Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Msc Sara Colás Griñán
(CV)
UCLV, Cuba
salacg@uclv.edu.cu, saracg56@yahoo.es
Resumen: El presente trabajo tiene como fin evaluar el impacto del neoliberalismo sobre la política de empleo en América Latina, valorando las principales tendencias que se dan en el empleo en los años 90 y en los primeros años del 2000 y en perspectiva
Summary: The present work has as end to evaluate the impact of the neoliberalismo on the employment politics in Latin America, valuing the main tendencies that are given in the employment in the years 90 and in the first years of the 2000 and in perspective
Colás Griñán, S.: "Tendencias actuales del empleo en América Latina " en Observatorio de la Economía Latinoamericana Nº 81, julio 2007. Texto completo en http://www. eumed.net/cursecon/ecolat/la/
INTRODUCCIÓN
El neoliberalismo, como "nueva" estrategia del capital financiero transnacional fue puesto en marcha por gobiernos profundamente reaccionarios, el de Ronald Reagan, en los Estados Unidos, y Margaret Tatcher, en Gran Bretaña. El neoliberalismo es la búsqueda de una salida a la crisis histórica del capitalismo; una nueva estrategia de supervivencia del capitalismo en su fase imperialista, adoptada e impuesta por el capital financiero transnacional luego de la atrofia de la estrategia keynesiana.
El neoliberalismo es sobre todo un instrumento ideológico al servicio del capital financiero transnacional que trata de orientar el proceso de la globalización para su beneficio. Sus propósitos son los de justificar su dominio económico y político en el mundo; respaldar argumentalmente sus posibilidades de saqueo sin freno, su libre ir y venir por todos los confines de la Tierra en un proceso depredador cuya magnitud no tiene precedentes. La aplicación del neoliberalismo no es igual para los países desarrollados que para economías del tercer mundo. A nuestros países les exigen privatizarlo todo, porque su fin es el de apropiarse de nuestras principales fuentes de riqueza, y para eso la presencia de la propiedad estatal representa un impedimento. En cambio, al interior de las grandes potencias mantienen un grado importante de propiedad estatal. Nos plantean des-regularlo todo, con el objetivo de garantizar el libre flujo de sus capitales; en tanto ellos mantienen mecanismos proteccionistas a diversas ramas de la economía interna y frente a las importaciones. El neoliberalismo pretende impedir que en nuestros países se establezcan políticas como la protección de la industria nacional; la fijación de requisitos para exportaciones e importaciones, y, sobre todo, el establecimiento de condiciones estrictas a la inversión extranjera.
En América Latina, luego de un poco más de dos décadas de aplicación del modelo neoliberal las consecuencias para nuestros países han sido desastrosas: mayor pobreza, concentración de la riqueza en unas cuantas manos, desmantelamiento de Estados Nación, estancamiento de la economía, dependencia respecto del capital financiero trasnacional, privatizaciones, abandono del Estado a las políticas sociales, flexibilización laboral que se traduce en sacrificio de los trabajadores en aras de la productividad, incremento de la deuda externa, apertura indiscriminada al capital extranjero sobre todo al especulativo, bajos salarios y desempleo.
Los defensores del neoliberalismo y los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, señalaban que aplicando las recetas del libre mercado, a partir de los años 90 los pueblos latinoamericanos y caribeños vivirían una etapa de crecimiento económico con equidad, sin embargo la realidad resultó muy distinta y nuestros pueblos padecen las consecuencias. En una investigación auspiciada por los Países Bajos, se señala que "las sociedades latinoamericanas se encuentran entre las más desiguales del mundo. En los ochenta el panorama distributivo de la región empeoró y en los noventa ha registrado un relativo estancamiento a altos niveles de inequidad distributiva".El neoliberalismo ha acrreado efectos desastrosos para América latina
1-Efectos de la política neoliberal en América Latina
a) Incremento de la pobreza.
Los balances sobre la economía latinoamericana de las últimas dos décadas comprueban el fracaso del neoliberalismo; según fuentes de la CEPAL y la Comunidad Andina, los sectores pobres, que hace una década concentraban ya el 70% de la población, ocho años después se elevaban a más del 77%; entre ellos, la indigencia pasó del 30 al 38% . El número de pobres en América Latina y el Caribe alcanza ya un 45% de la población total, suman 224 millones de personas, y de ellas 90 millones son indigentes. Más de la mitad del total de pobres e indigentes son niños y adolescentes. Entre el 20% y el 50% de las poblaciones urbanas de la región viven en condiciones desastrosas de hacinamiento masivo, pobreza extrema, violencia y marginalidad; no tienen acceso a servicios básicos de atención primaria de salud ni de saneamiento; en las áreas rurales más del 60% no dispone de ellos y el 50% carece de suministro de agua potable.
El Informe de la CEPAL 2000, denominado "Equidad, desarrollo y ciudadanía" da cuenta de que no se cumplieron las expectativas de crecimiento esperadas para la década de los 90; se plantea que el cambio de orientación de las políticas públicas que conoció la región desde los años ochenta se caracterizó por la crítica a la visión universalista y a la responsabilidad exclusiva del sector público, al proponer la reducción del papel del Estado, la mayor participación de actores privados, la selectividad de las políticas hacia los sectores más pobres y el impulso de procesos de descentralización. La experiencia ha demostrado el poco éxito que ha tenido esta orientación en alcanzar sociedades más equitativas.
b) La situación laboral de los trabajadores.
El neoliberalismo ha traído como consecuencia bajos salarios, desempleo, pérdida de conquistas de carácter laboral, aumento del trabajo infantil e incremento del empleo informal. A esto se suman las "recomendaciones" del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para que los países "flexibilicen" su legislación laboral, es decir, para que se abandone en los hechos el carácter social del derecho del trabajo.
El nulo crecimiento de la economía en la región llevó a un serio empeoramiento de las condiciones en el mercado de trabajo. La tasa de desempleo subió de 8.1% a 8.7%, nivel superior a los alcanzados durante la crisis de la deuda a comienzos de los años ochenta. Desde mediados de los años noventa,
la tasa de desempleo regional ha mostrado un fuerte aumento. En 1999 este indicador tuvo nuevamente un marcado incremento, que lo llevó a superar incluso los niveles más altos de desempleo alcanzados en la década de 1980.
Al lento crecimiento del empleo durante los años noventa se sumó el deterioro de la calidad de los puestos de trabajo; se registró un desplazamiento del sector formal al informal donde, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se encontraba cerca de 60% de los nuevos puestos creados en los países del proyecto.
c) Flexibilización laboral.
Con el modelo neoliberal, los principios fundamentales de la relación jurídica laboral como el de considerar al trabajo como derecho y deber social, la libertad de trabajo, la igualdad y la estabilidad en el empleo, el contrato colectivo de trabajo, contrato ley, el derecho de huelga, derecho a la sindicalización y otras conquistas históricas de carácter laboral que han sido fruto de la lucha de los obreros, en la actualidad están siendo amenazadas y en muchos casos en los hechos ya se han abandonado. Los instrumentos de control financiero imponen políticas a los países subdesarrollados, en las que prevalece la protección por parte del Estado de los intereses de los enormes capitales nacionales y extranjeros, en detrimento de los derechos de la clase obrera y su impacto en la calidad de vida.
Con la llamada "flexibilización laboral" se expresa una tendencia al deterioro de las condiciones de trabajo y de seguridad laboral, y de reducción del pago de obligaciones provisionales, con el propósito de reducir los costos laborales. d) La privatización de la seguridad social.
Entre los países que han implementado el modelo privatizado o semi-privatizado de pensiones se encuentran: Bolivia, Chile, El Salvador, México, Colombia, Perú, Argentina y Uruguay.
2-Evolución del empleo en América Latina en los años noventa.
En los años noventa, entre los organismos internacionales existe un consenso bastante amplio sobre los efectos de la globalización para el empleo en los países del "Tercer Mundo" y específicamente de América Latina. Coinciden en que los procesos de la globalización generan costos y beneficios, y que los segundos superan a los primeros si los países adoptan políticas adecuadas.
Sin embargo, el desempeño laboral de la región latinoamericana durante la primera mitad de los años noventa ha sido caracterizado como una de las principales debilidades de la modalidad de crecimiento emergente con las reformas estructurales de los últimos quince años (CEPAL 1996b, CEPAL 1997). La debilidad en la generación de empleo productivo, las altas tasas de desempleo abierto, la fuerte y creciente heterogeneidad estructural y la débil recuperación de los salarios reales son expresión de este problema.
Algunas tendencias de la generación de empleo en los años noventa.
Tendencias generales.
A continuación se presentan brevemente las principales tendencias de la generación de empleo en los años noventa. En esta década, la oferta laboral tiende a crecer con un dinamismo menor debido a factores demográficos. Sin embargo, la tasa de participación sigue aumentando con el mismo ritmo que en la década previa, de 0.2 puntos porcentuales por año, para lo cual la causa principal sigue siendo la incorporación creciente de las mujeres al mercado de trabajo (CEPAL (a) 1997: 98s). De esta manera, a nivel regional la fuerza laboral se incrementaría anualmente en 2.5%, levemente por debajo de los 2.9% de la década anterior. A la vez, la tasa de ocupación, en el promedio regional simple (12 países) creció entre 1990 y 1997 anualmente casi 0.2 puntos porcentuales; sin embargo, la debilidad de la generación de empleo en Brasil incidió en un leve decrecimiento del promedio ponderado de esta tasa. Esta evolución del nivel relativo de la ocupación significa que el número de ocupados creció alrededor de 2% por año (promedio acumulado) y, por lo tanto, menos que la fuerza de trabajo y explica el aumento del desempleo a nivel regional (CEPAL (a) 1998, gráfico VII-1). En el mismo período, la economía de la región creció anualmente 3.7%, lo que implica una elasticidad empleo-producto de entre 0.5 y 0.6.
En los años ochenta el empleo creció anualmente aproximadamente 2.9%, lo que implica – dado un crecimiento económico anual de 1.1% - una elasticidad empleo-producto de 2.6.
Esta reducción de la elasticidad empleo-producto, en conjunto con tasas de crecimiento de la oferta laboral todavía elevadas, incidió en que la situación del desempleo abierto no mejoró en los años noventa.
Tendencias sectoriales.
En términos sectoriales, se observa que durante los años noventa se mantiene las tendencias a largo plazo de una reducción del sector primario y de una expansión del sector terciario en el empleo, mientras la expansión relativa del empleo del sector secundario, interrumpida al inicio de los años ochenta y reactivada a finales de aquella década, parece haber llegado a su fin, lo que destaca como principal cambio de tendencia a nivel sectorial
a nivel sectorial destacan las tres tendencias siguientes:
· Se acelera el aumento de la productividad media en el sector primario (tanto en la agricultura como en la minería), resultado de significativos procesos de modernización y del estancamiento de los niveles de empleo. De esta manera, la brecha de productividad entre este sector y la media regional se achica.
· Después de la caída de la productividad laboral media del sector secundario en los años ochenta, se reanuda su crecimiento previo, y lo hace con tasas elevadas.
· El sector terciario, que hasta 1980 compartía los mayores niveles de productividad con el sector secundario, no puede revertir la tendencia descendiente de los años ochenta y sigue con una productividad media decreciente, con tasas menores.
En efecto, el empleo manufacturero expandió levemente, a una tasa anual de 1.1%. Entre los países medianos y grandes existe un claro contraste entre el estancamiento o incluso la contracción del empleo manufacturero en países como Argentina y Brasil, y su recuperación en México. El empleo agropecuario está descendiendo, incluso, en términos absolutos en una serie de países y aparentemente también a nivel regional. En contraste, el desempeño más dinámico en términos de generación de empleo registraron los diferentes rubros del sector terciario. Destacan, por un lado, algunas ramas de actividad en gran parte vinculadas a la transformación de las economías de la región, sobre todo la rama de servicios financieros, seguros, servicios a empresas y bienes raíces y los servicios básicos (electricidad, gas y agua; transporte, almacenamiento y comunicaciones). Por otro lado, en el comercio se encuentran tanto actividades muy rentables que potencialmente generan empleo de calidad satisfactoria (comercio exterior y al por mayor, y grandes tiendas y supermercados) como el típico comercio informal. Un alto grado de heterogeneidad también caracteriza a los servicios sociales, comunales y personales.
A continuación se discute algunas tendencias del empleo a nivel sectorial. En la agricultura se observan transformaciones de la estructura productiva en el marco de la globalización que tienen efectos múltiples sobre la generación de empleo y las características de la organización del trabajo
Mientras el descenso de la participación del sector agropecuario en el empleo es una tendencia a largo plazo (si bien no lo es el descenso del empleo agropecuario en términos absolutos), no lo es la contracción relativa del sector secundario. Después de la caída relativa del empleo secundario al inicio de los años ochenta y su posterior recuperación, en los años noventa este sector nuevamente pierde participación en la estructura ocupacional. Esto contrasta con las expectativas de una expansión del empleo en las actividades productoras de bienes transables, sobre todo la industria manufacturera.
Sin embargo, básicamente tres factores atentan en contra de una expansión importante del empleo manufacturero:
1. La competencia creciente frente a regiones con niveles salariales aún más bajos incrementó las importaciones y causó serios problemas, sobre todo para el empleo en ramas de actividades tradicionalmente intensivas en mano de obra.
2. El cambio tecnológico global y la integración de los mercados generó esquemas de mejores prácticas que requieren un uso intensivo de capital, tecnología y mano de obra calificada, mientras limitan las posibilidades de sustitución según la abundancia relativa de los factores.
3. Las tendencias de apreciación cambiaria de los años noventa, en muchos casos, afectaron la competitividad de la industria manufacturera de la región a pesar de aumentos salariales por debajo del crecimiento de la productividad.
A la vez, cambiaron los precios relativos en favor de bienes de capital y en contra de la mano de obra, lo que favoreció la sustitución de mano de obra por capital .Como resultado de las transformaciones de la estructura productiva manufacturera, se redujo la intensidad de uso de mano de obra dentro de las actividades. Pero también se registró una reestructuración de la producción industrial entre los diferentes grupos de ramas de actividad que redujo la demanda laboral. En efecto, en los años ochenta expandieron, sobre todo, actividades procesadoras de recursos naturales (con altos niveles tecnológicos y de capital); en contraste perdieron participación los rubros tradicionalmente intensivos de mano de obra, con excepción de la industria agroalimentaria
En contraste, el sector terciario sigue aumentando su participación; ya en los años ochenta este sector llegó a emplear la mitad de la fuerza de trabajo a nivel regional. Es de esperar que también en este sector, el impacto de los procesos de globalización es heterogéneo. Como se notó previamente, algunas de las actividades terciarias están estrechamente vinculadas a estos procesos, como la comunicación, los servicios financieros, los servicios a empresas, el transporte y el comercio exterior. Donde estas actividades logran desarrollarse, aumentaría la demanda por mano de obra, frecuentemente de alta calificación y relativamente bien remunerada. De hecho, en los años noventa han sido estas ramas de actividades que mostraron el crecimiento más dinámico en la generación del empleo. Si bien se ha registrado que las nuevas tecnologías también en América Latina empiezan a transformar el sector servicios, amenazando a reducir la elasticidad en la generación de empleo en estas actividades, en el contexto de altas tasas de crecimiento sectorial este proceso todavía no ha impactado significativamente en la generación de empleo.
Por otro lado, el sector terciario, sobre todo el comercio, por sus bajas barreras de entrada, tradicionalmente ha concentrado gran parte del sector informal urbano. El aumento del empleo terciario de los últimos 15 años refleja fuertemente la expansión de estas actividades. En períodos de contracción del empleo en actividades formales muchas actividades terciarias siguen representando una última alternativa de empleo. Por ejemplo, muchos trabajadores manufactureros argentinos que perdieron su empleo durante el primer lustro de los años noventa se orientaron hacia el trabajo por cuenta propia en actividades terciarias.
Finalmente, a nivel regional la participación del sector público en el empleo, en contraste con las décadas previas, dejó de crecer. Sin embargo, contrario a lo que se podría suponer, esta participación descendió solo levemente durante los años ochenta, a pesar de políticas decl
En conclusión, frente a una oferta laboral que sigue creciendo con tasas altas - si bien decrecientes - los sectores y segmentos de la estructura productiva latinoamericana sufren importantes transformaciones que afectan su capacidad de generación de empleo productivo. A nivel de sectores y segmentos, esta capacidad se ve afectada, por un lado, por el progreso técnico - por medio de su impacto en la productividad laboral - y, por otro lado, por el crecimiento del producto. Contrario a ciertas expectativas, la generación de empleo no se concentra en los sectores de bienes transables, pero se puede suponer que un comportamiento dinámico de estos sectores, con su impacto correspondiente en el crecimiento económico, contribuye a la generación de empleo indirecto en otros sectores.
Tendencias en la calidad del empleo.
La expansión del empleo se concentró en los grupos de alto nivel de calificación, sobre todo en el grupo de los profesionales y técnicos y en menor grado los administradores y gerentes ha habido un empeoramiento de la estructura ocupacional durante los años noventa, De esta manera, aparentemente, en los años noventa la generación de empleo ocurre en forma polarizada, con la creación de nuevos puestos de alto y de bajo nivel a la vez, con una preponderancia de los últimos. Esta pauta también caracteriza la generación de empleo de mujeres en un contexto de creciente participación laboral femenina (Valenzuela 1996).
Dentro del empleo femenino, las ocupaciones de alto nivel (profesionales y técnicos) generalmente tienen una alta participación, tradicionalmente sobre todo por su presencia en el sector público. Esta mayor incorporación laboral de las mujeres ocurre en el contexto de una persistente discriminación salarial, la cual incluso, tiende a aumentar en niveles educativos más altos .Una característica central de la calidad de los puestos de trabajo son las remuneraciones
En el otro extremo, en una serie de actividades en expansión surgen puestos de trabajo precarios y de bajas remuneraciones para mujeres, por ejemplo en algunas actividades de agro-exportación, la maquila, el trabajo a domicilio y el empleo doméstico
La región latinoamericana tiene una doble desventaja en la economía globalizada. Sus salarios son más altos que los de sus competidores globalizados más pobres. Al mismo tiempo, su nivel de habilidades (capacitación laboral) es más bajo que el de sus competidores globalizados más ricos e incluso que algunos de los más pobres. La incorporación de nuevas tecnologías es uno de los factores de reducción de costos y al mismo tiempo de optimización de las ganancias, ya sea con mayores volúmenes de producción o dando prioridad al sector servicios,
Como resultado de la globalización y de la creciente importancia en la región de las corporaciones multinacionales, muchas de las decisiones clave en esta área (del empleo) están más allá del control nacional, por lo que los encargados de tomar las decisiones en los gobiernos tienen severas limitaciones para solucionar esta situación
Situación Actual del empleo.
1. La región experimentó, en el 2001, un incremento cercano al 1.1% del PIB de un 4.5% previsto. La desocupación terminó en 8.3% similar a la del 2002.
2. La estructura del empleo tuvo una tendencia de privatización, 95 de cada 100 nuevos empleos creados son generados en el sector privado.
3. La tasa de desempleo urbano tendió a disminuir, aunque en menor valor porcentual: de 11.2% en 2002 a 11% en el 2003.
4. Al comparar los períodos del 2002 y 2003 la desocupación urbana aumentó en Brasil, Ecuador, Uruguay, Venezuela; sin embargo disminuyó en Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá y Perú.
5. El Panorama Laboral de América Latina 2003, constataba que el desempleo juvenil aumentó y el sector de las mujeres continúa siendo el más vulnerable a la falta de trabajo.
CONCLUSIONES
Resumiendo las tendencias generales del empleo en América Latina son:
1. El empleo asalariado creció más rápidamente en las microempresas que en el resto del sector privado, siendo este sub.-segmento, generalmente el más dinámico en la generación del empleo.
2. El numero de trabajadores por cuenta propia del sector informal se expandió con tasas muy altas que el empelo urbano en su conjunto. El empleo en el sector informal contribuyó la mayor parte del empleo adicional.
3. Se mantiene la tendencia a largo plazo de una reducción del sector primario y de una expansión del sector terciario en el empleo.
4. El empelo manufacturero se expandió levemente a una tasa de 1.1%.
5. El empleo agropecuario esta descendiendo, en términos absolutos en una serie de países y aparentemente también a nivel regional.
6. A nivel regional, la participación del sector publico en el empleo, en contraste con las décadas previas, dejó de crecer.
7. La expansión del empelo se concentró en los grupos de alto nivel de calificación, sobre todo en el grupo de los profesionales y técnicos y en menor grado los administradores y los gerentes.
8. En muchos países ha habido un empeoramiento de la estructura ocupacional en los años 90.
9. El aumento del desempleo se produjo mayormente en los países de América del Sur.
10. El 50% de la mano de obra empleada no tiene estudios o solo los tiene primarios. El 37% tiene estudios secundarios y el 13% terciarios.
11. A principios de la década de los 90 el 17% de los salarios era de pobreza.
12. Los datos indican que en todos los países de América Latina se incrementó la desigualdad de la renta y además se abren las desigualdades salariales.
13. En los años 90 se aceleró la tendencia a largo plazo de la caída del empleo en la agricultura y su incremento en los servicios.
14. Los países que crecieron más vigorosamente tuvieron mejores resultados en materia de empleo y salarios.
15. En los países centroamericanos el desempleo tendió a disminuir o se mantuvo en niveles relativamente moderados.
16. Durante la década, más de 10 millones de personas ingresaron en las filas de los desocupados, la que en 1999 alcanzó el 8.6% de la fuerza de trabajo a nivel nacional (poco más de 18 millones de personas), en contraste con el 4.6% de 1990. Este fenómeno afectó particularmente a la población urbana, al punto de que entre 1990 y 1999 la tasa de desempleo en esas zonas se elevó de 5.5% a 10.8% en la región.
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