CIENTÍFICO - TEÓRICO - ESTADÍSTICO - COMERCIAL JURÍDICO - SOCIOLÓGICO
RECOPILADO POR EL PROFESOR MANUEL SERRA MORET
V
VACACIONES
En todos los países modernos que tienen su legislación social al día, la obligatoriedad de las vacaciones de empleados y obreros se halla regulada por el Estado. Así sucede en la Argentina, donde la ley Nº 11.729 establece las vacaciones anuales y su duración con arreglo a la antigüedad en el empleo o trabajo.
VADEMECUM
Libro de pequeñas dimensiones que puede uno llevar consigo para consultas frecuentes, y que contiene, condensadas en pocas palabras, determinadas nociones científicas y prácticas.
VAGANCIA
Abstención de trabajar, indolencia, poca inclinación al trabajo. Antiguamente la vagancia era considerada como delito y existían leyes para su represión. Modernamente ha cambiado mucho el concepto de la vagancia y se la considera más bien como manifestación de insuficiencia física o como resultado de condiciones sociales imperfectas. Los estudios de psiquiatría han contribuido mucho a modificar el criterio de legisladores y jueces respecto a las formas de corregir la vagancia y prevalece la idea de que es más bien un problema de educación que no de castigo y de represión.
VALENTI, Ghino
Economista italiano (1852-1920). Fué profesor de varias universidades de su país. Es autor de varias obras, entre las que se destacan La colonia Eritrea (1913); Il problema sociale della colonizzazione (1913); Studi di politica agraria (1914), muy difundido como libro de texto; Principi di scienza economica (1906); La idea economiche di G. D. Romagnosi (1891) ; Lavoro produttivo e speculazione (1892), y La proprietd della terra e la costituzione economica (1901).
VALES
Notas firmadas que se dan a cambio de una determinada cosa a fin de que el dador de la misma pueda justificar su entrega. El Código de Comercio argentino en su artículo 739 define el vale como sinónimo de pagaré y dice que "es una promesa escrita por la cual una persona se obliga a pagar por sí misma una suma determinada de dinero".
VALOR
El concepto de valor implica antes que todo un juicio ético o moral. Se concede valor a aquellas cualidades que enaltecen a una persona y la destacan como modelo para sus semejantes. En el sentido económico, la discusión sistemática del fenómeno del valor y precio, en términos científicos, se inicia con la llamada escuela clásica. Sin embargo, los filósofos griegos habían ya tratado de la utilidad o "valor en uso" de las cosas y de su relación con el costo de las mismas. Los economistas clásicos abandonaron la idea de la utilidad y Adam Smith se sirvió del antiguo ejemplo del agua y del diamante para demostrar que la máxima utilidad a veces se apareja con el ínfimo valor. La utilidad económica de un objeto reside en el impulso que guía al comprador al hacer su adquisición. Colocados en esta premisa se hace necesario ahondar mucho en las motivaciones de orden psicológico para poder delinear una teoría del origen y formación del valor.
Existen dos corrientes de motivación para los actos humanos. Una es el deseo o preferencia que se manifiesta como decisiva y ejecutiva, y otra las razones y argumentos con que se quieren justificar los actos propios o ajenos. De todas maneras, nadie puede entrar en ese orden de consideraciones sin expresar un juicio de lo "bueno" y de lo "malo", con lo cual resulta que los hombres sienten deseos y ambiciones que no concuerdan con sus juicios de valor, y hacen juicios de valor que no concuerdan con sus deseos. Por lo general, el cuadro de las valoraciones humanas, en relación con la verdad, la rectitud, la belleza y la moral, se mantiene en una esfera independiente de los deseos, los gustos y las ambiciones individuales. Sin embargo, la motivación económica individual implica algún juicio de valoración y no simplemente la satisfacción de un deseo, puesto que lo que es objeto de una transacción económica es generalmente algo que sirve a ulteriores fines, lo cual presupone un juicio y un resultado, en tanto que lo que se desea raras veces adquiere los contornos de una realidad tangible y tiene también que configurarse en relación con el universo de símbolos y valores. Por lo tanto, existe un elemento de valoración en la eficacia de la realización o consecución de un determinado fin, en tanto que el fin contiene en sí mismo los elementos de un concepto de valor.
Sin duda, el juego de una concurrencia y competencia perfectas parece el más indicado para fijar las valoraciones de acuerdo con las preferencias psicológicas y la satisfacción de necesidades físicas. Pero la realidad demuestra que la competencia perfecta es una abstracción parecida a la de la mecánica sin desgaste ni fricción. Pero en la mecánica, la fricción significa la transformación de energía de una forma a otra de acuerdo con los principios rígidos de la conservación de la energía, mientras que en el proceso económico la diferencia es esencial, pues si la fricción mecánica no cambia la ley del equilibrio, el equilibrio que ha de determinar la correcta formación de valores y de precios se derrumba al no existir la competencia perfecta y al alterarse las reglas de conducta. Pero los que recurren a esas comparaciones olvidan que no se trata de leyes matemáticas, sino de tendencias, aproximaciones a una abstracción cuyos resultados han podido deducirse experimentalmente en la medida que la teoría ha podido ser aplicada.
El valor será el costo o sacrificio incorporado a la fabricación de un objeto o será la utilidad marginal deducida por Walras o las múltiples ecuaciones resueltas por otros matemáticos de fama. Lo cierto es que después de dos siglos de teorizaciones menos lúcidas que intrincadas, son muchos los que han abandonado el campo de las especulaciones abstractas y se inclinan a creer que el valor económico, expresado en precios o términos monetarios, puede ser objetivamente tratado y regulado como se hace con la moneda y se manipula en sus fluctuaciones y en su dinamismo. Los comunistas y los fascistas no manifiestan interés por esta clase de estudios ni conceden importancia a que sean verdaderas o falsas unas u otras teorías, considerando que un cambio de organización social resolvería todos los problemas de valor, puesto que cambiaría los juicios de valoración y la conducta moral de los hombres. Aun aceptando el supuesto, hay que convenir que la base de todo juicio de valor reside en la psicología social y que será difícil elaborar ninguna teoría definitiva, por la sencilla razón de que la sociedad no es una entidad estática y su continuo dinamismo ha de cambiar no sólo los juicios sino los fundamentos en que esos juicios se formulan.
En términos mercantiles, por valores se entiende los títulos, cédulas, acciones, debentures, giros, cheques, pagarés, certificados de depósito y todo documento negociable en el mercado de valores o sea la bolsa que se dedica a esa clase de transacciones. Valor en plaza significa que la cosa o el dinero están al alcance del adquirente; valor en cuenta quiere decir que la suma está disponible y puede transferirse o pagarse; libre de valor, que se perdona u omite el cobro, entregando el título o derecho a que se refiere; valor real, que se estima en su justiprecio y por el mismo puede cambiarse o realizarse; valor hipotético, el que se juzga posible y sólo se aplica como punto de referencia. Cuando se dice que circulan valores por tal o cual cuantía, que en las aduanas se han registrado valores, que los valores aumentan o disminuyen, el concepto se refiere a todas las cosas y a sus precios, desde el valor o precio que se atribuye a la tierra, a las comodidades, a las subsistencias, a los alquileres y a los servicios, hasta el que retribuye el trabajo intelectual o muscular, e incluso a las manifestaciones de arte y de orden espiritual, puesto que en el cuadro general de valores todas las cosas se relacionan y se corresponden en un determinado país o lugar, y en un determinado tiempo.
Por lo general, en términos económicos y mercantiles, se tiende a expresar el valor en forma cuantitativa y, dentro de lo posible, se cifra en moneda o en precio el valor que se atribuye a cada cosa. (V. PRECIOS). Incluso para fines estimativos de la riqueza de un país se ha determinado, en la forma aproximativa que puede hacerse, fijar un valor al hombre, en relación con su utilidad económico-social, ya sea como productor, ya sea como consumidor.
Así, por ejemplo, en la República Argentina se estima que el valor económico humano se inicia con un saldo de 3.229 pesos al nacimiento, que asciende paulatinamente para culminar en los 18.881 a los 28 años, y luego decrecer hasta cifras negativas después de los 70 años. Estas estimaciones varían mucho según los países y según el ángulo desde el cual se hacen los estudios y se orientan las estadísticas.
VALORIZACIÓN
Estimar, fijar un valor a las cosas. Generalmente se usa en el sentido de regularizar precios cuya baja o cuyas oscilaciones perjudican a los productores y afectan el aprovisionamiento de los mercados. Para ello se han constituído cartels o acuerdos de tipo nacional o internacional, algunas veces con el consentimiento o ayuda de los gobiernos. Los casos más notables en que los gobiernos han intervenido en la producción y en los precios son los del Brasil con el café, en los años 1905, 1917, 1920 y los consorcios de defensa de 1922; el del cacao en el Ecuador, en 1912; el del henequén en México, en 1922; el del caucho en la Malaya británica y la isla de Ceilán en 1922; el del azúcar en Cuba, después de la hecatombe de los precios en 1925, y más tarde por una combinación de diversos países, en 1931; el del algodón en Egipto, en 1915 y 1921; el de la grosella en Grecia, en 1895 y 1904, y. el de la producción cítrica en Italia, en 1910. Con estas medidas se ha intentado sostener los precios de los productos de forma que su producción pudiese proseguir y fuese económicamente remunerada.
Valuación
Aunque tiene un sentido análogo al de valorización, se aplica preferentemente al hecho de estimar y apreciar una cosa y expresar sobre la misma un criterio de valor. Es más bien la estimación que se hace de un bien, el dictamen pericial o técnico sobre el valor o precio de una propiedad, de una mercancía o de un servicio.
VALUTA
Patrón monetario, unidad de moneda. Cuando se habla de comercio de valutas se quiere significar la compraventa de moneda metálica acuñada, particularmente monedas de oro que sirven de patrón a los distintos sistemas monetarios.