Observatorio de la Economía Latinoamericana

 


Revista académica de economía
con el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas  ISSN 1696-8352

 

Economía Latinoamericana

 

América Latina y la nueva época de cambio.

 

Pedro Musibay Figueroa

Profesor de Economía Política
Universidad de las Ciencias Informáticas, Cuba.

Con la llegada del nuevo siglo, América Latina ha entrado en un nuevo e interesante proceso de cambios y transformaciones, los cuales comenzaron en el ámbito político de algunos países con la llegada al poder de organizaciones de izquierda y ya en este momento se ha extendido a la esfera económica y social, llenando de esperanzas a millones de personas que, ahora como nunca antes, creen que un mundo mejor es posible.

Para que estos cambios se comenzaran a producir, precisamente en un continente considerado el traspatio de la principal potencia mundial en la actualidad y que además, se encuentra controlado económicamente por las grandes empresas transnacionales, tendrían que confluir un grupo importante de condiciones, a nuestro juicio, nunca presentes de manera simultánea en el área.


Para citar este artículo recomendamos utilizar este formato:

Musibay Figueroa, P.: "América Latina y la nueva época de cambio" en Observatorio de la Economía Latinoamericana Nº 76, marzo 2007. Texto completo en http://www. eumed. net/cursecon/ecolat/la/


Condiciones objetivas para un cambio

¿Cuáles son las causas qué han propiciado los cambios y transformaciones que tienen lugar en la América Latina de hoy?

Indudablemente que no podemos achacar estos cambios a una sola causa, sino a un conjunto de factores que se han venido potenciando poco a poco y que, ya hoy, son lo suficientemente fuertes como para influir de manera decisiva en el curso político y socio-económico de la región.

Desde el punto de vista objetivo, si analizamos los datos macroeconómicos ofrecidos por la CEPAL y por algunas otras instituciones y especialistas dedicados al tema, podemos apreciar el gran retroceso económico experimentado por la región en las últimas décadas, el cual se ha reflejado en todas las esferas de la vida social de estos países con las previsibles consecuencias que esto trae para la sociedad latinoamericana.

Así, por ejemplo, tenemos la valoración que hace la propia CEPAL del crecimiento económico de la región para la década de los 90, cuando su director, José Antonio Ocampo mencionó que…” el crecimiento de un 3,3 por ciento anual de la economía latinoamericana en la década pasada, dos puntos por debajo del que se dio de 1945 a 1980, pero superior al de la "década perdida" de los años 80, es "frustrante"[1],

Según el propio informe...” la población por debajo de la línea de pobreza en la región pasó de 200 millones en 1990 a 224 millones en 1999, 24 millones más”.[2]

El análisis de las palabras contenidas en el informe de la CEPAL nos permiten llegar a la conclusión de que, la desaceleración general de la economía latinoamericana, sobre todo en las dos últimas décadas del siglo pasado en las cuales encontramos en primer lugar la llamada “década perdida”, período de crecimiento negativo en la economía de la región y en segundo lugar el magro y frustrante crecimiento registrado en las década de los 90 que no permitió una recuperación notable del proceso productivo perdido en la década anterior; tuvo un impacto muy fuerte en los niveles de vida de los pueblos de la región aumentando la situación de pobreza generalizada existente y el descontento social de la población lo que a su vez fue creando situaciones sociales explosivas en no pocos países del subcontinente.

Ya entrando en el análisis de lo que ocurre en este inicio de siglo podemos comentar que en el recién concluido IX Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, celebrado en La Habana, Andrés Solimano uno de los expertos de la CEPAL planteó que, si bien el crecimiento económico de la sub región se comportó positivamente en un 4,3 en el 2005 y un 5,3 en el 2006, para el presente año… "viene una pequeña desaceleración, (pero) no es una catástrofe",[3]

Este nuevo vaticinio sobre la economía latinoamericana nos permite resumir que el crecimiento además de comportarse de manera muy inestable ha sido insuficiente para resolver los viejos problemas relacionados con el desarrollo heredado por la región, propiciando la profundización de las condiciones económicas degradantes para los pueblos del área y sus expectativas de un posible cambio social.

Otro problema muy importante, y además relacionado con este que acabamos de analizar, es el referido a la distribución de la riqueza social creada. En el propio informe a que hacemos referencia se refleja la opinión del representante del Banco Mundial Humberto López cuando se refiere al hecho de que “el 25% de la población de nuestra región vive con menos de dos dólares al día y tiene el récord de ser la más desigual del mundo”.[4] En relación a esto “en los países latinoamericanos una cuarta parte del ingreso nacional es percibida por sólo el 5% de la población y un 40% por el 10% más rico…la percepción de los latinoamericanos sobre este aspecto del desarrollo económico es tan contundente como en los temas anteriores. Sólo dos de cada diez individuos consideran que la distribución es justa o muy justa, y los ocho restantes declaran que es injusta o muy injusta”[5].

La unión de estos dos importantes aspectos: desaceleración y retroceso de la economía más el aumento de las grandes desigualdades en la distribución de la riqueza social han creado las condiciones objetivas para comenzar un inédito proceso de cambios que, aunque está lleno de interrogantes e incertidumbres, abarca ya a varios países de la región, con peculiaridades propias en cada uno de ellos.

La organización de las fuerzas sociales y su papel en los cambios actuales

¿Cómo se ha reflejado esta realidad en la esfera socio-política del área?

La situación anteriormente descrita ha ido calando poco a poco en la conciencia de los pueblos latinoamericanos y sobre todo en la conciencia y las formas de organizarse y actuar de las diferentes organizaciones y movimientos sociales que, como nuevos actores sociales, han comenzado a tomar la iniciativa de las luchas populares y políticas relegando a posiciones secundarias a los llamados partidos tradicionales ya hoy muy desgastados a consecuencia de la grave crisis neoliberal que afectó la región.

La nueva situación creada ha trasladado las expectativas al campo de la formación y organización de las fuerzas socio-clasista que hoy claman por un cambio en esta región. Esta reorganización de las fuerzas es imprescindible si queremos potenciar las situaciones objetivas que hoy existen en el área y llevarla a feliz término.

Actuar en solitario no garantizaría la necesaria mayoría para lograr los cambios sociales esperados, pero al mismo tiempo es justo señalar que estos movimientos tienen exigencias o preocupaciones muy variadas que se ven englobadas en un amplio proyecto de carácter cultural que incluye, desde la defensa al derecho al voto, hasta el reconocimiento a su identidad y sus características étnicas como parte sustancial de la cultura nacional.

La evolución y radicalización de estas exigencias comienza a tomar un marcado matiz político a partir del momento en que comienzan a exigir la ruptura del modelo económico-social y político imperante que impide la materialización de sus exigencias, lo que, en la mayoría de los casos les brinda a estos movimientos una cierta autonomía propia desligándolos de las plataformas tradicionales de lucha de los partidos comunistas de la región.

Hay que tener en cuenta también que, al se la posición y alcance que se proponen estos movimientos muy variable no se puede hablar de un movimiento social compacto y mucho menos catalogarlo de políticamente homogéneo

Como resultado de este análisis se puede decir que, en primer lugar, ha crecido de manera importante la base social para un cambio revolucionario en América Latina pues ha aumentado el conjunto de clases, grupos y movimientos sociales que, por su situación objetiva e intereses cardinales, están en capacidad y disposición de participar en la lucha por los cambios sociales y políticos de la región, solo que ahora atemperados a los nuevos tiempos en los que la formas de lucha armada han cedido su lugar a complejos procesos electorales.

Un papel central dentro de esta nueva base social activada lo juegan los movimientos sociales, los cuales, a pesar de tener una larga historia a través de todo el siglo pasado, han logrado una gran radicalización en las décadas de los 80 y los 90, representando a campesinos, indígenas, desocupados, mujeres y otros sectores de la población.

Dentro de estos movimientos sociales, las organizaciones indígenas juegan un papel muy destacado. De acuerdo a un reciente informe de la CEPAL titulado “Panorama social de América Latina 2006”,… “se estima que la población indígena de la región supera los 30 millones de personas según censos de 2000. Perú, México, Bolivia y Guatemala son los países que tienen más población indígena, fluctuando entre los 4,5 y 8,5 millones, mientras que en Nicaragua, Honduras, Argentina, El Salvador, Panamá, Paraguay, Costa Rica y Uruguay no supera los 500.000 habitantes”. [6]

Las luchas de los pueblos indígenas tuvieron reflejo en el movimiento zapatista en México, y en los movimientos y levantamientos populares que sacudieron a Ecuador y Bolivia terminando con la instauración de gobiernos populares anti neoliberales en estos países.

No podemos dentro de estas valoraciones olvidar a nuestro José Martí cuando expresara que no andará la América mientras no se levante el indio.

Esta situación es la que permite que, de cierta forma, algunos de estos movimientos en algunos países comiencen a jugar un papel que va más allá de la simple categoría de base social para el cambio y de hecho se conviertan en fuerzas motrices de los procesos que acontecen en el continente, pues son las fuerzas que toman parte en las tareas o acciones concretas para los cambios, aún cuando lo hagan de diferente forma pues a veces adoptan posiciones activas y otras veces simplemente apoyan a los sectores más avanzados.

Se impone como tarea prioritaria buscar la unidad de pensamiento para garantizar después la unidad de acción de todos en el objetivo de lograr los cambios apetecidos pues, como dijera nuestro José Martí…”es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en la raíces de los Andes[7]

Solo alcanzando esa unidad es que se puede lograr que de simples fuerzas motrices esos movimientos pasen a desempeñarse como ejército político del cambio, entendido este como el centro político del proceso de cambios, el cual puede estar representado por un conjunto de fuerzas que incluya a partidos, movimientos u otros sectores o solo alguno de ellos. Esta fuerza sería la encargada de dirigir el proceso, definir sus etapas, metas, objetivos, etc.

El proceso comenzado en Venezuela para la formación de un partido unido que aglutine a todas las fuerzas del cambio con orientación socialista es un ejemplo de cómo se puede activar no solo la base social, sino también las fuerzas motrices y llevarlas a un peldaño más elevado que incluya la preparación política de las fuerzas, la definición de un programa y la elección de un mando único para la acción.

La convocatoria en algunos países latinoamericanos a elegir nuevas Asambleas Constituyentes, como ocurrió en Bolivia y luego en Ecuador, puede ser vista como un primer paso en la lucha no solo por las transformaciones sociales sino también como un peldaño indispensable en la toma de conciencia de la población de su situación y posibilidades así como en la identificación de las fuerzas que defienden sus intereses y que toman las banderas de su lucha y unidad.

.Como palabras finales debemos resaltar que, en los nuevos tiempos que se viven hoy en América Latina, signados por el aumento de la pobreza y la desigualdad en la distribución de la riqueza social como resultado directo de la aplicación de políticas neoliberales por más de dos décadas; se han creado las condiciones objetivas que están propiciando importantes cambios socio-políticos en la región, los cuáles para poderse materializar necesitan de un nuevo reacomodo de fuerzas en el cual están pasando a posiciones de avanzada nuevos actores sociales como los movimientos sociales que, aunque muy variados y con grados de radicalización muy heterogéneos, están impulsando, en primer lugar la llegada al poder de organizaciones de izquierda y en un segundo momento la radicalización de estos procesos en bien de los pueblos de la región, agobiados con una enorme deuda social.

Se destaca también la importancia de identificar, entre este conglomerado de fuerzas, no solo a aquellas que están en condiciones de participar en los cambios que acontecen como base social de estos, sino también a las que, como fuerzas motrices impulsan el proceso adelante, resaltando de entre estas a aquellas que, por su claridad y formación política están en condiciones de guiar a las demás y fijar los momentos esenciales del proceso de cambio.

La diferenciación de las fuerzas que hoy matizan los cambios en la región es de suma importancia para estos procesos pues permite metodológicamente trabajar con cada una de ellas para la identificación de puntos comunes que propicien elaborar una plataforma que garantice la unidad de las mismas en un partido unido que guíe la acción transformadora de las masas.


Bibliografía

1.- Ernesto Molina Molina. Los efectos de la globalización para los pueblos latinoamericanos. http://www.isri.cu/Paginas/Investigaciones/Investigaciones/Investigaciones31.htm

2.- Artículo: CEPAL considera frustrante crecimiento de América Latina http://spanish.peopledaily.com.cn/spanish/200102/20/sp20010220_45581.html

3.-Informe: Panorama social de América Latina 2006. http://www.eclac.org/publicaciones/xml/0/27480/PSE2006_Sintesis_Lanzamiento.pdf

4.- Mario Garcés. Los movimientos sociales en América Latina en el actual contexto. http://www.eco-educacionycomunicaciones.cl/Downloads/Movimientos%20sociales.pdf

5.- Gandásegui, Marco A. América Latina en el siglo XXI: Alianzas de clases, populismo y la “revolución pasiva”. http://www.gloobal.info/iepala/gloobal/fichas/ficha.php?entidad=Textos&id=2395

6.-Indígenas de América Latina en las democracias del siglo XXI http://www.presidencia.gub.uy/_web/noticias/2006/12/2006120802.htm

7.-Los movimientos sociales en América Latina: Un balance histórico. http://www.monografias.com/trabajos32/movimientos-sociales-latinoamerica-balance-historico/movimientos-sociales-latinoamerica-balance-historico.shtml

8.-Atilio Borón. Neoliberalismo vs movimientos sociales en América Latina. http://pr.indymedia.org/news/2004/08/4536.php



[1] Artículo “CEPAL considera frustrante crecimiento de América Latina”, publicado en http://spanish.peopledaily.com.cn/spanish/200102/20/sp20010220_45581.html

[2] Artículo “CEPAL considera frustrante crecimiento de América Latina”, publicado en http://spanish.peopledaily.com.cn/spanish/200102/20/sp20010220_45581.html

[3] Tomado del artículo de Andrea Rodríguez “Experto de CEPAL: Disminuirá crecimiento en América Latina”.Publicado en: http://www.lapalmainteractivo.com/noticias/content/gen/ap/America_Latina/CAR_ECO_CUBA_CEPA

4 Tomado del artículo de Andrea Rodríguez “Experto de CEPAL: Disminuirá crecimiento en América Latina”.Publicado en: http://www.lapalmainteractivo.com/noticias/content/gen/ap/America_Latina/CAR_ECO_CUBA_CEPA

5. Tomado del artículo “Cómo llega América Latina al siglo XXI” publicado en http://www.iadb.org/res/publications/pubfiles/pubB-2001_4940.pdf

[6] Indígenas de América latina en las democracias del siglo XXI. Tomado de

http://www.presidencia.gub.uy/_web/noticias/2006/12/2006120802.htm


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