Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Juan Ramiro de la Rosa Mendoza*
Alma Araceli Pérez Servín**
Lilia Romero Amayo**
Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco
Resumen: En México la migración y las remesas son fenómenos de una relevancia cada vez mayor, tanto por la pérdida de fuerza de trabajo como por los efectos multiplicadores que generan las remesas en las comunidades de origen. En la década de los noventa del siglo pasado la migración se intensificó, por un lado, debido a la fuerte crisis de la economía mexicana y al rezago del sector agrícola, y por otro, a que la economía estadounidense ha venido teniendo un auge relativamente importante, descontando la leve contracción que ha tenido a principios del nuevo siglo; no obstante, sigue habiendo demanda de trabajo para migrantes mexicanos. El objetivo general de este trabajo es realizar un análisis sobre la migración y las remesas, destacando la mayor importancia que han venido teniendo para nuestro país y para millones de familias mexicanas que dependen de este ingreso. Palabras clave: migración, remesas, geografía migratoria, desempleo.
El problema de la migración no es un tema nuevo, pues las migraciones masivas sin control se encaran desde la revolución industrial. No obstante, aunque el móvil de los nuevos emigrantes sigue siendo la búsqueda de mejores oportunidades materiales de vida, ya no ingresan a los países con el fin de poblar nuevas tierras y hacerlas producir; en cambio, muchos de ellos se incorporan a empleos mal remunerados, que requieren escasa calificación, y que por lo general se localizan en el medio urbano.
En México la migración y las remesas son fenómenos de una relevancia cada vez mayor, tanto por la pérdida de fuerza de trabajo como por los efectos multiplicadores que generan las remesas en las comunidades de origen. En la década de los noventa del siglo pasado la migración se intensificó, por un lado, debido a la fuerte crisis de la economía mexicana y al rezago del sector agrícola, y por otro, a que la economía estadounidense ha venido teniendo un auge relativamente importante, descontando la leve contracción que ha tenido a principios del nuevo siglo; no obstante, sigue habiendo demanda de trabajo para migrantes mexicanos.
En nuestro país, la migración es de larga tradición histórica, aunque nunca a los niveles que ha alcanzado ahora. Hacia finales del siglo XIX ya se conoce de la existencia de reclutadores estadounidenses que viajaban a la región centro – occidente de México - con el fin de contratar trabajadores destinados a emplearse en la agricultura y la construcción de ferrocarriles de la región sudeste de Estados Unidos. La migración tuvo otro impulso importante por el déficit de mano de obra en el mercado laboral norteamericano producto de la participación de este país en la segunda guerra mundial, ya en el siglo XX; la consistente demanda de mano de obra mexicana orilló al Congreso de Estados Unidos a aprobar en 1942 el “Programa Bracero” que se dio por terminado de manera unilateral en 1964.
Las remesas son consideradas como un ingreso relativamente estable pero creciente, es decir sin grandes caídas, en comparación con la inversión extranjera directa y los ingresos petroleros. Es por ello que en los últimos años han cobrado mayor importancia en la balanza de pagos de México, prácticamente a partir de la década de los noventa. Así pues, las remesas no son sólo importantes por la estabilidad que brindan a la balanza de pagos, sino también por el papel que juegan en el sustento de múltiples familias en algunos estados de la República.
El objetivo general de este trabajo es realizar un análisis sobre migración a partir de tres condiciones: la pobreza rural, el desempleo en las grandes ciudades, y el diferencial en el pib per cápita México-Estados Unidos; asociadas a la migración, las remesas han adquirido una mayor importancia para nuestro país por el ingreso que representan para millones de familias mexicanas. De igual manera se desarrollan objetivos particulares como: la exposición de factores que inciden sobre la migración y la identificación de algunos efectos ocasionados por el envío de remesas.
De manera particular, se abordan aspectos generales de las remesas, pues en primera instancia se dará la definición y clasificación de las remesas, así como los problemas que implica su medición. En un segundo apartado, se analizan las causas y efectos de la migración y algunas características de la misma.
Aunque las causas de la migración pueden ser muchas, se destacan entre las más relevantes el desempleo, la inestabilidad política y económica, los desequilibrios regionales y factores culturales que han distinguido al país durante toda la década de los noventa. La motivación principal, sin embargo, es el mejoramiento del nivel de vida.
La emigración es un fenómeno de cada vez mayor importancia para la economía mexicana: por la expulsión de mano de obra obligada por la carencia de fuentes de trabajo, por los ingresos que representan para millones de familias en forma de remesas y por el efecto que estas remesas pueden tener sobre las comunidades de origen de los migrantes mexicanos. Los ingresos recibidos de la migración se han convertido en fuente imprescindible de recursos tanto en áreas rurales como urbanas, impulsando principalmente el gasto corriente.
1.1 El concepto de remesas
Las remesas se definen según Waller Meyers (2000), como aquellos recursos monetarios que los emigrantes obtienen trabajando en el extranjero y luego envían a su país de origen. En tanto que el Instituto de Mexicanos en el Exterior (IME), define a las remesas como envíos de dinero que hacen las personas de un país a otro, en ambos sentidos, dando como resultado entradas y salidas de dinero, dirigidas a familiares (Remesas, SRE, 2004).
En la balanza de pagos mexicana, se considera como remesa a toda transferencia unilateral[1] de un residente en el extranjero a un residente en México, presuponiendo que ambos son familiares y que el envío tenga por objeto contribuir en la manutención de este último (Carriles R., et al., 1991). Este será el concepto con el cual trabajaremos.
Si hacemos énfasis en la transferencia de ingreso entre miembros de una familia, podemos llamarlas remesas familiares.
Es necesario tener en mente la clasificación que se hace de las mismas, pues existen distintos tipos de envío de dinero que pueden incluirse en este concepto.
1.2 Clasificación de las remesas
Según la CEPAL las remesas se clasifican en tres tipos (CEPAL,2000):
a) Remesas familiares, que conforman el grueso de los ingresos. Estas remesas son enviadas por los migrantes a sus familias para sostenimiento; cuando éstas se utilizan para inversión generalmente se destinan al mejoramiento de las condiciones de vivienda, compra de terrenos, capital de trabajo y activos fijos de pequeños negocios familiares o pequeñas unidades agrícolas.
b) Repatriación de ahorros que los migrantes envían en forma de inversiones, sea de tipo personal o empresarial. Estos envíos no forman parte del concepto de remesas en sí, pero por la forma como se realizan, es muy probable que en su mayoría se computen dentro de inversiones de tipo empresarial destinadas a negocios en la localidad o región de origen; o bien inversiones personales, bajo la forma predominante de adquisiciones de casas o pequeñas propiedades agrícolas.
c) Remesas colectivas, que tienen su origen en las colectas que realizan los migrantes en Estados Unidos, a través de sus organizaciones, con el fin de patrocinar alguna acción, proyecto, evento o festividad colectiva, en sus localidades de origen. Se pueden distinguir tres destinos genéricos: patrocinio de fiestas cívicas o religiosas, obras comunitarias y proyectos de tipo empresarial.
De acuerdo al Consejo Nacional de Población (CONAPO), las remesas se clasifican en cinco categorías (Figueroa Álvarez, 2003:49):
a) Transferencias realizadas por los migrantes permanentes, es decir, por las personas que ya se quedan a residir en un país extranjero.
b) Transferencias de los migrantes temporales, es decir, las personas que trabajan un breve lapso en un país extranjero y mantienen su lugar de residencia habitual en su país de origen. Se incluyen los envíos de migrantes que permanecen en otro país por semanas o meses, así como el ingreso que ganan los trabajadores fronterizos (commuters),[2] esto es, que residen en la frontera de su país y diariamente se trasladan al otro para trabajar.
c) Envíos efectuados al país de origen por los descendientes de migrantes nacidos en el país extranjero;
d) El flujo de bienes y recursos financieros (bienes muebles y ahorros) asociados a la migración de retorno (por cambio de residencia) de connacionales emigrantes; y
e) El ingreso que reciben del exterior (por concepto de jubilaciones y pensiones en general) los nacionales que en el pasado fueron migrantes (permanentes o temporales en el extranjero).
Como puede observarse, mientras CONAPO las clasifica de acuerdo al tipo y tiempo de estancia de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, la CEPAL las cataloga en cuanto al uso que los receptores le dan a las mismas.
1.3 Los aspectos cuantitativos de las remesas
Una característica distintiva de las remesas es el problema de su medición, pues no existe un método homogéneo a nivel mundial que permita su cuantificación de una manera confiable. En México existen distintas instituciones que llevan a cabo el conteo de las remesas, a través de encuestas, como es el caso de El Colegio de la Frontera Norte y el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), entre los más importantes. Sin embargo, a nivel gubernamental la institución más confiable es el Banco de México, en la cual se revisan continuamente los procedimientos para el cálculo de esas remesas, tratando de ampliar la cobertura de captación a todo el territorio nacional.
1.3.1 La medición de las remesas
El Banco de México es la institución oficial encargada de contabilizar el monto de las remesas que ingresan al país, las cuales se registran en la balanza de pagos en dos partidas: remesas familiares, en el renglón transferencias, y otros en el renglón servicios factoriales.
En la partida de remesas familiares se registran las transferencias hechas por tres tipos de migrantes: a) los hogares de mexicanos que residen habitualmente en ese país legal o ilegalmente, b) los de hogares de estadounidenses descendientes de mexicanos y c) los emigrantes mexicanos temporales que pasan en promedio en aquel país seis meses pero que residen habitualmente en México. En el rubro otros del renglón servicios factoriales se registra el flujo de divisas que entra al país por concepto de trabajo en Estados Unidos de los trabajadores fronterizos (commuters).
Para el registro del rubro remesas en la balanza de pagos se debe tener claro que lo importante es el criterio de residencia de quienes realizan estas transferencias más que su nacionalidad. Ante esto el Fondo Monetario Internacional (FMI) delimita el alcance estadístico del concepto pues establece dos condiciones que se debe tener en cuenta para el registro de las mismas: “el remitente deberá permanecer o intentar permanecer en la economía a la que emigró, por lo menos un año; y además, deberá ser empleado por alguna empresa o persona residente en su nueva economía, pero no ser auto-empleado. En el caso de no cumplirse la primera restricción, se considerará que la persona no cambió su residencia y, por lo tanto, sus envíos se deberán contabilizar en la Balanza de Pagos como ingresos por servicios factoriales; si no se cumple con la segunda, el registro se hará en transferencias privadas” (Carriles, et al., 1991).
1.3.2 La problemática de su medición
La posibilidad de estimar de manera exacta los flujos de dinero en efectivo por remesas familiares es muy compleja. A pesar de que estos recursos han cobrado importancia en los últimos años no existe aun una forma exacta de medirlas; el dinero llega en cantidades irregulares, viene en giros postales, cheques de viajero, cheques de caja, cheques personales, órdenes de pago, dinero en efectivo enviado con parientes o amigos, y tal vez ahorros que trae el mismo emigrante.
El volumen de esta fuente de divisas ha sido un tema controvertido, difícil de calcular y en constante revisión a partir de diversas metodologías y poblaciones de emigrantes (Castro y Tuirán, 2000:318). Se discute no sólo el monto de las remesas, sino también los factores económicos y sociales que inciden en el envío de dólares, así como el efecto en las comunidades de origen de los emigrantes (García Zamora, 2000:311-317).
No existe una manera confiable de contabilizar estos envíos a nivel nacional, pues la única institución que lo hace es el Banco de México lo que impide que se equipare con otras fuentes de la misma índole.
En México, antes de 1989, en el renglón de remesas familiares de la Balanza de Pagos sólo se registraba el dinero captado vía giros postales y telegráficos. A partir de ese año el Banco de México amplía el radio de captación y considera los “Money Orders” y cheques personales captados en instituciones bancarias y casas de cambio. En el concepto sólo se incluían documentos monetarios adquiridos y remitidos desde los Estados Unidos y que eran cambiados en los bancos comerciales o en las casas de cambio dentro del territorio nacional, incluyendo giros telegráficos (Carriles, et al., 1991). El dinero en efectivo y los envíos en especie no se incluían. Aunado a ello aumentó el uso de tecnología vía electrónica por lo que comenzó a haber serias limitantes en el conteo. A partir de 1994 el Banco de México incorporó en la Balanza de Pagos el monto de las transferencias electrónicas y un cálculo de las “transferencias de bolsillo”[3] tanto en efectivo como en especie.
Pese al avance metodológico de medición del Banco de México, aún no se puede hablar de cálculos exactos, lo cual se debe en gran medida a la complejidad para registrar algunas operaciones, tal es el caso de las llamadas “transferencias de bolsillo”, pues no existe manera de saber la cantidad que traen los emigrantes en su retorno a México. La información sobre remesas en efectivo y especie proviene de una sección especial que se añadió a la Encuesta de Turismo levantada por el Banco de México.
La metodología de cálculo empleada por esta institución permite obtener observaciones mensuales y su acumulado anual en escala nacional. Dado el carácter agregado de estos cálculos, cualquier tipo de descripción o análisis geográfico que se pretende efectuar, o todo enfoque distinto del macroeconómico que se desea aplicar exige recurrir a otras fuentes de información.
La herramienta para calcular las remesas familiares es la Encuesta Mensual de Remesas Familiares, complementadas por el Censo de Remesas Familiares que se llevó a cabo por primera vez en 1990 (García Zamora, 2000:311-317). La información sobre las transferencias electrónicas la proporcionan de manera directa al Banco de México las compañías que se dedican a esa actividad, casas de cambio y bancos principalmente, por lo que no hay necesidad de hacer ningún tipo de muestreo.
También se dispone de las estimaciones que realiza el Colegio de la Frontera Norte, a través de la Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte de México (EMIF); la encuesta que elabora sólo se enfoca a la zona norte del país, de ahí sus limitantes. La EMIF agrupa cuatro encuestas continuas levantadas en 18 ciudades de la frontera norte de México a cuatro poblaciones en movimiento:
a) la que llega desde el sur a la frontera norte,
b) la que voluntariamente regresa de Estados Unidos,
c) la que retorna al sur después de trabajar en la frontera norte de México, y
d) la indocumentada deportada.
La EMIF incluye una serie de preguntas mediante las cuales se puede obtener una aproximación cuantitativa de las remesas enviadas desde el vecino país por la población de migrantes que considera la encuesta así como su uso principal (Castro y Tuirán, 2000:318-333).
La EMIF es una encuesta de flujos migratorios fundamentalmente de carácter temporal, que se levanta en la frontera norte de México y está a cargo del Colegio de la Frontera Norte (COLEF), y auspiciada por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, el Consejo Nacional de Población (CONAPO) y el Instituto Nacional de Migración.
El INEGI lleva la contabilidad de las remesas a través de la Encuesta de Ingreso Gasto de los Hogares (ENIGH). Dicha encuesta incluye una pregunta acerca de ingresos provenientes de otro país. Sin embargo, la última encuesta realizada corresponde al año 2000, razón por la cual no se disponen de datos posteriores a esta fecha.[4]
La diferenciación entre el uso de las remesas y el de la porción ahorrada y acumulada introduce una dificultad conceptual y metodológica adicional, pues existe una falta de claridad respecto a la distinción entre remesas en general (envíos electrónicos y transferencias de bolsillo) y el capital ahorrado que ingresa a México como parte del flujo de bienes y recursos financieros asociados a la emigración de retorno a México (García Zamora, 2000:311-317).
2. MIGRACIÓN Y REMESAS
El movimiento internacional del factor trabajo ha cobrado gran importancia en los últimos tiempos, ya que la teoría neoclásica del comercio internacional exalta la libre movilidad de los mercados de bienes y de capital como motor del crecimiento económico; pero en contradicción con este postulado la mayoría de los acuerdos comerciales firmados entre distintos países sólo versan sobre la movilidad del capital y las mercancías pero no del factor trabajo, antes bien existen muchas trabas para que se llegue a un acuerdo al respecto.
Sin embargo, la mayoría de las personas que emigran hacia otros países lo hacen buscando mejores condiciones de vida. En muchas ocasiones, se vislumbran oportunidades fuera de la frontera a través de una ruta de enlace por los que se han ido antes; se va tejiendo una red de apoyo que incentiva a los nuevos emigrantes, a través de familiares, amigos o simplemente conocidos.
2.1 La emigración de mexicanos
Por lo menos 120 millones de personas radican hoy día fuera de sus países de origen a nivel mundial (Cruz Zamorano, 2001:1015). En la actualidad, los mexicanos constituyen la principal fuente de emigrantes en el planeta, pues tan sólo los que han emigrado a Estados Unidos alcanzan un total de más de 9 millones (Solís Manjarrez, et al., 2004:60), lo cual no es de extrañarse, pues México y Estados Unidos comparten una frontera de casi cuatro mil kilómetros, la cual por su relevancia política y económica es una de las más dinámicas a nivel mundial.
2.1.1 La evolución del flujo de emigrantes
La migración de mexicanos hacia Estados Unidos es un fenómeno de larga tradición histórica pues se conoce que durante todo el siglo XX y lo que va del XXI el principal destino de los migrantes originarios de México es la Unión Americana. Sin embargo, a través del tiempo este hecho se ha venido modificando. En primer lugar, se ha detectado la incorporación de nuevas zonas de origen de la migración; en segundo término, se ha observado una mayor integración de población con niveles de calificación más altos y, por último, se ha incrementado la participación de las mujeres. El tiempo de estancia de los migrantes en la Unión Americana también ha cambiado: se ha perdido la circularidad del fenómeno, pues la mayor parte de éstos opta por la residencia permanente en Estados Unidos; esta nueva modalidad de la migración se debe principalmente a las barreras que ha impuesto de manera unilateral el gobierno de este país. Una prueba de los efectos de estas medidas las encontramos en las noticias que informan de las persecuciones de las que son víctimas los migrantes por parte de la patrulla fronteriza, lo mismo se tiene conocimiento de cientos de detenciones y decenas de muertes en el cruce, al año, por la falta de un acuerdo migratorio que permita la libre movilidad del factor trabajo .
Durante toda la década de los setenta se observa que el flujo de migrantes que residen en los Estados Unidos era hasta cierto punto constante. Resulta notorio que a partir de 1980 éste comienza a crecer aceleradamente, lo cual se debe en gran parte a la crisis de deuda externa, la caída de los precios del petróleo y la fuerte devaluación del peso suscitada en esta década; de igual manera, la crisis económica de la segunda mitad de los años 90 contribuyó de manera directa en el incremento del fenómeno migratorio; la fuerte devaluación de la moneda mexicana en 1994-1995 crea un nuevo contexto socioeconómico que rompe la tendencia a la baja de la desigualdad salarial. Estos son algunos de los factores que contribuyeron a que un gran número de trabajadores perdieran su empleo y sin la existencia de un entorno económico propicio para recuperarlo algunos decidieron probar suerte en el exterior.
Podemos observar la siguiente gráfica donde se ilustra la migración observada a lo largo de los últimos cien años, destacando el fuerte incremento que la migración ha sufrido en los últimos 25 años, de 1980 a la fecha.
GRÁFICA 1. EVOLUCIÓN DE LOS MIGRANTES MEXICANOS 1900-2002
(contabilizados de manera acumulativa)
Fuente: Elaboración propia con datos de CONAPO. Población de origen mexicano residente en Estados Unidos 1900-2002.
Este brutal crecimiento en el flujo de migrantes ha hecho que para 2002 ya fueran más de 9 millones los migrantes establecidos en el país vecino y que cerca de una tercera parte de éstos fuesen ilegales (Solís Manjarrez, et al., 2004:60).
2.1.2 La geografía migratoria
Los migrantes proceden de comunidades, pueblos y ciudades de todo México, pero la migración se concentra sobre todo en 109 municipios de los más de 2400 que tiene el país y en 9 estados del oeste y el norte (Loaeza Tovar, et al., 1997).
La región occidente de México ha tenido un papel muy importante en la contribución al flujo de migrantes hacia Estados Unidos.[5] De entre los estados de esta región destacan por su volumen y continuidad migratoria, Jalisco y Michoacán. Un hecho que vale la pena subrayar es que a pesar del dinamismo de la corriente migratoria en estas entidades, en los últimos años otros estados que anteriormente no se consideraban de tradición migratoria se han incorporado a dicho fenómeno.
GRÀFICA 2. POBLACIÓN NACIDA EN MÉXICO RESIDENTE EN ESTADOS UNIDOS
Fuente: Elaboración propia con datos de CONAPO.
Estimaciones de CONAPO con base en las Proyecciones de la Población de México 2000-2030, México, 2002.
Estimaciones de CONAPO con base en el XII Censo General de Población y Vivienda 2000
En el año 2000, de acuerdo con los datos publicados por el Consejo Nacional de Población, los estados del sureste como Chiapas, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo son los que muestran la intensidad de migración más baja, mientras que los estados de Durango, Guanajuato, Michoacán, Nayarit y Zacatecas son los que presentan una mayor intensidad migratoria, midiendo el flujo de migrantes en relación con su población total.
En cuanto a la distribución regional de la emigración internacional, en el Cuadro 1 se observa que, en términos absolutos, únicamente tres entidades del país (Jalisco, Michoacán y Guanajuato) concentraron la tercera parte de los emigrantes a Estados Unidos durante 1995-2000, según estimaciones de CONAPO. Sin embargo, otras entidades del país, como el estado de Morelos, empiezan a tener una mayor presencia en el flujo migratorio hacia el vecino país, no tanto por el volumen absoluto de sus emigrantes, sino por el porcentaje que los migrantes representan en la población residente. Ahí mismo se indica que los migrantes de Morelos representaron casi el 3% de la población residente de la entidad en el año 2000, superado únicamente por los estados de Zacatecas (4.8%), Michoacán (4.2%) y Guanajuato (3.5%) y mismo nivel que Durango (2.9%).
CUADRO 1. EMIGRANTES A ESTADOS UNIDOS ENTRE 1995-2000 Y SU PARTICIPACIÓN PORCENTUAL EN LA POBLACIÓN RESIDENTE (2000), SEGÚN ENTIDAD FEDERATIVA DE RESIDENCIA.
ESTADO |
EMIGRANTES |
% |
POBLACIÓN |
EMIG/POB |
|
1995-2000 |
Residente 2000 |
(%) |
|||
TOTAL / PROMEDIO |
1569.157 |
100 |
93,497.725 |
1.6 |
|
Zacatecas |
65.631 |
4.2 |
1,353.610 |
4.8 |
|
Michoacán |
165.502 |
10.5 |
3,98.667 |
4.2 |
|
Guanajuato |
163.338 |
10.4 |
4,663.032 |
3.5 |
|
Durango |
42.307 |
2.7 |
1,448.661 |
2.9 |
|
Morelos |
44.426 |
2.8 |
1,555.296 |
2.9 |
|
Nayarit |
25.303 |
1.6 |
920.185 |
2.7 |
|
Aguascalientes |
25.766 |
1.6 |
944.285 |
2.7 |
|
Hidalgo |
60.817 |
3.9 |
2,235.591 |
2.7 |
|
Jalisco |
170.793 |
10.9 |
6,322.002 |
2.7 |
|
San Luis Potosí |
61.757 |
3.9 |
2,299.360 |
2.7 |
|
Guerrero |
73.215 |
4.7 |
3,079.649 |
2.4 |
|
Colima |
12.581 |
0.8 |
542.627 |
2.3 |
|
Querétaro |
24.682 |
1.6 |
1,404.306 |
1.8 |
|
Chihuahua |
49.722 |
3.2 |
3,052.907 |
1.6 |
|
Oaxaca |
55.839 |
3.6 |
3,438.765 |
1.6 |
|
Puebla |
69.775 |
4.4 |
5,076.666 |
1.4 |
|
Sinaloa |
34.662 |
2.2 |
2,536.844 |
1.4 |
|
Tamaulipas |
32.665 |
2.1 |
2,753.222 |
1.2 |
|
Veracruz |
78.347 |
5 |
6,908.975 |
1.1 |
|
Estado de México |
127.425 |
8.1 |
13,096.686 |
1 |
|
Coahuila |
21.581 |
1.4 |
2,298.070 |
0.9 |
|
Baja California |
22.613 |
1.4 |
2,487.367 |
0.9 |
|
Tlaxcala |
8.541 |
0.5 |
962.646 |
0.9 |
|
Nuevo León |
33.066 |
2.1 |
3,834.141 |
0.9 |
|
Distrito Federal |
59.368 |
3.8 |
8,605.239 |
0.7 |
|
Sonora |
13.676 |
0.9 |
2,216.969 |
0.6 |
|
Baja California Sur |
2.36 |
0.2 |
424.041 |
0.6 |
|
Yucatán |
5.839 |
0.4 |
1,658.210 |
0.4 |
|
Campeche |
2.192 |
0.1 |
690.689 |
0.3 |
|
Quintana Roo |
2.496 |
0.2 |
874.963 |
0.3 |
|
Chiapas |
9.275 |
0.6 |
3,920.892 |
0.2 |
|
Tabasco |
3.597 |
0.2 |
1,891.829 |
0.2 |
Fuente: tomado de CONAPO, Censo 2000.
Jalisco (10.9%), Michoacán (10.5%), Guanajuato (10.4%), México (8.1%), Guerrero (4.7%), Puebla (4.4%) y Zacatecas (4.2%), todos ellos de la región centro occidente del país, aportan el 53.2% de la migración de México hacia Estados Unidos. En términos generales, se considera que los estados ya mencionados, no son precisamente los económicamente más subdesarrollados, o los más cercanos al territorio estadounidense; de ahí que la emigración se deba en parte a la red de apoyo tejida por quienes antes han emigrado, estimulando a hacerlo a quienes quieren probar fortuna y no encuentran oportunidades en su región de origen (Figueroa Álvarez, 2003:23) .
2.2 Las causas de la migración
En el siglo XIX, una de las causas que dieron origen a la emigración mexicana fue la existencia de algunos grupos mexicanos residentes en la frontera norte que pasaron a formar parte de los Estados Unidos a raíz de la firma del acuerdo de Guadalupe Hidalgo que cedía la mitad del territorio mexicano a Estados Unidos. Primero, el repoblamiento de una región por colonos de aquel país, derivó en una rebelión y la separación de Texas (1836), con la posterior anexión a Estados Unidos (1845); enseguida, se desata una guerra injusta entre México y Estados Unidos (1846-1848) promovida por este país, con la finalidad de ampliar su territorio, que culminó finalmente con la pérdida de Arizona, Nuevo México, y California (que se sumaron a la pérdida previa de Texas, y que significó la mitad del territorio mexicano de aquella época) que pasaron a formar parte del territorio sur de la Unión Americana, según las nuevas fronteras reconocidas mediante aquel tratado de Guadalupe-Hidalgo (firmado el 02 de febrero de 1848).
Por otra parte, hoy podemos decir que las migraciones internacionales son originadas por múltiples factores: el intenso ritmo de crecimiento demográfico en edad de laborar y la insuficiente dinámica de la economía para darle un trabajo digno y bien remunerado a los trabajadores mexicanos,[6] la persistente demanda de mano de obra mexicana en los sectores agrícola, industrial y de servicios en Estados Unidos, el enorme diferencial salarial entre ambas economías, la creciente interdependencia económica y patrones tradicionales y culturales. Otro factor que pudiera tener importancia es la mayor estabilidad de la moneda estadounidense, que en el imaginario popular puede funcionar como una medida de valor; al devaluarse la moneda nacional, el trabajador mexicano que emigra a Estados Unidos y cobra en dólares, convierte este ingreso en mayor poder adquisitivo al cambiar a moneda nacional los dólares obtenidos en el exterior (Figueroa Álvarez, 2003:23).
La migración es un proceso dinámico y, por lo tanto, la importancia otorgada a cada uno de estos factores ha variado a través del tiempo. En buena medida, la migración ha radicado también en los factores de demanda por parte del mercado laboral de Estados Unidos que hasta la fecha continúa generando empleos para los millones de migrantes que arriban a ese país. Sin embargo, los factores de la oferta en la actualidad juegan un papel fundamental debido sobre todo a “las crisis recurrentes y la profunda reestructuración que ha experimentado la economía mexicana desde la década de los ochenta. Estos factores han influido negativamente sobre el empleo y los salarios de los trabajadores mexicanos, intensificando las presiones migratorias” (Tuirán R. et al., 2000:193).
2.2.1 Aspectos políticos y económicos
Actualmente el entorno económico global tiende a ser más dinámico y a la vez más inestable. La orientación exportadora del modelo de desarrollo está generando estados, regiones, sectores de actividad y grupos sociales ganadores y perdedores que guardan diferentes relaciones con el fenómeno migratorio tanto interno como internacional. Un ejemplo de ello es la eliminación de las barreras al comercio, que ha conducido a los sectores agrícola e industrial a una aguda competencia para la cual, en alguna medida, no están preparados, lo que ha ocasionado la desaparición de muchas empresas acarreando una fuerte problemática de desempleo, lo cual tiene que ver con el rompimiento de cadenas productivas. La globalización ha conducido a un crecimiento acelerado del comercio internacional. La “teoría neoclásica postula que los países deben vender al exterior bienes en cuya producción cuentan con ventajas comparativas y no exportar fuerza de trabajo” (Cruz Zamorano, 2001:1015). Es decir, al liberar el comercio de bienes e incrementar los flujos de capital y de inversión hacia países con elevado flujo migratorio se esperaba generar más empleos y con ello reducir los incentivos para emigrar; pero esto no se ha conseguido, pues los países desarrollados seguirán con numerosos requerimientos de mano de obra para labores que los trabajadores inmigrantes están dispuestos a aceptar. Esta situación se agudiza porque al no generar empleos, aumentar los salarios y mejorar las condiciones de trabajo, los países expulsores de mano de obra no poseen la capacidad de frenar la migración.
A pesar de que los modelos del comportamiento de los flujos de intercambio comercial y la movilidad de factores tienen implicaciones poco claras, se pensó que los acuerdos comerciales reducirían el movimiento migratorio (Zarate-Hoyos, et al., 2003). Así pues, siguiendo esta ruta, se firmó el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN). No obstante que en el TLCAN hay disposiciones que permiten el ingreso temporal para cierto tipo de actividades,[7] no hubo discusión alguna sobre los flujos anuales de mexicanos legales e indocumentados hacia Estados Unidos; y a diez años de vigencia del TLCAN, la cuestión migratoria aún es de actualidad y pertinencia dados los problemas agudos de tráfico de personas, formación de grupos xenofóbicos en la frontera sur de EU, y la posible violencia e inseguridad que parece permear a la frontera. Pese a lo anterior, el gobierno norteamericano no se ha mostrado interesado en discutir y firmar un acuerdo migratorio porque ello implica enfrentarse a las múltiples protestas de ciudadanos estadounidenses que ya sostienen que los trabajadores migrantes ocupan empleos que originalmente corresponden a nacionales; un argumento más en contra de la libre movilidad del factor trabajo se halla en el hecho de que una excesiva oferta de trabajo sustentada en el creciente flujo migratorio presionaría el salario de Estados Unidos a la baja.
Los postulados teóricos del TLCAN acerca de las relaciones entre comercio, desarrollo y migración son los de la teoría económica ortodoxa que argumenta que la liberación de los intercambios comerciales generará una tendencia hacia la igualdad de los precios de los factores productivos al interior del país, avanzando de esta forma en el proceso de integración, por lo que el libre movimiento de bienes y capitales actúa como un sustituto de la movilidad de la fuerza de trabajo. En este sentido, el mecanismo que cerraría la brecha entre los países pobres y ricos sería las inversiones que en condiciones de apertura fluiría hacia los primeros (Alba F., 2004:215-239).
Si bien es cierto que la entrada en vigor del TLCAN representó para varios sectores de la economía una oportunidad de dinamizarse vía su entrada al sector exportador, para muchos otros, sin la capacidad suficiente para competir con el exterior, el TLCAN representó un enorme reto. El nuevo escenario provocó que muchas actividades económicas se extinguieran y al hacerlo, incrementaron la presión sobre el mercado laboral mexicano. A partir de 1995, año de la última crisis aguda para México, se ha incrementado el flujo migratorio ilegal (Iglesias N., 2004:30-36).
Desde la perspectiva de los países menos desarrollados, los procesos de globalización producen condiciones con un gran potencial migratorio al desestabilizar y destruir formas de vida y producción tradicionales, integrándose a mercados de trabajo transnacionalizados. Al aceptar liberar su comercio, los países con elevado potencial migratorio esperan de manera prioritaria incrementar su participación en el comercio mundial y, secundariamente, reducir los flujos de emigrantes (Alba F., 2004:215-239).
Aunque existen varias razones que pueden explicar los numerosos flujos de migrantes, la más fuerte es la que se refiere a la existencia de un diferencial importante en el ingreso per cápita del país expulsor y receptor. El ingreso per cápita de Estados Unidos se encuentra entre los más elevados a nivel mundial, y pese a los plausibles pronósticos de convergencia del TLCAN, la gráfica 3 nos muestra que la brecha entre México y Estados Unidos en materia de ingreso per cápita se está ampliando. Incluso comparando con Canadá, es indudable que los ciudadanos estadounidenses gozan de las mejores condiciones para vivir, dado el elevado PIB per cápita; esta fortaleza y estabilidad atraen capital e inmigración. Según datos de 2003, el PIB per cápita en México equivale a 5 mil 939 dólares al año, mientras en Estados Unidos es de 37 mil 31 dólares anuales (Iglesias N., 2004:30-36).
Gráfica 3. Tendencia del PIB per cápita
Fuente: Elaboración propia con datos de la ONU, National Accounts.
Por tanto, que la migración haya crecido a partir de 1994 se debe por un lado a las crisis económico-políticas que se presentaron en México, por otro, a la reestructuración económica derivada de la apertura comercial lo que implicó problemas sociales y económicos que fueron determinantes en el comportamiento de la creciente migración hacia los Estados Unidos.
La migración representa un ajuste a las desigualdades en la distribución de la tierra, trabajo y capital que surgen del desarrollo económico. El proceso de privatización e industrialización ha desplazado trabajadores rurales de la agricultura, mientras que la capitalización desplaza a grupos de trabajadores urbanos en las fábricas, generando subempleo y desempleo, y orillándolos hacia la migración internacional.
La estrategia económica seguida por México incluye reformas dirigidas a aumentar la apertura de la economía al mercado internacional, a sanear las finanzas públicas y a mantener estable la política macroeconómica, dejando desprotegidos a aquellos sectores cuya posibilidad de competir con las grandes tecnologías de las empresas trasnacionales es mínima. En este contexto, las políticas de protección a los productores rurales han ido desapareciendo, en forma de disminución de subsidios, eliminación de los precios de garantía y retiro de la participación estatal en el proceso productivo y en la distribución de productos. Las políticas oficiales dirigidas al campo mexicano han dejado un saldo negativo en los índices de empleo, salarios e ingreso, agravando así las condiciones de pobreza que se vive en las áreas rurales. La permanente crisis en la que ha vivido el campo mexicano ha sido una de las principales causas de la migración hacia Estados Unidos, lo que ha explicado su carácter eminentemente rural, aun cuando actualmente empieza a ser relevante la migración de población urbana hacia Estados Unidos.2.2.2 El desempleo
Ya hemos mencionado que una de las razones de la emigración la encontramos en la diferencia salarial: el salario real es de ocho a 10 veces más alto en Estados Unidos que en México. En 2001, siete años después de que el TLCAN entrara en vigor, el costo promedio de la hora de trabajo en México era de 1.70 dólares, muy por debajo de la tasa estadounidense de 20.67 dólares (Figueroa Álvarez, 2003:15).
Además, podemos advertir que el empleo en el sector informal crece a un ritmo mayor que el empleo en general, al mismo tiempo que el aparato productivo en México se ve altamente restringido en su capacidad de empleador. Esta sub-utilización de fuerza de trabajo, tanto en el ámbito rural como en el urbano, es un fuerte detonante para la migración.
En los 4 primeros años del presente gobierno (2001-2004), no solo no se han creado suficientes empleos, sino que se han perdido empleos formales. De acuerdo con el INEGI, el año 2000 fue el último que registró creación de empleos formales (700,000, aunque muchos de estos solo fueron temporales), en el 2001 se perdieron 66 mil; en el 2002 105 mil, en el 2003 se perdieron 56 mil plazas; por el contrario, para el cierre de 2004 la economía tuvo un crecimiento de 4.4 por ciento lo cual incentivó un ligero incremento de la demanda laboral por lo que durante ese año se generaron alrededor de 374,910 empleos formales.
En los años previos a 2000, la industria maquiladora tuvo una influencia sobresaliente en la creación de nuevos empleos en el sector formal de la economía. Así, de diciembre de 1993 a diciembre de 2000, dicho ramo generó 763 mil nuevas plazas de trabajo; en buena medida, como reflejo del prolongado periodo de expansión que registró la economía de los Estados Unidos. En el trienio 2001-2003, por el contrario, se observó una baja de la producción y del empleo. De diciembre de 2000 a diciembre de 2003, el personal ocupado en la industria maquiladora se redujo en casi 675 mil plazas (BANXICO, Informe Anual, 2003).
La tasa de desocupación mostró una tendencia ascendente a lo largo de 2003, lo que es indicativo de que el subempleo y el sector informal no pudieron compensar la salida de trabajadores del sector formal (gráfica 4.a) (BANXICO, Informe Anual,2003). La debilidad se manifestó principalmente en el empleo asociado a las actividades manufactureras, donde se perdieron 575 mil empleos. No obstante, en 2004, en consonancia con la tendencia del empleo formal para ese año, todos los sectores de la economía registraron una notoria mejoría (gráfica 4.a).
Del cierre de 2002 al término de 2003, el número de trabajadores permanentes registrados en el IMSS cayó en 97,189 personas, mientras que el de eventuales aumentó en 62,399 trabajadores. Reflejando la mejora en la demanda de trabajo durante 2004, el número de trabajadores permanentes se incrementó en 227,466 personas, mientras que el alza en los eventuales fue de 91,168 personas; no obstante, durante este periodo el indicador permaneció muy por debajo del nivel alcanzado al cierre de 2000 (véase gráficas 4.a y 5; cuadro 2).
El debilitamiento de la demanda de trabajo en 2003 indujo un incremento de la tasa de desempleo abierto en las áreas urbanas. Así, dicho indicador pasó de un promedio de 2.70 por ciento en 2002 a 3.25 por ciento en 2003; y a pesar de la creación de empleos formales en 2004 la tendencia no se revirtió pasando a un promedio de 3.75 por ciento en ese año (gráfica 4.b).
Fuente: INEGI
Gráfica 5. Trabajadores Asegurados al IMSS (1994-2005*)
Fuente: elaborado con datos del IMSS disponibles en la página web de la STPS.
Cuadro 2. Trabajadores asegurados al IMSS (1998-2005*) |
|||||
Periodo |
Total |
Permanentes |
Eventuales |
||
1994 |
10,070,955 |
8,802,736 |
1,268,219 |
||
1995 |
9,459,755 |
8,501,119 |
958,635 |
||
1996 |
9,699,558 |
8,814,688 |
884,870 |
||
1997 |
10,444,405 |
9,578,358 |
866,048 |
||
1998 |
11,260,996 |
10,047,624 |
1,213,372 |
||
1999 |
11,906,326 |
10,394,868 |
1,511,458 |
||
2000 |
12,606,753 |
10,913,044 |
1,693,709 |
||
2001 |
12,540,936 |
10,856,998 |
1,683,938 |
||
2002 |
12,435,666 |
10,725,207 |
1,710,458 |
||
2003 |
12,379,607 |
10,654,868 |
1,724,739 |
||
2004 |
12,539,343 |
10,778,692 |
1,760,651 |
||
2005* |
12,694,836 |
10,874,574 |
1,820,262 |
||
Nota*: datos disponibles hasta abril de 2005 |
|
|
|||
Fuente: elaborado con datos del IMSS, disponibles en la página web de la STPS |
2.2.3 Desequilibrios regionales
Se ha observado que en todas las entidades y comunidades expulsoras se presentan condiciones de atraso y marginación. A lo largo del tiempo dichas condiciones han tenido cambios que, sin embargo, no han sido suficientes para frenar el flujo de la población hacia los Estados Unidos.
Una característica distintiva de este tipo de comunidades es que no ofrecen alternativas al desarrollo para la población local en términos de empleo, educación y demás indicadores de bienestar.
La experiencia mexicana sugiere que la integración económica asociada al TLCAN puede haber incrementado las disparidades regionales. El reordenamiento espacial de las actividades productivas concentraría las mayores oportunidades de desarrollo en la región norte y en ciertas zonas del centro del país, mientras que pondría en desventaja al resto del país, sobre todo el sur, respecto a las inversiones, las oportunidades ocupacionales en sectores modernos y las posibilidades locales de movilidad económica y social (Alba F., 2004:260-295). Con la migración, las familias diversifican sus fuentes de ingreso y, con ello, reducen los riesgos que amenazan su bienestar económico, al tiempo que les proporcionan el capital necesario para aumentar la productividad en las comunidades de origen (Figueroa Álvarez, 2003:15).
La política de desarrollo de la apertura comercial y el TLCAN parecen favorecer a los estados con mejor o más abundante disponibilidad de recursos así como menores costos de transacción e información y no ha resultado particularmente efectiva para impulsar la convergencia de los estados más atrasados y atenuar los desequilibrios regionales preexistentes (Alba F., 2004:260-295).
2.3 Los efectos de la migración
Los efectos de la migración internacional en los países de origen depende de una extensa variedad de elementos: la proporción y clases de migración, el perfil demográfico y las características de los migrantes, así como los vínculos que mantienen con las comunidades de origen.
2.3.1 El capital humano
La pérdida de capital humano podría estimarse examinando los costos de educación, del cuidado de la salud, y de infraestructura social durante la vida de los individuos, necesarios para lograr una persona económicamente activa en buenas condiciones de trabajo.
El costo para México en capital humano es el “costo de oportunidad representado por haber invertido en la preparación de esa persona y haberse privado del valor agregado de la actividad económica productiva del migrante. Los rendimientos netos de las inversiones de México en esa persona son esas remesas o ahorros que se envían” (Loaeza Tovar, et al., 1997).
La inversión en la educación profesional de los casi 90 mil emigrantes muy calificados que en 1990 abandonaron sus países para ir a Estados Unidos ascendió a unos 7400 dólares por cada uno de ellos, es decir, unos 642 millones de dólares en total (Cruz Zamorano, 2001:1015).
El derecho a emigrar puede ser una opción para aquellos que disponen de un mínimo de capital humano y no están en condiciones de materializar sus aspiraciones de movilidad social en sus países de origen (CEPAL, 2002).
2.3.2 Las remesas
El movimiento migratorio a Estados Unidos afecta la vida de las comunidades mexicanas en dos sentidos, por una parte, la gran cantidad de dólares que se envían a los pueblos y comunidades mexicanas contribuye a incrementar el ingreso de un gran número de familias; por otra, la ausencia de mano de obra productiva en la familia, ha venido mermando los patrones de organización social y económica de las comunidades.
En consecuencia, uno de los beneficios más directos de la migración internacional para los países de origen son las remesas. Sus magnitudes pueden alcanzar dimensiones muy significativas. “La evidencia disponible indica que América Latina y El Caribe recibieron en el año 2000 más de 23 mil millones de dólares de sus migrantes establecidos sobre todo en Estados Unidos. De este total, casi dos terceras partes se concentran en tan sólo cinco países: México (casi 10 mil millones de dólares), Brasil (2 600), El Salvador (1 972) República Dominicana (1 807) y Ecuador (1 400)” (Zarate-Hoyos, et al., 2003).A nivel mundial, México se ha convertido en uno de los principales países receptores de remesas, en 1995 fue el país con mayores ingresos por remesas en América Latina y el cuarto en el mundo después de Francia, la India y Filipinas. Para 1996, según la compilación del FMI, alcanzó el primer lugar con poco menos de 5 mil millones de dólares y en 1997 recibió cerca de 5 mil 562 millones de dólares (Castro Jorge, et, al, 2000:318-333). De acuerdo con el Informe sobre Flujos Mundiales de Financiamiento para el Desarrollo 2003 (Global Development Finance 2003) del Banco Mundial, México, República Dominicana, El Salvador, Colombia, Brasil y Ecuador se encuentran entre los 20 países que reciben la mayor cantidad de remesas en el mundo y México es sólo superado por India (Figueroa Álvarez, 2003:23).
El país recibió remesas familiares por un monto acumulado de 45 mil millones de dólares durante el periodo 1990-2000, para un promedio de 4,090 mdd por año. En el periodo 2001-2004 ingresó un total de 48,718.7 mdd, para un promedio de 12,179.67 mdd por año. Con mucho se ha acelerado el ingreso por esta vía en años recientes (véase gráfica 6). Para el presente año (2005) se espera un flujo cercano a los 20 mmdd. Otra manera de ver su crecimiento es comparando su monto con respecto al PIB: para 2004 representaron el 2.75% del PIB, mientras en 1995 representaron únicamente el 0.49% (cuadro4).
Las remesas muestran una tendencia notoriamente creciente y han terminado por superar a ingresos provenientes del turismo y exportaciones agrícolas. Así, se han constituido en la segunda fuente de divisas para México, después de las exportaciones petroleras, y ha igualado los montos de la inversión extranjera directa (gráfica 7 y cuadro 3).
En 1990 los ingresos por remesas representaban el 115 por ciento de las exportaciones agropecuarias y para 2004 se ha triplicado este valor. Con respecto a los ingresos por petróleo, en 1990 eran un 24 por ciento, mientras en 2004 significó un 70 por ciento (gráfica 7).
Pese a que las remesas se han vuelto un ingreso tan importante para México, el alivio de las presiones migratorias en México dependerá de una profunda transformación de las condiciones estructurales en las que funciona el mercado de trabajo y, en consecuencia, de la reducción tanto de las divergencias económicas, como de la diferencia salarial entre México y Estados Unidos.
Cuadro 3. INGRESOS POR DIVISAS |
|||||||||
AÑO |
REMESAS |
PETROLEO* |
% |
IED |
% |
TURISMO |
% |
EXP. |
% |
FAMILIARES |
AGROP.* |
||||||||
1990 |
2,493,629 |
10,103,660 |
24.7 |
2,633,238 |
94.7 |
5,526,325 |
63.4 |
2,162,442 |
115.3 |
1991 |
2,659,998 |
8,166,415 |
32.6 |
4,761,498 |
55.9 |
5,959,062 |
61.3 |
2,372,527 |
112.1 |
1992 |
3,070,056 |
8,306,599 |
37 |
4,392,799 |
69.9 |
6,084,870 |
68.7 |
2,112,357 |
145.3 |
1993 |
3,333,177 |
7,418,405 |
44.9 |
4,388,801 |
75.9 |
6,167,009 |
73.0 |
2,504,211 |
133.1 |
1994 |
3,474,749 |
7,445,038 |
46.7 |
10,972,501 |
31.7 |
6,363,475 |
71.6 |
2,678,393 |
129.7 |
1995 |
3,672,724 |
8,422,579 |
43.6 |
9,526,300 |
38.6 |
6,178,791 |
78.3 |
4,016,153 |
91.4 |
1996 |
4,223,678 |
11,653,698 |
36.2 |
9,185,451 |
46 |
6,756,167 |
82.7 |
3,592,286 |
117.6 |
1997 |
4,864,846 |
11,323,152 |
43 |
12,829,556 |
37.9 |
7,375,989 |
88.0 |
3,828,132 |
127.1 |
1998 |
5,626,844 |
7,134,319 |
78.9 |
12,346,169 |
45.6 |
6,774,664 |
99.9 |
3,796,676 |
148.2 |
1999 |
5,909,632 |
9,928,210 |
59.5 |
13,189,742 |
44.8 |
7,222,876 |
107.3 |
3,925,891 |
150.5 |
2000 |
6,572,543 |
16,382,765 |
40.1 |
16,597,738 |
39.6 |
8,294,208 |
102.1 |
4,217,216 |
155.9 |
2001 |
8,895,263 |
12,798,739 |
69.5 |
26,843,231 |
33.1 |
8,400,605 |
136.0 |
3,902,711 |
227.9 |
2002 |
9,814,448 |
14,475,598 |
67.8 |
14,774,561 |
66.4 |
8,857,986 |
145.9 |
3,866,315 |
253.8 |
2003 |
13,396,208 |
18,653,748 |
71.8 |
10,783,410 |
124.2 |
9,361,734 |
184.7 |
4,664,408 |
287.2 |
2004 |
16,612,800 |
23,648,100 |
70.3 |
16,601,849 |
100.1 |
10,753,183 |
154.5 |
5,436,600 |
305.6 |
2005* |
4,065,000 |
6,487,500 |
62.7 |
3,771,908 |
107.8 |
3,479,135 |
116.8 |
1,218,600 |
333.6 |
Fuente: BANXICO e INEGI
Nota*: datos disponibles hasta el primer trimestre de 2005
Los datos para el sector agropecuario y petrolero fueron tomados de INEGI
Cuadro 4. Peso relativo de Remesas sobre PIB y Exportaciones Manufactureras
Periodo |
Remesas |
PIB* |
(R/PIB)*100 |
Xm |
(R/Xm)*100 |
1995 |
3672.80 |
752910.07 |
0.49 |
65789.08 |
5.58 |
1996 |
4223.80 |
678211.35 |
0.62 |
79609.51 |
5.31 |
1997 |
4864.90 |
693821.91 |
0.70 |
94054.97 |
5.17 |
1998 |
4743.70 |
627315.30 |
0.76 |
105449.19 |
4.50 |
1999 |
5909.50 |
630097.30 |
0.94 |
121514.55 |
4.86 |
2000 |
6572.80 |
677946.44 |
0.97 |
144724.67 |
4.54 |
2001 |
8895.30 |
687142.23 |
1.29 |
140748.49 |
6.32 |
2002 |
9814.40 |
663103.37 |
1.48 |
141634.55 |
6.93 |
2003 |
13396.20 |
604554.91 |
2.22 |
140632.12 |
9.53 |
2004 |
16612.80 |
604744.07 |
2.75 |
157747.30 |
10.53 |
Datos en millones de dólares.
Fuente: Elaboración propia con datos de Banco de México.
Gráfica 6. Evolución de las Remesas
(millones de dólares)
Datos trimestrales.
Fuente: Elaboración propia con datos del Banco de México
Gráfica 7. Remesas como Proporción de distintos Sectores
(primer semestre 2005)
Fuente: elaboración propia con datos de INEGI y BANXICO
La migración no va a terminar mientras persista esta profunda disparidad en el desarrollo de México y Estados Unidos. Las necesidades manifiestas de la población obligan a buscarse oportunidades fuera de las fronteras, a pesar de las limitantes impuestas unilateralmente por este país, y que se han estrechado con el argumento del riesgo representado por el terrorismo.
Hay algunos hechos que debemos destacar:
1) A diferencia de lo que sucedía en otra época, hoy los migrantes tienden a la permanencia y la partida del país implica también un cambio de residencia, cuando antes la migración solía ser temporal. Una causa de esto, ha sido la mayor dificultad para cruzar la frontera.
2) México posee la frontera más dinámica a nivel mundial. El cruce con Estados Unidos implica un flujo constante de miles de individuos, de los cuales actualmente unos 350,000 al año lo hacen de manera ilegal.
3) Las remesas han crecido porque la emigración lo ha hecho, pero también se han ampliado las facilidades para su envío y ha mejorado la forma de su registro.
4) Las remesas han cobrado mayor importancia porque son más las familias que dependen de ellas para su subsistencia, ya que se han vuelto parte importante de su ingreso. Sin las mismas, la pobreza se acentuaría en ese sector de la población. Una discusión vigente continúa siendo el de estimular el uso productivo (bajo alguna forma de inversión) de estos recursos, sea para mejorar la infraestructura de la comunidad, de las viviendas o para el establecimiento de pequeños negocios.
BIBLIOGRAFÍA
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Carriles R., Jorge, Francisco Reyes G., Alberto Vargas A. y Gabriel Vera (1991), “Las Remesas Familiares Provenientes del Exterior. Marco Conceptual y Metodología de Medición”, Banco de México, No. 67, julio, México, pp. 1-67.
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* Profesor Investigador del Depto. de Economía de la UAM-Azcapotzalco. <delarosa@correo.azc.uam.mx>
** Egresadas de la carrera de Economía, UAM-Azcapotzalco.
[1] Debemos recordar que una transferencia unilateral es una transacción sin contrapartida, es decir son pagos relazados sin que los receptores den algo a cambio.
[2] Commuters:Se dice de los trabajadores que diariamente hacen el mismo trayecto, de ida y vuelta, cruzando la frontera, para ir del domicilio de residencia al domicilio de trabajo.
[3] Las “transferencias de bolsillo” se refieren a la cantidad de dinero que los emigrantes temporales llevan en su viaje de regreso a México (Cebada Contreras, 2000: 359).
[4] La encuesta se aplica cada dos años, lo que quiere decir que para el año 2002 y 2004 este rubro ya no se considera.
[5] La región occidente de México se conforma por las entidades federativas de: Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Sinaloa y Zacatecas.
[6] En México se requiere generar aproximadamente un millón de nuevos empleos cada año.
[7] viajes y visitas de negocio, transferencias intraempresariales, representantes comerciales e inversionistas así como profesionistas
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