SISTEMA NUEVO PARA GOBIERNO EN BOLIVIA
Fernando Torrez Se presenta en forma sucinta, un sistema de gobierno para su consideración en la
Asamblea Constituyente. Partimos de los problemas que confronta nuestro sistema actual, a saber:
1. Sistema centralizado, cuyo principal actor es el Presidente de la República
que muchas veces (generalmente) no responde a las aspiraciones de grandes
sectores de la población. 2. Diversidad de posiciones políticas que dificultan el encuentro de consensos.
3. Inconformidad cambiante de las actuaciones del Presidente.
Este artículo fue presentado como ponencia en el
Simposio sobre Bolivia y el Nuevo Estado Nacional Boliviano que se realizó a
través de Internet del 20 de junio al 30 de julio de 2007. Para citar este artículo puede utilizar el
siguiente formato:
Fernando Torrez: “Sistema nuevo para
gobierno en Bolivia" en
Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 83, agosto 2007. Texto completo
en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/bo/ Además de estos problemas, existen otros que no se ven y que a nuestro criterio
merecen conocerse, como son: - Un desperdicio de oportunidades, talentos, ideas y ventajas.
- Falta de políticas que promuevan la integración entre los bolivianos.
- Falta de desarrollo a nivel Psicosocial cuyo objeto es el más importante desde
el punto de vista del desarrollo como nación y como precursor de la igualdad
social, y por tanto como abolidor de la mayor parte de los actuales problemas.
- Un atraso crónico en todos los ámbitos de la vida, perpetrado por una conducta
de seguidores de las políticas y modelos de otras naciones y culturas.
El presente modelo ciertamente no es un modelo original en su esencia, pues eso
sería desconocer la historia de las ideas políticas y la literatura de Estado
abundante y profusa en ideas. Sin embargo la presentamos como aporte al debate y deseo sincero de acabar en la
medida de nuestras capacidades con los problemas anotados antes y otros que no
figuran y que se reconocerán por el transcurrir del tiempo y las acciones
políticas. UN SISTEMA PROGRESISTA
Nuestro sistema es simple pero requiere una meditación que nos lleva a todos los
espacios de la vida y por ello puede extraviarnos.
Consiste en primer término en empezar a creer que nuestro sistema actual no es
el mejor y que por tanto deberíamos pensar para cambiarlo.
Empezar a creer que es esencialmente falso que un hombre podría tener las
soluciones que una sociedad, relativamente compleja como la nuestra, requiere; y
por tanto empezar a confiar en nosotros mismos y abrirnos a la posibilidad de
que no uno sino varios, sino muchos hombres y mujeres se hagan cargo de la
solución de nuestras necesidades. Además estas soluciones tendrían que tener un mínimo de consenso, fenómeno el
cual se produce entre las personas y no al interior de una única persona, tarea
compleja pero nueva y materia prima de lo que es una sociedad en realidad.
Supone lo anteriormente dicho que: nuestro sistema niega el actual
presidencialismo prolongado de una única persona por intrínsecamente
ineficiente. Y busca por tanto la participación de más actores políticos en este
cargo. Cargo que sin embargo vamos a suponer necesario por las múltiples
ventajas que ello representa, y que en definitiva una sola tendría que ser la
persona portadora de la decisión final en todo caso.
Consideramos como básico el siguiente modelo:
- Una presidencia (un Presidente) cuyo periodo de gobierno duraría un año
calendario y en el mejor de los casos, y de manera provisional, se extendería a
dos años continuos o discontinuos en el periodo presidencial de cinco años entre
votación general de los ciudadanos. - Un cambio de presidente por votación de entre los elegidos a primer senador
por departamento y miembros de un mismo partido o agrupación, por Departamento
cada año. - Habría elecciones presidenciales (indirectamente) y de parlamentarios cada
cinco años. - Se postularían (igual que ahora) un primer Senador y un segundo - con sus
suplentes- por partido político o agrupación ciudadana en cada Departamento. Al
asumir estos su nuevo cargo sus suplentes ocuparían temporalmente (por el lapso
de un año) la vacancia en la senatoria correspondiente.
- Al cabo de un año habría una elección (cuyo efecto supondremos ya tratado y
pactado de antemano entre sus miembros) del nuevo Presidente y Vice Presidente
igualmente de entre los Senadores elegidos como primer Senador por Departamento.
Además esta elección podría recaer (por única vez) nuevamente en un miembro ya
elegido anteriormente en cuyo caso se cumpliría la posibilidad de que una misma
persona ejerza como Presidente durante dos años continuos o discontinuos en el
periodo presidencial de cinco años que corresponde al periodo constitucional de
5 años, al cabo de cuyo lapso se renueva todo el Parlamento Nacional por
votación general de los ciudadanos. Esta posibilidad (la de elección de un mismo
ciudadano en el periodo constitucional de 5 años) tendría que ser suprimida en
el mediano plazo por convenir así al interés nacional, lo cual no implica que no
pueda postularse nuevamente como primer senador en otra elección general, por
cualquier partido y resultar eventualmente, entonces, como presidente otra vez.
- Un mismo ciudadano no podría en ningún caso ser elegido Presidente y después
Vicepresidente (o viceversa)en el periodo constitucional de cinco años salvo por
muerte o renuncia del Presidente (siendo este vicepresidente) en cuyo caso sólo
completaría el periodo de un año calendario de su presidencia.
Y siendo la muerte o renuncia del Vicepresidente lo sustituiría otro miembro del
senado elegible para completar igualmente dicho periodo, en este caso su
elegibilidad no se vería menoscabada.
¿Que obtenemos con este sistema?
Pues subsanar los problemas mencionados antes.
No habría el consabido hegemonismo político de una sola persona, se
transformaría en un hegemonismo de grupo, por tanto con participación de ideas
de un grupo que en todo caso son mayores a las de una sola persona.
La representación democrática en la persona del Presidente resultaría en cierto
sentido itinerante con aquiescencia del Senado y dando participación a segmentos
de la población y el territorio nacional restaurador periódicamente del consenso
político. Además no se desperdiciarían capacidades ni tiempo (que es muy importante), pues
cada Presidente daría de si el máximo de sus posibilidades dada la limitación de
tiempo y siempre bajo la presión del consenso y del grupo al cual pertenece. Se
fomentarían los consensos entre ciudadanos pues este sería el único medio de
lograr concretizar objetivos. Nadie se sentiría el máximo exponente de una sociedad, seguro de que su mandato
es por un periodo limitado de tiempo.
No habría disminución en los intereses de la Nación, pues el mejor hombre, (si
lo hubiere) estaría en todo momento presente en las discusiones de la política
nacional ya sea como Presidente o Senador.
Es probable y deseable que el matiz general de la política de la nación se
reflejaría por el del grupo gobernante que habría ganado las elecciones
democráticas en la mayor parte de los Departamentos, por tanto será no solo una
representación mayoritaria poblacional sino geográficamente y por tanto
integradora. Los presidenciables por cada periodo constitucional serían los senadores
ganadores de sus departamentos y además miembros de un mismo partido o
agrupación ciudadana, más los senadores que siendo propuestos como primer
senador por el mismo partido o agrupación ciudadana resultaren senadores por
haber obtenido sólo el segundo lugar; además, este grupo tendría que ser el que
habría obtenido una mayoría en el Senado, ante un eventual empate se dirimiría
considerando aquel grupo con mayor número de senadores ganadores de sus
Departamentos y de mantenerse el empate recién se miraría al grupo -logicamente
de entre los empatados- cuyo partido o agrupación ciudadana habría ganado las
elecciones generales por cualquier margen, donde no podría haber empate. Así se
evitaría una probable componenda para erigir a un miembro del senado opositor al
régimen del grupo ganador. Cabe aclarar que la elección del presidente de entre los senadores elegibles se
realizaría en el Senado por sus miembros o sea por 27 votos en total y esta
decisión por tanto no correspondería ya a la población en general que sólo
elegiría a los senadores y diputados.
Esto significa además que dejaríamos de adherirnos al modo imperante en la
mayoría de las naciones latinoamericanas y el mundo, y supondría una iniciativa
nacional por así convenir mejor a nuestros intereses y a nuestra realidad.
Agilizaría más que "empantanaría" la política nacional de manera gratificante y
le daría a nuestra nación el aporte tonificante de las creaciones o vías de
solución de la mayor cantidad de canteras por confluencia de aportaciones de
mayor cantidad de fuentes. Y, lo que resulta paradójico, este simple cambio decaería los impulsos de la
efervescente demanda de autonomías en el país, lo cual no significa contradecir
su importancia ni su urgencia para su tratamiento en la Asamblea Constituyente,
y a cuya repercusión no aportamos hoy aquí, para no distraer la atención del
tema que nos ocupa. No podemos medir exactamente las producciones que una sociedad de consensos
generaría en nuestro beneficio particular y general como nación en un país con
las diversidades existentes. De los inconvenientes que podemos avizorar al presente sistema podemos
mencionar. - Persistencia de la irreconciliación de las visiones políticas por polarización
creciente de las mismas. - Sentimiento en la población general de no ser verdaderamente representados por
el presidente de turno. - Frustración en la población por no elegir directamente a su presidente.
- Discontinuidad de las políticas de estado.
- Inestabilidad política permanente.
- Costo de los cambios continuos.
Al respecto podemos acotar:
Al primer punto: Que esta irreconciliación de divisiones políticas no sería en
todo caso mayor a la actual y si probablemente mucho menor dada la participación
de más actores principales. Al segundo punto: este sentimiento sería en todo caso, por un periodo menor de
tiempo que en el sistema actual en el que la que no se siente representada tiene
que esperar a cinco años para el cambio.
Al tercer punto: En una sociedad democrática el elegir a un hombre para que
lleve las riendas de su destino es una decisión demasiado arriesgada como para
confiarla a la decisión de un momento en su vida, de una emisión de una opinión
contagiada por el escenario del momento y sin la concurrencia de mas información
que solo puede brindarle el tiempo y las experiencias.
- El cuarto punto.- No habría verdadera discontinuidad de políticas, al
contrario la continuidad lograda por este método sería más seria, objetiva y
realista que un vaivén del actual sistema.
- La inestabilidad política, sería una inestabilidad de bajo perfil, soportable
y sin riesgos mayores que el actual sistema que nos puede llevar a la
confrontación directa en cualquier momento como vemos.
- Costo de los cambios. Serían más los beneficios que los costos.
En fin, de este sistema propuesto, repetimos, se pueden inferir múltiples
detalles importantes y decisivos para el mejoramiento de nuestra sociedad y
futuro como nación.
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