Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
José Luis Cordeiro
jose_cordeiro@yahoo.com
Presentación
Esta nueva edición de El desafío latinoamericano constituye una ilustración clara de la avidez que existe en nuestra región por discutir sin preconceptos los grandes retos del siglo XXI: educación, sociedad, economía, política y ecología.
Y la gran virtud de José Luis Cordeiro ha sido precisamente la de ponerlos sobre la mesa de un modo original, accesible, ordenado y susceptible de enriquecer el necesario debate. Lo ha hecho de una manera inteligente y coherente, partiendo de nuestro legado histórico, sin el cual el presente y el futuro resultarían ininteligibles, y apuntando con especial énfasis hacia el porvenir de nuestra región.
Por ello reunió una impresionante cantidad de información antes dispersa, y gracias a una presentación clara e intelectualmente estimulante, le dio forma en un esquema coherente en cuyo centro colocó a la educación como principal factor de desarrollo.
Éste es, nos parece, uno de los mayores aciertos del enfoque de Cordeiro.
Estamos seguros de que esta nueva edición confirmará y ampliará las virtudes cardinales de la obra; que nadie venga a ella en busca de certezas, de esquemas rígidos, de respuestas elaboradas. Lo que Cordeiro ofrece es mucho más valioso: amplia información, muchas preguntas, propuestas audaces y, sobre todo, un amplio margen para la reflexión del lector –cualquiera sea su formación o su vocación– sobre los problemas reales de América Latina en los umbrales de un nuevo milenio.
El libro podrá suscitar críticas, pero nadie podrá reprocharle que escamotea las dificultades que nos esperan. Su mensaje es optimista y esperanzador: el hombre latinoamericano –y en este punto coincidimos plenamente con Cordeiro– puede librar victoriosamente las batallas que le esperan.
Enrique V. Iglesias
Secretario General Iberoamericano, Madrid, España Ex presidente, Banco Interamericano de Desarrollo, Washington, EUA
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Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Cordeiro, J.L.: “El desafío latinoamericano" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 113, 2009. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/la/09/jlc.htm
Prólogo
El desafío latinoamericano de José Luis Cordeiro, libro lleno de optimismo y esperanza, nos plantea fórmulas para que en el siglo XXI Latinoamérica se convierta en una potencia.
Dentro de su optimismo, Cordeiro es tremendamente realista y crudo: al siglo XX le llama “el siglo perdido” para Latinoamérica. En términos económicos, ha sido un siglo en el que no se desarrollaron las potencialidades de la región al mismo ritmo que en otras zonas del planeta con menos recursos naturales. El sureste asiático, a mediados de siglo XX, padecía grados de atraso mayores que Latinoamérica, pero a inicios del siglo XXI la supera por mucho en sus niveles de crecimiento y desarrollo.
La visión generalizada de Latinoamérica en el mundo es de atraso, desorden, inflación y corrupción. Su importancia en la comunidad de las naciones ha disminuido considerablemente. Hasta en los mapas aparece más pequeña de lo que es en realidad.
Según demuestra el autor, al analizar los mapas con el que cientos de millones de estudiantes conocen Latinoamérica, las proporciones equivocadas de las proyecciones la hacen ver más pequeña con relación a los países del Norte.
Para Cordeiro, el siglo XX fue perdido para Latinoamérica porque la mayoría de los gobiernos adoptaron sistemas mercantilistas que impidieron el funcionamiento de los mecanismos de mercado. Su argumento indica que el siglo pasado probablemente será recordado como la época de la ideología. Y ojalá sólo esa centuria, pues desgraciadamente todavía hay quienes, en sus postrimerías, deforman la realidad y no quieren ver las verdaderas soluciones.
La historia contemporánea nos brinda innumerables ejemplos de sistemas estatistas y mercantilistas que, apoyados en ideologías y argumentos seudonacionalistas, obstaculizaron el crecimiento económico de la región. Durante muchos años se defendieron los mitos de que la estatización, el proteccionismo y el control del Estado sobre los recursos estratégicos constituían premisas para superar la miseria y el subdesarrollo.
En la primera mitad del siglo XX, Argentina se perfilaba como uno de los países más avanzados del mundo; sin embargo, políticas estatistas intervencionistas frenaron su desarrollo. Ahora Argentina está sometida a grandes ajustes para retomar el camino del crecimiento y recuperar los años perdidos. Por otro lado, Venezuela alcanzó sus máximos niveles de ingreso por habitante justo antes de la estatización masiva de muchas de sus industrias básicas. Según las tendencias actuales, se calcula que ni en el año 2020 los venezolanos volverán a tener el mismo nivel de ingreso que en la década de 1970. Y aunque no podemos afirmar que la estatización del petróleo haya sido la vii Preliminares.indd vii 3/13/07 9:13:09 AM El desafío latinoamericano única causa de la reducción del nivel de vida en Venezuela, a partir de ese momento se redujo progresivamente el ingreso real de los venezolanos.
Si queremos que Latinoamérica progrese en el siglo XXI con una política económica que nos permita superar el subdesarrollo, debemos analizar las realidades socioeconómicas libres de prejuicios ideológicos y mitos. Esto nos permitirá distinguir las políticas positivas de las negativas dentro de un mismo gobierno y régimen sociopolítico.
Encasillar todos los cambios realizados por un gobierno, ya sea el mexicano, venezolano o brasileño, bajo los adjetivos de neoliberalismo o populista, no nos aporta ninguna solución concreta. Mientras un gobierno catalogado como populista –como el brasileño– está dispuesto a abrir partes de la industria petrolera nuevamente a la inversión privada, otro, calificado de neoliberal –como el mexicano– todavía no se decide, por miedo a los mitos y a perder los beneficios que reporta a la clase gobernante el manejo del crudo, a privatizar el sector petrolero en su totalidad.
Chile, para muchos, funciona bajo un esquema neoliberal. Sin embargo, a pesar de que a principios de la década de los ochenta cometió los mismos errores que México en los noventa, Chile mantuvo la ruta. Ahora cosecha los frutos que lo han llevado a posicionarse como uno de los países con mayores niveles de ahorro interno, crecimiento del PIB y de las exportaciones, estabilidad y hasta revaluación monetaria.
Finalmente, es necesario hacer hincapié en que enfrentar el desafío propuesto no es posible sin una condición fundamental. La base de todo es un pueblo educado y preparado para asumir el reto. No es posible sostener un desarrollo económico y sociopolítico sin ciudadanos preparados que comprendan y mantengan viva la llama del cambio. Por eso, en gran parte, han fallado muchos planes y procesos de transformación en la región; por tal motivo, también podría fallar esta propuesta. En la época actual no hay lugar para líderes descollantes sobre una masa informe. El liderazgo a diferentes niveles debe venir de cada uno de nosotros. Los dirigentes, nuestros políticos, sólo pueden encargarse de encaminar y facilitar los cambios que los pueblos exigen.
Para que las predicciones de José Luis Cordeiro se hagan realidad, es necesario superar el mundo de las ideologías entre los líderes de opinión pública. Hay que tener claro que únicamente con instituciones jurídicas, sociales y políticas estables, que garanticen en una forma permanente la vida, la propiedad, la competencia, la libertad y el desarrollo humano de los latinoamericanos, podremos salir del subdesarrollo.
Luis Pazos Presidente Instituto de la Integración Iberoamericana Centro de Investigaciones sobre la Libre Empresa, México viii Preliminares.indd viii 3/13/07 9:13:10 AM Introducción El mundo está pasando por una serie de transformaciones fundamentales que eran casi inimaginables hace unos pocos años. La creación de la moneda única europea, los ataques terroristas contra las Torres Gemelas de Nueva York y los trenes de Madrid, la caída del Muro de Berlín, la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la introducción del capitalismo en la antigua China comunista, la consolidación de la apertura económica en India, la completa reunificación alemana, el fin del “apartheid” en Suráfrica, la fundación del Estado Palestino, la desaparición del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC), la expansión de la Unión Europea hacia Europa oriental, las primeras discusiones oficiales entre Corea del Norte y Corea del Sur, la posible entrada de Japón al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el regreso de Hong Kong a China y la firma del Acuerdo de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC) para el libre comercio en la cuenca del Pacífico entre los años 2010 y 2020, son algunos de los recientes acontecimientos de trascendencia histórica.
La aceleración de los procesos de cambio implica que muchas transformaciones mayores aún están por venir, por más que hoy parezcan increíbles, impredecibles o hasta imposibles. No hay duda de que los cambios actuales, tanto en Latinoamérica como en el resto del mundo, están transformando radicalmente la geopolítica del siglo XXI. Las tendencias de regionalismo y globalización cambiarán la faz de la Tierra en muy pocos años. El bloque europeo, el bloque asiático y un posible bloque americano son tres fuerzas determinantes del tercer milenio.
Latinoamérica está pasando por una revolución, la integración, la cual afectará completamente la estructura e influencia de la región durante los próximos años. En 1991 se firmó el tratado del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y se reactivaron los acuerdos del Mercado Común Centroamericano (MCCA) al pacificarse esa región. En 1992, después de décadas sin muchos resultados, se inició el libre comercio completo e inmediato entre Colombia y Venezuela, y se firmó el tratado de libre comercio de Norteamérica (NAFTA) entre Canadá, Estados Unidos de América (EUA) y México. En 1993 se aceleró el proceso de integración centroamericano y en la cuenca caribeña se ratificó al año siguiente la Asociación de Estados del Caribe (AEC), primer grupo comercial en incluir a Cuba, Haití y República Dominicana como Estados asociados. En 1994 también entró en vigencia el NAFTA, se fi rmó el acuerdo del Grupo de los Tres (G-3) durante la cuarta Cumbre Iberoamericana en Cartagena de Indias y se reunió la primera Cumbre Presidencial Hemisférica de Miami con el ix Preliminares.indd ix 3/13/07 9:13:10 AM El desafío latinoamericano objetivo de crear el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). En 1995 comenzaron a funcionar, aunque todavía con ciertas limitaciones, los acuerdos comerciales en la Comunidad Andina (CAN), el G-3 y el MERCOSUR. No obstante, las grandes devaluaciones y problemas económicos en México (1994), Ecuador (1998), Brasil (1999), Argentina (2002) y Bolivia (2005), el proceso de integración regional sigue avanzando.
En 2004 se formalizó en Cusco la creación de la Comunidad Suramericana de Naciones (CSN) y en 2005 y 2006 se firmaron nuevos acuerdos de libre comercio entre varios países centroamericanos, caribeños y andinos con Estados Unidos, y se perfila el Pacífico Latinoamericano. La lista de convenios de toda índole no termina, sino que continúa, aunque con algunos altibajos.
Los acuerdos firmados en diciembre de 1994 por los 34 líderes democráticamente elegidos (desde Alaska hasta la Patagonia) durante la Cumbre Presidencial Hemisférica de Miami, representan una nueva visión histórica y geopolítica para las Américas. Ese mismo compromiso fue ratificado en las posteriores cumbres presidenciales de Santiago de Chile en 1998, de Quebec en 2001 y, con algunos matices, de Mar del Plata en 2005. La apertura comercial y la integración económica están ahora cimentadas como metas del crecimiento, a fin de mostrar avances concretos del ALCA y otros acuerdos similares en el futuro.
Sin embargo, Latinoamérica confronta desafíos que van mucho más allá del libre comercio. La mayoría de esos retos, aunque comunes para todos los latinoamericanos, son ajenos para los vecinos anglosajones de Norteamérica. Aun en materia económica, el libre comercio es sólo una parte de la verdadera integración económica: hay que pasar del comercio a las inversiones, a la coordinación fiscal y monetaria, a la completa armonización cambiaria. Hay que ahondar en la integración en las esferas no económicas. Es necesario que Latinoamérica también avance hacia la integración educativa, social, política y ecológica.
Los verdaderos problemas a largo plazo de los países latinoamericanos se parecen más entre sí que a aquellos problemas de cualquier otra región del mundo. Muchos de los dilemas de México son similares a los de Centroamérica, los de Colombia a los de Venezuela, los de Perú a los de Bolivia, los de Argentina a los de Brasil. Los países latinoamericanos tienen más cosas en común que ninguna otra región del planeta. Hace más de dos siglos que el economista escocés Adam Smith habló de las ventajas absolutas; décadas más tarde el inglés David Ricardo refinó la teoría de las ventajas comparativas, y hace algunos años que el estadounidense Michael Porter comenzó a hablar de las ventajas competitivas.
Ahora es el tiempo de pensar en las ventajas compartidas y Latinoamérica es la región con más ventajas compartidas en todo el mundo. Su cultura, historia, geografía e idiomas la ubican en una condición única para sacarle provecho a sus inmensas ventajas absolutas, comparativas, competitivas y compartidas. Después de todo, los problemas fundamentales de Latinoamérica son comunes, y sus soluciones también serán comunes. En los próximos años, las naciones latinoamericanas deben pasar de ser primos desconocidos a hermanos inseparables.
El desafío latinoamericano desarrolla tres ideas básicas que se entrelazan constantemente en sus diversos capítulos: la educación como única ventaja real a largo plazo, la iniciativa privada como principal generadora de riqueza y la libertad e integración abierta como medios para alcanzar el máximo potencial humano. La integración total, de hecho, no es más que la libertad y la x Preliminares.indd x 3/13/07 9:13:10 AM Introducción apertura en todos los aspectos de la actividad humana. Para examinar a profundidad estas ideas, el libro está dividido en tres partes de acuerdo con un orden cronológico: La Parte I es un rápido recorrido por la historia de Latinoamérica y sus siete grandes revoluciones: el poblamiento, la agricultura, las primeras culturas, las grandes culturas, el encuentro, la independencia y, ahora, la integración. El tiempo de cada revolución se ha ido acortando de manera significativa a través de los años y la revolución de la integración, que apenas comienza, debería estar consolidada en el año 2020. Pero antes de avanzar hay que estudiar el pasado y entender el presente para poder construir el futuro, sobre todo en un mundo cada vez más globalizado y cambiante.
La Parte II es una descripción de los cinco desafíos básicos de Latinoamérica en la actualidad.
“Primero entre iguales” es el desafío educativo y su principal problema: la “hiperignorancia”.
Alrededor de la educación se encuentran los desafíos “tradicionales” de la sociedad, la economía y la política, cada uno de ellos con su propio cáncer: la “hiperpobreza” social, la “hiperintervención” económica (cuya expresión típica fue la “hiperinflación”) y la “hipercorrupción” política.
Rodeando los cuatro desafíos anteriores aparece el nuevo desafío de la ecología y su cáncer: la “hiperindiferencia”.
La Parte III es una reflexión sobre la gran ventana de oportunidad histórica que está abierta en estos momentos para Latinoamérica. La apertura comercial sólo debe ser el inicio, no el fin, de la integración regional. La apertura social, económica y política, en toda su amplitud, son igualmente necesarias para construir la Latinoamérica culta y próspera que tanto ansiamos.
Algunos de esos desafíos, como las reformas económicas y políticas, tienen mayor impacto a corto plazo. Otros cambios, como los educativos, sociales y ecológicos, tienen efectos a más largo plazo. No obstante, todos son de igual importancia en la edifi cación de una Latinoamérica para el siglo XXI.
El panorama de una Latinoamérica integrada sirve como contexto para ubicar la región dentro de “una nueva visión del mundo”. Por eso, El desafío latinoamericano impulsa esta nueva visión que plantea una proyección mundial diferente de la acostumbrada hasta ahora. Esa nueva proyección, conocida como la proyección de Peters, probablemente se convertirá en el mapa oficial del siglo XXI ya que presenta imparcialmente a toda la humanidad bajo tres principios fundamentales: áreas iguales, ejes iguales y posiciones iguales.
Las pirámides de Teotihuacán, los palacios de Tenochtitlán, los santuarios de Machu Picchu, las murallas de Cusco, los templos de Monte Albán, los “maois” gigantes en Isla de Pascua, la Catedral de México, la Universidad de San Marcos en Lima, las iglesias de sal en Colombia, el magno edificio del Congreso de Buenos Aires, el canal de Panamá, la carretera Panamericana, la represa de Itaipú, el Cristo Redentor del Corcovado en Rio de Janeiro e incluso la moderna ciudad de Brasilia, no fueron construidos en unos pocos días, meses o años. Se necesitaron décadas para terminar esas grandes obras maestras latinoamericanas. Sin embargo, mucho más importante que el tiempo fue contar con una visión clara de que esas obras eran para el futuro, un legado para todas las generaciones por venir. Ese tipo de visión para la posteridad también hace falta en estos momentos únicos de la historia del continente.
Cuanto mayor es la necesidad para un cambio fundamental, tanto mayor es la necesidad de visión y de liderazgo. Durante los siglos pasados, los cambios sociales eran por lo general tan lentos que apenas podían ser notados de una generación a la xi Preliminares.indd xi 3/13/07 9:13:10 AM El desafío latinoamericano siguiente. Por eso podían tolerarse errores de liderazgo, pues las consecuencias se manifestaban muy lentamente. Ahora los cambios son tales que las consecuencias de errar se vislumbran con rapidez y magnitud trágicas. Latinoamérica necesita hoy, más que nunca, líderes visionarios que trabajen junto con una población instruida y unida para no pasar a la historia como el continente de las oportunidades perdidas. La séptima gran revolución latinoamericana, la integración, determinará el rumbo de la región en el tercer milenio. Muchos de los retos que Latinoamérica enfrenta hoy, y que seguirá enfrentando en los próximos años, son nuevos y difíciles. Para su solución no existen modelos claros en la historia humana que sirvan de guía. Creatividad, iniciativa, perseverancia, solidaridad, valentía y libertad, mucha libertad, son necesarias para encarar el desafío de construir una Latinoamérica integrada y, ojalá, todo un hemisferio unido. Tenemos en las manos una oportunidad única y un deber histórico para consolidar la gran revolución pacífica de la integración que apenas comienza.
En vista de la dimensión de este proyecto trascendental, el error más grave que podríamos cometer es abandonar la carrera antes de comenzar. Las oportunidades de formar una nueva Latinoamérica integrada son mucho más grandes que los riesgos. El futuro comienza aquí. El futuro comienza hoy. El futuro comienza con nosotros.
Agradecimientos
El desafío latinoamericano es una colección de ideas que he ido acumulando durante casi tres décadas a través de viajes en más de 120 países en todos los continentes.
Así que sería imposible agradecer a todas las personas que han colaborado, directa e indirectamente, en la elaboración de esta obra. Pero además de las personas, es necesario mencionar que otras fuentes de información fueron libros, periódicos, revistas, reportes, documentos y monografías de muchas partes del mundo.
Estas obras permanecen mejor en el tiempo que los generadores mismos de las ideas, y, afortunadamente, muchas están ya disponibles en Internet.
Una fuente de información fundamental fueron innumerables entrevistas, reuniones, conversaciones, presentaciones, charlas, discusiones, cartas, manuscritos, comunicaciones por teléfono, fax y correo electrónico con muchas personas de todo el mundo. Estos contactos involucraron un buen número de viajes, tanto en Latinoamérica como fuera de la región, que me permitieron continuar refinando mis ideas. Muchas de estas personas se convirtieron en generadores de comentarios invaluables y en críticos excelentes del libro. Con ellos tengo una gran deuda, pero cualquier error o imprecisión que se haya filtrado en estas páginas es únicamente mi responsabilidad.
Mis deudas anónimas son aún mayores y se extienden a través de toda Latinoamérica. Hacia personas que nunca antes había visto y que quizá no vuelva a encontrar otra vez: de los taxistas de Panamá a los niños jugando pelota en México, de la vieja señora en la plaza de Esquipulas a la joven en el metro de Santiago de Chile, de los habitantes en los “ranchos” de Caracas a los de las “favelas” de Rio de Janeiro, de la bibliotecóloga en Cusco a los muchachos en el autobús en Quito, del médico en San José al panadero en Santa Cruz, de los bañistas de Punta del Este a los ejecutivos de Monterrey, del café “tinto” con amigos en Bogotá a las compras con desconocidos en las tiendas de Buenos Aires. Mis deudas por el resto del mundo son igualmente enormes: de Argel a Atenas, de Belfast a Berlín, de Hong Kong a Houston, de Tombuctú a Tokio, de Madrid a Moscú, de Seúl a Singapur, de Jerusalén a Johannesburgo, de Amritsar a Amsterdam, de Calcuta a Copenhague, de El Cairo a Estocolmo, de París a Praga, de Nueva Delhi a Nueva York, de Manila a Marrakech, de Nairobi a Nouakchott, de Lisboa a Londres, de Kampala a Kuala Lumpur, de Lagos a Los Ángeles, de Yakarta a Yokohama, de Bruselas a Bangkok, de Varsovia a Viena, de Berna a Belgrado, de Oslo a Ottawa, de Toronto a Trípoli, de Cabinda a Cartago, de Estambul a Islamabad, de Rabat a Roma, del viejo Zimbabwe a Zurich. En todos esos lugares, cientos de personas compartieron conmigo sus ideas, inquietudes y pensamientos sobre el pasado, el presente y el futuro. Estos viajes fueron la mejor manera de conocer directamente lo que diferentes personas quieren y anhelan en la vida. A través de las últimas tres décadas mis compañeros y colegas siempre han sido una fuente de entusiasmo y un foro de discusión abierta. A mis amigos del Massachusetts Institute of Technology (MIT) en Cambridge; de la Agencia Nacional de xiii Preliminares.indd xiii 3/13/07 9:13:11 AM El desafío latinoamericano Espacio y Aeronáutica (NASA), de Georgetown University y del Center for Strategic and International Studies (CSIS) en Washington; del Institut Européen d’Administration des Affaires (INSEAD) en Fontainebleau; de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Viena; de Schlumberger en las Américas, África, Asia y Europa; de Booz-Allen & Hamilton (BAH) en las Américas, Europa y Oceanía; del Club de Roma, del Millennium Project de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), de la World Future Society (WFS), de la World Futures Studies Federation (WFSF), de la Single Global Currency Association (SGCA) y de la World Transhumanist Association (WTA) en diferentes partes del mundo; de la Asociación Venezolana de Ejecutivos (AVE), de la Asociación Venezolana de Exportadores (AVEX), del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (CEDICE), del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), de la Sociedad Mundial del Futuro Venezuela (SMFV), de la Universidad Central de Venezuela (UCV), de la Universidad Metropolitana (UNIMET) y de la Universidad Simón Bolívar (USB) en Venezuela; a mis amigos de muchas otras instituciones y compañías alrededor del mundo; a todos ellos muchas gracias.
Cuatro agradecimientos muy particulares merecen una atención especial. El primero, para mis padres, que me enseñaron el valor y el poder de la educación desde la más temprana edad. El segundo, para mi hermano, que siempre ha sido una fuente de apoyo continuo y un ejemplo a seguir. El tercero, para Luis Iglesia Duque, que en paz descanse, quien me enseñó que para realmente conocer Latinoamérica hay que además conocer el mundo. Y el cuarto, para el doctor Gilbert Lancry y su equipo médico que salvaron mi vida casi milagrosamente después de haberme desangrado y entrado en coma aquel 7 de junio de 1990 en París.
Mis deudas con el pasado son enormes y comienzan con los primeros americanos. A ellos y a todos los que les han seguido, desde tiempos inmemoriales, y que construyeron los monumentos de Chichén Itzá, Ciudad Perdida, Copán, Cusco, Machu Picchu, Monte Albán, Palenque, San Agustín, Tenochtitlán, Teotihuacán, Tiahuanaco, Tikal, Uxmal, los magníficos petroglifos de la Orinoquia y la Amazonia, las líneas de Nazca, los atlantes de Tula, las colosales cabezas olmecas y los “maois” gigantes de la Isla de Pascua, y tantos otros más, les agradezco la fuente de inspiración continua de estos lugares mágicos. Ante tales logros, sólo se puede contemplar y meditar sobre la grandeza y el ingenio del hombre americano desde sus tiempos más remotos.
Mis deudas con el futuro van dirigidas a los próximos Artigas, Belgrano, Bolívar, Hidalgo, Martí, Miranda, Morazán, Morelos, Nariño, O’Higgins, San Martín, Santa Cruz, Sucre, Tiradentes y todos los otros héroes por venir, pues con ellos se construirá el gran futuro de Latinoamérica, un futuro que comienza aquí y ahora. Y como dijeron San Martín y Bolívar, respectivamente: “Acordaos que toda América os contempla” para “Formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria”.