Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Ricardo Tito Atahuichi Salvatierra (CV)
ricardotito39@hotmail.com
La burguesía para constituirse en una clase social ha tenido que elaborar y desarrollar la ideología liberal, que concibe en lo referente al derecho, al pueblo, como el "poder supremo".
El pueblo por medio del voto que es la expresión y manifestación objetiva del ejercicio de su voluntad soberana: da origen a los distintos órganos de poder (Asamblea Constituyente, Estado, etc.); fundamenta la democracia representativa; elige un determinado numero (variable en cada Estado) de constituyentes que conforman la Asamblea Constituyente y delega en forma directa su poder soberano o supremo en favor de los Asambleístas que ejercitan ese poder que se denomina “poder constituyente”. La Asamblea una vez instalada – elección de la Directiva definida por el numero de representantes a favor que tiene cada partido – se constituye en el órgano de poder que adquiere el “poder constituyente”, en forma delegada, que puede ser originario o derivado en conformidad al numero de representantes que un partido o fuerza política consiga a través del plebiscito.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Atahuichi Salvatierra, R.T. “Asamblea Constituyente y el principio de la legitimidad" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 72, 2006. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/bo/
Si una fuerza política logra una representación superior a los 2/3 del numero total de los constituyentes elegidos, la Asamblea, adquiere un “poder constituyente” absoluto, ilimitado, inalienable denominado “ poder constituyente originario” que da lugar a la llamada “Asamblea Constituyente Originaria” que tiene la potestad de crear un Estado y aprobar una Constitución Política que la sustente. Si la representación es menor adquiere un “poder limitado” restringido a producir solo reformas constitucionales y recibe el nombre de “Asamblea Constituyente derivada” de manera que el numero de representantes, que un partido consiga a su favor (correlación de fuerzas sociales y políticas) definirá el carácter originario o derivado de la Constituyente y el principio de la legitimidad liberal.
La condición relativa a que una fuerza social o política concentre en su favor los 2/3 de votos del total de los representantes elegidos a una Asamblea establece, en la concepción liberal del derecho, la base del principio de la legitimidad, de manera que todo Estado para ser creado en forma legitima tiene que cumplir ese principio. Los Estados modernos que constituyen el sistema capitalista, al ser fundados cumplieron con el principio de la legitimidad liberal. No hay un Estado moderno, incluido los denominados socialistas, que no hayan sido creados en base a ese principio razón por la que a nombre de una revolución democrática cultural (MAS) no se puede infringir el principio de la legitimidad liberal o “candado liberal del derecho” que es el fundamento de los Estados del sistema capitalista, consiguientemente, de nuestra Constitución, sin tomar el poder. Para el capitalismo el Estado y la Constitución es legítima si se cumple con el principio de la legitimidad.
Es necesario aclarar que, el pueblo, al encontrarse en intima relación con un modo de producción, tiene una estructura social constituida por clases sociales (burguesía, pequeña burguesía y proletariado) que tienen sus intereses propios defendidos por partidos políticos que los representan, a cuya consecuencia se produce la lucha de clases situación que se expresa, en la Asamblea, en la pugna política desencadenada por el control de la directiva, las comisiones, el reglamento, etc. con el objeto de conseguir conquistas en favor de la clase social a la que representan.
El error político del MAS, relativo a
declarar a la Asamblea Constituyente como Originaria cuando no tiene la
representación mínima que se expresa en 170 votos (2/3) del total de los 255 ha
permitido la reorganización y el fortalecimiento de la oligarquía y los
partidos neoliberales que hoy se encuentran en una ofensiva sediciosa, bajo el
argumento licito del respeto a la Constitución y la ley ( respaldado y
asesorado por el FMI, BID, BM y el imperialismo), con la intención incluso de
desmembrar el Estado nacional. Ese error: ¿Es ingenuidad política o una
conducta deliberada, peligrosísima, con el fin de contener el proceso
nacionalista dentro del marco neoliberal?. La respuesta la tiene el lector.