Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Insuficiencias del modelo de desarrollo y exceso de trámites
Martín Carlos Ramales Osorio
(CV)
Univ. Tecnológica de la Mixteca, México
mramales@nuyoo.utm.mx
Mónica Díaz Oledo
ce20050120@ndikandi.utm.mx
La economía informal no es un
fenómeno nuevo, sino que ha sido una constante en la economía mexicana. Según
datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) mencionados por la
Universidad Obrera de México (UOM), en nuestro país 25.5 millones de personas se
desempeñan en la economía informal. La inadecuada fiscalización, el exceso de
regulaciones y trámites, y, sobre todo, las políticas macroeconómicas aplicadas
en los últimos años, de evidente corte neoliberal, han hecho de la economía
informal, junto a la emigración a los Estados Unidos, una alternativa de
subsistencia ante la incapacidad del modelo de desarrollo para generar los
empleos que demanda una población en constante aumento.
La economía informal
[1]
no es un fenómeno nuevo, sino que ha sido una constante en la economía mexicana.
La importancia que ha ganado en los últimos años, debido sobre todo a las
insuficiencias del actual modelo de desarrollo, le merecen algunas reflexiones y
comentarios.
Así, las opiniones con respecto a la economía
informal son en ocasiones contradictorias: mientras para unos es un factor
dañino a la economía pues estimula la evasión de impuestos, la competencia
desleal a los negocios formalmente establecidos, corrupción y en ocasiones
delincuencia; para otros representa una válvula de escape en la que han
encontrado un medio de subsistir ante la carencia de empleos en el sector formal
de la economía.
Lo que es un hecho, es que gran parte de la
población económicamente activa (PEA) se encuentra inmersa en la informalidad.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) mencionados por
la Universidad Obrera de México (UOM), en nuestro país 25.5 millones de personas
se desempeñan en la economía informal.[2]
Son muchas y variadas las causas de la
informalidad, pero en México se identifican principalmente las insuficiencias
del actual modelo de desarrollo (aperturista y privatizador) y el exceso de
trámites a realizar para abrir un negocio formal, de cualquier tamaño y de
cualquier giro de actividad.
2. Antecedentes teóricos
2.1. Qué es la informalidad
En los años sesenta, la “teoría dual” fue la
impulsora de la idea de fragmentar la sociedad urbana en dos sectores: formal e
informal. El formal involucra a todas aquellas actividades que incorporan cierta
fuerza laboral a la estructura económica integrada por diferentes formas de
organización productiva (industria, servicios, comercio y construcción) y, sobre
todo, que cumplen con las normas establecidas por el Estado (en materia laboral,
fiscal, etc.) con el fin de regular las relaciones capitalistas de producción.
La informal, por otra parte, presenta las mismas características que su
contraparte, diferenciándose de ésta por el hecho de realizarse dentro de un
ambiente oficialmente no regulado.
Sin embargo, y debido a los inconvenientes que
esta teoría presentaba, la visión sobre el tema fue evolucionando hasta
establecer que no existe un sector en el que el total de sus acciones estén
dentro de las normas establecidas o absolutamente fuera de ellas; por ello, la
economía informal no es una variable binaria sino más bien un continuo, ya que
no podemos encasillar a un negocio o individuo dentro de la formalidad o la
informalidad, sino más bien se tendrá que estudiar que tan formal o informal es.[3]
De esa manera, dentro de la economía informal se
encuentran niveles o grados de informalidad, por llamarlo de alguna manera, pues
existen empresas o individuos que son más informales (o menos formales) que
otros, y esto está en función del cumplimiento de las normas establecidas por el
Estado, pudiendo así encontrar empresas registradas ante el fisco pero cuyos
trabajadores carecen de prestaciones de ley, entonces tenemos trabajadores
informales en empresas formales.
El diferenciar las actividades realizadas en la
economía resulta útil, pero el establecer una división estricta entre ellas
resulta inconveniente pues una se alimenta de la otra, son complementarias y una
es consecuencia de la otra.
Pero, ¿qué se conoce exactamente como economía
informal? El definirla cuesta trabajo, ya que puede ser vista desde diferentes
ángulos (legal, mercadológico, económico, laboral) que ameritarían un concepto
diferente.
Desde el punto de vista económico, “el sector
informal se puede caracterizar como el sector no moderno o no capitalista de la
economía, donde la utilización del capital es relativamente baja, predominan
actividades económicas de pequeña escala”.[4]
Desde esa perspectiva, podemos decir que el
sector informal presenta características tales como: utilización de tecnología
rudimentaria, poco capital disponible, sin acceso a financiamiento, mano de obra
poco calificada, bajo nivel de organización productiva, baja remuneración, poca
o nula distinción entre capital y trabajo, propiedad familiar, sin
contabilización en el PIB. Al mismo tiempo, las personas que se encuentran
dentro de la informalidad son individuos que forman parte de la Población
Económicamente Activa (PEA) y que no son desempleados.
Desde el punto de vista legal, el sector
informal se distingue del formal y su diferencia radica especialmente en la
naturaleza jurídica, es decir, en ella se encuentran los individuos y negocios
que no cumplen con las normas establecidas por el Estado. De hecho, esta es la
definición más usual que se sigue para efectos de estudio.
En esta definición se diferencia la informalidad
de las actividades ilegales, donde la explicación radica en que en la
informalidad no se tiene la capacidad de cumplir con la normatividad impuesta
por el Estado, no porque se busque obtener ganancias extraordinarias (como en el
caso de las actividades ilegales), sino porque las condiciones que afronta no se
lo permiten.
Las actividades ilegales, como ya se mencionó
anteriormente, son estudiadas propiamente por la economía subterránea; por
tanto, economía subterránea no es sinónimo de economía informal, pues esta
última es sólo una parte de la economía subterránea (Ver Tabla 1).
En consecuencia, la economía informal es aquella
parte de la economía subterránea que adquiere legitimidad debido al elevado
costo de las leyes gubernamentales y regulaciones.
Para el Centro de Estudios Económicos del Sector
Privado (CEESP), la economía subterránea se refiere a un concepto bruto, es
decir, comprende el conjunto de actividades legales e ilegales, cuyo registro
escapa de las regulaciones fiscales y laborales; mientras que la economía
informal abarca exclusivamente las actividades lícitas y que igualmente no son
registradas, o lo son parcialmente, en las cuentas nacionales y el sistema
fiscal. Ambas tienen la característica común de escapar total o parcialmente de
las normas del Estado.
Como se puede observar en la Tabla 1, el
contrabando, la piratería, la prostitución ilegal, no son parte de la economía
informal sino de la economía subterránea..
Por otra parte, ciertas actividades de la
economía informal caben al hablar de la gente pobre que han encontrado en la
informalidad una forma de subsistencia y de ocupación. Sin embargo, no todas las
personas que se encuentran incursionando en la economía informal son
precisamente pobres, sino más bien personas que en la informalidad han
encontrado un medio de incrementar sus riquezas (v. gr. los agiotistas).
En otras palabras, en la economía informal
podemos encontrar actividades con una composición y condiciones económicas
múltiples, esto es, podemos encontrar actividades con fines económicos
distintos:
a)
Actividades atípicas del
capitalismo, es decir, que se enmarcan dentro de un contexto de subsistencia más
que de acumulación.
b)
Actividades típicas del
capitalismo, o sea, aquellas actividades que se hacen con la finalidad de
acumular riqueza.[5]
Tabla 1: La Economía Subterránea
Actividades ilegales
Actividades legales (economía informal)
Contrabando de mercancías
Trabajos o empleos no registrados (“off de books” o “moonlighting”)
remunerados en efectivo que evaden el pago de impuestos y/o las
contribuciones ala seguridad social
Juegos ilegales
Operaciones de trueque de bienes y servicios
Tráfico de drogas, tabaco y alcohol
Préstamos por fuera del mercado financiero (usualmente a tasas
usurarias y no registradas)
Prostitución ilegal (en algunos países o ciudades la prostitución no es
ilegal)
Transacciones de bienes y servicios no reportadas o subreportadas a la
autoridad fiscal (automóviles usados, terrenos, casas, trabajos domésticos)
Piratería
Sub o sobre-facturación de exportaciones e importaciones
Contrabando de mercancías
Trabajadores por cuenta propia no registrados
FUENTE:
Elaboración propia con información de CEESP. “La Economía Subterránea en
México”, Editorial Diana, Primera Edición, México, 1987, pp. 14 y 15.
Ejemplo de lo anterior: una persona que vende comida en una esquina y un
micronegocio no registrado se consideran informales por estar al margen de la
ley, pero la diferencia entre ellas radica en el hecho de que la primera sólo
obtiene de su actividad lo suficiente para subsistir, mientras que la última se
mantiene en la informalidad por los beneficios que trae consigo como es el de
incrementar de manera progresiva su capital. Estamos hablando, por tanto, de una
economía informal de subsistencia (por la ausencia de empleos en el sector
formal) y otra de alta rentabilidad.
Dentro de la economía informal de subsistencia
encontramos a individuos de bajos ingresos que incursionan en ella por requerir
poco capital. Sin embargo, los ingresos que obtienen de practicar dichas
actividades informales son escasos (en ocasiones sólo permiten “salir al día”)
por lo que su capacidad de compra y de ahorro es casi nula.
Los bajos ingresos que les reporta la informalidad les
impide mejorar su nivel de vida, haciéndolos improductivos (por no poder acceder
a más y mejor preparación académica); por lo tanto, la posibilidad de acceder a
actividades más calificadas y remuneradas, que les permitiría mejorar su nivel
de vida, se complica. La economía informal de subsistencia sumerge a sus
“practicantes” en un círculo vicioso del que difícilmente pueden salir.
Lo anterior nos muestra la difícil situación por la
que atraviesa la gente pobre, la cual es muy diferente a los que sólo ven en la
informalidad una oportunidad para acrecentar sus ingresos y sus ganancias.
Así pues, podemos ver que la economía informal es
heterogénea, y que las razones que la explican difiere dependiendo de los fines
económicos de las personas que entran en la informalidad.
Sin embargo, en la mayoría de los casos en América
Latina se trata de pequeñas unidades que apenas permiten subsistir a quienes la
ejercen, es decir, predomina la llamada “informalidad de subsistencia”, por lo
que las definiciones sobre economía informal se establecen contemplando sólo
esta parte de la informalidad.
Una definición de informalidad que abarca no sólo las
actividades de subsistencia sino también las de alta rentabilidad es:
“La economía informal se constituye por todas aquellas
actividades económicas que, sin ser criminales, tampoco están totalmente
registradas, reguladas y fiscalizadas por el estado en los mismos espacios en
que otras actividades similares si lo están”.[6]
2.2. Causas de la informalidad
La existencia de actividades informales obedece a
múltiples factores que incentivan su presencia y desarrollo, y que en algunos
casos están interrelacionados. Estudios realizados en distintos países han
identificado los siguientes factores causales de la informalidad: exceso de
regulaciones y trámites, inadecuada fiscalización, migración rural-urbana,
desigualdad de ingresos y de oportunidades, y las políticas económicas asumidas
e implementadas.
En México, todo estos factores inciden en la
informalidad y algunos están claramente interrelacionados. Sin embargo, aquí
explicamos la informalidad en México a partir del exceso de regulaciones y
trámites, la inadecuada fiscalización y las políticas económicas asumidas e
implementadas en los últimos años.
3. La economía informal en México
La economía informal es un fenómeno complejo existente
en la realidad económica de México y de muchos otros países del mundo, que
produce efectos en sus economías.
En el caso específico de México, la economía informal
ha ganado relevancia por el evidente crecimiento que ha tenido en los últimos
años como resultado de un crecimiento económico escaso y errático propiciado
por las políticas económicas asumidas de evidente corte neoliberal.
Así, la economía informal se ha relacionado con el
crecimiento real de la economía mexicana: a mayor tasa de crecimiento económico
menor desempleo y, por tanto, menor proporción de la Población Económicamente
Activa (PEA) ocupada en el sector informal.
3.1. Exceso de regulaciones y trámites
“Como dicen en mi tierra: la burra no era arisca, la
hicieron a fuerza de tanta regulación. El ciudadano ya no quiere queso, sino
salir de la ratonera”.[7]
Algunos estudios realizados por investigadores sobre
el tema de la economía informal, han establecido como causa principal
(jurídicamente) el exceso de requisitos y trámites para establecer un negocio
formal en contraparte a uno informal.
La proliferación de reglamentos y trámites, que se
transforman en un número abundante de leyes, provocan el encarecimiento de
actividades productivas, debido a que se deben destinar recursos (tiempo, dinero
y esfuerzo) para acatarlas. Cuando este costo se eleva, las empresas tienen un
incentivo económico para evadirlas. En tal caso, los factores éticos y
culturales se en doblegados por la racionalidad económica de la evasión.[8]
Como es evidente de la Tabla 2, existe una estrecha
relación entre el largo proceso para registrar una empresa y la existencia de un
sector informal muy grande en México y en América Latina en general.
Tabla 2: Trámites y costos de
la formalidad en distintos países
País
No. de pasos o trámites
No. de días hábiles que se
necesitan
Costo relativo al PIB de
1999
Costo nominal en dólares
Índice de corrupción (1999)
México
Canadá
EUA
Argentina
Chile
Brasil
Venezuela
Promedio de 85 países
15
2
4
14
10
15
15
10
67
2
4
48
28
63
124
47
57%
1.5%
0.5%
10%
13%
20%
11%
48%
2 492
280
150
774
620
890
423
3 873
61
5
18
71
19
45
77
n. d.
FUENTE:
Centro Internacional para la Empresa Privada (CIPE), en
http://www.cipe.org/publications/fs/articles/article9e43.htm
Como se puede observar en la Tabla 2, existe una
diferencia abismal entre el costo de asumir las leyes y los trámites para
iniciar un negocio entre los países en desarrollo (v. gr. México, Brasil y
Venezuela) y los desarrollados (por ejemplo, Estados Unidos y Canadá).
En el caso de México, existe una gran cantidad de
trámites para iniciar un negocio: 15, al igual que en Brasil y Venezuela, y
mucho mayor a los trámites requeridos en Canadá (2) y Estados Unidos (4). En el
número de días hábiles que se requieren para realizar dichos trámites (67),
sólo nos supera Venezuela en donde para realizar igual número de trámites (15)
se necesitan insumir 124 días de tiempo, dinero y esfuerzo. Por último, el costo
de la regulación (trámites) en México es más alto que en países de América
Latina como Brasil (20% del PIB), Chile (13% del PIB) y Venezuela (11% del PIB)
y mucho más alto que en Canadá (1.5% del PIB) y Estados Unidos (0.5% del PIB).
De igual manera, el costo nominal en dólares en México (2 492) es mucho más alto
que en los países de América Latina considerados y que en Estados Unidos (150
dólares) y Canadá (280 dólares), y solamente por debajo del promedio de 85
países considerados, o sea, 3 mil 873 dólares (ver Tabla 2).
Desde la perspectiva laboral, existen disposiciones
que hacen que las empresas generen menos plazas de las que podrían ofrecer,
provocando el desplazamiento de personas hacia la economía informal. Dichas
disposiciones consisten en prestaciones laborales (seguridad social, vivienda,
etc.), salarios mínimos, etc. Se estima que en México los costos laborales no
salariales, representan casi el 60 por ciento (59.3% para ser exactos) del total
del salario, por lo que se puede decir que por cada trabajador contratado el
empleador debe erogar 1.6 veces el salario ofrecido,[9]
de ahí la urgencia de la “flexibilización” del mercado laboral contemplada, y
exigida por los empresarios, en la reforma estructural que promueve, o trata de
promover, el gobierno de Vicente Fox.
Con estos datos podemos observar que la economía
informal surge ante el exceso de trámites y regulaciones a la actividad
productiva.
Algunos datos de los costos de la sobrerregulación en
México son los siguientes:
a)
De acuerdo con el
CEESP, en México genera pérdidas de hasta 15 por ciento del PIB a la economía
nacional.
b)
En materia de
empleo se hacen distintos cálculos sobre las pérdidas generadas por los
trámites. El CEESP estima que la larga espera para abrir un negocio (57 días en
promedio) inhibe la creación de alrededor de 136 mil fuentes de trabajo e
inflige costos económicos del orden de mil 282 millones de pesos. Estas cifras
resultan de los salarios no percibidos por los empleados en las micro, pequeñas,
medianas y grandes empresas que son, a su vez, gastos que no se realizan en el
mercado mediante el consumo.[10]
A pesar de los esfuerzos del gobierno por reducir la
carga regulatoria, dicho proceso de desregulación no ha dado los resultados
esperados, pues en 15 años el número de trámites en secretarías clave en vez de
disminuir han aumentado: en la Secretaría de Hacienda aumentaron de 383 a 526
(37 por ciento), mientras que en la Secretaría de Desarrollo Social pasaron de
13 a 41 trámites (215 por ciento de aumento) y en la Secretaría de Agricultura
de 125 a 184 (47 por ciento).[11]
La regulación en México es deficiente, pues la regla
general de toda ley debe ser generar más beneficios que costos, cosa que no
sucede para el caso mexicano. El problema no consiste en tener o no tener un
marco regulatorio, sino que éste sea de calidad, inrtegrado por trámites y
requisitos ampliamente justificables.
3.2. Inadecuada fiscalización
Otro de los factores que propicia la economía
informal, y que se encuentra interrelacionado con el exceso de regulaciones, son
las cargas fiscales elevadas. Según el país de estudio, existen impuestos con
mayor peso que otros, lo cual condiciona el grado de evasión fiscal y, por
tanto, la informalidad.
El exceso de impuestos hace oneroso su cumplimiento,
por ejemplo y de acuerdo al SAT (Sistema de Administración Tributaria), “el
contribuyente persona física en México gasta en promedio 12 mil 626 pesos en
cumplir con sus obligaciones fiscales, mientras que a una empresa le cuesta 55
mil 455 pesos llevar a cabo su tarea como contribuyente”.[12]
Al mismo tiempo, las micro, pequeñas y medianas
empresas que desean tener utilidades y sobrevivir en el mercado optan por evadir
impuestos cayendo entonces en la ilegalidad y en la informalidad. Además, si las
actividades a desarrollar ofrecen apenas lo necesario para subsistir el pago de
impuestos resulta imposible, siendo así que la legalidad y la formalidad sea un
privilegio del que no pueden disfrutar los pobres, pues sus ingresos limitados
no les deja otra opción que la evasión fiscal y la informalidad.
3.3. Políticas macroeconómicas asumidas
En México las actividades informales han existido
desde siempre; sin embargo, el importante crecimiento que ha experimentado la
economía informal en los últimos años se atribuye a las políticas
macroeconómicas asumidas.
En los años ochenta la economía mexicana se vio
sometida a sendos programas de ajuste y estabilización que se tradujeron en un
profundo deterioro de las condiciones socioeconómicas de la población a
consecuencia del despido masivo de trabajadores, recortes del gasto social,
contracción salarial (como ancla antiinflacionaria) y contracción del mercado de
trabajo que generaron pobreza e hicieron de la informalidad un salvavidas para
muchas personas ante un cuadro adverso económicamente hablando.
Las políticas económicas neoliberales de De la Madrid,
Salinas y Zedillo lanzaron a miles de personas a la informalidad. No obstante,
las agudas crisis de balanza de pagos de 1982 y 1994, hicieron que la economía
informal emergiera con mayor fuerza.
En 1995 la tasa de desempleo abierto se disparó
llegando a representar el 6.27% de la PEA, es decir, aumentó en casi un 50 por
ciento respecto al año anterior como resultado de la devaluación de diciembre de
1994, las tasas de interés aumentaron en consecuencia (la TIIE antes de la
crisis era del 18% y para marzo de 1995 se ubicaba en 110%) que hicieron que a
muchas empresas les fuera imposible solventar sus deudas, por lo que gran
cantidad cerraron, otras redujeron sus operaciones y sólo unas cuantas pudieron
sobrevivir, lo que se tradujo en un gran número de desempleados.
En ausencia de un seguro de desempleo como el que
existe en países desarrollados como Estados Unidos, el sector informal fue una
“buena” alternativa de sustento para los que quedaron desempleados, tanto del
sector público (por el redimensionamiento del tamaño del sector público) como
del sector privado (debido a crisis recurrentes y a ajustes fiscales, monetarios
y salariales).
Durante la década de los ochenta 10 millones y medio
de personas llegaron a la edad productiva; sin embargo, los empleos formales que
se generaron apenas lograron cubrir a una cuarta parte de la población. En esa
misma época la capacidad de compra del salario mínimo cayó en más de 50 por
ciento. Con menos salario e insuficiente trabajo, la economía informal fue el
nuevo milagro mexicano que permitió la subsistencia de casi 15 millones de
personas.[13]
Las recurrentes crisis económicas (1982, 1985-1986,
1987, 1994-1995; y la atonía económica de la primera mitad del actual gobierno
de Vicente Fox) caracterizadas por la caída de los salarios reales y las grandes
tasas de desempleo, permitieron que la economía informal surgiera como una
respuesta natural ante estas condiciones.
A veinte años de la aplicación del modelo neoliberal,
la economía mexicana se encuentra sumergida en una crisis de larga duración,
caracterizada por un reducido crecimiento del PIB (de 1982 al 2003, sólo creció
2.0%) y la incapacidad para generar los empleos que la población demanda cada
año. En los últimos años (1983-2003) la PEA creció en 22 millones 755 mil 186
personas y sólo se generaron 8 millones 371 mil 306 plazas; por lo que el
desempleo acumulado ascendió a 15 millones 228 mil 474 personas y el PIB creció
apenas 2.2% en promedio anual. Según la Organización Internacional del Trabajo
(OIT), en México existen 25.5 millones de personas empleadas en la economía
informal, de las cuales 17 millones son hombres (67%) y 8.5 millones son mujeres
(33%).[14]
Según datos arrojados en un estudio realizado por el
INEGI sobre la ocupación en el sector no estructurado 1995-2003, la economía
informal pasó de 8.9 millones de ocupados en 1996 a 10.8 millones en el 2003, un
incremento cercano de 277 mil personas por año, en tanto que el aumento de la
ocupación en su conjunto fue de 780 mil personas anualmente; lo que significa
que de cada 100 nuevas personas ocupadas, 35 lo hicieron en actividades
informales.[15]
La más reciente encuesta del Subsector Informal en
México, elaborada por el INEGI, indica que en 2001 la actividad informal alcanzó
663 mil 104 millones de pesos, lo que representó 12.5% del PIB total del país.[16]
Por otra parte, la economía informal se ha hecho
presente en casi todas las entidades federativas del país. Sin embargo, las
personas ocupadas en la economía informal así como el incremento de la ocupación
en la misma ha sido mayor en unos estados que en otros, ya que el actual modelo
de desarrollo imprime dinamismos diferentes a las distintas regiones del país.
La informalidad, medida por el incremento de la población ocupada en la economía
informal, ha crecido más en entidades como Chiapas, Querétaro, Oaxaca y Quintana
Roo que, por ejemplo, Baja California Sur, Jalisco o México, entidades estas
últimas vinculadas a un sector moderno exportador de manufacturas.
Como puede verse en la Tabla 3, la tasa de ocupación
en la economía informal durante 1996-2003 aumentó en un 13.51% en Chiapas, en un
11.36% en Querétaro, en un 10.63% en Oaxaca y en un 10.17% en Quintana Roo;
seguidas algo de cerca por Hidalgo (9.38%), Baja California (8.53%),
Aguascalientes (8.46%) y Puebla (7.05%):
Así, las entidades federativas donde la pobreza y la
marginación predominan y que están lejos de vincularse al sector exportador de
la economía, han experimentado un crecimiento sin precedentes de la informalidad
ante la ausencia de alternativas de empleo.
Tabla 3: Crecimiento de la
Población Ocupada en la Economía Informal por Entidad Federativa, 1996-2003
Entidad federativa
Población ocupada
Tasa promedio de
crecimiento de la población ocupada
1996
2003
Aguascalientes
Baja California
Baja California Sur
Campeche
Coahuila
Colima
Chiapas
Chihuahua
Distrito Federal
Durango
Guanajuato
Guerrero
Hidalgo
Jalisco
México
Michoacán
Morelos
Nayarit
Nuevo León
Oaxaca
Puebla
Querétaro
Quintana Roo
SLP
Sinaloa
Sonora
Tabasco
Tamaulipas
Tlaxcala
Veracruz
Yucatán
Zacatecas
58 601
157 317
29 499
54 780
192657
44 944
281 280
189 804
833 292
106 031
440 179
260 751
178 083
752 367
1 329 059
420 401
179 641
99 197
334 480
231 834
462 532
96 060
60 731
199 734
231 892
184 208
137 883
257 993
107 105
696 372
155 122
107 554
87 986
236 982
31 130
77 435
188 654
63 390
530 171
208 895
817 816
116 685
496 954
330 728
278 936
873 124
1 623 076
508 552
227 187
112 951
308 153
384 232
650 498
164 568
98 588
236 087
287 617
222 114
191 758
252 744
147 334
713 035
192 123
127 198
8.46
8.53
1.72
7.16
-0.41
7.11
13.51
1.93
-0.37
1.93
2.45
4.86
9.38
3.02
4.07
3.88
4.8
2.63
-1.62
10.63
7.05
11.36
10.17
3.4
4.4
3.81
6.81
-0.41
6.58
0.47
4.37
3.41
FUENTE:
Elaboración propia con datos de INEGI.
“La Ocupación en el Sector No Estructurado en México 1995-2003”, INEGI, México,
2004
4. Conclusiones
La inadecuada fiscalización, el exceso de regulaciones
y trámites, y, sobre todo, las políticas macroeconómicas aplicadas en los
últimos años, de evidente corte neoliberal, han hecho de la economía informal,
junto a la emigración a los Estados Unidos, una alternativa de subsistencia ante
la incapacidad del modelo de desarrollo para generar los empleos que demanda una
población en constante aumento.
Asimismo, el actual modelo de desarrollo ha complicado
más la situación de regiones atrasadas como Oaxaca, Quintana Roo y Chiapas para
generar empleos, por lo que la informalidad se ha convertido en ellas en casi la
única alternativa de empleo y de algunos escasos ingresos para subsistir.
Bibliografía
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No. 74, Noviembre de 1992, p.2.
10. Soto Romero, Jorge Mario.
“La Economía Informal en México: Apuntes y Propuestas para la Teoría, la
Medición y las Políticas Públicas”, en Revista Electrónica La Otra Cara de
México (Información Alternativa y Análisis para la Comunidad Internacional) No.
85, Marzo-Abril, México, 2004.
http://www.equipopueblo.org.mx/otracara.htm
11. Universidad Obrera de
México. “La Economía Mexicana Atrapada en Problemas Estructurales que Impiden el
Crecimiento Económico y el Empleo”, Hoja Obrera en Línea No. 56, Julio-Agosto,
México, 2003,
http://www.uom.edu.mx/hoja/hojob56.htm
12. Vázquez Urriago, Ángela
Rocío. “Informalidad, Problemas Críticos Colombianos”, Universidad Nacional de
Colombia,
http://www.virtual.unal.edu.co/cursos/economicas
[1]
Algunos autores también la llaman “economía subterránea”. Sin embargo, otros
autores consideran que la “economía informal” es sólo una parte de la
“economía subterránea” la cual comprende tanto actividades ilegales (como el
tráfico de armas o la piratería) como legales (como el servicio de
trabajadores domésticos) pero no reportados o subreportados a las
autoridades. Al respecto, véase CEESP. “Economía Subterránea en México”,
Editorial Diana, Primera Edición, México, 1987.
[2]
Universidad Obrera de México. “La Economía Mexicana Atrapada en Problemas
Estructurales que Impiden el Crecimiento Económico y el Empleo”, Hoja Obrera
en Línea No. 56, Julio-Agosto, México, 2003,
http://www.uom.edu.mx/hoja/hojob56.htm
[3]
Soto Romero, Jorge Mario. “La Economía Informal en México: Apuntes y
Propuestas para la Teoría, la Medición y las Políticas Públicas”, en Revista
Electrónica La Otra Cara de México (Información Alternativa y Análisis para
la Comunidad Internacional) No. 85, Marzo-Abril, México, 2004.
http://www.equipopueblo.org.mx/otracara.htm
[4]
Vázquez Urriago, Ángela Rocío. “Informalidad, Problemas Críticos
Colombianos”, Universidad Nacional de Colombia,
http://www.virtual.unal.edu.co/cursos/economicas
[5]
Pérez Ruiz, Abel. “El Comercio Informal: Una Respuesta ante la Crisis”, en
Revista Electrónica Trabajadores en Línea No. 29, Año 6, Marzo-Abril de
2002,
http://www.uom.edu.mx/trabajadores/29abel.htm
[6]
Soto Romero, Jorge Mario. Op. cit.,
http://www.equipopueblo.org.mx/otracara.htm
[7]
González Méndez, José. “Pase a la Otra Ventanilla”, La Jornada Edición
Electrónica, 05 de Julio de 2004,
http://www.jornada.unam.mx
[8]
CEESP. Op. cit., p. 19.
[9]
Diario Público Milenio, 4 de Junio de 2004,
http://www.publico.com.mx/
[10]
González Méndez, José. Op. cit.,
http://www.jornada.unam.mx
[11]
González Méndez, José. Op. cit.,
http://www.jornada.unam.mx
[12]
La cantidad no considera los impuestos a pagar sino sólo los gastos de
transporte, viáticos, papelería, copias, internet, honorarios del contador y
tiempo del contribuyente. En el caso de una empresa incluye los mismos
gastos en los que incurre una persona física, más los sueldos y salarios del
contador o la contratación de un despacho fiscal. Diario El Informador de
Guadalajara, Jalisco, 9 de Febrero de 2005,
http://www.informador.com.mx
[13]
Quintana, Enrique y Lucy Amador. “El Nuevo Milagro Mexicano: La Economía
Informal”, En Revista Este País No. 74, Noviembre de 1992, p.2.
[14]
Universidad Obrera de México. Op. cit.,
http://www.uom.edu.mx/hoja/hojob56.htm
[15]
INEGI. “La Ocupación en el Sector No Estructurado en México 1995-2003”,
INEGI, México, 2004, p. 87.
[16]
Martínez, Teresa. “Plaga que Mina la Economía Nacional”, Revista Vértigo
Edición Electrónica,
http://www.revistavertigo.com/historico/7-8-2004/reportaje4.htm
Para citar este artículo puede utilizar el
siguiente formato:
1. Introducción
Ramales Osorio, M.C. y
Díaz Oledo, M.:
"La economía informal en México, Insuficiencias del modelo de desarrollo
y exceso de trámites" en Observatorio de la Economía Latinoamericana,
Número 48, septiembre 2005. en
http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/index.htm