Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Valodia Pacheco Rivera (CV)
Sede Universitaria Municipal de Viñales, perteneciente a la
Universidad de Pinar del Río “Hermanos Saíz Montes de Oca”
valodiap@sum.upr.edu.cu
Resumen
El presente trabajo es una aproximación al proceso que se lleva a cabo con la instauración y desarrollo de las ETN en los países latinoamericano, facilitado a su vez por la globalización neoliberal. La inversión de los países desarrollados a través de las transnacionales induce a la pérdida gradual y siempre creciente de la identidad cultural de los pueblos, pues no solo se trata de mercancías y mercado, sino también los rasgos culturales y elementos idiosincráticos propios de los “inversores”, que a su vez traen aparejados formas de actuar “know how” y pensar diferentes a la que existe en los países invadidos. Esto genera comparaciones indiscutibles entre las culturas de los países de los que provienen las ETN y el país que las “recibe”.
Palabras claves: empresas, transnacionales, cultura, identidad,
latinoamericanos, economía, adquisición
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Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Pacheco Rivera, V.: “Reflexiones acerca del efecto de las Empresas Transnacionales (ETN) en el ámbito cultural de los países latinoamericanos" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 146, 2011. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/la/
Introducción
“En las últimas décadas del siglo XX asistimos a un conjunto de transformaciones económicas, sociales y culturales cuya vertiginosidad y complejidad no admite precedentes (…)”
“Los discursos de la modernidad y el desarrollo lograron generar un orden y un imaginario centrado en conceptos como los de Estado-Nación, territorio e identidad nacional. Hoy estos conceptos se ven minados por afuera y por debajo: de un parte la globalización económica y cultural borra las fronteras nacionales y las identidades asociadas a ellas, mientras la diferenciación sociocultural cobra más visibilidad y voz dentro de las propias sociedades nacionales. La relación establecida entre cultura y política queda radicalmente cuestionada en la medida que el Estado-Nación pierde su carácter de unidad político-cultural y tiende a restringirse al carácter de una unidad político-institucional, con funciones regulatorias en el campo de la economía y de los conflictos entre actores sociales”
Los países, sobre todo los subdesarrollados están en el debate entre el mantenimiento de la identidad cultural y el desarrollo de sus economías, y es que la globalización económica repercute ya no en las áreas de la producción y los servicios, sino que va más allá, llegando hasta la forma de actuar y pensar de los habitantes, quienes son en su inmensa mayoría analfabetos o semianalfabetos, lo que hace que no sean capaces de discernir los efectos secundarios de una globalización transcultural que se les está imponiendo.
Como explica Trdif J. 2002. (…) las cuestiones culturales forman parte de los problemas y desafíos estratégicos de la dinámica mundial y, por ende, de la gobernanza global. Lejos de ser naturalmente causas de conflictos, las identidades pueden constituir factores positivos (…)
Por ello se hace urgente una mirada crítica a los efectos devastadores que provocan las transnacionales y la necesidad de buscar alternativas de alianzas y progresos que conduzcan a la unión de los países para lograr un desarrollo sin que esto provoque un saqueo de recursos y capital humano.
Lo anterior cobra relevancia tal, ya que asistimos a un mundo, donde como planteara Emilce Castillo Obando, 1998, el concepto de frontera y de soberanía nacional, se vuelve relevante, respecto al uso de las tecnologías de extensión de la transmisión, donde el principio del “libre flujo de la información” es el punto de las corporaciones transnacionales y de los países fabricantes de las tecnología, quienes no quieren obstáculos de ninguna naturaleza para la expansión de sus mercados, así como para la circulación indiscriminada y no restringida de datos entre fronteras.
Objetivos
1. Presentar a las ETN como vía de apropiación y dominación de los países desarrollados sobre los subdesarrollados.
2. Ilustrar el efecto han provocado las ETN en los países latinoamericanos.
Desarrollo
Las Empresas Transnacionales (ETN) han ido transformando su actividad y forma de relacionarse con el mundo. En los siglos XVII y XVIII eran compañías comerciales que importaban grandes cantidades de metales preciosos de las colonias. Más tarde en el siglo XIX y con la Revolución Industrial, Europa se concentró en desarrollar su propia industria manufacturera y las ETN existentes en las colonias importaban materias primas para las grandes urbes. En la primera mitad del siglo XX las transnacionales pasan a organizar las actividades productivas en el extranjero, en empresas filiales, que son una copia de la empresa matriz .
Así se ha desarrollado una forma de comercio y exportación de capital de los países desarrollados hacia los subdesarrollados, lo que trae consigo una “invasión” en sus economías. Todo lo anterior conduce a que los estados cambien su forma de actuar y diseñen nuevas políticas, que den respuesta a las solicitudes y demandas, no ya de sus habitantes, sino de los intereses de las ETN para garantizar con ello el “desarrollo” del país. Actualmente según Carrión Rabasco J. y Planeéis T, 2006 “(…) las ETN están detrás del 85% de la Inversión Extranjera Directa y del 66% del comercio mundial, lo cual indica que las ETN son el actor económico más relevante del sistema global actual. Además, este poder económico se traduce en poder e influencia política, lo que es utilizado por las ETN para modelar el contexto en función de sus intereses.”
Otro elemento importante es el hecho que plantean Patrícia Estévez y Jesús Barcos, 2003, que trata sobre el poder semioculto. Más de dos tercios del comercio mundial, según el Observatori DESC tiene lugar a través de las empresas transnacionales. La mitad de este volumen comercial es intraempresa (se produce entre sucursales de la misma compañía). Además, según los propios autores se plantea que las transnacionales son la auténtica esencia de la economía global y las cuales a su vez son cruciales para el progreso de las poblaciones de todo el mundo en desarrollo, sin embargo la realidad es muy diferente ya que las empresas transnacionales emplean sólo un 3% de la fuerza de trabajo mundial, menos de la mitad de estos empleados está en el sur. Existe entonces una contienda entre gobiernos para atraer las inversiones de las transnacionales, lo cual ha provocado una caída espectacular de las condiciones laborales, dando paso a una precariedad que ha perjudicado los derechos de los trabajadores.
Lo anterior conlleva a, como planteara Pinheiro S, 2006, a que los estados nacionales no tienen poder para restringir o siquiera controlar el “libre comercio”; (…) el Estado no ha sido sustituido sino pervertido. La perversión del Estado se produce cuando los gobiernos endeudados son obligados por el Banco Mundial y la OMC a cumplir normas no escritas a favor de los intereses de las grandes transnacionales.
En consonancia con lo antes expuesto, Vargas Hernández J. G. 2002, explica que los procesos de globalización económica afectan la democratización de las estructuras del Estado. Los procesos de globalización económica son inextricables e interdependientes de las instituciones y los procesos sociales y políticos, como en el caso de las relaciones de los estados y el Estado-nación. El debate sobre la relación entre la globalización económica y el estado nacional presenta dos frentes; el primero se enfoca a considerar la gobernabilidad del Estado nación como rebasada por la globalización económica y el segundo que sigue considerando que el Estado nación no solo tiene funciones reguladoras, sino que continúa siendo el principal promotor del desarrollo y el soporte de las relaciones internacionales de los pueblos.
Resulta interesante ver la labor de protección que realizan los gobernantes de un Estado nacional, con respecto al desarrollo de una economía basada en el desarrollo del poder del capital transnacional con el apoyo de las instituciones supranacionales, esto ha llevado a que el Estado nacional se convierta en un instrumento de los gobiernos de los estados internacionales, los cuales plantean que el desarrollo global y el alivio de la pobreza está centrado en la expansión económica sin límites de los mercados abiertos, y de la liberalización del comercio.
El aspecto central en los tiempos que corren dentro del ámbito económico en América latina está basado en la política que los países llevan a cabo, el cual está condicionado esencialmente a la creciente apertura comercial y la priorización de la producción destinada al exterior. Para los politólogos y economistas los países subdesarrollados pueden alcanzar una reactivación duradera y un desarrollo sostenido de su economía, sin embargo nada más alejado de la realidad, y así lo demuestra el Informe sobre las Inversiones en el Mundo, 2000, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, UNCTAD.
“Actualmente los estados, bajo el influjo del neoliberalismo, han perdido sus funciones sociopolíticas y económicas para supeditarse a las leyes del mercado y del libre comercio, en un mundo donde las transnacionales al convertirse en los actores fundamentales de la globalización, cada día aceleran sus procesos de fusión y adquisición, hoy tienen en su poder el control sobre 690.000 filiales extranjeras, presentes en todos los países de la Tierra y cubren todas las actividades económicas”
Así mismo Tamayo E. 2000 plantea que “El poder que han adquirido las ETN se ve reflejado en los siguientes datos: Las ventas de las filiales extranjeras en todo el mundo (3 billones en 1980, 14 billones de dólares en 1999) son ahora casi el doble de las exportaciones mundiales y el producto bruto asociado a la producción internacional es más o menos la décima parte del PIB mundial, en comparación con la vigésima parte en 1982”
En América Latina, “una parte significativa de las corrientes de la inversión extranjera de fusión y adquisición, que alcanzaron un valor de 37.000 millones de dólares en 1999. De esta cifra, unos 16.000 millones se destinaron a la adquisición de empresas privadas locales por ETN.” (…). Las entradas de inversión extranjera directa en los países de la Comunidad Andina con relación a las privatizaciones siguieron siendo bajas, señala la UNCTAD. Las áreas apetecidas por las transnacionales son los servicios públicos, el sector financiero, los productos del petróleo, el transporte, el almacenamiento y las comunicaciones
En los países en “vías de desarrollo” las adquisiciones fronterizas ocasionan serias dudas, que según la UNCTAD, son las siguientes:
• La adquisición de empresas nacionales por parte de empresas extranjeras no aumenta la capacidad productiva del país sino que supone simplemente una transferencia de propiedad y control de manos nacionales a manos extranjeras.
• Los motivos de preocupación también abarcan los ámbitos social, político y cultural. Donde la adquisición de medios de comunicación o de las actividades de esparcimiento constituye una amenaza para la cultura o la identidad nacional. La transferencia de la propiedad nacional a manos extranjeras socava la soberanía nacional y es equiparable a una recolonización.
Sin lugar a dudas, las ETN logran tales avances de expansión debido a que se han visto favorecidas por la “revolución de la información” (nuevas tecnologías), así como con los cambios en los mercados de capital, sin olvidar la contribución generada por la liberalización del comercio y las medidas de desregulación y privatización.
Hay que tomar en consideración que “las ETN han entrado en un intenso proceso de competencia en su afán de buscar nuevos mercados, tener mayor poder o consolidar sus posiciones en el mercado. En esta carrera desenfrenada, tienen lugar los procesos de “fusiones y adquisiciones fronterizas” actualmente los inversores prefieren este tipo de operaciones a las inversiones directas en nuevas instalaciones, pues les permite acceder a activos patrimoniales con rapidez y sin mayores riesgos, su objetivo, sin duda, es obtener las máximas ganancias en el menor tiempo posible”
No obstante lo que si ha sido posible vislumbrarse con todo este proceso que llevan a cabo las ETN y el mundo globalizado es “como la identidad cultural de los diversos pueblos en la actualidad se va homogeneizando o generalizando según ciertas pautas comunes en marcha hacia una cultura estandarizada. Este proceso es propiciado por los poderes generadores de nuevas necesidades de consumo, que manejan a su vez los medios de comunicación social y la producción ofrecida”
Se presenta por tanto una nueva escena social y cultural, donde se identifican con mayor claridad como existe “… pérdida de peso de las instituciones públicas locales y nacionales en beneficio de los conglomerados empresariales de alcance transnacional…”, “… la reformulación de los patrones de asentamiento y convivencia urbanos..”, “… la revelación de lo propio, debido al predominio de los bienes y mensajes procedentes de una economía y una cultura globalizadas sobre los generados en la ciudad y la nación a las cuales se pertenece”, “la consiguiente redefinición del sentido de pertenencia e identidad…” de los pueblos y el “pasaje del ciudadano como representante de una opinión pública al ciudadano como consumidor interesado en disfrutar de una cierta calidad de vida”, así se ve como existe un impacto negativo en las realidades culturales de los pueblos, sobre todo en lo respectivo a la identidad, en el que se ven sumidos los países subdesarrollados, lo cual no es más que el paradigma en lo que se constituirá el mundo basado en la homogeneización de este, en áreas claves como la política, lo referido al nuevo orden económico y lo relacionado con lo social.
Al analizar los términos cultura e identidad, según la definición adoptada por la UNESCO en México en 1982 y retomada por la l Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural (Noviembre de 2001):
“En su sentido más amplio, la cultura puede ser considerada hoy como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Además, de las artes y las letras, engloba los modos de vida, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”
Si bien, la cultura no es una noción abstracta; es un conjunto vivo que evoluciona integrando constantemente los resultados de elecciones individuales y colectivas. Se expresa en diversas manifestaciones pero no se reduce a sus obras (…). El hecho que las culturas se encarnen en identidades particulares no impide la búsqueda de valores comunes. Ninguna sociedad podría funcionar sin disponer de un repertorio de representación y de acción compartida por sus miembros y que la distingue de los otros. Las relaciones entre los grupos sociales, ya sea dentro de un Estado-nación o a escala extranacional, se inscriben en primer lugar en la representación que cada uno se hace del otro. Tradif J. 2002.
Así tenemos que la noción de identidad da lugar a análisis aún más contrastante. Es difícil reconciliar el punto de vista de quienes estiman que “la noción de identidad cultural es peligrosa”, o incluso “que la noción de identidad colectiva es una ficción ideológica” y el de Manuel Castells, quien refiere al poder liberador de la identidad que él se niega a considerar como puramente individual o como mero rehén del integrismo . Castells llama “identidad (cuando el término se aplica a los actores sociales) al proceso de construcción de sentido a partir de un atributo cultural, o de un conjunto coherente de atributos culturales, que tiene prioridad sobre todas las demás fuentes. Un mismo individuo o un mismo actor colectivo, puede tener varias (…)”
Por tanto tenemos que la identidad cultural al formar parte de los problemas y desafíos estratégicos de la dinámica mundial, como argumentara Jean Tardif, 2002 y, por ende, de la gobernanza global es de vital importancia ya que como demuestra Manuel Castells, “la búsqueda de identidad o la necesidad de reconocimiento contribuye tan fuertemente como cambio tecno-económico a modelar la historia. Lejos de ser naturalmente causas de conflictos, las identidades pueden constituir factores positivos. De donde extraemos la siguiente proposición: la mundialización llevará a tener que considerar, en lo que atañe a las relaciones entre sociedades y culturas, el establecimiento de un marco que no se reduzca ni a un sistema interestatal tradicional ni al mercado. Y en el cual las áreas lingüístico-culturales, en particular, deberían desempeñar un papel clave”
La dinámica neoliberal del libre mercado ha trastocado las incipientes políticas culturales de los países de América Latina. Por ello, esta región necesita diseñar una firme estrategia multinacional para defender a sus artistas, productores, públicos e industrias culturales de las poderosas transnacionales .
Otro elemento a considerar que ha generado una influencia negativa en el aspecto cultural es que “Los empresarios –especialmente dentro de las culturas latinoamericanas- no cuentan con un suficiente arsenal de conocimientos en relación con el Desarrollo Organizacional, y menos aún en lo que se relaciona con del Desarrollo Organizacional más allá de las fronteras de su propio país. Los empresarios de los países desarrollados –por el contrario- se han beneficiado largamente de estos conocimientos y en muchos casos estos mismos empresarios y líderes organizacionales han compartido sus experiencias enriquecedoras con otros”
Conclusiones
1. Las empresas transnacionales contribuyen a consolidar en los países subdesarrollados la hegemonía y el poder económico del capital financiero para responder a los intereses del mercado mundial.
2. El papel del Estado-nación frente a las transnacionales, lejos de desligarse de esta opción económica promueve su inserción en los países.
3. La apertura y liberalización del mercado exterior de los países latinoamericanos ha generado el aceleramiento de los procesos transculturales.
4. La identidad cultural de los países que tienen como política, una economía basada en la introducción y desarrollo de las empresas transnacionales, se ha visto afectada por la “invasión” de elementos pseudoculturales que vienen aparejados en el mismo proceso transnacional de la economía.
5. El avance de las transnacionales de la información a nivel mundial ha generado un proceso de implantación de la cultura de los países desarrollados sobre los países subdesarrollados, produciéndose una gradual disminución por el interés en la conservación y mantenimiento de las culturas autóctonas de cada país.
6. La liberalización del comercio y el libre flujo de capital ha acortado las fronteras entre los países y con ello la mezcla de culturas.
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