"Contribuciones a la Economía"
es una revista académica mensual
con el Número Internacional Normalizado
de Publicaciones Seriadas ISSN 1696-8360
LA IRREVERSIBLE GLOBALIZACIÓN:
PREMONITORES, PROTAGONISTAS Y DESCONTENTOS.
ENTRE DAVOS Y PORTO ALEGRE
Ramón TAMAMES (ver nota
biográfica)
Catedrático de Estructura Económica, UAM
Cátedra Jean Monnet de la UE
Conferencia impartida en el
IV Congreso Andaluz de Filosofía,
Jaén, 14 de septiembre de 2002
1. PREMONITORES
Desde hace unos años, la globalización es un tema altamente controvertido, lo cual no significa que no tenga muy remotos antecedentes. En ese sentido, alguna vez me he permitido subrayar que, históricamente, se remontaría a por lo menos 1494, cuando España y Portugal firmaron el Tratado de Tordesillas. Según el cual, con un círculo completo de meridiano de 360 grados, se repartieron el globo; en dos mitades, pasando a depender de Lisboa todo el hemisferio oriental, y de la Corte de Isabel II y Fernando V el occidental.
Ese acuerdo, naturalmente, no fue reconocido por las otras potencias europeas, que bien se ocuparon de erosionar las áreas que ambos países ibéricos se habían arrogado. Sobre todo, desde que en 1580 Felipe II se ciñera la corona lusitana, dando así la sensación de que se iba camino de un poder universal.
Además de lo anterior, hubo, en lo económico, auténticas premoniciones de lo que sería la ulterior globalización. Así lo dio a entender Adam Smith, quien en su "Riqueza de las Naciones" subrayó las ventajas de un comercio planetario sin barreras, que había de permitir aprovechar plenamente las ventajas de la división del trabajo. En la misma línea, un siglo después, Karl Marx se referiría a lo que ya se caracterizaba como un mercado universal, no sólo para el comercio, sino también para las finanzas. Tesis que desarrolló ampliamente su discípulo Rudolf Hilferding.
En tiempos más cercanos, mediando el siglo XX, dos grandes profetas anunciaron la globalización desde otros enfoques: el primero, Pierre Theilard de Chardin, al predecir que llegaría haber una noosfera, o envoltura pensante de la Tierra, por la comunicación de todos entre sí; y el segundo, Marshall McLuhan, quien supo visionar la aldea global merced a la difusión de los medios audiovisuales.
Tras las premoniciones consideradas, puede decirse que el movimiento de globalización a que estamos refiriéndonos, se manifiesta actualmente, con la más alta intensidad, en tres planos interconectados -político, económico y ecológico-, que vamos a analizar a continuación.
2. GLOBALIZACIÓN POLÍTICA
Brevemente podríamos destacar, sobre el plano político, que los avances y perfeccionamientos en la globalización exigen de manera inexcusable la multilateralización de las relaciones de poder. En contra del unilateralismo que hoy se arrogan George W. Bush y sus halconeros acólitos, que se comportan en contra del viejo espíritu de los propios EE.UU., que dieron al movimiento globalizador excelsos representantes.
El primero de ellos, Francis Lieber, quien en 1863, en plena Guerra de Secesión, promovió la humanización global de las contiendas bélicas; con su Código de trato humanitario a los prisioneros de guerra, que después derivaría a las célebres convenciones de La Haya.
En esa misma línea de ecumenismo norteamericano, el presidente Wilson, preconizaría, en 1918, el nacimiento de la Sociedad de las Naciones; y análogamente, menos de 20 años más tarde, haría lo propio Franklin E. Roosevelt, quien entre 1943 y 1945, hasta su misma muerte, fue impulsor máximo del nacimiento de las Naciones Unidas.
Con esos hitos hacia la globalización política, el principal obstáculo ahora se manifiesta precisamente en que no se ha hecho la reforma de la Carta de la ONU de 1945. De modo que cinco países, el mismo club nuclear inicial, siguen detentando el veto en el Consejo de Seguridad. Derecho que ellos mismos se arrogaron en 1945, aunque fuera comprometiéndose a introducir modificaciones en 1955. Cosa que no se hizo ni entonces ni después, a causa de la guerra fría, y sobre todo por la inercia de las grandes potencias a seguir siéndolo, creando así un hecho diferencial discriminatorio en el cuadro de Naciones Unidas.
3. GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA
El segundo aspecto de la globalización que vamos a comentar, el económico es un hecho evidenciado por doquier. Como lo demuestra la circunstancia de que en la década de 1990, mientras el PIB global del mundo creció al 3 por 100, el intercambio internacional lo hizo a una velocidad triple. Debido, entre otras cosas, a las facilidades de comercio creadas por el GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, por su sigla en inglés) y desde 1995 por su entidad sucesora, la Organización Mundial de Comercio (OMC); con áreas de actividad mucho más amplias: derechos de propiedad, movimientos de capitales, libre circulación de servicios, tecnologías de la información, etc.
Para desde una óptica española tener una idea de lo que esa liberalización comercial representa, baste decir que en 1963, en la cúspide del Plan de Estabilización Económica, que flexibilizó todo el sistema productivo, el Arancel Ullastres se promulgó con una protección media del 35 por 100 del valor de las mercancías. Mientras que 40 años después, apenas una generación, el proteccionismo (excluida la agricultura) se sitúa en el TARIC (Tarifa Integrada de la CE) en el 2 por 100; es decir, prácticamente sin fronteras económicas.
A esa globalización, se enfrentan numerosos descontentos. Por la idea de que los cambios hoy en curso en el escenario mundial, beneficia claramente a unos pocos países; mientras que sus ventajas no llegan a la inmensa mayor parte de la humanidad. Todo lo cual comporta una serie de sofismas y apreciaciones más o menos superficiales, como las evidenciadas al no apreciar el hecho de que parte importante de los países componentes del Tercer Mundo hace 40 años, se han convertido en verdaderas potencias industriales; gracias, precisamente, a que supieron aprovechar las ventajas de la globalización.
Ese es el caso de los tigres asiáticos: Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur. Como actualmente está sucediendo lo propio en China, pudiendo esperarse que en no mucho tiempo lo mismo ocurrirá en la India. Con la particularidad de que en este último país el proceso podrá ser todavía más espectacular, por las circunstancias de que una buena proporción de los indios conocen bien el inglés, y varios millones de ellos disponen de una especial preparación para todo lo informático.
Tales situaciones, aunque de manera menos brillante, también se dan en el Norte de México en relación con EE.UU., en todo el área Sur de Brasil. E incluso, de manera muy incipiente en el continente africano -el que más gravemente padece las desventajas de la globalización-, en países pequeños pero muy significativos como son Wotswana y Mauricio. Sin olvidar que la propia España es un vivo ejemplo de cómo un país atrasado en 1959 empezó a beneficiarse de la globalización a partir del ya mencionado Plan de Estabilización.
4. GLOBALIZACIÓN ECOLÓGICA
Por último, queda el tema de la globalización ecológica, que cabe sintetizar en la idea de que todos los humanos vivimos en un solo mundo. Como ya constató el Inca Gracilaso en sus Comentarios reales (1609), al referirse al "viejo y nuevo mundo, como una misma cosa". Idea que desarrollaron cuatro siglos después Barbara Ward y René Dubos, con su libro Only one world que funcionó como texto básico para la preparación de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente, en 1972, en Estocolmo.
Aquel primer concilio ecuménico ecológico en la capital sueca fue la señal de alerta de que el planeta estaba enfermo a causa de los deterioros inducidos por la especie humana. Lógicamente, después de la alerta, vendría el diagnóstico, en 1980, al publicarse el voluminoso estudio Global 2000, impulsado por el Presidente Carter desde la Agencia de Medio Ambiente de EE.UU. (EPA). En el cual se demostró que todo estaba mucho peor de lo que se pensaba.
Más adelante, en 1987, la llamada Comisión Brundtland (por el nombre de su presidenta, la Jefe de Gobierno de Noruega), encontraría el método para actuar en lo sucesivo, acuñándose la expresión desarrollo sostenible como conjunto de ideas para reconciliar al hombre con la naturaleza.
Más tarde, se pasaría, a partir de la Conferencia de Río-92, a un proyecto de acción, que todavía no ha tenido los éxitos deseables, como se patentizó en la posterior Cumbre de Río + 5 (Nueva York, 1997) y en la reciente Conferencia de Johannesburgo, del 24 de agosto al 4 de septiembre del 2002; vituperada por casi todos, sin constatar que ha reportado algunos elementos alentadores, si bien es cierto que resultó decepcionante para la mayoría, por la falta de avances en muchos temas, y sobre todo en la solidaridad económica Norte / Sur.
5. LOS DESCONTENTOS DE LA GLOBALIZACIÓN
En el mundo en globalización cuya panorámica hemos trazado -y que no se vea ningún espíritu panglosiano en la visión utópica en la que me siento inmerso, porque utopía significa dificultades y esfuerzo- el economista Joseph Stiglitz ha irrumpido con un libro que está siendo objeto de numerosos comentarios en pro y en contra. Entre otras razones, porque no se trata de una persona que pase desapercibida de los grandes medios de comunicación, como sucede con tantos académicos de la Economía. Pues además de otros cargos, Stiglitz se ha desempeñado en puestos importantes, como el de Presidente del Consejo de Asesores Económicos del Presidente Clinton, o en su más conocida actuación como Economista Jefe del Banco Mundial, y Vicepresidente de esa misma institución; con indudable experiencia y trabajos académicos que le proporcionaron el Premio Nobel de Economía del año 2001.
A todo lo indicado, se une la circunstancia de que el libro de Stiglitz ha venido a ser como un torpedo en la línea de flotación -o al menos eso se ha pretendido-, del Fondo Monetario Internacional (FMI). Una entidad generalmente considerada de lo más dogmática en sus pretendidas soluciones, hasta el punto de que se ha enfatizado el contraste que existe entre las dos entidades nacidas en Bretton Woods en 1944: el FMI, dicen, es un verdadero Kremlin a la antigua usanza; en donde las decisiones se toman arriba y se acatan monolíticamente en la línea de mando. Mientras que el Banco Mundial se ve más bien como una universidad, en la que casi todo resulta discutible, con posicionamientos según los diferentes estratos e ideologías del staff.
En esa misma senda de apreciaciones, se ha dicho que el FMI funciona jerárquica y disciplinadamente, como el antiguo ejército prusiano, con un mando absolutamente centralizado. Frente a lo que sucede el Banco Mundial, que se parecería más bien, con todos los respetos para los hermanos de México, al Ejército de Pancho Villa.
6. BANCO MUNDIAL CONTRA FMI, Y VICEVERSA
En el contexto a que estamos refiriéndonos, cargado de tensiones entre el FMI y el BM, a nadie ha extrañado nadie que un día saltara la chispa dialéctica. Concretamente, el 28 de junio, cuando en la Biblioteca del Banco Mundial se hizo un acto de presentación del libro de Stiglitz, encomendándose esa tarea a Kenneth Rogoff, actual Director de Estudios del FMI. En tan discreto ambiente, y cuando se pensaba que todo iba a ser una serena y tal vez monótona sesión dedicada a temas como el manejo de los tipos de interés, la técnica de los planes de ajuste, y la forma de institucionalizar las ayudas de ambas organizaciones a los países en crisis, Kenneth Rogoff, de lo más inesperadamente, formuló un duro ataque a las tesis de Stiglitz.
Empezó por cuestiones muy personales, defendiendo a su predecesor en el FMI, Stanley Fischer, que según Stiglitz fue premiado por los grandes grupos financieros tras su salida del Fondo; hace pocos meses, al adjudicársele la presidencia del Grupo Citi. Por otro lado, Rogoff puso en dudas las ideas centrales del libro de Stiglitz, especialmente en todo lo que concierne a la forma de trabajar el Fondo. En el sentido de que los informes sobre países, de misiones de sus funcionarios, están poco trabajados, apreciándose aún más poco las opiniones de los observadores locales. E incluso escribiendo los informes como si nunca se hubiera visitado los países a analizar.
A esa catilinaria puesta en boca de Stiglitz, Rogoff replicó que muchos empleados del FMI hacen semanas de 80 horas de trabajo, y arriesgan su vida, visitando países en condiciones extremas como las de Asia Central, a temperaturas muy bajas, o contraen enfermedades letales en las áreas tropicales. Aún más concretamente, Rogoff caracterizó el libro objeto de presentación como "una curiosa mezcla de ideología y mala ciencia económica", para acto seguido pedir su retirada del mercado.
Toda la controversia reseñadas se produjo en medio de la tensión y la sorpresa de los asistentes, y tuvo numerosas referencias ulteriores en los grandes medios de comunicación anglosajones, como el World Street Journal, el Financial Times, The Economist, etc.
Por todo ello, debemos preguntarnos: ¿qué hay en el fondo de toda la polémica Rogoff/Stiglitz? ¿Es una lucha entre científicos para encontrar el recto camino, o más bien resulta expresivo de actitudes ideológicas muy diferentes? Lo segundo es lo más seguro, sobre la base de que Stiglitz, a lo largo de sus años en el Banco Mundial, ha sido permanente crítico de las operaciones del FMI. Por entender, según subraya ahora detenidamente en su libro, que en toda una serie de experiencias de asesoramiento del Fondo, se asigna la preeminencia suprema al mercado; sin advertir las ventajas que tendrían algunos dispositivos de regulación.
Lo expresado hasta aquí no significa, ni mucho menos, que Stiglitz se sitúe contra la globalización, que por lo demás es irreversible, y que va a seguir contra viento y marea. Como a mi juicio puso de relieve muy bien el anterior director de la OMC, Mike Moore, cuando dijo aquello de que "la única alternativa a la globalización es la guerra fría, la vuelta al armamentismo, y a las tensiones que pudieron parecernos definitivamente superadas".
7. ¿PUENTES ENTRE DAVOS Y PORTO ALEGRE?
Hoy, el espíritu de la controversia sobre la globalización tiene nombres propios; siendo el primero, por orden de antigüedad, el Foro Económico Mundial de Davos, la celebre estación de esquí en los Alpes suizos, donde desde hace más de 20 años se reúnen representaciones sobre todo de los países avanzados; casi siempre para subrayar la necesidad de una economía abierta de mercado. En tanto que en el Foro Social Mundial, con sede en la ciudad brasileña de Porto Alegre, la capital del Estado de Río Grande Do Sul, se defienden posturas más intervensionistas en la idea de hacer posible una mejor distribución de riqueza y renta a escala mundial.
Entre esos dos foros se sitúa Stiglitz, aceptando lo inevitable de la globalización, pero proponiendo, al mismo tiempo, una serie de reformas para que los países menos desarrollados puedan beneficiarse de ella. Lo cual hace pensar que entre Davos y Porto Alegre están tendiéndose puentes para tal vez un futuro entendimiento, tal como lo expresaba Mario Soares, el ex Presidente de Portugal, el 4 de marzo del 2002, cuando a invitación del autor de este comentario, y dentro de los Cursos de Invierno de la UCM, explicaba, recién regresado de Porto Alegre, que lo verdaderamente deseado en el Sur es una globalización con rostro humano; o como dice Mary Robinson, responsable máxima de los Derechos Humanos en las Naciones Unidas, una globalización con nuevas reglas de equidad y justicia.
En ese sentido, están cimentándose, seguramente, nuevas bases de entendimiento, que podrían personificar los más descontentos del Foro de Davos, como lo es George Soros, y los más críticos de los problemas del Tercer Mundo, como en el caso de Noam Chomsky en el marco de Porto Alegre.
Naturalmente, habrá que dar tiempo al tiempo, y la dialéctica de los hechos y las ideas, el enfrentamiento, a pesar de esas aproximaciones, proseguirá sine die. Ese es el sino del mundo en que vivimos.
Joseph E. Stiglitz, Globalization and its discontents, W.W. Norton & Company, Inc., Nueva York, 2002,282 págs.