Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Sugerencias en pos de la convergencia. Chile 2006.
René
Fernández Montt (CV)
Universidad de
Santiago
rene_ingenieria@hotmail.com
Fernández Montt, René:
"Sugerencias en pos de la convergencia" en Observatorio de la Economía Latinoamericana
56, febrero 2006
Texto completo en www.eumed.net/cursecon/ecolat/cl/
Antes de comenzar cualquier
divagación sobre la convergencia, se hace necesario el definir este término.
La cuestión de la convergencia gira en torno a la posibilidad de que las
economías que tienen unos niveles de producción inicialmente diferentes
acaben teniendo niveles de vida idénticos. Es decir que al analizar y
describir las implicancias de la convergencia para un país en vías de
desarrollo como es nuestra situación actual, se intenta buscar la forma de
alcanzar índices económicos semejantes a los que poseen los países
desarrollados. Para llevar a cabo el proceso
de convergencia se debe dejar en claro que no es indispensable el poseer
recursos naturales en grandes cantidades, aunque de haberlos pueden
facilitar en gran medida la tarea[1].
Señalo que no es indispensable la existencia de recursos naturales,
sobretodo basándome en el caso de países como Japón y Taiwán por ejemplo,
que en muy pocos años se han puesto a niveles bastante similares a los de
Estados Unidos (Previo a la crisis asiática), siendo países muy pequeños.
Este logro nos alienta en post de la convergencia hacia economías
desarrolladas. Para buscar una situación de
convergencia, se espera que el capital fluya de los países ricos a los
pobres en la medida en que las diferencias en los niveles del producto per
cápita sean por diferencias en los coeficientes capital-trabajo.
Los flujos técnicos pueden
ocurrir por la transferencia del conocimiento por medio de la capacitación
formal, por las inversiones directas de empresas de alta tecnología en la
región atrasada y la concesión de licencias de tecnología a las empresas de
nuestro país. Es necesario señalar que las
fuerzas de convergencia actúan solamente cuando se favorece a los flujos de
capital y tecnología proveniente del extranjero por medio de instituciones
políticas, sociales y económicas. Ahorro e inversión traen
consigo fuertes externalidades, vale decir que a niveles más altos de estos
se producen crecimientos más altos aún en el producto per cápita. Ahora, atendiendo al punto que
nos interesa, tenemos que se ha apreciado que el nivel de crecimiento
económico se ve influido por lo que aporta el trabajo y el capital al
rendimiento, además de un factor que por mucho tiempo fue objeto de debates
macroeconómicos, factor que correspondía en gran porcentaje a las
externalidades producidas por la inversión en educación y a la tecnología. A modo de conclusión sobre el
tema de la búsqueda de convergencia para un país en vías de desarrollo como
el nuestro, tenemos que las medidas deberían apuntar a aumentar el ahorro y
la inversión, pues mientras más altos sean los niveles de estos, se
producirá un mayor incremento transitorio en el crecimiento, junto a un
incremento permanente en el producto per cápita. Una falencia de la
Administración actual a mi punto de vista es no aprovechar el auge
exportador en aumentar el Gasto Público. Esta medida sería recomendable en
post de un aumento de la demanda interna. Además, el Banco Central
debería intervenir, tal y como ha señalado Alejandro Foxley en diferentes
sesiones del Senado. Es fundamental avanzar al segundo nivel productivo,
como señala John Edmunds[2].
Ello es muy arriesgado con la alta volatilidad del dólar, pues los precios
para los exportadores que realicen el esfuerzo por agregar valor a sus
productos, pueden verse perjudicados por un sorpresivo descenso de la divisa
norteamericana. Otra medida absolutamente
lógica, sería que Codelco, empresa perteneciente al Estado, utilice parte de
sus recursos para financiar sus propias inversiones, tal y como ha señalado
Juan Villarzú[3].
Se encuentra absolutamente alejado de toda lógica financiera el que esta
gran empresa entregue el 100% de sus utilidades al Estado y deba solventar
la totalidad de sus inversiones con créditos. Además tal y como se ha hecho
en el gobierno del actual Presidente Ricardo Lagos, debería invertirse en
infraestructura, pues las inversiones de este tipo tienen un alto retorno
social.
Además de las medidas propuestas,
los ojos de todos quienes quieran cooperar con el proceso de convergencia
nacional deben estar mirando a los aspectos educación y tecnología. Mankiw, Romer y Weil sugieren
en un influyente artículo que la función de producción es coherente con unas
participaciones de los factores de un tercio cada una para el capital
físico, el trabajo en bruto y el capital humano. La diferencia de
crecimiento entre estos tres factores puede explicar alrededor de un 80% de
las diferencias entre los PIB per cápita de una amplia muestra de países, lo
que pone de relieve el papel fundamental que desempeña la acumulación de
factores en el proceso del crecimiento. Se sabe que en los países
poseedores de un mayor grado de industrialización, el trabajo en bruto es
menos importante que las cualificaciones y el talento de los trabajadores.
La cantidad de cualificaciones de la sociedad aumenta gracias a la inversión
en capital humano por medio de la escolarización, la formación en el trabajo
y otros medios de la misma forma que la inversión física aumenta el capital
físico. De acuerdo a lo que se ha
venido expresando, un gran volumen de capital físico, resultado de una
elevada tasa de inversión, debe generar un elevado PIB. Es evidente que una
elevada inversión da lugar a una elevada renta. Sin embargo, la relación
entre el capital humano y la producción no es tan evidente. El capital
humano es difícil de medir con exactitud, aunque el número medio de años de
escolaridad fue utilizado para cuantificarlo; al hacerlo se obtuvo la
relación directa que se esperaba, razón por la cual los cursos de
capacitación contribuyen al desarrollo económico de una nación y se le deben
anexar las herramientas necesarias para una real satisfacción personal. Sobre el progreso tecnológico
pueden decirse innumerables cosas, pero se señalarán las más importantes. La tecnología aumenta la
eficiencia del trabajo, vale decir eleva la productividad del trabajo, en
palabras más simples dice relación con el hecho de que al invertir en
tecnología para el caso de un zapatero, el trabajo de este será más
productivo, o sea, que producirá la misma cantidad de zapatos en menos
tiempo o que producirá más zapatos trabajando lo mismo. Sin embargo, en el
proceso de aumento de la productividad, existe una gran cantidad de
damnificados sociales[4]. Un aumento exógeno de la
tecnología hace aumentar tanto la producción como el ahorro. Llevando a la situación
económica del país a un nivel de producción per cápita más alto y la
relación capital-trabajo más inclinada hacia el capital. Por lo tanto, los
aumentos de la tecnología registrados a lo largo del tiempo hacen que la
producción crezca a lo largo del tiempo. Así mismo, tenemos que el
capital humano, al igual que el capital físico, puede continuar acumulándose
y, por lo tanto, contribuir al crecimiento permanente de la economía de un
país, asunto que favorece el paso de una economía en vías de desarrollo a
una desarrollada, o llámese también de convergencia.
[1]
Para el caso chileno, las exportaciones de Cobre y de Molibdeno han sido
fundamentales en el transcurso de su economía, en el año 2005 y algunos
expertos aventuran un alto precio del primero para los próximos dos años
al menos. Algunos economistas sugieren que Chile se ha contagiado del
Síndome Holandés.(Dutch Desease). Para una mayor descripción de este
síndrome remitirse a Pedro Jeftánovic
"El síndrome holandés: teoría, evidencia y aplicación al caso chileno
(1901-1940)" en Estudios Públicos Nº 45, 1992.
[2]
John Edmunds es director de Investigación del Instituto de Estudios de
Negocios para América Latina de la Universidad de Babson, en Estados
Unidos. La afirmación fue hecha para El Mercurio el día miércoles 18 de
enero del 2006. “Expertos apuntan a riesgos de la alta volatilidad del
dólar.”
[3]
Presidente Ejecutivo de Codelco.
[4]
Se estima que una de cada 10 empresas clasificadas como Pyme (pequeña y
mediana empresa) sobrevive luego de dos años. Este tipo de empresas
cubren el 80% del mercado del trabajo, esto explica en parte la gran
inestabilidad del trabajador promedio en Chile. Un estudio de la
Superintendencia de AFP señala que el 86,5% de la fuerza de trabajo en
el país corresponde a personas que ingresan y salen constantemente del
mercado del trabajo. En palabras de Manuel Riesco “los chilenos somos
todos temporeras.”
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