Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Un estudio para comprender la articulación del modo de producción simple con el sistema de producción capitalista
José Isabel Juan Pérez
Samuel
Rebollar
José Francisco Monroy Gaytán
Universidad Autónoma del Estado de México
(Ver
CV de los autores)
jijp1958@hotmail.com
RESUMEN
La producción de cestería en
San Cristóbal Huichochitlán, Estado de México entre 1950 y 1990 fue
principalmente artesanal. Sin embargo, el crecimiento de la población y la
demanda en el mercado influyeron para producir artesanías en serie, articulando
esta comunidad campesina y artesana en el sistema capitalista a través de la
organización de la fuerza de trabajo familiar y asalariada en la producción de
mercancías elaboradas con el recurso palma (Brahea dulcis), así como su
comercialización en el mercado. Mediante trabajo de campo, análisis del
campesinado y la fórmula (M’-D’-M’) planteada por Á. Palerm (1980) se explica la
articulación del modo de producción de esta comunidad indígena con el sistema
capitalista y el proceso de descampesinización de las familias de la comunidad
indígena del Valle de Toluca.
Palabras clave:
organización familiar, descampesinización, fuerza de trabajo
ABSTRACT
The production of basketry work in San Cristobal
Huichochitlan, State of Mexico between 1950 – 1980 was mainly handmade.
However, the families’ economic growth as well as the market demand caused the
production the craftsman by series, articulating this community in the
capitalism through the organization of the familiar workforce and salaried work
in the production of merchandise with the palm resource (Brahea dulcis), and its
commercialization in the market. New social actors arise in the community
through this process which is connected to the depeasantization of the families.
The process is analyzed through the formula (M-D-M) A. Palerm (1980) to explain
the articulation of the production ways of peasant societies in Mexico and the
process of depeasantization of this community indigenous mexican of Toluca
Valley.
Key words: family organization,
depeasantization, work power
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Pérez, Rebollar y Monroy: “Descampesinización de una comunidad indígena campesina en México" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 75, 2007. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/mx/2007/prm.htm
El presente artículo es producto de una investigación realizada por geógrafos, economistas agrícolas y antropólogos sociales para analizar la articulación del modo de producción campesino con el sistema capitalista y el proceso de descampesinización de San Cristóbal Huichochitlán, comunidad campesina artesana e indígena del Valle de Toluca, Estado de México y estudiar los mecanismos utilizados por los campesinos indígenas artesanos para la producción de artículos de palma (Brahea dulcis)1 y su comercialización en un mercado complejo y de difícil acceso. Se analizan las relaciones que han permitido la articulación de esta comunidad con el sistema mayor (capitalista), considerando que en México existe una formación económica social en la agricultura, compuesta por un sector capitalista y una forma de producción no capitalista, denominada producción mercantil simple campesina. La justificación de esta investigación se fundamenta con base en la importancia de ampliar el conocimiento sobre los factores que condicionan, influyen o determinan la articulación de comunidades campesinas artesanas indígenas con el sistema capitalista como premisa para su transformación agrícola, sociocultural, económica y política, con el consecuente proceso de descomposición o descampesinización.
San Cristóbal Huichochitlán es una población de origen (otomí) localizada al norte del municipio de Toluca en el Estado de México2. Se ubica en las coordenadas 19°20’09” latitud norte y 99°38’11” longitud oeste (Instituto de Geografía, Estadística y Catastro del Estado de México, 1999). Tiene 1 068 hectáreas de superficie (Reglamento Interno del Comisariado Ejidal, 1992), con altitud promedio de 2 605 metros sobre el nivel del mar (msnm) (Instituto de Geografía, Estadística y Catastro del Estado de México (IGECEM), (1999) e Instituto Nacional de Estadística, Geografía en Informática (INEGI), (1982). El clima es templado subhúmedo C(W2) (w) b(i)g (García, 1986), con suelo feózem Háplico, utilizado para cultivos destinados al autoabasto familiar y uso urbano. En el año 2000 había 22 726 habitantes (Instituto Nacional de Estadística, Geografía en Informática, 2000) dedicados a la cestería, agricultura de temporal, comercio, construcción y servicios domésticos.
Los campesinos artesanos de San Cristóbal Huichochitlán dependen de las condiciones ambientales para la producción agrícola, cuando éstas no son favorables, la cosecha anual se ve disminuida; y si se relaciona esto, con el cambio de uso de suelo agrícola por el uso urbano, la inmigración, la escasez de parcelas, una familia extensa (en promedio 7 integrantes) y la falta de fuentes alternativas de empleo distintas a las agrícolas y artesanales, son algunos de los factores que han influido para que el ingreso económico resulte insuficiente en la subsistencia familiar, conduciendo gradualmente a la diferenciación social, descomposición de la economía familiar y finalmente al proceso de descampesinización.
A partir de 1950, y como estrategia para completar el ingreso familiar, los campesinos indígenas empezaron a elaborar artesanías3 con el recurso palma (Brahea dulcis), vinculando así la agricultura y la actividad artesanal. Sin embargo, durante el proceso de cambio de la actividad agrícola a la artesanal, la familia se organizó social y económicamente para asegurar la subsistencia y reproducción del grupo, combinando recursos del ambiente, producción y fuerza de trabajo. En la década de 1980, el desarrollo, expansión y consolidación de los talleres especializados en cestería condicionaron e influyeron en los procesos de producción artesanal y en serie; provocando que muchas familias abandonarán o vendieran parte de sus parcelas, dando inicio así al proceso de la descampesinización de las familias indígenas y al mismo tiempo articulando la comunidad con el sistema capitalista (Mota, 2005).
La palma para la cestería no se encuentra en el ambiente de San Cristóbal Huichochitlán, es recolectada y comercializada por pobladores del sur del Estado de México y campesinos indígenas (nahuas) del Estado de Guerrero. Este recurso natural al no encontrarse en el Municipio y Valle de Toluca, representa un factor limitativo, que ha sido resuelto a través de relaciones sociales y comerciales (estrategia de vida) entre las dos comunidades. Una relación importante entre la recolección, tratamiento y comercialización de la palma consiste en que se realiza entre comunidades indígenas de diferentes regiones y diferentes orígenes culturales, ambas con un fin común: la subsistencia familiar .
El término cestería, sugiere cestos y canastas; en sentido amplio, se refiere a la producción de objetos artesanales con fibras vegetales (Cortés, 1999); para el caso de San Cristóbal Huichochitlán es una alternativa de subsistencia familiar para hacer frente a la escasez de tierras y fuentes de empleo. La producción de cestería, está en proceso de cambio; de una producción artesanal a una industrial (en serie). En la comunidad, la cestería, comprende la elaboración de sombreros, figuras, manteles, tapetes, chiquihuites, imágenes religiosas y artículos ornamentales.
Mediante los métodos etnográfico, geográfico, trabajo de campo (1999 – 2005), aplicación de un instrumento de investigación a 25 propietarios de talleres artesanales familiares (existen talleres clandestinos no abiertos al público), 50 entrevistas a trabajadores asalariados de los talleres), 30 entrevistas con campesinos artesanos que elaboran artesanías de manera tradicional, y observación participante en los procesos de producción, se estudiaron las características y procedencia del recurso palma, la organización social y económica en la comunidad, las modalidades de producción, la penetración del capitalismo en la agricultura, la fuerza de trabajo familiar y asalariada y los mecanismos de comercialización de mercancías (articulación de la comunidad con el sistema de producción capitalista). La unidad de análisis es la familia campesina artesana junto con sus productos (artesanías y fuerza de trabajo) y no el individuo aislado, así como las parcelas agrícolas.
La sociedad campesina de San Cristóbal y el proceso de descampesinización
La sociedad campesina en México se caracteriza por una economía de producción de subsistencia o de autoconsumo, es decir, donde la gente obtiene alimento, satisface otras necesidades mediante su propio trabajo y utiliza los recursos de su entorno natural. Estas sociedades al poseer una economía de subsistencia, no significa que produzcan únicamente lo necesario para satisfacer las necesidades básicas de la familia, sino que sus miembros utilizan lo que producen para atender a sus propias necesidades, intercambiar por dinero y adquirir otras mercancías.
Las sociedades campesinas (indígenas) son grupos de agricultores que viven en comunidades, que todavía “se bastan a sí mismas, pero que tienen algunas relaciones con una sociedad amplia, y que, en especial venden sus excedentes en un mercado y aceptan autoridad política externa” (Mair, 1981).
Hassan (2001) Hace referencia a los cultivadores (campesinos) y los considera como la mayor parte de los pobres rurales en los países en desarrollo. Señala que se ocupan directamente de la producción y del manejo de cultivos y ganado. Como estos hogares no están en condiciones de mantenerse con las pequeñas parcelas que poseen o cultivan, ofrecen mano de obra a otras personas, tanto para actividades agrícolas como no agrícolas dentro y fuera de sus aldeas. Algunos miembros de estos hogares emigran a otros pueblos o ciudades, a veces provisoriamente y otras a largo plazo. En muchos países. Los pequeños propietarios o arrendatarios se ven sometidos a una creciente presión para abandonar por completo el sector agrícola. Detrás de este proceso de descampesinización se encuentran fuerzas de mercado y políticas que afectan la tenencia de la tierra, los alquileres, los precios, el crédito, los insumos y la inversión pública en infraestructura física y social.
Rivera (1999) dice que la familia campesina o grupo doméstico campesino es la unidad de producción y consumo. Los medios de subsistencia para su reproducción se obtienen a través de la realización de varias actividades donde se utiliza fundamentalmente el trabajo familiar dependiendo del tipo de acceso a recursos de diversa índole y mercados laborales para obtener ingresos.
Galesky (1977 y 1979) señala que la familia campesina o grupo doméstico campesino es la unidad de producción y consumo. Los medios de subsistencia para su reproducción se obtienen a través de la realización de varias actividades donde se utiliza fundamentalmente el trabajo familiar dependiendo del tipo de acceso a recursos de diversa índole y mercados laborales para obtener ingresos.
La familia en San Cristóbal Huichochitlán es campesina-artesana e indígena; campesina-artesana por su forma y modo de producción, e indígena por sus características socioculturales. Con esta doble condición participan en la sociedad mayor (capitalista), recibiendo elementos del conjunto de la sociedad. La sociedad campesina de San Cristóbal Huichochitlán presenta una estructura económica de redes de relaciones sociales, económicas, culturales, demográficas y comerciales hacia el interior y el exterior, en las cuales la familia4 se adapta a condiciones cambiantes, modificando su trabajo al interior de la unidad doméstica, dentro y fuera de la comunidad, cuyo propósito es la subsistencia y lograr la reproducción social del grupo. En esta población, los campesinos-artesanos son las personas que trabajan la agricultura y en la producción de artesanías, solas o con ayuda familiar (Torres, 2004).
La producción campesina (agrícola y artesanal) en México es transformada paulatinamente por el sistema capitalista, desintegrando la organización social de la fuerza de trabajo familiar y el tránsito de las familias hacia el proletariado, basándose en la venta de esa fuerza de trabajo familiar (como mercancía). El proceso ocurre en varias regiones de México, y se presenta también en San Cristóbal Huichochitlán y otras comunidades indígenas artesanas del Valle de Toluca, provocando la desintegración de la economía familiar (campesina-artesana) y la pérdida del medio de producción (tierra) que representa parte esencial del autoabasto, este proceso de descomposición o descampesinización está conduciendo a las familias a depender exclusivamente de la venta de su fuerza de trabajo en los talleres familiares.
Desde el enfoque antropológico (Ortega, y Curihuinca, 1999) dicen que las relaciones económicas entre los campesinos y el modo de producción capitalista incluyen la parte de dominación a que están sometidos los campesinos para la obtención de trabajo, producción, insumos o elementos de consumo que no son generados dentro de la unidad de producción campesina. El campesinado tiene como características su producción agrícola, su control sobre la tierra y la producción para la subsistencia, pero no realiza una inversión para la obtención de ganancias.
Lenin (1977) en su obra El desarrollo del capitalismo en Rusia, señala que el conjunto de las contradicciones económicas existentes en el seno de los campesinos constituye una diferenciación, llamada por ellos mismos como descampesinización, o sea es un proceso que conduce a la destrucción radical del viejo régimen patriarcal -campesino- y la formación de nuevos tipos de población en el campo. El viejo campesinado deja de existir, es desplazado por tipos de la población rural totalmente nuevos, por tipos que constituyen la base de la sociedad donde dominan la economía mercantil y la producción capitalista.
El proceso de desintegración de la economía campesina a partir de la penetración de las relaciones capitalistas en el seno de ésta, es resultado en parte por: el desarrollo de la industria rural; imposibilidad de la pequeña producción para competir con la producción capitalista y su consecuente ruina; el proceso de separación de la agricultura y de la industria y el consiguiente abandono de la tierra; finalmente por la proletarización del campesinado (Paré, 1997).
La forma en que la familia campesina combina una serie de actividades y recursos expresa una determinada racionalidad, puede ser concebida como estrategias de vida. Éstas representan una determinada lógica familiar en un momento del ciclo vital que combina recursos y actividades en relación con los mercados a fin de reproducirse. En el desarrollo de esas combinaciones entran en juego procesos de diferenciación social o flujos ascendentes o descendentes que configuran situaciones campesinas específicas, cuyos resultados extremos son procesos de capitalización o descampesinización plenos y proletarización, dejando en su intermedio una gama compleja de situaciones campesinas que si bien están adscritas a un proceso de diferenciación no se pueden situar en fases de descomposición o descampesinización totales, como es el caso de las familias campesinas semiproletarizadas (Rivera, 1999).
Chayanov (1974), señala que la diferenciación social obedece a factores demográficos, ya que la organización de su producción se sustenta en cálculos de la necesidad de mano de obra y de consumo familiar en momentos diferentes del ciclo vital familiar. Su principal tesis aduce que la cantidad de tierra utilizada será mayor cuando se presente disponibilidad de fuerza de trabajo familiar. El ciclo demográfico explica el hecho de que diferentes grupos de campesinos aparezcan como poseedores de diferentes tamaños de explotaciones.
Ortega, y Curihuinca (1999) señalan que el proceso de diferenciación incluye el posterior proceso de descomposición (de la economía campesina) lo cual significa que gradualmente los productores campesinos van perdiendo sus características originales como campesinos, así como distanciamiento entre varios productores en el mismo lugar. El paso final de este proceso es la descampesinización del agricultor, desligándose de todo tipo de vestigio que lo incorporaba dentro de las características del campesinado. El concepto de descampesinización se utiliza para designar a aquellas unidades que una vez fueron campesinas y que ahora se encuentran en otra situación.
El proceso de la descampesinización da lugar al nacimiento del proletariado agrícola; con un mayor o menor grado de violencia es arrancado de la tierra y este fenómeno está íntimamente relacionado con el proceso de acumulación de capital. Otro factor que se debe tomar en consideración y forma parte del fenómeno de la descampesinización, es el incremento demográfico y las limitadas posibilidades de absorción de mano de obra de la propia economía campesina, que es obligada a expulsar a otros sectores de la economía o quedar marginada ésta (Ortega, et al 1999 y Carmona, 2003) .
Se vive en el sector mercantil simple un proceso de descomposición y descampesinización que se manifiesta en una polarización de los grupos sociales de agricultores, esto debido a adversidades de las condiciones del mercado, la imposibilidad del ahorro y acumulación -en la mayoría de los casos- falta de créditos, la tierra de baja calidad o empobrecida y la competencia de las unidades capitalistas que tiene como consecuencia una crisis permanente de la economía campesina que provoca su estancamiento, disolución o ruina. La tendencia del sistema capitalista se refleja en la proletarización del campesinado para ampliar el mercado interno. La penetración de las relaciones de producción capitalista en la agricultura, está íntimamente ligada al proceso de descomposición del campesinado o sea la destrucción de la producción mercantil campesina (Ortega, et al 1999 y Carmona, 2003).
R. Bartra (1980) señala que el proceso de descampesinización, puede ser “vía junker” o “vía farmer” (Tomado de Lenin, 1975, 1976, 1977). Los dos casos llevan a la venta de la fuerza de trabajo como mercancía a la empresa capitalista, en un proceso de sustitución de pago en trabajo por el sistema de salarios, surge así el proletario agrícola, sin tierra y que constituye una reserva de fuerza de trabajo desplazada por la escasez de tierras, además, deteriora las relaciones de producción campesinas, las modifica y subordina a través del mercado regulado por la oferta y demanda. También, menciona que el desarrollo capitalista en el agro conlleva la aparición de una burguesía rural y un proletariado desprovisto de tierra, quedándole la sola opción de vender su fuerza de trabajo.
La influencia del capitalismo en la agricultura de México se vincula con un desarrollo acelerado del mercado interno agrícola, así como una división social del trabajo y un proceso de apropiación de los medios de producción, y desde luego implica una desvinculación del campesino con sus medios de producción. El mercado interno es creado por la formación de la producción mercantil simple donde los campesinos al mismo tiempo que producen para la subsistencia familiar, una parte de sus productos son comercializados en el mercado con fines diversos, principalmente para obtener dinero y adquirir otras mercancías que ellos no producen.
La estructura capitalista cuyas partes constitutivas (el modo de producción capitalista y la forma de producción campesina) integran una determinada formación económica y social, donde la última se encuentra en una relación de subordinación al modo de producción capitalista, con tendencia a desaparecer, no los campesinos sino su forma de producción. En San Cristóbal Huichochitlán, la forma de producción familiar depende para su supervivencia o modificación de sus necesidades (sociales) y posibilidades (económicas) del proceso gradual de descampesinización que está en sintonía con las condiciones productivas del Valle de Toluca y el contexto histórico de México (Gutiérrez, 2004).
Desde el punto de vista de clase, el crecimiento económico ha sido parcial y no uniforme en el sistema del capitalismo mexicano, por lo que no puede determinarse que todos los procesos productivos conducen a la descampesinización de las familias (en este caso indígenas y artesanas). Sin embargo, el desarrollo del Valle de Toluca y sus relaciones con lo urbano-industrial (Zona Metropolitana de la Ciudad de Toluca y Zona Metropolitana de la Ciudad de México) como una de las expresiones del modo de producción capitalista, ha tenido influencia en la disminución de las parcelas de las familias campesinas indígenas y en los procesos de descampesinización de las comunidades indígenas (Cejudo, 1989).
La producción familiar de artesanías y productos agrícolas en San Cristóbal Huichochitlán ha cambiado por influencia del capitalismo, se encuentra en un proceso gradual de descampesinización. Esto, no es únicamente la conversión del campesino-artesano en un trabajador asalariado , ni tampoco la pérdida de sus relaciones productivas, sociales y culturales con la agricultura o artesanía, sino hace alusión a relegar su trabajo agrícola y artesanal a un segundo plano o abandonarlo por completo, para depender sólo de la venta de su fuerza de trabajo en los talleres familiares de la misma comunidad, en la comercialización ambulante de artículos que no produce, contratándose en otras actividades en el Valle de Toluca y Valle de México o emigrando a otras ciudades de la República Mexicana..
Las comunidades indígenas son conservadoras “cambian lentamente o se oponen a los cambios, pero si los aspectos económicos son modificados los grupos se ven obligados a sufrir procesos de cambio” (De la fuente, 1989). Para los campesinos-artesanos de San Cristóbal Huichochitlán la tierra no es un “simple” medio u objeto de trabajo (es la herencia familiar), lo que explica su oposición hasta el último momento a su pérdida, es una justificación del por qué a pesar de la disminución de la superficie de las parcelas y la producción de los cultivos en el ciclo agrícola, persisten en conservar y cultivar la poca superficie de tierra que aún poseen.
Al cambiar los modos de producción de la artesanía, con el establecimiento de los talleres familiares destinados a producir artículos en serie, la contratación de la fuerza de trabajo asalariada y la desaparición o disminución del espacio agrícola, surgen en San Cristóbal Huichochitlán diferentes grupos sociales: propietarios de los talleres, trabajadores asalariados, comerciantes mayoristas, comerciantes por menudeo, distribuidores, vendedores ambulantes y familias enteras que migran por varios meses (migración estacional) a distintos ciudades del territorio mexicano, donde venden los productos de palma y cuando retorna a la comunidad traen consigo otras mercancías que se crucen fuera del Valle de Toluca.
Marx (1985 c) señala que las clases sociales en el capitalismo son:
Los propietarios de simple fuerza de trabajo, los propietarios del capital y los propietarios de tierras, cuyas respectivas fuentes de ingresos son el salario, ganancia y la renta del suelo; es decir, los obreros asalariados, los capitalistas y los terratenientes, forman las tres grandes clases de la sociedad moderna, basándose en el régimen capitalista de producción….no se presenta en toda su pureza tal división de la sociedad en clases….existen fases intermedias y de transición....es una tendencia constante....del desarrollo del régimen capitalista de producción el establecer un divorcio.... entre los medios de producción y el trabajo....convirtiendo al trabajo en trabajo asalariado y los medios de producción en capital..
Los salarios, según Marx, a diferencia de los sueldos, generan valor. Los sueldos, aunque existentes en el modo de producción “capitalista”, no generan valor, he ahí la diferencia entre sueldos y salarios. También establece que una clase es un grupo social cuyos componentes, (los individuos que lo forman) viven respectivamente de un salario, de la ganancia del capital, de la renta del suelo, es decir, de la explotación de su fuerza de trabajo, de su capital o de su propiedad territorial. Estas clases surgen del proceso de acumulación originaria de capital, que inició en el siglo xv en Europa, con la separación del trabajador de su medio de producción (la tierra), de sus condiciones de trabajo y como éstas se han transformado en capital y la masa del pueblo en asalariados.
Así mismo, expone que el límite de la explotación para el campesino no es la ganancia ni la obtención de renta, sino el salario que se abona a sí mismo después de deducir el costo de producción. La economía campesina es una economía mercantil donde el campesino vende para compra: La circulación simple de mercancías sirve de medio para la consecución de un fin de valores de uso (Marx, 1952).
E. Wolf (1972) dice que la sociedad industrial ha sido edificada sobre la destrucción de la sociedad campesina. Desde el punto de vista histórico el campesino habita zonas subdesarrolladas en todo el mundo, posee formas propias de organización, pero cambian de un campesino a otro, esto por influencia de factores ambientales, sociales, económicos, políticos y culturales.
Para Chayanov (1974) la economía del campesino se sustenta en la familia, toda su organización está determinada por la composición de la familia, el número de miembros que integra, su coordinación, sus demandas de consumo y el número de trabajadores con que cuenta. Es así como la economía de las familias de San Cristóbal Huichochitlán se vincula con la estructura, organización y funcionamiento del núcleo familiar. Los vínculos comerciales que convierten la explotación familiar aislada en una unidad productora de mercancías, son las primeras formas de organizar a las unidades económicas campesinas dispersas y de abrir las vías de penetración de las relaciones capitalistas en el campo. Es a partir de estas relaciones como cada “pequeña empresa” campesina forma parte de la economía global y es dirigida en su estructura, organización y funcionamiento por las condiciones del mundo capitalista.
Chayanov (1974) considera a la economía campesina como una forma de producción no propiamente capitalista. El cuerpo medular de su teoría es el balance existente entre consumo familiar y la auto-explotación de la fuerza de trabajo, debido a que el fin último del proceso económico de la familia campesina es la subsistencia con sus consiguientes ciclos demográficos y no la obtención de una tasa media de ganancia.
El modo campesino de producción articulado al sistema de producción capitalista: ´Fórmula M D M
Para explicar la articulación del modo campesino de producción indígena de San Cristóbal Huichochitlán con el sistema capitalista se utilizó la fórmula M – D – M, que K. Marx (1985), desarrolla y atribuye a la economía mercantil simple y replanteada por Ángel Palerm (1980) como M’—D’—M”, donde M’ es la mercancía vendida, se produce al modo campesino y representa parte de las cosechas, artículos de artesanías y animales domésticos; M’ al ser comprada y pagada en dinero al campesino, no es consumida de manera inmediata por el comprador, por el contrario, el comprador la hace entrar en el proceso de circulación capitalista, sea vendiéndola de nuevo a otros que la van a consumir, o usándola como insumo en la producción de nuevas mercancías.
M” es la mercancía adquirida, con frecuencia producida al modo capitalista y representa por lo general artículos manufacturados industrialmente. Sin embargo M’ y M” entran a la circulación capitalista y ambas sirven para los fines de acumulación. M” es la mercancía que el productor campesino compra con el dinero obtenido de la venta de M’, y no solamente pasa por la circulación capitalista, también es producida en el modo capitalista.
La función de D (dinero) tiene un doble aspecto, para el productor campesino el dinero tiene que consistir meramente en un medio para realizar los intercambios necesarios entre M’ y M”. Los dos momentos de M’ y M” están mediados por el dinero, que en cada mediación asume una naturaleza distinta: como medio de cambio y como medio de acumulación (Palerm; 1980).
El campesino es un productor no capitalista de mercancías que se introducen al sistema capitalista; asimismo, es un productor de su propia subsistencia, mano de obra efectiva y potencial para el modo capitalista de producción, y reproductor ampliado de la fuerza de trabajo en general. La fuerza de trabajo campesina se articula periódica y estacionalmente al modo capitalista, sin incorporarse a él total y definitivamente, es decir sigue siendo campesina. El campesino como productor de mano de obra puede verse como vendedor de una mercancía especial la mercancía - trabajo que Á. Palerm indica como MT.
El autouso del campesino, mediante la intensificación de la agricultura y el aumento simultáneo de su jornada de trabajo, hace crecer el excedente de producción que puede vender como mercancía M’ y también la cantidad de mercancía M” que puede comprar. El modo campesino de producción es una estrategia adaptativa que consiste en la capacidad de autoabastecimiento y en la estructura de la familia como unidad de producción, consumo y trabajo asalariado.
Las artesanías de palma al comercializarse entran al sistema mayor a través de la circulación del dinero, o bien agregando las mercancías a la producción capitalista de otras mercancías. Las mercancías que los campesinos artesanos adquieren con el dinero que obtienen por la venta de sus artesanías, son producidas en el modo capitalista. Los campesinos artesanos al adquirir mercancías M” con el dinero obtenido por la venta de sus mercancías M’ permite nuevamente obtener valor (D), realizar valor y continuar el proceso de acumulación dentro del sistema capitalista dominante. Los campesinos artesanos, además de producir mercancías para el mercado, producen trabajo campesino (MT), que es vendido por dinero y al mismo tiempo utilizado para adquirir mercancías necesarias en la producción de otros productos que entrarán nuevamente a la circulación en el mercado del sistema mayor (capitalista).
La fórmula M-D-M, expresa la acumulación capitalista, el campesino-artesano no es un productor capitalista, por lo que la fórmula debe expresarse en su inicio como venta de M’, mercancías agroganaderas y artesanías, que se comercializan para obtener dinero (D´) y poder comprar otros artículos, esto es denominado por Marx (1985) como “modo de producción mercantil simple” característico del campesino y del artesano. Una característica de la producción mercantil simple está basada en la existencia de unidades campesinas de producción que utilizan el trabajo familiar no asalariado y contribuye en cierta medida a la producción agrícola y ganadera, producen para su subsistencia y para el mercado. El campesino al carecer o no tener recursos monetarios utiliza su fuerza de trabajo y la de los integrantes de su familia.
En este sistema el productor posee los medios de producción, (instrumentos, tierra) trabaja directamente en el proceso productivo y vende en el mercado una porción de su producción, este modo es secundario por carecer de clases, no surge una clase dominante que pueda sujetar a la sociedad, las clases aparecen con un sistema mercantil (Marx, 1985)
Dentro de la economía mercantil simple, el capital variable y la ganancia forman parte de una sola unidad. Esto se debe a que al calcular el valor de la fuerza de trabajo familiar, observamos un déficit o ganancias muy bajas. En la mayoría de los casos los campesinos no reciben el valor completo de la fuerza de trabajo familiar. Esto significa que no solamente no obtienen ganancias, sino que ni siquiera perciben un salario. El campesino no siempre toma en cuenta el valor de su trabajo, lo cual se manifiesta en una confusión entre la ganancia y el salario, pero en realidad no existe ganancia alguna “la producción mercantil simple les impide obtener plusvalía aunque en un determinado momento se contraten jornaleros agrícolas”. La economía campesina mercantil simple no es un factor que determine en forma alguna fijación de los precios de los productos: estos son determinados por el mercado capitalista (Ortega y Curihuinca, 1999).
Á. Palerm (1980) establece la categoría de modo de producción al sistema empleado por los campesinos, sin embargo, en sentido estricto del término marxista, la producción campesina artesana no constituye un modo de producción. Expone que ese modo de producción campesino se refiere a cualquier conjunto específico de formas de producción y de relaciones sociales de producción que está determinado primeramente por el estado de las fuerzas productivas y puede concebirse como una totalidad.
El modo capitalista crece eliminando al modo campesino de la esfera de la producción y se apodera de los recursos, pero a la vez mantiene al modo campesino para obtener de él la fuerza de trabajo necesaria. En este paso la proletarización del campesino (MT creciendo contra M’) será un proceso que culminará con la venta solamente de MT. La consecución de un equilibrio variable entre M’ y MT puede verse como una estrategia adaptativa a las condiciones cambiantes.
R. Bartra (1978) plantea que la articulación de los modos y formas de producción se presentan de la siguiente manera:
Una articulación de dos o más modos de producción implica, que los modos y formas de producción subordinadas adquieran un doble carácter, (el propio y el que le refiere su subordinación) y que el modo de producción dominante, por su determinación histórica, contiene una estructura interna tanto de los mecanismos específicos a su propia forma de explotación como de los mecanismos que al mismo tiempo lo ligan y separan de los otros modos de producción (Bartra, 1978)
La articulación de los campesinos-artesanos de San Cristóbal Huichochitlán con el sistema capitalista a través del sistema de mercados ha incluido la adopción del sistema de producción capitalista en los talleres familiares (producción en serie), basados en el propio modo campesino de producción que aporta la fuerza de trabajo asalariada.
Resultados y Discusiones
A partir de la dotación de tierras (1928 y 1935) los campesinos de San Cristóbal Huichochitlán empezaron a fragmentar su parcela original (4 000 metros cuadrados) en cuartillos (medida convencional utilizada en México que equivale aproximadamente a 1 000 metros cuadrados) y fracciones menores (250 metros cuadrados) que heredan a sus hijos o para venta a pobladores de la misma comunidad o de la Ciudad de Toluca y Ciudad de México, con esto disminuyó el espacio cultivable, el autoabasto familiar y desde luego el trabajo agrícola. Actualmente (2005) aun existen parcelas para establecer cultivos, en promedio tienen una superficie de 630 metros cuadrados, la de menor superficie mide 50 metros cuadrados y la mayor 950 metros cuadrados.
En el periodo que se estudia (1999 – 2005), 127 familias campesinas artesanas, propietarias de 132 parcelas han disminuido la superficie de las mismas debido a varias causas, las más importantes son las siguientes:
a) 28 parcelas (21.2%) fueron fraccionadas y se vendieron a habitantes del pueblo que no poseían terreno para la construcción de su vivienda, principalmente a parejas jóvenes que recientemente habían contraído matrimonio.
b) 15 parcelas (11.4%) se dividieron para heredar a los hijos varones y construir su vivienda propia.
c) 23 parcelas (17.4%) fueron divididas para vender a pobladores de la misma comunidad (principalmente a propietarios de talleres familiares) o con la finalidad de cultivar maíz de temporal.
d) 26 parcelas (19.7%) se fraccionaron en dos partes para vender una de ellas a pobladores originarios de otras comunidades y ciudades del Estado de México.
e) Por último, 40 parcelas (30.3%) han sido vendidas a empresas inmobiliarias y otras personas que se dedican a vender lotes o construir casas de interés social (Trabajo de campo, 2003 – 2005).
Como dato relevante se tiene que del total de individuos considerados en el estudio, 64 familias (65%) poseen vivienda, pero no tienen parcela para cultivar los productos básicos en la alimentación
Como se observa en estos datos, las familias campesinas venden parte o toda la superficie de las parcelas, subsistiendo solamente de la venta de su fuerza de trabajo en los talleres familiares o emigrando hacia las ciudades de la República Mexicana para comercializar los productos de palma o dedicarse a otras actividades diferentes a las agrícolas y artesanales. Sin embargo, no abandonan por completo la comunidad, ya que los fines de semana o después de varios meses retornan a sus viviendas para mantener las relaciones socioculturales con la parentela y vecinos.
Entre 1950 y 1980 los dueños de talleres de artesanías eran campesinos-artesanos que cultivaban la tierra y al mismo tiempo elaboraban productos de cestería como estrategia de subsistencia. El momento en que la producción y comercialización de sombreros adquirió carácter principal, marca el inicio de la producción en serie. Los dueños de talleres a través de la utilización, primero de la fuerza de trabajo de su unidad doméstica y después mediante préstamos bancarios, lograron comprar maquinaria, acumularon mercancías y capital.
La nueva empresa familiar con “tintes capitalistas”, con la característica de que el propietario y su familia intervienen en la producción, pasando de campesinos-artesanos a empleadores, empezó a crecer y acumular capital. Esto hace la diferencia de la división económica entre los campesinos-artesanos y los productores en serie, surgiendo al mismo tiempo nuevos grupos sociales, aunque todos comparten un origen común, haber sido campesinos-artesanos o provenir de una familia campesina indígena, pero todos en diferentes fases de descampesinización.
Actualmente (2005), la producción de cestería se realiza en dos modalidades: artesanal y en serie. Entre los dos modos existen relaciones de producción, sociales, económicas y culturales que a la vez hacen posible la existencia de ambos (las actividades artesanales son la base para la producción de artesanías en serie. Siempre se requiere de la participación de los artesanos para iniciar la producción en serie). Sin embargo, la producción en serie continúa creciendo y articulándose cada vez más con el sistema capitalista, mientras las familias campesinas dependen exclusivamente de la venta de su fuerza de trabajo y continúan hacia el proceso de descampesinización. El elemento que mantiene las relaciones entre las familias campesinas artesanas indígenas y las familias propietarias de los talleres de producción en serie es la fuerza de trabajo campesina indígena.
El fundamento primario de la unidad doméstica se encuentra en el acceso a la tierra y su capacidad de cultivarla, cuando la tierra (parcelas) es factor limitativo, cambia la organización familiar, pero los esfuerzos tienden hacia la subsistencia familiar. El autoabasto sobre el cual se construye la economía de la unidad doméstica campesina artesana constituye un punto más de articulación al sistema capitalista. Permite la circulación de mercancías que se han producido al modo campesino, donde sus precios no son congruentes con sus valores; entra al sistema capitalista en forma de mercancía barata y trabajo asalariado.
La venta de las mercancías producidas (M’) al modo campesino, así como la venta de la fuerza de trabajo familiar (MT) por dinero son recursos para completar el autoabasto y efectuar al mismo tiempo procesos de adecuación o cambio de los medios de producción, adquisición de palma, animales de cría y herramientas, reforzando y conservando así el modo campesino de producción. De esta manera el sistema capitalista adquiere constantemente M’ y MT por debajo de sus valores reales, porque la unidad doméstica depende primariamente de su propia subsistencia donde la venta de M’ y MT son básicas.
El cambio gradual de la actividad agrícola a la artesanal y de ésta a la producción en serie, marcan el proceso de descampesinización en las familias de San Cristóbal Huichochitlán y “proletarización” del campesino-artesano, esto se vincula con la escasez o carencia de tierra para el cultivo, incremento poblacional acelerado, falta de empleos diferentes a la agricultura, cambio acelerado de uso de suelo, cercanía con la Ciudad de Toluca y la Ciudad de México, apropiación de la técnica de tejido y recurso palma y desarrollo de talleres familiares que ocupan fuerza de trabajo campesina indígena.
La economía campesina-artesanal no es un tipo de producción capitalista como tal (las familias campesinas inician en sus viviendas la elaboración de materiales que son básicos para la producción de artículos en serie) pero cuando se orienta hacia la comercialización en el mercado sí lo es. Los talleres familiares presentan características de manufactura, siendo capitalistas en sus procesos de producción (en serie) y en la contratación asalariada de fuerza de trabajo familiar.
En los mercados, las artesanías M’ son comercializadas para obtener dinero D’, el cual es utilizado para iniciar el ciclo de producción artesanal y en serie y comprar mercancías M’’ producidas en el modo capitalista. La comercialización de mercancías de palma producidas en serie, se hace para obtener ganancias, acumular capital, pagar salarios y comprar insumos que darán inicio a otro ciclo productivo (trece familias producen en serie y ellas mismas se encargan de comercializar al exterior del Valle de Toluca, de esta manera se acumula capital y crecen los talleres en infraestructura y personal asalariado).
Conclusiones
Los campesinos-artesanos y los talleres familiares se articulan al sistema capitalista a través de la comercialización en el mercado, donde su estructura y funcionamiento están regulados por la oferta y la demanda. El mercado tiene la función de integrar diferentes segmentos o formas de producción. Con el modelo de Á. Palerm, se relaciona a los campesinos de San Cristóbal Huichochitlán funcionando en el sistema mayor y favorece la comprensión de cómo el modo campesino de producción se articula con el modo de producción del sistema capitalista.
En San Cristóbal Huichochitlán hay un proceso de cambio que implica el surgimiento de empresarios, mismos que invierten dinero para adquirir materias primas, establecer equipo e infraestructura y contratar fuerza de trabajo asalariada (MT). Cuando los intermediarios y talleres familiares comercializan los artículos recuperan su inversión y generan ganancias reales, porque extraen plusvalía de (MT).
La producción en serie afecta la producción de los campesinos artesanos que basan su producción exclusivamente en la fuerza de trabajo familiar. Éstos no pueden competir en el mercado, donde llega una amplia diversidad de mercancías que se producen en serie. Sin embargo, los artículos producidos de manera artesanal por las familias campesinas indígenas y los producidos en los talleres pueden ser idénticos, pero no iguales, debido a las técnicas de producción utilizadas (el precio durante la comercialización generalmente es el mismo).. El modo de producción capitalista es dominante y subordina a la forma no capitalista de producción (economía mercantil simple campesina).
La articulación de San Cristóbal Huichochitlán con el sistema capitalista se realiza a través de relaciones de explotación entre los dueños de los talleres y los trabajadores asalariados. Esta articulación entre el modo de producción capitalista y el modo de producción campesino se manifiesta mediante relaciones: la primera, se presenta cuando los campesinos venden su fuerza de trabajo y desde luego sus productos al capitalista, y la segunda, cuando los campesinos compran mercancías en el mercado, producidas al modo capitalista. Las relaciones entre el modo de producción capitalista y el modo de producción campesina son interdependientes y fuertemente vinculadas.
Las posibilidades de desarrollar estrategias en las familias indígenas de San Cristóbal Huichochitlán se encuentran en el propio modo campesino de producción, en su capacidad de autoabastecimiento y en la estructura del núcleo familiar como unidad de producción, consumo y trabajo.
En el proceso paulatino de descampesinización de las familias de la comunidad, el campesino-artesano relegó su actividad agrícola, incorporando la confección de artesanías o combinándolas, cuando resultan insuficientes en la subsistencia familiar, se suma la venta de MT en los talleres que producen en serie. El proceso concluye cuando el campesino-artesano depende sólo del salario que obtiene de la venta de su fuerza de trabajo (MT), constituyendo lo que se conoce como proletarización completa, excepto desde el punto de vista sociocultural.
Las familias artesanas y sus artesanías en el proceso de articulación al sistema capitalista no desaparecerán en el corto plazo con el desarrollo del capitalismo, aunque se reorganicen e innoven sistemas de producción en serie (industriales) y el mercado demande nuevos productos.
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2 Los otomíes fueron un conjunto de pueblos cazadores-recolectores, cuyo desarrollo ocurrió entre los siglos x y xv. Los datos históricos acerca del grupo fueron recopilados por Sahagún en la Historia General de las Cosas de la Nueva España (1999). En el libro x, capítulo xxix, Que trata de todas las generaciones que a esta tierra han venido a poblar escribe que el vocablo otómitl, es el nombre de los otomíes, lo tomaron de su caudillo, el cual se llamaba Oton, y así sus hijos, descendientes y vasallos que tenían a cargo, se llamaron otomites; y cada uno en particular se decía otómitl.
3 La artesanía es una actividad que utiliza tecnología simple originada en la época prehispánica, cuando el grupo otomí tejía ixtle para confección de prendas de vestir, perdiéndose esta actividad durante la Colonia, con el uso de prendas industriales, el tejido de sombreros se retoma a principios del siglo XX con la llegada del diseño, la técnica y el recurso palma. La cestería presenta las mismas técnicas y materias primas prehispánicas y se ha enriquecido con otras. Por su uso, los artículos artesanales realizados en San Cristóbal Huichochitlán pueden clasificarse en: a) Domésticos, b) Indumentaria y c) Religiosos. Por el proceso de producción pueden dividirse en: a) Artesanales y b) Industriales.
4 La familia es el grupo cuyos miembros cohabitan en una misma vivienda ligados por vínculos de consanguinidad o afinidad, residencia común y cooperación económica; fundadas sobre la base del matrimonio en donde los hijos complementan la unidad familiar. Desde el punto de vista funcional la familia constituye la célula básica de la sociedad a pesar de las variables que presenta de acuerdo a la cultura, la economía y el hábitat en que participa (Sandoval, 1994)