato con destino hacia el mercado estadounidense influyen todavía mucho, dado que después de la revolución la planeación instituida como medio para normar la realización de las actividades económicas por el presidente Cárdenas, la modernidad y fomento de la inversión turística y productiva proclamadas durante el alemanisco, o la “marcha hacia el mar “ de la administración del presidente Ruiz Cortines, al igual que el fomento de la industria maquiladora en la frontera norte del país por el presidente López Mateos; el impulso de ciudades medias con los cuatro puertos industriales de su homónimo ( López), el fomento regional de las maquiladoras en todo el país durante el salinato o la descentralización impulsada por el presidente Zedilla mediante la nueva coordinación fiscal con las entidades federativas, no han modificado sustancialmente el mapa económico en la geografía nacional.
Cierto es que ahora existe mayor infraestructura básica ( carreteras, presas, etc.), social ( educación, salud) y productiva ( parques industriales, empresas, etc.) pero la importancia relativa del resto del país en términos económicos pareciera inalterable. .
I.1.- Cambios en el quinquenio 1998-2003
Número de establecimientos
El cuadro anterior revela que en 1998 estaban registradas 344, 118 empresas manufactureras y que cinco años después éstas se habían reducido a 328,718, es decir ya no operaban 15,400 unidades productivas: 4.5% menos. De las ocho entidades federativas arriba mencionadas, seis mostraban que habían perdido 13, 414 de las 15,400 empresas en que disminuyó el total, la siguiente reducción en su número de empresas: Distrito Federal, (-10.8%); Guanajuato, (-14.1%); Jalisco, (-10.9%); Nuevo León, (-13.4%); Puebla, (-9.0%) y Veracruz, -7.1% . Las otras dos entidades manifestaban la siguiente situación: en el Estado de México se mantuvo prácticamente inalterado el número de empresas ( de 35,318 pasó a 35, 343 ), en tanto que en Michoacán aumentaron de 19,731 a 21,403 durante este periodo de análisis. En este contexto resta por indagar qué otras entidades federativas perdieron el resto de las empresas: 1,986 ,de las 15,400 que en total perdió el sector en el quinquenio. Estos resultados dan la pauta para continuar el análisis económico en torno a las ocho entidades descritas porque también son significativas en términos del resto de las variables que se han escogido para probar las hipótesis
Personal ocupado
Aparentemente derivado de lo anterior es que también se observa una reducción en el número de trabajadores que laboraban en la industria manufacturera, en virtud de que de aparecer registrados 4,232,322 en 1998, en 2003 eran 4,198,579, es decir, se habían perdido 33,743 plazas en ese lapso.
Las entidades en que se manifestó este descenso fueron por orden de importancia: Distrito Federal, Estado de México, Puebla, Guanajuato y Veracruz. En Nuevo León y Jalisco hubo un pequeño aumento; en Michoacán aumentó el empleo en poco más de 3,000 plazas.
Remuneraciones
Al estar fuertemente vinculado este indicador con los dos anteriores también se podría esperar un descenso en su valor, sin embargo, esto no es así ya que se observa que precisamente en varias de las entidades en que disminuyó el personal ocupado es donde se detectaron los mayores incrementos en el pago a los trabajadores. Vemos que el Distrito Federal, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Puebla y Veracruz son las entidades en aumentaron las remuneraciones entre 5 y 6 mil millones en cada una de ellas. Nuevo León es la entidad en que aumentaron un poco más de 11 mil millones los emolumentos a las personas.
El incremento mostrado en el primer cuadro se explica en gran parte por los aumentos observados en estas entidades, situación que las convierte en representativas y adecuadas para la verificación de las hipótesis antes planteadas.
Esta incongruencia invita a profundizar en el análisis detenido en estas entidades que destacan por ser de las “más desarrolladas”. Surgen preguntas como las siguientes?
¿ Aumentaron los tamaños de las empresas? ¿ Hay más empresas maquiladoras y transnacionales? ¿ Cambiaron los procesos de fabricación, las empresas ahora son más intensivas en capital? ¿ Ahora ocupan más personal calificado que antes?
Antes de intentar dar respuestas prelimares recomiendo continuar haciendo el análisis de la evolución de las otras variables con objeto de contar con un diagnóstico completo que permita obtener mejores conclusiones y por consiguiente, hacer recomendaciones apropiadas.
Valor agregado censal bruto
Todo indica que este indicador, quizás como el anterior y el que le sigue, viene expresado en millones de pesos corrientes. Esta conjetura proviene del hecho que se notan fuertes incrementos en los valores monetarios de los tres. Así, suponiendo sin conceder lo anterior, diremos que el Valor agregado censal bruto aumentó 346, 874 millones de pesos en el periodo, al pasar de 581,113 a 927,987 millones de pesos. Es interesante señalar que dicho incremento, aquí como en el caso anterior, pero ahora con más claridad, se puede decir que se debe a que en las ocho variables aumentó considerablemente el valor agregado censal bruto, coadyuvando estos resultados a contestar parcialmente algunas de las interrogantes anteriores.
Total de activos fijos
La planta productiva industrial del país aumento su capacidad de fabricación a través del notorio aumento en sus activos fijos en prácticamente todas las entidades federativas y con especial relevancia en las ocho que venimos trabajando por considerarlas representativas para explicar la evolución de las manufacturas de México, en el periodo de 1998 a 2003.
En efecto, de un aumento observado total de 371 mil millones de, 201 mil correspondieron a las ocho entidades en estudio, es decir en ellas se registró el 54.1% del total. De manera consistente con los dos indicadores previamente analizados, conviene mencionar que en las ocho entidades se registró una tendencia ascendente en el valor de sus activos fijos.
Conclusiones preliminares:
1.-Disminuyeron el número de unidades productivas y del personal que ocupan para el desempeño de actividades de transformación de materias primas e insumos en productos con valor agregado.
2.- Aumentaron las remuneraciones al personal, así como también el valor agregado censal bruto que producen los trabajadores que a su vez, contaron para ello con una capacidad de planta mayor al aumentar el valor de sus activos fijos.
VERIFICACION POR TAMAÑO DE EMPRESA
De acuerdo con los datos que proporciona INEGI por escala de producción, se confirman las conclusiones anteriores dado que las micro como las pequeñas y las medianas empresas disminuyeron y aumentaron considerablemente las grandes que son las que usan economías de escala, menos obreros y más personal calificado que recibe mejores retribuciones por su trabajo, mismo que al poder trabajar con maquinaria y equipos sofisticados, están en condiciones de aumentar el valor agregado de las empresas industriales, según se muestra a continuación:
Entidades en que varió significativamente el número y la localización de las grandes empresas
Por la importancia que se ha identificado en las grandes empresas para explicar los incrementos en las remuneraciones, el valor censal bruto y los activos fijos, a continuación se profundiza en su análisis con el siguiente cuadro:
Estos datos resultan de particular interés porque en principio, el cuadro contiene las ocho entidades que hemos venido analizando, enseguida, porque muestra en que entidades más aumentó o disminuyó el número de empresas grandes y, sobre todo, porque muestra la relocalización que han experimentado en el periodo.
VERIFICACIÓN DE LA RELOCALIZACION DE LAS GRANDES EMPRESAS
Así, independientemente de que en general en el país se detectó que las empresas aumentaron en 18.7%, conviene observar que las empresas de este estrato: a).- tienen una fuerte presencia en la frontera norte del país por la inercia que ejerce sobre ellas el mercado más grande del mundo; b).- que el Estado de México y el Distrito Federal han expulsado empresas que han buscado una mejor localización para volverse más competitivas, ya que éstas requieren mejores lugares con infraestructura, disponibilidad de agua, de grandes cantidades de mano de obra, de personal calificado con capacidad empresarial y habilidades para operar activos fijos complicados, de materias primas, insumos y maquinaria que puede operarse con mayor eficiencia en lugares aun con disponibilidad de grandes espacios y, posiblemente con menos cargas fiscales, salariales y exigencias ecológicas, entre otras razones para desplazarse. En este sentido Jalisco parece ser una de las mejores alternativas en materia de localización industrial; Puebla, Guanajuato, Coahuila y sobre todo Baja California,.San Luis Potosí, Durango, aparecen como sitios atractivos en que sin duda se hicieron nuevas y significativas inversiones, pues el dinamismo en el crecimiento del número de empresas así lo corrobora. Sin duda estos resultados además de verificar las hipótesis sirven para hacer análisis posteriores en el ámbito del sector público donde se elaboran las políticas públicas de fomento regional; por ejemplo, se deberían de identificar y tipificar los ordenamientos que usan los gobiernos estatales y municipales para atraer las inversiones de grandes empresas, evaluarlos y en forma ecléctica resumirlos y difundirlos entre el resto de las entidades federativas para intentar replicar caso exitosos. En este contexto, a nivel empresarial es recomendable la realización de estudios de localización para identificar las ventajas de instalar empresas nuevas en esos espacios geográficos, así como de mercado para conocer el perfil de los consumidores, nacionales y extranjeros, con objeto de determinar el tamaño de planta para satisfacer desde allí los mercados interno y externo. Estas sugerencias también se sustentan en los siguientes resultados
En 1998 este estrato empresarial daba ocupación a 2,042,907 personas y en 2003 a 2,194,613, mostrando una tendencia ascendente, con una dinámica de crecimiento satisfactoria, totalmente diferente a la situación de las otras escalas de producción en que se observa una tendencia descendente.
De 2,194,613 personas que ocupaban las grandes empresas manufactureras en 2003, el 72.0% se hallaba laborando en estas entidades. Nótese cómo el Distrito Federal y Estado de México han perdido importancia como fuentes de empleo y, en ese contexto, cómo Chihuahua, Nuevo León, Baja California etc. han mejorado su posición como empleadores. Este reposicionamiento laboral es loable, cabría preguntarse se debe principalmente a las políticas públicas aplicadas en materia de desarrollo labora regionalmente o, si es producto, de decisiones propias de las grandes empresas. Si la razón fuera lo primero, las políticas públicas exitosas, se podría instrumentar algo similar para la relocalización de las micro y pequeñas empresas que acusan una competencia excesiva y escasa demanda en espacios geográficos tradicionales, cuyos resultados son su baja rentabilidad y la responsabilidad de producir el 85% de la contaminación en los lugares que operan.
Remuneraciones hechas por las empresas grandes
Al ver que en 1998 estas empresas remuneraron a sus trabajadores con 204,245 millones de pesos y que en 1998 lo hicieron con 132,886 millones de pesos, claramente se corrobora que debe fomentárseles prioritariamente porque este concepto crea un circulo virtuoso crece con dinamismo ( variación del 53.7%), da empleo permanente, mejora el poder de compra de las personas, estimula la oferta y por consiguiente nuevas inversiones.
Su distribución en las principales entidades federativas en millones de pesos era la siguiente:
Claramente se ve que aparte del dinamismo en su crecimiento en muchas entidades federativas, las percepciones por los trabajos realizados son mejores en la franja fronteriza norte de México. Chihuahua, Baja California, Tamaulipas y Nuevo León registran crecimientos espectaculares en este lapso; ello posiblemente se deba a las ventajas que brinda el Tratado de Libre Comercio de América del Norte a las empresas que se instalen en esa zona.
Para hacer un análisis objetivo de las remuneraciones debieran vincularse con otras variables como el número de empresas y de trabajadores para tener una idea más precisa de lo atractivo de los salarios en esas entidades con respecto al Distrito Federal y el Estado de México, por citar algunos.
Valor agregado censal bruto
Al destacar la importancia de las empresas grandes en función de lo que producen, la información proporcionada por el INEGI muestra un crecimiento espectacular en el periodo: fue de 305,583 millones de pesos, pues en 1998 había 382,592 como valor agregado bruto y en 2003 prácticamente se había duplicado, al ser de 686,175 millones.
Las entidades que más contribuyeron a este vigoroso crecimiento fueron:
Espacialmente continua constatándose la tendencia regional de las empresas por producir la mayoría de ellas en la geografía mexicana vecina a los Estados Unidos, parece que allá están preferentemente las nuevas zonas de oportunidades para los negocios de grandes inversiones. Indudablemente que el Distrito Federal, Estado de México, Guanajuato, Puebla y Jalisco siguen siendo importantes pero aisladamente, en tanto que Baja California, Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas aparecen como un bloque territorial en plena expansión económica.
Activos fijos
La producción antes descrita se genera con activos que adquieren las grandes empresas, activos que suelen ser maquinaria, equipo, materiales e instalaciones principalmente y que constituyen lo que se conoce como la planta productiva del sector industrial. Es muy conveniente conocer su monto y localización para saber hacia que territorios los hombres de negocios dirigen sus expectativas de riesgo. Tomar la decisión de invertir en ciertos lugares siempre será una de las más difíciles, dado que significa pasar de la planeación a la operación, a la construcción y puesta en marcha del aparato productivo que se integra con los diferentes activos que adquiere la empresa, de acuerdo con la demanda estimada del producto que fabricará y con la capacidad de planta que se determine para satisfacerla en el corto como en el largo plazo.
Al respecto, es interesante mencionar que en 1998 los activos fijos de estas escalas de producción representaban el 65.9% del total de la planta productiva establecida en el país. Este indicador pone de relieve la importancia de las empresas grandes con respecto a los otros tamaños dado que, la micro, pequeña y la mediana juntas, operaban el 34.1% restante del aparato productivo nacional.
Su valor se incrementó sustancialmente cinco años después; en 1998 era de 585,697 millones y en 2003 ascendía a 926, 487 millones de pesos. Este último comparado con el valor de los otros estratos empresariales, equivalía al 73.6% del total existente en el país; en otras palabras, era mayor en 11.7% al 65.9% que representaba en 1998 dentro de la estructura porcentual de este concepto. De lo anterior se deducen varias cosas, una de ellas es que estas empresas están consolidando su presencia dentro de la economía mexicana; otra, que es menor el riesgo al invertir en ellas que en los otros tamaños de planta, puesto que éstas crecen y el resto disminuye.
Distribución geográfica y variación del valor del aparato productivo en las principales entidades del país
Su localización y variación en su valor era el siguiente, en ,millones de pesos:
Esta semblanza geográfica sobre la distribución que tiene la planta productiva nacional no es sorprendente en virtud de que indica que se localiza tanto en los territorios tradicionales como en los nuevos que hemos venido encontrando una vez iniciado el proceso de investigación. Quizás lo más interesante sea la corroboración que con esta información hemos hecho de las hipótesis planteadas, así como el dinamismo en el crecimiento de las grandes empresas, el descubrimiento de la pérdida de importancia de los otros estratos empresariales en el sector industrial y las consecuencia económicas que acarrea la consolidación de las grandes empresas en los puntos clave del territorio nacional. En este sentido vale decir que las grandes empresas son la clave para modificar la distribución de las actividades económicas en los espacios y sectores de interés tanto para los sectores público como privado. Los otros tamaños de empresa, actúan de manera complementaria y su competitividad está supeditada a la de la gran empresa.
CONCLUSIONES EN EL SECTOR INDUSTRIAL
1.- Continua la concentración de la actividad manufacturera en las entidades federativas que tradicionalmente la han sustentado.
2.- Ha disminuido el número de empresas y el empleo que proporcionan los estratos de la micro, pequeña y mediana empresa.
3.- ha aumentado el número de empresas grandes, así como el empleo que generan, las remuneraciones correspondientes al personal que ocupan, su valor agregado censal bruto y el valor de su planta productiva.
4.- Las grandes empresas tienden a reubicarse geográficamente, principalmente en la frontera con los Estados Unidos.
5.- El Distrito Federal y el Estado de México han perdido empresas grandes y los estados del norte han incrementado el número de ellas.
6.- En lo que respecta al cambio de criterios de estratificación empresarial éstos si inciden en el número y demás características de las empresas, dado que, por ejemplo, en 1998 la micro empresa era la que tenía de 0 a 30 empleados; la pequeña, la que tenía de 31 a 100, la mediana: de 101 a 500 y la grande, de 501 empleados en adelante.
RECOMENDACIONES
1.- Estudiar qué tipo de grandes empresas están proliferando en el norte del país;
2.- Evaluar la participación en esa área geográfica de las micro, pequeñas y medianas empresas en los procesos productivos, en el suministro de maquinaria, equipos e insumos nacionales a las empresas maquiladoras y transnacionales que operan en esa extensión territorial de México;
3.- Contestar ¿porqué el principal beneficio que dan esas empresas es el empleo, no se puede conseguir más? ¿ Qué el TLC no las obliga a vincularse sustancialmente tecnológica y comercialmente con las mexicanas?
4.- Indagar hasta que punto “es mexicano” el valor agregado bruto y los activos fijos de estas empresas.
5.- Iniciar nuevamente estudios que permitan la integración de las grandes firmas con el resto de estratos empresariales.
6.- Fortalecer el agrupamiento de las micro, pequeñas y medianas empresas aprovechando experiencias como la española en la industria del olivo, la india en el terreno automotriz o la italiana en la producción de muebles, de artículos de cristal o de bienes de consumo. Se estima que al no haberse logrado la integración de los cuatro tamaños de empresa en los últimos sesenta años, sólo trabajando en clusters podrán ser competitivas al operar como las grandes con economías de escala en la producción, en el manejo de proveedores en la comercialización de sus materias primas e insumos y de canales de distribución en la ventas de sus productos y servicios.
7.- Estudiar porqué resultaron más efectivas las políticas públicas de fomento de la gran empresa que las de los otros tamaños de empresa.
8.- No cambiar los criterios de estratificación empresarial con la frecuencia que lo hacen.
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