Revista académica de economía
con el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas  ISSN 1696-8352

 

Economía de Cuba

 

Observatorio de la Economía Latinoamericana


EL EMPLEO EN EL ESPACIO RURAL

 

Gretta Esther Muñiz García
gmuniz@ucf.edu.cu
Yimislay Milián Ayala
ymilian@ucf.edu.cu
Universidad "Carlos Rafael Rodríguez" Cienfuegos


 

Resumen: El macizo montañoso del Escambray, ubicado al centro sur de Cuba, está conformado por un grupo de asentamientos humanos con características diversas siendo la organización económica principal el cultivo del café. Se parte de un estudio de los asentamientos de montaña, no sustentado en lo más avanzado de la ciencia y la tecnología pero impactada por los procesos globales que agravian progresivamente las fuentes de empleo. Se orienta la importancia que revierte hoy la política de empleo en Cuba y las diferentes concepciones acerca del empleo con el objetivo de precisar un estudio que permita analizar el empleo en la esfera productiva, y los cambios sustanciales que inciden en el proceso como el incremento del precio del café, la desmotivación por el trabajo agrícola, el déficit de la fuerza de trabajo, así como la búsqueda de otras alternativas como fuentes de empleo desligadas del cultivo de la tierra. En este sentido, el empleo y los ingresos son fundamentales para producir desarrollo, lo que se hace evidente que en los asentamientos humanos de montaña si no hay empleo no hay desarrollo. En correspondencia se muestran resultados orientados hacia la situación del empleo en los asentamientos humanos de montaña y su importancia para el desarrollo rural.  


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Muñiz García y Milián Ayala: "El empleo en el espacio rural" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 166, 2012. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/cu/2012/

La relación social del empleo y la Reforma en Cuba.
La gravedad de la crisis del empleo en América Latina y el proceso convulsivo que ha transformado el mercado de trabajo y la estructura social desde poco después del comienzo de la presente década, abre un importante desafío para los cientistas sociales en general, y para la sociedad en particular.
El desarrollo de los recursos humanos y la formación para el empleo son una ayuda importante para los hombres en general, que pueden mantener así su empleabilidad y adaptabilidad en un mercado de trabajo en continua evolución por influencia de la mundialización, del cambio tecnológico y de los nuevos modos de organizar el trabajo.
Para muchos el trabajo ha de ser medio de vida, y aunque ha perdido su esencia y ha decaído en su capacidad de crecer y convertirse en motivo de orden superior en la vida de las personas es una actividad social que reporta beneficios a un grupo social. El trabajo es el generador de la condición social del empleo a través de un conjunto de relaciones que son incorporadas como parte de las vivencias, de la existencia de las personas y de su mundo subjetivo interno.
Este no es solo un proceso mediante el cual se obtiene lo indispensable para vivir, sino también un espacio de relaciones sociales en las que el hombre puede desplegar sus posibilidades y recibir el impacto de otros despliegues. En otras palabras “no solo se vive de un empleo, sino en un empleo.” (Martín, 1997)
Esta idea aplicada, que sustenta el empleo, se caracteriza por la estabilidad temporal del vínculo que le sirve de base, la utilidad para el empleado, el carácter socialmente útil de la actividad y el reconocimiento social (Piore,1983). Estas características significativas representan el papel que le confiere el empleo al hecho de representar un vínculo con el trabajo, porque es esencialmente un medio de vida determinada socialmente.
La conceptualización del empleo aparece desde diferentes perspectivas; estudiosos de esta temática en el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas en Cuba (CIPS) consideran el empleo como: “el vínculo con el trabajo mediante el cual se puede vivir en términos socialmente aceptables y con cierta garantía de seguirlo haciendo.”(Martín, 1997). El autor se enfoca en el principio de la aceptabilidad social, las condicionantes sociales e ideo políticas que influyen en la construcción del concepto, siendo así que no lo circunscribe el vínculo formal, lo que presupone un reconocimiento a la existencia del empleo informal impactando a los diferentes actores.
Este enfoque sociológico y algunas de sus categorías analíticas centrales reconocen el nivel societal del empleo en su función de mecanismo para el movimiento de la sociedad, donde su capacidad influye en la determinación de los destinos de la vida social, y donde es incuestionable que el empleo es una vía para alcanzar metas o resultados a partir de intereses económicos y sociopolíticos de la sociedad.
Por su parte Euclides Catá, dando continuidad a las ideas de Phall señala “el empleo es la forma en que se concreta la relación salarial” luego indica, “su carácter precario en el mundo contemporáneo, se pone de manifiesto en su condición flexible, a tiempo parcial, temporal, oculto e informal e indica la complejidad de las relaciones laborales en la actualidad.” El autor deja claro que la diversidad de situaciones que pudieran presentarse bajo la condición de estar empleado, las más generalizadas están asociadas al subempleo, el empleo precario, el empleo informal y el  pleno empleo. Aunque algunas de estas situaciones enmascaran las verdaderas condiciones de la clase trabajadora, es el desempleo la situación más crítica en torno a esta problemática.
El desempleo, sin lugar a dudas, es el problema principal en la sociedad contemporánea e implica pérdida de ingresos, puede llevar a situaciones de pobreza e incluso de marginalidad social, puede afectar la pérdida de identidad individual y social, la salud y aumenta el riesgo de convertir en permanente dicha situación. (Ruio, l987)
Queda claro que las referencias al empleo no rebasan la consideración de puestos de trabajo concretos. El empleo depende fundamentalmente de los distintos niveles de recursos intelectuales, por lo que se torna evidente, que la significación del trabajo como actividad social puede tener un nivel de transferencia hacia el empleo.    
Esta definición tiene un carácter estratégico, su estudio puede sistematizar su comportamiento en su devenir. Teniendo en cuenta lo difícil y complejo que resultan en las condiciones actuales las tensiones en la búsqueda del pleno empleo con racionalidad económica y utilización adecuada y efectiva de la fuerza de trabajo. Cobra importancia el empleo, donde ya no es enteramente apropiado utilizar solamente el término “trabajo”, porque en la cotidianidad el empleo se ha convertido en una abstracción sino se asocia a tipos de trabajo concretos.
Distinguiéndose el concepto de empleo del concepto de trabajo y, a la vez que trata de enfatizar su vínculo; intenta, además, superar su tradicional identificación con el trabajo formal, resaltando la función esencial del trabajo, la de ser medio y garantía de vida.
También fuera del empleo son muy variadas las relaciones sociales, estas van desde el trabajo asalariado oculto, en el hogar o la realización de la pequeña producción mercantil, en forma de autoempleo (Phal, l994),  o al proceso de reproducción individual y social de la fuerza de trabajo.
El empleo es considerado el conjunto de procesos y fenómenos de diversa índole que vinculan al hombre con el trabajo como medio de vida, es la conexión del hombre con capacidad laboral en diferentes espacios económicos y socioculturales.
En el caso de Cuba para que conserve su condición de socialista, el sistema de relaciones de trabajo tiene que partir de una calificación de acuerdo con las demandas de los contenidos de trabajo, o sea, más continua, creativa e innovadora para puestos de trabajo en sucesivo enriquecimiento de sus contenidos; también a partir de una estimulación según el motivo de trabajo, determinada en los propios colectivos y no centralizadas.
En cada uno de estos aspectos se aprecian cambios, sin embargo en el empleo no parecen todavía lo suficientemente asociados a transformaciones en el sistema de relaciones de trabajo. Este redimensionamiento prescinde de un rediseño de las relaciones de trabajo que persiga efectividad económica, política y social.  
El empleo es el elemento condicionante de la funcionalidad del modelo económico en desarrollo, para el caso de Cuba, por cuanto es el momento de la inserción del hombre en el trabajo cuando se distribuyen las posibilidades de realización individual. Esta concepción en las últimas décadas ha propiciado mayor diversidad y complejidad no solo teniendo como basamento la sociedad cubana actual, sino las proyecciones respecto a lograr que los individuos no trabajen únicamente por motivos como la obtención de ingresos, sino que desarrollen también actividades socialmente útiles y económicamente valiosas aun cuando la subsistencia material no dependiese de ello, incentivados por los vínculos de solidaridad social y las necesidades personales según sus capacidades.
Los cambios que han operado en Cuba se reflejan en la diversificación de las vías para acceder  al empleo con funciones y regulaciones específicas, pero muy relacionada con la descentralización del empleo y la aparición de otras alternativas como las agencias empleadoras  del sector emergente de la economía y los nuevos Programas de la Revolución que se han ido desarrollando. Unos sectores económicos tienen mayor demanda que otros debido a que aportan mayores ventajas económicas y materiales por una parte, mientras que por otra tiene implicaciones en la deformación de valores, identidades, la inequidad, y la reproducción y profundización de las diferencias sociales.  
El empleo en la esfera productiva.  
Todo el proceso relacionado con el empleo en Cuba y en el medio rural específicamente está asociado a la actividad agrícola, que por una parte requería liberalizar el desarrollo de las fuerzas productivas a partir del establecimiento de nuevas relaciones de producción, desatacándose a fines de 1993 la creación de las UBPC (Unidades Básicas de Producción Cooperativa). Estas unidades surgen a partir de las grandes empresas estatales que en las condiciones del periodo especial resultaban de difícil operación; y a partir de su creación se inician importantes transformaciones en las relaciones de producción agrícola con la entrega en usufructo de la tierra a los campesinos que laboraban en el uso y tenencia estatal de la tierra (Nova, 2006). Tales transformaciones contribuyen al desarrollo del empleo en el medio rural con el objetivo de lograr una productividad agrícola sostenible, con el aprovechamiento al máximo de los recursos naturales y humanos, y el desarrollo de la economía familiar.
Las UBPC en sus inicios no tenían condiciones favorables, aunque si transitaban por una situación compleja donde la agricultura tenía altos niveles de pérdidas, y por tanto, urgía la necesidad de un redimensionamiento y reconversión tecnológica. Antes del surgimiento de las UBPC existían dos formas básicas de cooperativas agropecuarias: las Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS) y las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA).
Las CCS se integran a partir de la asociación voluntaria de pequeños productores individuales, los cuales conservan la propiedad de la tierra y se vinculan para obtener mejores condiciones de acceso a las nuevas tecnologías. La CPA se forman a partir de la unión voluntaria de pequeños productores individuales basados en la propiedad y uso colectivo de la tierra, la actividad que desarrollaba era diversa entre ello la cañera, viandas y hortalizas, tabaco, café y cacao, ganaderas, cítricos, arroz y otros. Obteniendo resultados económicos satisfactorios durante el periodo especial, siendo la producción del café rentable para el periodo que atravesaba el país; destacándose otras actividades agrícolas como la forestal, frutales, y otros cultivos de carácter temporal, como las viandas, los granos y las hortalizas.
Este proceso de reforma agraria fue satisfactorio para emprender el desarrollo rural con una visión totalizadora que no se limitara solamente a la entrega de tierras, que integrara además la distribución del ingreso, apoyo financiero, material y técnico, los precios remunerativos de los mercados, la creación de industrias locales y de toda una infraestructura y servicios productivos.
En correspondencia con el proceso de reforma agraria  y la aparición de otras alternativas como las agencias empleadoras  del sector emergente de la economía y los nuevos Programas de la Revolución que se han ido desarrollando en el medio rural se han diversificado las vías para acceder al empleo, dicha situación está relacionada con la descentralización del empleo debido a que hoy hay sectores con mayor demanda.
En el medio rural existe una problemática en cuanto a la socialización laboral, al valor al trabajo, el interés por el mismo, la productividad y laboriosidad, debido a la polémica que presenta la desvinculación laboral como expresión de las incongruencias entre el ideal de la sociedad aspirado y la realidad.
Resulta mayor énfasis acerca de ciertos elementos esenciales derivados de estos procesos sensiblemente a la cultura y la vida de las comunidades, donde “… el pragmatismo, el individualismo, la lucha por la existencia a costa de todos y de todo, el conformismo, asociado a sentimiento de impotencia ante la infalibilidad de las leyes mercantiles, el consumismo, incitado por la publicidad y las ansias de vender instituido en criterio de valor, se convierten en rasgos consustanciales de esta cultura allí donde el mercado es el máximo protagonista de las relaciones sociales.” (Rivero, 2003)
De tal situación se infiere que actualmente las ofertas de trabajo se redujeron y las necesidades de empleo han cambiado. Para muchos el trabajo ha dejado de ser el centro y por tanto, el proceso mediante el cual se ha construido su identidad, siendo así que trabajar para muchos representa obtener recursos para pasársela bien, la identidad pasa ya mucho más por el ocio y el consumo. Por lo que se crea un clima sociolaboral desfavorable que influye en las condiciones de trabajo, salarios, relaciones interpersonales, y la lucha por satisfacer las necesidades a costa de todo y de todos.
En la actualidad la  zona rural ha sido impactada por el uso de tecnologías novedosas. Las tradiciones históricas - culturales de elaboración de los implementos agrícolas han estado más influenciados por factores ecológicos y tecnológicos que por los socioeconómicos. La utilización de estos instrumentos de trabajo está relacionada con la protección de los suelos, cultivos, fertilización, ciclos de producción, etc. Además, en la actualidad el significado social ha desaparecido en la medida en que se reduce el número de trabajadores rurales y se produce un proceso de envejecimiento de esta fuerza de trabajo que hoy no tiene relevo. También la poca densidad y descompensación orgánica de las plantas productivas, las deficiencias generalizadas en el proceso de organización de la producción unida a la pobre estimulación económica y los conflictos generados por las nuevas formas de propiedad son algunas de las razones que adoquinan el empleo en el medio rural.
Afectan el empleo también las nuevas relaciones de producción que alejan al trabajador de campo de los medios de producción autóctonos del medio rural. Esto provoca que las formas de gestión tradicional transiten por una crisis, el agricultor acostumbrado a tomar las decisiones sobre qué, cómo y cuánto producir depende ahora más que nunca de las políticas nacionales e internacionales, de los requerimientos del mercado y de la introducción de las nuevas tecnologías. Por tanto, la tendencia histórica del campesino permite que no se identifiquen con estas nuevas relaciones de producción, ni con los resultados productivos, aunque sigue siendo la tierra el medio de producción fundamental del sector agrícola.
Los cambios producidos no solo afectan el empleo en el medio  rural, también se transita por una crisis de producción, fenómeno que afecta más de cerca al campesino que se debate entre la necesidad de asegurar a través del trabajo los recursos de primera necesidad de la familia como la alimentación, la competitividad y diversidad de orientaciones que recibe; proceso que crea un caos en cuanto a la producción y su articulación con el mercado. También la crisis de población que afecta actualmente el desarrollo integral rural se debe a que la población se siente desmotivada e impactada desde diferentes ángulos por el proceso de urbanización, y los pobladores encuentran sus labores desligadas de la tierra, decadencia que tiene mayor peso en los jóvenes.
Algunas consideraciones respecto al empleo en el ecosistema de montaña.
La región del Escambray constituye un ecosistema vital en la zona central de Cuba. En los últimos tiempos ha tenido unos deterioros ascendentes en los procesos agros productivos, ambientales y culturales lo que provoca un deterioro de sus relaciones sociales.  En este fenómeno influye también la desmotivación por el trabajo agrícola, el déficit de la fuerza de trabajo general y específicamente la calificada, lo que denota la decadencia que tiene empleo en el ecosistema de montaña.
En este sentido es inaplazable emprender acciones concretas y definitivas en la montaña con acciones que tienen que contar con las experiencias, vivencias y el protagonismo de sus pobladores, el deterioro de la población cafetalera revela una crisis que resulta imprescindible subvertir, las relaciones de producción socialista poseen potencialidades aún no reveladas que se precisa explorar y aprovechar.
La producción cafetalera es un tema de familia y esta no tiene un rol activo en la situación actual, es inobjetable el cambio climático y sus impactos actuales, la montaña tiene muy muchos propietarios pero pocos se preocupan y ocupan de revertir en la zona los provechos que toman de ella.
En cuanto al tema del empleo se precisa con urgencia realizar transformaciones con la fuerza calificada, los técnicos y los ingenieros de montaña para evitar la competencia que otros organismos empleadores realizan a la fuerza calificada, donde incide también la esfera empresarial y las estructuras organizativas de la producción y los servicios.
La complejidad y magnitud que tiene los asentamientos de montaña en la actualidad tienen tres principios básicos para el trabajo:

  • La participación de los montañeses y de los actores y gestores de los cambios que se proponen en todo el proceso del empleo.
  • El imperativo de combinar en su desarrollo acciones de carácter científico – investigativo, socioculturales y de capacitación para emplear mejores productores.
  • La naturaleza del trabajo como fuente y medio de vida.

Estos principios involucran al trabajador en todas sus fases, desde el diagnostico de los problemas, pasando por el diseño de las posibles soluciones hasta la validación y diseminación de las tecnologías apropiadas con el objetivo de fortalecer las fuentes de empleo.
La dinámica de la producción agropecuaria exige que se conozca el papel del campo dentro del sistema de relaciones de trabajo, donde se articulan los sectores económicos, locales, regionales y globales, los procesos organizativos de la actividad productiva y la gestión empresarial en el sector agropecuario.
En el ámbito objeto de estudio el enfoque de la relación empresa – comunidad está mediatizado por un conjunto de relaciones que se derivan de organizaciones estatales, sociales, política y de masa. Esta organización desempeña un activo rol en la vida social y política de los asentamientos humanos y resulta esencial para la construcción de la autogestión de gobierno que dinamice la participación de todos los ámbitos de la vida social y la construcción socialista.
 Si se coincide con Marx en reconocer que en la zona rural la circulación de mercancías como la división social del trabajo es menor, con lo cual la combinación de producción agrícola y la artesanal identifican este tipo productivo, en la que la actividad económica familiar es la agricultura, la artesanía como el comercio resulta esencial. En este sentido se expresa la profesionalización de la labor campesina, como la labor especializada que adquiere alta significación para quienes la realizan.
En resumen el deterioro cafetalero y los procesos que se generan en torno al empleo en las zonas de montaña han generado las siguientes implicaciones en el medio rural montañoso:

  • Disparo de la economía informal.
  • Deterioro de las relaciones sociales: conflictos diversos.
  • Conflicto cultural de mucha trascendencia: cultura cafetalera VS cultura marginal.
  • Poca relevancia económica social de la familia: critica situación económica, poca participación, bajos ingresos.
  • Fuerte impacto migratorio.
  • Compleja situación en las relaciones laborales y intersectoriales.
  • Deterioro de la vida social – cultural comunitaria
  • Bajos ingresos familiares y altos costos de vida.
  • Deterioro de la gestión empresarial.
  • Desestimulación productiva.

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