Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Pablo Brooks Lorains
Efraín Echevarría Hernández
Carlos Cesar Torres Paez
carlosc@fcsh.upr.edu.cu
RESUMEN
Tradicionalmente se han establecido diferentes metodologías para la clasificación de las diferentes de formas de integración, según su evolución desde las formas más simples a las más complejas o por las características que especifican los acuerdos para su funcionamiento. El presente artículo pretende revelar la esencia de las fundamentales concepciones teóricas metodológicas existentes en el debate académico sobre la integración económica.
Palabras claves: integración económica, políticas económicas, economías complementarias, desarrollo económico, capitalismo, economía internacional, pensamiento económico, cooperación
ABSTRACT
Traditionally different methodologies have been established for the classification of the different ones from forms of integration, according to his evolution from the simplest forms to the most complex or for the characteristics that specify the agreements for his functioning. The present article tries to reveal the essence of the fundamental theoretical methodological existing conceptions in the academic debate on the economic integration.
Key words: economic integration, economic policies, complementary economies, economic development, capitalism, international economy, economic thought, cooperation.
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Brooks Lorains, Echevarría Hernández y Torres Paez : Principales concepciones en el debate académico sobre la integración Latinoamericana, en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 157, 2011. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/la/
El sueño de lograr una América unida se remonta a varios siglos atrás. Muchos son los próceres que en esta tierra de indios y criollos acariciaron la idea esbozada por Bolívar y Martí de la gran patria americana. Idea que hoy comienza a perfilarse con el ALBA.
En 1815 en su carta a Jamaica, Simón Bolívar expone las causas y razones que justifican la independencia y es donde se establece la necesidad de una unidad de los territorios emancipados.
Por ello se sostiene que aquí se encuentran las bases de la doctrina bolivariana de “Unidad e Independencia” de nuestra América que hoy resurge.
Años después, en 1824, el Libertador de América les cursa una invitación a los gobiernos de Colombia, México, Río de la Plata, Chile y Guatemala a formar el congreso de Panamá, Lima. Para ello, Bolívar esbozó:
“Después de 15 años de sacrificio consagrados a la libertad de América, por obtener el sistema de garantías que en paz y guerra, sea el escudo de nuestro nuevo destino, es tiempo ya de que los intereses y las relaciones que unen entre sí a las repúblicas americanas, antes colonias españolas, tengan una base fundamental que eternice, si es posible, la duración d estos gobiernos”.
Pero este sueño de unidad del Libertador también encontró abrigo en el Caribe insular. Durante la segunda mitad del siglo XIX, un hombre de ideales llamado José Martí, cubano por demás, enarboló este concepto. En su ensayo Nuestra América expresó:
“Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos… Es la hora del recuento y de la marcha unida y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”.
Pero el ideario latinoamericanista de Bolívar y Martí encontró oídos receptivos en otro gran hombre de estas tierras: Fidel Castro Ruz.
La Historia me absolverá, documento elaborado como autodefensa al juicio por el asalto al Cuartel Moncada, se nutre de esa íntima comunión de los pueblos de nuestra América, que nuestro Héroe Nacional José Martí nos hubo de anticipar en la formulación más elevada de la cultura latinoamericana y que se contrapone, sobremanera a la del Norte que nos desprecia.
La historia vuelve a unir a Venezuela y a Cuba en la aspiración de lograr una América unida. Recientemente el presidente Hugo Chávez Frías anunció el gran día de nuestra América ha llegado.
En el discurso pronunciado el 30 de abril de 2005 ante los participantes en el encuentro contra el ALCA efectuado en La Habana, Chávez expresó:
“Estamos convencidos de que de la pobreza, del subdesarrollo, o salimos todos o no sale nadie. Solo unidos podemos lograrlo”.
“… ahora sí es verdad que el sueño de Bolívar está apenas comenzando a recorrer las entraña de esta tierra americana”.
Al margen de lo anterior, lo cierto es que la trayectoria de la integración ha tenido un camino zigzagueante, complejo y los resultados están lejos de ser los esperados tanto para los pueblos, como para la búsqueda de un lugar destacado para América Latina en la división internacional del trabajo. El debate sobre la integración abarca miles de páginas, su abordaje no constituye un objeto específico de estudio en nuestro trabajo, pero es imprescindible definir nuestra posición en este debate para poder analizar desde la teoría al ALBA como modelo diferente de integración donde su punto de partida es lo social.
La integración económica puede ser definida como proceso, no es otra cosa que el programa escalonado de eliminación de las barreras artificiales a los intercambios de bienes y a los movimientos de factores productivos. A su vez la integración como estado o situación es imagen final a la que accede una vez lograda la abolición de las variadas formas de discriminación entre las economías nacionales participantes.
Para Beta Balassa la integración económica es un proceso, en cuyo caso incluye medidas dirigidas a abolir la discriminación existente entre unidades pertenecientes a diferentes países, también la define como una situación o estado (de cosas), en que "La integración debe representarse por la ausencia de diversas formas de discriminación entre economías nacionales".
Para Gottfried Haberler, ésta implica relaciones económicas más estrechas entre las áreas que conciernen a la libre circunvalación de los bienes y de los factores de la producción y coordinación de las políticas económicas con el propósito de favorecer la igualación de los precios de productos y servicios.
En ambas definiciones, se supone que la eliminación de discriminaciones facilitará los intercambios económicos y permitirá realizar el ideal del libre comercio, que se considera factible y capaz de maximizar el bienestar general. Como se puede observar, la tendencia es a presentar la integración en el campo esencialmente económico y dentro de este en uno mucho más estrecho, el comercial.
Tradicionalmente se han establecido diferentes metodologías para la clasificación de las diferentes de formas de integración, según su evolución desde las formas más simples a las más complejas o por las características que especifican los acuerdos para su funcionamiento. La experiencia europea es considerada la más avanzada y la de mayor data desde el punto de vista histórico, muchas clasificaciones de forma directa o indirecta se refieren más a esta experiencia que a otras.
Otro tipo de interpretación se refiere a la necesidad de hacer distinción entre colaboración e integración económica. Combina la integración de los intercambios y la integración de las inversiones y de las políticas para arribar a la unión o fusión de las economías en presencia.
Se refiere a las diversas operaciones más o menos simultáneas, pero ligadas y complementarias, que consisten en establecer y mejorar todas las relaciones convenientes para el intercambio de productos, factores e informaciones entre las partes de las que se proyecta hacer un conjunto; hacer progresivamente más compatibles los proyectos económicos de los elementos que componen el conjunto; hacer converger cada vez más estos proyectos hacia lo óptimo para el conjunto, constituido por un grupo de objetivos sobre los cuales existe consenso en el conjunto dado. El cambio estructural y los medios escogidos para este fin, las normas para lograrlo, en sí la realización del viejo ideal de la igualdad de chances u oportunidades.
La acción de estas unidades sobre el medio circundante se propaga por los flujos de bienes y servicios, por los precios, por las informaciones y por las expectativas, generadoras de inversiones derivadas e innovaciones inducidas.
A partir de aquí se determinó lo que se conoce como Pirámide de la Integración.
Desde esta perspectiva, se trata en primer lugar de nivel comercial y después una vez consolidado el mismo, es posible pasar a niveles superiores de integración, desde el acuerdo comercial, a la zona de libre comercio y así sucesivamente hasta la unión política.
La experiencia latinoamericana es muy rica y se mueve por cánones diferentes de la europea, Sus orígenes se remontan al modelo desarrollista concebido por la CEPAL después de la segunda guerra mundial, esta organización proyectó varios conceptos de desarrollo para la región tales como:
La riqueza del método Cepalino reside en una fértil interacción entre el método inductivo y la abstracción teórica formulada originalmente por Prebisch. La construcción del método se basó en la oposición entre "periferia" y "centro", que desempeñó un doble papel analítico:
Primero: Sirvió para afirmar que la estructura mencionada determinaba un patrón específico de inserción en la economía mundial como "periferia", productora de bienes y servicios con una demanda internacional poco dinámica, importadora de bienes y servicios con una demanda interna en rápida expansión y asimiladora de patrones de consumo y tecnologías adecuadas para el centro pero con frecuencia inadecuadas para la disponibilidad de recursos y el nivel de ingreso de la periferia.
Segundo: Derivó en la idea de que la estructura socioeconómica periférica determina un modo singular de industrializar, introducir el progreso técnico y crecer, así como un modo peculiar de absorber la fuerza de trabajo y distribuir el ingreso.
Su objetivo era: Suplir la carencia de importaciones, y en ningún momento se creyó que este fuera un proceso de industrialización.
Bajo la influencia de intelectuales como Celso Furtado, Aníbal Pinto y Aldo Ferrer, a la dimensión estructuralista se añadió la perspectiva de la formación histórica de los países de la región, formándose un método de investigación y análisis conocido por "histórico-estructuralista". Sobre la base de esa dupla perspectiva la CEPAL se desarrolló como una escuela de pensamiento especializada en el examen de las transformaciones económicas y sociales de mediano y largo plazo de los países latinoamericanos y caribeños.
Durante los primeros 50 años pueden identificarse cinco etapas en la obra de la CEPAL, en torno a "ideas-fuerza" o "mensajes":
Por coincidencia, cada etapa duró aproximadamente un decenio, estas siguen de cerca la evolución histórica de la región latinoamericana.
Ligado a esto la Teoría Estructuralista del Desarrollo surge y se desarrolla alrededor del pensamiento de la CEPAL desde finales de los años cuarenta hasta nuestros días. Partiendo de una teoría de investigación (el estructuralismo) que toma un enfoque sistemático como método, supone una teoría que se desarrolla simultáneamente a la de la modernización y como alternativa a la misma.
Los elementos fundamentales de la Teoría Estructuralista del Desarrollo son según Hunt los siguientes:
Estos modelos se basaban en la dirección centralizada y planificada directamente por parte del Estado quien actuaba como agente principal del desarrollo, se promovía el desarrollo endógeno para evitar las ventajas estructurales de los mercados de exportación y propiciar cambios en las estructuras sociales, se promovía la industrialización para fomentar la demanda interna, sustituir importaciones, e incrementar la participación en el mercado internacional con productos de mayor valor agregado.
La política de desarrollo derivada de esta teoría pone el énfasis en la estrategia de la industrialización vía sustitución de importaciones (ISI) que debería acompañarse de políticas selectivas y moderadas de protección a las importaciones. Este elemento constituye uno de los aportes básicos de la CEPAL al pensamiento económico internacional, sobre todo al del tercer mundo, al proponer una concepción nueva de la relación entre desarrollo y comercio internacional que cuestiona los enfoques clásicos y neoclásicos, los cuales postulaban una relación directa, positiva y significativa entre comercio internacional y crecimiento económico para todos los países.
En términos de la teoría, el Modelo de Sustitución de Importaciones se sustentaba en:
En este contexto, conceptos como productividad, competitividad, calidad, innovaciones tecnológicas o eficiencia eran menos determinantes que la existencia de ventajas comparativas basadas en abundantes recursos naturales, administrados, en su mayor parte, por empresas públicas.
En estas primeras formulaciones de la teoría estructuralista se pone el énfasis, al igual que la teoría de la modernización, en la industrialización y en la planificación del desarrollo como elementos centrales.
La estrategia ISI, si bien tuvo un cierto éxito en su etapa primaria, no tuvo éxito en general al fracasar su etapa secundaria de sustitución de bienes intermedios y capital. Todo ello junto a los obstáculos al desarrollo y al dualismo económico latinoamericano provocó que a mediados de los sesenta surgiera la teoría de la dependencia, que supone una radicalización del pensamiento estructuralista que dura hasta mediados de los ochenta y que toma dos direcciones diferenciadas: por un lado la teoría de la dependencia estructuralista y por otro lado la teoría de la dependencia neomarxista.
Por otro lado se inició un proceso de endeudamiento externo que permitiera atender los crecientes problemas sociales y crear la infraestructura requerida para la expansión de la economía. En los marcos de este pensamiento, conocido también como estructuralismo latinoamericano, se promovió la integración regional, fundamentalmente, la comercial con el objetivo de crear mercados comunes y uniones aduaneras que permitieran aprovechar las ventajas de la complementación. El sesgo a lo intergubernamental, lo vertical, sin la búsqueda del consenso popular, ni en su implicación dentro del proceso, ni en la apropiación de los resultados.
Es en este contexto que se desarrolla la primera generación de la integración latinoamericana, la integración es como un proceso continúo de aproximación y aprendizaje, que es vulnerable a las crisis. La doctrina de Integración significa la extensión del ámbito multinacional de la tesis, según la cual, el desarrollo económico es imposible sin industrialización. El crecimiento sostenido de una economía subdesarrollada depende del grado en que pueda fomentarse su activo proceso de sustitución de importaciones por producción interna a fin de que su capacidad para importar permita adquirir un volumen óptimo de bienes y de tecnología.
Para Osvaldo Martínez, ¨ si la integración CEPALINA quedó muy por debajo de lo necesario, la integración neoliberal fue más que una desintegración de lo poco que se había logrado integrar ¨.
A pesar de sus grandes debilidades la integración promovida desde la CEPAL, permitió lograr un cierto tejido industrial, que se consolidó más en Brasil, México y Argentina, se desarrollaron infraestructuras, comenzó la articulación de los mercados internos, se promovieron políticas de regulación del capital extranjero, globalmente se alcanzó durante la década de los 50s y los 60s un ritmo de crecimiento del PIB superior al 5% anual, jamás logrado por la región en períodos posteriores.
Con la sustitución de importaciones se logró en primer lugar, la etapa de crecimiento económico más elevado y más prolongadamente sostenido por la región durante todo el siglo pasado, no solo en términos generales sino también per cápita
Se lograron los niveles más bajos de desempleo urbano con resultados tales como se muestran a continuación:
Se fomentó el ahorro interno en la región, el déficit por cuenta corriente no superó nunca el 1% del PIB y la deuda externa de toda la región era en 1970 sólo de 27 810 millones de dólares.
Es evidente que la crítica al modelo Cepalino fue exagerada y manipulada ideológicamente para poder promover el modelo de integración neo estructuralista y posteriormente el llamado regionalismo abierto, más congruentes a los intereses de las políticas neoliberales. Con lo que se confirma la tesis de que a cada modelo de acumulación del capital, en las diversas regiones, le corresponde un modelo específico de integración, Según Atilio Borón, en su intervención en el X Encuentro Internacional de Economistas Sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, La Habana 2008, la integración es congruente con el proyecto político de las clases dominantes, luego, sus obstáculos o impulsos provienen en lo principal de lo político.
Con los conceptos de Transformación Productiva con Equidad primero y Regionalismo Abierto después, ambos en la década de los 80s y los 90s, se desarrolló un importante número de investigaciones que puso su apoyo principal en demostrar que el Modelo ISI, fue un error desde el inicio, en estas investigaciones se resaltó esencialmente las limitaciones del modelo; detrás de tan fuerte crítica estaba la intención de los neoliberales de establecer un modelo con centro en el mercado , un estado débil y una proyección productiva con prioridad a la integración con el mercado transnacional.
El modelo de Transformación Productiva significó la aplicación del ajuste neoliberal, con énfasis en el equilibrio macroeconómico, con lo cual se descuida totalmente las corrientes de gastos encaminadas al desarrollo social, bajo los argumentos del equilibrio fiscal y el achicamiento del Estado, en la década de los 90s, recapturan algunos temas sociales sobre todo el ambiental, pero el propio concepto de la integración basada en los Tratados de Libre Comercio con los Estados Unidos y grandes alianzas con bloques extra regionales y potencias de otros continentes hace que los temas sociales reciban una atención adecuada solo en los países donde han triunfado los movimientos populares.
En su ponencia presentada al Décimo Evento Sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, Antonio F. Romero resume los principales problemas de la integración latinoamericana desde sus inicios hasta la fecha, de la siguiente manera:
1- Sesgo economicista, fundamentalmente comercial (a pesar de ello el comercio intra-regional es inferior al 20% como promedio de todos los bloques).
Coincidimos con el autor, en que a lo anteriormente mencionado, habría que agregar, nuevos retos derivados de los profundos cambios ocurridos en la economía mundial en los últimos años, a saber:
a-Visiones y estrategias diferentes sin adecuada compatibilidad.
b-Bajo nivel de desarrollo industrial- comercial.
c-Acuerdos con contrapartes extranjeros (extra regionales que van en franco aumento y se nos aparecen con mayor solidez institucional y jurídica).
d- Débiles mecanismos de solución de diferencias y falta de coordinación.
e-Predominio de la voluntad integracionista, sobre la diversidad de modelos económicos y políticos.
Es constatable, que desde los enfoques teóricos más sistematizados sobre la integración económica no es posible encontrar sustentación para explicar un esquema como el ALBA, recientemente se ha comenzado a desarrollar en Cuba y en la región, un nuevo concepto el de las ventajas compartidas, que en este momento tiene un bajísimo nivel de sistematización y sobre todo de contratación empírica. A pesar de su fracaso, en la experiencia del CAME existen un grupo de conceptos que poseen gran utilidad sobre todo en el sentido de superar el enfoque economicista de la integración, los elementos de desarrollo social, la complementariedad sin que se generen relaciones de dependencia, la existencia de una moneda de cuenta, la solidaridad, etc.
Por otro lado, tenemos la teoría funcionalista de la integración cuyos postulados aportan algunos elementos teóricos que podrían ser utilizados en el proceso de aprehensión teórica del ALBA.
La teoría funcionalista de la integración propone la creación lenta y acumulativa y lenta de una comunidad mundial mediante programas de cooperación económica y social (no necesariamente política) progresivamente más amplios entre los distintos Estados partes del proceso. Los ámbitos de cooperación que resultan del éxito del progreso hacia los objetivos de un campo, pueden transferirse a otras zonas que requieran actividad. Esta hipótesis es válida también para los TLC.
Según Joseph Nye, existen cuatro condiciones claves a todo proceso de integración incluyendo la comercial. Estas condiciones son las siguientes:
1.- Simetría o igualdad económica de unidades: Las diferencias o similitudes de algunos indicadores como el ingreso per cápita y el tamaño de los potenciales participantes en el proceso integrativo medido por el PNB total, parece ser de importancia relativa mayor en los procesos de integración entre Estados menos desarrollados, que en el caso de Estados altamente desarrollados.
2.- Valor de la complementariedad de la élite: El nivel en que los grupos de élites dentro de la unidad integradora mayor de las entidades que se integran piensan igual, es de considerable importancia, por tanto dependerá mucho de las élites el grado de integración al que se quiera llegar. Sin embargo se sostiene también que las élites que han trabajado juntas eficazmente en una situación transnacional, a continuación pueden abrazar políticas divergentes que no conducen a la integración. Esto último se debe a que los burócratas nacionales son cautos ante la integración por la posible pérdida de control nacional.
3.- Existencia de pluralismo: Mientras mayor es el pluralismo en todos los Estados miembros, mejores son las condiciones para la integración. Esta es una falencia que está presente en MERCOSUR ya que "la diversidad en América Latina es el resultado de divisiones que se han originado en el marco del propio proceso de desarrollo y de una cultura fuertemente discriminatoria. A la diversidad cultural, geográfica y de recursos, el desarrollo añade mercados segmentados; diferencias educacionales, diferencias salariales y de acceso a las oportunidades; distinto acceso a la información, concentración del poder político, social y económico; élites divididas por distintas concepciones sociales, diferencias de credos religiosos, etc., todo lo cual tiene como reacción natural la intolerancia, considerada esta última como el extremo opuesto del pluralismo".
4.- Capacidad de los Estados miembros de adaptarse y responder: Cuanto más alto es el nivel de estabilidad interna de las unidades y mayor el grado de gobernabilidad, más probable es que puedan participar eficazmente en una unidad integradora mayor. Este planteamiento es significativo si revisamos las variables presentes en los países de MERCOSUR y en general de América Latina, entre las que podemos mencionar la gobernabilidad, el rol de los partidos políticos, la inestabilidad y el caos económico, lo que nos permite señalar que aún con instrumentos jurídicos adecuados, existe un desfasaje permanente entre los objetivos de integración y su concreción.
Para analizar esta situación, nos apoyaremos en la tesis que plantea Holzmann quien postula la existencia de tres tiempos distintos dentro de un proceso de integración, cada uno con diferentes grados de avance: - Tiempo económico, definido por la velocidad del intercambio; - Tiempo jurídico-institucional, definido a partir de la estructuración formal de esquemas de integración que dan la necesaria institucionalización jurídica al intercambio comercial; y - Tiempo político, definido a partir de la conformación de una voluntad política manifiesta de los Estados con capacidad de concretar efectivamente una integración con objetivos comunes.
Es interesante señalar que el proceso de integración se encuentra más avanzado en los aspectos económicos que en los políticos, sin embargo la voluntad política es fundamental en el desarrollo y fortalecimiento del proceso, incluso podemos sostener que una integración real necesita de un proyecto político capaz de sostenerla, ya que es indiscutible que la integración económica y social afecta necesariamente a entidades políticas soberanas, por lo que algunos autores plantean que la integración es un fenómeno esencialmente político cuya consecuencia es económica y social.
Por otra parte el Estado como actor principal de la integración depende de la voluntad del gobierno, por tanto, la definición por parte de cada gobierno de objetivos estratégicos claros, es condición necesaria para mantener y concretar la voluntad política. Según lo anterior podemos afirmar que la integración constituye un medio para alcanzar los objetivos del Estado. En este contexto, al observarla desde lo nacional hacia lo internacional, el éxito o fracaso de ella pasa por condiciones de estabilidad y gobernabilidad de cada país, como condición necesaria, capaz de soportar en forma adecuada el desarrollo del proceso.
En el desarrollo del análisis que hace Holzmann la gobernabilidad democrática aparece como respuesta a la necesidad de comprender el desarrollo de los procesos políticos de los países de América Latina. Sobre la base a lo anterior, corresponde identificar los elementos que dan forma al concepto de gobernabilidad, entendida esta última como la capacidad de manejo que se tiene de las instancias de gobierno, de las demandas sociales y de los mecanismos de legitimación política.
La gobernabilidad así concebida es la consecuencia de los desafíos de la última década, y se relaciona con la necesidad de dotar a la democracia de una adecuada viabilidad estratégica y de un adecuado procesamiento de los conflictos sociales.
Por otro lado, la existencia de una cierta relación entre estabilidad democrática e institucionalidad como producto de la experiencia reciente de Sudamérica hace poner la atención en la naturaleza del régimen político, su sistema electoral, la estructuración del sistema de partidos, etc. Pues resulta evidente la existencia de una relación entre el quiebre del sistema democrático y el conflicto institucional.
Lo anterior nos lleva a la necesidad de buscar aproximaciones adecuadas al momento previo de declarar la existencia de conflictos institucionales, y ello es lo que en términos prácticos se busca establecer a través del concepto de gobernabilidad. Así, los elementos que en una primera aproximación permiten la definición de los niveles de gobernabilidad, serían la Relación Presidente-Parlamento cuyo principal problema radica en que ante la imposibilidad de construir mayorías estables, el Presidente no puede actuar eficientemente, afectando considerablemente la estabilidad de los países; un segundo elemento que afecta la gobernabilidad es la eficiencia del Estado, que en Latinoamérica se caracteriza por una administración estatal ineficiente en términos económicos, políticos y sociales; como tercer elemento cabe nombrar la personalización de la política, ya que frente a la carencia de definiciones claras en torno a los objetivos del Estado, se tiende a preferir el levantamiento de líderes únicos, que al no dar resultados son cambiados por otros en las próximas elecciones; como último elemento tenemos la Regulación institucional, que corresponde a la necesidad de adecuar el aparato jurídico institucional en términos de eficiencia acorde a la realidad de los nuevos tiempos.
Lo señalado anteriormente afecta a los actores de la integración –ya sean públicos o privados-. Además cabe señalar que son pocos los actores que poseen personal especializado o preocupación por prepararlos en los temas de la integración, lo que significa una disfunción creciente con las tendencias actuales y con la complejidad del proceso.
La teoría funcionalista de la integración deja claro que existe un grupo de pre- condiciones que de no cumplirse hacen colapsar el proceso, ya que los costos del mismo son mayores que los beneficios. Esta teoría pone énfasis también en elementos como la institucionalidad, la gobernabilidad, la voluntad política, dejando claro que el Estado es un elemento primordial de integración, la voluntad política a largo plazo es esencial en cualquier proceso de integración y no solamente el mercado, si no los actores que en él actúan, tanto públicos como privados.
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