Autoconsumo
En los países subdesarrollados y en las zonas rurales de los países en desarrollo es muy frecuente el autoconsumo, es decir, que las familias produzcan lo que van a consumir, alimentos, menaje de hogar, incluso vestuario.
Los productos destinados al autoconsumo no se contabilizan en las estadísticas, y por tanto no están contabilizados en las cifras oficiales que se publican de Renta Nacional o Producto Nacional de los países. Es por esto que las comparaciones internacionales de riqueza o renta resultan engañosas. Cuando leemos, por ejemplo, que la renta per cápita en Tanzania en 1995 fue de 80 dólares/año, tenemos que comprender que no es posible sobrevivir sólo con 80 dólares al año, ni siquiera en Tanzania, y que, por tanto, la mayor parte del consumo de las familias tanzanas es autoconsumo o, en todo caso, es obtenido mediante trueque.
También deben ser considerados autoconsumo los servicios de limpieza y preparación de alimentos prestados en el hogar por los miembros de la familia. En general se considera que en los países occidentales desarrollados la producción destinada al autoconsumo es muy pequeña en comparación con el total del país, inapreciable a efectos estadísticos y despreciable a efectos científicos. Quizá no debiera ser así. Los servicios de limpieza del hogar, compra y elaboración de alimentos, administración de las cuentas de la familia o reparaciones caseras, requieren horas de trabajo cuya valoración podría estimarse por lo que se debe pagar para obtener esos servicios cuando se contrata a un profesional externo a la familia. Algunas organizaciones feministas europeas han solicitado que los gobiernos abonen "el salario del ama de casa" a las numerosas madres de familia que realizan una intensa y larga jornada laboral, sin vacaciones ni festivos, dedicada a producir lo que la teoría económica denomina autoconsumo.
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