Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Sandra Ríos Núñez (CV)
Universidad de Los Lagos
sandra.rios@ulagos.cl
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Ríos Núñez, Sandra (2004) "Cultivos transgénicos en Chile" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, número 38. Texto completo en www.eumed.net/cursecon/ecolat/cl/
INTRODUCCIÓN
Actualmente el estado chileno esta empeñado en subsidiar un nuevo sector
para agregar valor a la economía nacional: la biotecnología, con el
argumento de diversificar y mejorar la competitividad del sector exportador.
Para ello, sin ningún proceso de consulta ciudadana sobre las prioridades
científicas y tecnológicas del país, ha desarrollado con el apoyo del BID,
un ambicioso Programa Nacional de Biotecnología. El mas claro exponente de
este empeño, liderado últimamente por el Ministerio de Economía, es la
Iniciativa Genoma Chile, con Programas de Recursos Naturales Renovables y
Biominería. Ambos incluyen el desarrollo de organismos transgénicos.
Si bien es cierto la investigación sobre transgénicos en
Chile aun es escasa, la mayor parte de estas investigaciones han estado
vinculadas a especies forestales como pino y eucaliptos y especies
agrícolas, como papas, maíz, vides y nectarines. Ello a pesar de que es
justamente este último sector, el de los alimentos transgénicos, el que
presenta mayor rechazo, no-solo en la población chilena, sino especialmente
entre los consumidores de los países receptores de nuestras exportaciones.
Este hecho, evidencia el camino errado que ha tomado el gobierno en relación
con el desarrollo biotecnológico nacional. Uno de los hechos más evidentes
de esta situación, es la moratoria que existe en la Unión Europea desde
1998, para evitar el ingreso de productos transgénicos. A lo que se suma la
reciente prohibición de las importaciones de miel y canola orgánica desde
Canadá, ya que los productores canadienses no han podido garantizar que
estos productos están libres de contaminación por el polen de los cultivos
transgénicos existentes en dicho país. Esta situación significa el cierre
adicional de mercados a productos que potencialmente pudieran ser
contaminados por la cercanía de cultivos transgénicos. Al respecto, hay que
recordar que nuestro país acaba de firmar un acuerdo comercial con la Unión
Europea, y que parte importante del nicho nacional en ese mercado son los
productos forestales y agropecuarios. Esto nos lleva a recordarle a nuestro
Ministerio de Agricultura sus declaraciones de que basará su política sobre
transgénicos en la cautela, en la posición de menor costo, frente a la
disyuntiva Unión Europea/Estados Unidos, y con consulta a todos los
sectores. La Unión Europea ya ha aprobado una estricta regulación sobre
transgénicos, como etiquetado obligatorio y trazabilidad, que las
exportaciones de Chile deberán cumplir.
Pero al parecer la entrada en escena del Ministerio de Economía, con su
propuesta de desarrollo biotecnológico totalmente ajena a las tendencias
políticas y económicas en curso, ponen en alto riesgo los actuales nichos de
mercado de los productos chilenos. En efecto, frutas, vinos, miel, productos
hortofrutícolas y alimenticios en general, podrían verse gravemente
afectados de optarse por una política biotecnológica que incremente la
presencia de transgénicos en el país. Hoy día el escenario político
internacional es muy claro al respecto. Debido al rechazo de los
consumidores hacia los productos transgénicos, y el quiebre de la mayoría de
las empresas biotecnológicas al interior de E.E.U.U., el departamento de
Agricultura de los E.E.U.U. ha invitado recientemente a todos los Ministros
de Agricultura de los países en desarrollo a un gran Seminario en
Sacramento, California, para presentarles la agricultura transgénica como la
nueva revolución verde que solucionará el hambre en el mundo durante el
siglo 21. En un momento en que simultáneamente desde Washington, el
Presidente Bush, inauguraba la Asamblea de la Industria Biotecnológica
norteamericana con un encendido discurso de acusación a la Unión Europea;
culpándola de condenar al hambre a los países en desarrollo por cerrar sus
mercados a los productos transgénicos; de impedir la entrada de productos
norteamericanos; y amenazándola de llevar el caso a los paneles de
resolución de disputas de la Organización Mundial de Comercio.
El objetivo de este ensayo radica principalmente en dar a
conocer los impactos ambientales que genera la producción de transgénicos en
Chile y sus impactos en la sustentabilidad de la actividad agropecuaria. El
objetivo del presente estudio, es aportar mayor información sobre la
investigación biotecnológica en Chile enfocada en el desarrollo de la
transgenia y la genómica, con el fin de entender con mas profundidad el
sistema de penetración de estas nuevas biotecnologías en el país y en
América Latina y las implicancias para el desarrollo agrícola y sustentable.
- Los transgénicos u organismos genéticamente modificados (OGM) son aquellos
que se les ha alterado la información genética artificialmente injertándoles
genes de otro organismo diferente, aún hasta en reino, es decir, la
biotecnología ya posibilita "crear" organismos con genes de plantas a
animales o bacterias u hongos.
- Ya existen fresas con genes de peces, maíz con genes de bacterias, seres
que genéticamente recordarían un "frankenstein". Los humanos estamos
modificando el curso de la vida y creando seres vivos que nunca hubieran
existido de manera natural y que nunca antes habían estado en nuestro
planeta.
- Si los transgénicos se liberan al ambiente pueden contaminar genéticamente
la naturaleza de nuestro planeta, esto es un peligro altísimo de seguridad
ambiental del mundo. Igualmente el consumo de transgénicos en alimentos u
otros productos representan un riesgo, ya que no se sabe qué pueden producir
a nuestra salud.
- Las organizaciones ambientales luchan por usar el PRINCIPIO PRECAUTORIO y
no tratar de arreglar los problemas cuando profundos daños ya fueron
ocasionados al ambiente y la salud (como el uso del DDT y la energía
nuclear, por mencionar algunos).
- Hay una gran mentira de quienes promueven los transgénicos. Dicen las
empresas que los producen y comercializan, que son el hallazgo tecnológico
que acabará con el hambre y la pobreza mundial, y nos permitirán ser y vivir
en un mundo mejor. Una promesa con fines comerciales similares impulsó y
abusó de los fertilizantes y plaguicidas químicos que a la fecha se
encuentran contaminando todos o casi todos los organismos vivos, la tierra,
el agua y el aire, generando daños incuantificables en los ecosistemas y los
seres humanos. Y no resolvieron el hambre, como tampoco lo harán los
transgénicos.
- Las industrias químicas tienen alimentos genéticamente alterados para las
siguientes características específicas: para aumentar ganancias al aumentar
artificialmente la durabilidad del producto en la estanterías de las
tiendas; para aumentar ganancias al aumentar la compatibilidad de las
plantas con las pesticidas y herbicidas de la misma industria química; y
para aumentar ganancias al crear semillas que cuestan más pero ahorran el
dinero de los productores porque los vegetales o las plantas crean sus
propias pesticidas internamente.
- Los ministros de Agricultura de la Unión Europea (UE) acordaron la primera
semana de diciembre reglas más estrictas para la identificación de alimentos
modificados genéticamente. Los alimentos deberán poseer una etiqueta que los
identifique como alimentos transgénicos si contienen al menos un 0,9% de
organismos modificados genéticamente. La medida busca que los consumidores
puedan distinguir claramente entre los productos no alterados y los
fabricados con organismos modificados genéticamente.
- El peligro de cultivar organismos transgénicos radica en que la mayoría de
las plantas se reproducen intercambiando polen entre miembros de su misma
especie y con algunos parientes silvestres. Esta forma de reproducción es la
que puede provocar la contaminación genética, ya que al implantar organismos
transgénicos en el medio ambiente, se libera al mismo tiempo el polen
transgénico y no se sabe qué le puede suceder a los insectos polinizadores o
a las abejas cuando consuman miel de una planta que produce su propio
insecticida.
- En materia de salud humana no se sabe qué consecuencias pueden traer a mediano y largo plazo el consumo de productos transgénicos. Sin embargo, se sabe que ciertos cultivos transgénicos, a los cuales les insertaron genes de resistencia a antibióticos, pueden generar bacterias que causan enfermedades o resistencia a los antibióticos en humanos y animales. Esto quiere decir que quienes consuman cultivos transgénicos con resistencia a los antibióticos, podrían tener dificultad para combatir infecciones.
- En los últimos tres años, las áreas plantadas en todo
el mundo con cultivos transgénicos pasaron de 2,8 millones de hectáreas a
casi treinta millones, y después de Estados Unidos, que tiene el 74 por
ciento de esas cosechas, Argentina tiene el 15 por ciento y Canadá el 10 por
ciento. Las ventas totales de cosechas transgénicas crecieron de 235
millones de dólares en 1996 a 1.500 millones en 1998. Se calcula que para el
año 2000 será un negocio de más de 3.000 millones de dólares.
- En algunos países en que existe normativa sobre los transgénicos, sólo es
obligatorio el etiquetado específico, indicando que puede contener
organismos modificados genéticamente (OMGs), cuando pueda ser detectado en
el alimento el ADN modificado por la manipulación genética o las proteínas
procedentes de este ADN modificado, quedando excluidos de la obligatoriedad
en el etiquetaje todos aquellos alimentos donde no pueda encontrarse el ADN
y/o las proteínas extrañas, aunque utilicen en su composición componentes
provenientes de OMGs como lecitinas, y aceites y grasas vegetales.
- De hecho, quedan expresamente excluidos del etiquetado obligatorio los
componentes de alimentos, aunque estos procedan de OMGs, que sean
clasificados en la industria alimentaria como aditivos de alimentos,
saborizantes de alimentos y disolventes utilizados en la industria del
procesado de alimentos. En la práctica, esta normativa deja fuera de la
obligatoriedad del etiquetado aproximadamente al 90% de los alimentos
comerciales que contienen OMGs o componentes de OMGs.
LA SITUACIÓN DE LOS TRANSGÉNICOS EN CHILE
- La única normativa específica en Chile respecto a
transgénicos se encuentra en una Resolución del Servicio Agrícola y Ganadero
sobre Normas y Regulación de Liberación de Transgénicos. Según este decreto,
sólo se autoriza en Chile la entrada de semillas transgénicas para
multiplicación con fines de exportación. No se permite liberación de
transgénicos para consumo.
- Una Comisión Asesora de Liberación de Transgénicos (CALT), presidida por
el SAG, establece los requerimientos de bioseguridad para los cultivos
transgénicos en Chile. Esta comisión, no está abierta a la participación de
organizaciones ciudadanas.
- Por otra parte, la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente, considera la
liberación de transgénicos como actividad que debe someterse a un estudio de
impacto ambiental obligatorio, pero no se aplica.
- Un informe de gobierno, revela que Chile ha permitido la internación de
material transgénico desde 1992. Aunque no existen datos de la superficie
sembrada en esos años, el informe sí revela un rápido aumento del área
sembrada en los últimos años. En el año 1997, la superficie sembrada de
transgénicos alcanzó un total de 7.152 hás, mientras que en el año 1998 esta
superficie aumentó 4 veces, a 28.541 hás. La tasa de aumento de cultivos
transgénicos en Chile es superior al aumento a nivel mundial que subió 2,5
veces entre 1997 y 1998.
- Los cultivos preponderantes en 1998 corresponden a maíz transgénico con
27.547 hás, seguido de soya transgénica con 838 hás. Otros cultivos
sembrados en 1998 son canola (132 hás), remolacha (21 hás), melón (0,23 há),
papa (2,5 hás) y tomate (0,22 há). Los cultivos transgénicos se habrían
efectuado a lo largo del país en 8 de las 13 regiones de Chile: I, V, RM, VI,
VII, VIII, IX y X.
- El informe no sólo da a conocer que extensas superficies de nuestro
territorio se encuentran sembradas con transgénicos, sino que además revela
que el 99,4% (28.371 hás) de la superficie plantada en 1998 correspondió a
cultivos sin cuarentena de bioseguridad que incluyen 27.546 hás de maíz y
825 hás de soya sembrados en 5 regiones del país: I, V, RM, VI y VII.
También se sembró canola transgénica sin medidas de bioseguridad en 1996.
- El número de compañías involucradas en la siembra de transgénicos sin
medidas de bioseguridad aumentó de 2 en 1994 (Semillas Pioneer Chile Ltda. y
Massay Agriculture Service Ltda.) a 13 en 1998, liderada por Pioneer con
17.472 hás, ANASAC con 2.986 hás, Massay con 2.825 hás, Compañía Industrial
de Semillas con 1.426 hás, Agrotuniche con 1.375 hás, Novartis con 847 hás,
Cargill con 607 hás, Limagrain con 536,7 hás. Otras compañías son Pinto y
Gajardo, Manzur Agriculture, KWS, Semameris y Green Seed.
- Las dos características más comunes corresponden a
resistencia a herbicidas y resistencia a insecto (Bt).
- Por otra parte, carecemos de información respecto a las medidas de
bioseguridad exigidas a los cultivos bajo cuarentena en 1998 (canola,
remolacha, melón, papa, tomate, maíz y soya) los cuales abarcaron una
superficie de 170 hás o 0,6% de la superficie total plantada en 1998. Sin
embargo, estudios empíricos han encontrado polen de canola a 4 Km de su
fuente. Dudamos de que estas distancias se apliquen en Chile y que los
agricultores vecinos a los tests hayan sido informados de la posibilidad de
contaminación de sus cultivos.
- Es por ello que la siembra de transgénicos en general, y sobre todo
aquellos sin cuarentena de bioseguridad, constituye un hecho gravísimo en
Chile por el inminente riesgo de contaminación biológica a los centros de
origen, cultivos y malezas cercanas emparentadas.
- El caso del maíz es muy grave, pues podrían verse contaminadas 23 formas
raciales prehispánicas de maíz, 7 de las cuales están amenazadas de
extinción.
- En el caso de la canola transgénica sembrada en Chile, esta puede
contaminar 4 especies de malezas silvestres del género Brassica y crear
supermalezas. En el caso del tomate transgénico, este cultivo podría
contaminar y perder irreversiblemente el tomate originario Lycopersicon
chilense. La siembra de papas transgénicas podría contaminar las 165
variedades de papas originarias de Chiloé y también contaminar 55 especies
de plantas silvestres del género Solanum y crear supermalezas.
- Los riesgos de desequilibrio de los ecosistemas y la pérdida de
polinizadores con los cultivos Bt no se han evaluado.
- Otras consecuencias de la siembra de transgénicos y del alza de la
cuarentena de bioseguridad en Chile, es que nuestro país perderá su estatus
de isla ecológica con productos sanos, ya que no podrá garantizar cultivos
libres de transgenia. Ello significa la pérdida de importantes socios
comerciales en la UE y el cierre de mercados hacia las grandes firmas
productoras de alimento como Nestlé y Unilever, que, ante la presión de los
consumidores, recientemente han adoptado la política de no adquirir materias
primas transgénicas para la elaboración de sus productos alimenticios.
- Por otra parte, Chile está actualmente importando alimentos transgénicos,
particularmente maíz y soya de Argentina y Estados Unidos. Importamos soya
en forma de habas, harina, aceite, y tortas de soya, como también maíz de
consumo. Toda la salsa de soya importada proviene de los Estados Unidos. Se
desconoce con exactitud la cantidad de transgénicos que está entrando, pues
los granos llegan mezclados con aquellos no transgénicos y los productos
elaborados no vienen etiquetados.
- Conocemos, sin embargo, que EE.UU. y Argentina son los
mayores productores de transgénicos en el mundo con 20,5 y 4,3 millones de
hectáreas sembradas en 1998, respectivamente (RAFI 1999). EE.UU. es el mayor
productor mundial de maíz transgénico, en tanto que su producción de soya
transgénica alcanzó a 32% en 1998. Argentina es el segundo productor mundial
de soya transgénica, siendo transgénica el 60% de su soya, con una
superficie sembrada de dos millones de hectáreas, que equivale a la mitad
del área plantada de soya del país.
- Los consumidores chilenos podrían estar ingiriendo alimentos transgénicos
en forma de derivados del maíz y soya como aceites, almidón, jarabe,
harinas, lecitina etc., e incorporados en galletas, leche, cereales,
chocolates, helados etc. Además, una Resolución del SAG ha autorizado la
utilización en Chile del descarte del maíz transgénico como alimento para
cerdos y pollos, sin que los consumidores chilenos tengan ninguna idea
respecto al origen de estos productos y sin que exista una adecuada
evaluación de riesgos a la salud humana y animal, como por ejemplo el
peligro de resistencia a antibióticos.
- La normativa respecto al consumo de alimentos en Chile se encuentra en la
Ley de Derechos de los Consumidores. Esta ley reconoce expresamente los
derechos de los consumidores a un etiquetado obligatorio, pero aun no se ha
aplicado a los productos transgénicos.
- A pesar de los riesgos de perder nuestra única y exclusiva biodiversidad,
la política de Chile frente a los transgénicos es la de constituirse en un
potencial exportador de estos productos.
- Es por ello que nuestro país no ha tenido una posición clara de protección
a los consumidores, ni de rechazo a la liberación de organismos transgénicos
al medio ambiente a nivel nacional e internacional.
- La posición de Chile en la última reunión del Protocolo de Bioseguridad en
Cartagena, Colombia, en Febrero de 1999, fue la de apoyar la posición de la
industria biotecnológica. Se unió al Grupo de Miami liderado por EE.UU., que
es el mayor productor de OGMs del Mundo y no es miembro de la Convención de
la Diversidad Biológica, junto a Canadá, Australia, Uruguay y Argentina. El
grupo se caracterizó por una posición intransigente de bloqueo de las
negociaciones al privilegiar el comercio y no la biodiversidad y la salud
humana. Se opusieron por ejemplo el principio de precaución como eje central
del protocolo, a la inclusión de productos de consumo como alimentos,
vacunas, microorganismos y control biológico, descartaron los productos
derivados como harinas, alimentos procesados, aceites etc, excluyeron
aspectos socioeconómicos y aspectos de responsabilidad y compensación, en un
esfuerzo por obtener un protocolo estrecho e inefectivo que apoye los
intereses de la industria biotecnológica.
- Chile promovió la rotura de la unidad latinoamericana y puso en riesgo no
solamente nuestra biodiversidad, sino a toda la región suscitando el asombro
de la mayoría de las delegaciones del Tercer Mundo y las ONGs.
- La posición adoptada por Chile no corresponde a nuestra realidad como país
y es contraria a los intereses de nuestra población. Chile no posee una
industria biotecnológica, no cultiva transgénicos, su papel en este
escenario es de sólo proveer terrenos para la plantación fuera de temporada
de semillas transgénicas para exportación, lo que permite a las grandes
compañías acelerar la producción de semillas, es un país importador de
biotecnología, con una biodiversidad muy importante y valiosa que conservar
y no posee una regulación adecuada en esta materia ni la capacidad técnica
de controlar la introducción y uso seguro de transgénicos en su territorio.
Nuestro país tiene además mucho que perder si los transgénicos contaminan
nuestros recursos genéticos, pues significa la pérdida irreversible de un
capital natural único y exclusivo en el mundo. Esta posición fue adoptada en
ausencia de un debate público y sin la participación de la ciudadanía, lo
que es extremadamente grave en una democracia.
DOCUMENTO: “UNA POLITICA DE ESTADO PARA LA AGRICULTURA CHILENA, PERIODO
2000-2010”, Ministerio de Agricultura
- En la página 29 del documento dice:
“Otro tema relevante se refiere a una definición de la postura-país frente a
los productos transgénicos, pues éste es el único sector que trabaja en
condiciones de campo con esta tecnología, y existe una presión de las
empresas internacionales por ampliar la superficie de semilleros destinados
a la exportación”.
- En la página 30 del mismo documento dice:
“Arroz: en este rubro participan alrededor de 2.500 productores, con una
superficie que durante la década ha fluctuado entre las 18.000 a 30.000
hectáreas cada año, dependiendo de la evolución de los precios
internacionales y de la disponibilidad de agua de riego. Este rubro tiene la
particularidad de ser prácticamente la única opción productiva para algunos
suelos ubicados entre la VI y la VIII Región que tienen serias limitantes
para otros cultivos. En los últimos años se ha podido apreciar un
mejoramiento moderado de la productividad por hectárea (el rendimiento
promedio fue de 52,2 qq/ha en 2001) a lo que se agregan avances en el
rendimiento industrial del grano. Los suelos arroceros tienen un gran
potencial que debe ser aprovechado a través de la introducción de técnicas
agronómicas tales como el mejoramiento genético, la micronivelación de
suelos y una adecuada fertilización. También es preciso mejorar las
condiciones de comercialización de este producto”.
- En la página 45 del documento citado, bajo el título “Mercados Internos”,
señala que debe perfeccionarse el “funcionamiento de los mercados internos,
a través del desarrollo de normas y regulaciones que hagan más transparente
las transacciones y eviten distorsiones en los precios percibidos por los
agricultores”.
Entre otras áreas, señala que debe avanzarse en la Modificación al
Reglamento 297 sobre rotulación de productos (Ministerio de Economía).
- En la página 49, bajo el título “Desarrollo de la Competitividad” señala:
“Como líneas de mediano plazo, el INIA contempla especializarse en las áreas
de mejoramiento genético (cereales, frutales, leguminosas de grano,
forrajeras, otros), biotecnología (agrícola y forestal), agricultura de
precisión, conservación y valorización de recursos genéticos, evaluación
ambiental de agroecosistemas en estados crítico o amenazado, y evaluación de
insumos agrícolas y certificación de calidad”.
De acuerdo a información de prensa, en Chile se cultivaron 6.500 ha de
transgénicos en el 2001, 80% de las cuales corresponden a maíz. Otros
cultivos involucran soya, tomate, papa, remolacha, trigo, canola, melón,
tabaco, zapallo y maravilla. La superficie de cultivos transgénicos ha
estado disminuyendo desde 1999 en adelante, en que se sembraron 9.450 ha. La
superficie bajó a 8.223 ha en el 2000 y a 6.500 ha en el 2001. Por otra
parte, la proporción de cultivo de semilla de maíz transgénico respecto a la
producción total de semilla de maíz, también ha disminuido. De acuerdo a
datos de ANPROS, esta fue de 85% en 1998, 78% en 1999, 70% en 2000 y 47.9%
en el 2001. Esta tendencia a la baja refleja los conflictos internacionales
en la comercialización de alimentos transgénicos, que incide en la menor
demanda por semillas de cultivos transgénicos. (Las Ultimas Noticias, 29
Julio, 2002, ANPROS, 12/7/2002).
ÁRBOLES TRANSGENICOS
La Revista Freedom Magazines International Inc. informa sobre el desarrollo
de árboles transgénicos en Chile. Señalan que la compañía Genfor creada por
Fundación Chile, estaría cercana a producir un pino Bt a nivel comercial
resistente a la polilla del brote. Genfor ha anunciado que este árbol podría
estar listo para el mercado en el 2008. El anterior director del área
forestal global de Monsanto, señala que los chilenos podrían ser los
primeros en llegar al mercado con un árbol transgénico, pues tienen un
objetivo muy dirigido, relaciones con el gobierno e infraestructura
necesaria para lograr esa meta. Genfor América Latina, es la única compañía
biotecnológica de la región dedicada al área forestal.(Freedom Magazines
International Inc. , May. 2002).
REUNIÓN DEL PROTOCOLO DE BIOSEGURIDAD
La Red por un Chile Libre de Transgénicos, presentó una
minuta de su posición en la Tercera Reunión del Protocolo de Cartagena sobre
Bioseguridad en La Haya, Holanda, que se realizó entre el 22 al 26 de Abril
del 2002. Por otra parte, el Comité Nacional Pro Defensa de la Fauna y
Flora, CODEFF, que es miembro de la red, realizó una serie de actividades de
prensa y entrevistas, para informar sobre esta reunión y la necesidad que
Chile ratifique el Protocolo. También elaboro un poster que se distribuyó a
nivel nacional y en La Haya.
La creación de los cultivos transgénicos y su uso cada vez más generalizado
ha originado considerable preocupación por el impacto que esta tecnología
podría tener sobre la salud humana y el ambiente. Todavía es muy limitada la
información que llega al público acerca de los cultivos genéticamente
modificados (GM) y de las consecuencias de su utilización sobre otros
organismos.
Afortunadamente, es cada vez mayor la evidencia científica que demuestra que
los alimentos derivados de cultivos GM son tan adecuados para consumidores
humanos y animales como los obtenidos por las prácticas tradicionales de
mejoramiento genético. La mayor inquietud originada por el uso de los
organismos genéticamente modificados (OGM) parece ser actualmente el
probable impacto ambiental que eso traería aparejado.
En la última década la Argentina ha asumido un papel de liderazgo en la
producción de cultivos GM en América Latina. Aunque la política en esta
materia no ha sido sostenida, la superficie cultivada con variedades
transgénicas de soja, maíz y algodón aumentó rápidamente desde 1998 y las
solicitudes de ensayos de cultivos GM comprendieron una variedad de
especies.
La evaluación de impacto ambiental debería acompañar cualquier ensayo de
nuevas tecnologías, pero es especialmente importante en los relacionados con
biotecnología agrícola. La Comisión Nacional Asesora de Biotecnología
Agropecuaria (CONABIA) creada en 1991 y dependiente de la Secretaría de
Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGPyA) se encarga de regular
la introducción y liberación al ambiente de organismos transgénicos. La
mayoría son cultivos; en unos pocos casos se trata de vacunas de uso
veterinario.
La normativa está basada en las características del OGM y en los riesgos que
podrían derivar de su utilización. Presta especial atención a los aspectos
que hacen al ambiente, la producción agropecuaria y la salud pública. El
permiso de ensayo de OGM a campo o en condiciones controladas de invernáculo
y laboratorio tiene en cuenta las características del organismo, las del
sitio donde se realiza y las condiciones del ensayo. El control posterior
está a cargo del ex Instituto Nacional de Semillas (INASE) y del Servicio
Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).
Formas de impacto ambiental
El impacto ambiental puede adoptar distintas formas. Sin duda, la mayor perturbación de los ecosistemas proviene de la actividad agrícola, que ha ocupado extensas superficies con cultivos en todo el mundo, destruyendo la flora natural, modificando el suelo y desbaratando toda forma de vida autóctona. Otras actividades humanas, como la caza no autorizada y la urbanización, reducen asimismo la biodiversidad. Pero también hay causas naturales de impacto, como el intercambio de genes entre las especies vegetales domesticadas y sus parientes silvestres, a través del polen. Todas esas formas de impacto ambiental pueden alterarse, como consecuencia del uso de biotecnología agrícola.
Aumento de la superficie agrícola
Actualmente, la superficie agrícola mundial dedicada a la siembra de
especies de valor alimenticio o industrial -trigo, maíz, arroz, soja,
cebada, girasol, algodón y muchas otras- ha llegado virtualmente a un máximo
y no sería posible aumentarla sin comprometer seriamente el equilibrio
ecológico. La destrucción indiscriminada de bosques y selvas tiene un
impacto negativo sobre el clima y la preocupación sobre el cambio global del
ambiente crece incesantemente.
Los rendimientos de los cultivos también han ido aumentando progresivamente
hasta un máximo, impuesto por sus propias bases genéticas y las condiciones
agroecológicas de cultivo en las distintas regiones mundiales. Es improbable
que a través de las técnicas tradicionales de mejoramiento genético se logre
un aumento significativo de la producción en los próximos años. Por otra
parte, los insectos, enfermedades causadas por hongos, virus o bacterias y
la competencia ejercida por malezas destruyen cerca del 40 por ciento de la
producción mundial.
Las pérdidas por estas causas afectan principalmente las producciones
agrícolas de los países en desarrollo, ya que disponen de menor tecnología
para su control que los países industriales.
En este escenario, la biotecnología agrícola ofreció una solución a través
de la creación de variedades vegetales GM con tolerancia a herbicidas y
resistencia a insectos o a enfermedades causadas por bacterias, hongos y
virus. Esto permitió un incremento de la producción por hectárea sin un
aumento significativo de la superficie arable, mientras que la modificación
genética no tuvo efecto sustancial sobre otras características de la planta
que determinan el rendimiento.
Es comprensible que la adopción de biotecnología agrícola fuera muy rápida y
movilizara grandes intereses económicos. En nuestro país, el primer ensayo
con soja GM fue autorizado en 1991, sobre una superficie de 400m2. En la
campaña agrícola de 1997/98 el cultivo comercial de soja transgénica
comprendió el 20 por ciento del área total cultivada, ascendiendo al 72 por
ciento (5,5 millones de ha) al año siguiente y cerca del 90 por ciento (8,6
millones de ha) en 1999/2000. Se estima que en la última campaña, un 95 a 98
por ciento de los 11,5 millones de ha sembradas lo fueron con variedades GM,
principalmente soja RR, a la que se le ha introducido un gen bacteriano que
confiere resistencia al herbicida glifosato. El impacto ambiental derivado
de la adopción de esta tecnología no tuvo precedentes en la Argentina, en lo
que se refiere a manejo del suelo y uso de agroquímicos.
El paquete tecnológico siembra directa
Las variedades GM de soja disminuyeron los costos de producción debido a la
simplificación de las tareas de labranza y reducción del uso de
agroquímicos, mediante la práctica conocida como siembra directa. Nuestro
país presenta condiciones especialmente favorables para la siembra directa
debido a las estaciones de crecimiento relativamente largas que predominan
en la mayor parte de la región productora de granos.
Desde el inicio de la agricultura se buscó un cultivo que pudiera sembrarse
en la misma estación, luego de cosechar el trigo. Mijo, sorgo y girasol
fueron ensayados sin éxito, hasta que con la expansión de la soja, en la
década de 1970, se logró el objetivo. Esta modalidad, denominada 'siembra de
segunda', debe ser realizada lo más temprano posible, para aprovechar al
máximo las temperaturas del otoño durante el llenado de los granos.
El laboreo convencional, que deseca el suelo y requiere varios días de
trabajo fue rápidamente reemplazado por la siembra directa, que puede
realizarse inmediatamente de cosechado el cereal. Consiste en el laboreo de
una angosta franja del suelo a escasa profundidad, donde se deposita la
semilla con sembradoras especiales.
Las malezas presentes al momento de la siembra se controlan con herbicidas
totales, pero las que emergerán en las primeras etapas del cultivo deben ser
controladas con herbicidas de efecto residual. Las dificultades de control
de las malezas en soja de segunda fueron muchas hasta el advenimiento de la
soja RR. Antes de ello, se requería un verdadero 'arsenal' de herbicidas con
suficiente estabilidad y residualidad como para trabajar en suelos cubiertos
por rastrojos de trigo.
El herbicida glifosato es rápidamente degradado en los suelos dedicados al
cultivo de soja RR, mientras que los utilizados en soja tradicional
conservan mayor vida media en el suelo. Frente a la agricultura tradicional,
la siembra directa ha mejorado la actividad de la microflora y microfauna
(especialmente, lombrices) del suelo, el contenido de materia orgánica
superficial, la porosidad, tasa de infiltración, retención de agua y
nutrientes y ha disminuido ostensiblemente los riesgos de erosión hídrica y
eólica. Esta técnica también ha permitido incorporar a la agricultura
extensas regiones con dificultades de laboreo como los suelos extremadamente
pesados del centro de Entre Ríos o los sensiblemente erosionables del
sudeste de San Luis.
En la Argentina, donde dos tercios del territorio corresponden a regiones
áridas y semiáridas, las prácticas agrícolas conservacionistas que reducen
la erosión del suelo y la pérdida de la fertilidad son casi una obligación
moral hacia las generaciones futuras. Sin embargo, el verdadero impulso de
la siembra directa estuvo dado por la combinación de simplicidad de manejo
del sistema, mayor oportunidad de laboreo, menor demanda de mano de obra y
abaratamiento de los costos en general.
La transformación genética que determina la resistencia a herbicidas en los
cultivos permitió un control de malezas con menor impacto en el ambiente. No
obstante, el abuso de herbicidas totales en banquinas y caminos vecinales ha
determinado una drástica reducción de malezas y plantas nativas. Esas
comunidades son reservas de especies adaptadas, de posible utilidad futura y
refugio de fauna benéfica que participa en el control biológico de plagas.
Esta situación remite a uno de los impactos ambientales más temidos, la
reducción de la biodiversidad. El Estado debería velar por la existencia de
'corredores' de vegetación espontánea que posibiliten la supervivencia de
especies actual y potencialmente benéficas antes de que se pierdan
definitivamente como patrimonio de nuestra biodiversidad.
DOCUMENTOS SOBRE TRANSGENICOS EN CHILE
La Fundación Sociedades Sustentables ha elaborado el documento,
Biotecnología y Bioseguridad: La Situación de los Transgénicos en Chile.
También aun se encuentran disponibles algunos ejemplares del documento:
Arboles Transgénicos: Biotecnología en el Sector Forestal de Chile y una
cartilla educativa sobre los alimentos transgénicos: “Alimentos Transgénicos
y Sus Riesgos a la Salud Humana”. A los interesados, solicitar a sustenta@rdc.cl
o en las oficinas de la Fundación, Seminario 774, Santiago.
Aquí van algunos de los productos de consumo más frecuente que contienen
transgénicos:
ACEITES
Aceites vegetales (Cristal, Trovattore, Ibiam, Acuenta, Olin, Oro,
Jumbo, Doña Flor, Belmont, Líder); aceite de maíz (Arcor, Chef, Jumbo);
aceite de maravilla (Chef, Belmont, Trisol, Líder, Miraflores, Bonanza);
aceite de oliva y maravilla (Chef, aceite Omega 3 Miraflores); aceite de
soya (La Fuente Natural).
MARGARINAS
Belmont, Bonella, Leche Sur, Loncoleche (Margarina Sureña), Banda Azul,
Soprole (Margarina Next y corriente), Calo, Dorina, Nestlé (Margarina Doña
Juanita), Superior.
ALIMENTOS PARA NIÑOS Y CEREALES
Los productos Nestlé llevan la delantera en el uso de transgénicos, con
los siguientes alimentos: cereal infantil (de trigo con leche y 5 cereales
con leche ), Multicereal Nestum (avena, trigo y frutas, 5 cereales),
colados, picados, postres colados, picado de frutas surtidas, Milo, Nesquick,
Nido (1+3+6+), Zucosos, Lechera flakes, Estrellitas, Chocapic.
También figuran otras marcas como Blevit (cereal); Cola Cao (chocolate en
polvo); Raff (cocoa); Arcor (cereal mix); Bruggen (Gourmet Musli); Calaf (granola);
Ipal (Digest, Natur trigo); Laboratorio Maver (Adelgazul); Kellogg‚s (Muslix
tradicional, All brand, Froto loops, Miel flakes, Corn flakes, Chokos);
Líder (cereal con miel, cereal con chocolate); Natur (chip’s, power girls,
Galactum, Pequeña Lulú, Digimond); Nature Valley (Oat’s honey, Penauts
butter, Trail ix); Nutrexpa (cereales Cola Cao).
FIDEOS, MASAS Y HARINAS
Prácticamente toda la variedad que ofrecen Carozzi, Luchetti, Parma y
San Remo están en la Lista Roja, además de productos Talliani (pasta pronta
al pesto); Maggi (pasta 3 minutos); La Salteña (capelletis, gnoquis,
ravioles, saconitos); Il gastronómico (agnolotti, pancutras); Deli Expres
Líder (gnoquis, tortellinis); Acuenta (canutos, quífaros, espirales); Líder
(quífaros, corbatas); Pancho Villa (tortillas de maíz); Old El Paso (Flour
Tortillas, tacos, fajitas, tortillas); Cena, Agua de Piedra, Ideal, Líder y
O’Clock (pre pizzas).
Todas las harinas de marcas conocidas están en la lista roja, además de
levaduras Lefersa, polvos de hornear Royal y Maizena Dropa.
LECHES Y PRODUCTOS LACTEOS
Leches Calo (chocolate, crecimiento, entera, instantánea, extra calcio,
Purita); leche entera Colún; leche chocolate y semidescremada Copalca; leche
en polvo instantánea Leche Sur; productos Loncoleche (leche cultivada, leche
natural, yogurt batido); productos Nestlé (leche cultivada, leche
descremada, leche entera, leche asada, flan, yogurt con cereal trix,
chandelle, sémola con leche); Parmalat (yogurt diet fibra, mix, mousse,
leche chocolate, semidescremada); Soprole (leche cultivada Next Gozzo,
Manjarate, 1+1 Zucaritas, Chococrispis); Svelty (yogurt batido, fibra, leche
cultivada, flan, leche líquida y en polvo); Quillayes (yogurt light Yoplait,
leche cultivada Yoplait); leche entera Ula; Leche chocolate Surlat; yogurt
diet Calán; sémola con leche Líder.
PAN Y GALLETAS
Ideal (molde integral, hot dog, diet, kids, siluette); Líder (hot dog,
molde blanco e integral); Cena (molde blanco, integral, fibra, completos,
frica); Ecovida (panteón diet); Pan Pierre (hot dog, molde fibra, light,
burguer); galletas Costa, Costa Kids, Arcor, Ecovida, Holanda, Francisca
Calaf, Bortolaso, McKay, Kraft, Ártica, Parmalat. Y, además, Galleta María
Dorada (Marbu), Amandita (Lacta), Porteñitas (Bagley), Wafer (Baducco),
Butter cookies (Copenhaggen), Butterscotch (Crolaina).
OTROS...
Salsas de tomate de marcas Malloa, Doña Clara, Pomarola, Dos Caballos,
D’ampezzo, San Remo, Arcor, Tomatín Centauro, Talliani, Tuco Maggi, Ekono,
Líder, Bolognesa Carozzi, Acuenta, Mickelsen.
Hamburguesas congeladas (carne, pollo, pavo) de las siguientes marcas: Ahora Más Ricas, Campo Lindo, Procarne, Ekono, Acuenta, Patty, Pollos King, Sopraval, además de croquetas de salmón AgroSuper, nuggets de pollo y croquetas Ariztía, croquetas de arroz y verduras Bouduelle, papas pre fritas y papas duquesa Frutos del Maipo, empanaditas de queso La Spegia, productos Maggi (rollitos y bocaditos de pescado, pescaditos apanados, empanadas de queso, nuggets y bocaditos de pollo).
Salchichas y chorizos PF; vienesas La Preferida, Winter y Fastdeli; zwancitos (Zwan); salchichas, longanizas, mortadelas y chorizos de Cecinas Llanquihue; salchichón, mortadela, patés y chorizos San Jorge, etc.
En bebidas de fantasía figuran las de la empresa Coca
Cola (Coca Cola, Sprite, Fanta, Kapo y sus versiones light); CCU (7UP y
light, Bilz light, Kem, Pap light, Crush light); jugos Watts (tutifrutti,
naranja light, durazno, frutilla); Zuki (Luz Vitta), néctar light de
Parmalat, Loncoleche, Andina, etc.
(Más información en www.greenpeace.cl)