El libro “América Latina Emergente” del reconocido experto en materias económicas y empresariales R. Casilda Béjar, constituye un paso adelante en el conocimiento del presente inmediato y del futuro próximo de ese gran “continente” que parece salir, cada vez con mayores expectativas, de ese letargo en el que se encontraba tras la “década perdida”, desentumeciendo sus musculatura productiva y aprovechando las oportunidades que, actualmente, le proporciona el comercio “global”, derivadas, en particular (pero no solo) de la aparición en la escena internacional de China, gigante económico que demanda los bienes producidos en AL, fundamentalmente materias primas y, simultáneamente, tiende a capitalizar con sus inversiones la zona económica latinoamericana .
El aprovechar esta creciente Demanda y aparcar, esperemos que definitivamente, viejos conflictos y polémicas, tiende a anclar a la prosperidad a las economías latinoamericanas, si bien a unas más que a otras, destacando con relevancia la figura del gigante brasileño y sus implicaciones para la región. En este proceso “normalizador”, el rol desempeñado por ese consenso tácito existente respecto a cómo hay que manejar la economía, cuáles deben ser los objetivos económicos a desarrollar y la introducción de un sesgo mas redistributivo y equitativo (tradicional asignatura pendiente del continente), parece muy importante.
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El libro desglosa con una cierta perspectiva histórica, el proceso que conduce hasta este presente “afirmativo”, que, siguiendo al autor, desemboca en un futuro promisorio. Curiosamente, el autor sitúa en el eje del crecimiento económico latinoamericano a la
industrialización, retomando los viejos esquemas cepalinos pro-industria y pro-industrializadores, añadiéndole un formato “empresarial” o
empresarialista ausente en su versión originaria.
Esta apuesta por “lo industrial”, no debería obviar la enorme importancia de los enlaces agrarios en AL, puesto que su peso específico en las exportaciones regionales con la única excepción de Méjico, es más que evidente. Latinoamérica debe mirar al futuro pero sin olvidar el pasado, por ello no debería omitir los errores de las políticas sesgadas contra la agricultura y el sesgo antiagrario que dominó el esfuerzo industrializador en épocas pasadas.
Entre los activos más destacados del texto, resaltar, el cambio en la óptica sobre “lo latino”, que pasa del rol de agente pasivo (visión bastante peyorativa a mi juicio) que tuvo en otras épocas, al de sujeto activo, dueño de su futuro, traslación que se nos antoja estructural. En este sentido, la relación de “Multilatinas”y “Translatinas”, los avances constatados en sus diferentes campos de actuación y su enorme proyección de futuro, parecen plantear una venganza (y una reivindicación) de esa generación de estructuralistas latinoamericanos que a seis décadas de distancia fueron capaces de visualizar la gran potencialidad de este continente.
Otro punto fuerte de la obra (que la hace muy recomendable) es la presencia de una muy numerosa, detallada y variada información económica, que abarca desde las teorías del desarrollo económico hasta la Geoeconomía, pasando por la modernización y la industrialización. Todo ello en un estilo claro y conciso que hace muy accesible el texto, incluso para neófitos en la materia o para gente que quiera documentarse y que pone sobre el tapete, la experiencia docente y pedagógica del autor.
También resulta muy interesante, a la luz de los tiempos que corren, las reflexiones sobre la España actual y su rol (en discusión, dadas las dificultades económicas) en el continente americano. Rol que el autor entiende debe reactivarse, sirviendo a su vez como plataforma física para el despliegue de las Multilatinas en Europa.
En el pasivo de la obra, se echa de menos un apartado sobre Globalización, puesto que este sería el nexo común entre las diferentes tramas narrativas que se mezclan en el texto, aunque entendemos que, por razones de espacio, el autor no haya querido sobrecargar la obra. Asimismo, se aprecia en muchas de las páginas del texto un acentuado Latino-optimismo (en contraposición al afro-pesimismo), que se respira en el conjunto del texto, a pesar de las invocaciones a la prudencia que realiza el mismo autor.
Esta visión positiva, aunque no sea un error, no deja de ser prematura, puesto que el crecimiento económico latinoamericano presenta, en perspectiva histórica, un acentuado perfil
rollercoaster, y nada parece avanzar que vaya a dejar de ser así, a pesar de la existencia de numerosos brotes verdes en el panorama latinoamericano, los problemas pueden aguardar, agazapados, tras la esquina. Esperemos que no sea así y que esta vez sea la buena, tal y como plantea el texto de R. Casilda Béjar.