El problema del desempleo en Argentina
Dra. Dora del Carmen Orfila
dorfila@hotmail.com
Matrícula L.E. T. 7-F.87
CPCEGCBA
De los graves problemas que caracterizan a la crisis actual de la Argentina,
el más acuciante y revelador es el del desempleo. Las cifras actuales nos
ponen frente a una realidad devastadora: la falta de trabajo con todas las
consecuencias sociales que sufre hoy el país. Aquella porción de la
población que tiene un empleo se conoce con la sigla P.E.A., que significa
población económicamente activa y se la considera como la parte de la
población total que está en condiciones de trabajar y está entre los 18 y 65
años de edad. Se excluyen de ella a los detenidos, -estén o no procesados-,
a los discapacitados, a los enfermos mentales y enfermos incapacitados para
el trabajo.
Nuestra población total actual es de aproximadamente 36.700.000 habitantes y la P.E.A. está cercana a los 14.000.000 de personas. De éstos últimos, tienen desempleo abierto el 25 % según cifras oficiales. Como no debemos olvidarnos que las cifras representan valoraciones estadísticas, pero se refieren a seres humanos, tengamos en cuenta que cada punto, cada 1% de ese 25% significa 150.000 personas sin ningún tipo de empleo, totalmente inactivas, es decir algo más de 3.500.000 de desempleados. Además se estima que los subocupados (quienes realizan "changas" trabajando menos de 35 horas semanales) representan aproximadamente 1.700.000 personas y los trabajadores ilegales o "en negro" 2.000.000 más. POR LO TANTO, TIENEN PROBLEMAS DE EMPLEO UN TOTAL DE APROXIMADAMENTE 7.200.000 ARGENTINOS; MÁS DE LA MITAD DE LA POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA.
Agreguemos a estos terribles datos, que cada persona desempleada implica
otras tres o cuatro personas más, es decir, sus parientes directos, esposo o
esposa, e hijos, con todas las consecuencias de pobreza, falta de
alimentación, de analfabetismo o semianalfabetismo por no poder concurrir a
la escuela los hijos menores, y de autorrespeto. Porque el desempleado se
siente totalmente marginado, excluido para siempre no sólo del mercado
laboral sino de su lugar en la sociedad, es decir en su comunidad, en su
provincia o en su pueblo o barrio. Sabe que se endeuda día a día, que no
será el proveedor o proveedora de lo elemental para los suyos y que el
futuro es un muro que está frente a él y al que jamás podrá atravesar ni
derribar.
Cuando ya ha acudido a todos los parientes y conocidos, a los amigos y
enemigos sin obtener nada, ningún trabajo, se declarará interiormente
vencido y dejará de buscar una ocupación. Además, ya no tiene dinero ni
siquiera para el tren o colectivo (bus), que lo lleve hasta la dirección en
que demandan un puesto y, posiblemente, el diario que contenía el aviso se
lo haya prestado algún vecino piadoso. Esa sociedad que aprovecha la gran
oferta de trabajadores para bajar hasta el mínimo el salario a pagar,
también ha convencido a la persona desempleada de su inutilidad, de que es
un "viejo", aunque tenga 40 ó 45 años, a fin de desmoralizar más al
desdichado argentino o argentina que aún busca trabajo. Y si se trata de una
joven, entonces deberá tolerar desde insinuaciones perversas hasta estafas
organizadas por "agencias" que forman delincuentes que se aprovechan de su
necesidad.
CAUSAS QUE PROVOCARON EL DESEMPLEO EN ARGENTINA
1. La llamada Reforma del Estado I que durante la década de 1990 inició el
proceso de privatización y de concesión de las empresas públicas,
especialmente las de servicios.
2. La Reforma del Estado II que continuó el proceso anterior, ahora con
áreas del estado más pequeñas y especializadas, como las vinculadas a la
investigación y el desarrollo científico.
3. Las empresas privadas que no pudieron actualizar sus tecnologías durante
los '90 por el gran cambio producido al importar adelantos técnicos y nuevas
patentes.
4. Las empresas privadas que sí se adaptaron a los nuevos adelantos y
adquirieron insumos que reemplazaron la mano de obra.
Todas estas causas provocaron despidos masivos en la administración pública,
a través de los llamados retiros voluntarios que no fueron más que despidos
encubiertos. Y en la actividad privada, en las empresas que no pudieron
adaptarse a los cambios tecnológicos que impuso la política económica de esa
década y debieron cerrar sus puertas, también se produjeron grandes
despidos. La mayor parte de ellas fueron las PYME´S, que tradicionalmente
generaron empleos en nuestro país durante décadas. Y las empresas que sí se
adaptaron reemplazaron con sus nuevos insumos a los trabajadores y por lo
tanto expulsaron más argentinos del mercado laboral.
Por otra parte, este giro de 180 grados no hubiera podido realizarse sin el
apoyo explícito de los legisladores que aprobaron las nuevas leyes sociales,
como la privatización del sistema jubilatorio, las modificaciones a las
leyes de contrato de trabajo y convenios colectivos, que redujeron las
obligaciones patronales de aportes a las cajas de jubilación, permitieron
los contratos laborales temporarios, llamados comúnmente contratos "basura",
redujeron los costos de los despidos, creando las A.R.T.(Administradoras de
Riesgo de Trabajo), etc., medidas todas ellas bendecidas por los respectivos
sindicatos, haciendo evidente la irónica traición de la colaboración de
aquéllos que debían como obligación básica, defender el salario y la fuente
de trabajo de sus trabajadores asociados .
Hasta aquí, una síntesis de los motivos que provocaron el desempleo actual
que padece nuestro país. Una manera de solucionar esta situación se
desarrollará en el siguiente análisis.
LA CRISIS ARGENTINA ACTUAL Y EL DERRUMBE MUNDIAL DE LOS AÑOS 1929-30
El nivel de desempleo que tiene en este momento Argentina, que es según
cálculos del INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) del 25%
promedio, es igual a la desocupación que caracterizó a la bancarrota mundial
de los años ´29/'30 en Estados Unidos de Norteamérica. En aquella época, a
semejanza de lo que ocurre en nuestro país, una prolongada recesión de la
economía se convirtió en una grave depresión económica, con origen en la
caída de la Bolsa de Valores de Nueva York, que luego se trasladó al sistema
financiero, provocando el retiro masivo de los depósitos de miles y miles de
ahorristas de EE.UU. . Esta crisis se extendió al resto de los países
capitalistas del planeta, sumándose a la pobreza generada por la Segunda
Guerra Mundial.
Este proceso ha sido estudiado en profundidad por economistas de variadas
posiciones ideológicas, y de diferentes países. Uno de ellos, el Dr. Okun,
de nacionalidad sueca, estableció, luego de una larga investigación del
tema, una ley que hoy lleva su nombre y que relaciona el crecimiento de un
país con su capacidad para crear empleo. Cuando una nación crece y se
desarrolla económicamente, tal cambio se manifiesta a través de su Producto
Bruto Interno (P.B.I.). Okun determinó que cada 2% de crecimiento anual del
P.B.I. provocaba un 1% de creación de puestos de trabajo. Habitualmente, los
países tienen un crecimiento de su riqueza de entre un 2% y un 4% anual,
aunque en ocasiones pueden planificar y concretar un crecimiento mayor de su
P.B.I. . Los niveles normales de desempleo en un país son de alrededor de un
4% ó 5% anual y corresponden al porcentaje de personas que están cambiando
de empleo para lograr mejores remuneraciones y mejores funciones, como así
también a los movimientos de quienes se retiran del mercado laboral, por su
edad, y los jóvenes que ingresan a él, para obtener su primer empleo.
En Argentina, desde que se llevan estadísticas serias, el nivel de
desocupación nunca superó el 3% al 5% anual. Aún en medio de la
hiperinflación de los años 1989/90, el índice más alto fue del 6% . A partir
de la ley de Okun puede predecirse con bastante precisión que un desempleo
del 25% PODRÁ REDUCIRSE, hasta llegar a los niveles que siempre tuvo nuestro
país, EN UN PERÍODO DE VEINTE AÑOS. Para ello se supone un crecimiento de
nuestro P.B.I. de al menos un 2% anual. Actualmente Argentina tiene un P.B.I.
negativo del 13 %, en lo que va del año 2002. Es decir, que deberá crecer en
ese porcentaje (13%) hasta llegar al 0% y de allí tener proporciones
positivas de crecimiento. Este aumento, que deberá basarse en un continuo
proceso de desarrollo, llevará no menos de ese tiempo: VEINTE AÑOS.
Hay experiencia concreta luego de lo que pasó el mundo durante la crisis del
´29/'30 y la ley que comentamos no es un mero experimento teórico, es la
realidad de lo ocurrido y de lo que pasará en Argentina sin duda alguna.
Estados Unidos salió antes de los 20 años calculados por Keynes y otros
estudiosos, porque un suceso extraeconómico, la Segunda Guerra Mundial, se
lo permitió. Esto hizo que pudiera paliar la desocupación que padecía,
empleando tanto hombres como mujeres trabajadores en las fábricas de
armamento. Como se incorporó tardíamente con tropas a esa guerra, no sufrió
grandes bajas y así pudo emplear a sus desocupados -hombres y mujeres-
saliendo de los niveles tan altos del 25% anual, en doce años y no en veinte
como se había calculado inicialmente.
BRINDANDO UNA SOLUCIÓN PARA EL DESEMPLEO ARGENTINO
Sabemos bien todos los habitantes de Argentina que el desempleo es la causa
de varias situaciones sociales críticas, que requieren soluciones urgentes.
Nuestro país, con más de la mitad de su población, VEINTE MILLONES DE
PERSONAS entre pobres e indigentes, presenta hoy este escenario: cuando una
familia-tipo percibe al mes entre $ 200.- y $380.- las mediciones públicas y
privadas, definen entre esos valores al conjunto de pobres del país. ( Se
considera familia-tipo a la integrada por la madre y el padre y dos hijos).
Por debajo de esa línea de pobreza están los indigentes y para ello se
considera a una familia-tipo que percibe menos de $200.- mensuales es decir,
con NBI o necesidades básicas insatisfechas.
Es sencillo inferir que con esos ingresos se está bien lejos de cubrir la
canasta familiar básica que el INDEC ha calculado en $ 780.- mensuales
(siempre para una familia de cuatro integrantes). Luego esos veinte millones
de compatriotas están expuestos a un déficit de alimentación gravísimo, con
sus secuelas de falta de defensas ante las enfermedades; a la imposibilidad
en muchos casos, de enviar a sus hijos a la escuela; a una desintegración
familiar continua; a que sus hijos se conviertan en "niños de la calle"; a
abusos y violaciones tanto físicas como morales a los más débiles: las
mujeres y los niños; a la vinculación con la droga y a involucrarse con
sectores de la delincuencia no organizada, sólo por mencionar las
consecuencias más evidentes.
Aquí la intervención del estado es fundamental, acompañado por los sectores
civiles preocupados e involucrados con la crisis. Es el momento de aplicar
un verdadero plan de desarrollo integral del país que dé prioridad a los
sectores que en un primer momento puedan generar puestos de trabajo, como
las industrias mano de obra-intensivas , tal el caso de la construcción, en
la que intervienen aproximadamente entre treinta y cuarenta gremios
diferentes. También lo concerniente a brindar de una vez por todas
facilidades crediticias a las PYME´S, con préstamos diferenciados en sus
tasas de interés, empresas que tradicionalmente en Argentina y en muchos
países desarrollados, como EE.UU. e Italia son el basamento de su desarrollo
industrial y de servicios. Así debiera además fomentarse el crecimiento de
la demanda interna y externa luego de iniciarse la primera etapa de nuevas
fuentes de trabajo.
Estos son solamente algunos ejemplos de medidas a tomar, pero que no
significarán nada aisladamente, si no están incluidas en un programa
nacional de desarrollo con sustitución de importaciones, con aumento inicial
de la oferta de bienes para el mercado doméstico e internacional. No habrá
de continuarse con metodologías neoliberales que sumieron a la nación en el
atraso permanente de las últimas cuatro décadas. Y mucho menos, seguir
manteniendo relaciones y negociaciones con los organismos multilaterales de
crédito, iniciadas desde una debilidad real, a la que se sumó una actitud de
entrega permanente de la dignidad de nuestro pueblo con representantes que,
en la mejor de las suposiciones, eran ineficientes y en la más acertada,
utilizaron en su propio beneficio los créditos logrados con una indignidad
evidente para aquéllos a quienes representaban y brindando una patética
imagen al resto del mundo. Aquí no solamente han de incluirse a políticos
venales sino también a todo un sistema financiero corrompido y corruptor, a
empresarios cómplices, a un poder judicial sometido en algunos casos a
"compromisos" con gobernantes desleales y a muchos dirigentes gremiales
obedientes según las prebendas recibidas del poder impune.
Puede suponerse acertadamente que provocar esos cambios en el país no será
fácil, pero no imposible si la mayor parte de los sectores sociales, hoy
afectados y estancados por la profundidad de la crisis, se unen para llevar
a la realidad el armado de un plan de desarrollo que utilice acertadamente
nuestras aptitudes económicas y nuestra inteligencia, que dé prioridades y
produzca el profundo cambio que debemos realizar, con conocimiento de la
población en cuanto a que llevará un lapso de varios años concretarlo, pero
que se obtendrán mientras tanto, logros fundamentales, como reducir el
desempleo paulatina y simultáneamente con el aumento de la riqueza nacional.
Un comentario aparte debe merecer el tema de los llamados "Planes Trabajar"
o el de "Jefes y Jefas de Familia" y sus similares en el orden nacional o
provincial. Sostengo que, al menos durante un período de corto plazo,
aproximadamente de dos a tres años, habrá de continuarse con este tipo de
asistencia. Coincido con la idea en cuanto a que no podrán eliminarse
rápidamente. Sin embargo, creo que pueden ser dados con una
contraprestación. Por ejemplo, si el desocupado es albañil o pintor, o
conoce de reparaciones eléctricas o es técnico en mantenimiento de
ascensores, (por dar algunos ejemplos al azar) podrá realizar tareas de
mantenimiento y reparación en edificios públicos de las diferentes
jurisdicciones. Para llevar a la práctica tales contraprestaciones deberá
actualizarse y "limpiarse" el actual padrón de desempleados que perciben
aquellos planes. El propósito de organizar esa asistencia con la obligación
de brindar una contraprestación por parte del beneficiado, lleva como
propósito fundamental no continuar con esta política de destrucción de la
cultura del trabajo, ya que estos ya largos años de desempleo han provocado
el olvido y la desactualización de las habilidades laborales que tenían los
trabajadores.
En cuanto al tema de las carencias y falta de políticas coherentes para la
asistencia a la salud es ya de vieja data y responde, sobre todo en nuestras
provincias, a gobernaciones que por décadas se basaron y continúan
afirmándose en un sistema precapitalista, casi feudal, anterior a la Primera
Revolución Industrial. Es la reiteración de una modalidad que ha dado frutos
a estos " políticos " con vocación de caudillejos, porque así dominan al
momento actual, a tres generaciones de argentinos que van decayendo en forma
continuada, transformándose hoy en deficientes físicos y mentales. Ni qué
decir que este abandono de la salud por parte de los gobiernos se continúa
con el abandono también de la responsabilidad de brindar educación a
nuestros compatriotas.
Mientras tanto el país presenta una de las traslaciones del ingreso nacional
más inequitativas de su historia, ya que el quintil de menores ingresos
percibe 43 veces menos ingresos que el quintil de mayores rentas.
Cabe decir que actualmente el desempleo se calcula en una tasa real de
alrededor del 30% promedio para Argentina y que íntimamente ligada a ella
encontramos un total de pobres de aproximadamente un 53%, lo que significa
algo más de 20 millones de habitantes, sobre una población de más de 36
millones, según el último censo del año 2001.
Aunque la realidad es muy grave, no debemos cejar en que lograremos revertir
esta situación tan crítica continuando con nuestros análisis en conjunto y
conformando entre todos las soluciones solidarias que tanto necesitamos para
el país.