Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Hugo Salinas Price
http://www.plata.com.mx/plata/
Envíe sus comentarios a
hsp254@elektra.com.mx
Ponencia presentada en la
Conferencia del American Institute for Economic
Research,
del 12 al 14 de mayo de 2004,
en Great Barrington, Massachusetts, E.U.
Para citar este artículo recomendamos utilizar este formato:
Salinas Price, Hugo: "Cómo introducir la moneda de plata a la circulación en México: la moneda híbrida" en Observatorio de la Economía Latinoamericana Nº 33, octubre 2004. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/mx/
Me siento honrado por la invitación del American Institute for Economic Research,
para presentar una ponencia sobre el tema: “¿Cómo introducir la moneda de plata
a la circulación en México?”
Creo que he descubierto el medio -quizá el único medio- a través del cual puede
introducirse la moneda de plata a la circulación en México.
Y considero que mi descubrimiento es aplicable, no sólo a México y con respecto
a la plata, sino en cualquier parte del mundo donde exista voluntad política
para aplicarlo; más aún, todo lo que he de decir con respecto a la plata es
igualmente válido para introducir la moneda de oro, en cualquier parte del
mundo.
Así, ya que esta serie de conferencias está dedicada principalmente a analizar
el tema de la reintroducción del oro como dinero, debo enfatizar que mientras me
refiero a la plata, todo lo que digo también puede interpretarse como un plan
para la reintroducción del oro como dinero, en los Estados Unidos.
Mi plan es resultado de nueve años de análisis respecto al problema del dinero
fiduciario en México. La última debacle económica en nuestro país, ocurrida en
1994-95, me motivó a buscar la solución al problema de la inestabilidad
monetaria. Intuitivamente, primero pensé en el oro, pero llegué a la conclusión
de que la oposición de los Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional a
la monetización del oro, cerraba el camino a toda solución por esa vía. Por lo
tanto, tome el camino alternativo, monetizar la plata, metal de que México es
primer productor a nivel mundial.
La historia de México está estrechamente ligada a la moneda de plata, ya que la
plata amonedada en México fue el dinero más importante del mundo durante varios
siglos. Como todos ustedes saben, el dólar norteamericano, tal como se define en
la Constitución de los Estados Unidos, está basado precisamente en las
características de la moneda conocida como “Ocho Reales” que se acuñaba en
México.
El recuerdo histórico de nuestra moneda de plata todavía permanece entre
nosotros. La moneda de plata era una moneda de uso popular diario, a diferencia
del oro, que estaba reservado a las transacciones más importantes. Esta
situación privó hasta que, después de la Guerra Hispano Americana, la presión de
los EU forzó a México a usar exclusivamente el oro. Les recomiendo consultar
“Financial Missionaries to the World”, de Emily S. Rosenberg, donde se recuerda
y explica este episodio.
Durante los últimos nueve años, los numerosos foros que he visitado han recibido
con mucho entusiasmo mi idea con respecto a la introducción de la moneda de
plata en circulación. Todavía es muy pronto para decir si mi plan rendirá frutos
o no, pero hay signos alentadores.
Considero que el único camnio hacia un sistema monetario que permita la
supervivencia de la civilización industrial, tiene algo que ver con regresar por
el mismo camino que nos condujo al marasmo monetario en el que nos hallamos.
El papel moneda se introdujo cuando ya existía el dinero real. Durante un
tiempo, el papel y el oro circularon en forma paralela, uno al lado de otro.
Posteriormente, el abuso de la expansión crediticia, así como la práctica de
fondear crédito a largo plazo con depósitos a corto plazo, finalmente resultaron
en la creación de cantidades de papel moneda, tan grandes, que el dinero real se
convirtió en un obstáculo para realizar una todavía mayor creación de dinero que
permitiera la solvencia del sistema de crédito sobreextendido. Así, el dinero
real se desechó finalmente, de forma que ahora estamos, a nivel mundial,
ocupados con esfuerzos desesperados para mantener a flote nuestra civilización.
Creo que la solución consiste en regresar por el mismo camino que llegamos, es
decir, mediante la reintroducción del dinero real a la circulación, en paralelo
con el papel moneda.
No puedo imaginar que algún país en el mundo, o algún grupo de países, reforme
el sistema de papel moneda y nuestros sistemas bancarios, tal como los
conocemos, para restituir el oro o la plata como monedas y emitir billetes
redimibles en metálico.
No creo que el sistema monetario y financiero mundial pueda reformarse, pues
cualquier intento de reforma aniquilaría la actividad económica mundial, al
instante. No existe alternativa: es inevitable que el actual sistema monetario y
financiero mundial siga su curso hasta su propia destrucción; no podemos
“regresar al oro”.
En lo que debemos esforzarnos, como algo factible, es la reintroducción del oro
o la plata - o incluso ambos- a la circulación en paralelo, conjuntamente con el
dinero fiat que actualmente se usa en todas partes. Eventualmente, el sistema
internacional de dinero fiat o fiduciario se destruirá a sí mismo debido a sus
propios defectos inherentes.
La humanidad ha elegido al oro y la plata como moneda; ningún otro metal u
objeto le han servido tan bien para ese propósito. Los metales preciosos nunca
serán sustituidos por el papel moneda. El tiempo que vivimos de papel moneda
constituye una aberración pasajera en la historia de la humanidad, que pasará
pronto.
Una vez que el oro y la plata, o alguno de ellos, en cualquier cantidad, entre
en circulación en paralelo con el papel moneda, comenzarán a suceder muchas
cosas benéficas. Esta situación reafirmará el atractivo de los metales preciosos
como dinero y reforzará el movimiento hacia el dinero real.
Lentamente, quizás el mundo recobre su equilibrio monetario y financiero,
después de la orgía del papel que hemos vivido durante los pasados cien años, y
la emisión de papel moneda se verá moderada y frenada por la presencia del oro o
la plata que circulen en paralelo con ella.
¿Existe voluntad política para implementar mi plan en alguna parte del mundo?
Eso no lo sé. Pero tengo la convicción de que el plan que propongo funcionaría
para que la plata en México, o el oro en EU -o Europa o donde quiera que sea,
pueda introducirse a la circulación en paralelo con el papel moneda.
En la actualidad, cada vez está más claro que el actual paradigma monetario y
financiero basado en el dinero fiduciario se encuentrá próximo a un final
catastrófico; día con día aumenta la preocupación mundial a este respecto. Por
ello, es imperativo realizar un cambio significativo y restaurar el dinero real,
del cual depende la supervivencia de nuestra civilización industrial. Sin
embargo, no está nada claro cual pueda ser el camino viable para alcanzar tal
cambio.
Creo que mi plan ofrece ese camino viable para realizar el cambio necesario.
Este plan no se avoca a reformar el sistema internacional de papel moneda. Le
saca la vuelta a ese problema irresoluble, y recurre a la introducción de dinero
real a la circulación en paralelo con el dinero fiduciario. Tengo gran esperanza
de que otras mentes interesadas en el problema vital del dinero real, puedan
encontrar alguna inspiración en la propuesta que presento, y que mentes mejores
que la mía puedan concentrar sus esfuerzos políticos y de investigación
monetaria dentro de los lineamientos que trazo, al compartir mi convicción de
que éste es el camino hacia un cambio viable.
En mi opinión, cuando la moneda de plata sea introducida a la circulación, la
idea de que la moneda de plata puede ser dinero llegará a converirse en un hecho
irrefutable y de enorme importancia. Actualmente los metales preciosos son
vistos como “anticuados”, superados por la tecnología y las finanzas modernas;
aquellos de nosotros que insistimos en el oro, somos objeto de burla y se nos
etiqueta como “gusanos de oro”; sin embargo, tan pronto como entre en
circulación la plata o el oro en paralelo con el papel moneda, estos argumentos
caerán por su propio peso, enfrentados con el hecho palpable de que la plata o
el oro efectivamente circulan en paralelo con el papel, y de hecho reciben una
aprobación total de parte de la población. Es vital remover los obstáculos
intelectuales para retornar al dinero real, que simplemente se basan en el hecho
de que el oro y la plata no están en uso actualmente.
Como en todas las cosas que han de influir en forma automática y natural entre
millones de seres humanos, la sencillez es esencial.
El plan que propongo es sencillo.
Este es mi plan, tal como lo propongo para México:
1. La moneda seleccionada para circular en paralelo con los pesos fiduciarios,
es la onza de plata pura “Libertad” acuñada por la Casa de Moneda de México;
esta es una moneda de ‘curso legal’ con ciertas características monetarias muy
limitadas y constituye una de las monedas que conforman la serie “Libertad”.
Esta moneda no tiene valor nominal grabado, característica esencial que habrá de
tener cualquier moneda que vaya a circular en paralelo con papel moneda.
2. Por ley, el Banco de México emitirá diariamente la cotización de su valor de
curso legal, expresado en pesos fiduciarios. Así, la moneda será aceptable en
todo tipo de pagos por su valor de curso legal, sin ningún tipo de descuento.
3. Por ley, el Banco de México no reducirá ningún valor cotizado de la onza de
plata “Libertad” en pesos fiduciarios, en futuras cotizaciones. Las cotizaciones
subsecuentes podrán ser mayores en términos de pesos fiduciarios; o la
cotización podrá mantenerse sin cambio durante algún tiempo pero, en cualquier
caso, nunca habrá una cotización menor para la onza de plata “Libertad”.
A grandes rasgos, este es mi plan para la introducción de la plata a la
circulación monetaria en México.
Lo que sigue a continuación es una explicación de los tres puntos que he
mencionado, y algunas opiniones con respecto a las consecuencias que podrían
preverse.
1. La moneda no debe tener valor nominal.
En nuestro universo de papel moneda, en el que los billetes se distinguen
principalmente por los números que llevan impresos, introducir una moneda con
valor nominal grabado expresado en términos de pesos fiduciarios, significa
condenarla a desaparecer de la circulación. Esto ocurrirá, sin lugar a dudas,
tan pronto como el precio de mercado del metal que contiene la moneda, se
aproxime o sobrepase su valor nominal grabado. En ese momento, las monedas serán
recogidas para fundirse en barras, ya que estas son más valiosas en términos de
papel moneda, que el total del valor en pesos que llevan grabado.
Las monedas con valor nominal grabado tienen un valor estático. No pueden flotar
dentro de un universo de papel moneda que continuamente se está inflando. Por
ello, es indispensable que el valor de curso legal de una moneda de metal
precioso, sea un valor flotante. Sólo una moneda de metal precioso con valor
flotante puede permanecer indefinidamente en circulación, junto al papel. Todas
las monedas de oro y plata que llevaban un valor nominal grabado, fueron
desplazadas por el papel -precisamente debido al valor nominal desaparecieron.
Otra condición es que la moneda seleccionada para usarse como dinero, debe tener
un peso, o una fracción de peso, que ya esté definida por el sistema de pesos y
medidas. La “onza” efectivamente es una medida de peso reconocida por el sistema
de pesos y medidas internacionales. Incluso, en vez del entero de la onza troy,
podrían monetizarse la media onza, el cuarto, el quinto, el décimo o el vigésimo
de onza; sin embargo, no sería posible monetizar a la vez, más de una unidad. Lo
que definitivamente debe evitarse es la monetización del llamado “peso de
plata”, con una definición de su peso expresada en la ley, por la simple razón
de que es muy fácil cambiar esa definición. Por el contrario, una onza troy o
una fracción de onza, siempre tendrá, por definición, el mismo peso.
La razón por la cual seleccioné al entero de onza “Libertad” para su
monetización, es que ya existen en poder de los mexicanos más de 20 millones de
monedas. Es conveniente comenzar con algo que ya existe.
Si el precio de la plata se incrementara demasiado, hasta alcanzar una cifra hoy
insospechada, la nueva moneda para ser monetizada y cotizada podría ser el
décimo de onza, por ejemplo, el cual, por cierto, ya existe. En este caso, el
entero de onza no sería desmonetizado formalmente; continuaría con su función
monetaria como múltiplo de la moneda fraccionaria menor, cotizada. Sin embargo,
la moneda de curso legal en este caso, sería la fracción de un décimo.
Mi plan propone la monetización de una sola moneda, y no de un conjunto de
monedas, porque es indispensable establecer una unidad fundamental como cimiento
que asegure orden y unidad a todo el conjunto.
2. Por ley, el Banco de México determinaría el valor de curso legal de la onza
de plata “Libertad”.
A este respecto, he sugerido un método de cotización definido, pero cabe aclarar
que este método es opcional y podría ser modificado, a fin de ajustarse a la
conveniencia del Banco de México.
Básicamente, la moneda debe cotizarse partiendo del precio internacional de la
plata, y la fuente de tal precio, es opcional. Posteriormente el precio
internacional debe convertirse a pesos fiduciarios mexicanos, de acuerdo al el
tipo de cambio que prevalezca en esa fecha.
El Banco de México deseará cubrir sus costos de acuñación y también, obtener un
señoraje razonable. Estos elementos también pueden integrarse para obtener la
cotización oficial, la cual debe redondearse hacia arriba, al múltiplo de 5
pesos más cercano. (Lo anterior, ya que no podemos pedirle a la población que
recuerde la cotización diaria si ésta es una cifra tal como $107.43 pesos, por
ejemplo, ni sería práctico usar tal cotización en los pagos que se efectúen o
reciban).
¿Qué tan alto debe ser el señoraje? Debe ser un señoraje razonable. Incluso, me
atrevería a sugerir, no más del 10%.
La cotización de la onza “Libertad” por parte del Banco de México, tendrá el
efecto de sobrevaluar la moneda, en términos de la plata que contiene, con
respecto al precio en lingote. Este debe ser el caso, a fin de asegurar que la
plata amonedada permanezca en México. La plata acuñada tendrá más poder de
compra en México, del que tendrá en Estados Unidos, porque la onza “Libertad”
tendrá curso legal en México, pero no en Estados Unidos, donde será simplemente
una moneda de plata y, en consecuencia, valuada como tal.
Sin embargo, debo hacer notar que incluso con la sobrevaluación, un número
importante de personas en Estados Unidos podrían desear adquirir esta moneda,
debido a sus características: tendrá curso legal en México, con un valor
flotante determinado en base al valor de la plata en dólares (o en euros o
libras esterlinas) y cuya equivalencia en pesos no puede reducirse. Los
atractivos que una moneda de este tipo podría tener para los norteamericanos,
los dejo a su imaginación.
2. Por ley, ninguna cotización subsecuente puede ser disminuída, con respecto a
la última anterior.
Este es un punto que deja perplejos a algunos y que ha motivado ciertas
críticas, debido a la falta de comprensión.
La onza de plata “Libertad” sería lo que yo he decidido definir como una moneda
híbrida.
Ciertamente nunca ha existido una moneda híbrida en la historia del mundo. Pero,
por otra parte, debemos considerar que el mundo tampoco anteriormente se ha
encontrado en una situación como la actual, dentro de un mar de papel dinero.
La onza “Libertad” sería una moneda híbrida, porque algunas de sus cualidades
derivarían de su contenido en metal precioso, y compartiría algunas otras con el
dinero fiduciario – lo cual no debe sorprendernos, si va a circular en paralelo
con el dinero fiduciario.
Cuando el precio internacional de la plata se eleva en términos de dólares, o
euros, o libras esterlinas - cualquiera que sea la referencia internacional que
se elija como base para su cotización; o cuando el peso fiduciario se devalúa
con respecto al dólar o a la moneda que sirve como referencia de cotización - el
valor de curso legal de la onza “Libertad”, se incrementa. No se incrementará
cuando sucedan pequeños cambios en el precio de la plata, ya que la cotización
contiene algunos elementos que actúan como amortiguadores: el señoraje y el
redondeo hacia arriba absorben pequeños incrementos en el precio de la plata y
cambios pequeños en la paridad del peso.
De esta forma, cuando sube el valor de la plata que contiene, la onza “Libertad”
se comporta tal como una moneda mercancía.
Sin embargo, cuando baja el precio internacional de la plata, o cuando se
fortalece el tipo de cambio del peso, la cotización en pesos de la onza
“Libertad”, no disminuye. Lo anterior, tal como sucede en el caso de cualquier
billete impreso en cualquier parte del mundo, que no ve afectado su valor
nominal cuando el tipo de cambio se altera. Igual sucede con la onza convertida
en moneda híbrida. Un billete de pesos podrá comprar más cuando el tipo de
cambio se fortalece, pero su valor de curso legal sigue siendo de “Cien Pesos”,
por ejemplo, para el caso del billete de esa denominación.
Esta misma situación se aplica a las monedas fiduciarias que ya usamos.
Actualmente tenemos monedas de un peso, de cinco, de diez y de cincuenta pesos,
pero éstas no pierden parte de su valor nominal cuando disminuye el precio del
níquel o del cobre, o de cualquiera que sea el metal con el que están hechas. De
igual forma, si baja el precio en pesos de la plata que contiene la onza
“Libertad”, ya sea debido a un incremento del tipo de cambio del peso con
respecto a una moneda extranjera, o debido a un decremento en el precio
internacional de la plata, la cotización de la onza de plata “Libertad, no tiene
por qué disminuir.
Al conservar intacto su valor de curso legal en esta forma, la onza “Libertad”
se comporta como moneda fiduciaria.
Si lo que se pretende es que una moneda de metal precioso circule
permanentemente junto con el dinero fiduciario, ésta tiene que ser una moneda
híbrida. Así, podrá incrementar su poder de compra como cualquier moneda
mercancía; pero tal como el dinero fiduciario, mantendrá su valor de curso legal
cuando disminuya el precio del metal que contiene o cuando se aprecie el tipo de
cambio de la moneda junto a la cual circula. Es una moneda híbrida, con doble
naturaleza.
Actualmente contamos con muchas monedas mercancía, pero éstas no son dinero.
Conservarlas puede resultar una buena especulación con respecto a su poder de
compra futuro, pero aún así, esto sigue siendo especulación. A algunas personas
les gusta especular, pero la gran mayoría de la población no desea especular. La
gran mayoría de la población no puede, bajo ninguna circunstancia, aceptar en
pago, sin poner objeción, una moneda cuyo valor de curso legal puede disminuir
el día de mañana. Tal moneda, simplemente, no es dinero.
Para que la moneda mercancía se convierta en dinero, debe contar con un valor de
curso legal que no disminuya, tal como los billetes y monedas fiduciarios. Sin
embargo, a diferencia de las monedas y billetes fiduciarios, la moneda mercancía
convertida en dinero puede incrementar su valor de curso legal, cuando el metal
que contiene incrementa su valor o cuando disminuye el tipo de cambio del dinero
fiduciario junto al cual circula. De otra forma, el destino de esa moneda es la
fundición.
Vuelvo a enumerar los tres elementos necesarios para introducir a la circulación
una moneda de metal precioso:
1. La moneda no debe tener valor nominal; debe ser una unidad de peso
reconocida, o una fracción de la misma.
2. La moneda debe ser cotizada oficialmente por el Banco Central, lo cual le
otorga curso legal pleno.
3. Ninguna cotización subsecuente, puede ser menor que la anterior.
Ahora conocen ustedes la esencia de mi plan para la reintroducción de la moneda
de plata en México. Creo que estarán de acuerdo que es un plan sencillo. El
Banco de México determina diariamente una cotización para el dólar de Estados
Unidos. No veo por qué sea tan difícil asignar una cotización de curso legal
pleno para la onza “Libertad”. Una vez establecido un método de cotización,
cualquier funcionario del Banco de México puede determinar la cotización
rápidamente, y comunicarla al sistema bancario y los medios de comunicación,
para que ésta sea difundida a la población.
Ciertamente, algunos podrán incurrir en pérdida al cometer el error de utilizar
la moneda a su anterior cotización. Sin embargo, pronto aprenderán a evitar esta
clase de pérdidas. Al día de hoy, estas personas también pueden cometer el error
de usar sus dólares a un valor menor que el actual. Sin embargo, estos errores
son totalmente intrascendentes y los particulares pronto aprenden a no
equivocarse.
La reintroducción de la plata a la circulación, convertiría a México en el
primer país del mundo en tener en circulación, simultáneamente, dos dineros
propios de diferente calidad. Por una parte, el peso fiduciario, sin calidad
alguna (es simplemente un dígito, como el dólar) y por otra parte la onza de
plata “Libertad”. En mi opinión, el hecho de que México fuese el primer país del
mundo en realizar esta introducción de una moneda de metal precioso a la
circulación, le traería gran prestigio y pronto sería imitado por otros países.
Imagino una enorme demanda para esta plata convertida en dinero. El tenedor de
la onza “Libertad” no especula más sobre una futura apreciación de su onza. Es
propietario de una moneda que es dinero, cuyo valor de curso legal no disminuye,
y que tiene la posibilidad de incrementarse a consecuencia de cualquier posible
incremento del precio de la plata.
A menos que la demanda de esta moneda fuese completamente satisfecha por el
Banco de México, probablemente se presentaría un mercado paralelo para la
moneda. Su ventaja de ser una moneda indevaluable podría causar tal demanda, que
la gente estuviera dispuesta a pagar más que su valor oficial, para tenerla.
Para regresar el precio del mercado paralelo a su valor oficial, el Banco de
México se vería obligado a acuñar grandes cantidades de esta moneda.
La inflación monetaria en México es considerable. En los pasados ocho años, de
diciembre de 1995 a diciembre de 2003, de acuerdo con los datos del Banco de
México, la cantidad de M1 se ha incrementado cinco veces. Esto es debido
principalmente al ingreso de dólares provenientes de Estados Unidos. Cualquiera
que sea la causa, el incremento de M1 no necesariamente ha de presentarse como
resultado del incremento del valor cotizado de la onza “Libertad”. Si esta
moneda incrementa de valor, la cantidad adicional de moneda fiduciaria que va a
introducirse en circulación fácilmente se podría ajustar a la baja para
compensar el mayor valor del circulante en plata. Si de todas formas vamos a
tener un incremento de M1, ¿por qué no hacer que una parte sustancial de ese
incremento se dé en onzas “Libertad” con curso legal pleno?
El mercado interno para la onza “Libertad” podrían ser cientos de millones de
onzas.
¿Cómo podrá saber el Banco Central cuando el mercado está saturado? El signo más
claro sería, cuando la gente comenzara a regresar la onza a los bancos, para
depósitos o transferencias. Cuando los bancos reporten que tienen suficientes
monedas de plata en manos de sus operadores, será la señal que el mercado está
saturado.
Me parece que es necesario comprender claramente que los ahorros –ese manantial
indispensable del bienestar futuro - no requieren y no deberían requerir el pago
de intereses, para inducir a la gente al ahorro. La gente ahorrará -algunas
personas están más dispuestas para ahorrar, que otras - cuando lo que ahorran es
valioso como ahorro. Que los ahorros deben estar motivados por un
correspondiente interés futuro a ganar, es una idea maligna. El ahorro en sí
mismo constituye su propia recompensa: saber que uno estará seguro en el futuro,
es una gran recompensa. Ninguna recompensa adicional es necesaria, si el medio
de ahorro es suficientemente valioso.
México es un país que requiere de ahorro, pero nuestro peso no nos satisface.
Recurrimos a otro dinero, por ejemplo, el dólar norteamericano, para nuestros
ahorros. O, requerimos de altos intereses pagaderos en el corto plazo, o “a la
vista”. Claramente, este es un requisito imposible de satisfacer en la realidad.
Ningún sistema financiero serio y estable puede, a la larga, otorgar altos
rendimientos en depósitos a corto plazo o a la vista.
La onza de plata “Libertad” convertida en dinero, podría ser un poderoso
incentivo para el ahorro.
Al exportar México nuestra plata como materia prima, México se hace a si mismo
un grave daño. Tenemos a la mano, los medios para crear por nosotros mismos, el
mejor dinero del mundo, que puede circular en paralelo con nuestro dinero
fiduciario. Sin embargo, esto no se ha hecho. Nosotros mismos nos estamos
privando de la posibilidad de poseer riqueza verdadera en la forma de nuestro
dinero, una riqueza que puede incrementarse si sube el precio de la plata en el
mundo.
Nuestro dinero fiduciario puede seguir operando tal como ha estado procediendo,
reforzado quizá por el prestigio de la plata que circula junto a él.
Eventualmente, todo el dinero fiduciario alrededor del mundo se convertirá en
polvo. Sin embargo, la onza de plata “Libertad” sin valor nominal, permanecerá
en existencia durante los siglos por venir, cuando la crónica de nuestros
tiempos turbulentos esté archivada en polvosas bibliotecas.
Algo que no podrá hacerse con la onza “Libertad” monetizada, será denominar
contratos de crédito en esa moneda. El resultado predecible de hacerlo así,
sería la incapacidad de parte de los deudores para restituir las onzas
recibidas, e incapacidad de los acreedores para obtener el pago en onzas
“Libertad”.
Por lo tanto, el medio contractual deberá continuar siendo el peso fiduciario
mexicano, exclusivamente.
Sólo después de mucho tiempo, imposible de determinar por el momento, sería
posible pensar en un peso mexicano totalmente convertible a plata, a una tasa
fija determinada. Con toda la experiencia que hemos tenido con el papel moneda,
tenemos que pensar que es muy probable que no se podría sostener una tasa fija
entre plata y papel moneda. Todo nuestro mundo está basado en la expansión
crediticia y en sistemas bancarios que fondean préstamos a largo plazo con
depósitos a corto plazo. No podemos cambiar eso, sin cambiar por completo
nuestro mundo. Para propósitos prácticos, la onza “Libertad” sería, durante
mucho tiempo, un medio para el ahorro personal, quizá a nivel corporativo
también, y un medio de pago de nuestras necesidades diarias.
Los sistemas bancarios de todo el mundo, son alérgicos al dinero real. Si a los
sistemas bancarios se les obliga a operar con dinero real, se colapsan y con
ellos, nuestro mundo industrial. Es esencial para su existencia, recibir
depósitos a corto plazo y prestar estos fondos a largo plazo. No se les puede
salvar en su estado actual.
Por lo tanto, no podemos hacer otra cosa más que dejar que sigan adelante con
sus juegos fatales. Los créditos se denominarán en pesos, no en onzas
“Libertad”, excepto por la imprudencia de quienes se arriesguen a hacerlo de
otra forma.
Los ahorros personales en onzas “Libertad” permanecerían seguros, disponibles
para ser utilizados por el individuo a su discreción, en cualquier caso que él
juzgara suficientemente importante para movilizar sus ahorros: compras urgentes,
emergencias o adquisición de bienes de capital.
Otra duda que he escuchado respecto a la posibilidad de tener en circulación la
moneda de plata en paralelo con el dinero fiduciario, es que esta moneda “se
atesoraría”.
¡Por supuesto que se atesoraría! Ese es tan sólo otro nombre para definir al
ahorro. Quienes no quieren que la gente tenga su ahorro bajo su propia custodia,
lógicamente, son los bancos. ¡Ellos quieren depósitos! No quieren que la gente
conserve sus ahorros en monedas de plata. Quieren que la gente deposite sus
ahorros en los bancos, para que puedan prestar esos ahorros y obtener
utilidades, vía los intereses; están en contra de cualquier alternativa para la
gente, con respecto al ahorro.
Lo bueno de la moneda híbrida, es que el atesoramiento del ahorro se hace
mediante una moneda que puede gastarse a un valor de curso legal conocido y, por
lo tanto, este tipo de ahorro no constituye una especulación; como he dicho, la
gente en general se rehúsa a especular con el valor de sus ingresos. En mi
opinión, atesorar monedas de oro o de plata es una buena especulación; pero poca
gente desea especular de esta forma. Sin embargo, si la plata se convierte en
dinero que puede ser utilizado en cualquier momento para una emergencia o por
cualquier otra razón, el ahorro en onzas “Libertad” se convierte en algo muy
diferente. El hecho de que una moneda se atesore, no significa que “esté fuera
de circulación”. Ciertamente, está en circulación. El tenedor sabe en cualquier
momento cuántas monedas tiene, y el importe exacto de su equivalencia oficial.
Así, gastará sus monedas, cuando decida gastarlas.
Hay un límite al total del ahorro o atesoramiento que quiera efectuar una
comunidad. Algunos pueblos son más ahorrativos que otros. Cuando los individuos
en México decidan que sus ahorros en onzas “Libertad” son suficientes para
cubrir sus necesidades, comenzarán a gastar las monedas adicionales que lleguen
a sus manos, junto con los billetes fiduciarios.
Aquí es cuando los bancos notarán que las monedas de plata regresan a sus cajas
tan pronto como las entregan al público. En ese momento, el Banco de México
podrá dejar de acuñar más monedas “Libertad” hasta que se presente renovada
demanda. Ese momento, estoy seguro, no llegará sino hasta después de décadas de
acuñar la onza “Libertad”.
¿Cómo afectaría al sistema bancario la introducción de la onza “Libertad” al
sistema bancario? Esta pregunta invita a la reflexión. Brevemente, debo señalar
que no se trataría de “un problema de la plata”, sino de “un problema de la
banca” que puede asemejarse a la fuga de pesos a una moneda extranjera, sólo que
en este caso, es una moneda propia de mayor calidad.
A primera vista, podría haber dos formas de frenar la fuga.
La primera es que el Banco Central determinaría la cantidad de plata a acuñarse.
Este no es un plan para la libre acuñación de la plata.
La segunda es que las tasas de interés podrían compensar al ahorrador para que
no ahorrara en plata, tal y como se elevan las tasas de interés, para que no
exista fuga hacia dólares.
¿Sería inflacionaria la monetización de la onza “Libertad”? La pregunta carece
de significado práctico en la actualidad, y no lo tendrá debido al futuro
previsible. México vive en un sistema de pesos fiduciarios que es un derivado
del dólar. Importamos la inflación monetaria norteamericana, nos guste o no nos
guste. Esto no puede evitarse, porque nuestro Banco Central produce inflación
monetaria cuando adquiere dólares adicionales para sus reservas. Nuestro sistema
bancario, como todos los sistemas bancarios del mundo, funciona a base de
prestar a largo plazo y fondearse a corto plazo, y esto requiere en forma
inevitable, la creación constante de dinero adicional para seguir solvente.
Sin embargo, la calidad de la onza de plata “Libertad” evita cualquier impacto
sobre los precios que pueda originar de la acuñación de la plata, porque la
población ahorraría – no gastaría – la mayor parte de las monedas que llegaran a
sus manos. Como he dicho, cuando se hubiese satisfecho el deseo de ahorrar –
algo que va a tardar mucho tiempo – entonces podríamos ver que la moneda se usa
en el comercio diario. Sin embargo, hasta que tal cosa sucediera, no sentiríamos
presión sobre los precios más allá del que padecemos actualmente, ya que estamos
viviendo en un sistema monetario que es inherentemente inflacionario. Cuando se
haya satisfecho el deseo de ahorro de la población mexicana, el siguiente punto
se vuelve interesante.
El peso mexicano fiduciario, a diferencia del dólar, no tiene “pasaporte
internacional”. No puede viajar. Los pesos fiduciarios que se crean, ejercen su
influencia inflacionaria dentro del país, pues no viajan al exterior como los
dólares. Sin embargo, a diferencia de los pesos, la onza de plata “Libertad”
puede adquirir pasaporte internacional. El uso para la acuñación adicional de
plata, podrá ser, una vez más, la que existió hace cien años: realizar pagos
internacionales.
El uso monetario de la onza “Libertad” no tiene por qué limitarse a México. Si
el Banco de México en el futuro, redujera gradualmente la sobrevaluación de la
moneda de plata, a un nivel ligeramente superior al precio de la plata en
lingote, creo que México podría realizar pagos en plata para cubrir parte de sus
importaciones. Esto se encuentra aún en el futuro distante, pero simplemente
como posibilidad teórica, dudo que el pago en plata monetizada sería rechazado
internacionalmente. Esto se nos hizo un problema artificial hace cien años, y
sirvió para presionar a México y a América Latina para que abandonaran la
monetización de la plata y se fueran al uso exclusivo del oro, alineados con
Nueva York y Londres, con gran perjuicio para toda América Latina.
En la actualidad, los ahorradores en México están atrapados en un sistema que
les presenta un dilema insoluble. Si el Banco de México tiene demasiadas
reservas de dólares, significa que ha estado inflando la masa monetaria de
pesos, y subirán los precios en México; la industria nacional queda incosteable
por el alza de salarios, de tal forma que los ahorros tendrán que devaluarse.
Por otra parte, si el Banco de México no adquiere más reservas, sube el peso de
valor respecto al dólar, al venderse los dólares por pesos en el mercado
interno, y así, desaparecen los mercados de exportación, de tal forma que,
nuevemante, los ahorros tendrán que devaluarse.
La moneda de plata representa riqueza verdadera en manos de su dueño. A la
moneda de plata no la afectan las reservas o falta de ellas, ni le importa la
buena o mala política, ni el manejo inteligente o inepto de la cuestión pública.
Es una alternativa al sistema pernicioso de reservas de dólares que padecemos.
Existen otros posibles efectos que originen en la moneda de plata en
circulación, que podrán merecer la atención de aquellos a quienes interese el
análisis teórico. Sólo puedo presentar un breve esbozo.
Como tantos otros países, México se ha esforzado en crear industrias para dar
empleo a sus habitantes.
Para que las industrias mexicanas puedan ser de tamaño importante, han tenido
que recurrir a préstamos en dólares. Para obtener préstamos en dólares, han
tenido que demostrar que pueden generar ingresos en dólares para pagar los
préstamos, y así, en forma natural se han orientado hacia el mercado de
exportación, no hacia el mercado interno.
Si hubiera una cantidad importante de plata en circulación en México, entonces
dirigir la producción a satisfacer a los mexicanos sería mucho más atractivo
para las industrias, de lo que es actualmente. ¿Por qué buscar pago en dólares,
cuando la onza “Libertad” es una moneda superior?
La plata en manos del público en cantidades significativas, fortalece el mercado
interno. En caso de un colapso de exportaciones – pesadilla de economistas en
todo el mundo el día de hoy, ya que esto es una consecuencia predecible del
temido colapso del dólar y el comercio internacional – podríamos contar con el
apoyo de un mercado interno dispuesto a pagar con plata. El mundo actual cifra
su prosperidad en las exportaciones, mucho más allá de lo que es prudente.
Argentina nos ha dado un aviso al respecto de lo que le puede suceder a una
población que se queda sin dinero sano. En el pasado reciente, circularon en
Argentina 18 tipos de papel moneda improvisada, para que pudiera seguir fluyendo
la producción al consumidor. ¿Qué necesidad hay de exponernos a tal suplicio?
Opino que la mejor medida de protección que puede tomarse para minimizar el
impacto de un colapso en exportacione,s es colocar cantidades significativas de
plata en circulación, en paralelo con el papel, de inmediato.
Invito a quienes les interese el tema, a explorar este asunto.
¿A qué nivel podría llegar el precio de la plata, si se adoptara este plan?
Nadie sabe la respuesta, pero es probable que la creación de un nuevo y muy
grande mercado para la plata convertida en dinero, ejercería una presión hacia
la alza en el precio internacional de la plata. Esto sería un gran beneficio
para México, que ha estado exportando su preciosa plata a precios muy bajos
durante varias décadas, en detrimento de su sector minero y de los mexicanos en
general. Fácilmente puedo imaginarme una onza “Libertad” con un valor de $100
dólares, en dólares de hoy.
¿Qué sucedería si se presentara un repunte especulativo en los precios de la
plata, como sucedió en los años ’80? ¿Se cotizaría la onza con un valor de curso
legal excesivo al irse a las nubes el precio de la plata? ¿Qué sucedería si el
precio se desplomara, después?
En tal caso, el Banco de México no tendría por qué apresurarse a emitir una
nueva cotización. Podría demorar una nueva cotización de la onza, si tuviera
dudas acerca de la validez del alza de precio de la plata. Si el precio de la
plata dejara muy atrás la cotización de la onzas “Libertad”, algunas personas
comenzarían a vender sus onzas a quienes las recogerían para fundirlas para su
venta en lingote a altos precios. Pero con toda seguridad, tardaría mucho para
que esta actividad impactara seriamente en la cantidad de onzas en manos del
público. La mayoría de público probablemente decidiría quedarse con sus onzas
“Libertad”, con la expectativa de que se emitiera una nueva cotización más alta,
a su debido tiempo.
Si el precio de la plata cayera fuertemente, absolutamente nada sucedería. La
onza “Libertad” seguiría siendo dinero; el valor de la plata en la onza podría
disminuir, pero no su valor de curso legal. Si acaso, el Banco de México
obtendría un mayor señoraje al acuñar más onzas “Libertad”. Con toda seguridad,
nadie entregaría sus onzas a cambio de billetes, debido a que el valor de la
plata habría bajado: el valor de curso legal seguiría siendo la última
cotización del Banco de México. Para especular sobre una futura alza de la
plata, los especuladores utilizarían pesos fiduciarios – algo que pueden hacer
en la actualidad, en cualquier momento, en todo caso.
En la debacle monetaria, financiera y económica que se aproxima inevitablemente,
quizas el pago en plata se aceptaría internacionalmente. Los exportadores de
todo el mundo estarán tan presionados para vender, que la plata será aceptada de
inmediato. En ese caso, puedo imaginarme que toda la producción de plata de
México podría dirigirse hacia la acuñación, por un tiempo indefinido. La
producción presente es de más de 2,000 toneladas al año. Las reservas mineras de
plata, son amplias.
En conclusión:
Creo que mi plan ofrece un camino viable para colocar en circulación la onza de
plata “Libertad”, en paralelo con el peso fiduciario.
Si de momento no es políticamente factible realizar este plan, tal vez una
situación de hiperinflación o deflación devastadora podría hacer cambiar de
opinión al Banco Central. Es conveniente contar con un plan bien pensado para el
caso de presentarse tan terrible emergencia. La plata en circulación paralela
con el papel en hiperinflación, podría servir para contener la marea
destructiva.
Un país donde los ahorros de la población no están solamente en depósitos
bancarios, sino en moneda de plata, utilizable como dinero y guardada en casa o
cualquier otro lugar seguro, es un país feliz.
Una población satisfecha tiene menos incentivo para involucrarse en revolución y
menos incentivo a emigrar a los Estados Unidos.
Gracias a la moneda de plata, la tranquilidad, así como disfrutar de la vida tal
y como la conciben los mexicanos, se vuelven posibles; esto, a la par con
estabilidad política, seguridad financiera a nivel doméstico y orgullo en su
propio país, por no mencionar otras innumerables bendiciones.
Agradezco a todos, su amable atención.
Hugo Salinas Price, Presidente
Asociación Cívica Mexicana Pro Plata, A.C.