Observatorio de la Economía Latinoamericana

 


Revista académica de economía
con el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas  ISSN 1696-8352

 

Economía de México

 

Ante la Imposible geometría del poder y la democracia bárbara. La Otra Campaña zapatista

 

Feliciano García Aguirre
felixiano20@hotmail.com

Seguramente los agentes que el gobierno, los empresarios y los partidos políticos han enviado para que les informen lo que aquí pase, después de oírnos a nosotros y después de oírlos a ustedes, escribirán en su reporte: falsa alarma. Nada de qué preocuparse. Son pocos, están locos, y no se han dado cuenta de lo uno ni de lo otro.
Subcomandante insurgente Marcos
 

Los movimientos sociales y las lucha políticas del México de hoy, en su complejidad han impulsado a la toma de partido. Atendiendo sólo a la última década, se observa que la implementación del modelo neoliberal ha logrado hacer evidente a las grandes mayorías lo que a la lucha de clases le fue menos sencillo: mostrar quienes son los que se empeñan en la construcción de un Estado nacional amante de la simulación, el menosprecio, el racismo y la exclusión.


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
García Aguirre , F.: "Ante la Imposible geometría del poder y la democracia bárbara. La Otra Campaña zapatista" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Número 70, noviembre 2006. en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/index.htm


Muchos de éstos rasgos definitorios se encuentran en los orígenes liberales del Estado nacional mexicano y sus influencias coloniales, neocoloniales e imperialistas que viven en él. Así se construyó una modernidad excluyente que continúa buscando la vía capitalista para su desarrollo. Modernidad que acoge a instituciones de larga presencia en la vida política de la nación como las iglesias, los cuerpos militares y policíacos. El resto de los elementos constituyentes están a la vista: Un empresariado rentista, poco innovador y muy dependiente del exterior en sus relaciones comerciales, tecnológicas y organizacionales. Elites políticas e intelectuales[1] interesadas en promover el capitalismo y la democracia representativa, sobreinfluenciadas por los vecinos del norte. El narcotráfico, prostitución, alcoholismo y corrupción burocrática, exhiben su doble carácter en tanto formas de acumulación de riqueza y alienación social cotidiana. Los medios de comunicación con capacidad para crear fetiches sociales y líderes a voluntad, se han constituido en un poder omnímodo que convive con los grupos financieros que dominan el mercado de capitales.  

Estos componentes se sostienen en las grandes masas de desposeídos y en riquezas naturales de fábula, que han dado lugar a la construcción histórica de una diversidad sociocultural de difícil aprehensión, revelando una y otra vez al México espinoso que alguna vez refirió Pablo Neruda. 

Las elecciones del pasado mes de julio que concluyeron con el nombramiento del quinto presidente neoliberal de México, tienen importantes consecuencias, predecibles hasta cierto punto pero impredecibles en otros. Los medios de comunicación nacionales y extranjeros difundieron imágenes paradójicas del entorno político nacional. En medio de campañas políticas dilatadas en las que se gastaron miles de millones de pesos –de los cuales se calcula que el 70% fue a parar a manos de propietarios de las cadenas de radio, televisión y  medios impresos-, las que facilitaron las infamantes tareas. Así, durante un tiempo los medios dieron como virtual ganador de la contienda electoral a la Presidencia de la República al candidato de la Coalición por el bien de todos, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pero cerca del día de la votaciones generales, se empezó a denostar su imagen hasta hacerlo ver como un peligro para México

Las campañas emprendidas por los grupos económicos poderosos se concretaron por varias vías para garantizar el triunfo del Partido Acción Nacional (PAN), dando continuidad de esa manera a las acciones gubernamentales.  La compra de votos, la falsificación de las actas electorales, manipulación del sistema electrónico utilizado para el conteo, etc., estuvieron en sintonía con unos organismos electorales diseñados a modo -Instituto Federal Electoral (IFE) y Tribunal Federal Electoral (TRIFE)-  por la clase política, con el resultado bien sabido. 

El proceso electoral mexicano es más complejo de lo que acabamos de enumerar y se fue perfilando y recomponiendo de acuerdo a la móvil situación nacional, afectándose mutuamente. En pleno fragor de la batalla electoral partidista, retornaron a la escena pública sujetos y movimientos sociales importantes, pero también acciones gubernamentales que se creyeron superadas. La brutal represión del movimiento sindical minero. La escalada policial violenta en San Salvador Atenco. El reinicio de la movilización y lucha de la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO) y La Otra Campaña, promovida por el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), prefiguraban nociones y prácticas contradictorias. El grupo en el poder, por su parte se mostró decidido a no ceder a las demandas populares, a manipular políticamente los movimientos y luchas sociales, alimentando el descrédito y encono. Los pueblos en cambio, que se mostraban cada vez más decididos a frenar el despojo neoliberal, se vieron obligados a exigir la liberación de los presos políticos y a entramparse en las laberínticas gestiones jurídicas en las que están inmersos hasta el presente.  

En esta ocasión intentaré describir algunos de los rasgos que caracterizan al movimiento zapatista, expresado como La Otra campaña, en el contexto nacional antes esbozado. Para ello habremos de recordar por lo menos las características de su desenvolvimiento durante los últimos años, para de ahí reflexionar sobre sus peculiaridades. 

Advertimos que la presente interpretación no es de ningún modo palabra autorizada del EZLN, ni de los integrantes de La Otra campaña que está en marcha por todo el país. Es antes bien nuestra mirada y reflexión de una sucesión de hechos acaecidos en el México contemporáneo para tratar de evaluar las posibilidades de construir un desarrollo propio y apropiado a las necesidades nacionales. El juicio final habrá de hacerlo como siempre la historia y no cualquiera. No se emitirá aquí un juicio del zapatismo, como gustan hacer los medios de comunicación masiva, ni mucho menos la ultima palabra sobre las posibilidades de transformación social que ofrece La Otra campaña para construir un país distinto desde abajo, a la izquierda y anticapitalista. Aspectos todos que están en franca tensión y efervescencia, incluso en un escenario como el que ofrece la lucha del pueblo oaxaqueño que ha situado al Estado y a la clase política ante uno de sus límites: la ingobernabilidad.

 

Democracia bárbara  

El EZLN salió a la luz pública en enero de 1994, como grupo armado que declaró la guerra al gobierno federal. En esos primeros momentos de estupor, la sociedad mexicana reconoció en las demandas indígenas un justo reclamo de quienes podrían ser catalogados como pobres entre los pobres, y se volcó a las calles pidiendo al gobierno cesara las hostilidades a las comunidades zapatistas y cambiara el fusil por la palabra. 

Se instalaron así mesas de negociación en el poblado chiapaneco de San Andrés Larráinzar entre representantes zapatistas, representantes gubernamentales y grupos de simpatizantes civiles de las causas indígenas. 

Los acuerdos emanados de esas mesas no fueron cumplidos por el gobierno. En los largos años del 1994 al 2001, el zapatismo ha pasado por varios momentos: enfrentamiento militar directo, repliegues estratégicos, ofensivas, propuestas mediáticas y largos silencios. En 2001 se propuso llamar a una gran marcha que nombró Marcha del Color de la Tierra, para reintentar una vía pacífica y legal de incluir en la Constitución mexicana una serie de leyes que reconocieran la realidad de las comunidades indígenas. Una vez más, el gobierno y sus adláteres desoyeron la iniciativa zapatista y el gran apoyo popular a su causa.  

A finales del 2001 luego de frustrada su solicitud de reconocimiento constitucional de los derechos y cultura indígenas, los partidos en el poder aprobaron la contrarreforma, posición de la clase política que prefiguraba el camino de la confrontación. La pregunta fundamental volvía a plantearse nuevamente: lucha armada o iniciativa civil y pacífica. 

Algunas miradas atentas consideraban que al zapatismo sólo le quedaba el recurso de negociar con el gobierno y deponer las armas. Los más osados auguraban su fin pero la disyuntiva resultó falaz. La lucha armada fue desechada por los zapatistas por considerar que: La acción militar es una típica acción excluyente, el mejor ejemplo de sectarismo, (2006: 11). Se optó entonces por construir la autonomía de las comunidades zapatistas, existiendo además el compromiso -con los pueblos de México hecho desde 1994- de ir por la vía civil. Después de varias consultas se plantearon mayores retos a las posibilidades organizativas: 

la valoración que presentábamos coincidía con la que habían hecho los 5,000 delegados de la consulta de 1999 y los de la Marcha de los 1111 en 1997. A saber, había un sector de la población que nos interpelaba, que nos decía ‘los estamos apoyando con esto en las demandas indígenas, pero ¿y nosotros qué?’  Y este sector estaba y está, formado por campesinos, obreros, empleados, mujeres, jóvenes. Sobre todo mujeres y jóvenes, con todos los colores pero la misma historia de humillación, despojo, explotación y represión. (:12)  

La opción política que entonces se planteó –hacia mediados del 2005- era novedosa. Pretendía impulsar una nueva forma de encontrase con la sociedad mexicana, cuya simpatías no eran tan declaradas y tumultuosas como fueron al inicio del levantamiento, en 1994. En medio de consultas y asambleas redactaron y difundieron la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, considerando que los tiempos, modos y formas de hacer política del EZLN no marcharían a los ritmos de la política oficial. Dieron con ello inicio a un movimiento de consulta y agitación nacional que llevaba el nombre de La Otra campaña. La referencia era en contraste cercano a las campañas presidenciales que se prepararon con mucha antelación al año electoral del 2006, y supuso  críticas acerbas a la política oficial por parte del zapatismo todo, pero focalizado en la figura del Subcomandante Marcos. 

Las valoraciones zapatistas tenían sus costos y debían de pagarse de ser consecuentes. Criticar a la clase política implicaba recibir sus ataques. Uno de los principales triunfos de la clase política gobernante -pocas veces mencionados- fue el cierre de espacios públicos al zapatismo. El otro era la tentación siempre latente -retirado el ‘escudo’ creado por las simpatías de la población- de acabar con el movimiento por la vía militar: 

Es decir, el ‘escudo dejaría de serlo y la posibilidad de un ataque militar contra el EZLN sería cada vez más atractiva para los poderosos. La agresión vendría entonces con ropas verde olivo, azules, tricolores…o, como ocurrió, amarillas (el gobierno perredista de Zinacantán, Chiapas, atacó con armas de fuego una movilización pacífica de bases de apoyo zapatistas el 10 de abril del 2004, los paramilitares amarillos fueron después, patrocinados por el PRD, las primeras ‘redes de apoyo a AMLO –otro ‘olvido’ de quienes reclamaron y reclaman que el EZLN no apoyara ni apoye al perredista-).(:13) 

La separación de la organización político-militar de la estructura civil de las comunidades trataba de evitar que lo que se había construido con el  aporte, ingenio y creatividad de las comunidades fuera destruido al mismo tiempo que el EZLN. Para ello hubo que estar preparados, lo que motivó la alerta roja después de haber dado a conocer la Sexta Declaración de la Selva Lacandona.[2] Se buscaría que el costo de la crítica fuera pagado por el EZLN y de preferencia por su jefe y vocero. 

Con la Marcha del Color de la Tierra todavía se pensaba que había posibilidades de sensibilizar a la clase política. Pero una vez agotadas esas vías y esos medios, los aspectos digamos tácticos, la situación exigió la identificación del enemigo estratégico. El responsable de las injusticias, desprecio y golpes con los que se convive es el sistema capitalista que se expresa en los ámbitos político, social, económico e ideológico. La iniciativa pasaría a ser decididamente anticapitalista, el paso siguiente sería señalar claramente a los responsables. Era un cambio decisivo, pues antes la movilización en torno a los derechos y cultura indígenas había sido dentro del sistema, incluso con la intención de construir interlocución y espacio jurídico dentro de la legalidad. (:14) 

Era necesario un movimiento y no sólo una lucha contra el sistema. En la vida pública del EZLN se habían conocido otras organizaciones y pueblos, colectivos y grupos político-culturales con definición anticapitalista. Con ellos se había mantenido cierta distancia y escepticismo, una relación de continuos desencuentros. Nacería así una exigencia resultado del aprendizaje: 

L@s compas del Congreso Nacional Indígena nos habían enseñado que reconocer historias, modos y ámbitos es la base del respeto. Así que pensábamos que era posible plantear esto a otras organizaciones, grupos y colectivos anticapitalistas. La nueva iniciativa debía de plantearse la construcción de coincidencias y alianzas con es@s otr@s, sin que ellos significara unidad orgánica o hegemónica de ell@s o del EZLN. (:14-15) 

La clase política en cambio disimulaba las luchas y resistencias de obreros, campesinos, mujeres, jóvenes, intelectuales, indígenas, etc., tanto como se empeñaba en mantener el sistema económico. Sus proyectos consistían en administrar la crisis, cuidando los niveles de ganancias de los grandes propietarios nacionales y extranjeros, controlando el descontento social, mediante sus preferidos mecanismos: la cooptación de dirigentes y movimientos, olvido, amenazas y represión. Sus políticas macroeconómicas significan acelerar los ritmos de acumulación y explotación, el desmantelamiento de la seguridad social y precarización del trabajo, privatización de los recursos naturales, reduciendo el gasto de la burocracia y eliminando la corrupción, etc. Con todo ello el gobierno decía que se ayudaría a los sectores más vulnerables, apoyaría la ciencia, las artes y la cultura. 

Los diagnósticos zapatistas relacionados con las posibilidades de transformación nacional, han sido dilatadamente compartidos por un amplio sector de las izquierdas nacionales más consecuentes. Dos figuras emblemáticas de las luchas revolucionarias latinoamericanas, que han ofrecido reiteradas valoraciones de las coyunturas y los hechos históricos significativos en sintonía con el movimiento zapatista, han sido Adolfo Gilly y Pablo González Casanova. Ellos continúan legándonos reflexiones imprescindibles que palpitan al lado de los más necesitados de este mundo: l@s pobres, l@s humillad@s, l@s excluíd@s. 

El primero de ellos a instancias de los acontecimientos en Oaxaca, sintetiza el papel desempeñado por los partidos políticos.[3] Detengámonos un momento en su penetrante mirada: 

El pacto PRI-PAN no es una novedad. Viene desde la fundación del PAN en 1939, como heredero legal del sinarquismo y voz política de la jerarquía eclesiástica y de los conservadores mexicanos. Nunca dejó de funcionar en los momentos cruciales: en la represión a la huelga ferrocarrilera de 1959, el movimiento estudiantil popular de 1968, la guerra sucia de los años 70, la reestructuración neoliberal desde 1982, el fraude de 1988 (con su secuela de cientos de muertos del PRD y otros, porque la resistencia entonces no fue juego), la quema de las actas en 1991, la liquidación de los artículos 27 y 130 constitucionales, la firma del TLCAN, la represión en Chiapas desde 1994, la ruptura de los acuerdos de San Andrés y el voto contra la ley Cocopa, el Fobaproa, el pacto de bufones donde 360 diputados de ambos partidos votaron unidos el imposible desafuero de López Obrador, la negativa a que se verificara el resultado electoral de 2006 en un nuevo conteo de los votos. La lista es interminable y no registra fallas importantes.[4] 

A la situación descrita por Gilly se le agrega un escenario mucho más complejo, analizado de manera precisa por Pablo González Casanova. Él descubre la estrategia norteamericana diseñada para la región, poniendo de manifiesto su papel estructurador en todo el continente. Esta mirada de largo aliento no es frecuente en los avatares políticos cotidianos. Las miradas de corto alcance más extendidas en cambio, la desdeñan por considerarla abstracta y alejada de las acciones prácticas e inmediatas: 

Las elecciones de 2006 no fueron unas "elecciones de Estado" como las anteriores, sino el nuevo tipo de elecciones del Estado-Mundo, trasnacional y emergente que cuenta entre sus "nódulos" o colaboradores asociados y subordinados, a numerosos estados y regímenes políticos de las metrópolis y de las periferias.

Todos los estados y regímenes políticos del mundo se encuentran desde l972-80 (desde Pinochet, Reagan y la Thatcher) en proceso de desestructuración y restructuración funcional. El objetivo final del nuevo modo o modelo de dominación y acumulación es lograr algo que combina lo funcional con lo dialéctico y con lo práctico, a lo que los nuevos "expertos" llaman "gobernanza". Por "gobernanza" entienden el arte de construir estados, gobiernos y elecciones funcionales al Estado Trasnacional emergente, el cual integra a los complejos empresariales-militares que lo crean para asegurar su dominación y acumulación. La "gobernanza" se hace efectiva con "estrategias de largo alcance" que se aplican entre luchas, enfrentamientos y negociaciones, escogiendo con un sentido práctico las medidas que se toman en un momento y lugar dados para alcanzar los objetivos de sus "valores e intereses" en forma inmediata, o en varias etapas, cuando sea necesario.[5] 

 Estas dos apreciaciones en apariencia distantes afirman en buena medida lo que los zapatistas han venido sosteniendo con palabra y obra. Las modificaciones estratégicas no han roto su consecuencia, antes bien tratan de ponerla en sintonía con la enorme diversidad de los movimientos sociales emergentes sabedores de que no son infalibles.

 

Senderos de La Otra 

La Sexta Declaración de la Selva Lacandona[6] es lanzada en un contexto complejo, coincidente con las fragilidades y contradicciones insolubles del sistema, la Otra campaña –como popularmente se le conoce o simplemente ‘la otra’- se propone organizar y levantar un movimiento anticapitalista, desde abajo y a la izquierda con los excluidos, las grandes masas de despojados a quienes el futuro se muestra cancelado por el régimen de explotación capitalista. Socialmente hablando la solución -cada vez más visible- es la refundación nacional: la construcción de un nuevo constituyente. 

Dicha propuesta se desliza en un contexto de crisis generalizada nacional e internacional, en la que cada vez más las coincidencias se expresan en signos de ingobernabilidad. En este punto se sabe que los errores pueden torcer el camino de manera irreversible, los aliados tácticos y enemigos estratégicos se identifican en función de los objetivos prefigurados, en este caso con la transformación radical del sistema. Un breve repaso a las contradicciones internas y externas que prefiguran los limites del sistema, pueden servirnos para ilustrar la profundidad de la crisis y sus posibles soluciones en México: 

1ª La pobreza que ronda al 60 % de la población convive con concentraciones de la riqueza verdaderamente escandalosas a pesar de que el crecimiento de la economía ha superado el promedio sexenal. Sin analizar a detalle cómo se ha llegado a esta situación, es claro que cuatro administraciones neoliberales han acentuado la polarización social. Las reformas constitucionales como el artículo 27 o la modificación de artículos que rigen el funcionamiento de las empresas estratégicas como Petróleos Mexicanos (PEMEX) y las privatizaciones de la empresas estatales han socavado la riqueza social en beneficio de la elite empresarial especialmente comercial y financiera. La privatización de Teléfonos de México (TELMEX) y del sistema bancario son dos ejemplos de lo que han logrado hacer las políticas neoliberales.  

La quinta administración neoliberal en marcha acentuará la situación de dependencia de Estados Unidos y la polarización antes descrita. Las reformas neoliberales de segunda generación serán lanzadas más allá del 2012. Los planes difundidos por Felipe Calderón Hinojosa, como parte de su hoja de ruta, son diseños que intentan la reconfiguración del sistema hasta por lo menos el 2030, momento para el cual las generaciones afectadas estiman habrán perdido sus referentes históricos. 

2ª La firma del TLCAN y las reformas neoliberales nutrieron dos procesos importantes. La introducción de mercancías subsidiadas y el desempleo estructural. El primero de estos, facilitó la penetración de alimentos subsidiados por el gobierno de Estados Unidos al mercado nacional, guiados por sus consorcios comerciales internacionales. Dicho proceso vino acompañado de la retórica antipaternalista de los gobiernos neoliberales y de la reorientación del crédito y políticas de fomento gubernamentales de apoyo a los grandes productores agropecuarios en detrimento de medianos y pequeños. El desempleo estructural se vio alimentado con las migraciones masivas en dirección de las ciudades. A este último proceso se le suma la expulsión internacional de fuerza de trabajo que encontraba salida mediante la exportación de la población joven: 30 millones de mexicanos trabajando  en el exterior constituyen uno de lo rubros más importantes de la economía nacional. Como consecuencia de todo esto las comunidades y pueblos se han estado vaciando, las ventas de parcelas y recursos naturales avanzan alentando la concentración de la tierra. En algunas regiones latifundios –por su extensión- al estilo porfirista han vuelto aparecer sólo que ahora dedicados a la exportación agropecuaria y sometidos a explotaciones intensivas.  

3ª La corrupción a todos los niveles y en todas las regiones del país ha aumentado, guiada por el tráfico de estupefacientes, la prostitución, violencia y alcoholismo. Mismos que nutren el nepotismo, la prepotencia, el racismo y discriminación. Quienes llevan la peor de las partes son los sectores de la población más frágiles, entre ellos las mujeres, ancianos y niños, pero en especial las mujeres indígenas, en su doble papel histórico de sujeción de género y racial.  

4ª Las instituciones históricas como la Iglesia católica y el ejército encontraron durante el ultimo medio siglo espacio para su participación abierta en la vida política del país. Carlos Salinas de Gortari permitió que salieran a la luz sus actores más visibles y encargaran de cogobernar apoyando al neoliberalismo. Esta como todas las políticas estatales tuvo varios efectos. De inicio obligó a la curia católica a colaborar en la obtención de beneficios, pero a la vez se reveló el diferenciado papel de las cúpulas dirigentes y el clero secular, en un ambiente social en el que proliferan otros cultos religiosos provenientes de Estados Unidos. Ambas instituciones –Ejército e Iglesia- se perciben menos monolíticas, las voces disidentes y movimientos entre sus voces crecen e identifican con las causas populares, en medio de los escándalos de corrupción de las elites: sospechas de vínculos con el narcotráfico, sabidas prácticas de pederastia, etcétera. 

5ª La voz dominante de la clase dirigente que se deja escuchar a través de la televisión, la radio y medios impresos, ha tenido efectos perversos para el desarrollo social. Al aceptar y crear modelos sociales prosistémicos dignos de imitación, alimentan el desinterés por los problemas nacionales, la apatía y superficialidad. El maniqueísmo de los medio de comunicación que se supone facilita la manipulación de las conciencias nacionales, en efecto lo ha hecho pero a la vez ha inducido resistencias ocasionadas por la extrema torpeza de sus mensajes. Las efectos dañinos han sido enormes: grandes conglomerados humanos normalizados deciden por la evasión de la realidad, creen que el Estado Nacional y el nacionalismo son causa de atraso y limite de sus aspiraciones genuinas, que la política es deleznable y que las instituciones heredadas de la revolución son premodernas, caducas e inservibles. La violencia se ha convertido en estilo de vida, desde la intrafamiliar hasta la de Estado. Ejemplo de ello fue el papel de los medios en los sangrientos hechos de San Salvador Atenco. La lucha de clases cruzada por el influjo vertical característico, -las clases desposeídas versus las dominantes-, se ha tornado más compleja gracias al influjo de los medios de comunicación, con a la inclusión de la lucha de géneros y de las generaciones. Cuatro gobiernos neoliberales son demasiado para conciencias sociales tan maltrechas. 

A estas contradicciones -insolubles dentro del sistema- se le suman las provenientes del Supersistema[7], impuestas por las necesidades de reproducción del imperialismo emergido de la Segunda Guerra Mundial. Tengamos en mente por lo menos la siguiente: 

México ha sido atado por sus elites de manera subordinada al Supersistema europeonorteamericano. Creación posbélica de los años cincuenta -de tres soportes geoestratégicos: Europa, Japón y Estados Unidos-, para prefigurar las relaciones imperialistas de dominación que condujeron al mundo unipolar que transita hacia su disolución a instancias del desarrollo capitalista de los países llamados emergentes: China, India y Rusia.  

Dicho imperialismo como todos se resiste a abandonar sus posesiones territoriales de abastecimiento, exacerbando con ello la lucha de clases en diversos frentes. Uno de ellos fue la firma del TLCAN, el impulso del PPP y el ALCA, seguidos de tratados comerciales bilaterales con diversos países latinoamericanos, acentuando las dependencias del capital financiero y comercial. Otro han sido las múltiples reuniones y acuerdos con los ejércitos de la región, impulsadas por el Pentágono, para asegurar los lazos del control militar. La proliferación del activismo de diversos grupos religiosos como: Mormones, Pentecostales, Testigos de Jehová, Iglesia del Séptimo día, la Luz del mundo, etc., penetran sin freno de ninguna clase en comunidades, barrios y familias de los países periféricos. Todas estas acciones estructuran coercitivamente la vida de naciones con el apoyo de los medios de comunicación bajo el control imperialista.[8] 

Un imperio con severas contradicciones enfrenta internamente protestas sociales muy activas. Una de ellas es la de los migrantes mexicanos, que recientemente mostraron sus potencialidades como fuerza política a régimen que los necesita, explota y rechaza. Otra es inducida por la condena a las agresiones del ejercito norteamericano en el mundo. Pero la más fuerte es quizá la menos publicitada: la reunión de Rusia y China en el otro extremo del planeta, quienes estructuran sus influyentes presencias en todo el sudeste asiático, el Oriente medio y parte de Europa. 

Las contradicciones aludidas serían incomprensibles si no tuviéramos presentes las características del Estado mexicano, así como sus signos de agotamiento. Las promesas históricamente incumplidas de justicia, libertad y democracia no pueden seguirse posponiendo sin riesgo de sucumbir, argumentando la necesidad de lograr la estabilidad macroeconómica del sistema. Las cosas han llegado al límite, las soluciones impuestas por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, han creado más problemas sociales que los que pretendían resolver.  

Las incapacidades de la clase política se muestra en todos los ámbitos de su accionar. Realizan pactos con actores y fuerzas económicas poderosas fuera de la ley tan sólo para justificar la inadecuación del corpus constitucional que han venido mutilando de forma sistemática. Mantienen prácticas extendidas de simulación democrática en la impartición de justicia y respeto a las libertades de todo tipo. Aprovechan los presupuestos estatales para el beneficio propio, de sus familiares y grupos amigos cercanos, con lo cual practicas como el nepotismo y patrimonialismo se mantienen vivos y en auge. 

México es considerado un país frontera. Oficialmente se ha aceptado que en el territorio nacional existen más de cinco mil Maras-Salvatruchas. Kaibiles han sido identificados vinculados al narcotráfico. El gasto militar ha aumentado considerablemente tanto como la construcción de recintos carcelarios. Ante la movilización social en alza y escenarios de clara ingobernabilidad ¿qué espera la clase política nacional? El Presidente electo asegura que a el no le va a temblar la mano ante la impartición de justicia. Amenazante  metáfora de claros tintes fascistas que anticipa momentos difíciles ante los que la clase política parece haber decidido ex ante: no más diálogos con los subalternos!

A manera de glossa 

Las crisis generalizadas de la vida pública mexicana le dan al movimiento zapatista un valor e importancia tal, que intentaremos sintetizar desde las posiciones políticas de izquierda y derecha. Simplificación que tendrá por éste momento el sólo propósito de clarificar su exposición. 

Izquierda. Las voces más disímiles se han dado cita para valorar los alcances del zapatismo y La Otra campaña. Muchas de ellas le reclaman desaciertos por su condena a la clase política, especialmente a AMLO durante el proceso electoral. Igualmente se le ha exigido manifestarse ante acontecimientos importantes como la represión del movimiento minero o reclamándole un saludo a movimientos sociales latinoamericanos. Después de haberse encontrado con adherentes de La Otra en más de once estados, la violenta represión en San Salvador Atenco detuvo momentáneamente su marcha, hora emprendida de nuevo en los estados norteños del país, se acerca al movimiento migratorio en Estados Unidos. El plan es levantar un programa nacional acorde con las propuestas de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, que derive en un movimiento social organizado. 

Derecha. La derechas continúan menospreciando al zapatismo y a La Otra campaña. Una de las primeras voces surgidas hace más de diez años, interesada en develar la personalidad del Subcomandante Marcos, fue la Carlos Tello Díaz -nieto de Porfirio Díaz-, quien a raíz del 30 aniversario de la revista Proceso publica su impresiones:  

Los años pasaron sin acuerdos entre el EZLN y el gobierno de México. A pesar de su transformación, los zapatistas no renunciaron por completo a su pasado: cambiaron su discurso, su estrategia, varios de sus objetivos, pero no sus reflejos más antiguos. No tuvieron nunca la disposición para negociar en serio con el gobierno, pues el cambio que buscaban era total, no parcial –uno demasiado grande para ser llenado solamente por la causa de los indígenas, que culminó al inicio de 2001 con la Marcha de la Dignidad. (: 120) 

A Carlos Tello Díaz le sorprende como a muchos detractores, que el movimiento zapatista no sea homogéneo, o como marcan los cánones teóricos. Los sujetos sociales no son ni obreros, ni campesinos, son mezclas de trabajadores de todo tipo, desempleados, sexoservidor@s, chavos banda, punquetos, amas de casa, intelectuales, artistas, indígenas, etc., en suma un conjunto de despojados. Por eso les parece un extraño espectáculo, como si se tratara de un show, de una simulación más, un espectáculo incomprensible de varias pistas, no un movimiento social histórico: 

guerrilleros sin armas, rebeldes protegidos por las fuerzas del orden, indígenas disfrazados con pasamontañas en las calles de la capital, invitaciones del Presidente de la República a los líderes de la guerrilla para discutir la situación del país en la residencia de Los Pinos –y también globos encapuchados, muñecos con paliacates, máscaras de Marcos, camisetas con fotos de los jefes del EZLN. La transformación de los zapatistas en artículos de consumo: el signo de que ya también eran parte del mundo que querían cambiar. (: Idem) 

La conciencias sociales de los pueblos son procesos contradictorios muy complejos, no maduran por obra, gracia y voluntad de algunos dirigentes. Las historia de las dos revoluciones exitosas del siglo XX latinoamericano así lo testimonian. Aunque la lucha armada fue el medio empleado para derrocar a regímenes opresores, es bien sabido que sus lecciones están tan presentes en la memoria colectiva. Lo cual hace inviable otra lucha armada en México en estos momentos.  

El México contemporáneo guarda en su memoria incruentas batallas, guerras de baja intensidad, represiones masivas y selectivas, autoritarismos y menosprecios de los aparatos de Estado posrevolucionario y neoliberal. Los efectos negativos de todo ello explican en parte fenómenos contradictorios en apariencia: el volumen de votos obtenidos por la Coalición por el bien de todos,[9] como la rebeldía e inconformidad manifiesta de luchas como las del pueblo de Oaxaca, que asistió a la urnas el dos de julio para votar a favor de AMLO y reclama ahora la renuncia del gobernador del estado.[10]  

Al momento es imposible un juicio mesurado, correcto y definitivo de un movimiento que ha despertado la conciencia política de los mexicanos y de muchos de sus simpatizantes en todo el mundo. No obstante las miradas empeñadas en difundir la idea del ocaso zapatista afirman: Sus aliados son cada vez menos, cada vez peores. El subcomandante es ahora … un delegado rodeado de personajes que parecen alebrijes. (Tello, 2006). Seguramente razones tienen y cegueras también, como las tuvieron las elites de los ejércitos imperiales que creyeron vencer a grupos de desarrapados, mal armados y pésimamente organizados. Mucho más sensatos los zapatistas lo han dicho bien reiteradamente: queremos caminar preguntando. En palabras de Subcomandante Marcos: 

La Otra campaña no es lo que ha salido en los medios de comunicación, tampoco lo que algunos de sus participantes dicen de ella, bueno ni siquiera lo que la Comisión Sexta del EZLN ha comentado a su andar. Es mucho más que eso. Es un torrente que sigue abajo, que todavía no se expresa del todo, que existe y se reproduce en el sótano de México. (: 44)

En el clima postelectoral con el cambio de Presidente de México, todas las miradas importan, ninguna es ociosa. Resultan más importantes claro las de quienes han decidido poner la vida al lado de los pobres y necesitados de este mundo. Así nos lo ha dejado ver Celia Hart (2006):  

para aquellos que pretender dividir el planeta en dos geográficamente México ofrece la respuesta ¡No! No, no es  la contradicción fundamental entre países pobres y ricos. En México la oligarquía votó por el candidato de la Casa Blanca sin ningún reparo en los intereses nacionales de México.  La contradicción fundamental es entre explotados y explotadores. Escucho todavía por ahí que podemos hacer alianzas con supuestas burguesías nacionales ¡Ah!, pero el Che lo dijo inmejorablemente:

Las burguesías autóctonas han perdido toda capacidad de oposición al imperialismo – si alguna vez la tuvieron – y sólo forman su furgón de cola.

 Es entonces compañeros mexicanos que la lucha de fondo no se reduce a voto por voto, porque quien contará esos votos es el mismo que desprendió al PRD por segunda vez de la silla presidencial.

 La lucha es ciudad por ciudad; calle por calle y selva por selva. (07: 2006)  

A contrapelo Pablo González Casanova señala otra ingente tarea para las izquierdas mexicanas que conviven luchando cada cual a su modo.  

Es de vida o muerte lograr la flexibilidad en las posiciones que tomen las izquierdas y los movimientos más o menos progresistas o radicales, con decisiones y provisiones que muestren a la vez su firmeza y tenacidad en la lucha por respetar y hacer respetar su identidad para construir una alternativa de democracia con pluralismo ideológico y religioso, con autonomía de pueblos y de naciones, y con un proyecto anticapitalista que dé término al colonialismo cibernético excluyente y rapaz con que los complejos militares-empresariales pretenden fundar su "gobernanza" al tiempo que desatan la "política sucia" ("dirty politics") y el máximo terrorismo de Estado (de un Estado multinacional), mediante la guerra de varia intensidad, abierta y encubierta, formal e informal…  

Esta visión es coincidente con el movimiento promovido por La Otra. No es extraño que ante la característica complejidad de los actuales movimientos sociales en México, la Sexta declaración de la Selva Lacandona termine insistiendo en su posición -con una prosa que parece chocante a los gramatólogos[11] y cánones lingüísticos-, para tratar de llegar a cada uno de los rincones de esta tierra nuestra: 

Esta es nuestra palabra que declaramos:

En el mundo vamos a hermanarnos más con las luchas de resistencia contra el neoliberalismo y por la humanidad.

Y vamos a apoyar, aunque sea un poco, a esas luchas.

Y vamos, con respeto mutuo, a intercambiar experiencias, historias, ideas, sueños.

En México, vamos a caminar por todo el país, por las ruinas que ha dejado la guerra neoliberal y por las resistencias que, atrincheradas, en él florecen.

Vamos a buscar, y a encontrar, a alguien que quiera a estos suelos y a estos cielos siquiera tanto como nosotros.

Vamos a buscar, desde La Realidad hasta Tijuana, a quien quiera organizarse, luchar, construir acaso la última esperanza de que esta nación, que lleva andando al menos desde el tiempo en que un águila se posó sobre un nopal para devorar una serpiente, no muera.

Vamos por democracia, libertad y justicia para quienes nos son negadas.

Vamos con otra política, por un programa de izquierda y por una nueva Constitución.

Invitamos a los indígenas, obreros, campesinos, maestros, estudiantes, amas de casa, colonos, pequeños propietarios, pequeños comerciantes, microempresarios, jubilados, discapacitados, religiosos y religiosas, científicos, artistas, intelectuales, jóvenes, mujeres, ancianos, homosexuales y lesbianas, niños y niñas, para que, de manera individual o colectiva, participen directamente con los zapatistas en esta CAMPAÑA NACIONAL para la construcción de otra forma de hacer política, de un programa de lucha nacional y de izquierda, y por una nueva Constitución.

Y pues ésta es nuestra palabra de lo que vamos a hacer y de cómo lo vamos a hacer. Ahí lo vean si es que le quieren entrar.

Y les decimos a los hombres y mujeres que tengan bueno su pensamiento en su corazón, que estén de acuerdo con esta palabra que sacamos y que no tengan miedo, o que tengan miedo pero que lo controlen, pues que digan públicamente si están de acuerdo con esta idea que estamos declarando y pues así vamos viendo de una vez quién y cómo y en dónde y cuándo es que se hace este nuevo paso en la lucha…

Y ésta fue nuestra sencilla palabra dirigida a los corazones nobles de la gente simple y humilde que resiste y se rebela contra las injusticias en todo el mundo.

¡DEMOCRACIA!

¡LIBERTAD!

¡JUSTICIA!

Desde las montañas del Sureste Mexicano.

Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional

México, en el mes sexto, o sea en junio, del año del 2005. 

Sin pretender clausurar el complejo entramado de las luchas políticas en México es obligada una reflexión final. Los grupos en el poder no parecen haber encontrado salidas viables a la modernidad capitalista que promueven. Sus incapacidades se hacen evidentes cuando no logran acuerdos para negociar sus cuotas de poder y acceso a los presupuestos, no obstante aceptan que es la única forma posible y viable de hacer política. La penetración de las esferas de poder –civil, militar y eclesiástico- por el narcotráfico alimentan escandalosos niveles de inseguridad y violencia. La pérdida de credibilidad en las instituciones es cada vez más generalizada al punto de cuestionarse persistentemente la soberanía nacional.  

Los compromisos de las elites políticas unidos a la ingerencia norteamericana en los asuntos internos, convierte en realidad las promesas de usar la fuerza pública –policíaca y militar- para detener todas las formas de resistencia sociales a las políticas públicas neoliberales en curso. Los escenarios por esta vía no son halagüeños para los mexicanos, ni para las relaciones internacionales con países vecinos de la región. Habría que plantearnos en este contexto la pregunta: hasta que punto estos grupos cooperantes subordinados a los intereses extranjeros empiezan a ser un problema para los Estados Unidos, pues éste país no está en condiciones de venir en su rescate como lo estuvo en tiempos de Bill Clinton. Sus urgencias energéticas están ahora más holgadas al contar con descubrimientos petroleros recientes y el descrédito de los republicanos ha llegado a su límite. 

En el otro extremo están las históricas promesas incumplidas por el sistema a las grandes mayorías. Posrevolucionarios y neoliberales por igual decidieron el camino trillado del menosprecio y la exclusión. La dilatada permanencia de contradicciones sociales, concentración de la riqueza y poder en las familias poderosas de siempre, alienta las luchas y resistencias sociales en casi todo el territorio nacional. Ninguna fuerza política organizada fuera de las esferas del poder se había opuesto al régimen tan clara y decididamente como lo ha hecho el EZLN. 

 Los frustrados esfuerzos guerrilleros de los setentas reorientaron las actividades hacia los más pobres y necesitados ubicados en las zonas indígenas alejadas de los centros de control y poder nacionales. Más de veinte años de trabajo con las comunidades indígenas de Chiapas dieron lugar a La Otra, que promueve otra forma de hacer política con su mandar obedeciendo. Éste ha sido a nuestro juicio el movimiento social más importante de los últimos años -que al lado de otros- han logrado el despertar de las conciencias políticas nacionales. El escenario prefigurable en esta dirección es que lentamente se irán ganando adhesiones y aunque su avance sea lento, su avanzar goza de reconocimiento y respetabilidad internacional. Los deméritos lanzados por sus detractores, así como el sueño de los adherentes esperan el veredicto de la historia, pues ahora nada es definitivo en este terreno.  

La preguntas pendientes son: cómo, cuándo y de qué modo se va ha encontrar éste con otros movimientos y luchas nacionales. Las giras nacionales de La Otra que por función tienen encontrase con los iguales y levantar un programa nacional es una actividad que se desarrolla con muchas expectativas a pesar de lo que digan los medios. ¿Quiénes lo suscribirán? ¿En qué condiciones? Son preguntas pendientes para las que no tenemos respuestas en éstos momentos cuando AMLO organiza su toma de posesión, tardíamente acercándose a las causas de la APPO. Felipe Calderón Hinojosa prepara la suya prometiendo que luchará contra el terrorismo y la inseguridad ante empresarios exportadores e inicia su primera pífia diplomática visitando al Presidente norteamericano, en el contexto electoral en el que los demócratas desplazan a los republicanos. Tal vez en este momento tenga sentido recobrar las palabras dichas por Marcos a Ernesto Zedillo ante su inminente toma de posesión: Bienvenido al precipicio!

Referencias 

Amin, Samir, Más allá del capitalismo senil. Por un siglo XXI no norteamericano, Siglo XXI, Buenos Aires, 2004

Gilly, Adolfo, “Oaxaca. Soledad en llamas”, La Jornada, Lunes 30 de octubre de 2006

González Casanova, Pablo , “Esta no es democracia”, La Jornada, Miércoles 12 de julio de 2006

Hart, Celia, “México. Empieza ahora la Verdadera Campaña”, www.convergencia socialista, 7 Julio 2006

Subcomandante Insurgente Marcos, “L@s zapatistas y la Otra: los peatones de la historia”, Rebeldía, No. 46, México, Octubre, 2006, pp. 7-49

Tello Díaz, Carlos, “El eclipse”, Proceso. 30 años,  México, Octubre-Diciembre, 2006. pp. 114-120

Vázquez Montalbán, Manuel, Manifiesto subnormal, Kairós, Barcelona, 1979


[1] Las élites dominantes mexicanas han inscrito su desarrollo en el área de influencia norteamericana y del dólar. Mostrándose realistas y pragmáticas, corroboran la acertada definición del desarrollo elaborada por Samir Amin (2003: 265): “El desarrollo es un concepto ideológico que supone definir el proyecto social que es el objetivo de su despliegue. Como temen que ese proyecto sea utopía pura y simple, los ‘realistas’ que operan el desarrollo ‘posible’ (el único ‘posible’) con el ajuste inteligente de sus tendencias espontáneas del sistema (capitalista, evidentemente), y reducen el concepto de desarrollo al de expansión del mercado (sobre las bases propias de las relaciones sociales del capitalismo), con lo cual eluden todo objetivo de transformación cualitativa que vaya más allá de las lógicas fundamentales del sistema.”

[2] Los zapatistas lo intentaron varias veces a su modo. El Frente Zapatista de Liberación Nacional (FZLN), pretendía definir posiciones y encontrarse con quienes percibían la necesidad de organizar un cambio profundo en México. Las experiencias de resistencia y lucha se desplegaron en la geografía nacional, pero el sectarismo se apropió rápidamente de la iniciativa. El resultado de esa rica experiencia fue un elemento que se sumo al cambio de estrategia promovido con la Sexta Declaración de la Selva Lacandona.

[3]El viejo pacto entre el PAN y el PRI, movilizado ahora en defensa de Ulises Ruiz y contra el pueblo oaxaqueño, ya lleva 15 muertos en Oaxaca para sostener a un gobernador repudiado y oponerse a un legítimo movimiento social del pueblo oaxaqueño. Ahora han metido a la Policía Federal Preventiva (PFP) y a elementos militares disfrazados de PFP, una muestra más de su impotencia y descrédito para alcanzar soluciones políticas, como en cambio solían lograrlo en el pasado.” Adolfo Gilly, “Oaxaca. Soledad en llamas”, La Jornada, Lunes 30 de octubre de 2006

[4] Idem

[5] Pablo González Casanova, “Esta no es democracia”, La Jornada, Miércoles 12 de julio de 2006

[6] Iniciativa como se ha dicho, se dio a conocer en junio del 2005 con la intención de clarificar identidades, lugares, dudas y sentidos que adquiriría la lucha en adelante. El texto esta dividido en seis partes que dan cuenta de la historia nacional y del movimiento zapatista. En la última parte, se explica cómo se procederá a organizar el movimiento.

[7] El concepto alude la noción imperialista en su fase más brutal y violenta que evidenciaría la carrera armamentista. Manuel Vázquez Montalbán (1979: 19-20) lo dijo de manera inmejorable: “En 1945 los términos del razonar tenían la misma presunción lingüística que habían heredado de la metodología cartesiana y del empirismo. La realidad se transforma mediante el análisis de una experiencia, y la acción a partir de unos presupuestos. Pero cayó la bomba y se estableció un Supersistema. Un Supersistema legitimador de que se había alcanzado el cenit de la imposibilidad dialéctica. Era urgente traducir todo conflicto en competición para evitar la última Palabra. Y de todas las paralizaciones, la más urgente era la conciencia personal. Ya no se partiría del ejercicio de una voluntad mensurable con la medida humana, se partiría de la lógica del Supersistema.”

[8] Al respecto aludimos no sólo el control de noticieros, sino a todo el gran poder que integran los llamados mass media. Que constituyen todo un paquete de afectación de las conciencias: cine, radio, inter net y la prensa escrita, que han cerrado espacios a otras formas de expresión sociocultural, informativa y de denuncia de las atrocidades del sistema.

[9] La Coalición por el Bien de Todos, fue el movimiento electoral encabezado por AMLO en el que se unieron los partidos: Partido de la Revolución Democrática, Convergencia y Partido de los Trabajadores, para asistir a la contienda electoral. Fuerza política que logró obtener el segundo lugar en los escaños parlamentarios. Convertida en los hechos en la segunda fuerza política en las Cámaras de Diputados y Senadores, dada la unión de los Partido Acción Nacional y Partido Revolucionario Institucional.

[10] El movimiento del pueblo oaxaqueño ha recibido muchísimas muestras de apoyo dentro y fuera del país. De ellas se ha dado cuenta desdibujándolas, pero la que pasó casi inadvertida fue la de seis grupos guerrilleros que integran la Coordinadora Guerrillera Nacional -Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos, MR-LCB, Tendencia Democrática Revolucionaria-Ejército del Pueblo, TDR-EP , Colectivo Revolucionario-Francisco Javier Mina, CR-FJM, Organización Insurgente-1º de Mayo, OI-1º M, Brigada de Ajusticiamiento-2 de Diciembre, BA-2D, Brigadas Populares de Liberación, BPL- entre los que no se encuentrba el EZLN. La simpatía y apoyo de La Otra se puso de manifiesto en diversas acciones solidarias como bloqueo de carreteras, toma de calles y difusión de información de las atrocidades gubernamentales.

[11] En los comunicados del EZLN se muestran particulares usos de la lengua castellana: modos verbales sui generis, sustantivos verbalizados y verbos sustantivados, artículos y posesivos reiterativos, etc., que corresponden a su raigambre indígena. Esta modalización ha sido en ocasiones motivo de halagos poético-expresivo o burlas despreciativas.


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