Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Yoandris Sierra Lara (CV)
ysierra1981@yahoo.es
Resumen.
En este artículo se realiza un análisis de la crisis económica capitalista mundial que azota la economía desde aproximadamente la segunda mitad del año 2007. Se realiza un análisis donde se exponen los antecedentes de esta crisis del capitalismo mundial; el papel jugado por la especulación financiera como vía principal para la valorización del capital en los últimos 30 años, los efectos de la desregulación en las últimas décadas. Se analiza el desencadenamiento de la crisis en los Estados Unidos, su irradiación a escala global, así como se estudia el sistema de impactos globales de esta crisis, especialmente en América Latina. Finalmente se analizan las distintas proyecciones de la crisis.
Palabras claves:
Crisis – Génesis – Impactos – Perspectivas.
Para ver el artículo completo en formato pdf comprimido zip pulse aquí
Sierra Lara: "La crisis capitalista mundial: génesis, impactos y perspectivas", en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 164, 2012. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/la/
Introducción.
La crisis que vive el capitalismo desde la segunda mitad del año 2007, es parte de la crisis estructural que sufre el sistema, en este artículo abordaremos específicamente la dimensión económico financiera de la crisis, analizando lo relacionado con la génesis del fenómeno, sus impactos globales, principalmente el caso de Estados Unidos, Unión Europea y América Latina. Para ello emplearemos un método sistémico de análisis.
El artículo consta de tres epígrafes que son los siguientes:
Desarrollo.
La primera cuestión a establecer, es que, en la teorización marxista de los últimos años cobra fuerza el concepto de crisis estructural, entendida esta como una situación de desequilibrios globales que sobrepasan el ámbito de lo estrictamente económico, y alcanza esferas como la ecológica, la alimentaria, la energética, la ideológica, etc. Algunos autores establecen el inicio de esta crisis estructural a partir de los años 70 del siglo XX, época coincidente con la era neoliberal y para otros teóricos con una denominada Onda Larga Descendente del sistema capitalista.
Esta crisis estructural significaría un replanteo de la crisis de superproducción clásica, esta última se reduce a la dimensión económica del sistema y puede ser corregida por el sistema en un espacio de tiempo relativamente breve, la crisis estructural, sin embargo, conlleva décadas en su resolución y cambios profundos, estructurales y funcionales en la dinámica del sistema capitalista.
Esta crisis que comienza aproximadamente en la segunda mitad del año 2007, aunque sus condiciones se preparaban desde años antes, no es la primera crisis del capitalismo mundial en el siglo XXI, aunque si ha sido la mayor por su duración, su alcance y su violencia, siendo incluso comparada con el gran crash de 1929. Otra característica muy peculiar de esta crisis es que, a diferencia de las otras que venían ocurriendo especialmente a partir de los años noventa del siglo XX de índole financiera, hizo su erupción en el centro del capitalismo mundial, en este caso en la propia economía de los Estados Unidos.
1.1. Los antecedentes de la crisis.
La crisis se desenvuelve en un escenario marcado por la decadencia de la globalización en su variante neoliberal, al tiempo que la crisis actuaría, en nuestra opinión, como fuerza catalizadora de la descomposición de este proyecto hegemónico diseñado por el capital global. Este escenario previo de la crisis, de dominio y descomposición de la globalización neoliberal tendría entre otras las siguientes características:
Esto se expresa en una interdependencia a gran escala entre todos los mercados existentes a nivel mundial, especialmente los mercados de capitales y de mercancías, marchando a la zaga en este proceso los mercados de trabajo. Este proceso de internacionalización ha estimulado sin dudas el dinamismo de las fuerzas productivas, las que encuentran un marco mucho más amplio para su desenvolvimiento que el existente solo bajo las fronteras nacionales. Sin embargo, esta internacionalización genera una elevada capacidad de contagio y dispersión de la crisis a escala global, lo que se expresa en que cualquier episodio económico de desequilibrio generado en algún centro económico de importancia tiene la posibilidad de irradiar a todo el sistema económico y causar un alto impacto en otros centros económicos bien distantes en el ámbito geográfico. Esto explica cómo veremos más adelante cómo una crisis que nace en los EUA, irradia rápidamente a la UE y a sectores de Asia.
Otra de las características definitorias de este contexto en los últimos 20 – 25 años es el acentuado proceso de desmantelamiento del papel económico del Estado, esto se concreta en el hecho de que se ha asumido en la práctica la consideración de la teoría neoliberal que plantea el hecho de que el mercado por sí solo es capaz de regular con eficiencia y equidad la economía de los países capitalistas, siendo así, el papel económico del Estado ha sido limitado a cuestiones relacionadas con la seguridad nacional interna y externa y en el ámbito económico a cuestiones relacionados con el control monetario del sistema, pero bajo normas bien rígidas de comportamiento. Un proceso que ha ocurrido de forma paralela a este, sobre todo en los países de América Latina ha sido el proceso de desnacionalización, entendido como la transferencia de la propiedad sobre los principales medios de producción nacionales a entes trasnacionales, esto resulta de la misma lógica privatizadora. Estos procesos, debe reconocerse, han sido revertidos en una medida más o menos importante en varios países de América Latina, donde el Estado se ha ido reestableciendo como componente fundamental del sistema económico y de la nueva agenda del desarrollo. En la misma medida, aunque en medio de serios conflictos de intereses, se han iniciado procesos de renacionalización de las principales industrias y bienes económicos en varios países, especialmente en Venezuela, Ecuador y Bolivia, países inmersos además en procesos revolucionarios – nacionalistas.
En la misma medida en que se disuelve el Sistema de Bretton Woods establecido en 1946 y que establecía una serie importante de regulaciones macroeconómicas y del Sistema Monetario Financiero Internacional, así como la imposición del dólar como principal divisa internacional respaldada en oro, en los años setenta del siglo XX, el sistema monetario financiero y sus instituciones van cobrando un mayor control y dominio sobre la economía capitalista mundial, apoyado además en un proceso de terciarización de la economía, en el auge de las tecnologías de la informática y las telecomunicaciones y en un claro proceso de desregulación y desestatización de la economía capitalista mundial. Esto significaría, en nuestra opinión, una especie de discordancia en el funcionamiento de la economía capitalista mundial, dado que naturalmente el sistema financiero y monetario está ajustado a las necesidades y requerimientos del sector real de la economía, y no al revés, de modo que a partir de los años setenta, y con mayor fuerza en los 90, la economía real mundial iba a estar fuertemente condicionada, subordinada, a los intereses del sistema monetario financiero internacional, y a los capitalistas financieros trasnacionales.
Uno de los fenómenos más complejos en el funcionamiento capitalista de los últimos 30 años aproximadamente es el auge inaudito e irracional de la especulación financiera como vía para la valorización del capital trasnacional. Históricamente, el capitalismo había logrado valorizar el capital en el denominado sector real de la economía – el que produce bienes y servicios -, sin embargo, también a partir de los años setenta del siglo XX comienza un proceso de inversión masiva en el sector virtual de la economía, o especulativo financiero, esto al tiempo que, simultáneamente, la economía real mundial se contraía.
La caída generalizada de la cuota de ganancia registrada en las economías más avanzadas a partir de la década de los setenta fue, a nuestra opinión, la causa básica principal que motivó la emigración de los capitales hacia el sector especulativo financiero, la posibilidad estuvo dada en la desregulación del sistema financiero internacional y otras acciones emprendidas a fines de los setenta. En nuestra opinión, la especulación financiera sería la respuesta del gran capital a la pérdida de rentabilidad del capital social invertido en la esfera productiva comercial. La tabla siguiente ayuda a demostrar el debilitamiento de la economía real medido en el crecimiento del PIB.
Se observa claramente cómo a partir de 1973 los datos indican una importante contracción en el crecimiento de la economía real, llegando a niveles realmente muy bajos en la década de los 90 del siglo XX.
Al tiempo que esto ocurría, iba cobrando fuerza inusitada la especulación financiera como vía fácil y segura para valorizar el capital. El paralelo es evidente, los siguientes datos demuestran la situación:
Las operaciones puramente financieras, es decir, al margen de cualquier actividad de índole productiva o comercial alcanzaban los siguientes niveles:
Incluso en estos momentos, aún después de toda la riqueza “abstracta” destruida por el efecto de la crisis, el PIB mundial está en torno a 60 billones de dólares, lo que es apenas el 10% del mercado mundial de derivados financieros que supera los 600 billones de dólares2 .
En un artículo a propósito de la crisis financiera, la revista The Economist (2008), aporta un conjunto de datos sobre la economía estadounidense, que ponen en evidencia el grado de “financiarización” alcanzado en esa economía.
Debe resaltarse que el fenómeno de la especulación financiera se expresó también en la periferia con gran fuerza, aunque los datos sean mucho menos publicitados.
Es evidente entonces cómo por un lado la economía real se deprime, mientras por el otro la economía virtual o especulativa financiera crece y se expande, creando riquezas abstractas sin crear riquezas concretas.
Debemos tener en cuenta ahora algunas cuestiones. Aun cuando metodológicamente diferenciamos la economía en real o virtual, entre ambas esferas existe una relación material de conexión, de interdependencia y de funcionamiento, de igual manera los personajes subjetivos que representan cada una de estas esferas son capitalistas, más allá de ser capitalistas financieros o industriales, son capitalistas, dígase pertenecen a una clase socioeconómico igual, al tiempo que no existe como generalidad un capitalista industrial puro y un capitalista financiero puro, más bien los capitalistas contemporáneos invierten indistintamente en los dos sectores de la economía. Esta aclaración es importante porque destaca que no existe un capitalista bueno – el industrial – y un capitalista malo –el financiero, sino que ambos representan una misma relación social: el capital; de ahí lo limitado de las críticas, protestas y luchas centradas exclusivamente contra el capital, las instituciones y los capitalistas financieros.
Otro aspecto a aclarar es que, si bien los límites en el crecimiento de la economía real están marcados por cuestiones de tipo material, físicas, objetivas; y por tanto resultan evidentes; el crecimiento en el sector especulativo financiero también tiene límites, aun cuando no sean tan claros como en la economía real; estos límites son más difusos y difíciles de establecer, pero se relacionan con procesos inflacionarios, con pérdidas de confianza de los “agentes financieros” en la cotización positiva del mercado bursátil, etc. Todavía la teoría económica no logra precisar correctamente hasta donde puede expandirse la economía especulativa financiera, pero si se ha conocido que este sector genera periódicamente “burbujas financieras”, especie de cúmulo gigantesco de operaciones financieras y reinversiones que estalla en un momento determinado. Lo difícil es hoy pronosticar el momento exacto de la erupción.
Es cuando estalla una burbuja financiera cuando más se constata el estrecho vínculo de la economía especulativa financiera con la economía real; esto porque impacta sobre las distintas variables económicas que conforman la economía real; el eslabón intermedio muchas veces es, en esta crisis particular lo han sido, son los grandes bancos, que inmersos en la actividad especulativa financiera son al mismo tiempo piezas claves de la economía real, e infestan la economía real al cortar la línea de créditos que alimenta la maquinaria productiva de los países capitalistas trasladando así la crisis al sector real, y convirtiendo muchas veces la crisis financiera en recesión del aparato productivo.
Otra cuestión discutible, sobre todo en el ámbito teórico, es la perspectiva a largo plazo de este patrón de funcionamiento del capitalismo. En el plano del capitalista individual, la especulación financiera sigue siendo una opción bien llamativa, y por tanto altamente priorizada; no cabe esperar del capitalista individual la determinación de rechazar esta modalidad de funcionamiento; pero el capitalismo es un sistema y, como ya había planteado Marx, no es el capitalista individual responsable de las características funcionales de ese sistema, y por lo tanto, difícilmente puede definir conscientemente su rumbo histórico. Hoy se habla de nuevas formas para regular la economía capitalista mundial, el sistema financiero; se habla de establecer tasas sobre las operaciones puramente financieras para así desestimularlas a la par que generar ingresos fiscales a los estados, cierto que todo esto de por sí es poco para revertir un patrón de acumulación que lleva existiendo varias décadas y que tiene toda una superestructura creada a imagen y semejanza, de otra parte, en medio de esta situación de crisis global es bien complicado que los distintos gobiernos e instituciones mundiales logren concertar medidas de tipo estratégicas y de largo plazo. En trabajos que hemos publicado antes y durante esta crisis, hemos ido planteando la hipótesis de que el capitalismo describe durante todo el siglo XX y probablemente lo que va de siglo XXI un movimiento recurrente en torno a estructuras sistémicas que hemos definido como Modelos Globales de Acumulación Capitalista, siendo estos dos variantes específicas: los Modelos Globales de Acumulación Capitalista típicamente Productivos Comerciales, y los Modelos Globales de Acumulación Capitalista típicamente Especulativos Financieros, la idea es que estos Modelos se alternan en el tiempo teniendo como base material el comportamiento a largo plazo de la cuota de ganancia; de forma tal que durante una onda larga descendente en la cuota de ganancia se articula un Modelo Global Especulativo Financiero, mientras que durante una onda larga ascendente de la cuota de ganancia se articula un Modelo Global Productivo Comercial. Según nuestros trabajos en estos momentos el capitalismo estaría viviendo un proceso de transición desde el Modelo Global Acumulación Capitalista típicamente Especulativo Financiero de corte Neoliberal, hacia un Modelo Global de Acumulación Capitalista típicamente Productivo Comercial con características externas y funcionales de neokeynesianismo. Esta crisis pudiera ser un episodio más en ese camino, que, en nuestra opinión, pudiera incluso necesitar de una gran depresión para poder culminarse. De modo que, a largo plazo, en nuestra perspectiva teórica, la especulación financiera sería abandonada por el sistema como vía principal para propiciar la valorización del capital transnacional 4.
Mucho se ha publicado sobre los desencadenantes de la crisis en los Estados Unidos, y siempre priman los tecnicismos financieros bien complicados de comprender para el público general. Trataremos ahora de explicar el inicio de este proceso de la forma más simple posible. Lo primero que queremos establecer es que esta situación no surge de la nada, es más bien una situación que venía arrastrándose en el tiempo y posponiendo el peor momento.
Estos datos indican cómo, para el caso específico de la economía norteamericana, se sigue un patrón de acumulación similar al de la economía mundial en su conjunto; es decir, el estancamiento crónico de la economía real es acompañado de un auge extraordinario en las operaciones especulativos financieras que estos índices bursátiles indican.
Como puede observarse, existe una estrecha relación entre la dinámica de crecimiento del índice Dow Jones y los niveles de ingresos de los hogares; esto evidencia el alto grado de dependencia de las economías domésticas en los EUA a las operaciones especulativos financieras, y de ahí, el alto impacto que ha significado el derrumbe bursátil para los ciudadanos norteamericanos. Pero lo más llamativo del gráfico radica en que se evidencian una serie de caídas o crisis bursátiles – financieras previas a la del 2007. Hubo una en el año 1987, otra en el año 1990, otra en el año 1997, esta en Rusia, otra en el año 2001 esta ya en los mismo Estados Unidos conocida como la crisis de los “punto com”, que dio al traste con la denominada “nueva economía”, y finalmente estalla la crisis del 2007; por lo tanto, es una situación que venía en incremento. Llama la atención también como estos eventos de caídas se acompañan de agresiones militares norteamericanas, como reacción a la crisis, en una especie de keynesianismo militar en pleno siglo XX y XXI. Esta crisis no ha sido la excepción en ese aspecto.
Ahora, ¿cómo se desencadena esta crisis en particular? Las hipotecas de alto riesgo, conocidas en Estados Unidos como crédito subprime, eran un tipo especial de hipoteca, preferentemente utilizado para la adquisición de vivienda, y orientada a clientes con escasa solvencia, y por tanto con un nivel de riesgo de impago superior a la media del resto de créditos. Su tipo de interés era más elevado que en los préstamos personales (si bien los primeros años tienen un tipo de interés promocional), y las comisiones bancarias resultaban más gravosas. Los bancos norteamericanos tenían un límite a la concesión de este tipo de préstamos, impuesto por la Reserva Federal.
Dado que la deuda puede ser objeto de venta y transacción económica mediante compra de bonos o titularizaciones de crédito, las hipotecas subprime podían ser retiradas del activo del balance de la entidad concesionaria, siendo transferidas a fondos de inversión o planes de pensiones. En algunos casos, la inversión se hacía mediante el llamado carry trade. El problema surge cuando el inversor (que puede ser una entidad financiera, un banco o un particular) desconoce el verdadero riesgo asumido. En una economía global, en la que los capitales financieros circulan a gran velocidad y cambian de manos con frecuencia y que ofrece productos financieros altamente sofisticados y automatizados, no todos los inversores conocen la naturaleza última de la operación contratada.
La crisis hipotecaria de 2007 se desató en el momento en que los inversores percibieron señales de alarma. La elevación progresiva de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal, así como el incremento natural de las cuotas de esta clase de créditos hicieron aumentar la tasa de morosidad y el nivel de ejecuciones (lo que incorrectamente se conoce como embargo), y no sólo en las hipotecas de alto riesgo.
La evidencia de que importantes entidades bancarias y grandes fondos de inversión tenían comprometidos sus activos en hipotecas de alto riesgo provocó una repentina contracción del crédito (fenómeno conocido técnicamente como credit crunch) y una enorme volatilidad de los valores bursátiles, generándose una espiral de desconfianza y pánico inversionista, y una repentina caída de las bolsas de valores de todo el mundo, debida, especialmente, a la falta de liquidez 5.
La lámina muestra la tendencia desde el año 1986 del mercado inmobiliario, puede observarse el boom de la producción de este bien desde el año 2000 y la caída abrupta desde el 2006 y especialmente la recaída desde el 2007. Este fenómeno es una muestra más de las complejidades de una economía altamente financiarizada, nada ha sucedido en la base material de la economía norteamericana que explique esta abrupta caída en la producción de viviendas, todo el impacto se debe a la caída de mercados bursátiles y a la insolvencia del mercado.
La crisis financiera – bursátil se convierte rápidamente en crisis real, y en este caso el sistema bancario actuó como punto de contacto entre ambas esferas. En la misma medida en que los grandes bancos perdieron masivamente la capacidad de cobrar sus deudas gigantescas, las mismas que se destruyeron con la caída bursátil, comenzó el efecto dominó. En primer lugar se corta el crédito productivo, elemento clave para el funcionamiento de las empresas capitalistas, esta obliga prácticamente a una disminución del nivel global de inversiones, lo que conduce a una disminución del nivel de ocupación de la economía norteamericana, especialmente en los sectores más afectados por la crisis, como es el sector inmobiliario y el sector automotriz, la disminución en el nivel de ocupación contrae el consumo, elemento que más tributa al crecimiento económico dentro de los EUA, esto se traduce en una reducción de los mercados, con ello caen las ganancias de las empresas y aparece cuando esto se masifica las quiebras y la crisis en el sector real de la economía norteamericana. Se inicia así la recesión económica en los Estados Unidos.
Estos elementos explicarían a grandes rasgos por qué se inicia la crisis en los Estados Unidos, ahora, ¿por qué la crisis se hace mundial? La respuesta tiene que ver con algunos de los elementos que indicábamos al principio de este trabajo, está asociado con la interconexión de las distintas economías, con la interconexión de los diferentes mercados, con la desregulación del sistema económico, etc. Analizar cada una de esas características sería un ejercicio complicado y extenso, nos concentraremos en una de las aristas de la economía mundial actual y que contribuye a explicar la irradiación de esta crisis desde los Estados Unidos hacia el resto del mundo, en este caso el comercio internacional.
El mercado interno de los Estados Unidos constituye el mayor destino de las exportaciones mundiales6 , los siguientes datos del año de inicio de la crisis demuestran esta realidad:
México concentraba el 84,7% de sus exportaciones en los EUA.
Canadá el 81,6 %.
República Dominicana el 72.7%.
Colombia el 35.8%.
La Unión Europea el 23.3%.
Japón el 22.8%.
China el 21.0%.
Estos datos indican claramente la extrema dependencia a Estados Unidos en su comercio externo, desde los mismos inicios de la crisis mundial se pensaba que México iba a ser una de las economías más afectadas de América Latina por su alto grado de dependencia de las exportaciones hacia Estados Unidos 7.
El impacto de la crisis en la economía mundial ha sido notorio por su crudeza y por su inmediatez.
Los datos evidencian la caída general de la economía mundial, a excepción de China y el resto de las economías emergentes y en desarrollo, todas las demás economías mostradas cayeron. Quizás por primera vez, la crisis afectaría más a los países del capitalismo central que a la llamada periferia. Ya en el 2010 se observa una cierta recuperación de la economía mundial, recuperación leve y al parecer bien breve, como veremos más adelante.
El panel de encima muestra las tendencias en el crecimiento económico de las economías emergentes, de las economías avanzadas y de la economía mundial. Puede observarse como los ritmos de crecimiento de las economías emergentes desde el mismo año 2006 es superior a las de la media mundial y de los países desarrollados, tendencia esta que realmente comienza desde el año 1991 aproximadamente; puede notarse también el sincronismo en la caída, es decir, los tres indicadores muestran una disminución repentina y abrupta en un mismo período de tiempo. Puede advertirse, sin embargo, que la caída de los países emergentes fue más moderada que la de los países desarrollados, e incluso la recuperación ha sido más rápida y vigorosa, comandada por China.
Otro claro impacto de la crisis se registra en la evolución del comercio mundial. Los estudios demuestran que existe una clara progresión ascendente del mismo desde el año 1990, uno de los principales logros de la globalización según sus defensores, tendencia ascendente que es interrumpida en el año 2008 por los efectos de la crisis, sin embargo, después del 2008 se observa una ligera recuperación pero que puede estar marcada por los sucesos más actuales de la dinámica de la economía mundial.
El mismo efecto se registra cuando se analiza la dinámica de las importaciones de Estados Unidos, Europa y Japón. El peor momento fue en el año 2008, donde se registra una seria caída en el volumen de las importaciones de los centros económico principales del planeta, lo que afecta al conjunto de la economía mundial, especialmente los países exportadores.
Otro de los impactos más importantes de la crisis mundial ha sido sobre los precios de los productos básicos, dígase energía y alimentos específicamente. Esto se traduce en un serio impacto social al afectar principalmente a los grupos humanos más vulnerables. Se ha registrado un aumento de prácticamente todos los precios de los productos básicos en los inicios de la crisis, después se dio una disminución de los mismos, y en estos momentos sufren, la mayoría de ellos, un nuevo repunte.
Algunos análisis plantean que el encarecimiento de los alimentos que se está registrando en los mercados internacionales ha abocado a la pobreza extrema a 44 millones de personas en tan solo los últimos 3 años. Este sería, sin duda alguna, uno de los impactos más trágicos de la actual crisis.
Debe destacarse que recientemente la denominada burbuja financiera se ha desplazado por diferentes ramas de la economía capitalista en un tipo de movimiento que indica a las claras la naturaleza parasitaria y auto destructiva de este proceso. En este caso, los sectores de los alimentos y del petróleo han sido de los más afectados en esta nueva espiral. De modo que un gran componente de los precios finales de estos productos no responde a sus costos reales, sino a los espléndidos márgenes de ganancia de los especuladores financieros. Así, un informe de un subcomité del Congreso estadounidense que en el 2006 reveló quela especulación financiera representaba cerca del 70% del precio del crudo, frente a sólo 37% en 2000. (...) Un estudio privado refiere que la especulación financiera "sigue haciendo presión" sobre el precio final de los alimentos a nivel mundial, ya que los contratos a futuro representan actualmente el 45 por ciento de los negocios con esos productos. Con un total de 163.000 transacciones, los contratos de futuro 'non comercial' ya representan el 45% de todos los negociados hasta junio de 2008 en el Chicago Board of Trade, por lo que la especulación financiera sigue haciendo presión sobre el precio final de los commodities.
Otros impactos de la crisis han estado relacionados con variables socioeconómicas como el nivel de empleo, los índices de pobreza social, etc.
En el año 2010, la tasa de desempleo mundial llegó al 6.6%, en el caso de Europa alcanzó el 10.5%, con España como caso más crítico, alcanzando según algunos autores el 21%. América Latina en su conjunto alcanzó el 7.6%.
Puede verse como a partir del 2008 se inicia una clara caída en la tasa de ocupación industrial, llegando a niveles solo comparables con la gran depresión de los años 30 del siglo XX.
Según los datos más actuales que brinda la OIT, la tasa de desempleo mundial en el 2011 bajará hasta un 6.1%, lo que se considera como una frágil recuperación global. De cualquier forma, otros análisis de largo plazo refieren que, una vez culminada la crisis e iniciada una recuperación sólida de la economía mundial, los niveles de empleo de antes de la crisis tardarían al menos 5 años en recuperarse nuevamente. Según estos estudios, con cada nueva crisis del sistema capitalista, se hace más dilatado en el tiempo los períodos de recuperación del empleo.
Para el año 2010, los datos sobre pobreza indicaban la siguiente situación:
En los Estados Unidos la pobreza alcanza el 14.2% de la población nacional total.
En Rusia alcanza el 14.2%.
En América Latina, región con los peores índices en cuanto a distribución del ingreso social, alcanza el 33.1%.
El impacto en los países más pobres, sobre todo en el ámbito social, ha sido fuerte. Se calcula que el número de hambrientos alcanza los 1020 millones, el de pobres los 1422 millones, y las personas con empleo precario el 50,6% de la fuerza laboral total. Estos datos hablan del drama social que se vive como resultado de la crisis.
A partir del segundo trimestre del año 2009, la economía norteamericana comenzó un proceso de lento crecimiento, aunque positivo, que iba a permitir a los líderes políticos y empresarios, y grandes medios de comunicación masiva anunciar que había iniciado la recuperación de la crisis, que lo peor había quedado atrás. Esto no es un simple acto de autocomplacencia, sino que está relacionado con la gestación de un ambiente optimista que estimulara nuevamente las inversiones, el consumo, etc. Los datos del 2011 indican que tal recuperación, si es que existió, no era sostenible en el tiempo, pero antes de utilizar esos datos sería prudente analizar algunos de los aspectos críticos que pudieran estar imposibilitando la verdadera recuperación de la economía norteamericana.
En primer lugar está la cuestión del déficit fiscal. El déficit fiscal es un concepto macroeconómico, indica la diferencia negativa entre los ingresos y los egresos públicos en un cierto plazo determinado. Normalmente, las economías incurren en déficits para garantizar su funcionamiento, e incluso se utiliza este déficit para estimular la economía bajo ciertas circunstancias, especialmente en momentos de recesión. El problema para la economía norteamericana es que entra a la situación de recesión con niveles elevadísimos de déficits, lo que le limita ostensiblemente la capacidad de utilizar la palanca fiscal como fuerza anticíclica, técnicamente, ese instrumento estaría agotado.
Los números explican por sí mismos la complejidad del tema:
Las causas mayores del déficit en años recientes han sido las guerras de Afganistán e Irak y la caída de las recaudaciones durante la peor recesión económica en casi ocho décadas. A ello se sumó el desembolso de los presupuestos para el plan de rescate financiero, que movilizó cientos de miles de millones de dólares para sustentar a los bancos, compañías de seguros y los fabricantes de automóviles, tras la crisis de 20088 .
En su artículo “El crash está por llegar”, Fernando Marcelino plantea las siguientes determinantes del déficit fiscal norteamericano:
“1) A pesar de las conversaciones sobre el establecimiento de un “nuevo orden mundial” y de los “acuerdos pacíficos” que terminaron con la guerra fría, además de la galopante crisis del 2008, hemos presenciado una expansión sin precedentes, por parte de los Estados capitalistas, del complejo militar industrial. En 2008 alcanzó en el mundo a 1,46 trillones de dólares, un 4% más que en 2007 y un 45% más que en el 2009. Esa expansión del militarismo ha sido atribuida a la “guerra contra el terrorismo”, difundida por EE.UU. En términos mundiales, los EE.UU. lideran el monto de los gastos militares que en el 2008 llegaron a los 607 billones de dólares con un aumento del 9,7%.
2) El salvamento de los bancos: financiado por el Tesoro, los salvamentos llegaron a los U$S 1,45 trillones entre Bush y Obama. Ese estado de emergencia impone la privatización de los servicios públicos esenciales, parques nacionales, autopistas, etc. El programa de rescate del gobierno de Bush, para obtener resultados saludables, fue estimado en U$S 8,5 trillones, sin contar con la “ayuda” del gobierno de Obama.
3) Intereses sobre la deuda pública: las enormes masas del creciente endeudamiento de los EE.UU. son astronómicamente progresivas. En los últimos treinta años los EE.UU. elevaron el techo de su deuda 35 veces. Según el informe sobre finanzas públicas divulgado por el Tesoro, la deuda asciende hoy a los U$S 14.580 trillones y se estima que para el 2013 llegará los 16 trillones, puesto que crece 3,93 billones de dólares por día. El proceso de endeudamiento se está produciendo en todos los países más desarrollados como Japón y el Reino Unido lo que implica nuevos desafíos geopolíticos debido a la interrelación de quienes financian esas deudas” 9.
Otro de los graves problemas de la economía norteamericana es el tema de la deuda pública. Se estima en estos momentos en 15 billones de dólares según cifras publicadas recientemente por el Departamento del Tesoro. Esa suma, alcanzaría prácticamente el 100% del PIB estadounidense.
Con tales déficits, la capacidad de acción económica del gobierno norteamericano se ve muy reducida, así como la confianza en el dólar como divisa internacional, aunque no siempre los mercados de divisas reflejen este situación, aunque sin dudas, el incremento en la demanda mundial de oro y el aumento de su cotización reflejan la pérdida de confianza en el dólar y el euro como principales divisas internacionales, al tiempo que refleja la irracionalidad de la economía capitalista contemporánea.
Otro elemento que complejiza la recuperación de la economía norteamericana es la no recuperación de las líneas de créditos privados. La misma desconfianza en el sistema económico, la aversión al riesgo, la existencia todavía de gigantescas cantidades de “activos tóxicos”, y la propia debilidad del sistema bancario tributan a que no se restituya este aspecto, sin el cual, la economía capitalista norteamericana difícilmente pueda recuperarse plenamente en un momento donde el Estado, como ya hemos indicado, ha prácticamente agotado sus reservas de políticas anticíclicas.
Otra cuestión es la persistente tasa de desempleo. El desempleo debe mirarse como efecto de la crisis, pero también como elemento que contribuye a que esta no logre resolverse. Esto debido a que mientras mayor es la tasa de desempleo, pues el mercado interno y con él la demanda efectiva se contraen, acentuando aún más la inviabilidad de la recuperación macroeconómica del sistema.
Uno de las cuestiones que más preocupa sin duda alguna es la formación de una nueva burbuja financiera en los Estados Unidos, incluso mayor que la que estalló para dar inicio a esta crisis. La figura ilustra la presencia de esta nueva burbuja financiera.
Hoy se teme que la crítica situación de la unión europea en su sistema bancario, vaya a trasladarse nuevamente hacia el sector bancario norteamericano, donde sólo cuatro grandes bancos concentran el 95,9% de estos derivados, siendo estos J P Morgan Chase, Citigroup, Bank of America y Goldman Sachs10 . Es decir, 4 de los bancos claves dentro del sistema bancario financiero de los Estados Unidos, una nueva ruptura de estos bancos movería sin duda alguna nuevamente a Estados Unidos hacia la recesión, en un momento donde los salvatajes estatales del sistema bancario parecen algo improbable por la comprometida situación fiscal del gobierno.
Así, una de las causas principales del desenlace de la crisis del 2007, ahora reaparece y con mayor fuerza, en un momento donde las capacidades de enfrentamiento de la crisis se encuentran agotadas.
2.1. La Unión Europea.
Además de en los Estados Unidos, donde con más fuerza ha impactado la crisis ha sido en la unión europea, especialmente en la zona euro. La crisis de la zona euro puede entenderse como una serie de acontecimientos que han venido afectando negativamente desde principios del año 2010, a los 16 Estados miembros de la UE que conforman la Eurozona o Zona Euro. Durante este período los estados de la Eurozona han venido padeciendo una crisis de confianza sin precedentes, con ataques especulativos sobre los bonos públicos de varios de sus miembros, turbulencias en sus mercados financieros y bursátiles, y una caída del valor cambiario de la moneda única, en un contexto de incertidumbre y dificultad por alcanzar un acuerdo colectivo que todavía persiste.
A partir del mes de mayo de este año, los principales países europeos presentaron medidas de ajuste económico. En particular, los llamados PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) anunciaron severos recortes en el gasto público y aumentos de impuestos. Pero países con menos problemas de déficit fiscal y deuda pública, como Francia y Alemania, hicieron también sus propios ajustes.
En realidad, la situación macroeconómica de Europa es bien compleja. Esto se expresa en la siguiente tabla que muestra algunos datos realmente preocupantes.
Puede apreciarse la extrema debilidad macroeconómica de España, Grecia, Irlanda, Italia y Portugal. En estos países las presiones presupuestarias para el 2012 son extremas, así como la posibilidad de poder honrar sus deudas tanto internas como externas. Como veremos más adelante, las proyecciones para la región son pesimistas, y en realidad no se sabe hasta dónde pueda avanzar el huracán financiero en Europa, uno de los centros principales de la economía mundial.
Es interesante el hecho de que las tesis neoliberales han sido aplicadas con fuerza en la Unión Europea para enfrentar la crisis, al más claro estilo latinoamericano de los años noventa del siglo pasado.
Según refiere Jaime Baquero “El 25 de marzo pasado, los gobiernos de la eurozona y otros seis Estados, firmaron un acuerdo económico para –según el texto-, mejorar la competitividad de sus empresas, facilitar su presencia comercial en los mercados mundiales, y contribuir a un crecimiento más acelerado y sostenible a medio y largo plazo, generando niveles más elevados de ingresos para los ciudadanos y conservando los modelos sociales de bienestar. Las líneas directrices deberán ponerse en marcha en el plazo de un año. El Pacto del Euro responde a las necesidades del capital europeo y al pacto franco-alemán para dirigir la economía en esa región, y ha sido impuesto por el gobierno de Merkel a los Estados bajo el pretexto de evitar que los mercados hundan a los socios más débiles y a cambio de ayudas económicas. La Comisión Europea, rama ejecutiva de la Unión Europea, será la encargada de hacer cumplir el Pacto, y está capacitada para imponer sanciones económicas a quienes se desvíen de los objetivos marcados, sometiendo a sus directrices la soberanía nacional de los Estados firmantes independientemente de los gobiernos de turno” 11.
El pacto europeo se desglosa en las siguientes líneas económicas:
a). Impulsar la competitividad vinculando salarios y productividad.
Se desconoce así las posibles implicaciones de la tasa de inflación sobre el salario real de los trabajadores, se prioriza por tanto la valorización del capital al asegurarse que no crezca más la parte del ingreso de los trabajadores que la parte del ingreso del capital.
b) Eliminar la negociación colectiva para impulsar el empleo.
Una de las tesis neoliberales – neoclásicas básicas: el desempleo se debe a la presencia de los monopolios de los trabajadores, dígase los sindicatos, los cuales al establecer un salario mínimo limitan el acceso al trabajo de sus colegas. Ahora, cada trabajador tiene que negociar por separado ante el capital, debilitándolo aún más como individuo y a la clase obrera como clase.
c) Disminuir las cotizaciones sociales para favorecer el consumo y estimular el empleo.
“El Pacto exige una bajada de las cotizaciones sociales y una subida del IVA y los impuestos sobre la energía, con el objetivo de estimular el consumo, y dinamizar la producción y el mercado de trabajo.
La desfachatez de la propuesta es evidente. Las cotizaciones sociales deben ser tratadas como una parte del salario, diferido en el caso de las pensiones o indirecto cuando se destinan a sanidad, enseñanza o servicios de protección social. Reducir las cotizaciones sociales y subir el IVA, representa una disminución salarial para los trabajadores y un aumento de los precios, lo que difícilmente puede garantizar un crecimiento del consumo. Y tampoco es previsible que la reducción de las cargas sociales a las empresas impulse sus inversiones si no aumentan sus expectativas de rentabilidad, siendo inútil a la hora de aumentar la contratación. Más bien ese ahorro irá a engrosar su cuenta de beneficios.
Estas políticas se alinean con el principio neoliberal de que una rebaja de las cotizaciones a las empresas estimula el crecimiento económico y el empleo. La experiencia de EEUU en los 8 años de gobierno de Bush, muestra el fracaso de tal política”12 .
d) Controlar el déficit y el endeudamiento para favorecer el crecimiento económico.
“Para evitar que el gasto supere al crecimiento de la economía, los gobiernos de la eurozona se comprometen a limitar sus presupuestos nacionales y disminuir su techo de endeudamiento, fijando el déficit máximo en el 3% del PIB y una deuda que no superará en ningún caso el 60% del PIB. Para garantizar esos objetivos se contemplan sanciones a los Estados que incumplan los límites y el tutelaje de su deuda pública, al establecerse la apertura de expedientes preventivos a aquellos que comiencen a desviarse de los objetivos marcados –aunque no lleguen a sobrepasar los límites-, y la reducción con un ritmo estricto a los que superen la deuda fijada.
Los gobiernos europeos argumentan que el bajísimo crecimiento económico se debe a la escasez de dinero en el sector privado, consecuencia del excesivo gasto público. Como esta escasez hace subir el precio del dinero –aumentando la inflación y los intereses bancarios-, es preciso disminuir el gasto público. De este modo se alinean de nuevo con otro principio neoliberal, al establecer que el crecimiento económico se logrará mediante la reducción del déficit y del endeudamiento de los Estados, y ladinamente asocian la causa de la actual crisis a un gasto público desmedido, ocultando que la deuda pública no ha estado en el origen de la crisis sino que es el producto de la ayuda a las entidades financieras” 13.
e). Regulación financiera para evitar el colapso del sistema
Nos hacemos eco del autor cuando refiere que “Pretender reformas en un sistema financiero globalizado exigiría una regulación en su conjunto, un esfuerzo mundial coordinado y que el sistema funcionase como un todo. Pero no existe ninguna autoridad que pueda garantizar su cumplimiento mundialmente, ni es posible regular el sistema financiero si no se acaba previamente con el entramado y las políticas neoliberales”14 . Solo en el marco de un Modelo Global de Acumulación que priorice la acumulación productivo comercial, cabría esperar una verdadera regulación del Sistema Monetario Financiero Internacional, y más allá, su subordinación a las necesidades y exigencias de la economía real y de los distintos Estados. No debe pasarse por alto que el actual Sistema Monetario Financiero Internacional es un subproducto de un Modelo Global de Acumulación típicamente Especulativo Financiero, y todas las características desreguladoras e irracionales del neoliberalismo no hacen que hacer más eficiente su misión. En cualquier sentido, no existe a la vista una entidad realmente interesada y capacitada para regular supranacionalmente el Sistema Monetario Financiero Internacional.
En el año 2009, la CEPAL identificaba las posibles vías de contagio de la crisis mundial para América Latina: “Se prevé que el impacto de la crisis económica y financiera mundial en las economías de América Latina y el Caribe se canalizará por cinco vías: i) contagio financiero y endeudamiento externo, ii) inversión extranjera directa, iii) demanda externa, iv) remesas de los trabajadores y v) cambios de los precios relativos (sobre todo de los productos básicos). Los efectos de la crisis se propagarán tanto a nivel macroeconómico como microeconómico y los grupos sociales más vulnerables serán los más afectados. Se espera un aumento de la pobreza, sobre todo debido al incremento de los precios de los alimentos y la energía y al deterioro de las condiciones del mercado laboral. El empleo será la variable de ajuste y el resultado final dependerá del marco económico, social e institucional propio de cada país”15 .
Otro de los impactos, aunque moderado, ha sido sobre el nivel de ocupación. Los datos indican que a partir de 2002 ha habido una clara recuperación en los ritmos del empleo en la región, afectada solamente en el año 2009 por los efectos de la crisis.
Otra de las variables afectadas con más claridad por la crisis ha sido la dinámica de las exportaciones de la región, aunque ha sido comparativamente la región menos afectada en este indicador.
Para el caso de América Latina algunas subregiones han sido beneficiadas por el incremento de algunos precios fundamentales, al tiempo que otras han sido perjudicadas, en el primer grupo aparecen los países de América del Sur, mientras en el segundo grupo los países de América Central y el Caribe.
En el año 2010, para América Latina en su conjunto se registró aproximadamente un 24% de incremento en los ingresos por exportaciones, esto respondió a un 11.6% de incremento en el volumen físico exportado y a un 12.8% por incremento de los precios. Pero existen subregiones extremas. Para el caso de América Central, se dio un incremento de aproximadamente el 5% de los ingresos por exportaciones, que se descompone en un incremento de solo el 0.4% en el volumen físico exportado, y de un 5% de incremento en los precios de sus productos de exportación. Una subregión muy beneficiada ha sido América del Sur, en esta se registra un incremento de aproximadamente 25% en los ingresos por exportaciones, descomponiéndose en 6.1% de incremento en el volumen físico exportado, y en un notorio 18.7% de incremento en los precios de sus productos de exportación, consistentes básicamente en minerales, altamente demandados por China16.
Estos hechos indican cómo puede llegar a afectar los ingresos de la economía latinoamericana variaciones más o menos importantes en los precios de sus productos de exportación, indican también, en nuestra opinión, la importancia sistémica de la economía china la que con su elevada demanda externa puede contribuir a la elevación de precios en el mercado internacional, y otro elemento que se visualiza es que se obtienen mayores ingresos por exportación pero estos responden a incrementos de precios, fenómeno que puede ser coyuntural y que, si cesa, pudiera sumir a la región en serios problemas.
Un indicador donde la región ha sido seriamente afectada, al menos en los datos finales del 2010, ha sido los ingresos por remesas. Los datos indican que, para el caso de la República Dominicana se registra un descenso del -2.4% en los ingresos por remesas, para México un descenso de -0.5%, Jamaica -1.4%, Guatemala -1.2%, El Salvador -1.2%, Ecuador -2.3%, Colombia -0.9%17 .
El arribo de turistas a América Latina también sufrió un serio impacto, especialmente en el año 2009, aunque ya en el 2010 se da una clara recuperación.
Para el caso específico de Bolivia el impacto más sólido de la crisis hasta el momento se registra en el año 2009.
Puede apreciarse que en el año 2009 se logra la tasa de crecimiento más baja desde el 2004, y una cierta recuperación en el 2010. En el 2011 el PIB crece un 5.1%.
La misma secuencia se observa en cuanto al crecimiento del comercio exterior. Si bien desde el año 2003 Bolivia muestra superávit comercial, en el año 2009 cayó el volumen del comercio exterior, sin llegar a una situación de déficit en este indicador. Para el año 2010 ya se da una recuperación. En el año 2011, hasta el mes de mayo se registra superávit comercial.
Otro de los indicadores afectados también en el año 2009 fue el de la IED. En este año se contabilizaron 687 millones de dólares en IED. En el 2008 la cifra ascendió a 1302 millones de dólares. Prácticamente una caída del 50% de un año a otro. Esto estuvo en gran medida matizado por la situación económica de los Estados Unidos, principal socio inversor de Bolivia, que contrajo en este año el flujo de IED hacia Bolivia en un -75.3%. Ya en el 2010 se da una recuperación al registrarse 915 millones de dólares de IED, aun por debajo del nivel del 2008.
Un indicador donde la economía boliviana ha mantenido un ritmo positivo bastante acentuado en la última década es en la formación de reservas internacionales. Esta tendencia ascendente prácticamente no ha sido afectada al menos hasta ahora por la crisis mundial. Para solo tener una idea del incremento de este monto, en el año 2000, las reservas internacionales de Bolivia ascendían a 1085 millones de dólares; en el año 2010 alcanzaban los 9730 millones de dólares. Prácticamente se habrían multiplicado por 9. Una cifra tan elevada de reservas sin duda contribuye a la sostenibilidad del valor de la moneda nacional, y pudiera financiar estratégicos proyectos de inversión que potencien la capacidad productiva de la economía nacional, sobre todo en proyectos de infraestructuras e industrialización de los recursos naturales.
La tasa de desempleo ha sido otro de los indicadores afectados por la crisis, aunque no en forma demasiado agresiva, y nuevamente es el año 2009 el que muestra el peor registro de los últimos siete años con un 7.9% de tasa de desempleo urbano. En el año 2008 la tasa de desempleo era del 7.3%, en el 2010 sería de 6.5%, indicando una clara y rápida recuperación. Debe en estos análisis siempre tomarse en cuenta el hecho de que el sector informal de Bolivia es el mayor de América Latina: casi el 80% de los empleos urbanos y rurales son informales, comparado con el 60% para la región. En Bolivia la proporción de la economía informal en relación con el PIB se calcula en un 68%, mientras que América Latina tiene en promedio un 60%. Una solución radical del desempleo en Bolivia conllevaría una elevada y sostenida tasa de inversión, sobre todo en el sector industrial, elemento realmente poco dinámico hasta ahora en la economía boliviana.
Desde el punto de vista social los datos son contradictorios, al menos si se tiene en cuenta la presencia de un gobierno de izquierda interesado y ocupado por el desarrollo social y humano de su pueblo. Si se analiza el índice de Gini que es uno de los indicadores más comunes usados para medir la desigualdad del ingreso, tomando valores entre 0 (perfecta igualdad) y 1 (perfecta desigualdad), Bolivia sería uno de los países con más desigualdad del ingreso del mundo, con un índice Gini del 0,56 en 2007 y un promedio en los últimos años del 0,60. Se observa que, a nivel rural, la desigualdad del ingreso es superior y desproporcionada con los estándares internacionales, la cual se encuentra en 0,64.
En el año 2009, Bolivia ocupaba la posición 113 en el ranking del Índice de Desarrollo Humano (IDH) publicado por la ONU, disminuyendo dos posiciones desde 2008. A pesar de los esfuerzos realizados, factores como la calidad de la educación, la cobertura en salud e indicadores como la elevada mortalidad infantil continúan siendo un problema real para Bolivia.
El tema de la deuda boliviana, tanto externa como interna es llamativo. Bolivia es de los países del tercer mundo que ha logrado, al menos temporalmente, disminuir el problema del endeudamiento externo, aunque si se analiza la deuda interna ha tenido un comportamiento más bien ascendente. El año 2005 marca un punto de inflexión de la deuda externa boliviana al comenzar a descender la misma, yendo desde los 4942 millones de dólares de deuda en el 2005, hasta 2209 millones de dólares en el 2007, es decir, una reducción de más de la mitad. Esto estaría asociado al incremento de los ingresos por exportaciones y en alguna medida también a los procesos de nacionalización y fiscalización de la actividad económica por parte del Estado. Sin embargo, a partir del año 2007 se inicia un nuevo proceso de ascenso de la deuda externa boliviana, que cerraría el 2010 en los 2883 millones de dólares, no obstante, una cifra inferior aún al año 2005. La deuda interna ha mantenido una tendencia contraria a la deuda externa, desde el año 2006 se marca un punto de inflexión y comienza un proceso de ascenso de la misma, yendo desde los 2675 millones de dólares de deuda interna en el 2006, hasta 4712 millones de dólares en el 2010.
La estructura de la deuda externa a 31 de diciembre de 2009, según datos del BCB, muestra una participación determinante de los Organismos Multilaterales:
Como resultado de la condonación de España, los acreedores bilaterales tienen una participación porcentual del 20,32% del total de la deuda, siendo los más importantes acreedores Venezuela (9,88%), Brasil (3,58%) y China (2,73%).
Es destacable el aumento de la deuda bilateral con Venezuela que ha pasado de 84,5 millones de USD al final de 2007 a 292,5 millones de USD a 30 de diciembre de 2009, lo que supone un incremento del 246,15% en unos dos años.
Otro elemento interesante lo es la evolución del déficit fiscal boliviano. Desde el año 2000 hasta el año 2006 se observa una situación de déficit fiscal crónico en la economía boliviana, siendo el peor año el 2002 con un – 8.8%. Desde el año 2000 hasta el 2005 se registró un déficits fiscal promedio de -6.24%; sin embargo, a partir del año 2006 y hasta el 2010 se registra un modera tasa de 2.87% de superávit fiscal promedio. El 2009 mostraría un pobre 0.1% de superávit, pero también el 2010 mostraría un muy discreto 0.03%, al parecer, la proyección en este indicador no es muy prometedora para la economía boliviana18 .
En sentido general, para el año 2010 el comportamiento macroeconómico de la región ha sido satisfactorio. América Latina y el Caribe en su conjunto creció 6%, América del Sur creció 6.6%, Centroamérica 3.5%. El país con mayor índice de crecimiento fue Paraguay con un altísimo 9.7% seguido de Uruguay con 9.0%, y los países que menos crecieron fueron Haití con un -7%, sin duda seriamente afectado por el terremoto de enero, y Venezuela, con un crecimiento negativo de 1.6%19 .
Como puede apreciarse, al menos a escala macroeconómica, en esta crisis América Latina y el Caribe ha sufrido levemente el impacto de la crisis, y de hecho, América del Sur ha sido beneficiaria de la misma. Esta situación se ha mantenido con características casi similares para el 2011, aunque, como veremos más adelante, la situación comienza a tornarse menos favorable, y ciertos factores indican la posibilidad de una seria afectación para el conjunto de la economía de la región a partir del 2012.
3.1. La Economía Mundial.
Las perspectivas de la crisis así como los distintos pronósticos sobre el tema muestran una volatilidad similar a las tendencias de las principales variables económicas financieras. Haremos un repaso de estas a continuación:
En un primer momento de este año 2011, se sostuvo por el FMI que “el PIB mundial aumentaría al 3,3% en 2011, para incrementarse entre el 3,2% y el 3,5% en 2012. Se prevé que las economías en desarrollo crecerán entre el 5,7% y el 6,2% al año en el período 2010-12”.
Se enunciaban como factores que favorecían la recuperación mundial los siguientes:
Como factores en contra de la recuperación global se contaban:
Aun en este escenario relativamente optimista, se consideraba que en los próximos 20 años, la lucha contra la pobreza podría dificultarse si los países se ven obligados a recortar las inversiones productivas y en capital humano debido a la disminución de la ayuda para el desarrollo y de los ingresos tributarios. Y que si los flujos de ayuda bilateral se reducían, como ha ocurrido anteriormente, las tasas de crecimiento a largo plazo de los países en desarrollo podrían resultar afectadas y, a raíz de ello, para 2020 el número de personas que vivan en la pobreza extrema podría llegar a incrementarse en 26 millones”.
Ya a la altura de agosto del 2011 los pronósticos cambiaban, y se hacían menos optimistas, refiriéndose que si bien la economía real se recupera, existe preocupación con la estabilidad financiera a escala global. Se plantea que los riesgos financieros habrían aumentado por tres razones:
En este propio mes de agosto, los pronósticos indicaron a las claras la posibilidad muy real de una nueva recesión para el conjunto de la economía mundial. Así plantea el Diario español El País, en su publicación del 23 de Agosto del 2011.
“Cuando se cumplen 3 años del inicio de crisis todos los datos muestran que el mundo capitalista desarrollado está entrando en una nueva recesión.
Por lo tanto, la posición del establishment ha ido variando desde una postura casi optimista, hasta una bien pesimista aunque realista donde la recesión reaparece con fuerza en el escenario económico mundial.
La desesperación parece ahora estar floreciendo, incluso en el FMI que declara su probable incapacidad para solventar las futuras sangrías financieras: “La directora general del FMI, Christine Lagarde, afirmó que la capacidad es poca ´en relación a las necesidades financieras potenciales de países vulnerables´. ´Los recursos del FMI palidecen ante las potenciales necesidades´ así lo sostuvo la directora general del organismo; ´Debemos estar listos para actuar rápidamente, de forma flexible y si es posible a mayor escala´, indicó. ´Nuestra capacidad de créditos, de alrededor de 400.000 millones de dólares, aparece confortable hoy, pero empalidece si se la mira en relación a las necesidades financieras potenciales de países vulnerables´21 .
El pensamiento de izquierda, sin embargo, si ha mantenido una posición algo menos optimista todo el tiempo ante el rumbo de la crisis. Esta sentencia es realmente excepcional: “Si en los primeros seis meses de 2011 la crisis de la deuda europea acaparó toda la atención, julio, y sobre todo lo que llevamos de agosto, han despertado el fantasma de una nueva recesión en el conjunto del planeta. Estamos, por tanto, en una situación muy similar a la de comienzos de 2008, sólo que en este tiempo se ha dilapidado una gran cantidad de dinero público, la deuda, el déficit y el paro -el 21% del Estado español es un dato escalofriante- se han disparado y los ciudadanos, paganos de la crisis, ya no aguantan más”22 .
3. 2. América Latina.
Si se cumple este crecimiento, la región como promedio estaría creciendo 1.8% menos que en el 2010, por lo tanto se trataría de un decrecimiento moderado de la región, pero debe tenerse en cuenta que una extensión en el tiempo de la crisis económica en los centros económicos más avanzados del planeta podría traer efectos seriamente negativos para la región. Los factores a observar podrían ser entre otros los siguientes:
Conclusiones.
La crisis económico financiera que afecta el conjunto de la economía mundial es parte de la crisis estructural que vive el sistema capitalista, tiene sus raíces en la desregulación económica y financiera, en el auge descontrolado e irracional de la especulación financiera, y en los extremos déficits comerciales y fiscales, así como la descomunal deuda pública de la economía norteamericana. La actual crisis, es una mas en la cadena de crisis financieras que se suceden en la economía mundial desde inicios de los noventa, con la peculiaridad de haber iniciado en el centro mismo del capitalismo mundial, y alcanzar una profundidad y extensión comparable solo a la de 1929. En esta ocasión, la crisis en los Estados Unidos se traslada del sector financiero al sector real a través de los grandes bancos y la quiebra virtual del sistema bancario norteamericano en su conjunto. Se dieron procesos de nacionalización y estatización parcial impensables en los Estados Unidos y Europa, y se pusieron en tela de juicio dogmas sagrados del credo neoclásico neoliberal. Los canales de la crisis están asociados al comercio, a las finanzas internacionales, las remesas, etc. El impacto en América Latina ha sido hasta el 2011 moderado, y para varias subregiones ha sido positivo, aunque se prevé que a partir del 2012 el escenario pueda hacerse menos optimista para la región. La crisis ha sido especialmente agresiva con la Unión Europea, dejando al descubierto las debilidades de varias de sus economías, y presentándose en una situación donde no existe claro consenso de la vía a seguir para obtener la recuperación la cual, según los principales líderes políticos, tardará años en suceder.
Bibliografía.
1 Osvaldo Martínez. 2007. “El Sistema Financiero Internacional: arma de destrucción masiva”. En Cuba Socialista. # 3. 2007.
2 “La burbuja de los 600 billones de dólares que está a punto de explotar”. Artículo publicado en Sitio Digital www.cubadebate.cu.
3 Tomado de: Arturo Guillén. 2009. “La crisis global y la recesion mundial”. XI Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo. La Habana, Cuba.
4 Estos resultados han sido publicados en el libro “Teoría del Desenvolvimiento Global Capitalista y sus implicaciones para la transición socialista en la periferia” de Yoandris Sierra Lara. Publicado por la Editorial Académica Española. 2011.
5 Una explicación sintética de este fenómeno aparece en Wikipedia. La Enciclopedia Libre. http://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_de_las_hipotecas_subprime.
6 Según refiere Eduardo Lucita “al menos hasta ahora, el 60% del crecimiento de la economía mundial se explica por el consumo de los EEUU”. La actual crisis económica mundial y sus repercusiones en América Latina. Publicado en: www.rebelion.org.
7 Es indudable que en América latina los países que se verán más afectados son aquellos cuyas exportaciones son muy dependientes de los EEUU: en primer lugar México, más del 70% de sus exportaciones van al mercado americano, luego Brasil, Colombia, Chile. Los países que tienen industrias “maquiladoras”: México, El Salvador y Honduras sufrirán las consecuencias. También aquellos que tienen firmados TLC’s con el país del norte, Chile entre otros. La actual crisis económica mundial y sus repercusiones en América Latina. www.rebelion.org.
8 “El déficit fiscal de EEUU en 2011 es de 13 billones de dólares”. Artículo publicado en www.razon.es
9 Fernando Marcelino. 2011. El crash que está por llegar. Publicado en www.rebelio.org.
10 “La burbuja de los 600 billones de dólares que está a punto de explotar”. Artículo publicado en: www.cubadebate.cu.
11 Jaime Baquero. 2011. El pacto del Euro explicado. Consagración Neoliberal. Publicado en Viento Sur.
12 Ídem.
13 Ídem.
14 Ídem.
15 La actual crisis financiera internacional y su efecto sobre América Latina y el Caribe. P. 6 – 7. Enero 2009. CEPAL.
16 Estos datos son obtenidos de sitios oficiales de la CEPAL.
17 Ídem.
18 Todos los datos empleados para el análisis de la economía boliviana fueron extraídos de las siguientes fuentes: Informe económico y social. Bolivia. Elaborado por la oficina económica y comercial de España en La Paz. 20097 Sitio digital. Ministerio de Economía y Finanzas de Bolivia. / Sitio digital. Instituto Nacional de Estadísticas/ El Economista. Net.
19 Estos datos son obtenidos de sitios oficiales de la CEPAL.
20 “FMI no descarta recesión global para el 2012”. Artículo publicado en www.cubadebate.cu.
21 El FMI no cuenta con recursos para enfrentar una nueva crisis. Tomado de: www.cubate.cu.
22 El "Lunes Negro" fue sólo el comienzo. Publicado en www.rebelion.org.